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Política y educación

Política: se comprende como la acción que se realiza desde el estado. La palabra política
proviene del griego “polis” que era la ciudad estado de los griegos. Hacer política es decir
sobre el destino de la sociedad en la que vivimos, sobre todo lo que nos afecta en común.

Política es:

- ocuparse de la cosa publica


- conducir el servicio del bien común
- establecer las orientaciones de todo el quehacer social
- Conducir las acciones desde el Estado.

Educación: es una practica social. Es una relación social que se establece en una institución
llamada escuela: la escuela misma es una realidad social. La escuela es u medio que la sociedad
utiliza para que sus estudiantes se incorporen activamente al quehacer social. En el origen de
la escuela esta una acción del Estado, la escuela es un servicio público, es una creación, tal cual
la tenemos hay del Estado.

Política educativa: es la normativa de la educación, es la orientación generalmente expresada


en instrumentos legales que se refiere a la organización, características y funcionamientos de
la educación de un país.

Cassani, el fundador de esta disciplina de la ciencia de la educación, hace la distinción entre:

- Política educacional: los aspectos normativos o disposiciones exigentes sobre educación.

- Política educativa: las realizaciones concretas de la acción del estado u orientadas por el
Estado.

Instrumentos de la política educativa:

En que instrumentos se explicita la política del gobierno:

- Normativos:
 Constitución nacional y constituciones provinciales: contiene los principios
generales y criterios de organización del sistema educativo.
 Leyes nacionales y provinciales: reglamentan el ejercicio de los principios y
establece las estructuras y funciones del sistema.
 Los decretos nacionales y provinciales. Establecen las disposiciones para la
ejecución de normas anteriores.
- De orientación
 Programas de gobiernos para periodos determinados
 Documentos sobre temas de ejecución
 Discursos programáticos

De ejecución

 Las realizaciones en los distintos ámbitos de aplicación: curriculum,


administración.
 Los métodos de aplicación

Una buena política educativa es aquella que puede demostrar coherencia en todos estos
aspectos que la componen.
Aspectos

Toda política educativa esta compuesta por tres aspectos

Los objetivos políticos

Son los ideales o criterios que orientan toda la acción del estado en educación y que permiten
la interpretación y evaluación global de as realizaciones. Sus fuentes son las teorías o
doctrinas, los principios o criterios, las grandes finalidades, que sustenta desde su política
global del Estado o Gobierno de turno.

Los encontramos en las políticas educativas, trazados como principios pedagógicos. Deben ser
coherentes con los que formulan otras áreas del Estado. Deben manifestar la coherencia del
proyecto político global. Son globales, de orientación general, de largo plazo. Garantizan la
direccionalidad del proyecto.

Las estrategias:

Son complementarias de los objetivos, es la elección de los grandes caminos, los modos de
acción para que se consigan los objetivos políticos. Son grandes ideas metodológicas que
apuntan al “como”.

Son ideas de como actuar, para ello se tiene que tener identificado los factores, recursos y
relaciones del proceso educativo.

Factores:

- Curriculares:
Diseño curricular
Materiales para la enseñanza
Procedimientos didácticos
- Estructurales y Funcionales
Estructura del sistema
Organización y administración de la escuela
- Recursos
Personal docente
Recursos físicos
Recursos financieros
- Relaciones
Entidades gubernamentales
Entidades sociales
Actividades productivas y de servicio

Las estrategias deben ser globales, es decir, afectar a todo el sistema educativo.

Deben ser integradas a las demás áreas del gobierno, lo que implica coherencia política.

Deben ser pocas, pero significativas, deben actuar en forma conjunta.

Las estrategias orientan la acción, son el nexo entre los objetivos de la política y el plan que
van a ejecutar.

Planificación
Es necesario que existan formas concretas de llevar a la práctica las políticas educativas. La
planificación selecciona programas y proyectos que apoyaran la realización de las estrategias,
estos contienen las metas a seguir; los planes y las etapas y los recursos. Deben ser
seleccionados de acuerdo a la necesidad o realidad causal.

Sistema Educativo Argentino

No es el producto de una evolución paulatina de las instituciones creadas por los españoles.
Para los organizadores del Estado argentino de mediados del siglo XIX la sociedad americana
representaba, bajo los términos sarmientinos, la barbarie.

El proyecto nacional concebido por Alberdi, de la generación de 1937, consideraba que el mal
de América residía en la falta de habitantes. Su designio fue crear Europa en Sud América a
través del fomento de la inmigración europea.

La educación constituía un factor esencial para la ejecución del proyecto Nacional si concebido
y ejecutado.

A tal fin, se configuro un nuevo sistema educativo, cuyas partes se articularon para cumplir
determinados objetivos y funciones.

Es, tal cual existe en la actualidad, con pocas modificaciones, el sistema estructurado en el
siglo pasado a los propósitos del programa político económico y social concebidos y
dependientes de las pautas que arribaban de las naciones europeas hegemónicas.

Objetivos del sistema educativo

Tuvieron por finalidad satisfacer las demandas del modelo político y socioeconómico elegido,
sumada a la convicción predominante de la época de que la educación es el agente
fundamental para el cambio social.

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4.
BASES LEGALES DELSISTEMA EDUCATIVO

Los estados nacionales instituyen los sistemas educativos como medio para extender y
generalizar el acceso de la población a la educación, y de ese modo facilitar su propia
legitimación y la configuración de determinados modelos hegemónicos (Popkewitz, 1991)

Los cuerpos normativos se constituyen entonces como marcos de regulación de la


sociedad y expresan la legitimación de determinados modelos de funcionamiento macro y
microinsitucional.

Las leyes, decretos y otras normas formales definen fines y principios, y regulan las
posibilidades y limitaciones de las distintas instituciones y agentes educativos.

La Ley de Educación Común de Bs. As. (1875) y el Congreso Pedagógico (1882) fueron los
antecedentes inmediatos de la primera Ley de Educación Común.

La Ley 1420, en 1884, y primera Ley de Educación Común, fue la herramienta política que
orientó la temprana expansión del sistema educativo argentino sobre los principios de
enseñanza universal, obligatoria, integral, gradual, laica y gratuita, constituyendo una
instancia de administración central: el Consejo Nacional de Educación.

En 1884, bajo la presidencia de Julio A. Roca se promulgó la Ley 1420 de educación común,
gratuita y obligatoria. La ley de Educación Común 1420 fue la piedra basal del sistema
educativo nacional. Se aprobó el 8 de julio de 1884, el objetivo de formar un espíritu
hegemónico nacional. Logró la sanción de la ley 1420, bajo presidencia de Roca, en cuyo
gobierno ejerció como Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de
Educación.

Sarmiento proponía la importancia de la educación pública por dos motivos, por un lado,
para eliminar el “salvajismo” de los habitantes de la ahora República Argentina. Cuando
esto no fue posible por la vía de la educación quedaba la fuerza, como bien aconsejaba a
Mitre en una esquela “…no trate de economizar sangre de gaucho. Éste es un abono que
es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de humano esos salvajes”; el
otro móvil era nacionalizar a los hijos de los trabajadores inmigrantes, que no fueron los
que la oligarquía esperaba –los europeos capitalistas del norte–, en pos de facilitar la
gobernabilidad. Es decir, volverlos dócilmente gobernables formando “buenos
ciudadanos”. Sarmiento además fue el ideólogo de las Escuelas Normales, encargadas de
formar maestros, cuya gran mayoría eran mujeres. Sarmiento era un acérrimo enemigo de
la educación superior para sectores que no fueran de la oligarquía, con lo cual continuó
con el proyecto comenzado por Mitre: formar cuadros políticos de la oligarquía que
lleguen a la Universidad, forjar ciudadanos dóciles y alejar a las grandes masas de la
educación superior.

La ley, (válidad para Capital Federal y los territorios nacionales), establecía:

- Qué el Estado es el responsable de la educación pública


- Que el gobierno colegiado a través del Consejo Nacional de Educación y los Consejos de
Distritos
- Se financia la educación primaria (Fondo Escolar permanente)
- Se estimula la creación de jardines de infantes, escuelas para adultos y en caso de
necesidad, escuelas ambulantes
- Se establecen contenidos mínimos de lengua nacional, historia nacional y geografía
nacional
- Se Normaliza la construcción de edificios escolares y cuestiones de sanidad escolar
- Se Normaliza la actividad docente, asegurando formación, estabilidad y derecho al retiro
- Se promueve la creación de bibliotecas populares
- Se establece la Inspección Estatal sobre escuelas particulares

En 1905, el Congreso Nacional aprobó la ley Láinez (en virtud del senador Manuel Laínez), la
cual facilitó la extensión de la aplicación de la Ley 1420 en el ámbito escolar. El gobierno
federal comenzó a fundar escuelas primarias en todas las provincias, con el propósito de
extender la educación pública, laica y gratuita a todo el territorio nacional, apostando a la
educación como medio de progreso y pacificación social, en una Argentina donde existía
mucho analfabetismo, descontento social, gran cantidad de inmigrantes e ideas socialistas y
anarquistas que atentaban contra el orden conservador y liberal imperante. El objetivo era
crear escuelas elementales primarias mixtas y rurales en aquellas provincias que lo pidieran
(escuelas fiscales o escuelas Laínez).

El contexto histórico era violento. El movimiento obrero hacía sentir sus demandas contra las
políticas liberales que beneficiaban a los grandes capitales y contra el fraude electoral, en este
caso liderado por la Unión Cívica Radical. Esto es reprimido por el gobierno de Quintana, pero
la tensión social crece, e incluso el presidente sufre un atentado fallido por parte de un
militante anarquista.

Ante estos hechos, el liberal modernista Manuel Láinez intenta democratizar el sistema.
Sostiene que el crecimiento del país y su orden dependen de la inversión educativa para lograr
educar en la unión nacional, con identidad patriótica, para detener el movimiento socialista y
anarquista a través de la alfabetización y no de la violencia. También se incluye la capacitación
docente, todo con fondos nacionales.

La idea era establecer escuelas nacionales en territorios provinciales para alfabetizar


masivamente e impedir la inmigración hacia la capital.

La ley pronto hizo sentir sus efectos. De 28.152 alumnos que se registraban en 1906, se pasó a
contar con 325.000, treinta años más tarde. En 1906 se fundaron 438 escuelas Láinez, un 11 %
del total de las escuelas. La población colaboró donando terrenos y levantando paredes. Hacia
1930 el 30 % de las escuelas estaban bajo la órbita nacional, mostrando mucho mayor calidad
educativa que la que brindaban las escuelas provinciales.

La crítica a la ley se basó en atentar contra el federalismo provincial, desconociendo las


particularidades de cada región, establecido por la Constitución Nacional.

A partir de la Revolución Libertadora de 1955, el gobierno militar, aceptando las propuestas


del FMI y del Banco Mundial, retrae el rol del Estado en materia educativa para controlar los
gastos públicos y comienza la transferencia de las escuelas nacionales al ámbito provincial.

En 1943 el decreto 18411/43 se incorporó la enseñanza religiosa de en todos los niveles y


modalidades del sistema educativo

La Revolución del 4 de junio de 1943 que derrocara al gobierno constitucional del Presidente
Castillo, promovía el retorno a lo que ellos consideraban “nacional”; para lograr este objetivo,
el Poder Ejecutivo hará uso de los decretos ley, los cuales tendrán la finalidad de reconstruir la
identidad nacional herida de muerte por los sucesivos gobiernos del Siglo XX que la debilitaron
hasta obligar que militares que juraron defender la Constitución Nacional y el gobierno del
pueblo por ella establecido, se vieran forzados a alzarse contra un gobierno democrático en
defensa, según ellos, de su sagrado juramento. De esta manera, se impone la enseñanza
religiosa en las escuelas públicas a través del Decreto ley 18.411 que deroga a la Ley 1420,
correlato del ideario constitucional democrático instaurado en nuestro país en 1853.

El 4 de junio de 1943 se produjo el golpe de Estado que Arturo Rawson derrocó el gobierno
del presidente Ramón Castillo. Las nuevas autoridades dispusieron la disolución del Congreso
de la Nación. En ese marco se dictó, el 13 de diciembre de 1943, el decreto N° 18.411. Sus
fundamentos principales contienen un razonamiento concatenado destinado a avalar, según el
criterio de turno, el respeto irrestricto por la Constitución Nacional.

La Revolución del 4 de junio tenía como objetivo “restablecer el imperio de la Constitución


Nacional violada no sólo por prácticas inexcusables, sino por doctrinas que pretendían
interpretar su texto y que, en realidad, adulteraban su espíritu”

La vigencia de esta nueva concepción se extendió hasta 1954, año en que el entonces
presidente Perón derogó la controvertida ley ante su nueva postura de abierto conflicto con la
Iglesia Católica.

En 1947 se sanciono la ley 13407 se instituyó el subsidio estatal a la educación privada. Se


desarrolló en esta época la enseñanza técnico-profesional con experiencias novedosas (Escuela
Fábrica, Universidad Obrera).

Las ayudas estatales a la educación privada comenzaron a darse, por ley nacional, en 1947, por
iniciativa del primer gobierno de Juan Domingo Perón. La idea era subsidiar a los colegios que
se instalaran en las zonas en las que el Estado no tenía escuelas. Con el correr de las décadas,
los fondos no solamente fueron en ascenso, sino que además comenzaron a alimentar las
cuentas de colegios con cuotas altas y de barrios de poder adquisitivo elevado.

Objetivos: Aunar en una propuesta pedagógica la educación del espíritu, la instrucción para el
trabajo, la vinculación con la realidad circundante y la formación del hombre para la Nación.

Enseñanza primaria, formada por 3 ciclos, Se amplía la educación en actividades atenientes a


la Nación (industria, producción, técnica y artesanal, entre otras). Se crearon 2.000 escuelas
primarias, las cuales eran características propias de la construcción de la época. Se baja el
índice de analfabetismo de un 15% a un 3% en el año 1955

Enseñanza secundaria, mantenía bachilleratos clásicos de 5 años. Gratuitos para quien no


podían pagar.

Enseñanza Universitaria Modalidades de Ingreso, Acreditando educación superior no


Universitaria. (Magisterio primario o profesorado secundario, duración 2 años)

Acreditando buenas calificaciones en el Ciclo Secundario, Gobierno Universitario formado por


Consejos

Educación Técnica Gratuita para todo obrero que viviera de su trabajo. Profesores debían
acreditar sus competencias por medio de un título. Los 3 niveles tenían becas proporcionadas
por las empresas en forma obligatoria.
Objetivos: Enseñanza técnica como único camino de ascenso para sectores obreros.

Mejorar el nivel de vida de los obreros para que sus hijos puedan estudiar postergando su
ingreso al mercado laboral.

El Estado debe supervisar y controlar la labor educativa.

Ampliar la cobertura educativa a los nuevos sectores sociales.

Jerarquizar la disciplina.

Crear escuelas técnicas para socializar a los niños sin vocación intelectual (promoción de
sectores hasta entonces postergados).

Logros del Gobierno Peronista

 Se crea el ministerio de Educación. (Recordemos que hasta 1946 tuvimos Ministerio de


Agricultura pero no de Educación ni de Salud).

 Se establece la universidad obrera nacional.

 Se construye la ciudad universitaria en Tucumán.

 Se crean en Rosario las facultades de Humanidades, Ciencias de la Educación, Medicina,


Ciencias Económicas y Matemáticas.

 La Facultad de Ingenieria de San Juan.

 La de Ciencias de la Educación en San Luis.

 La Universidad Nacional de La Plata.

 Logros del Gobierno Peronista

 Se construye la Ciudad universitaria en Córdoba, la Ciudad universitaria de Mendoza y la


Ciudad universitaria de Buenos Aires.

 Se suprimen los aranceles universitarios y se implementa un plan de becas para


estudiantes de escasos recursos, no solo para argentinos sino también para estudiantes de
cualquier parte del mundo que vienen a estudiar al país.Se reglamentan las olimpíadas
universitarias.

 Se crean misiones mono-técnicas, para que los alumnos de zonas rurales aprendan artes y
oficios como zapatería, carpintería , albañilería, herrería y mecánica.

 Se crean en el país 298 escuelas fábricas y las escuelas hogares y escuelas granjas, que
intensifican la enseñanza agrícola ganadera.

 Se instalan comedores escolares gratuitos en los centros educativos.

 Se establece la enseñanza preescolar capacitando maestros especializados.

 Se construyen 1.064 jardines de infantes y se organizan las colonias de vacaciones.

 Entre los años 1946 y 1955, la cantidad de alumnos se elevó a 2.870.000.

 Se implementa la enseñanza nocturna para completar la primaria y la secundaria en


adultos.
 Se crean las escuelas de policlínicos y domiciliaria para niños y adultos con problemas de
discapacidad, (únicas en el mundo).

 Se quintuplica el presupuesto para la educación.

 Se duplica el sueldo de los maestros y se establece una bonificación para aquellos que
enseñan en lugares alejados e inhóspitos.

 Se construyeron 8000 escuelas en el período 1946/1955, más que la totalidad construida


desde 1810 a 1946.

1958 estatuto del Docente. Ley 14473. durante la gestión del ministro de Educación y Justicia
doctor Luis R. Mac Kay

Es la Ley que reglamenta los derechos y obligaciones del docente y el estado.

El Estatuto del Docente es la reglamentación por escrito de muchas acciones docentes.

Significó un avance en las reivindicaciones laborales del sector ya que estableció una serie de
normas que garantizaban el ingreso y el ascenso en la carrera docente pero que, al mismo
tiempo, sentó bases legales que dificultaron en los años posteriores intentos diferentes de
actualizar las estructuras educativas.

1959 la sanción legislativa de la libertad de enseñanza.

En 1959, con la sanción legislativa de la “libertad de enseñanza”, se permitió al sector privado,


confesional y no confesional, la apertura de establecimientos educativos de todos los niveles,
incluida -por primera vez en la historia argentina- la universidad. A partir de este momento la
paradoja mencionada con anterioridad (cambio en el discurso pedagógico - no cambio en la
práctica pedagógica) modificó su área de aplicación y fue válida principalmente para el sector
estatal. Las ideas de renovación pedagógica provocaron una transformación en los modos de
enseñar en una parte del sector privado, facilitada por el hecho de ser más nuevo y de tener
más autonomía administrativa, pero no llegaron a afectar de una manera relevante a las
escuelas públicas, que continuaron organizándose y comportándose según el modelo
positivista original.

Si en el gobierno del Dr. Frondizi hubo una cuestión particularmente difícil esa fue la sanción
de la ley 14.557 de libertad de enseñanza el 30 de septiembre de 1958. Hasta fines de 1955 las
universidades estaban sujetas a un régimen legal que las hacía extremadamente dependientes
del Poder Ejecutivo nacional3 no rigiendo ninguna autonomía universitaria. Legal y
efectivamente todas las universidades eran estatales. El gobierno provisional encabezado por
el general Aramburu, en diciembre de 1955, derogó aquella legislación y repuso prácticamente
la llamada ley Avellaneda (1.597) del siglo XIX, que les permitía a las universidades dictar sus
propios estatutos y regular su funcionamiento (incluyendo la manera de designar profesores,
etc.)

También procedió a intervenir todas las universidades nacionales (seis entonces: Córdoba,
Buenos Aires, El Litoral, La Plata, Tucumán y Cuyo) y llamó a concurso para la provisión de
todas las cátedras. A su vez, el art. 28 del decreto universitario 6.403/55 preceptuaba que “La
iniciativa privada puede crear universidades libres que estarán capacitadas para expedir
diplomas y títulos habilitantes siempre que se sometan a las condiciones expuestas por una
reglamentación que se dictará.” A raíz de abrirse la posibilidad de crear universidades privadas,
aunque después de la reglamentación y no antes (el gobierno provisional nunca dictó la
reglamentación del art. 28) se iniciaron fuertes discusiones que en 1956 determinaron tomas
de facultades y colegios y en 1958 desembocaron en las confrontaciones callejeras entre la
“laica” y la “libre” y en la final sanción de la ley 14.557 en septiembre de 1958.

Desde la etapa de organización nacional, los distintos gobiernos tuvieron entre sus propósitos
la creación de una ley de educación que permitiera el ordenamiento orgánico del sistema
educativo argentino.

Las bases legales del sistema educativo están constituidas por las disposiciones específicas que
contienen que contiene la Constitución Nacional y por las normas dictadas por el gobierno
federal y por los gobiernos provinciales y la Ciudad de Bs As.

La década del ’90 marca una etapa de intensa producción de nuevas bases para el campo de la
educación

Tres hitos legislativos concentran hoy el debate educativo en la Argentina:

Ley de Transferencia de Servicios Educativos (24.049), sancionada en 1991,

La Ley de Transferencia de Servicios Educativos, de nivel medio y superior no universitario n°


24049, fue sancionada el 6 de diciembre de 1991 y promulgada en enero de 1992. esta Ley
viene a tener una continuación con la Ley que se había promulgado durante la
última dictadura de descentralización de los servicios educativos. Recordemos que en aquel
momento habían sido las escuelas primarias que habían pasado a la órbita provincial, ahora
eran las escuelas secundarias y terciarias las que se provincializaban. Esta Ley, junto con la
Reforma Constitucional de 1994 y la LFE es una propuesta global para que el Estado se haga
cargo solamente de aquello que no es rentable para la iniciativa privada, ocupándose
preferentemente de los sectores mas pobres.
La descentralización de las responsabilidades del Estado es acompañada por
una centralización de las decisiones esenciales (en el Ministerio de Educación). Por otro lado,
se estimularía la expansión de la educación privada y hasta dejaría abierta la posibilidad de
arancelar algunos servicios brindados por el Estado.
La Ley de Transferencia establecía que el Estado nacional garantizara que los servicios
transferidos fueran prestados con óptima cobertura cuantitativa, alta calidad pedagógica y
equidad en todas las jurisdicciones. Entre otras cuestiones operativas, determinaba que todo
el personal docente, técnico, administrativo y de servicios generales que se desempeñaran en
los servicios transferidos, quedaba incorporado a la administración provincial. Sin embargo,
éstas transferencias no fueron acompañadas de asignaciones presupuestarias equivalentes a
los costos reales de estos servicios.
Dos consecuencias directas de esta Ley, junto con las sancionadas posteriormente serán que:

 Habrá un Ministerio Nacional sin escuelas dejando todos los niveles en manos de las
provincias y con la recomendación de municipalización y,

 La generación de las condiciones para que el Estado nacional


se desresponsabilice del sostenimiento de la educación.

Con la presidencia de Frondizi hubo un primer intento, relativamente exitoso, de redefinición


del rol del Estado nacional en materia educativa25. Durante el periodo desarrollista26, como
lo señala Salonia, existió “la intención de transferir escuelas para que las provincias asumieran
a pleno la responsabilidad educativa en el nivel primario, de modo tal que los planes de
estudio, los programas, lo que hoy llamamos el curriculum, expresaran la fisonomía cultural,
socio-económica, cívico-institucional, de cada una de las provincias sin que esto implicara,
obviamente, el riesgo de fragmentar el país o la unidad cultural nacional que debía expresar la
escuela argentina”27. Estos intentos resultaron a su vez estimulados a través de la aprobación
por el Congreso Nacional de los presupuestos nacionales de 1960, 1961 y 1962 (leyes 15021,
15796 y 16432 respectivamente) que facultaban al Poder Ejecutivo Nacional para convenir con
los gobiernos provinciales la transferencia de las escuelas primarias nacionales (en aquellos
casos que resulte conveniente) y asignar las partidas necesarias para el sostenimiento de
dichos servicios a partir del momento que se hiciera efectiva la transferencia. Así en 1961 se
concretaron los convenios de transferencia con las provincias de Buenos Aires, Corrientes,
Catamarca, San Juan y Santa Cruz; y en 1962 se concretaron seis convenios más28. La firma de
estos convenios fue acompañada por dos importantes decretos que significaban una
verdadera “revolución” en la organización del sistema educativo. Nos referimos a los Decretos
N° 895 y N° 1.840 de 1962, que introducían fundamentales cambios en la estructura del
Ministerio de Educación de la Nación y transformaban radicalmente la organización y
funcionamiento de las unidades educativas, otorgándoles mayor autonomía. Sin embargo, el
golpe militar que depuso al presidente Frondizi paralizó la implementación de estos cambios.
Como consecuencia de ello, de los once convenios firmados sólo la provincia de Santa Cruz
hizo efectivo el convenio de transferencia, incorporando las escuelas primarias transferidas al
sistema educativo provincial. Hacia fines de la década del ‘60 (bajo un nuevo gobierno militar)
reaparecieron los intentos descentralizadores. A partir de la sanción en 1968 de la Ley N°
17.878 se autorizó al Poder Ejecutivo Nacional a traspasar algunas unidades escolares a las
provincias. Sin embargo, sólo se transfirieron los servicios educativos nacionales (escuelas
primarias, secundarias, de enseñanza técnica, de adultos, y la supervisión de los
establecimientos de enseñanza privada) a la provincia de Río Negro, lo que es un signo de que
la descentralización educativa no se asumió como una decisión prioritaria del gobierno
nacional29. Estos impulsos de cambio parecieron tener continuidad a principios de los ’70,
pero nuevamente sus alcances fueron muy reducidos. En efecto, si bien en 1970 con la sanción
de la Ley N° 18.586 (derogando la Ley N° 17.878) se autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a
transferir organismos y funciones nacionales a los territorios provinciales, no se produjeron en
la práctica cambios significativos en el rol desempeñado por el Estado nacional en materia
educativa. Dos años más tarde, a través de la creación del CFE se pretendió integrar a las
administraciones provinciales en el diseño y planificación de las políticas educativas. Pero
nuevamente los avatares de la vida política argentina impidieron que el CFE pudiera cumplir
aquellos propósitos30. II.3.- La primera gran transformación: la descentralización autoritaria En
un escenario caracterizado por una profunda crisis económica que obligaba a repensar el papel
desarrollado por el Estado, a fines de la década del ‘70 se produjeron algunos cambios
significativos en la relación entre el Estado nacional y el sistema educativo. En efecto, en 1978
el gobierno militar31 decidió transferir a las provincias y la municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires la administración de la casi totalidad de establecimientos públicos vinculados a la
educación primaria a través de la sanción de las Leyes N° 21.809 y N° 21.810. Dos años más
tarde, este proceso de transferencia encontró su continuidad con la sanción de las Leyes N°
22.367 y N° 22.368 a través de las cuales se traspasó a las jurisdicciones provinciales y la
municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires la administración de la casi totalidad de
establecimientos públicos vinculados a la educación primaria para adultos.

la gestión del presidente Menem iniciada en 1989 puso en marcha un conjunto de políticas
que produjeron una redefinición del alcance de la intervención estatal. Se apuntó, de este
modo y entre otros aspectos, a limitar la injerencia del Estado nacional en el campo económico
y a trasladar a los gobiernos provinciales las responsabilidades en la prestación de los servicios
sociales básicos. En el marco de estas políticas globales de reforma del Estado, a principios de
los años noventa y a través de la sanción de la Ley N° 24.049 se puso en marcha un proceso de
descentralización educativa que implicó la transferencia a las provincias y la Ciudad de Buenos
Aires de los servicios educativos que aún administraba y gestionaba en forma directa el Estado
nacional a través del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación y el Consejo Nacional de
Educación Técnica (CONET).

Ley Federal de Educación (24.195)

La ley establece que la estructura del sistema educativo estará integrada por cinco ciclos, dos
de los cuales serán obligatorios: el de Educación Inicial, constituído por el jardín de infantes
(niños/as de 3 a 5 años) a partir de los 5 años de edad y la Educación General Básica, a partir
de los 6 años de edad, con una duración de 9 años.
Por otra parte el ciclo Polimodal incorporará la alternancia entre la institución escolar y las
empresas, aportando en este sentido al proceso de formación profesional.

La Ley Federal de Educación argentina expresa que el Estado deberá fijar los lineamientos de la
política educativa. Algunos de estos principios son: el fortalecimiento de la identidad nacional,
la igualdad de oportunidades, la equidad de los servicios educativos, la educación concebida
como proceso permanente, la erradicación del analfabetismo, el apoyo y estímulo de los
programas alternativos de educación, la participación de la familia, la comunidad, asociaciones
docentes u organizaciones sociales, y otros.

La Constitución Nacional argentina, en su artículo 5, establece que "cada provincia dictará para
sí una Constitución bajo el sistema representativo y republicano, de acuerdo con los principios,
derechos y garantías de la Constitución Nacional, y que asegure... la educación primaria...".

El artículo 14 establece que todos los habitantes gozan de los siguientes derechos conforme a
las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: "...de enseñar y aprender...".

Por último, el artículo 67 establece como atribución del Congreso Nacional el "proveer lo
conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de las provincias, y al progreso de
la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria...".

Una ley para una nueva educación argentina

En Abril de 1993, se sancionó la Ley Federal de Educación (24.195), cuya aplicación producirá
cambios profundos en todas nuestras escuelas.

Plantea cambios sustantivos y profundos en el Sistema Educativo Nacional para elevar la


calidad de la educación y para alcanzar mayores niveles de justicia social y de equidad en la
distribución de saberes y conocimientos.

Nueva Estructura Del Sistema Educativo Argentino

La cual será implementada en forma gradual y progresiva:

EDUCACIÓN INICIAL: Jardín de Infantes (3 a 5 años de edad), siendo obligatorio el último año.
Incluye el Jardín Maternal (menores de 3 años).

EDUCACIÓN GENERAL BÁSICA (E.G.B.): Unidad pedagógica integral, organizada en ciclos y es


obligatoria, con una duración de 9 años a partir de los 6 años de edad.
EDUCACIÓN POLIMODAL: Posterior al cumplimiento de la EGB, con una duración de 3 años
como mínimo.

EDUCACIÓN SUPERIOR: Profesional y académica de grado, cuya duración será determinada por
las diversas instituciones.

EDUCACIÓN CUATERNARIA

El Sistema Educativo también comprende otros regímenes especiales que no pudieran ser
satisfechos por la estructura básica, tales como Educación Especial, Educación de Adultos y
Educación Artística.

La concertación como mecanismo para avanzar en la aplicación de la Ley

La Ley establece la administración de la de la educación como responsabilidad concurrente del


Poder Ejecutivo Nacional y de los poderes efectivos de las provincias y la MCBA.

Presupone, al mismo tiempo, un sistema descentralizado, y asigna al Ministerio de Cultura y


Educación de la Nación la misión de fijar la política educativa y unificar criterios entre las
jurisdicciones en el ámbito del Consejo Federal de Cultura y Educación, a través de la
concertación, el consenso y el acuerdo.

El Consejo Federal de Cultura y Educación está integrado por los ministros de Educación de
todas las jurisdicciones y presidido por el Ministro de Cultura y Educación de la Nación.

Con la Ley se inicia un inédito proceso de decisiones concertadas entre el Poder Ejecutivo
Central y las provincias. En este proceso, el Consejo federal de Cultura y Educación se
constituye en el ámbito prioritario de concertación de la política educativa nacional, de
preservación de la integridad del sistema y de consolidación de la Identidad cultural de la
Nación.

La Secretaría de Programación y Evaluación Educativa ha coordinado las acciones para iniciar la


aplicación de la Ley. En primer lugar, se acordó la metodología que garantiza el proceso de
concertación y que asegura los mecanismos para los Acuerdos y Consultas Federales y
Nacionales.

Meta Global: que para el primer año del nuevo siglo esté funcionando en su totalidad la nueva
estructura del Sistema Educativo Nacional.

Principios Básicos de la Ley Federal de Educación

- Integración de personas con necesidades especiales.


- La erradicación del analfabetismo.
- Apoyo a las innovaciones educativas.
- Derechos a que las comunidades aborígenes, preserven sus pautas culturales, al
aprendizaje de su lengua, dando lugar a la participación de sus mayores en el proceso de
enseñanza.
- Participación de la Familia, comunidad, asociaciones docentes legalmente reconocidas, y
organizaciones sociales.
- Respeto a la integridad, dignidad, libertad de conciencia, de expresión, y orientación.

la Ley de Educación Superior (24.521), sancionada en 1995.


La Ley de Educación Superior Nº 24.521 (LES) se sancionó el 20 de julio de 1995, en el marco
de la consolidación del modelo neoliberal, posterior a la reelección presidencial de Carlos S.
Menem. Se profundizó la reforma del Estado, las políticas de ajuste estructural y la
transferencia de servicios públicos a unidades menores –provincias y/o municipios– así como
la apertura de la economía a los mercados internacionales, jerarquizando el papel de los
organismos financieros en la formulación de las políticas sociales y educativas. Estos procesos
fueron acompañados de una fuerte transformación cultural orientada a legitimar al mercado
como el principal y más eficaz distribuidor de los recursos, lo que implicó un debilitamiento de
la participación ciudadana y un cuestionamiento creciente de la política como esfera central en
la constitución de la sociedad. Las transformaciones operadas en el vínculo entre el Estado, el
mercado y la sociedad se orientaron a concebir a la educación en general –y especialmente a
la enseñanza superior- como un bien que debía ser distribuido mediante estrategias análogas a
la lógica económica, más que como un bien público y un derecho social e individual. Esta
concepción fue atravesando –aunque no de un modo lineal o mecánico- la formulación
legislativa, la definición de las políticas y algunas prácticas al interior del sistema educativo, y
en particular de las universidades.

- autonomía académica para determinar la estructura académica de cada institución y


decidir sobre la creación de carreras y el contenido de los planes de estudio,
- autonomía para determinar el sistema de ingreso, permanencia y egreso de los
estudiantes,
- autonomía sobre la relación laboral y salarial del personal docente y no docente
- utonomía para asignar y reasignar los recursos económicos provistos por el Estado a través
de las leyes anuales de presupuesto,
- autonomía para disponer del patrimonio y generación y uso de recursos económicos de
otras fuentes, incluido tomar créditos,
- autonomía organizacional, para determinar los órganos de gobierno, su composición y el
modo de elección o designación, sobre la base de algunas pocas normas básicas

se dictó en 1885 la primera ley universitaria, conocida como la Ley Avellaneda, que les
permitiría preservarse del poder político de manera crítica e independiente y en sus antípodas
servir a los intereses corporativos académicos y políticos que se gestan en el ámbito de las
organizaciones. No obstante, cabe destacar que la designación final de los docentes
concursados recaía en el Poder Ejecutivo sobre la base de ternas que elevaba la institución
universitaria. Como tampoco fue articulado de ninguna de la leyes posteriores. En la práctica
las universidades gozaron hasta los años 1990 con nivel de autonomía acotada, incluso en los
períodos de gobierno democráticos o de democracia restringida. Nos referimos tanto a las
cuestiones académicas (sometimiento de los planes de estudio a la aprobación ministerial) y
presentación de los requerimientos presupuestarios desagregados –incluido el tamaño de los
planteles docentes- al Ministerio de Economía. Hacia finales de los años 1980 con el auge de la
vuelta a la democracia en la región y las universidades en politizada efervescencia hubo un
reclamo de atribuciones que luego devino en su definición y normalización. Sin embargo el
capítulo 2 del título IV de la LES superó ampliamente lo que hasta ese momento se entendía
por autonomía cuando describe en específico sus atribuciones, potestades y límites. Ese
concepto de soberanía que subyace en la autonomía -“no hay ningún orden jurídico superior
por encima o la facultad de autonormarse sin limitaciones”- no había alcanzado la expresión
que en el artículo 29 de la LES se describieron a modo de ejemplo y sin que ello fuera taxativo,
abriendo el camino de lo permitido de lo que no está expresamente prohibido.
Autonomía para

 Dictar y reformar sus estatutos, los que serán comunicados al Ministerio de Cultura y
Educación a los fines establecidos en el artículo 34 de la presente ley
 Definir sus órganos de gobierno, establecer sus funciones, decidir su integración y
elegir sus autoridades de acuerdo a lo que establezcan los estatutos y lo que prescribe
la presente ley; (…)
 Crear carreras universitarias de grado y de posgrado;
 Otorgar grados académicos y títulos habilitantes conforme a las condiciones que se
establecen en la presente ley
 Establecer el régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes, así
como el régimen de equivalencias;

La reforma constitucional de 1994 introduce nuevas disposiciones para la educación.

LAS REFORMAS EN LOS NOVENTA

El Congreso Pedagógico Nacional como antecedente de las reformas

Con el retorno de la democracia en 1983, el nuevo gobierno democrático se encontró con un


sistema educativo que requería de reformas importantes y urgentes. Los diagnósticos de la
época señalan que las políticas implementadas durante las décadas anteriores (entre ellas, la
descentralización de fines de los ‘70) no hicieron otra cosa que fragmentar aún más al sistema
educativo y contribuir al deterioro gradual y creciente de la calidad educativa.

La Reforma Constitucional de 1994, en especial la reforma de la cláusula constitucional acerca


de las leyes de organización y de base del sistema educativo (art. 75, inc. 18 y 19)

La reforma de 1994 introdujo un conjunto de disposiciones específicas, que la Ley de


Educación Nacional recepta y reglamenta. Atribuye al Congreso de la Nación la función de
dictar las leyes “de organización y de base” de la educación (Art. 75 nc. 19), especificando
algunos de sus principios básicos.
En primer lugar, obliga a que la legislación educativa se oriente a favorecer la unidad nacional,
pero respetando las particularidades locales y provinciales.
En segundo lugar, establece la responsabilidad indelegable del Estado en la educación, pero
matizado con el derecho de la familia y la sociedad a participar. Como no aclara en qué
consiste esta participación, los defensores de la educación privada interpretan que este inciso
legitima los establecimientos particulares.
Asimismo, en cuanto al contenido ideológico de la enseñanza, el mismo inciso establece que
estas leyes educativas deben asegurar la promoción de los valores democráticos y la no
discriminación.
Respecto de su alcance, el mandato constitucional que indica las leyes educativas deben
orientarse a favorecer la igualdad de oportunidades mediante la “gratuidad y equidad” de la
educación pública estatal. Al no diferenciar niveles ni modalidades, debe entenderse que la
“gratuidad y equidad” es obligatoria en toda educación estatal, sin distinción de niveles.

También establece, la misma norma, que debe garantizarse la autonomía universitaria. Esto
significa que las Universidades Nacionales pueden dictarse sus propios estatutos, elegir sus
autoridades, crear carreras y planes de estudios, establecer sus contenidos, y expedir títulos de
validez oficial. En cuanto a su funcionamiento económico, sostiene la constitución que tienen
“autarquía”, es decir que son personas jurídicas que ejercen por si mismas la titularidad de sus
derechos y obligaciones patrimoniales, siendo obligación del Estado Nacional proveerlas de los
recursos materiales necesarios para llevar adelante su actividad.
Respecto a modalidades educativas particulares, el mismo inciso 19 del artículo 75 establece
que corresponde al Congreso proveer lo conducente a la formación profesional de los
trabajadores. Es decir que le da a esta modalidad, jerarquía constitucional.
La reforma de 1994 constitucionalizó los llamados derechos de tercera generación. De primera
generación son aquellos derechos civiles y políticos que oponen los individuos frente al Estado,
al más puro estilo de la concepción liberal originaria. Derechos sociales son aquellos que
conquistaron los grupos subalternos de la sociedad capitalista, frente a la clase burguesa
dominante, como los derechos del trabajo y la seguridad social. En tanto que la tercera
generación refiere a aquellos conflictos que afectan al conjunto social universal, como el
consumo masivo, la globalización comunicacional y el ambiente. Como son derechos del
colectivo, pueden ser reclamados por cualquier persona, en condición de su pertenencia a la
sociedad. En el aspecto educativo de estos derechos la constitución fija, en su artículo 41 que
las autoridades deben promover la educación para ambiental, y en el artículo 42 que debe
proveer una educación para el consumo.
Por último, como el texto constitucional se reivindica como contraria a todo genocidio, repone
el status jurídico humanitario de los pueblos indígenas, y dentro de esta revalorización,
preceptúa su derecho a una educación “intercultural y bilingüe” (Art. 75 inc. 17).

Ley 26 206

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