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LA BATALLA DE INGLATERRA
La batalla de Inglaterra es el nombre con el que se conoce al conjunto de combates aéreos
librados en cielo británico y sobre el canal de la Mancha, entre julio y octubre de 1940, cuando
Alemania buscó destruir a la Royal Air Force (RAF) para obtener la superioridad aérea
necesaria para una invasión de Gran Bretaña, denominada operación León Marino.
Los objetivos no eran solo militares, sino también civiles. Los bombardeos se desarrollaron
con la pretensión de desmoralizar a los británicos y forzar la capitulación del gobierno.
Londres, Coventry, Liverpool, Portsmouth y otras importantes ciudades sufrieron graves
desperfectos, la población civil cuantiosas bajas.
Las pérdidas en ambos bandos fueron espantosas, pero seguía resistiéndose la superioridad
aérea prometida por Göring a Hitler. Si bien las bajas alemanas no eran particularmente
cuantiosas y las británicas en proporción sí, la sensación nazi era de todo lo contrario. Los
bombardeos cada vez tenían más problemas para poder escupir su cargamento de fuego sobre
territorio británico, y el diseño de los cazabombarderos tampoco consiguieron grandes cosas
en ese apartado.
La Batalla de Inglaterra inauguró una guerra de desgaste, para la que Hitler no estaba
preparado. La irrupción de Estados Unidos en la guerra se aproximaba. A través de la " Ley de
Préstamo y Arriendo" (marzo de 1941), los norteamericanos concedieron a Reino Unido un
crédito ilimitado, a ser devuelto una vez terminado el conflicto. La ayuda americana fue
decisiva para la defensa de las islas. Los submarinos alemanes (U-boats) causaban grandes
bajas entre los convoyes que surcaban el océano Atlántico con equipamiento militar,
medicinas y alimentos procedentes de los Estados Unidos. El papel de la Royal Navy en su
defensa resultó tan eficaz como decisivo.
La Batalla de Inglaterra supuso un importante obstáculo en los cálculos expansionistas de
Hitler. Abrió una importante brecha en el extremo occidental de Europa. Tras la invasión de
Rusia en 1941, Alemania, al igual que había ocurrido en la Gran Guerra, se vio envuelta en dos
frentes. Las Islas Británicas se convertirían en un trampolín desde el que los aliados socavarían
el poder del III Reich. Los alemanes habían perdido la batalla, lo cual tendría importantes
consecuencias, ya que, cuatro años más tarde, los británicos y los estadounidenses utilizarían
el sudeste de Gran Bretaña como base para el Desembarco de Normandía y así poder liberar la
Europa continental de la ocupación alemana.