Está en la página 1de 4

EL SACRAMENTO DEL PERDÓN

Sacramento de la reconciliación: La Penitencia

Marcos 2:7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede
perdonar pecados, sino sólo Dios?

Antes de cualquier arrogancia clerical debe quedar claro que sólo Dios
perdona los pecados. Lo santo es decir: “Padre, perdóname, he pecado”,
acudiendo a la divina gracia del Salvador. El Vaticano se adueñó del
perdón de los pecados para incrementar su poder terrenal (Nehemías 1:4-
11) (Daniel 9:3-19) (Esdras 9:5-10; 10:11) (Marcos 2:10) (Lucas 5:21).

Juan 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu
Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se
los retuviereis, les son retenidos.

Cuando Dios perdonaba pecados, los apóstoles tenían el poder señalar


como perdonados o no a los que se arrepentían, en su ministerio de la
reconciliación y la condenación (Mateo 18:18). Algunos hipócritas hasta
fueron castigados duramente por pretender jugar con el perdón de Dios,
con la redención (Hechos 5 1:11). Los apóstoles discernían y confirmaban
quien era quien, mas el perdonador siempre es el Redentor. A más de un
pecador le dijeron que Dios no lo iba a perdonar, por su cinismo, porque
todos los domingos pedía perdón por la misma transgresión, por ejemplo.
Ningún cura se sentará en el trono del Perdonador. Como estos versículos
(Juan 20:23) no son fáciles de comprender a primera vista, es obligatorio
buscar más luces en otras expresiones de la Biblia. En toda la Escritura
sólo Dios perdona pecados, no hay un ejemplo en contrario, obviamente
(Marcos 2:5). Cuando Jesús perdonaba pecados los apóstoles no
participaban ni participan del perdón en sí (Lucas 7:49-50) (1 Timoteo 2:5).
El único que sana, salva, perdona y purifica es Jesucristo (Mateo 8:16)
(Lucas 14:4) (Juan 6:37) (Mateo 3:11) (Hechos 4:12) (Romanos 11:21)
(Hechos 2:38) (2 Crónicas 6:21). Jesucristo lo es todo (Juan 1:14).

Isaías 43:25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo,
y no me acordaré de tus pecados.
Salmo 32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Históricamente ha quedado claro que el Acto de Contrición ha sido


totalmente estéril, nada cambia. El sacerdote le perdona cien veces los
pecados, y a veces el mismo pecado, al bautizado, y nada sucede al
interior del corazón, nada. El emocionalismo, la circunspección del rito, la
seriedad del momento, la beatería instalada han sido infecundas. La
solución es el arrepentimiento total de todos los pecados y del estado de
pecado y la conversión profunda a Jesucristo, subordinándose a la
voluntad del Padre, en el ministerio de Dios Espíritu Santo ( Isaías 1:25).
Ese lamentable y jocoso fariseísmo se combate con la llenura del Espíritu
Santo, que eluden especialmente cada fin de semana (Hechos 4:31). Si
bien el perdonado pone cara de ángel al salir del confesionario, la pureza
no le dura más de diez minutos, a veces menos (Mateo 23:27). Cuando un
bautizado se confiesa debe poner cara de triste y creerse todo el guión
(Juan 5:40).

Una curiosidad del Catecismo de la Iglesia Católica Nº 431.


“Puesto que el pecado es siempre una ofensa hecha a Dios, sólo El es
quien puede absolverlo”. ¡Por la misericordia de Dios hasta el catecismo
católico puede tener una expresión luminosa y verídica!

“Cometemos pecado mortal cuando transgredimos un mandamiento de


Dios en una materia grave, con pleno conocimiento y deliberado”,
Catecismo católico, (Lucas 11:46). Los pecados mortales imperdonables
más conocidos hasta ahora son: torturar y matar a supuestos herejes
(Mateo 5:22), perseguir y destruir al prójimo (Mateo 26:52), tener un
ejército papal, las infames cruzadas en nombre de Dios, la evangelización
con una espada y chantajes, el robo de oro y de otros (Mateo 6:25-26),
fusionarse con el Estado, ser clasistas y racistas (1 Juan 3:13) , arrojarle
agua bendita a dictadores y homicidas, darle protección y pasaportes a los
nazis, explotar a los pueblos originarios y a los débiles, el secretismo
milenario, el desatado sexo parroquial (Éxodo 19:22), el lavado de dinero
(Éxodo 20:15), el encubrimiento hasta el fin del mundo, trabajar codo a
codo con mafiosos y masones (1 Juan 2:15), comprar acciones en la bolsa
de valores con un rosario, el homosexualismo clerical desenfrenado (1
Tesalonicenses 4:4), invertir en Wall Street encapuchado (1 Pedro 1:15),
fornicar y embriagarse con los poderosos, el paganismo refinado y su
rentabilidad y la satánica pederastia, entre tantos otros (Mateo 23:13)
(Mateo 23:32). El pecado mortal trae el castigo eterno (Mateo 7:23). El
Vaticano casi no participa de los pecados veniales (Mateo 23:24). Dios no
absolverá a Roma (Apocalipsis 17:9). Este es el Romano Pontífice (1 Juan
2:6) que quiere perdonar pecados y guiar el rebaño, sin sonrojarse
(Mateo15:14). El pecador debe acudir sólo a Jesucristo y nada más
(Salmo 32:5) (1 Juan 1:9). El católico común extravía la gracia santificante
todos los días, y hasta la muerte, sin importar lo que haga. El pecado
mortal más amado es faltar a la misa. El 95% de los bautizados no cumple
con este estricto mandamiento. Va a faltar fuego en el infierno para tanto
condenado. Los otros pecados mortales populares son más pícaros y
coquetos.

EL CAMINO CORRECTO ES:


-Arrepentirse de todos los pecados, de vivir en pecado (Mateo 4:17).
-Aceptar después a Jesucristo como Señor y Salvador (Hechos 3:19).
-El discípulo se bautiza libremente, en conciencia (Mateo 28:19) (Hechos
2:45).
-El discípulo busca la llenura del Espíritu Santo (Tito 3:5-6) (Hechos 4:31).
-Pedirle perdón a Dios directamente por los pecados (Mateo 11:28) (1
Juan 2:1) y purificarse cada día (Mateo 5:48) (Isaías 1:25).

Como con el perdón de los pecados no es suficiente hay que completar la


bufonada con penitencias (1 Juan 2:2). Después del mecánico perdón del
sacerdote el bautizado queda igual, y con unas miserias que con los años
se arraigan (Eclesiastés 12:1).

Elementos vitales de la purificación genuina o “penitencia genuina


permanente” son, entre otros:
- Escudriñar las Santas Escrituras (Juan 5:39)
- Orar sin cesar por la limpieza del alma y por el prójimo y ayunar y vigilar
(1 Tesalonicenses 5:17) (Mateo 17:21)
-Predicar la Palabra del Señor (Hechos 1:8)
-Apreciar las profecías (1 Tesalonicenses 5:20)
-Apartarse del mal (1 Tesalonicenses 5:21)
-Preocuparse por el prójimo (Hechos 2:45).

Mateo 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en
la tierra para perdonar pecados..

La potestad -que nunca será traspasada o delegada a seminaristas


pecadores- para perdonar pecados, sólo reside en Cristo Jesús.

Salmo 25:18 Mira mi aflicción y mi trabajo,


Y perdona todos mis pecados.
Salmo 86:5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
Y grande en misericordia para con todos los que te invocan .

El único perdonador en toda la Escritura es el Señor, y no hay más.

Colosenses 3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros


si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó,
así también hacedlo vosotros.

Así como el misericordioso Cristo perdona nuestros pecados una y otra


vez cada vez que le confesamos con sinceridad nuestras ofensas,
nosotros, debemos ser perdonadores con el prójimo, soportándolo con
mucho amor, cuando sea necesario.

1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para


perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Si le confesamos nuestros pecados a Jesucristo, el es fiel y justo para


perdonar nuestros pecados, una y otra vez, con la honestidad y la
predisposición como los únicos requisitos. El sentido común le dice al ser
humano quien es el genuino y potente perdonador y transformador.

http://apologeticaes.blogspot.com

del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN


http://lassotanasdesatan.blogspot.com

FIN

JAIME FARIÑA MORALES


ARICA-CHILE

También podría gustarte