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Las plantas medicinales constituyen la base del desarrollo de la medicina moderna.

Ya desde hace mucho tiempo, numerosas civilizaciones hacían uso de estos


especímenes para tratar problemas asociados a la salud. Se tiene registro que en
la antigua Teotihuacan, los aztecas ya habían catalogado las áreas de aplicación
de algunas especies de plantas, siendo aquellas para uso antiséptico, diurético,
laxante, etc. Es bien sabido que numerosas plantas están constituidas de tal forma
que les es posible tener propiedades benévolas a la salud de distintos organismos,
sean animales o humanos. El hecho de que existan antecedentes sobre el uso de
las plantas como tratamientos medicinales nos permite atribuir la eficacia que estas
tienen para el tratamiento de los malestares presentes en un cuerpo. En lo personal
creo que las plantas medicinales realmente pueden ser llamadas como tales, ya que
a la luz de la experiencia la humanidad ha elaborado infinidad de escritos sobre el
uso de estas plantas, así como tópicos referidos al manejo de las mismas. Es notorio
que algunas plantas tienen la capacidad de desarrollar sustancias que, a la hora de
consumirlas, tienen efecto directo en los variados organismos que lo consumen, por
ejemplo, tenemos a la Cannabis sativa, cuyo principal constituyente psicoactivo es
el delta-9-tetrahidrocannabinol, que genera estados de relajación y reduce dolores
musculares, esto debido a que el THC se adentra directamente al sistema nervioso
central. Las plantas medicinales son una realidad y es notoria la efectividad de
aplicación en el ser humano. En conclusión, existen miles de especies que poseen
propiedades medicinales, desde la Manzanilla hasta el Ajenjo, resultan ser
maravillas naturales para la solución de afecciones de la salud.

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