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OSH EN EL TABERNACULO pounce aC a Rs eee Pa Spear ene ea eT eneie Rccc IC Piece rearewet ieee Pic RO Rn pera eee Wee ama Parr eee a Ce rs ee ON a ce Pa ee RC i acne Pam ene cee Ut om Cn ae cd Eee earn ee i re a Panen enter eCC tC RRC a eae rere ei ea S errant ceca ca enn ec Me Coe Oa RC RCC cond einer ene en mR ee ce mec oc nea aR eeeen er Ca CRE, Pee mate ee MCL mos que nos describe las glorias del cielo en un leng emt Ree eC Pernt ae Oey acer ceca Preece Cn Cee Cos Coe eae rondeza de su pion reder Cen Reet ona co Del Coy [NOUN tee ch MEIN ERO) bt- 2) al ore Bi hey TU EN EL PU COLL A. B. SIMPSON CRISTO EM EL TARERNACULO & Libros CLIE Galvani, 113 08224 TERRASSA (Barcelona) CRISTO EN EL TABERNACULO. Versién espafiols: Samuel Vila ito Legal: B. 17.832 - 1988 ISBN 84.7258-706-8 en los Talleres Grificos de la MCE. Horeb, _ n? 265 SG. - Pol{gono Industrial Can Trias, calles 5 y 8 - VILADECAVALLS (Barcelona) Printed in Spain Indice EL_TABERNACULO COMO TIPO DE CRISTO. < EL ALTAR Y LA SANGRE . EL AGUA LA LUZ EL PAN DE LA PROPOSICION EL INCIENSO EL ARCA Y EL LUGAR SANTO p ted Des coder [00 sa" Ke Dox ymedic codes 4/- Capitulo I EL TABERNACULO COMO TIPO DE CRISTO «Jehovd hablé a Moisés, diciendo: “Di a los hijos de Israel que tomen mi ofrenda; de todo varén que la dé de su voluntad, de co- razén, tomaréis mi ofrenda. Esta es la ofren- da que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre, azul, piirpura, carmest, lino fino, pelo de ca. bras, pieles de carneros tenidas de rojo, pie- les de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la un- cién y para el incienso aromdtico, piedras de onicé, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. Y hardn un santuario para mi, y habitaré en medio de ellos. Conforme @ todo lo que yo les muestre, conforme al di- seno del taberndculo, y el disefio de todos sus utensilios, ast lo haréis. »Hardn también un arca de madera de aca- cia cuya longitud serd de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio."» (Exodo 25:1-10.) El taberndculo es el mayor de todos los tipos de Cristo que se hallan en el Antiguo Testamento. Era todo él una gran leccién objetiva de verda- des espirituales. En sus maravillosos muebles, 7 Jaridad que jo y culto vemos, con una C} F, So"falfamos en ninguna ova parte, Ja elon» i a rivile: s c Ta gracia de Jestis, y los pr ga pueblo jimi lemos entender redimido. Y asi como pot a i jitect vi construir en pl ficio que el arquitecto va a fen sus pla i i al edificio sin ellos, nos, mejor aén que mirando cio sin ellos, iso, en este modelo, podemos to mismo, parte alguma, este gloriaso templo del ‘cual Cristo es la piedra ang ry nose rot « ome. piedras vivas, estamos en 2, espiritual, un sacerdocio s: “ 7 crificios, ‘aceptable a Dios por medio de Jesu- cristo». I LA FORMA Y LA ESTRUCTURA DEL TABERNACULO A tructura oblonga El taberndculo era una es! é que media unos 45 Pies ‘de largo. auince ae an uince de alto (0 sea, 13, ie 43 hy. algo mayor en tomato ¥ proporcionss ina eran sala de estar de una ¢: 2 dee ne Eataba construido de madera de 20a Cia, material muy resistente, con cul jerias 2 2 0s inidas por espigas de plata, laton, etc. Bstaba Bierto con tres capas de pieles y guarnecido inte” Fiormente con cortinas que tenian figuras. sire licas bordadas, todo ello i arate abe ae ificado espiritual. En el © mificade se echo. de pieles de tejones, para Pro; tejerlo de las inclemencias del emp a forma Gel techo no ha sido dilucidada; Ereen que estaba enbreado y era inclinado, otros que formaba un arco y otros que era plano. El Tabernéculo estaba dividido en dos cAma- ras desiguales por una cortina magnifica lama- da el velo. La c4mara interior era un_cubo per- fecto, cuyo lado media quince pies (4,5 m), Con- tenia'el arca de Ja alianza (0 del pacto) sobre la cual habia el propiciatorio. Este era su cubierta, y consistfa en una l4mina sdlida de oro. Luego, sobre el propiciatorio habia dos querubines de oro, figuras simbélicas, que representaban los ros- tros de cuatro formas tipicas de criaturas: el buey, el Aguila y el len; mientras que entre las alas de estos querubines, que extendidas, se to- caban, brillaba el Shekin, o sea, la gloria visi- ble divina, una nube lumindsa de resplandor tras- cendente, la cual quiz4 se levantaba y expandia en Ja columna de nube y fuego que se cernia sobre el Taberndculo y dirigia la marcha de Israel, Esta camara se llamaba el Lugar Santisimo, la camara de la presencia especial de Dios y el trono de gra- cia y gloria. Nadie podia entrar en ella, excepto el sumo sacerdote, y aun slo una vez al afio. La otra camara era dos veces mayor, media quince pies por treinta (45 m X 9 m) y era Ila- mada al Lugar Santo. Estaba abierta sélo al sa- cerdote que ministraba, no al publico; estaba se- parada del patio externo por una puerta, una cor- tina, también de azul, ptirpura y escarlata, que sélo los sacerdotes lavados y consagrados podian cruzar. Sus utensilios y muebles eran: el cande- lero de oro, que era st tnica luz, pues no habia ventanas; la mesa para el pan de la proposicién, cubierta ‘con doce panes con incienso encima y que habian de ser comidos por los sacerdotes ¥ renovados cada s4bado; y el altar de oro para el incienso, con su incensario, en el que se ofrecia incienso continuamente. Una vez al afio, en el gran dfa de la Expiacién, el sumo sacerdote, con el in- 9 censario de oro Ileno de brasas de fuego e incien- pasaba detras del velo, entrando s6lo en el Lugar Santisimo, y allf fabia expiacion para el pueblo en la presencia inmediata de Dios. Rodeando al Taberndculo habfa un patio, un recinto de ochenta y siete pies por ciento setenta Y siete @,6m X 5,3 m), con una abertura en el lado de oriente, llamada la puerta. El pueblo po- dia entrar en este atrio. En este atrio habia dos objetos de culto. Cer- ca de la puerta estaba el altar de bronce para los Sacrificios. En este altar se quemaban los sacri- ficios, se rociaba la sangre y el fuego segufa que- mando constantemente, del que se tomaba para al altar del incienso. Todas las partes del Taber- ‘jndculo tenian que ser rociadas con sangre de este Bitar. Era el tinico camino de acceso a la presen- Gia de Dios. Mas alla estaba la pila de bronce, fina eran fuente de bronce, quiz4 pulimentada ex teriormente, que formaba al mismo tiempo un espejo y una fuente, hecho de los espejos de me- tal de las mujeres de Israel, que permitfa a los Sacerdotes ver, al momento, si habia alguna su- Sisdad en el metal y as{ podfan lavarla con ¢l Sgua que. contenia, Era para la purificacién de 16 sacerdotes cuando entraban en el santuario, y nadie podia pasar por la puerta hasta que se javaba en esta fuente. Esta puerta del recinto es- taba siempre abierta. No tenia cortinas como las dos puertas interiores. Todos podian entrar libre; fnente en los atrios y traer sus ofrendas por el pecado y la inmundicia. Fuera de la puerta estaba el campamento de Ierael, formando un cuadro alrededor del Taber- naculo, con tres tribus a cada lado, la tribu de Jada al oriente, delante de la entrada o puerta 10 al Holecniienil, Y més alla ardia continuamen- te el fuego en que se quemaban los cuerpos de las ofren pecado, y los deseches del campa- Esta era la estructura simpl i = - . €l primer santuario de Dios, yl Epo de todo 1s pe hay Ge gazrado y precioso en la persona y obra de Cristo, y los privilegios de nuestra voca- 1 LA ERECCION DEL TABERN) Y SU HISTORIA SUBSIGUIENTE, Hallamos dos relato: i Tabemaculo co el bro del Exodo: Prisiero te nemos el Taberndculo tal como fue planeado a el clea denggtade = Meee en el monte, en un 0 fo, caps. 25 al 31). ti ak Lee aie Cnt uate dt de jos del divino amor, nuestro Redentor, preparade Para nosotros. desde Ja fundacién del mundo, y Fevelado en tipos y profecias, sucesivas, mucho antes de su encarnaciin y, vida reales en la tie- a Or s construy6 el Taberndculo segin el mo- ae al gue Dios le mostré durante los cuarenta’ dias en el monte: De modo que Cristo nacié, vi- 2, murié en completo acuerdo con la imagen profes de revelaciones de épocas anteriores. imtervlo de dolot y wclion’ durant, oy ots én, dura: pueblo trasgredié al pacto en el cael acababan de entrar y demostré hasta la evidencia la necesi- lad de la’ salvacién que Dios habia estado pr parando, Esto es el tipo de la caida del hombre, y su fallo bajo la antigua dispensacion. Cristo ya habla sido provisto; pero el hombre tenia que habia’ ja necesidad de la salvacién divina, por la experiencia real del pecado. Es, conmovedor sa- fee que, durante todo este periodo en que el hom: Peo te'estaba rebelando contra su Dios, el re- tredio estaba esperando en este modelo de graci ‘Luego, en el capitulo 34, [egamos a un segun do estadio en Ia historia del Taberndculo, 0 sea So Exsccion real, segdn el plan divino ya mostra, fo, y por medio de las ofertas voluntarias del pueblo'y la habilidad y maestria de hombres que Bios habla dotado para este propésito. Habia Boe hombres Ilamados a esta tarea de un modo Sarticular, calificados por su talento dado por el Espiritu Santo en el arte sagrado, para ¢jecutar esPit estos adornos simbélicos, y las mujeres de Teracl estaban asimismo preparadas para propor- eeraer los costosos materiales. De modo que la Sonstruceién fue posible por medio de los dones . EI suave incienso del Lugar Santo penetra a través del velo y Ilena el Lugar Santisimo. Y asi el espfritu de oracién hace uno de la tierra y del cielo. El altar se hallaba a la misma entrada de la camara interior, de modo que cuando nos halla- mos arrebatados én comunién con Dios, estamos a la misma puerta del cielo y casi dentro del velo. Podemos oir las voces y captar el aliento de estas 2 c4maras interiores, Felices aquellos que habitan as{ junto a El, en ia atmésfera de una comunion y paz incesantes. El lugar més dificil ser fragan- te, como olor del cielo y el punto més solitario, un pequefio santuario en que el cielo parecer ro- dearnos con toda su proteccién todopoderosa, su bendita compafifa y su gozo inexplicable Gloria La camara més interna del Taberndculo hebreo era el Lugar Santisimo. Nos habla del cielo, de la presencia inmediata de Dios y de la gloria que hos espera cuando hayamos sido transportados al mas alla. Nos habla de un cielo no lejano, invisi- ble, sino cerca y abierto. El velo ha sido rasgado en dos de arriba a abajo, y el Santisimo esparce su luzy su gloria por todas partes alrededor nuestro, incluso aqui; de modo que el cambio no es un cambio muy notable en la compafiia, aunque pue- da serlo en Ia localizacién. Esta camara interior nos habla de un lugar en que nuestras oraciones pueden entrar ahora en suave incienso y ser acep- fadas en su nombre. Nuestros ojos pueden mirar a través del velo, y ver el cielo abierto, y a Jestis de Pie a la diestra de Dios. Allf la sangre rociada sobre el propiciatorio est4 rogando por nosotros, y pidiendo nuestra aceptacién perfecta y perpe- tua. Ali hay el arca, dentro del velo, con la ley no quebrantada en su seno, el simbolo de la per- fecta justicia que compartimos con El, y en la cual somos aceptados en El, incluso en la presen- cia inmediata de Dios. Alli hay los querubines de gloria modelos de la dignidad y realeza que nues- tra humanidad redimida ya ha alcanzado en Cris- to, su ilustre Cabeza, y que compartiremos en toda su plenitud cuando El aparezca. A\ mirar en 22 este lugar, sabemos que nuestros espiritus tam- bién seguiran y que estaremos donde El esta. «Los pies que vacilan y tiemblan entrarén por las puer- tas de dia» y el mismo cuerpo de nuestra humi- lacién seré como El, cuando aparezca, y seremos cambiados a la imagen del «cuerpo de su gloria». Y¥ todo esto lo tenemos incluso aqui, no sélo en visién y esperanza, sino en anticipo. De lo santo a lo santisimo, A esto llega nuestro espiritu, Y el que sigue sus pisadas Le recibird en los cielos. Iv LA UNCION DEL TABERNACULO Después de haber sido totalmente terminado, segiin el modelo que fue mostrado a Moisés en el monte, fue dedicado a Dios de modo solemne, y toda la tienda y sus muebles y utensilios fueron ungidos con aceite, preparado de modo especial segun las instrucciones divinas, y consagrado para este propésito exclusivo, y luego la manifestacin de la divina presencia aprecié sobre el mismo. La columna de nube extendié sus cortinas encima, y Ja gloria del Sequina ocupé su lugar entre los que- Tubines y Ilené el taberndculo por completo, de modo que ni aun Moisés pudo entrar en el Santi- simo. Moisés habia obedecido de modo simple y perfecto las instrucciones divinas, y ahora Dios aceptaba su obra y ponia su sello encima. Esto era simbélico de la uncidn de Jesucristo con el Espi- ritu Santo, y la misma uncién que viene a todo corazén consagrado cuando ha obedecido las ins- 23 trucciones divinas, y se ha presentado en sacrifi- cio vivo a Dios. Dios llenard esta alma, hasta que no habra lugar en ella para el yo y el pecado. Este es, sin duda, el verdadero secreto de la san- tificacién y la autocrucifixién; el poder expulsi- vo del Espiritu Santo y la divina Presencia son los tinicos verdaderos antidotos del poder de Satan y del yo. A partir de entonces el Tabernaculo pasa a ser el asiento y centro de la manifestacién divina. Ob- servamos, pues, tres estadios en la presencia ma- nifestada'de Dios en el Exodo; a saber, la colum- na de nube y de fuego que iba delante; la presen- cia en el monte; y ahora, la presencia de Jehova en el Taberndculo. Seguimos estos tres estadios en el Antiguo Testamento: primero, el espiritu de Dios como se manifiesta en la dispensacién patriar- cal; segundo, la revelacion de Dios bajo la ley; y tercero, la revelacién de Dios en Cristo, el Verda- dero Tabernaculo. «Dios, habiendo hablado mu- chas veces y de muchas maneras, en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos uiltimos dfas nos ha hablado en el Hijo, a quien designé heredero de todo, por medio del cual hizo tam- bién el universo»; de aqui que hallamos a Dios en el primer versiculo de Levitico, hablando a Moisés ya no desde el monte o la nube, sino des- de el Tabernéculo. Ast también hallamos en Cris- to la presencia y guia continua de nuestro Dios del Pacto, «Si alguno me amap, dice Cristo, «guar- dara mis palabras, y mi Padre le amaré, y ven- dremos a él y haremos en él morada.» Hagamos lo que hizo Moisés, entreguémonos total e implici- tamente a la voluntad divina, ofrezcémonos como propiedad a Cristo, y seremos posefdos y lenos de una gloria tan divina como el Sequina, y tan duradera como la vida y amor de Dios. A partir de ahora, este suceso, el levantar el Tabernaculo y ungirlo, es una piedra miliaria en el tiempo. Fue el comienzo del segundo ajio de su historia nacional, y fue el primer dia del pri- mer mes. El primer afio habfa empezado con la Pascua, pero este suceso empieza la nueva gran era de su existencia. Y lo mismo, a partir del momento en que el alma es dedicada y ungida por el Espiritu Santo empieza una era eterna en su historia, tan impor- tante como la hora de su nuevo nacimiento, el co- mienzo de meses y afios, a partir de los cuales deben ser medidas todas 'las experiencias y espe- ranzas. ¢Hemos entrado en este segundo afio? ¢Hemos empezado, como ellos, con el sacrificio de nuestro ser en obediencia implicita sobre el altar de Dios? ¢Hemos recibido el fuego del cielo, el Conso- lador permanente, que a partir de entonces nos habla, no desde el cielo, ni aun desde tablas de piedra, sino desde las cémaras internas de su san- tuario en nuestro corazén? Capitulo I EL ALTAR Y LA SANGRE «Hards también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; serd cuadrado el altar, su altura de tres codos.» «Porque la vida de fa carne en la sangre est4, y yo os la he dado Para hacer expiacién sobre el altar por vues- tras almas; y la misma sangre hard expiacion de la persona.» «Sabiendo que fuisteis resca- tados de vuestra vana manera de vivir, la cual os fue transmitida por vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contamina. cin.» (Exodo 27:1; Levitico 17:11; 1 Pedro 1:18, 19.) Esta es una breve descripcién del altar de los holocaustos en el antiguo Taberndculo. Era el pri- mer objeto que se notaba al entrar en el atrio de este antiguo santuario, puesto alli dentro, y acce- sible a todo el pueblo. Era un marco grande de madera, cubierto de bronce, bastante grande para sostener toda ofrenda que pudiera ser colocada encima. Habfa fuego ardiendo en él constantemen. te y el sacrificio era renovado cada dia, siempre ardiendo, siempre humeante, siempre con sangre, siempre abierto a todo hebreo culpable que qui. siera acercarse a él. a7 Estaba relacionado con el interior del Taber- naculo de modo que todo aquel que entraba en el Lugar Santo tenia que pasar por su lado y tomar sangre de sus sacrificios, a fin de poder ser acep- tado dentro. Todo lo que habia en el Lugar Santo tenfa que ser rociado con la sangre, y el mismo sumo sacerdote, cuando entraba en el Lugar San: tisimo, tenfa que llevar esta sangre, pues de lo contrario habria perecido al instante. De modo que tenia una parte muy importante en el culto del santuario. 1. Su lugar a la entrada del Tabernaculo nos ensefia que el sacrificio de Cristo, del cual el altar es tipo, se halla a la misma entrada de todo acceso a la comunién con Dios. 2. Ademés, la relacién que tenfa con las cé- maras internas del santuario, y por el hecho de que su sangre era necesaria para poder entrar en el santuario interior, muestra que la sangre de Cristo es el tinico pase que permite la entrada a la presencia de Dios, sea en la tierra o en el ciel que con él, hemos sido aceptados, sea en la tierra © en el cielo, a la misma presencia de Dios. 3. Era accesible al mas alto y al mas bajo, a toda clase de gente. Esto indica la plenitud y gra- cia de la gran expiacién que Cristo hizo por los pecados de todo el mundo, suficiente para todos, aungve efectiva s6lo para aquellos que creen. Estas son las lecciones principales del altar. Podemos afiadir que no habia nada ornamental en 4; era sencillo, sin pretensiones, y de aspecto raro; hecho de bronce, para sostener las cargas més pesadas, y la cantidad de sangre que lo Ile- naba, y los fuegos incesantes que ardian en él. Era un lugar de sufrimiento, de sangre, y Ile- vaba la marca constante del pecado. Lo mismo la Cruz del Calvario, la muerte de Cristo y toda la 28 doctrina de la expiacién no tiene nada de i. mental. La cultura del hombre no la apreciey Ia filosoffa del mundo de buena gana se libraria de ella. Pero, Dios ha hecho que sui pueblo aprecie la iosa sangre de Jesucri: it rere sucristo por encima de todo ero dejando este interesante objeto Ja mirada en aquello de que este altar era‘la cx, PresiGn enfatica: la SANGRE, este emblema que ge ve en todo el Taberniculo y en el altar, que llamos en todos los tipos. Hablemos de siete lt gares en que hallamos se hace énfasis particu. larmeaie sobre la sangre. STAs casas de los hijos de Issel Ly haloes srodiada sobré los postes' el dintel: quella noche err que escaparon Geismar ebvangeldestructor; la sangre que los dejé a sal- vo. Esto significa, pues, la sangre redentora. Tu vida fue librada de la muerte, pero El te redimié y te puso su marca de compra sobre la cabeza. ry el interior de los continentes que Capitulo HI EL AGUA «Hablé mds Jehovd a Moisés diciendc 6 o lo: Ha- rds también una. pila de Bronce, con su ‘ase fe bronce, para lavar; y la coloéards entre el taberndculo de reunién y el altar, y pondrds gn ella agua. ¥ de ella sé lavardn Aaron y sus ‘jos las manos y los pies. Cuando entren en el taberndculo de reunion, se lavardn con igua, para que no mueran; y cuando se acer- quen al altar para ministrar, para quemar la Ofrenda encendida para Jehovd, se lavardn las manos » los pies para que mo mueran ¥ to tendrdn por estatuto perpetuo él y su lescendencia por sus generaciones.» (Exodo 30:1721,) «estis le respondié: Si no te lavo, no tendriis parte conmigo. Le dijo Simon Pe. dro: Sefior, no sélo mis pies, sino también Jas manos y la cabeza. Jesus ie dijo: El que estd lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues esté todo limpio; y vosotros estdis lim. Pios, aunque no todos.» (Suan 13:8-10.) La figura del agua es uni iversalmente famili y Fepresenta uno de los elementos mas neseuatiog eso fisico. La hallamos en el no, comprentiendo con mucho, la mayor parte de fa superficie de la tierra, y en los Jagos y rfos, en forman redes 38 hermosas y pricticas a la vez. La hallamos en el vapor de agua y en el rocio que se deposita sobre las plantas, preservandolas de la sequia en el ve~ rané, Los hallamos formando una gran parte de nuestro cuerpo, y todo lo que Ilamamos sélido ¥ Sustancial en el mundo. Es una figura de pureza y de frescor, de avivamiento y poder, de vastedad ¥ abundancia. Sin ella no se podria mantener la vida ni un momento. ‘¥y la hallamos también en la Biblia como uno de los simbolos mds importantes de las cosas es- pirituales, Ya en el Edén habfa cuatro rios que re- gaban el jardin y eran sin duda tipos de la gracia que la humanidad habia de recibir. La hallamos de nuevo en la preservacion de la vida de Agar y su hijo, suplida por un 4ngel. La hallamos cuan- do Moisés golpea la roca para los hijos de Israel, Y vemos a los israelitas reunirse alrededor de la jmisma con cantos de alabanza y gozo. Aparece en el ministerio de Elias y de Eliseo. Devuelve la sa- jud a Naaman, y salva a los ejércitos de Josafat de la destruccion. En la visién de Ezequiel tene- tnos la fuente de agua en que los inmundos se la- van y quedan limpios de sus idolatrias y vicio: Jacavias nos habla de una fuente abierta para el pecado y la inmundicia. Cuando Ilegamos al Nue- Yo Testamento, el bautismo de Juan era el simbolo por medio del cual fue introducido el ministerio Bel Sefior y Cristo leva esta figura mas adelante fal implicar en ella no sdlo el arrepentimiento sino también la regeneracién y la santificacién. «A me- nos que un hombre sea nacido del agua y de! Es- piritu, no puede entrar en el reino de Dios.» En Py conversacion con la mujer samaritana le dio una exquisita expresién. En el servicio de la fiesta de los Tabernaculos Jestis usd las vasijas en que habian vertido agua como simbolos del agua que 36 E] daria, incluso rios de aguas, que diji i fal inteior de aquslios que creyeran. be sa pie pio costado fluyé agua y sangre, para sanidad de las naciones. Las epistolas del Nuevo Testamento estén Ilenas de referencias a la figura del agua. Leemos una y otra vez de la pureza y limpieza que E] trae al mundo. Y en el Apocalipsis aparece en la vision de la obra de la redencién terminada, y el rio de agua de vida. El libro termina con un magnifico pasaje que hace referencia a las figuras precedentes: «EI que tenga sed venga; y el qne quiera, tome del agua fele vida gratuitamente.» ¥ asi, el lavatorio, del cual hemos leido una descripcién, se halla en el centro de una de las figuras mas importantes de las Sagradas Escritu- ras. En el Taberndculo, en todo el ceremonial del Levitico hay varios usos del agua. El sacerdote era separado por el lavamiento. E! leproso tenia que ser lavado con agua, afeitado y rociado con sangre y ungido con aceite. Habfa también el agua de la Separacién con Ja cual los que habian tocado a un Rinerto Stan limpiados antes de entrar en el Ta- Este lavatorio o pila era el segundo utensil en el Tabernaculo, Bstabe formade con, los cope: jos de bronce de las mujeres de Israel, las cuales los habfan trafdo de la tierra de Egipto, quiz con vanidad que podia excusarse y sin darse cuenta que pertenecfan a su vida anterior. Cuando el Se- fior los Hevé al desierto, poco a poco, utilizé estos recuerdos de su antigua vida y los consagré para un propésito més elevado, como hizo con los ma- teriales de que formé este lavatorio. Primero fue- ron fundidos y echados en un molde para formar la pila. Tenfa dos codos de alto, y un cierto ni- mero de grifos o espitas que se abrian de la pila y el agua cafa en un receptaculo. Lemos de la 37

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