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Enrique Ruiz Vadillo ESTUDIOS DE DERECHO PROCESAL PENAL Granada, 1995 RSS BIBLIOTECA COMARES DE CIENCIA JURIDICA Director de Publicaciones, Micugt ANGEL DEL ARCO TorRES © Enrique Ruiz Vadillo Editorial COMARES Poligono Juncaril, Condominio Recife, parcela 121, nave 11 TIF, (958) 46 53 82 » Fax (958) 46 53 83 18210 Peligros (Granada) ISBN; 84-8151-166-8 + Depésito legal: GR. 462-1995, Fotocomposicisn y encuadernacién: Comates, S.L. Imprime: Copartgraf, s.c.a, 9 ALGUNAS BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LOS INDICIOS, LAS PRESUNCIONES Y LA MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS (*) I. IDEAS GENERALES Acaso, paralelamente al estudio en profundidad de las cuestiones més esenciales al mundo del Derecho, convenga la reflexién fundamentalmen- te practica de quienes tenemos como especffica tarea profesional la de in- terpretar y aplicar las normas juridicas, para que de la observacién de unos y otros trabajos pueda el lector alcanzar una visién lo mas completa posi- ble de los problemas y de sus dificultades, aunque unas y otras aportacio- nes sean siempre complementarias como orientadas al mismo propésito de alcanzar el perfeccionamiento de los ordenamientos juridicos. Esta es la finalidad de este breve y elemental comentario al tema de los indicios y las presunciones, a su significacién y trascendencia, y de la motivacién de las sentencias, todo ello en relacién al principio de presun- cién de inocencia tan definitivamente importante en el Derecho penal. Aunque, como es bien sabido, se extiende también a otras areas del orde- namiento jurfdico: al civil, cuando se trata de imputaciones, y por consi- guiente de culpabilidades; al administrativo sancionador, y al Derecho del trabajo en el campo disciplinario. En este sentido, es posible que por la proximidad cronolégica y la rdpida sucesién de hechos trascendentales todavia no nos hayamos dado cuenta de la evolucién juridica, ademés de la politica y social, que se ha producido en Espafia a rafz de la promulgacién de nuestra Ley Funda- mental, porque los acontecimientos, desde una perspectiva histérica, es- (") Publicado en la Revista Poder Judicial, 2.8 época, nim. 3, septiembre de 1986, del Consejo General del Poder Judicial. 255 EsTUDIOs DE DERECHO Procesal PENAL tan atin relativamente recientes. Pero sf es necesario constatar un dato definitivamente importante: la Constitucién esta efectivamente presente en la actividad judicial. Las constantes citas que a sus principios y man- datos hacen las resoluciones de los jueces y Tribunales y, lo que todavia es mas significativo: el espiritu constitucional que las anima son aspec- tos que por notorios no necesitan demostracién. Esta es una positiva rea- lidad que hay que destacar y que no es otra cosa que la consecuencia de la lealtad del Cuerpo judicial al Ordenamiento juridico y a sus princi- pios, como légicamente debe ser. La actividad judicial tiene un profundo significado politico y juridico porque la jurisdiccién es atributo de la soberania y la sentencia es, como dice Federico de Castro', la mas clara muestra de la realizacién social del Derecho. El juez, en los sistemas continentales, mantiene un respeto y aca- tamiento a la ley incondicionados frente a los sistemas anglosajones, por- que, sin duda, es el sistema que més conviene a nuestras especificas cir- cunstancias. Cambiad las leyes y, sobre todo, cambiad los sistemas jurfdicos en cuan- to unidad y los jueces habrén cambiado sus resoluciones y, lo que es mas importante, sus configuraciones mentales desde el punto de vista juridico, acorde con el cambio legislativo, y estoy seguro que ningiin «habita més deseado y confortable para un Juez que el Estado de Derecho, democréti- co y social *, Esta ha sido, me parece, la actitud de la inmensa mayoria de los jueces espafioles, que han constituido una de las piezas basicas en la implantacién del nuevo régimen constitucional, a la que insistentemente se ha referido Sainz de Robles y en cuyo desarrollo ha ocupado también un puesto excepcionalmente preferente el Tribunal Constitucional, que ha abierto vias en el entendimiento del nuevo ordenamiento juridico realmente insospechadas y valiosisimas, entre las cuales figuran las instituciones a las que vamos a hacer referencia a continuacién. ‘Castro y Bravo, Federico de: Derecho civil de Expafa, Parte general. Tomo I, Ti tulo preliminar, 1942, pég, 41 > BERISTAIN IPiNA, A., y DE LA Cuesta, José Luis: Los derechos bumanos ante la criminologia y el Derecho penal (IV Cursos de Verano de San Sebastidn). Universidad del Pais Vasco, 1986. Obra colectiva. A los efectos que aqui interesan citamos los trabajos de Juan Alberto BELLOCH: Algunas precisiones en torno a la presunciin de inocencia y de San- tiago Mir PuiG: Derechos humanos y limites del Derecho penal. 256 INDICIOS, PRESUNCIONES Y MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS II. LA CONSTITUCION COMO UNIDAD A esta idea de unidad, de ordenamiento o sistema, me refiero cons- tantemente porque la considero esencial para el buen entendimiento de las normas que regulan nuestra convivencia’, A partir de la Constitucin todo cambid, aunque todo se mantuviera igual formalmente, por ser aquélla una norma fundamental y fundamentadora de todo el orden jurfdico (STS de 2 de febrero de 1981) y porque todas las leyes, en consecuencia, han de ser interpretadas confor- mea la misma (STC de 6 de mayo de 1983). Si alguin efecto préctico ha de tener la idea de Ordenamiento, a la que se refieren el Cédigo Civil y la Constitucién, entre otros cuerpos legales, es precisamente la de concebirse el conjunto de normas como un sistema coherente, es decir, con un arménico enlazamiento entre ellas, 0 como un conjunto de preceptos que ordenadamente entrelazados (como si de ladri- Hos de un edificio se tratara) contribuyen a conseguir un determinado ob- jetivo que es la realizacién de la justicia. La STC, de 18 de noviembre de 1983, establece que la sujecién a la Constitucién es una consecuencia obligada de su cardcter de norma su- prema. Los titulares de los poderes ptiblicos tienen un deber general posi- tivo de realizar siempre sus funciones, de acuerdo con la Constitucién. En el sentido que ahora nos interesa hay que destacar algunas de las ideas que presiden nuestro Ordenamiento y que han de servitnos para ob- tener las correspondientes consecuencias: el valor de simple denuncia de los atestados policiales (STC de 30 de enero de 1984), la exigencia de que las pruebas Ileguen al proceso por el camino de la Iegitimidad, de una mi- nima actividad probatoria de cargo para condenar, la presuncidn de ino- cencia, la necesidad de motivar las sentencias, etcétera, Todas ellas han de considerarse no como piezas aisladas que el juez puede tener en cuenta de manera fragmentaria, sino como un conjunto de principios de efectiva y directa aplicacién que no son otra cosa que el obligado desarrollo del de- recho de defensa, entendida la expresién en un sentido muy amplio equi- Ruiz Vabi..o, Enrique: «Bl derecho civil (procesal y sustantivo) y la jurispruden- cia constitucional», en Segundas Jornadas de Derecho Judicial, Incidencia de la Constitucién en las normas aplicables por los Tribunales de Justicia. Ministerio de Justicia, Secretaria Gene- ral Técnica, Madrid, 1985; pags. 73 y ss. Idem, «El Derecho penal (procesal y sustantivo) y la jurisprudencia constitucionaly, en la misma obra, pags. 395 y ss. 257 EsTUDIOS DE DErgCHO PROCESAL PENAL valente al haz de derechos que tiene toda persona acusada de una infrac- cién penal (delito o falta) y por extensién frente a cualquier situacién de andloga significacién. (Pensemos en la desheredacién, arts. 848 y ss. del Cédigo Civil, en una sancién administeativa o en el despido labora, art. 54 y ss, Estatuto de los Trabajadores.) En definitiva, significa dar el valor y relieve adecuado a la condicién de persona humana, de tan destacada significacién en la Constitucién, como ha puesto de manifiesto el profe- sor Hernandez Gil, en cuanto inculpado, y permitirle el ejercicio de sus derechos en un clima de serenidad y seguridad, en cuanto al hacerlo se reafirman los valores de justicia, libertad, igualdad y dignidad. ill. LAINTERRELACION DE SUS PRINCIPIOS Y NORMAS El anterior enunciado viene a ser una elemental consecuencia de cuanto acabamos de exponer. Si la Constitucién, como toda norma juridica, re- presenta la proteccién de determinados bienes (en nuestra Ley Fundamental muchos y de muy diversa naturaleza), es imprescindible que el intérprete obtenga un razonable equilibrio en su defensa, precisando si se trata de tun supuesto de preferencia 0 de coneurrencia. Asi aparece lo que denomi- no la jerarquia intraconstitucional de los valores en 1a Constitucién inte- grados. Esta armonizacién es una tarea esencial, aunque compleja y no exen- ta de dificultades, pero que, a mi juicio, estan realizando el Tribunal Cons- titucional, el Tribunal Supremo y, en general, todos los Tribunales y jue- ces con eficacia y acierto. Nos referimos, por ejemplo, a la colisién entre el principio de economia procesal (el plazo razonable) y el derecho de de- fensa, entre el derecho de reunidn y el derecho del empresario a mantener un horario de trabajo, entre la promocién y efectividad de determinados derechos fundamentales y el entendimiento del principio de igualdad (el que desiguala lo desigual, iguala), entre la libertad de expresin y el dere- cho al honor’, entre el derecho de defensa, la necesidad de hacer justicia y las exigencias de las victimas, entre el derecho a investigar la paternidad y el derecho a la intimidad, y asf un largo etcétera. La Constitucién es mucho més que un catdlogo de normas: es un prin- cipio 0 suma de principios vivificadores del resto del Ordenamiento jurf- 4 RuIz VabiLLO, Enrique: «Libertad de expresin y de informacién en una sociedad democriticar. VI Coloquio Internacional sobre la Convencién Europea de Derechos del Hombre, Consejo de Europa. Sevilla, 1985 (Comunicacién presentada al citado coloquio). 258 INDICIOS, PRESUNCIONES ¥ MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS dico, un talante de vida politica, social y jurfdica, una nueva forma de en- tender la convivencia y una distinta forma de entender el Derecho, en el que la persona humana adquiere la plenitud de su significado y trascen- dencia (ninguna persona vale més que otra para el Derecho). Se supera asi el puro positivismo y se facilitan al juzgador instrumentos imprescindi- bles y valiosisimos para, dentro de los parémetros que la propia Constitu- cidn establece y con expresa negacién de cuanto pueda suponer el derecho libre, o el uso alternativo del derecho (proscritos en una sociedad juridica y democritica, a mi juicio), pueda localizar y aplicar aquella solucién que sea mas conforme con los principios ordenadores del sistema juridico, de acuerdo con las leyes que los desarrollan, cuando éstas sean necesarias>. Podemos decir asf que la Constitucién, que proclama como valores superiores de su ordenamiento la libertad, la justicia, la igualdad y el plu- ralismo politico (art. 1.1), expresa en su articulado una idea concreta de justicia de entre la multiplicidad de ideales que de la justicia pueden exis- tir, Como dijo Radbruch®, la justicia en sentido subjetivo presupone la justicia objetiva hacia la cual tiende, del mismo modo que la veracidad tiende a realizar el valor objetivo de la verdad. Existiendo varias posibili- dades de entender la justicia, nuestra Constitucién ha optado por la que se basa en la igualdad, en la libertad y en la solidaridad dentro de un in- condicionado respeto a la dignidad humana. IV. LOS INDICIOS Y LAS PRESUNCIONES En el Derecho penal, entendido en su sentido més amplio y dentro del concreto sector del enjuiciamiento, podemos contemplar? las figuras de los indicios, las presunciones y la cetteza jutidica. Cada una tiene su * Ruiz VADILLO, Enrique: «Los derechos fundamentales a la libertad de expresién, @ informar y ser informados y su incidencia en el campo juridico-penal». Homenaje al pro- fesor Jiménez Astia. Facultad de Derecho de la Universidad Complutense (cétedra del pro- fesor Marino Barbero Santos). Madrid, noviembre de 1985, Rev. Facultad de Derecho, Uni- versidad Complutense, nim. 11. © RAaDBRUCH: «Filosofia del Derecho», cit. por Legaz y Lacambra en Introduccién a La Ciencia del Derecho, Bosch Casa Ed., pag. 418. 7 RopRiGUEZ RAMOS, Luis: «La prueba de indicios», Comentarios a tres sentencias del Tribunal Constitucional, La Ley aio VII, nim. 1.481, 24 de junio de 1986, Estudia el tema de la presuncién de inocencia en la fase legislativa y en la interpretativa. 259 EsTUDIOS DE DERECHO PROCESAL PENAL especial significacién y sus propios limites 0 fronteras, sobre la base siem- pre de que los soportes en esta zona del ordenamiento estan constituidos por los principios de legalidad o tipicidad, culpabilidad y proporcionali- dad entre el hecho, el autor y la sancién. Dentro del proceso penal, cuyos principios han de coincidir exacta- mente con los que rigen como fundamentales en el Derecho penal y en el que deben ser de absoluta aplicacién los mandatos constitucionales relati- vos al llamado derecho de defensa, encontramos situaciones que han de ser objeto de tratamiento diferenciado®. Como dice Gonzélez Cuellar’, Derecho penal y proceso penal estén intimamente unidos y tienen como meta comtin proteger la convivencia humana en la Comunidad (Jeschek) 0, en palabras de Rodriguez Mourullo, «la consecucién de la paz social..., garantizando a los ciudadanos justicia y seguridad en sus relaciones con los demés y frente al Estado» Como antes sefialabamos, en el proceso penal hay que distinguir va- rias fases: 1) Preprocesal o policial. 2) Instruccién 0 sumarial. 3) De en- juiciamiento 0 juicio oral, y 4) De ejecucién. Cada fase o estadio tiene una estructura propia, aunque, como ya recordamos, en todas ellas haya de darse un denominador comtin de res- peto a la dignidad de la persona, de consideracién al derecho de defensa y de cumplimiento a los principios generales de la Constitucién y del resto del ordenamiento jurfdico. Todo ello, por supuesto, especialmente extensible a la victima, como esta recordando constantemente el Conse- jo de Europa”. * Un problema no resuelto definitivamente 0 acaso resuelto de forma parcial y de forma, 2 mi juicio, discutible es el de los efectos que haya de producir la utilizacién de una prucba ilegalmente practicada; por ejemplo, mediante tortura o, con menor gravedad, sin posibilidad de contradiccién, que posteriormente sirve para dictar una sentencia condena- toria después recurrida. ;Debe declararse la nulidad de la sentencia y ordenar que se prac- tique un nuevo juicio oral en forma correcta, 0, por el contratio, sustituirse la conden por la absolucién? ° GONZALEZ Cuéitar, Antonio: «Reforma politica y Derecho». Coleccién Temas Constitucionales 6, Ministerio de Justicia, Secretarfa General Técnica. Centro de publica- ciones, 1985, pags. 55 y ss. "Ruiz VADILLO, Enrique: Realidades y perspectivas juridico-penales en la Espatia de £986, libro homenaje al profesor Eduardo Correira, Universidad de Coimbra, Portugal. 260 INDICIOS, PRESUNCIONES Y MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS En la fase preprocesal y en la de instruccién ha de aplicarse con prefe- rencia el articulo 17 de la Constitucién: derecho a la libertad y a la seguri- dad, el mandato de limitacién de la detencién preventiva, el derecho de informacién de forma inmediata ¢ inteligible, el derecho a no declarar, de asistencia de abogado, el procedimiento de «habeas corpus», etcétera. En la de instruccién y en la de enjuiciamiento hasta dictar sentencia rigen, en cuanto son de aplicacién, los principios ya enumerados y, por supuesto, el de limitacién de la prisién provisional y todos los derechos que recoge el articulo 24. En el momento de dictarse sentencia entra en juego con toda su fuer- za constitucional, aunque siempre deba desplegar sus efectos, el principio de presuncién de inocencia (articulo 24.2 «in fine») y también el de lega- lidad, contenido en el articulo 25.1. Y, finalmente, en la ejecucién actiia, sobre todo tratandose de penas privativas de libertad y medidas de seguridad de igual naturaleza, el arti- culo 25.2, en cuanto que su cumplimiento ha de estar orientado hacia la reeducacién y reinsercién social, en que las mismas no podran consistir en trabajos forzados y en el goce de todos los derechos fundamentales, con las excepciones que el precepto sefiala''. 1. Los indicios Con arreglo al articulo 384 LECrim., el indicio sirve (autoriza), cuando se trata de lo que se denomina indicio racional de criminalidad contra de- terminada persona, para dictar auto de procesamiento y, con arreglo al ar- ticulo 790 y ss. de la misma Ley, para dictar lo que algunos Ilaman auto de inculpacién (sobre cuya procedencia no todos estan de acuerdo), y en todo caso para adoptar determinadas medidas cautelares. Por indicio debemos entender aquella accién o sefial que da a cono- cer lo oculto, y por indicios vehementes, aquellos que mueven de tal modo a creer una cosa que ellos solos equivalen a prueba semiplena. Pero mien- tras no hay condena todo son puros indicios (a veces simples sospechas, ‘ ORBANEJA: (Lecciones de Derecho procesal. II Derecho Procesal Penal) distingue: a) Fase preliminar o previa. b) Fase de instruccién (sumario). c) Fase intermedia. d) Juicio oral, ¢) Fase de impugnacién de las sentencias penales de fondo, tritese de resoluciones definitivas (recurso de casacién —y actualmente de apelacién—) o de fallos firmes (recur- so de revisién), y f) Fase de ejecucién, 261 EsTupios DE DERECHO PROCESAL PENAL que son menos que un indicio) y mds o menos probabilidades de culpabi- lidad sobre los que pesa la presuncién de inocencia (lo que no impide, como ya hemos dicho, adoptar determinadas medidas precautorias), hasta llegar a la sentencia condenatoria, si se produce, que ha de construirse so- bre la base de lo que podemos llamar certeza juridica, esto es, la convic- cidn inequfvoca sobre la base de las pruebas de cargo practicadas, de que el hecho se ha realizado por una o varias personas determinadas. Ahora bien, el principio segtin el cual toda persona acusada de un acto delictivo se presume que es inocente hasta que su culpabilidad haya sido esta- blecida legalmente por medio de un proceso no puede tomarse literalmente, porque impediria cualquier medida cautelar sobre su persona o bienes. Por eso, dice Rodriguez. Devesa, no se encuentra en las leyes procesales penales que han de operar para que el procedimiento criminal llegue a su término una presuncién de culpabilidad (provisional, a los solos efectos cautelares de desarrollo del propio proceso), sin Ia cual no podria constituirse el proceso ni mantenerse la acusacién. En consecuencia, el principio se ha de entender en el sentido de que nadie sera tratado como culpable hasta que la culpabilidad no se haya confirmado por una sentencia firme’. El reflejo del principio en cuestién consistiria, por lo tanto, en la separacién de los presos preventivos y los penados, a ser posible en establecimientos distintos, y en la concesién de aquellas comodidades compatibles con los fines del proceso y el régimen del centro en el que el inculpado se encuentre detenido o preso (V. art. 26 de la Ley General Penitenciaria). La confusién de ideas en este punto es grande y lleva a practicas viciosas, como sefiala justamente Lépez Rey“ recogiendo una experiencia de visitante frecuente de prisiones y salas de audiencia durante cua- renta afios en cerca de sesenta y cinco paises. 2. Las presunciones Presumir supone sospechar, juzgar 0 conjeturar una cosa por tener in- dicios o sefiales para ello. Viene a ser, pues, la consecuencia, en este caso juridica, del indicio. "= Ropricuez Devesa, José M.*: Derecho penal espaol, Parte especial, Madrid, 1983, pag. 721. ‘3 En este sentido, Beristain, Bueno Aris, Garcia Valdés, etcétera. Lopez Rey: «La Justice criminelle», en Re. D. P Crim., marzo de 1963. Cit. en la obra de Rodriguez Devesa recogida en la nota 12. 262

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