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Manual de Anclajes

Facultad de Ingeniería
en Obras de Tierras
M érid a Venezuela R ob er toU
Roberto Ucar N avar r o, P
carNavarro, PhD.
h.D

Superficie potencial de deslizamiento

Discontinuidades

Cabeza y placa de apoyo

Futura Edificación

( X n +1 , Yn +1 ) = (Xm , Ym )
Zona de anclaje
X 10 σ n+1= σ m
Y m

Túnel σn
∆X
σn-1 ∆
g (x)
σ n-2
10
g (x ) = g 10
9

u (x) 7
8 σ 10

5
6 σ 8 σ (x) y (x 10 ) = y
4
O
1
2
3
σ 6

σ σ
σ
4
0
2 X
y ( x)

Mérida, 2002
A la memoria de mis queridos padres

Pedro Ucar Echeverría

Dorita Navarro de Ucar

Con especial dedicación y cariño

A mi esposa Damaris

y a mis hijos

Adriana, Jorge y Eduardo


ÍNDICE DE MATERIAS

CAPÍTULO I

LOS ANCLAJES COMO ELEMENTO ESTABILIZADOR EN


OBRAS CIVILES Y MINERAS

CAPÍTULO II

ANÁLISIS DE LA ESTABILIDAD Y DEL SOPORTE MEDIANTE


ANCLAJES EN TALUDES ROCOSOS CONSIDERANDO ROTURA
PLANAR

CAPÍTULO III

DISEÑO DE ANCLAJES PARA LA ESTABILIZACIÓN DE


TALUDES ROCOSOS EN TRES DIMENSIONES

CAPÍTULO IV

CÁLCULO DE ANCLAJES EN TALUDES CON SUPERFICIE DE


DESLIZAMIENTO CIRCULAR

CAPÍTULO V

DIMENSIONAMIENTO DE LOS TIRANTES ANCLADOS

CAPÍTULO V I

RUPTURA DE LA MASA DE SUELO O ROCA BAJO LA ACCIÓN


DE TIRANTES ANCLADOS
CAPÍTULO VII

SOSTENIMIENTO DE LAS EXCAVACIONES SUBTERRÁNEAS


MEDIANTE ANCLAJES

CAPÍTULO VIII

MUROS ANCLADOS

CAPÍTULO IX

CONCRETO PROYECTADO, CARACTERÍSTICAS Y DISEÑO DE


LA MEZCLA
PRÓLOGO

El presente Manual de Anclajes en Obras de Tierra es el resultado de años

de estudio, investigación y ejercicio profesional del autor. Incorporado en

1976 a la sección de Geotecnia del Departamento de Vías de la Facultad de

Ingeniería de la Universidad de Los Andes , el Ing. Roberto Ucar Navarro ,

ha venido cumpliendo una destacada labor académica que ha sabido

compaginar adecuadamente con su actividad profesional , enriquecedora

en experiencias , dentro del campo de la Geotecnia.

Los trabajos de asesoría desempeñados , los ha convertido en una

verdadera extensión de la cátedra universitaria que regenta.

Estudioso de materiales tan complejos como los suelos y las rocas , ha

hechos suyas las aseveraciones de Karl Terzaghi, el artífice de la Mecánica

de Suelos , quien en el año de 1962 publicó un trabajo en la Universidad

de Harvard , sobre el pasado y el futuro de la Mecánica de Suelos ,

resaltando como fue cambiando de criterio y de punto de vista a medida

que aprendía más y más.

No es sorprendente, por tanto, estas extraordinarias producciones de

quienes dedican con pasión su tiempo al estudio, a la observación de los

hechos, a la formulación de hipótesis o leyes que los interprete y que

permitan su previsión, comprensión y explicación.

Este manual representa para el ingeniero proyectista , calculista o práctico

un recurso obligado de consulta en lo concerniente a la estabilidad de


taludes , tema íntimamente ligado con la mayoría de las obras civiles que

incluyen excavaciones , cortes y terraplenes .Comprende además Análisis

y Dimensionamiento de los Tirantes Anclados , Muros Anclados, Concreto

Proyectado , Sostenimiento de Túneles y Galerías mediante Anclajes .

Todos estos temas son expuestos con singular maestría, con rigor

matemático sin llegar a extremos .

La introducción formal de conceptos va precedida de observaciones que la

motiven y despierten el apetito intelectual por su desarrollo, idealización y

aplicación.

La investigación realizada de muchos sistemas tendentes a simplificar los

cálculos le hace versátil, pues pone a disposición del ingeniero

procedimientos de análisis y cálculo si no absolutamente rigurosos, por lo

menos, muy aproximados a la realidad.

Sistemas rápidos experimentados que ayudan a hacer los estudios más

fáciles y más exactos y permiten por otra parte , un estudio de las

estructuras de contención más económicas, resistentes y durables.

Constituye un recurso didáctico aprovechable para quien desea hablar con

propiedad de estabilidad y de soporte en masas de suelos y rocas, para

quienes conjugan teoría y práctica . Permítanme modificar a mi manera lo

dicho alguna vez por Terzaghi , “quien sólo conoce la teoría de la

geotecnia y carece de experiencia práctica puede ser un peligro público”.


El estudio detallado del contenido de este manual y las críticas que pueda

merecer estimularán a su autor , sostengo ese criterio , a profundizar en el

fundamento , evolución y alcance de lo expuesto .

José Isidro Casteletti López

Profesor Titular de la Facultad de Ingeniería

Universidad de Los Andes -Mérida


INTRODUCCION

La experiencia acumulada en el campo de la ingeniería práctica y teórica, a

través de la mecánica de suelos y de rocas en las últimas cuatro décadas

tanto en Europa como en Norte América, así como el éxito alcanzado

mediante la aplicación de la técnica de los tirantes anclados como

elemento estabilizador en las diferentes obras civiles y mineras, han

permitido obtener verdaderas soluciones a la gran variedad y

complejidad de problemas reales, a sabiendas de la existencia de suelos y

macizos rocosos que presentan condiciones extremadamente difíciles.

El objetivo fundamental del anclaje es de sostener y por lo tanto reforzar,

tanto las masas de suelo o de rocas meteorizadas y diaclasadas que debido

a la baja capacidad portante que poseen están propensas a fallar.

Estas masas, potencialmente inestables, pueden estabilizarse a través de

los anclajes, los cuales generan un incremento de las tensiones normales

sobre la superficie potencial de rotura, y por ende un aumento en la

resistencia al esfuerzo cortante del terreno mediante la transmisión de

fuerzas externas a la profundidad de diseño.

Por consiguiente, es esencial tener un conocimiento de las

características geotécnicas del suelo y del macizo rocoso,

particularmente en lo referente a las discontinuidades y su arreglo espacial,

así como el flujo de agua a través del subsuelo.


Adicionalmente, se debe estudiar y conocer los cambios tensionales y

las deformaciones que se producen después de aplicados los

procedimientos de estabilización.

Lo anterior implica que el ingeniero debe estar actualizado en relación a

las nuevas técnicas y metodología que se han desarrollado.

Vista la importancia de estos aspectos y su trascendencia en las obras

civiles y mineras, los cuales sumados al apoyo entusiasta del

Departamento de Vías de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de

Los Andes, he asumido la importante responsabilidad de escribir una nueva

edición del "MANUAL DE ANCLAJES EN OBRAS DE TIERRA",

compromiso el cual agradezco tomando en cuenta la contribución que

puedan tener los temas investigados, en el cual el anclaje juega un papel de

vital importancia como elemento estructural que colabora como soporte y

por ende como medio estabilizador del terreno que lo circunda.

Por otra parte, cabe destacar que al intentar elaborar y darle forma al libro,

me encontré‚ con tres alternativas que podrían llevarse a cabo.

En la primera, se enfocaría el atractivo de una serie de análisis teóricos,

que harían sentir a los lectores lo sobresaliente de esta técnica constructiva.

En la segunda opción, se presenta la senda tentadora del cálculo

práctico, el cual al hacer caso omiso de los fundamentos teóricos, nos

conduciría a soluciones con gran simplicidad muy del agrado de muchos

ingenieros experimentados que desean fórmulas de aplicación inmediata.


Al considerar el tercer camino a seguir se tendría que recorrerlo

tomando en cuenta los suficientes conocimientos teóricos,

conjuntamente con la profundidad requerida que permita aportar al mismo

tiempo, el apoyo claro y conciso a las resoluciones prácticas que aparecen

planteadas a través de los diferentes tópicos incluidos en el manual.

Por lo tanto, no hay ningún interés de acrecentar aún más la excelente

cantidad de literatura teórica existente, pero tampoco se desea colaborar

en el sentido de convertir a los jóvenes profesionales de la ingeniería

en simples máquinas de cálculo al aplicar la técnica de los tirantes

anclados.

En estas condiciones, a pesar que el título se refiere a un manual de

anclajes, éste contiene importantes desarrollos teóricos al buscar como

objetivo final tratar de alcanzar la tercera opción, en la cual concurra el

verdadero equilibrio teórico y práctico.

A la vez, no se pretende que en este trabajo sobre la aplicación de los

tirantes anclados como elementos de refuerzo del terreno se encuentren

resueltas todas las dudas que le puedan surgir al ingeniero, sino más bien

una exposición con fundamentos teóricos sólidos sin perder de vista los

aspectos de aplicación en los diversos procedimientos y técnicas utilizadas

en el diseño de los anclajes como elemento estabilizador.

También es importante destacar que el manual tiene como aspecto

primordial colaborar si ninguna presunción en la preparación de


mejores ingenieros, mejores estudiantes y, como corolario natural, lograr

excelentes hombres en beneficio de la comunidad donde aporten su

experiencia y conocimientos.

No se ha olvidado al escribir estas páginas introductorias la deuda de

gratitud contraída con los que fueron guías y consejeros, Profesores

Eduardo Peláez de la Universidad Central de Venezuela y Wilbur I.

Duvall de Colorado School of Mines. También al Ingeniero Rolando

Rodrigo Alarcón, quien con sus palabras de aliento generaron la

motivación para que se llevara a cabo esta difícil tarea de escribir un

libro. Fallecido inesperadamente y prematuramente, el vacío que deja

como un excelente profesional y venezolano ejemplar, es la prenda más

segura de memoria imperecedera.

Asimismo agradezco la colaboración prestada al personal del Laboratorio

de Control de Calidad adscrito al antiguo Ministerio de Transporte y

Comunicaciones, actual Ministerio de Infraestructura, quienes me han

suministrado información muy beneficiosa a través de los ensayos

realizados, los cuales han sido aplicados en el diseño de la mezcla del

concreto proyectado, tomando en cuenta el correcto balance de los

materiales, lo que ha permitido llevar a cabo ejemplos de aplicación

directamente de la propia obra.


De igual modo deseo manifestar mi gratitud al Ingeniero William Zabala,

quien a través de su experiencia en el campo del concreto proyectado ha

contribuido con sus valiosos comentarios en que se haya mejorado

este significativo tema.

Un reconocimiento especial a Magaly Varona, secretaria del

Departamento de Vías de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de

Los Andes, por su óptimo trabajo en transcribir el manuscrito.

También a Javier Cerrada, por su gran dedicación y profesionalismo

demostrado a través de los excelentes dibujos y gráficos contenidos en el

presente Manual.

Por otro lado, parte de la experiencia aquí transmitida, ha sido el

resultado de varios años de trabajo como gerente general de la empresa

GEOVANCA (Geotecnia, Voladuras y Anclajes, C.A.), donde se

realizaron importantes obras de estabilización a lo largo y ancho de los

andes venezolanos.

Sin lugar a dudas gran cantidad de referencias utilizadas en esta

investigación han sido el producto de una laboriosa recopilación

bibliográfica llevada a cabo durante mis estudios de doctorado en el

Departamento de Mecánica de Rocas en la Universidad de Mc Gill en

Canadá. Todo esto sumado al valioso apoyo recibido por parte de la

hemeroteca de nuestra apreciada Facultad de Ingeniería a través de las

diferentes publicaciones geotécnicas, lo que ha permitido aprender y


desarrollar nuevas técnicas de soporte mediante anclajes en la ingeniería

del terreno.

Finalmente , espero que las sugerencias que puedan hacer los

especialistas dedicados al campo de la geotecnia ayudarán a perfeccionar

en un futuro esta modesta obra concerniente con la aplicación de los

tirantes anclados en las obras de tierra.

Mérida, Mayo de 2002

Roberto Ucar Navarro, Ph.D

Profesor Titular de la Facultad de Ingeniería

Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela

Correo electrónico: robertoucar@cantv.net


Roberto Ucar Navarro

CAPITULO I

LOS ANCLAJES COMO ELEMENTO ESTABILIZADOR EN LAS OBRAS


CIVILES Y MINERAS

1.- INTRODUCCION

Aproximadamente desde 1950, se ha desarrollado el concepto de masas rocosas y

suelos anclados con elementos pretensados hasta alcanzar un campo muy amplio

de aplicación.

Los anclajes constituyen en los actuales momentos un medio esencial para

garantizar la estabilidad de estructuras muy diversas, lográndose utilizar los

procedimientos y posibilidades que la tecnología actual del soporte mediante anclajes

pone a nuestra disposición para aplicar la técnica moderna del sostenimiento.

Los anclajes pueden usarse en forma muy ventajosa en cualquier situación en que se

necesite la ayuda de la masa de suelo para soportar un determinado estado de

tensiones o esfuerzos.

Casos muy comunes se producen en los muros de tierra en donde es necesario

garantizar la estabilidad de la masa de suelo, y por ende el de la obra.

Como elemento que contrarresta las subpresiones producidas por el agua, en el

sostenimiento de techos y hastiales en obras subterráneas de vialidad, de centrales

hidroeléctricas y mineras, e igualmente como soporte artificial en taludes

constituidos por masas de suelos y/o de rocas.

1
Roberto Ucar Navarro

En el caso de muros anclados, es muy común observar este tipo de obra a lo largo y

ancho de importantes tramos carreteros, en donde parte de la calzada ha colapsado al

producirse una disminución en la resistencia al corte de la masa de suelo.

Estos problemas han sido resueltos satisfactoriamente a través de las pantallas o

muros atirantados.

En este sentido, cabe destacar que en las construcciones civiles se viene utilizando

cada vez con mayor frecuencia y éxito los anclajes inyectados para sostener muros

y absorber momentos volcadores. Este último como ocurre en las torres de alta

tensión y en las presas para resistir las fuerzas volcadoras debidas al agua, así como

en otras numerosas obras, en la cual la fuerza de tracción al terreno del anclaje

transfiere las solicitaciones hasta una zona más profunda y estable, y por tanto de

mayor capacidad portante. En estas condiciones , la resistencia tangencial de la

masa de suelo o roca circundante al miembro estructural empotrado actúa para

resistir dicha carga de tracción.

En lo referente a obras subterráneas tales como galerías y túneles de vialidad el

problema fundamental que se plantea es el de asegurar el sostenimiento mediante

anclajes durante y posterior al período de excavación, definiendo y construyendo

un soporte y revestimiento capaz de asegurar la estabilidad definitiva de la obra.

Lo mencionado anteriormente es de vital importancia, por cuanto la concentración de

esfuerzos en la vecindad de la excavación puede ser la causante que la roca

2
Roberto Ucar Navarro

fracturada pueda desplazarse comprometiendo la estabilidad de la bóveda y de los

hastiales del túnel.

Cabe destacar también, que el sistema de muros anclados o sistemas de contención

por medio de anclajes, bien sea activos o pasivos, es cada vez de mayor utilización.

La razón fundamental se debe a que en los centros urbanos de gran desarrollo es

frecuente la construcción de edificios con varios sótanos donde se requieren cortes

de gran altura.

Lo dicho anteriormente indica que la utilización de los anclajes ha sido considerada

como una excelente alternativa técnica y económica en la construcción de muros de

retención, conjuntamente con los procedimientos modernos que nos ofrece el

concreto proyectado bien sea por vía seca o húmeda. Por supuesto, al realizar este

tipo de obra deben tenerse en cuenta otros aspectos que sin lugar a dudas son de vital

importancia, tales como las construcciones vecinas y las redes de servicio. En este

sentido, no se deben correr riesgos innecesarios que puedan causar pérdidas

materiales y hasta humanas.

Por otra parte, al diseñar un sistema de anclajes es fundamental no sólo llevar a cabo

todas las comprobaciones de estabilidad , sino a la vez un análisis detallado del tipo

de anclaje que mejor se adapte al terreno , conjuntamente con una adecuada

disposición , la cual permita una mejor ejecución y funcionamiento del refuerzo

metálico.

3
Roberto Ucar Navarro

De esta forma, se asegura que estos elementos que trabajan a tracción mejorarán las

condiciones de equilibrio de la estructura incorporando al conjunto las fuerzas de

masa por unidad de volumen que las circunda.

Finalmente, las gráficas que se adjuntan en las páginas siguientes muestran una

gran variedad de ejemplos representativos de la utilización de los anclajes empleados

como medio estabilizador en las diferentes construcciones civiles y mineras , así

como los detalles principales y partes típicas de los anclajes al terreno.

4
Roberto Ucar Navarro

N.F.

Tirante anclado

A.- Contrarrestando las subpresiones


producidas por el agua
B.- Techo de la galería soportado
mediante bulones
220 m
Cabeza de anclaje

C.- Resistiendo las fuerzas


volcadoras debido al agua Presa de Cheurfas
( Argelia )

200 m

Anclaje en roca Arenisca

Caliza

Arenisca Amarilla

Arcilla

Figura 1.1. Diferentes aplicaciones de los tirantes anclados

5
Roberto Ucar Navarro

Por otra parte, la continua investigación y las necesidades cada vez más

complejas, encaminadas a ofrecer una óptima solución a la gran variedad de

problemas existentes, ha generado que las empresas de ingeniería especializadas

dispongan de una amplia gama de anclajes diseñados para garantizar la estabilidad

aun en suelos y macizos rocosos que presentan condiciones extremadamente

difíciles.

Como es bien conocido en los últimos años, se han llevado a cabo muchos

estudios experimentales y teóricos sobre anclajes. El criterio actual de diseño puede

ser clasificado en dos principales grupos, el primero se basa en la teoría de la

elasticidad, la cual presenta limitaciones cuando se trata de masas rocosas

heterogéneas.

El segundo criterio involucra la selección de parámetros mediante reglas

empíricas. La brecha entre estos dos extremos es todavía muy real y las razones son

que al diseñar un sistema de anclaje el proceso es complejo y requiere un

conocimiento detallado de la geología del sitio, de las propiedades de las rocas,

de las condiciones hidráulicas del suelo, conjuntamente con el estado de las

presiones originadas por el flujo de agua a través de la masa del subsuelo.

Adicionalmente es importante conocer la magnitud y dirección de los esfuerzos

antes y después de la excavación.

6
Roberto Ucar Navarro

Paralelamente, al diseñar y ejecutar el sostenimiento mediante tirantes anclados se

requiere estudiar en detalle los conceptos principales de diseño en relación a los

cuatro modos de ruptura:

a) Ruptura de la masa rocosa o de suelo

b) Ruptura en la interfase acero-lechada de cemento

c) Ruptura en el contacto roca/suelo-lechada de cemento

d) Ruptura de la barra o guayas de acero.

Por tanto, al establecer el factor de seguridad del anclaje como elemento

estabilizador, cada uno de los modos de falla antes mencionados deben ser

considerados, siendo cada caso en particular estudiado en detalle en los capítulos

siguientes.

Por otra parte , la función principal del anclaje es de reforzar y sostener suelos y

masas rocosas parcialmente sueltas, fracturadas o incompetentes que de otra

manera pueden estar sujetas a fallar.

Estas masas inestables pueden estabilizarse mediante anclajes, al generarse un

incremento de las tensiones normales sobre la existente o potencial superficie de

rotura, lográndose por lo tanto un aumento en la resistencia al esfuerzo cortante

en dicha superficie.

Los anclajes introducen tensiones y deformaciones adicionales en la masa de suelos

mejorando la estabilidad general, y en donde el tipo de anclajes, el método de

7
Roberto Ucar Navarro

instalación, conjuntamente con los aspectos geológicos más resaltantes juegan un

papel preponderante en el diseño del soporte.

Tomando en cuenta estos aspectos al ingeniero le interesa mantener

fundamentalmente la estabilidad de la masa de suelo o roca , incrementando su

resistencia a través de la aplicación de los procedimientos modernos que ofrece este

sistema de refuerzo al mejorar los niveles de seguridad del terreno , el cual

previamente se caracterizaba por ser potencialmente inestable.

A pesar de que existen diferentes métodos de estabilización, el soporte mediante la

técnica de los tirantes anclados ha tenido mucho éxito, aun en condiciones

desfavorables como es el caso de rocas relativamente meteorizadas y fracturadas.

Lógicamente el área principal de aplicación del anclaje es estabilizar la masa

rocosa o de suelo que no está en equilibrio consigo misma mediante la

transmisión de fuerzas externas a la profundidad diseñada. En estas condiciones

es esencial tener un conocimiento preciso de las características geotécnicas del

suelo y del macizo rocoso, particularmente en lo referente a las

discontinuidades y su arreglo espacial, así como el flujo de agua a través del

subsuelo. Adicionalmente, se debe también estudiar y conocer los cambios

tensionales y las deformaciones que se producen durante y después de la

construcción

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Roberto Ucar Navarro

Viga de concreto

Malla soldada cubriendo


la superficie

Zona de anclaje

Superficie potencial
de deslizamiento
α
β

Figura 1.2 Estabilización de taludes mediante la técnica


de tirantes anclados según Barron et al [1].
.

9
Roberto Ucar Navarro

Superficie potencial de deslizamiento

Zona de anclaje

Futura Edificación

Figura 1.3. Muro anclado construido en centro urbano

Así, un caso que presenta interés especial corresponde a la figura (1.4), en la cual

se muestra de acuerdo a la empresa Bauer [2], la forma de ejecutar los anclajes

como elementos de soporte en las obras de tierra.

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Roberto Ucar Navarro

Perforación de un barreno con o sin revestimiento


de 75 - 150 mm de diámetro

Extración de la barras de
perforacion e introducción del
conjunto tensor del anclaje

Extracción de la tubería de revestimiento


inyec tando a presión simultáneamente
lechada de cemento en toda la longitud
de anclaje del elemento tensor

Verificación del anclaje


4 5
6
3

7
2

8
1

6-8 días aproximadamente


después de su inyección

Conjunto de apoyo

Cabeza de anclaje Pantalla a anclar

Vaina de protección
Puesta en tensión del anclaje
Elemento tensor de anclaje
a la carga deseada

Bulbo de inyección

Zona de anclaje

Figura 1.4 Diferentes etapas de la instalación del anclaje según Bauer [2]

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Roberto Ucar Navarro

2.- CONCEPTOS Y CARACTERÍSTICAS DE LOS ANCLAJES

INYECTADOS

Estos tipos de anclajes son armaduras metálicas, alojadas en taladros perforados,

cementadas mediante inyecciones de lechada de cemento o mortero.

El elemento estructural es sometido a tracción, generando un esfuerzo de anclaje el

cual es soportado por la resistencia al corte lateral en la zona de inyección en

contacto con el terreno.

A través de la inyección, se forma un miembro empotrado en el extremo profundo

del tirante metálico colocado dentro del barreno, por lo tanto las fuerzas que actúan

sobre el anclaje inyectado no se transmiten al terreno en toda su longitud, sino

solamente en el tramo de la zona inyectada.

Cabe destacar que adicionalmente a los anclajes inyectados se emplean también los

pernos de anclaje puntuales, los cuales tienen un dispositivo para empotrar el sistema

de anclaje en el fondo del barreno, siendo en minería muy utilizados los de

expansión.

Este tipo de pernos se anclan debido a la apertura que se producen en dos valvas

metálicas ranuradas al apretar el perno.

Igualmente, es práctica común emplear los pernos de anclaje repartidos (anclajes

pasivos), en el cual el empotramiento a la roca se efectúa en toda la longitud del

barreno con lechada de cemento o resina. En el último caso mencionado, la resina y

12
Roberto Ucar Navarro

el elemento endurecedor se colocan en unas cápsulas en el fondo del barreno. Al

colocar la varilla metálica y rotarla se rompen las cápsulas mezclándose sus

componentes.

En las resinas rápidas, el fraguado tiene lugar en un tiempo menor del minuto y en

las lentas entre tres y cuatro minutos.

También se cementan los pernos mediante el denominado tipo Perfo, el cual consiste

en colocar el mortero en un cuerpo cilíndrico perforado (constituido por dos chapas)

que se incorpora en el interior del barreno.

Posteriormente se introduce el perno que comprime el mortero, el cual es obligado a

salir por los agujeros de las chapas rellenando todo el volumen del barreno.

Adicionalmente, es importante mencionar que entre 1977 y 1980 se desarrolló el

sistema Swellex a través de un programa de investigación llevado a cabo por la

empresa Atlas Copco en Suecia, el cual consiste en bulones de acero tubular de

anclaje mecánico repartido que han sido doblados longitudinalmente para reducir su

diámetro, al cual se le incorpora una bomba de inyección de agua de alta presión.

Una vez colocado el bulón en el taladro, se bombea agua a alta presión (unos 30

MPa) en su interior a través del orificio de inyección del casquillo inferior. Como

resultado del proceso de bombeo, el bulón Swellex se comprime contra las paredes

de barreno adaptándose a la vez a las irregularidades del terreno.

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Roberto Ucar Navarro

En estas condiciones, una vez expandido el bulón se produce una presión de contacto

entre el bulón y la pared del barreno, en la cual actúan dos tipos de fuerzas, una

radial perpendicular su eje en toda su longitud, y otra friccionante que dependerá

principalmente de la estructura de la roca,

Por otra parte, en los tirantes de anclaje se utilizan como miembro de tracción

barras de acero de alta resistencia. Las barras tienen generalmente un fileteado

exterior que aumenta la adherencia en la zona de anclaje y permite por otra parte la

unión por medio de manguitos especiales.

El bloqueo de la barra sobre la placa de apoyo se hace por medio de una tuerca. Los

tirantes de este tipo corresponden a capacidades portantes relativamente bajas del

orden de los 500,00 kN y aún menores.

Con mayor frecuencia se utilizan los tirantes constituidos por un cierto número de

hilos o de cables unidos formando un haz. El anclaje se hace generalmente

mediante enclavamientos cónicos, como se podrá observar más adelante.

Para los tirantes anclados en roca se pueden alcanzar perfectamente unidades

que sobrepasan los 3.000,00 kN. Para tirantes anclados en terrenos aluviones las

tensiones son más bajas y actualmente se limitan a 1.000,00 ó 1.500,00 kN.

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Roberto Ucar Navarro

Discontinuidades

Cabeza y Placa de Apoyo

Zona de Anclaje

Túnel

Figura 1.5 Roca fracturada en el portal de un túnel estabilizada mediante la técnica


de tirantes anclados de acuerdo a Schnabel [3]

Los tirantes se componen de tres partes:

a) La zona de anclaje propiamente dicha.

b) Una zona libre en la que el tirante puede alargarse bajo el efecto de la

tracción. En esta zona el tirante se encuentra generalmente encerrado en

una vaina que impide el contacto con el terreno.

c) La cabeza de anclaje que transmite el esfuerzo a la estructura o pantalla.

15
Roberto Ucar Navarro

La zona de anclaje es la parte solidaria al terreno, y es la encargada de transferir los

esfuerzos al mismo.

La zona libre es la parte en la cual la armadura metálica se encuentra separada o

independizada del terreno que la rodea, lo que permite deformarse con plena libertad

al ponerse en tensión.

Por último, la cabeza, corresponde a la zona de unión de la armadura a la placa de

apoyo. El anclaje de los tirantes se coloca mediante inyecciones de mortero o de

lechada de cemento. El tirante tiene uno o dos tubos que sirven para la inyección y

para la salida del aire.

Este último sirve para indicar que el barreno ha sido totalmente inyectado y por

ende la zona de anclaje.

Para repartir el esfuerzo ejercido por el tirante sobre la estructura a estabilizar se

utiliza una placa de hormigón armado o metálica.

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Roberto Ucar Navarro

Lon
gi tud
to tal
Zon
a Li
bre

Zon
Cabeza anc a de
laje

Lechada
de cemento

Armadura

Bulbo de
Tubo protector anclaje

Figura 1.6 Detalle de un tirante anclado


Tubo de inyección
Muro

Cabeza
Forro de protector
Placa
de apoyo

Zo
na
li b re Bulbo

Zo
na
d ea
ncl
a je

Figura 1.7 Sección típica de un tirante anclado

17
Roberto Ucar Navarro

En relación a las características de los anclajes, Ayala et al [4] menciona lo

siguiente:

La longitud de los anclajes suele oscilar entre 10 y 80 m y el diámetro de

perforación entre 75 y 150 mm.

Los anclajes pueden dividirse según su aplicación en función del tiempo de

servicio, distinguiéndose los siguientes tipos:

a) Anclajes provisionales: Tienen carácter de medio auxiliar y proporcionan las

condiciones de estabilidad a la estructura durante el tiempo necesario para disponer

otros elementos resistentes que los sustituyan. De acuerdo a Habib [5] la vida útil

no debe ser mayor de 18 meses.

b) Anclajes permanentes: Se instalan con carácter de acción definitiva. Se

dimensionan con mayores coeficientes de seguridad y han de estar proyectados y

ejecutados para hacer frente a los efectos de la corrosión. Dichos anclajes están

diseñados para una vida de servicio superior a los 18 meses [5].

Como previamente se ha indicado en este tipo de anclajes es importante disponer

de la aplicación de un sistema anticorrosivo que garantice la protección del acero por

varias décadas. El anticorrosivo debe ser resistente a los agentes químicos y

elementos bacteriológicos, además de los ácidos orgánicos, así como resistente a los

niveles de agresividad del suelo.

18
Roberto Ucar Navarro

Adicionalmente la armadura metálica debe ser capaz de transmitir de forma duradera

y continua los esfuerzos del anclaje sin sufrir deterioro alguno.

En definitiva se requiere adoptar una filosofía de diseño orientada a poder asegurar

una protección completa del tirante y de la lechada de cemento.

En función de su forma de trabajar se pueden clasificar en:

c) Anclajes pasivos: No se pretensa la armadura después de su instalación. El

anclaje entra en tracción al empezar a producirse la deformación de la masa de

suelo o roca.

d) Anclajes activos: Una vez instalado se pretensa la armadura hasta alcanzar su

carga admisible, comprimiendo el terreno comprendido entre la zona de anclaje

y la placa de apoyo de la cabeza.

e) Anclajes mixtos: La estructura metálica se pretensa con una carga menor a la

admisible, quedando una fracción de su capacidad resistente en reserva para hacer

frente a posibles movimientos aleatorios del terreno.

La carga admisible de una armadura es igual al producto de la sección de acero por

su limite elástico, multiplicado por un coeficiente de seguridad (0,6 para anclajes

permanentes y 0,75 para anclajes provisionales). Por lo tanto, al utilizar anclajes

permanentes la carga o tracción máxima admisible (service load o designa load)

corresponde a Ta ≤ 0,6 Tg, siendo Tg la carga que representa el limite elástico

19
Roberto Ucar Navarro

considerando el 0,1% de la deformación en el diagrama σ -ε , para barras o cables

de alta resistencia , y 0,2 % para aceros normales.

En una forma aproximada Tg ≈ 0,85 Fpu, es decir un 85% de la carga de rotura

(ultimate tensile load), lo que conlleva a obtener finalmente que Ta ≈ 1/2 Fpu.

La Tabla 1.1*, muestra según Pfister et al [6] las características mecánicas

de las barras, cordones y alambres utilizados como elementos de soporte, la cual

es de gran utilidad para determinar la carga de diseño , así como la separación entre

anclajes.

*
Se ha conservado el sistema técnico de las unidades utilizado por el autor.

20
Roberto Ucar Navarro

TABLA 1-1

CARACTERISTÍCAS MECÁNICAS DE BARRAS, CORDONES Y ALAMBRES


SEGÚN PFISTER [6]

TIPO ÀREA Es Tg Fpu Tipo de acero St Ta (tf)


(mm2) (tf) (tf) (tf) (Normas francesas) Para
(kgf/mm2) anclajes
perma-
nentes
φ26DYb 551,00 41,00 47,00 58,00 85,00-105,00 28,00
Barras φ32DY 804,00 60,00 68,00 84,00 (Esfuerzo de tracción 41,00
φ36DY 1.018,00 76,00 87,00 107,00 al 0,1% de 52,00
deformación –
resistencia última)
1T13° 93,00 12,00 15,00 17,00 9,00
2T13 186,00 24,00 30,00 34,00 18,00
4T13 372,00 48,00 60,00 68,00 36,00
6T13 558,00 72,00 90,00 102,00 54,00
7T13 651,00 84,00 105,00 119,00 63,00
8T13 744,00 96,00 12,00 136,00 72,00
9T13 837,00 108,00 135,00 153,00 163,00-185,00 81,00
10T13 930,00 120,00 150,00 170,00 90,00
11T13 1.023,00 132,00 165,00 187,00 99,00
12T13 1.116,00 144,00 180,00 204,00 108,00
1T15 139,00 18,00 22,00 24,00 13,00
6T15 834,00 108,00 132,00 148,00 79,00
7T15 973,00 126,00 154,00 173,00 92,00
Cordones 8T15 1.112,00 144,00 176,00 198,00 105,00
(torones) 9T15 1.251,00 162,00 198,00 222,00 118,00
10T15 1.390,00 180,00 220,00 247,00 132,00
11T15 1.529,00 198,00 242,00 272,00 145,00
12T15 1.668,00 216,00 264,00 296,00 153,00-175,00 158,00
13T15 1.807,00 234,00 286,00 321,00 171,00
14T15 1.946,00 252,00 308,00 346,00 184,00
15T15 2.085,00 270,00 330,00 371,00 198,00
16T15 2.224,00 288,00 352,00 395,00 211,00
17T15 2.363,00 306,00 374,00 420,00 224,00
18T15 2.502,00 324,00 396,00 445,00 237,00
9T18 2.007,00 266,00 297,00 349,00 178,00
12T18 2.676,00 354,00 396,00 465,00 237,00

6W8d 301,00 30,00 39,60 44,40 148,00-194,00 23,00


8W8 401,00 40,00 52,80 59,20 31,00
Alambres 10W8 502,00 50,00 66,00 74,00 40,00
12W8 604,00 60,00 79,20 88,80 47,00
131,00-148,00

b – Barras Dywidag
c – Torones: 8T13 = 8 torones φ 13 mm
d – Alambres
T a = Límite elástico correspondiente al 0,1% de la deformación
en el diagrama σ-ε ∴ Tg ≈ 0,85 Fpu
E s = Límite elástico de proporcionalidad , T a = Tracción admisible

21
Roberto Ucar Navarro

Por ejemplo, si se considera una barra φ 32 DY, St 85/105 ( 85/105 kgf / mm 2 )

es decir ( 834/1.030 MPa ) los valores de Fpu (carga de rotura), Tg (limite

elástico) y Ta (tracción admisible) son respectivamente:

π ( 32,00 ) 2
2 2
Área = mm ≈ 804 , 00 mm
4

Fpu = (Área de la barra · Resistencia unitaria)

Fpu = 804,00 mm2 ·1.030,00 N/mm2 = 828.12 kN ( ∼84,00 tf )

Tg = (Área de la barra · Esfuerzo de tracción al 0,1% de deformación)

Tg = 804,00 mm2 · 834,00 N/mm2 = 670,54 kN ( ∼ 68,00 tf )

Tg ≈ 0,85 · Fpu ≈ 0,85 · 828,12 kN ≈ 704,00 kN (71,00 tf valor aproximado para

fines prácticos)

Ta = 0,60 · Tg (Anclajes Permanentes)

Ta = 0,60 · 670,54 kN ≈ 402,32 kN ( ∼ 41,00 tf, ver tabla 1.1)

Para el caso de un cable constituido por cuatro torones de φ 13,00 mm, 4T13

(cada torón está formado por siete hilos, seis de acero de φ 4,10 mm alrededor de

un alma central metálica de φ 4,20 mm)*, resulta:

El diámetro del cable se mide sobre el resalte máximo de los torones o hilos, y no sobre los llanos. Es un dato nominal
puesto que cualquiera que sea el cuidado que se ponga en la fabricación el diámetro del cable varía de forma sensible
de una a otra sección, por lo tanto posee dos diámetros, siendo el diámetro práctico igual al teórico más o menos 5%.

22
Roberto Ucar Navarro

Área del cordón (torón) =


π
4
[( 4,20 ) 2 + 6 ( 4,10 )2 ] mm2 = 93,00 mm2

Fpu = 4 (93,00 mm2 · 1.815,00 N/mm2)

Fpu = 4 · 168,80 kN = 675,20 kN (∼68,00 tf)

Tg = 4 (93,00 mm2 · 1.599,00 N/mm2)

Tg = 4 · 148,71 kN = 594,84 kN (∼60,00 tf)

Tg ≈ 0,85 Fpu = 0,85 · 675,20 kN = 573,92 kN ( ∼58,00 tf )

Ta ≈ 0,60 · Tg = 0,60 · 594,84 kN = 356,90 kN ( ∼36,00 tf )

Finalmente si el torón es 1T15, el alma tiene un diámetro de φ 5,35 mm, más seis

hilos de satélite de φ 5,20 mm, dando una sección metálica nominal de

aproximadamente 140,00 mm2.

Durante la fase del tensado, es importante llevar a cabo la tracción de prueba Tp ,

la cual está limitada por la tracción admisible y por la tracción correspondiente al

limite elástico.

Tp = 1,20 Ta (anclajes provisionales)

Tp = 1,30 Ta (anclajes permanentes), siempre que Tp ≤ 0,90 Tg.

La tracción de prueba se mantiene durante cierta cantidad de tiempo y al fijar la

armadura a la estructura, se produce un desplazamiento de la misma y la

correspondiente pérdida de tensión, además de las producidas por el sistema de

23
Roberto Ucar Navarro

anclaje a gato, penetración de cuñas, etc. (aproximadamente un 3% de la carga),

hasta llegar a la tensión real al final del bloqueo Tb ( lock-off load ).Debido a que la

tracción en el tirante decrece con el tiempo por pérdidas por relajación del acero, y

a deformaciones que sufre el terreno Tb = (Ta + pérdidas de tensión).

Grieta de tracción

Superficie de Deslizamiento

Figura 1.8 Estabilización de talud rocoso utilizando la técnica de anclajes


en las vías terrestres .
En base a lo indicado por Habib [5], los anclajes instalados en suelos de buena,

capacidad las pérdidas han representado alrededor del 2 al 3% de la carga

máxima, lógicamente es necesario agregar además las pérdidas accidentales y

24
Roberto Ucar Navarro

aquellas no proporcionales a la carga causadas por fenómenos más complejos

inherentes al proceso de adherencia en la zona del anclaje.

Con el objeto de aclarar lo arriba indicado se lleva a cabo el siguiente ejemplo con

pequeñas variaciones, el cual es descrito por Xanthakos [7].

Cable de 7 torones de φ 13,00 mm con una carga de rotura por cordón de 167,00 kN,

es decir la carga total última a tracción es Fpu = 7 x 167,00 kN = 1.169,00 kN,

siendo el valor de Ta = 1/2 Fpu = 584,50 kN. El área total del anclaje por cable

constituido por los siete torones es A = 7 · 93,00 mm2 = 651,00 mm2 y el módulo

de elasticidad E=197,00.106 kN/m2.

Las pérdidas iniciales producidas por la puesta de tensión en el sistema de anclaje a

través del gato, penetración de cuñas y rozamiento en la entubación es de 6,00

milímetros y las pérdidas diferidas a través del tiempo por relajamiento del

acero y deformaciones del suelo han sido estimadas en un 8% de la carga de

diseño. La longitud libre del anclaje es L = 12,00 m.

Inicialmente el alargamiento del acero es:

Ta ⋅ L 584 ,50 kN ⋅ 12,00 m


(∆ L ) i = =
−6 2 6
A ⋅E 651 , 00 ⋅ 10 m . 197 , 00 ⋅ 10 kN / m
2

25
Roberto Ucar Navarro

(∆ L ) i = 0,0547 m = (54,70 mm)

Por lo tanto el alargamiento total estimado, considerando el 8% a través del tiempo,

más el correspondiente a las pérdidas iniciales es:

( ∆ L ) t = 54,70 mm · 1,08 + 6,00 mm ≈ 65,00 mm

Bajo estas condiciones la carga de tracción de bloqueo Tb requerida, a objeto

de lograr la carga de diseño Ta , una vez consideradas las pérdidas es :

(∆L ) t . A. E 65, 00 ⋅ 10
−3
⋅ 651 , 00 ⋅ 10
−6 2 6
m ⋅ 197, 00.10 kN / m
2
Tb = =
L 12 , 00 m

Tb = 694,67 kN, es decir aproximadamente un 59,00% de Fpu

26
Roberto Ucar Navarro

S (x+ ∆ x)
E (x+ ∆ x)
E (x)

S (x)
∆w
∆ T

∆N
Fa α
Na ψ
Ta
β

Figura 1.9 Tirantes anclados como elemento estabilizador

en masa de suelos.

Discontinuidades

Figura 1.10 a Bulones de anclajes soportando un bloque de roca en un


túnel excavando a través de un macizo rocoso diaclasado.

27
Roberto Ucar Navarro

α ψ

Figura 1.10 b Galería excavada en roca estratificada y estabilizada


mediante bulones o pernos de anclaje.

De acuerdo a Muzás Labad [8] los materiales empleados como armadura o

miembro de tracción son los siguientes:

- Alambres de acero de alta resistencia.

- Cordones o torones constituidos por alambres de alta resistencia.

- Barras de Acero especial.

Los alambres utilizados generalmente tienen un diámetro entre 5 y 8 mm. El acero

posee una resistencia a tracción de 1.600,00 a 1.900,00 N/mm2 y un límite elástico

convencional de 1.450,00 a 1.700,00 N/mm2.

28
Roberto Ucar Navarro

La armadura de los anclajes se conforma de una serie de alambres paralelos cuyo

número suele oscilar entre 6 y 54.

Alambres con un diámetro algo inferior (entre 2 y 4 mm) sirven para la fabricación

de cordones de alambres trenzados. Los más utilizados son los torones de 7 y de

19 hilos o alambres. Los cordones se emplean aisladamente o en grupos de hasta

39 cordones. Las barras de acero especial tienen generalmente diámetros

comprendidos entre 16 y 40 mm, con resistencia a la tracción del orden de 600,00

a 1.050,00 N/mm2 y limite elástico convencional entre 500,00 y 900,00 N/mm2.

En todos los casos los aceros empleados han de ser dúctiles, con alargamientos de

rotura superiores al 4%. Las barras de acero utilizadas en los anclajes se

denominan bulones o pernos de anclaje.

El anclaje mediante cordones o grupos de cordones (torones) se denomina

anclaje por cables. Dicha armadura está formada por una serie de hilos paralelos

comprendidos entre 6 y 54. La torsión en hélice de una o varias capas de hilos de

acero, alrededor de un alma central rectilínea constituye el torón", con un mínimo de

7 hilos o alambres (1 + 6), o de 19 hilos (1 + 6 + 12), el primero frecuentemente

utilizado en la estabilización de taludes. Faraco [9], menciona que una combinación

de 39 cordones de 19 alambres cada uno puede resistir 7.500,00 kN.

Por consideraciones operacionales los bulones no suelen usarse para anclajes de

más de 12 m de longitud por lo que su uso está limitado a anclajes superficiales.

29
Roberto Ucar Navarro

Se emplean generalmente en taludes y galerías en roca con objeto de minimizar

los desprendimientos producidos por fracturas a lo largo de fisuras superficiales.

Los bulones se caracterizan por su aplicación como anclajes de baja capacidad, tanto

activos como pasivos. La carga admisible, suele fluctuar entre 60,00 y 100 kN por

bulón. Por lo general las longitudes varían entre 3 a 6metros

Los anclajes por cable suelen tener una longitud mucho mayor, en ocasiones

superior a los 80 m y una capacidad de carga también superior, generalmente

entre 200,00 y 2.000,00 kN por anclaje, sobrepasándose, en algunos casos, las

4.000,00 kN por anclaje . A diferencia de los bulones, es poco frecuente como

anclaje pasivo. Los anclajes por cable se emplean para estabilizar grandes masas

deslizantes con superficies de rotura profundas.

2.1.- Partes del Anclaje

Como lo mencionan Ayala et al [4], existen diferentes maneras de constituir la zona

de anclaje, en la que la armadura queda fijada al terreno.

a) Zona de Anclaje

El dispositivo mecánico más elemental y de más fácil instalación es el

casquillo expansivo (figura 1.12a) dado su carácter puntual, está concebido

para anclar en roca sana o estabilizar bloques y cuñas de roca que se han

desarrollado por la intersección de unos pocos planos de debilidad. Se utiliza

generalmente en bulones de poca capacidad resistente (menos de 200 kN por bulón)

30
Roberto Ucar Navarro

Nariz Cónica

Barra de acero dulce para sujetar el cable

Separador

Tubo de inyección

Separador

Torones de alta
Resistencia

Figura 1.11 Algunos elementos del anclaje según Coates y Sage [10].

31
Roberto Ucar Navarro

a) Anclaje de expansión

Tubo de
inyección

b) Anclaje de expansión inyectado

Figura 1.12 Anclajes de expansión según el Corps of Engineers [11].

Con el tiempo hay la tendencia que el cono de expansión se deslice perdiendo

efectividad progresivamente debido probablemente, como resultado del efecto de las

vibraciones por las voladuras. En muchos casos para evitar esta desventaja, el

barreno es inyectado con lechada de cemento.

32
Roberto Ucar Navarro

La lechada se inyecta por la boca del barreno y el tubo de regreso llega hasta el

final del mismo. La inyección termina después de la salida del aire y de la

emisión de lechada por el tubo de regreso (véase figura 1.12b). De esta forma el

anclaje actúa en forma permanente, evitándose a la vez los efectos de corrosión.

Los bulones de expansión se utilizan con éxito en el campo de la minería debido a

las siguientes ventajas:

Recuperabilidad: Al aflojar la tuerca que sujeta la placa, el perno pierde la

tensión, y si no existen deformaciones excesivas puede recuperarse con facilidad.

Mecanización: El perno de expansión puede mecanizarse con bastante

simplicidad con las modernas unidades de perforación tipo jumbo para bulonaje.

Seguridad: Las conchas de expansión poseen una mayor superficie de anclaje.

Los bulones de expansión no pueden ser empleados en rocas friables y la carga

que admiten, es por lo general, inferior a la resistencia del acero de la barra.

Este obstáculo ha sido superado mediante la utilización de bulones de anclaje

repartido, donde la zona de anclaje se obtiene a todo lo largo de la superficie

lateral del perno mediante el fraguado de un mortero que ocupa el espacio anular

libre entre el perno y las paredes del barreno (véase figura 1.13)

Adicionalmente tiene la ventaja con relación a los bulones de expansión, que

pueden emplearse con éxito en rocas fracturadas, además de su simplicidad,

economía y estabilidad en el tiempo como anclaje permanente.

33
Roberto Ucar Navarro

Una forma de eliminar el sistema de inyección del mortero o lechada de cemento,

es aplicando el método perfo, sin lugar a dudas más versátil pero también más

costoso.

Barra de Anclaje

Tubos de Inyección

Figura 1.13 Bulones de anclajes repartidos según el Corps of Engineers [11].

34
Roberto Ucar Navarro

a) Chapa Perforada

Anclaje tipo Perfo

Mortero de
Cemento

Tubo Perfo listo para ser


colocado dentro del Barreno

b)
Placa de Perforacion
acero
Tuerca Barra de acero
Mortero
Tubo Perforado

Longi
tud Li
bre
Long
itud T Z ona d
otal emp o e
t rami
ento

Figura 1.14 Anclaje tipo perfo con longitud libre que permite ser tensado.

35
Roberto Ucar Navarro

Para colocar el mortero se utilizan dos semicilindros de chapa perforadas (ver figura

1.14a), que una vez rellenos de mortero se introducen en el barreno, posteriormente

se inserta la barra de acero, desplazando lateralmente el mortero, el cual penetra

en el espacio anular, adaptándose perfectamente a todas las irregularidades,

garantizando al mismo tiempo una buena adherencia de los barrenos. Los

anclajes tipo perfo se construyen en longitudes hasta de 12 metros y para

capacidades de carga entre 120,00 y 200,00 kN.

De acuerdo a Stilborg [12] los pernos de anclajes repartidos (totalmente

inyectados) han sido utilizados con extraordinarios resultados a través de

diferentes aplicaciones en el campo de la ingeniería civil y la minería, así como en

las diversas condiciones que pueda presentar la roca.

A pesar de su versatilidad, por su rigidez en algunos casos extremos puede resultar

inadecuado.

Hoek y Brown [13] recomiendan los siguientes diámetros para el sistema perfo.

Diámetro barra Diámetro barreno Diámetro adecuado del


(mm) (mm) tubo “perfo” (mm)
19 (3/4”) 32 (1 ¼”) 27 (1 1/16”)
25 (1”) 32 (1 ½”) 32 (1 ¼”)
29 (1 1/8”) 44 (1 ¾”) 38 (1 ½”)
32 (1 ¼”) 51 (2”) 44 (1 ¾”)
35 (1 3/8”) 57 (2 ¼”) 51 (2”)

Desde luego, si únicamente en la parte extrema del barreno se coloca el mortero con

el tubo perforado, quedará una longitud libre, lo que permitir en este caso tensar el

36
Roberto Ucar Navarro

tirante (ver figura 1.14b). Como se ha indicado previamente la zona de anclaje se

efectúa mediante inyecciones de lechada, generalmente a base de cemento con

relaciones cemento-agua entre 1,5 y 2. También se emplean, en algunos casos,

inyecciones de mortero de cemento.

La inyección se lleva a cabo a través de tuberías de PVC y es frecuente inyectar a

presión, alcanzándose valores de hasta 3,00 MPa. En este caso es necesario

separar la zona de anclaje de la zona libre y evitar que ésta se cemente con la

lechada.

Puede ser ventajoso emplear aditivos que aceleren el fraguado y disminuyan la

retracción.

En el caso de bulones de roca es frecuente la utilización de resinas para la

formación de la zona de anclaje. La adherencia resina-roca es 2 ó 3 veces la de la

lechada de cemento siempre que se utilice en un medio seco.

Se llama bulbo de anclaje al material (cemento, mortero o resina) que recubre la

armadura y que la solidariza con el terreno que la rodea.

Es importante lograr una buena materialización del bulbo de anclaje, operación

más delicada cuando se trata de terrenos sueltos y fracturados.

La versión más simple es el tirante tipo monobarra o mono (figura 1.6) en el cual

la barra es directamente empotrada en el bulbo.

37
Roberto Ucar Navarro

Debido a las dificultades de garantizar una buena protección a la corrosión de la

armadura metálica tienen su aplicación en la mayoría de los casos en contenciones

temporales.

A la vez es importante destacar tal como lo menciona Schnabel [3], que en la

zona de anclaje el mortero o lechada de cemento es de gran utilidad para

preservar la armadura metálica frente a la acción corrosiva, protegiéndola

mediante una película pasiva formada por hidróxidos ferrosos [Fe(OH) ], que se

caracteriza por ser altamente insoluble en soluciones con un PH alcalino, siendo

además la responsable de garantizar la seguridad en ambientes agresivos cuando

el acero está embebido en estructuras de concreto.

Como se sabe el cemento hidratado tiene un PH mayor de 12,40, proporcionando un

medio ideal alcalino para mantener la mencionada película. (El acero se encuentra

bien protegido en un medio de PH 10-12).

Por otro lado el mencionado autor, ha investigado una gran cantidad de anclajes

permanentes instalados a partir de 1960, y protegidos únicamente con lechada o

mortero de cemento, sin que exista evidencia de que hallan fallado debido a la

acción de los agentes corrosivos.

Igual resultado positivo ha tenido el analizar y examinar la mencionada protección

con diferentes empresas especialistas en la materia, consultores y suplidores,

quienes coinciden de no haber registrado falla por corrosión.

38
Roberto Ucar Navarro

También menciona, que aun cuando los criterios británicos y franceses han tenido

gran influencia de las normas alemanas, la última en mencionarse utiliza doble

protección como anclaje permanente, sin embargo, en Europa y los Estados

Unidos de Norteamérica, emplean en la mayoría de los casos la inyección de

cemento como elemento de protección en la zona de anclaje, y grasa con camisas de

PVC o metálicas en la zona libre.

Sin embargo, cabe destacar que hay evidencias que el mortero o lechada de cemento

haya fallado como elemento de protección contra la corrosión, y existe la duda

que la inyección de cemento pueda proveer una garantía adecuada para una vida útil

de 50 a 100 años.

En este sentido Merrifield, Barley y Von Matt [14], reportan que de los millones de

tirantes anclados instalados alrededor del mundo, 35 casos de falla por corrosión han

sido señalados en los últimos años. Esto indica que los ingenieros deben aplicar

rigurosamente las especificaciones concernientes al diseño e instalación de los

anclajes, especialmente si se considera que en la próxima década habrá un

incremento considerable de anclajes, los cuales requerirán que se implementen

rigurosos controles de protección contra la corrosión.

Por tal motivo Barley [15] menciona que el British Standard Institute de Inglaterra a

través de un comité dirigido por G.S. Littlejohn en 1978, concluyen que la lechada de

cemento en la zona de anclajes no puede ser considerada como un elemento único de

39
Roberto Ucar Navarro

protección contra la corrosión, debiéndose utilizar doble barrera protectora a través

de una vaina corrugada interna y otra externa.

Adicionalmente, para disminuir el riesgo de corrosión es recomendable instalar los

tirantes anclados en masas de suelo con PH mayores a 4,50 y resistividades

superiores a los 2.000,000 ohm-cm, por cuanto están actuando en ambientes no

agresivos.

La resistencia de la zona de anclaje viene determinada, en primer lugar, por la

adherencia entre lechada y acero, y en segundo lugar, por la adherencia entre el

bulbo de anclaje y el terreno que lo rodea que es generalmente lo que determina la

resistencia.

Es difícil determinar "a priori" la resistencia de la zona de anclaje, especialmente en

anclajes inyectados, dado que no es fácil definir la presión residual de inyección y la

forma real del bulbo. En la Tabla anexa recomendada por Muzás Labad [8] se

recogen con carácter orientativo algunos valores de la resistencia media al

deslizamiento de bulbos inyectados, en distintos tipos de terreno (en el capítulo V

se analiza en detalle este tema).

40
Roberto Ucar Navarro

RESISTENCIA MEDIA AL DESLIZAMIENTO DE BULBOS INYECTADOS


SEGÚN Muzás Labad [8]

Tipo de terreno Resistencia media al


deslizamiento
(MPa)
Rocas duras (granito, gneis, caliza) 1,00 a 2,50

Roca floja 0,30 a 1,00

Gravas y arenas gruesas 0,70 a 1,00

Arenas medias y finas 0,30 a 0,60

Arcillas con resistencia a la compresión


simple: > 0,80
≥ 0,4 MPa 0,40 a 0,80
0,10 a 0,40 MPa 0,25 a 0,40
0,05 a 0,10 MPa

b) Zona Libre

La zona libre, cuando el terreno de la perforación puede separarse, queda

independizado del mismo mediante camisas de PVC o metálicas. En cualquier

caso debe protegerse de la corrosión mediante rellenos de productos protectores.

Por razones constructivas, la zona libre debe tener una longitud mínima de 6m,

con objeto de controlar adecuadamente la puesta en tensión y minorar la

influencia de los movimientos de la cabeza.

41
Roberto Ucar Navarro

c) Cabeza y Placa de Apoyo

El sistema de abroche de la armadura a la placa de apoyo puede estar constituido por

tuercas en el caso de barras roscadas o bien remachados o conos macho-hembra

para alambres y cordones.

El abroche puede ser común al conjunto de la armadura o independiente para

uno o varios elementos.

La placa de apoyo suele situarse, a su vez, sobre un bloque de hormigón armado que

transmite los esfuerzos a la superficie del terreno.

La puesta en tensión de los cables se efectúa normalmente mediante gatos o, si la

cabeza dispone de rosca (barra), mediante llave dinamométrica. En este

último caso es posible conocer aproximadamente la tensión transmitida al

anclaje.

Tomando en cuenta las gráficas elaboradas por la empresa Williams [16], se obtiene

una fórmula sencilla para determinar la fuerza (F) de tensión , resultando la

 18,75 
expresión F ≈ 315,00   ⋅ M , para barras de 18,75 ≤ φ ≤ 35 mm. La tracción
 φ 

expresada en N y el momento de torsión M en N·m. Existen sistemas en los

que, además de tensar simultáneamente todos los alambres, se puede comprobar

la tensión y efectuar el pretensado posterior sin dañar los alambres.

42
Roberto Ucar Navarro

2.2.- Anclajes Activos y Pasivos

Los anclajes activos ejercen una acción estabilizadora desde el mismo instante de

su puesta en tensión incrementando la resistencia al corte de la masa de suelo o

roca como consecuencia de las tensiones normales adicionales al esqueleto

mineral. Los anclajes pasivos entran en acción, oponiéndose al desplazamiento,

cuando la masa deslizante ha comenzado a moverse. De aquí se obtienen dos

importantes ventajas de los anclajes activos sobre los pasivos. En los primeros se

logra aprovechar la resistencia intacta del terreno, por cuanto, el movimiento de

la masa produce una disminución de las propiedades resistentes. Por otro lado,

dicho movimiento puede causar la rotura del revestimiento protector contra la

corrosión, precisamente en el momento en el que la resistencia del anclaje es más

necesaria.

Los anclajes pasivos entran en tracción al oponerse a la expansión o dilatancia

que se produce en las discontinuidades de la roca cuando comienza a producirse un

deslizamiento a lo largo de las mismas.

El movimiento de la masa produce un incremento de volumen (dilatancia) que

está relacionado con la presencia de rugosidades en la misma.

Es decir, la efectividad de un anclaje pasivo está relacionada directamente con la

magnitud de la dilatancia, la cual depende del tamaño y la dureza de las

43
Roberto Ucar Navarro

rugosidades. Por consiguiente en taludes en suelos o rocas blandas con juntas

relativamente lisas los anclajes pasivos son menos efectivos.

2.3.- Protección Contra la Corrosión

La vida útil de un anclaje está condicionada a los efectos de la corrosión. Un

anclaje carente de cualquier tipo de protección puede tener una duración de pocos

meses.

También, cabe destacar que un anclaje sometido a esfuerzos relativamente altos

puede originarse la denominada corrosión bajo tensión, que aparece incluso si el

anclaje se encuentra en un ambiente neutro. El problema se evidencia por la

formación de zonas frágiles en el anclaje a lo que sigue una rotura repentina.

En lo referente a las medidas efectivas está rellenar el anclaje en toda su

longitud.

En la zona de anclaje, el mortero o lechada de cemento es vital importancia para

evitar la corrosión, necesitándose un recubrimiento mínimo de 2 a 3 cm.

En general, como previamente se ha mencionado es necesario emplear en el caso de

anclajes permanentes una vaina corrugada como elemento protector. Véase figura

(1.15), tal como se indica en las recomendaciones para el proyecto, construcción y

control de anclajes al terreno H.PO.8-96, redactado por la Asociación Técnica

Española de Pretensado ATEP [17].

44
Roberto Ucar Navarro

Zona de cabeza
Grasa protectora anticorrosión
Válvula salida de grasa

Caperuza protectora Lec Lon


had gitu
a/gr d li
asa bre
Cabeza de anclaje de s
Sell ella Lon
ado do gitu
Válvula entrada grasa d fi
Obt ja
ura Lon
dor gitud
Placa de reparto adh
Tro eren 0,5
mp S ella te m
Mortero de regulación eta
Vai do
na
Lisa
Plataforma de apoyo
Lec
Par had
ed d a
per e
fora la Vai
ción na Ten
cor dón
Ten ru g adh
dón a da ere
no nte
adh
e

Figura 1.15 Partes típicas de un anclaje inyectado al terreno según la ATEP

[17].

También se utiliza la doble vaina corrugada para asegurar la completa protección

contra la corrosión. La vaina interior de plástico corrugada contiene los tirantes, no

debe agrietarse durante la carga, además de poseer suficiente capacidad adherente

con la lechada de cemento en la interfase interior y exterior para asegurar la máxima

capacidad de carga del tirante.

El conducto de plástico o vaina exterior debe tener suficiente espacio anular para

permitir que penetre con facilidad la lechada de cemento entre ambos conductos y

45
Roberto Ucar Navarro

tiene que cumplir con los mimos requisitos de la vaina interior. A la vez, la distancia

adecuada entre el conducto externo y el barreno para que la lechada fluya con

facilidad es de 5,00 mm, sin embargo los códigos especifican un mínimo de 10,00

mm.

Por otro lado, las grietas en la lechada de cemento no deben exceder de 0,10 mm de

ancho.

La zona libre se puede preservar cubriendo el espacio entre la armadura y el barreno

de la perforación con la lechada de cemento, recomendándose después de la puesta

en tensión de la armadura, aunque en muchos casos no es posible, por cuanto

hay que estar seguro que la inyección de la lechada de cemento ha cubierto en toda

su longitud la zona de anclaje.

Adicionalmente es necesario revestir individualmente las barras o cordones con

tubos de polietileno rellenos de grasa, lo cual está especialmente indicado si son

previsibles movimientos posteriores a la puesta en tensión, pues podría producirse la

rotura del revestimiento de lechada.

La cabeza de anclaje se encuentra en la parte exterior y debe ser objeto de cuidado

especial. Es común sellarla con cemento o bien protegerla con grasa en el

interior de una cubierta galvanizada. En función de lo previamente indicado

Hanna [18], destaca que es importante conocer los principales factores que

ayudan a contribuir con el proceso de corrosión del acero, éstos son:

46
Roberto Ucar Navarro

a) Resistividad del suelo, la cual decrece a medida que la porosidad

incrementa.

La tabla anexa muestra claramente que al disminuir la resistividad del suelo, el

riesgo de corrosión aumenta.

b) Factores microbiológicos.

c) Contenido de humedad.

Un incremento en el contenido de humedad genera un ambiente propicio para la

corrosión bacterial.

d) Contenido de sales en el suelo.

e) Valor del pH.

pH < 4, corresponde a suelos altamente ácidos, generando picaduras en el metal.

f) Contenido orgánico y transferencia de oxígeno.

Suelos orgánicos producen ácidos orgánicos los cuales atacan a metales enterrados.

El flujo de aire o de oxígeno a través del suelo, retrasa la corrosión

microbiológica, pero incrementa la corrosión electroquímica.

Corrosividad del Suelo Resistividad


ohm-cm
Muy corrosivo < 700,00
Corrosivo 700,00 – 2.000,00
Moderadamente corrosivo 2.000,00 – 5.000,00
No corrosivo > 5.000,00

47
Roberto Ucar Navarro

En resumen, tomando en cuenta que el anclaje está constituido por varios torones, se

requerirá de separadores para lograr un espacio mínimo de 5 mm entre torones,

debiéndose a la vez instalar piezas centradoras para mantener el conjunto del anclaje

correctamente centrados (ver figura 1.16). Cuando los anclajes actúan como una

estructura de soporte permanente o definitiva, se debe utilizar la vaina corrugada con

la finalidad de obtener una protección segura contra la corrosión del tensor dentro del

bulbo (ver figuras 1.15, 1.16 y 1.17).

Para garantizar y transmitir una carga efectiva, el paso del tubo corrugado debe ser

de 6 a 12 veces el espesor de la pared, cuyo valor mínimo recomendado es de 0,8

mm.

Los torones en el tramo libre del tensor deben ser recubiertos con grasa anticorrosiva,

completamente estable al agua y el oxígeno, así como a la acción microbiológica.

Debe ser también estable a largo plazo, y no debe contener elementos que puedan

producir condiciones de corrosión. En este sentido, Littlejohn [19] menciona que la

cantidad de cloruros y nitratos no debe exceder del 5.10-4% en peso .Adicionalmente

el tramo libre deberá estar protegido mediante un tubo plástico liso, para lograr una

protección óptima.

48
Roberto Ucar Navarro

Placa de anclaje Placa de anclaje


Placa de reparto Placa de reparto

ibre
aL
Cable 0.6”

ibre
autoprotegido

Zon

aL
Zon
Encintado

Centrador

Separador
te
ren

Vaina Corrugada
dhe

PEAD
aA
Zon

Centrador

te
ren
dhe
Cable 0.6”

aA
Zon
Tubo inyección interior

Tubo de inyección exterior

Puntero de plástico

Puntero metálico

Tendón Tipo Permanente Tendón Tipo Provisional

Figura 1.16 Anclajes tipo MK4, Según MeKano4, s.a. [20].

Con relación a la inyección del bulbo, cabe mencionar que el cemento no debe

contener sulfatos en cantidades superiores al 4% (en peso del cemento). Por otro

lado es recomendable que los contenidos de cloruros totales se encuentren por debajo

del 0,1% en peso.

49
Roberto Ucar Navarro

Finalmente con el propósito de garantizar que la instalación y puesta en marcha de

los tirantes anclados han cumplido correctamente con las pruebas de idoneidad

correspondientes a la fabricación, instalación, inyección, pruebas de tensado, etc., es

de vital interés utilizar el manual de la ATEP (H.P.8-96) ya referido, el cual es una

excelente guía concerniente con las recomendaciones para el proyecto, construcción

y control de anclajes al terreno.

Vaina corrugada 10 mm (espacio anular)


Barreno
Vaina Lisa exterior Lechada de cemento

Tensor de acero
Vaina corrugada interior
barra o cordón (torón)

Figura 1.17 Anclaje protegido de la corrosión mediante doble vaina corrugada

50
Roberto Ucar Navarro

REFERENCIAS

1. BARRON, K., COATES, D. y GYENGE, M., (1970), “Artificial Support of


Rock Slopes”, Department of Energy and Resources, Mines Branch, Canadá,
Research Report No. 228, 144 p.

2. ANCLAJES DE INYECCIÓN. Egesa Bauer, Catálogo Informativo, 6p.

3. SCHNABEL FOUNDATION Co., (1982), “Tiebacks”, Federal Highway


Administration , Report Nº FHWA/RD-82/047 ,Washington, D.C., 233 p

4. AYALA, F., et al (1987), “Manual de Taludes”, Instituto Geológico y Minero


de España, 456 p.

5. HABIB, P. (1989), “Recommendations for the Design, Calculation,


Construction and Monitoring of Ground Anchorages”, A.A. Balkema, 115 p.

6. PFISTER, P., EVERS, M., GUILLAND y DAVIDSON, R., (1982),


“Permanent Ground Anchors”, Soletanche Design Criteria, Office of Research
and Development, Federal Highway Administration, U.S. Dept. Transp.
Washington, D.C., report Nº FHWA/RD-81/150 , 195 p.

7. XANTHAKOS, P. (1991), “Ground Anchors and Anchored Structures”, John


Wiley and Sons, Inc, 686 p.

8. Muzás , F (1980), “ Anclajes “ , capítulo 13 , Tomo III , del libro Geotecnia y


Cimientos”, Edición coordinada y dirigida por José Antonio Jiménez Salas,
Editorial Rueda, Madrid., pp. 1143-1153

51
Roberto Ucar Navarro

9. FARACO, C. (1982), “Anclajes: Ejecución. Puesta en Carga y Ensayos”,


Boletín de Información del Laboratorio de Carreteras y Geotecnia., Centro de
Estudios y Experimentación de obras Públicas, Madrid, No. 151, pp. 9-19.

10. COATES, D. y SAGE R., (1973), “Rock Anchors in Mining”, Department of


Energy and Resources, Mines Branch, Canadá, Technical Bulletin TB, 47 p.

11. CORPS OF ENGINEERS – Department of the Army (1980), “Rock


Reinforcement Engineer Manual, EM 1110-12907, Washington, D.C.

12. STILLBORG, B. (1986), “Professional Users Handbook for Rock Bolting”,


Trans Tech. Publications, 145 p.

13. HOEK, E. y BROWN, T. (1980), “Underground Excavations in Rock”,


Institution of Mining and Metallurgy, England, 527 p.

14. MERRIFIELD, C., BARLEY, A. y VON MATT U. (1997), “The Excution of


Ground Anchor Works: The European Standard prEN 1537”, Ground
Anchorages and Anchored Structures, Edited by G.S. Littlejohn, Thomas
Telford, pp. 492-507.

15. BARLEY, A. (1997), “Ground Anchor Tendon Protected Against Corrosion


and Damage by a Double Plastic Layer”, Ground Anchorages and Anchored
Structures, Edited by G.S. Littlejohn, Thomas Telford, pp 371-392.

16. WILLIAMS – “Rock & Concrete Anchors”, Catálogo No. 728, pp. E2-H4.

17. ASOCIACIÓN TÉCNICA ESPAÑOLA DE PRETENSADO”,


Recomendaciones para el Proyecto, Construcción y Control de Anclajes al
terreno”, H.P.8-96, Geotecnia (G-1), 1996, 86 p.

18. HANNA, T. (1982), “Foundations in Tension – Ground Anchors”, Trans.


Tech. Publications, 573 p.

52
Roberto Ucar Navarro

19. LITTLEJHON, T (1982) ,” Ground Anchorage Practice”, Design and


Performance of Earth Retaining Structures , Editado por Philip, Lambe y
Lawrence. A Hansen, ASCE, Geotechnical Special Publication Nº 25, pp 693-
731

20. MEKANO4, S.A., (1996), “Anclajes al Terreno MK4”, Catálogo, 6 p,


Barcelona, España.

53
Roberto Ucar Navarro

CAPITULO II

ANALISIS DE LA ESTABILIDAD Y DEL SOPORTE MEDIANTE


ANCLAJES EN TALUDES ROCOSOS CONSIDERANDO ROTURA
PLANAR

2.1.- INTRODUCCION

Aplicando el criterio de falla de Mohr-Coulomb, conjuntamente con las

ecuaciones de equilibrio estático, se ha desarrollado una expresión analítica al

minimizar el factor de seguridad (FS), en la cual se determina la inclinación

más crítica de la superficie potencial de deslizamiento para el caso particular de

rotura planar en taludes rocosos.

A la vez se analiza la estabilidad del talud considerando la fuerza sísmica y el

efecto de la presión intersticial actuando sobre el plano de discontinuidad.

Con el apoyo de ejemplos sencillos se aprecia la importancia de esta nueva

metodología, de gran utilidad en el diseño del soporte artificial mediante tirantes

anclados.

54
Roberto Ucar Navarro

Adicionalmente, a través de gráficos también se hace hincapié‚ sobre la

variación del coeficiente de seguridad en función de los parámetros más

influyentes en el cálculo de la estabilidad de la masa rocosa.

Por otro lado, al utilizar esta técnica es posible distinguir tres aspectos

fundamentales en el diseño de taludes en macizos rocosos:

1.- Permite diseñar excavaciones estables para un factor de seguridad

previamente conocido.

2.- Aplicando una simple expresión matemática, se determina el plano

potencial de falla más crítico, y por ende el mínimo factor de seguridad

correspondiente a la mencionada superficie de discontinuidad.

3.- En el caso particular que el talud rocoso sea inestable o con un coeficiente

de seguridad de baja confidencia, se obtiene la fuerza de anclaje por unidad de

longitud de talud, tanto para el caso activo como pasivo, con la finalidad de

elevar el mínimo factor de seguridad previamente determinado, a un nuevo

coeficiente que garantice la estabilidad del macizo rocoso, tal como se podrá

apreciar en detalle en el presente capítulo a través de las ecuaciones

desarrolladas y con la ayuda de ejemplos numéricos.

55
Roberto Ucar Navarro

2.2.- GENERALIDADES

Como se sabe el mecanismo de falla relacionado con la estabilidad de

taludes en macizos rocosos está controlado por estructuras geológicas tales

como diaclasas, foliación, estratificación, así como otras discontinuidades que

conjuntamente con las anteriores son las causantes de que existan deslizamientos

al llevarse a cabo excavaciones en obras civiles y mineras, tanto en la

construcción de presas y obras viales como en las explotaciones a cielo abierto y

subterráneas, con el resultado lamentable en muchas circunstancias de la pérdida

de vidas humanas, además del costo horario adicional que representan las

interrupciones y demoras, conjuntamente con las inversiones cuantiosas que

deben realizar las empresas y organismos competentes encargados de la

remoción de bloques y fragmentos de roca y de la ulterior estabilización del

macizo rocoso en caso de que se requiera.

Lógicamente lo dicho anteriormente indica que el ingeniero geotécnico

juega un papel preponderante en la toma de decisiones con la finalidad de poder

garantizar la seguridad de las excavaciones en macizos rocosos.

En estas condiciones, es de fundamental interés conocer los modos de

rotura que ocurren en la roca cuyo movimiento está controlado por

discontinuidades geológicas, las cuales pueden dividirse en tres tipos:

a) Deslizamiento planar, ver figura (2.1).

56
Roberto Ucar Navarro

q
B C
n
Plano γ , C, φ
NF
potencial de falla
A
D
T
H W·K h N H1

β U
α
O u ( Presión de poro )

W ( 1+K v )

Figura 2.1 Geometría del talud mostrando las fuerzas y el plano potencial de
deslizamiento (método bidimensional)

b) Rotura por cuña ocasionada a través de dos planos de discontinuidad

dispuestos oblicuamente al plano del talud, en el cual el desplazamiento está

gobernado por la inclinación y dirección de la recta de intersección de los dos

planos, ver figura (2.2)

57
Roberto Ucar Navarro

Figura 2.2 Rotura por cuña

c) Vuelco

Este tipo de rotura se caracteriza por una rotación de la columna o bloque de roca

sobre su base, bajo el efecto de la acción de la gravedad y de las fuerzas

desarrolladas por las rocas adyacentes o en ciertos casos debido al empuje del

agua al penetrar en las discontinuidades (véase figura 2.3).

58
Roberto Ucar Navarro

Planos de talud

Plano 2

Figura 2.3 Disposición de discontinuidades en rotura por vuelco de bloques

En el caso particular de la rotura planar, el bloque de roca se desliza sobre una

superficie de fractura. Es la más simple de las formas de rotura, y se produce

cuando existe una discontinuidad dominante en la roca, buzando en sentido

desfavorable.

Las condiciones geométricas para la ocurrencia de la falla son las siguientes, tal

como lo indican Hoek y Bray [1].

59
Roberto Ucar Navarro

1) φ<α<β

Donde:

α = ángulo que forma el plano de falla con la horizontal (buzamiento

de la discontinuidad)

β = inclinación de la cara del talud con la horizontal

φ = φj = ángulo de fricción interna del macizo rocoso en la superficie de

deslizamiento.

2) El plano de falla debe tener un rumbo aproximadamente paralelo (± 20°)

con relación al plano del talud.

Es importante indicar, tal como lo menciona Salcedo [2], que el término falla es

aplicado para este caso en particular en el sentido ingenieril, en lo referente a

movimientos o corrimientos del macizo rocoso, y no a fallas geológicas.

Por otra parte, en la condición específica que no se considere el efecto sísmico y

la presión de poro, se demuestra analíticamente que la altura crítica del talud

corresponde cuando α=1/2(β+φ), y por supuesto cuando β = π/2, se obtiene la

bien conocida expresión α=(π/4+ φ/2). Igualmente cuando se diseñan anclajes

como sistemas de estabilización puede demostrarse según Barron et al [3],

60
Roberto Ucar Navarro

que el esfuerzo cortante excedente τe es un máximo cuando α = 1/2 (β + φ), al

 ∂τ e 
tomar en cuenta   = 0.
 ∂α 

Para la condición en la cual exista sobrecarga, fuerzas sísmicas y la

presión intersticial Ucar [4], determinó recientemente que el valor τe es máximo

en el caso de deslizamiento planar cuando:

 Ω ⋅ .(senα − cos α . tan φ ) + k h .(cos α + senα . tan φ ) + Ω `1 ⋅ sec α . tan φ 


tan( β − α ) =  
 Ω ⋅ .(cos α + senα . tan φ ) + k h .(cos α . tan φ − senα ) + Ω 1 ⋅ senα . tan φ . sec α 
2

Dicha fórmula expresada en una forma más simple es: (2.1)

ψ1
cosα .sen(β + φ − 2α − ε ) + tan α .sen(β − α ).senφ . =0
K .ψ

Se observa claramente para el caso particular que H1 = 0 (ψ1 = 0) y Kh = 0

(ε= 0), el ángulo crítico de falla α = 1/2 (β + φ).

Siendo:

Kh = coeficiente sísmico horizontal

Ω = (1 ± Kv) ∴ Kv = coeficiente sísmico vertical

Ω1 = ψ1/ψ

ψ1 = γw H12 /2 ∴ H1 = altura del nivel friático (ver figura 2.1)

ψ = [q.H + γ (H2 - H12)/2 ] + γsat. H12 /2, kN/m

61
Roberto Ucar Navarro

H = altura del talud, m

q = sobrecarga, kN/m2

1
k= [
k h2 + (1 + k v ) 2
] 2

kh
tanε =
(1 + kv )
γ = peso unitario del macizo rocoso (condición natural), kN/m3

γsat = peso unitario saturado, kN/m3

Los cálculos obtenidos en el presente estudio se basan en que la cuña de roca se

considera como un cuerpo rígido, analizándose el sistema de fuerzas aplicando el

concepto de equilibrio límite, conjuntamente con el bien conocido criterio de

rotura de Mohr- Coulomb

Por otro lado, en el mencionado análisis no se ha tomado en cuenta el efecto del

vuelco, es decir no hay momentos que generen rotación del bloque por cuanto

se considera que todas las fuerzas pasan por el centro de gravedad de la cuña

potencial de falla. En este sentido Hoek y Bray [1] estiman que el error es

pequeño al ignorar los momentos, sin embargo los mencionados autores juzgan

conveniente que el análisis de estabilidad en taludes rocosos con fuertes

pendientes y planos de discontinuidad con buzamiento elevados, se deber

aplicar la condición de momentos.

62
Roberto Ucar Navarro

En relación a las fallas por vuelco previamente mencionadas, se presentan en

taludes con planos de discontinuidades que tienen buzamiento muy grande en

sentido contrario al frente del talud.

De acuerdo a Ayala et al [5] en muchos casos se aprecia la existencia de otra

familia de discontinuidades de buzamiento muy suave en el mismo sentido

que el talud y aproximadamente perpendicular a la otra discontinuidad

previamente mencionada, demarcando los bloques y configurando la superficie

de deslizamiento basal por donde ocurre la rotación o deslizamiento.

El movimiento comprende el vuelco (toppling) de bloques de rocas que tratan de

doblarse y caer por su propio peso, conjuntamente con los empujes debidos a

otros bloques inestables.

La estabilidad puede mejorarse utilizando anclajes en una determinada

dirección lográndose minimizar la fuerza del tirante.

Finalmente es necesario mencionar aunque sea brevemente, la rotura circular

(ver figura 2.4), la cual se caracteriza por aproximarse bastante bien a una

superficie cilíndrica cuya sección transversal se asemeja a un arco de círculo.

Esta clase de deslizamiento ocurre con frecuencia en suelos o macizos

rocosos altamente fracturados sin direcciones predominantes de los planos de

discontinuidad.

Adicionalmente debe cumplirse que las partículas de suelo o roca deben tener

un tamaño muy pequeño en comparación con las dimensiones del talud.

63
Roberto Ucar Navarro

R (Cos θ i ) = R · Sen αi
θ1
θ
θ2

∆ X =∆ X i
∆ Q (X) ∆ Q i
∆ Q iv
∆ Q ih

∆ Wi
S (X + ∆ X)
y(+)
E (X +∆ X)

b (X + ∆ X)
E ( X ) = Ei ∆ Li B

b (X)
S(X)
S i +∆ S i = S( X+ ∆ X) C
∆ Ti αi
E i +∆ Ei = E( X+ ∆ X)
αi ai
∆ Ni

Figura 2.4 Rotura Circular

64
Roberto Ucar Navarro

2.3. DESARROLLO ANALITICO - ROTURA PLANAR

A continuación se describe el procedimiento para determinar la superficie

crítica de deslizamiento y el mínimo coeficiente de seguridad al tomar en cuenta

el peso de la cuña WT, las fuerzas sísmicas Fh y Fv, conjuntamente con la

resultante U de las presiones intersticiales que actúan sobre la superficie potencial

de rotura, la sobrecarga q y los parámetros C = Cj y φ = φ j que gobiernan la

resistencia al corte en el plano de discontinuidad.

Dichas fuerzas pueden expresarse como sigue:

WT
Fuerza Sísmica Horizontal = Fh = m . ah = ah = WT . k h
g
(2.2)
Fuerza Sísmica Vertical = WT . kv

ah 1 3
Adicionalmente kh = y kv ≈ k h a k h (dependiendo de la distancia
g 2 4

epicentral)*

H 12
U= γ w (cot α − cot β ) secα
2

U = Fuerza total debida al agua actuando sobre el plano de discontinuidad

 sen(β − α )
U = ψ 1 (cot α − cot β ) secα = ψ 1 ⋅   secα (2.3)
 senα .senβ 

*
A. Malaver (1995), “Sismos Destructores en Venezuela en el Período 1970-1990”, Instituto de Materiales y
Modelos Estructurales, Universidad Central de Venezuela, Vol. 33, No. 3, pp. 25-34.

65
Roberto Ucar Navarro

γ w .H 1 2
Siendo ψ 1 = (2.4)
2

El peso total de la cuña de falla de acuerdo a la figura (2.1) es:

γ sat
WT =
2
⋅ H12 (cot α − cot β ) +
1
2
( )
AD + BC . (H − H1 ) γ + q. H (cot α − cot β )

(2.5)

Observándose además que:

AD = H1 (cot α − cot β ) y BC = H (cot α − cot β ) (2.6)

sen( β − α )
Sacando factor común a (cot α − cot β ) = , resulta:
sen β .sen α

γ 1
( )

WT = (cot α − cot β ) ⋅  sat ⋅ H12 + ⋅ H 2 − H12 γ + q ⋅ H 
 2 2 
(2.7)

WT =
sen( β − α ) γ sat
⋅
senβ .senα  2
1
( ) 
⋅ H 12 + ⋅ H 2 − H 12 γ + q ⋅ H 
2 

Es decir:

 sen (β − α ) 
WT =   ⋅ψ (2.8)
 sen β .sen α 

66
Roberto Ucar Navarro

Siendo:

ψ=
γ sat
2
⋅ H 12 +
1
2
( )
⋅ H 2 − H12 γ + q ⋅ H , kN/ m (Factor de peso) (2.9)

Al aplicar la condición de equilibrio, se obtiene:

Σ Fn =0 N + U – R·cos (α + ε) = 0 (2.10)

Σ Ft = 0 T – R·sen(α + ε) = 0 (2.11)

A través de la figura (2.5) la inclinación (ε) que forma la resultante (R) con la

vertical se determina mediante la fórmula:

kh
tanε = (2.12)
(1 + kv )
A la vez, la expresión que define el coeficiente de seguridad al aplicar el criterio

de rotura de Mohr-Coulomb es:

C .H
+ N . tan φ
senα Fuerza máxima resistente λ1
FS = = = (2.13)
T Fuerza movilizada λ3

67
Roberto Ucar Navarro

Al sustituir (2.10) y (2.11) en (2.13) resulta:

C .H
+ [R cos (α + ε ) − U ] ⋅ tan φ
senα λ
FS = = 1 (2.14)
R sen(α + ε ) λ3

Siendo R la resultante de las fuerzas actuantes

[
R 2 = WT 2 k h 2 (1 + kv )2 ] (2.15)

R = WT ⋅ k h 2 + (1 + k v )2 = WT .k (2.16)

[
k = k h 2 + (1 + k v )2 ] 1/ 2
(2.17)

C = C j , es la cohesión, o resistencia al corte cuando tensión normal es nula,

medida en el plano de discontinuidad.

Al dividir por R la ecuación (2.14), se obtiene:

 C .H   U
  + cos(α + ε ) −  tan φ
R senα   R
FS =  (2.18)
sen(α + ε )

68
Roberto Ucar Navarro

) K h· W T
+
ε

α
n
e n(
S R
R· R· ε ε T
Co α ε
R
s (
+
α

ε) N WT ( 1 + K V )
α
U α

R ε WT (1+K v )

Kh
K h · WT
tan ε (1 + K v )

Figura 2.5 Fuerzas sísmicas actuando sobre la superficie potencial de rotura

69
Roberto Ucar Navarro

Al reemplazar (2.8) en (2.16) queda:

 sen (β − α ) 
R=  ⋅ψ .k (2.19)
 sen β .sen α 

Por otro lado, como previamente se ha indicado, la fuerza debida al agua

corresponde:

 sen (β − α ) 
U =  ⋅ secα ⋅ψ1 (2.20)
 sen β .sen α 

γ w ⋅ H 12
ψ1 = (Factor debido al agua) (2.21)
2

Reemplazando R y U/R en la ecuación (2.18) se obtiene:

C.H senβ  ψ 
+ cos (α + ε ) − secα ⋅ 1  tan φ
sen(β − α ) ⋅ ψ ⋅ k  k ⋅ψ 
FS = (2.22)
sen(α + ε )

Llamando:

70
Roberto Ucar Navarro

ψ1 C .H
k1 = y k2 = ⋅ sen β
k ⋅ψ ψ .k

La ecuación anterior se transforma:

k2
+ [cos(α + ε ) − k1 . sec α ] ⋅ tanφ
sen (β − α )
FS = (2.23)
sen (α + ε )

En este punto es importante resaltar, tal como lo menciona Salcedo [6], que al

analizar la estabilidad de taludes en macizos rocosos, es fundamental

caracterizar la roca en función de los factores geológicos y los procedimientos

de campo conjuntamente con los ensayos de laboratorio, tales como las pruebas

de corte directo a lo largo de las discontinuidades.

Adicionalmente es primordial entender los criterios de resistencia al corte

bajo el entorno de esfuerzos establecidos, definiendo a la vez los mecanismos

de rotura para la utilización de los métodos de análisis correspondientes.

Este análisis detallado permitirá conocer:

a) La resistencia al corte de las discontinuidades planas lisas.

b) La resistencia al corte de las discontinuidades rugosas.

c) La resistencia al corte de discontinuidades rellenas de suelo.

71
Roberto Ucar Navarro

En la práctica, lo importante es determinar la resistencia al cizallamiento del

macizo rocoso, tomando en cuenta que la rotura se producirá en un gran

porcentaje a través de estructuras geológicas o planos de debilidad, y en otra parte

menor por los "puentes de roca" que producirán una cohesión.

La determinación de esta cohesión dependerá del número de familias que

presentan planos de fracturas y su continuidad, la cual es fundamental y difícil de

determinar.

Muchas veces juega un papel preponderante el criterio y la experiencia, y la

ayuda en muchos casos de un análisis regresivo o retrospectivo en taludes

fallados.

Por otro lado, existen también procedimientos que permiten cuantificar en una

forma aproximada su resistencia sin efectuar ensayos de corte en el macizo

rocoso, válidos para cálculos de estabilidad de taludes, considerándolos

globalmente en toda su extensión, permitiendo as¡ calcular los parámetros que

gobiernan la resistencia al corte C = Cj y φ = φj.

Estos métodos son empíricos y su forma de aplicación para caracterizar la roca

en el campo es sencilla a través de los índices de calidad de la roca basados en la

72
Roberto Ucar Navarro

clasificación geomecánica, tales como el índice RMR (rock Mass Rating) de

Bieniawski [7], del South Council for Scientific and Industrial Research, y el

índice Q de Barton, et al [8], del Norwegian Geotechnical Institute.

Recientemente Hoek y Brown [9] han desarrollado una metodología para calcular

gráficamente la resistencia al corte en macizos rocosos a través del índice GSI

(Geological Strength Index) y los parámetros m y s del bien conocido criterio de

rotura propuesto por lo mencionados investigadores [10], en el cual determinan

los parámetros de corte equivalentes C y φ (ver apéndice A).

A la vez Ucar [11] explica en dicho apéndice un procedimiento analítico con la

finalidad de obtener con mayor exactitud los parámetros equivalentes y por ende

la resistencia al cizallamiento de la roca para un conocido campo de tensiones

utilizando la envolvente de falla no lineal obtenida por Ucar [12] conjuntamente

con el criterio empírico de rotura de Hoek y Brown [10].

Cabe destacar, que todas las clasificaciones geomecánicas determinan la calidad

de la roca dividiéndola en dominios estructurales, es decir, en sectores delimitados

por discontinuidades geológicas, dentro de las cuales la estructura puede

considerarse aproximadamente homogénea.

73
Roberto Ucar Navarro

La estructura del macizo toma en cuenta el conjunto de fallas, diaclasas, pliegues,

foliación y demás defectos mecánicos que caracterizan una determinada región, en

la que existen geológicamente diferentes dominios estructurales claramente

definidos y diferenciados entre sí.

En este sentido, se recomienda leer los libros “Discontinuity Analysis for Rock

Engineering” por S. Priest [13] y “Mohr Circles, Stress Paths and Geotechnics por

R. Parry [14].

Igualmente dos artículos presentados por A. Palmstrφm [15] sobre caracterización

de macizos rocosos empleando el índice de masa rocosa RMi (The Rock Mass

Index). En resumen los parámetros involucrados en las fórmulas (2.22) y (2.23)

se especifican en la tabla anexa:

TABLA No. 2.1

PARAMETROS INVOLUCRADOS PARA DETERMINAR (FS)

[
k = k h 2 + (1 + kv ) 2 ] 1/ 2
, R = WT .k

γ w ⋅ H12  sen (β − α )  ψ1
ψ1 = , WT =   ⋅ψ , k1 =
2  sen β ⋅ sen α  k .ψ

ψ =
γ sat
 2
1
2
( 
⋅ H12 + H 2 − H12 γ + q.H ,

) k2 =
C.H
ψk
senβ

kh
tanε = , K = negativo cuando la fuerza sísmica es hacia arriba
(1 + kv ) v

74
Roberto Ucar Navarro

La ecuación (2.23) puede también expresarse de la forma siguiente:

k2 tan φ sec α
FS = + − k1. tan φ (2.24)
sen(β − α ) ⋅ sen(α + ε ) tan (α + ε ) sen(α + ε )

∂FS
El mínimo factor de seguridad se obtendrá al considerar = 0 , es decir:
∂α

− k 2 .[cos (α + ε ) sen (β − α ) − sen (α + ε ) cos (β − α ) ] tan φ .sec 2 (α + ε )



sen 2 (β − α ) ⋅ sen 2 (α + ε ) tan 2 (α + ε )

 secα ⋅ tan α ⋅ sen(α + ε ) − secα cos (α + ε )


− k1 tan φ ⋅  =0 (2.25)
 sen 2
(α + ε ) 

Al simplificar y considerando que:

[cos(α+ε)·sen(β-α)-sen(α+ε)·cos(β-α)] = { sen[(β-α)-(α-ε)] = sen(β-2α-ε) }

Resulta:

− k 2 . sen .(β − 2α − ε ) tanφ


− −
sen 2
(β − α ) ⋅ sen (α + ε )
2
cos 2 (α + ε ) ⋅
sen (α + ε )
2

cos 2 (α + ε )

 tanα . sen (α + ε ) − cos(α + ε )


k1 .tanφ . sec α ⋅  =0 (2.26)
 sen (α + ε )
2


75
Roberto Ucar Navarro

k 2 . sen(β − 2α − ε )  senα 
− − tan φ − k1. tan φ secα  sen (α + β ) − cos (α + ε ) = 0
sen (β − α )
2
 cosα 

(2.27)

Quedando finalmente:

 k2 .sen(β − 2α − ε ) 
 + k1. tan φ .sec 2 α .[sen(α + ε ).senα − cos(α + ε ). ⋅ cosα ] + tan φ  = 0
 sen (β − α )
2

(2.28)

k 2 sen(β − 2α − ε )
+ tan φ − k1 tan φ sec 2 α cos(2α + ε ) = 0 (2.29)
sen (β − α )
2

2.3.1.- Aplicación Práctica

Ejemplo No. 1

Se desea calcular el factor de seguridad de una excavación en roca, en función de

sus características geométricas y parámetros resistentes, considerando además los

siguientes factores determinantes en la estabilidad del macizo rocoso como son

la presiones intersticiales actuando sobre el plano potencial de deslizamiento , la

sobrecarga y el efecto sísmico.

H = 30,00 m

H1 = 20,00 m

β = 76°

φ = φj = 30°
Parámetros de corte minorados
2
C = Cj = 295 kN/m

76
Roberto Ucar Navarro

γ = 24 kN/m3

γsat = 25 kN/m3

q = 300 kN/m2

Kh = 0,20 y Kv = 0,10

En el diseño de taludes, estructuras de retención y en los diferentes proyectos de

obras de tierra es práctica común que los parámetros de corte deben ser reducidos

mediante un factor de minoración tal como lo menciona Recomendations

Clouterre[16].

En estas condiciones la resistencia al corte toma la forma:

C tanφ
τα = +σn ⋅
Γc Γφ

Los factores parciales de seguridad recomendados según el Project Clouterre son:

Γc = 1,50

Γφ = 1,30

Las razones de tomar en cuenta estos factores de minoración son:

1. La existencia de desigualdades importantes entre los parámetros resistentes

del suelo o roca en la zona en estudio.

77
Roberto Ucar Navarro

2. Evitar cualquier consecuencia perjudicial para la estructura, como resultado

que un sector del terreno se determinen resistencias locales inferiores al

compararse con los valores característicos del material.

3. La resistencia al corte de la masa de suelo o roca es extremadamente

sensitiva a los parámetros de corte, es especial la cohesión.

A través de la tabla No. 2.1 se obtiene:

K = 1.1180, 00 K1 = 0,0894

K2 = 0,3840 ψ1 = 2.000,00 kN/m,

ε = 10,30° ψ = 20.000,00 kN/m

Al utilizar la ecuación (2.29) la inclinación del plano más crítico es α ≅ 45,00°,

y el correspondiente mínimo factor de seguridad considerando la fórmula

(2.23) es FS=1,22.

Igualmente, a través de la figura (2.6) se aprecia la variación del factor de

seguridad en función del ángulo potencial de falla α, utilizando los par metros

arriba indicados conjuntamente con la ecuación (2.23), obteniéndose nuevamente

que (FS)mínimo = 1,22 cuando α = 45°.

Por otro lado las figuras (2.7) y (2.8) muestran la variación de FS en función de

β y H, considerando el caso particular que la inclinación del plano de falla (α)

permanece constante.

78
Roberto Ucar Navarro

FS

1,8

1,6

1,4

1,2

1,0
15 30 45 60 75 90 α

Figura 2.6 Variación del factor de seguridad (FS) en función de la inclinación


del plano de falla

79
Roberto Ucar Navarro

FS

1,2

1,1

1,0

0,9

0,8
30 40 50 60 70 80 90 100 H (m)

Figura 2.7 Variación del factor de seguridad (FS) en función de la altura del

talud (H), siendo la inclinación del plano de rotura α constante

80
Roberto Ucar Navarro

FS

1.6

1.5

1.4

FS= 2,89 β - 0,022

1.3

1.2

1.1

1.0

0.9
60 65 70 75 80 85 90 β

Figura 2.8 Variación del factor de seguridad (FS) en función de la inclinación


del talud β , considerando que el ángulo del plano de rotura α es
constante.

81
Roberto Ucar Navarro

Ejemplo No. 2

Consideremos una sección de un talud en un importante tramo vial en el que

aflora una roca arenisca la cual se caracteriza por presentar los siguientes valores:

H = 30,00 m , H1 = 0,00 m

β = 76° , talud 1/4: 1(v)

γ = 25,00 kN/m3

γsat = 26,50 KN/m3

q=0

C = Cj = 200,00 KN/m2

φ = φj = 35,00°

Kh = 0,30 y

Kv = - 0,15 (La fuerza sísmica vertical tiende a levantar la cuña potencial de

falla, es decir está dirigida hacia arriba en el sentido positivo del eje de las

ordenadas).

Tomando en cuenta dichos parámetros, y utilizando nuevamente la tabla (2.1),

resulta:

[
K = K h 2 + (1 + K v )2 ]1/ 2 = [0,32 + 0,85 2 ]= 0,90

γ H2
ψ= = 11.250,00 kN / m
2

82
Roberto Ucar Navarro

Adicionalmente no se ha considerado la sobrecarga (q = 0) y la altura del nivel

freático (H1 = 0), por lo tanto se obtiene:

γ w H 12
ψ1 = =0
2

ψ1
k1 = =0

C .H 200,00 kN / m 2 ⋅ 30,00m
k2 = senβ = ⋅ sen76° = 0,5750
ψ K 11.250,00 kN / m ⋅ 0,90

Utilizando las ecuaciones (2.29) y (2.24) los valores de la inclinación del plano

de falla más crítico y el mínimo factor de seguridad son respectivamente:

α = αcrítico = 40,44°

(FS) = (FS)mínimo = 1,55 (estable)

Nuevamente, otro de los aspectos que es necesario analizar, es la variación del

factor de seguridad con respecto al ángulo α al aplicar la ecuación 2.23

Así, manteniendo todos los demás factores constantes y dándole diferentes

valores a α, se obtiene la figura (2.9) con su respectiva tabla de datos, en el que

se aprecia que el mínimo factor de seguridad, para este caso, corresponde al

ángulo (α) crítico previamente calculado.

83
Roberto Ucar Navarro

Del mismo modo, mediante gráficos, también es posible investigar la

variación del coeficiente de seguridad mínimo (FSmin) en función de los factores

H, β, C, K y H1, ver figuras (2.9), (2.10), (2.11), (2.12), (2.13) y (2.14) en donde

se observa que los parámetros antes mencionados no afectan en igual medida

a la estabilidad del macizo rocoso, notándose una mayor sensibilidad del factor

de seguridad ante la variación de la altura del talud (H), de la cohesión del macizo

rocoso (C = Cj) y del ángulo de inclinación de la cara del talud (β).

También otra de las acotaciones que podemos hacer en relación con los

gráficos son las siguientes:

a) Al disminuir la cohesión, se aprecia un aumento de α y el

correspondiente descenso del factor de seguridad (ver gráfico No. 2.12).

b) De manera diferente es el comportamiento en el gráfico No. 2.10, en el

cual se observa que al aumentar H se eleva el valor de α y disminuye el

coeficiente de seguridad.

c) En la figura (2.11) existe una relación prácticamente lineal entre FS y β,

y como era de esperar al aumentar β se incrementa α, y por ende disminuye el

factor de seguridad FS.

84
Roberto Ucar Navarro

α FS
25 1,77
30 1,65
FS
35 1,58
1,90 40,44 1,55
45 1,57
50 1,66
1,85
55 1,86

1,80

1,75

1,70

1,65

1,60

FS = 1,55

(4 0 ,4 4 )
20 25 30 35 40 45 50 55
α (grados)

Figura 2.9 Variación del factor de seguridad en función del ángulo potencial de
deslizamiento.

85
Roberto Ucar Navarro

H(m) FS (mínimo)
30 1,55
FS 35 1,38
40 1,26
1,6
45 1,16
α = 40,44 50 1,07
55 1,00
1,5
60 0,95
65 0,90
70 0,85
1,4
α = 41,00 75 0,82

1,3
α = 43,86

1,2
α = 44,80
1,1
α = 45,66

1,0
α = 46,46
0,9 α = 47,20
α = 47,88
0,8
α = 48,52
30 40 50 60 70 80
H(m)

Figura 2.10 Variación del mínimo factor de seguridad en función de la altura del
talud.

86
Roberto Ucar Navarro

β FS (min)
60 1,95
FS 65 1,85
70 1,69
2,0
75 1,57
α = 3,00 80 1,46
85 1,35
1,9
90 1,25

1,8
α = 8,00

1,7
α = 36,5

1,6
α = 40,79
1,5 FS 3,445 - 0.025 β
α = 43,11
1,4
α = 46,49
1,3
α = 50,00
60 70 80 90
β (grados)

Figura 2.11 Variación del mínimo factor de seguridad en función del ángulo de
inclinación de la cara del talud β .

87
Roberto Ucar Navarro

Figura 2.12 Variación del mínimo factor de seguridad respecto a al cohesión del
macizo rocoso

88
Roberto Ucar Navarro

Figura 2.13 Variación del mínimo factor de seguridad en función de la altura del
nivel freático H 1.

89
Roberto Ucar Navarro

FS
2,2 Kh 0,10 0,20 0,30 0,40 0,10 0,20 0,30 0,40
Kv -0,05 -0,10 -0,15 -0,20 0,05 0,10 0,15 0,20
K 0,96 0,92 0,90 0,89 1,05 1,12 1,19 1,26
2,1
αº 45,01 42,74 40,55 38,22 45,84 44,81 44,06 43,54
FS 1,92 1,73 1,55 1,38 1,81 1,58 1,39 1,24
2,0
Kv (negativo)
α = 45.01º
1,9
Kv (positivo)
α = 45.84º
1,6
α = 42.74º
1,7

1,.6
α = 40.55º
α = 44.81º
1,5

1,4 α = 44.06º
α = 38.22º
1,3
α = 43.54º
1,2
0,9 0,95 1 1,05 1,10 1,15 1,20 1,25 1,30
2
K= K2h +(1+Kv)

Figura 2.15 Variación del mínimo factor de seguridad en función del factor del
sismo.

90
Roberto Ucar Navarro

d) A través del gráfico (2.13) se puede distinguir que no hay una variación

muy marcada del ángulo α, el cual aumenta levemente al incrementarse la

altura del nivel freático H1. Sin embargo, el coeficiente de seguridad decrece en

un 31% al pasar del estado seco a la condición más desfavorable cuando H1

alcanza la altura del talud, es decir H1 = H, y por lo tanto la fuerza U debida a las

presiones hidrostáticas es máxima.

e) En cuanto a la variación de FS que se produce por el efecto sísmico

actuando sobre la masa deslizante, la fuerza resultante R, cuyo valor aumenta al

acrecentarse el factor sísmico K, y disminuir el ángulo α, es más influyente que

 sen(β − α ) 
el ángulo ε, el cual forma dicha resultante R =   ψ ⋅ k , con la
 senβ ⋅ senα 

vertical.

En definitiva se concluye que FS, decrece más rápidamente con R que con la

función sen(α + ε), tal como se aprecia a través del denominador de la

ecuación (2.14).

Por lo tanto, la condición más desfavorable ocurre cuando la fuerza sísmica

vertical (Kv) está dirigida en el mismo sentido que el peso de la masa potencial

de deslizamiento. En estas circunstancias, la figura (2.14) muestra la variación de

FS en función del coeficiente sísmico K, tomando en cuenta Kv positivo y

negativo.

91
Roberto Ucar Navarro

2.3.2. Análisis de la Estabilidad Aplicando el Criterio de Rotura de Hoek y

Brown

En el Apéndice (B) se analiza la estabilidad de taludes aplicando el criterio de

rotura de Hoek y Brown [10] conjuntamente con las ecuaciones de equilibrio

estático desarrolladas en el apartado 2.3. A través de esta alternativa se determina

con un aceptable rango de aproximación el coeficiente de seguridad para el caso

particular de rotura planar.

Este nuevo procedimiento, el cual considera la envolvente no lineal obtenida por

Ucar [11] al aplicar el mencionado criterio de rotura, permite llevar a cabo

importantes comparaciones con la curva de resistencia intrínseca lineal de Mohr-

Coulomb.

2.3.3. Determinación del Mínimo Factor de Seguridad en Taludes Rocosos

con Grietas de Tracción.

Vista la importancia que tiene el efecto de las grietas de tracción sobre la

estabilidad de taludes, se ha desarrollado una metodología (ver apéndice C), en la

cual la superficie potencial de deslizamiento está constituida por dos bloques con

inclinaciones diferentes. La parte superior colindante con la cresta del talud

caracterizada por la presencia de una grieta de tracción la cual se ha considerado

92
Roberto Ucar Navarro

vertical para simplificar el problema, y la parte inferior cuya geometría está

formada por una superficie de discontinuidad de inclinación α con la horizontal.

En estas condiciones se obtiene la profundidad máxima de la grieta de tracción, el

ángulo crítico α y el mínimo factor de seguridad del talud investigado.

Se demuestra igualmente la importancia de este método al comparar los

resultados con los otros procedimientos analíticos previamente indicados en el

apartado 2.3 y en el apéndice (B).

2.4.- METODO APROXIMADO PARA OBTENER EL FACTOR DE

SEGURIDAD DINAMICO EN FUNCION DEL ESTATICO

En muchos casos el ingeniero necesita conocer en una forma aproximada como

disminuye el coeficiente de seguridad al tomar en cuenta las fuerzas sísmicas

que actúan sobre el macizo rocoso. Esto permitir analizar y tomar las medidas

necesarias que garanticen la estabilidad del talud, contrarrestando así dicho efecto

sísmico.

A través de la ecuación (2.22) se aprecia que el factor de seguridad dinámico

puede expresarse de la forma siguiente:

93
Roberto Ucar Navarro

 C H senβ  ψ  
 + K cos (α + ε ) − 1  ⋅ tan φ 
1 ψ sen (β − α )  ψ .K  
(FS )d =   (2.30)
K senα cos ε (1 + cot α tan ε ) 
 

(FS)d = factor de seguridad dinámico

 C H senβ  ψ 
 +  cosα − 1 secα  ⋅ tan φ
1 ψ sen(β − α )  ψ 
(FS ) d = 
K cos ε (1 + cot α . tan ε )  senα


+
[K cos (α + ε ) − cosα ] tan φ  (2.31)

senα 

Se aprecia que el primer término dentro de las llaves corresponde al factor

de seguridad estático (K = 1). Por lo tanto es posible escribir:

(FS )d 1  [K cos (α + ε ) − cosα ] ⋅ tan φ 


= (FS )e +  (2.32)
K cos ε (1 + cot α . tan ε )  senα 

Siendo (FS)e el factor de seguridad estático.

94
Roberto Ucar Navarro

Además se observa que:

1/ 2
  Kh2   (1 + K v )
K = (1 + K v )2  + 1 = (2.33)
 (1 + K v ) cos ε
2
  

Tomando en cuenta esta última expresión, y realizando los correspondientes

cambios trigonométricos, la ecuación del factor de seguridad dinámico se

transforma:

1
(FS )d = { (FS )e + tan φ [cot α (K cos ε − 1) − K senε ] }
(1 + K v ) . (1 + cot α . tan ε )
(2.34)

1
(FS )d = { (FS )e + tan φ [cot α (K v − tan ε )(1 + K v )] }
(1 + K v )(1 + cot α . cot ε )

La ecuación anterior puede evaluarse tomando en cuenta la variación de (FS)

en función de ε, y considerando a la vez que el ángulo α es conocido y

constante.

Lógicamente αcrítico = f(β, φ, ε, ψ1, ψ), por lo tanto para determinar el mínimo

factor de seguridad dinámico en función del estático, el problema se complica

95
Roberto Ucar Navarro

por cuanto a ambos coeficientes de seguridad le corresponde un plano de falla

crítico de inclinación α que difieren en magnitud.

Una forma muy aproximada y grosamente de resolver el problema es

considerando que la variable cotα en la ecuación del coeficiente de seguridad

(FS)d , se le determine su valor medio es decir:

α2


1
(cot α ) promedio = cot α ⋅ dα
α 2 − α1 α1

Tomando como límites aproximados α1 = 30° y α2 = 60° se obtiene:

(cot α ) promedio = 6 [ln senα ] 30


60
≈1
π

Resultando finalmente:

1
(FS )d ≈ {(FS )e − tan φ ⋅ [K h − K v ] } (2.35)
(1 + K h + K v )

96
Roberto Ucar Navarro

La tabla No. 2.2 muestra los resultados utilizando la ecuación (2.35), los cuales se

aproximan bastante bien al compararse con los valores correctos obtenidos a

través de la ecuación (2.23).

TABLA No. 2.2

COMPARACION DE RESULTADOS ENTRE EL (FS) OBTENIDO


POR METODOS APROXIMADOS MEDIANTE LA ECUACION (2.35) Y
FS, SEGUN LA ECUACION (2.23), UTILIZANDO LOS DATOS DEL
EJEMPLO No. 2.

Kh Kv K ε° α°crítico (FS)min (FS)d


0,00 0,00 1,00 0,00 47,17 2,11=(FS)e --
0,10 -0,05 0,96 6,00 45,01 1,92 1,90
0,20 -0,10 0,92 12,52 42,74 1,73 1,71
0,30 -0,15 0,90 19,44 40,55 1,55 1,53
0,40 -0,20 0,89 26,56 38,22 1,38 1,37
0,10 0,05 1,05 5,44 45,84 1,81 1,80
0,20 0,10 1,12 10,30 44,81 1,58 1,56
0,30 0,15 1,19 14,62 44,06 1,39 1,37
0,40 0,20 1,16 18,43 43,54 1,24 1,22

2.5.- CALCULO DE LA FUERZA DEL ANCLAJE CONSIDERANDO EL

CASO ACTIVO Y PASIVO

Los anclajes pueden ser activos, es decir se someten a tracción antes de que ocurra

o exista cualquier movimiento de la masa rocosa sobre la estructura. Esto genera

la reacción inmediata de las fuerzas tangenciales resistentes de la roca

adyacentes al miembro estructural (barra o cables) para resistir dicha fuerza de

tracción.

97
Roberto Ucar Navarro

Lo anterior indica que la fuerza del tirante Fa reduce las fuerzas perturbadoras

o actuantes, al ejercer una acción estabilizadora desde el mismo momento

de su puesta en tensión.

En el caso pasivo los anclajes no se tensan y actúan exactamente como una

fuerza resistente, es decir dichos anclajes entran en acción oponiéndose al

deslizamiento cuando el macizo rocoso ha comenzado a moverse.

En función de la fuerza pasiva desarrollada Fp , se deduce que la componente

normal del anclaje Np = Fp·cos(α - ∆) multiplicada por su coeficiente de

rozamiento interno µ = tanφ actúa similar a la fuerza de fricción que opone

la roca sobre el plano de discontinuidad.

Adicionalmente la componente tangencial Tp = Fp· sen(α - ∆) interviene en

forma equivalente a la fuerza cohesiva de la roca.

Bajo estas condiciones el tirante comienza a absorber las fuerzas de tracción,

justamente al iniciarse el movimiento o desplazamiento de la masa de suelo o

roca.

98
Roberto Ucar Navarro

Por otro lado, tomando en cuenta lo mencionado previamente se deducen ciertas

ventajas de los anclajes activos con relación a los pasivos, tal como lo menciona

Ayala et al [5].

a) Los anclajes activos permiten utilizar la resistencia intacta del terreno, por

cuanto el desplazamiento de la masa rocosa conduce a una disminución de los

parámetros de corte.

Adicionalmente dicho movimiento puede llegar a producir la rotura del

elemento que sirve de protección al tirante contra la corrosión, justamente en el

instante en que la resistencia del anclaje es completamente requerida.

b) Los anclajes pasivos entran en tracción al oponerse a la expansión o

dilatancia que se produce en los planos de discontinuidad del macizo rocoso

cuando se inicia el desplazamiento a través de dicho planos, dependiendo a la

vez de la existencia de las rugosidades.

Por consiguiente la efectividad de un anclaje pasivo dependerá principalmente de

la magnitud de la dilatancia, la cual está relacionada con el tamaño y las

durezas de las rugosidades. Esto implica que en taludes constituidos por rocas

blandas con planos de discontinuidad relativamente lisos, los anclajes pasivos

son menos efectivos.

99
Roberto Ucar Navarro

En relación a este relevante tema, es oportuno mencionar la discusión y

comentarios sobre estos conceptos, que tuvieron lugar en la sesión No. 1, Design

of Rock Slopes and Foundations en el "Sixteeth Symposium on Rock

Mechanics y celebrado en la Universidad de Minnesota en Septiembre de 1975

[17].

Igualmente se recomienda al lector el apéndice tres, "Factor of Safety for

Reinforced Rock Slopes", del excelente libro Rock Slope Engineering por Hoek

y Bray [1], conjuntamente con Seegmiller, B. [18] a través del artículo "Artificial

Support of Rock Slopes" ( Third International Conference on Stability in

Surface Mining – Society of Mining Engineers of AIME ).

2.5.1.- Caso Activo

Al observar la figura (2.15) conjuntamente con la (2.5), y aplicando

nuevamente las condiciones de equilibrio resulta:

∑F n = 0 , N + U - Rcos(α + ε ) - Fa sen(α - ∆ ) = 0 (2.36)

∑F t =0 , T - R sen(α + ε ) + Fa cos(α - ∆ ) = 0 (2.37)

Siendo:

Fa = fuerza activa del tirante

∆ = ángulo de inclinación del anclaje con la horizontal

100
Roberto Ucar Navarro

k
a je
∆ J Zona d e an cl
P Fa
α I
α ∆
0,15 H(mínimo)
H Na Ta

h S
Yo
α

β OP = S
β

Figura 2.15

Ta = Fa cos (α − ∆ ) y N a = Fa sen (α − ∆ ) , corresponden respectivamente a la

componente tangencial y normal del anclaje actuando sobre el plano de

discontinuidad

101
Roberto Ucar Navarro

Observando la disposición del anclaje indicado en la figura (2.15), y de acuerdo

al sistema de ejes coordenados escogido, el cual está ubicado en el primer

cuadrante, ∆ es positivo cuando el barreno perforado o anclaje están dirigidos

hacia arriba, y cuyo término en inglés es "up dip".

Al reemplazar N y T en la ecuación (2.13), se obtiene el factor de seguridad en la

condición activa (FS) , es decir:

C.H
+ [ R cos (α + ε ) − U + Fa.sen (α − ∆ ) ] ⋅ tan φ
(FS )a = senα (2.38)
R sen(α + ε ) − Fa cos (α − ∆ )

Por otro lado en la fórmula (2.14) se aprecia que el factor de seguridad previo al

refuerzo es:

C .H
+ [R cos (α + ε ) − U ] ⋅ tan φ
λ1 senα
FS = =
λ3 R sen (α + ε )

Lo anterior implica que la expresión (2.38) se transforma:

(FS )a = λ1 + Fa.sen(α − ∆ ) ⋅ tan φ (2.39)


λ3 − Fa ⋅ cos(α − ∆ )

102
Roberto Ucar Navarro

Al despejar Fa, queda:

λ3 [ (FS )a − λ1 / λ3 ] λ [ (FS )a − FS ]
Fa = = 3 (2.40)
(FS )a cos (α − ∆ ) + sen (α − ∆ ) tan φ f (∆ )

Siendo:

f (∆ ) = f (∆ a ) = (FS )a cos (α − ∆ ) + sen (α − ∆ ) ⋅ tan φ (2.41)

Sustituyendo λ3 = R· sen(α+ε) y llamando δ(FS) = [FS)a - FS], la ecuación

anterior indicada en forma adimensional es:

Fa δ (FS )
= (2.42)
R ⋅ sen(α + ε ) f (∆ )

Lógicamente habrá un valor de la función f(∆), en la cual Fa será un mínimo, y

por ende f(∆) ser un máximo.

df (∆ )
Efectuando = f ' (∆ ) = 0 , y considerando a la vez que α, φ y (FS)a son
d∆

constantes resulta:

103
Roberto Ucar Navarro

f ' (∆ ) = (FS )a sen (α − ∆ ) − cos (α − ∆ ) ⋅ tan φ = 0 (2.43)

Al simplificar se obtiene:

tan φ
tan (α − ∆ ) = (2.44)
(FS )a

De párrafos anteriores se sabe que una de las condiciones de la rotura planar es

   tanφ  
que α > φ, por lo tanto el valor de ∆ = α − arctan    siempre será
  (FS )a  

positivo, lo que indica que la inclinación óptima del anclaje está dirigida hacia

arriba en (sentido ascendente).

Desde el punto de vista práctico y constructivo se dificultan las labores de

instalación de la barra o cables de acero al tratar de colocarlas dentro del

barreno en contra de la gravedad, igualmente ocurre con la inyección de la

lechada o mortero de cemento.

Seegmiller [18], recomienda que una forma de evitar el mencionado

obstáculo es colocar el anclaje buzando hacia abajo (down dip) con valores del

ángulo ∆ = ∆a = - 5 a -10° de forma que la fuerza del tirante se incremente poco

104
Roberto Ucar Navarro

con la relación a la mínima fuerza de tracción obtenido en función del ángulo

óptimo ∆ = ∆a.

A pesar que no es la solución ideal el ingeniero geotécnico, prefiere esta última

alternativa, la cual es fácilmente ejecutable en el campo.

Expresando f(∆) = f( ∆a ) en función de tan (α - ∆), se obtiene:

f (∆ ) = cos (α − ∆ ) [(FS )a + tan (α − ∆ ) ⋅ tan φ ] (2.45)

f (∆ ) =
[(FS )a + tan (α − ∆ ) ⋅ tan φ ]
(2.46)
[1 + tan 2
(α − ∆ )]
1/ 2

Por otro lado a través de la ecuación (2.44), se aprecia que el valor óptimo de ∆

corresponde cuando tan(α - ∆) = tanφ/(FS)a , lográndose determinar el

máximo valor de f(∆) = f(∆a), al reemplazar dicho valor en (2.46), por lo

tanto:

tan 2 φ
(FS )a +
(FS )a
[ (FS )a ]
1
[ f (∆ a )] max imo = 1/2
= 2 2
+ tan φ 2 (2.47)
 tan φ 2
1 + 
 (FS )a 2 

105
Roberto Ucar Navarro

Resultando por tanto, según (2.42) :

(Fa ) min ima δ (FS )


= (2.48)
R sen (α + ε ) [ (FS ) 2 + tan 2 φ ]1 2
a

2.5.2.- Aplicación Práctica

A través de la ecuación (2.40) se ha construido la figura No. (2.16), la cual

muestra la variación de Fa en función de ∆, utilizando los datos del ejemplo

No. 1, para un nuevo factor de seguridad activo (FS)a.

Por lo tanto a través del mencionado ejemplo se tiene:

FS = 1,22 (coeficiente de seguridad previo al anclaje)

α = αcritico = 45°

ε = 10,30º , K = 1,118 , β = 76° , φ = 30° y ψ = 20.000,00 kN/m

 sen(β − α )  sen31° 
R=  ψ .K =  20.000,00kN / m .1,118
 senβ .senα   sen 76 °.sen 45° 

R = 16.785,02 kN/m

(FS) = 1,50, coeficiente de seguridad activo, el cual se incrementa debido al

reparto de tensiones que se generan a través del tirante anclado dentro del macizo

rocoso obteniéndose por un lado un aumento en la resistencia al cizallamiento de

la roca, y por otro como consecuencia de la sustracción de las fuerzas

tangenciales actuantes.

106
Roberto Ucar Navarro

2
(Fa)x10 ,KN/m

33
FUERZA DE ANCLAJE

32

31

30

29

28

27

26

25

24
(-ve) -20 -15 -10 -5 0 5 10 15 20 25 30 35 40 (+v e )

Angulo de inclinación ∆

Figura 2.16 Variación de la fuerza activa Fa en función de la inclinación ∆ del

tirante anclado . El ángulo ∆ es positivo hacia arriba (up dip )

107
Roberto Ucar Navarro

Al tomar en cuenta (2.42) se obtiene el valor óptimo de ∆, es decir:

tan 30°
tan (45° − ∆ ) = = 0,385
1,50

∆ = ∆a = 24°

Utilizando la ecuación (2.42) la relación Fa / R· sen(α + ε) = Fa / λ3 , es la

siguiente:

Fa 0,28
= = 0,174
R sen(α + ε ) 1,5. cos 21° + sen21° ⋅ tan 30°

Es decir, se requiere una mínima fuerza del tirante para alcanzar un (FS)a=1,50 ,

del 17,4% de las fuerzas tangenciales movilizadas. Por tanto:

Fa = 0,174 . 16.785,00 kN/m . sen55,3°

Fa ≈ 2.400,00 kN/m de longitud de talud

Finalmente es importante destacar, que a través de la ecuación (2.38), el anclaje

activo ejerce dos acciones beneficiosas para garantizar la estabilidad de la masa

rocosa potencialmente deslizante.

Primeramente, su componente tangencial Ta paralela al plano de discontinuidad

se resta a las fuerzas que tienden a provocarlo, y por otra parte, la componente

normal a dicho plano Na = Fa· sen(α - ∆) aumenta la resistencia al corte de la

discontinuidad.

108
Roberto Ucar Navarro

Por lo tanto en la expresión que define el nuevo coeficiente de seguridad activo

(FS)a, resulta en una disminución del denominador y en un aumento en el

numerador.

La tabla 2.3, muestra igualmente la variación de Fa en función de ∆, al emplear la

ecuación Fa = R· sen(α + ε) ·(FS)/f(∆).

En la mencionada tabla se observa para el caso particular que la inclinación del

anclaje ∆ = -20°, la fuerza :(Fa)∆=-20° = 1,388 . (Fa)∆=24°

Es decir (Fa)∆=-20° = 1,388 . 2.400,00 KN/m ≈ 3.331,00 kN/m.

TABLA 2.3

VARIACION DE LA FUERZA DEL TIRANTE ANCLADO Fa EN


FUNCION DE D,
UTILIZANDO LA ECUACION (2.42)
∆° (Fa)activo, KN/m f(∆óptimo)/f(∆)
40 2.508,00 1,045
35 2.446,00 1,019
30 2.414,00 1,006
∆ = ∆a = 24 (∆óptimo) 2.400,00 = (Fa)mínima 1,000
20 2.414,00 1,006
15 2.431,00 1,013
10 2.477,00 1,032
5 2.542,00 1,059
0 2.628,00 1,095

-5 2.741,00 1,142
-10 2.897,00 1,100
-15 3.091,00 1,288
-20 3.331,00 1,388

109
Roberto Ucar Navarro

2.5.3.- Determinación de la Separación entre Anclajes Requerida para

Garantizar la Estabilidad.

El área de acción de cada tirante anclado, así como el número requerido para

estabilizar la masa rocosa, se determinan partiendo del hecho que se conocen las

características del anclaje tales como diámetro, tipo de acero, carga admisible o

tracción admisible Ta, (service load o design load). Igualmente el límite

elástico del acero Tg (Ta = 0,6Tg) que corresponde al 0,1% de deformación, y

la tensión de bloqueo Tb, (Ta = Tb - pérdidas por relajación del acero,

deformación del suelo o roca, etc.).

Bajo estas condiciones, el número de anclajes N en función de la longitud total

del talud Lt Fa y Ta, se obtiene mediante la siguiente igualdad:

Fa·Lt = N·Ta (2.49)

Para Fa en kN/m , Lt en m y Ta en kN

 F ⋅L 
N =  a t  (2.50)
 Ta 

110
Roberto Ucar Navarro

Al mismo tiempo, es posible escribir en función del área del talud a estabilizar,

la expresión:

(Sc · Sf ) · N = Lt · (H/senβ) (2.51)

Siendo Sc la separación en metros de los anclajes entre una misma hilera

(separación lateral entre columnas) y Sf la distancia en metros entre filas.

Eliminado (N) a través de (2.50) y (2.51) y considerando además que S = Sc = Sf

resulta:

F ⋅L   H 
S 2 ⋅  a t  = Lt   (2.52)
 Ta   senβ 

Por tanto:

 H Ta 
S =  ⋅  (2.53)
 senβ Fa 

111
Roberto Ucar Navarro

Tomando en cuenta nuevamente el problema No. 1, en el cual H = 30,00 m,

β=76°, Fa = 2.400,00 kN/m y sabiendo además que Ta = 410 kN, barra φ 32DY,

ST 85/105, se obtiene:

1/ 2
 30,00m 410,00 kN 
S= ⋅  = 2,30m
 sen76° 2.400,00 kN / m 

De dicho resultado y análisis se aprecia que los anclajes deben colocarse sobre

una cuadrícula de 2,30 m por 2,30 m, con una carga admisible de trabajo

igual a Ta = 410,00 kN.

2.5.4.- Caso Pasivo

Tal como se mencionó en el párrafo (2.6), en los anclajes pasivos no se

pretensa la armadura metálica posterior a su instalación.

El anclaje reacciona al entrar en tracción al iniciarse el movimiento del terreno,

produciendo un incremento de los esfuerzos normales sobre la superficie

potencial de rotura, y por ende un aumento de la resistencia al corte en dicha

superficie.

En base a lo previamente mencionado, tanto la componente de la fuerza normal

del anclaje Np = Fp· sen (α - ∆) como la correspondiente componente

tangencial Tp = Fp·cos(α - ∆) son dependientes de la fuerza pasiva Fp, la cual

justamente se desarrolla al ocurrir el movimiento de la masa rocosa, generando a

112
Roberto Ucar Navarro

la vez un aumento de volumen, el cual está relacionado con la presencia de

rugosidades.

En estas condiciones, la ecuación (2.14) que representa el factor de seguridad

FS=λ1 /λ3 previo al refuerzo, se transforma para el caso pasivo como sigue:

 λ1 + T p + N p ⋅ tan φ 
(FS ) p =   (2.54)
 λ3 

Reemplazando Tp y Np por su valor, queda:

λ1 + Fp [cos(α − ∆ ) + sen(α − ∆ ) ⋅ tan φ ]


(FS ) p = (2.55)
λ3

Al despejar Fp, se obtiene:

Fp =
[
λ3 (FS ) p − λ1 / λ3 ] =
[
λ3 (FS ) p − FS ] (2.56)
cos(α − ∆ ) + sen(α − ∆ ) ⋅ tan φ f (∆ )

Siendo:

f (∆ ) = f (∆p ) = cos (α − ∆ ) + sen (α − ∆ ) ⋅ tan φ (2.57)

113
Roberto Ucar Navarro

Sustituyendo λ3 = R·sen(α + ε)·δ(FS) = [(FS)p - FS] y expresando en forma

adimensional la ecuación (2.56), resulta:

Fp δ (FS )
= (2.58)
R ⋅ sen(α + ε ) f (∆ )

df (∆ )
Nuevamente el mínimo valor de Fp se obtendrá al considerar = 0 , es
d∆

decir: f ' (∆ ) = sen(α − ∆ ) − cos(α − ∆ ) ⋅ tan φ = 0 (2.59)

Simplificando (2.59) se transforma:

tan(α - ∆) = tanφ (2.60)

Por lo tanto,

(α - ∆ ) = φ (2.61)

∆ = ∆p = (α - φ) (2.62)

Al reemplazar el óptimo valor de ∆ = ∆p =(α - φ) en la ecuación previamente

conocida f(∆) = cos(α - ∆) + sen(α - ∆)tanφ, resulta:

sen 2φ
[ f (∆ p ) ] máximo = f (α − φ ) = cos φ + =
1
cos φ cos φ

114
Roberto Ucar Navarro

Esto implica que la mínima fuerza a desarrollarse en el anclaje para el caso pasivo

se obtiene al reemplazar [ f (∆ ) = f (∆ p ) ]max imo = cos1φ en la ecuación (2.56), es

decir:

(Fp )minima
= cos φ ⋅ δ (FS ) (2.63)
R sen (α + ε )

Con el objeto de equiparar ambos casos, se tomará en cuenta nuevamente el

ejemplo No. 1, para determinar la mínima fuerza para el caso pasivo Fp.

Al considerar α = 45° y φ = 30°, el ángulo ∆ óptimo que forma el anclaje con

la horizontal es según (2.62) ∆p = (α - φ) = 15°, y al considerar (2.63):

(Fp )min ima


= cos 30° ⋅ 0,28 = 0,242
R sen(α + ε )

Esto implica, al compararse con el caso activo que la fuerza requerida es 1,39

veces mayor.

Por otro lado, si se examina la relación entre Fa y Fp a través de las ecuaciones

(2.42) y (2.58), se obtiene:

115
Roberto Ucar Navarro

=
( ) ( ) (
Fa  f ∆ p   cos α − ∆ p + sen α − ∆ p ⋅ tan φ
=
) 
  (2.64)
Fp  f (∆ a )  (FS )a ⋅ cos(α − ∆ a ) + sen(α − ∆ a ) ⋅ tan φ 

Al observar dicha ecuación se aprecia que para valores de ∆a = ∆p , se obtiene

que f(∆a) >f(∆p), y por lo tanto Fa será menor que Fp, lo que resulta en una

economía al considerar el caso activo, pues implica menos perforación, menos

armadura metálica, reducción en la lechada de cemento, etc.

Por supuesto la resistencia desarrollada por los anclajes pasivos es más difícil

de interpretar que los activos debido a la expansión o dilatancia que se produce

en la discontinuidad.

En este sentido el Canadá Centre for Mineral and Energy Technology

(CANMET) en el capítulo 6 del Pit Slope Manual [19] explica que la fuerza

desarrollada en la barra o cordones de acero como consecuencia de la dilatación

e
al utilizar la conocida Ley de Hooke es Fp = E ⋅ A ⋅   , siendo A, el área de
 L

la armadura metálica, E, su módulo de elasticidad (≈ 200 x 106 kPa), e

corresponde a la expansión y L la longitud tensionada como resultado de la

dilatancia.

116
Roberto Ucar Navarro

Lógicamente se aprecia lo complicado y difícil de calcular e y L con precisión.

Por el contrario la resistencia suministrada por los anclajes activos está mucho

más definida, proporcionando una fuerza definida a través de un soporte más

seguro y eficaz.

2.6.- DETERMINACION DE LA LONGITUD DEL ANCLAJE

La longitud de un anclaje inyectado se determina conociendo la longitud de

intersección entre el anclaje y la superficie potencial de deslizamiento de la masa

de suelo o roca, que corresponde al tramo PI de la figura (2.15).

Adicionalmente debe considerarse la longitud mínima I J que garantice que la

zona de anclaje se encuentre localizada en la roca estable, es decir toda su

longitud debe quedar por detrás de la zona potencial de rotura. Esta condición es

de gran importancia, sobre todo en los anclajes inferiores.

De acuerdo al Canadian Foundation Engineering Manual [20], esta longitud

medida a lo largo de la perforación es de un 15% de la profundidad de la

excavación o altura del talud (H).

( )
En base a lo previamente indicado la longitud LL = PI + I J corresponde a la

zona libre, y es la parte en que la armadura se encuentra independizada del

terreno que la rodea, de forma que pueda deformarse con plena libertad al

ponerse en tensión.

117
Roberto Ucar Navarro

Por otro lado a través de la figura (2.15) se observa que la longitud libre del

anclaje es la distancia entre la cabeza del anclaje y el inicio del tramo

inyectado.

Finalmente la zona de anclaje JK = LS , es la parte solidaria a la masa de suelo o

de roca, encargada de transferir los esfuerzos al terreno, y corresponde a la

longitud del miembro inyectado del anclaje.

De acuerdo a la mencionada figura se observa:

PI OP
= (2.65)
sen (β − α ) sen (α − ∆ )

OP sen β = h

Es decir:

h  sen (β − α ) 
PI =  sen (α − ∆ )  (2.66)
sen β  

Quedando por tanto:

118
Roberto Ucar Navarro

 h sen (β − α ) 
L = (LL + LS ) =  ⋅ + 0,15H  + LS (2.67)
 sen β sen (α − ∆ ) 

Siendo h, la cota del anclaje en metros, medida a partir del pie del talud, ver figura

(2.15).

Como se sabe la longitud de la zona del anclaje viene definida por la adherencia

cemento - acero y cemento - roca (o suelo), escogiéndose para fines de

diseño la de mayor longitud.

Si se considera la condición más crítica el contacto cemento - roca, la cual

corresponde al caso más general, tal como se analizó en el capítulo anterior, la

longitud del bulbo o del anclaje LS viene expresada a través de la ecuación

 Γq ⋅ F 
LS =  
π ⋅ φ p ⋅ τ u / Γr 
(2.68)

Siendo:

Γq = 1,40 a 2,00 = factor de mayoración de la carga aplicada (varía dependiendo

del tipo de riesgo y si es temporal o permanente).

F = fuerza de tracción en el anclaje, kN

119
Roberto Ucar Navarro

Tomando en cuenta que es necesario obtener la mayor economía en el soporte, es

aconsejable aplicar en el diseño la condición en la cual F = Ta (tracción

admisible).

φp = diámetro de perforación (barreno), m

τu = resistencia al corte en la interfase cemento - roca (adhesión + fricción), la

cual para fines prácticos se considera uniformemente distribuida,

MPa.

Muchos autores se refieren como resistencia adherente o "Bond" (término en

inglés).

Γr = factor de seguridad, el cual actúa como elemento de minoración o reducción

con respecto a la resistencia al corte en el contacto bulbo-terreno. Dicho

valor varía entre 1,30 a 1,50 dependiendo de la categoría del anclaje

(temporal o permanente).

Ballivi y Martin [21], mencionan que las normas canadienses recomiendan

1
τu = σ c o f c ' (el que resulte menor), siendo σc y f c ' la resistencia a la
10

compresión de la roca (condición intacta) y de la lechada de cemento

respectivamente.

Considerando que la roca del ejemplo No. 1, se encuentra muy diaclasada (con

separación entre 10 – 15 cm) y meteorizada, siendo además la resistencia

120
Roberto Ucar Navarro

promedio σc = 8,00 MPa, el valor de LS empleando un coeficiente mayoración

de Γq = 1,80, φp = 7,50 cm, Ta = 410 kN y un factor de minoración Γr = 1,5,

resulta por lo tanto de acuerdo a la ecuación (2.68):

1,80 ⋅ 410,00 kN
LS = = 5,87 (≈ 6,00m )
 8,00  3 2
π ⋅ 0,075 m   ⋅ 10 kN / m
 15,00 

Utilizando la primera hilera de anclajes se observa a través de la figura 2.15 que

la separación OP = S = 2,30 m con respecto al pie del talud, siendo la ordenada

analizada igual a h = S · senβ = 2,30 · sen76° = 2,23 m.

Por lo tanto, la longitud total de la mencionada hilera al considerar los valores

de β = 76° ; α = 45° ; ∆ = - 10° y H = 30 m, se obtiene según la ecuación (2.67)

como a continuación se indica:

 2,23m sen(76° − 45°) 


L= ⋅ + 0,15 ⋅ 30,00m + 6,00
 sen76° sen(45° + 10°) 

L = (1,45 + 4,50 + 6,00) m ≈ 12,00 m (primera hilera)

121
Roberto Ucar Navarro

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Volumen II, No. 2, pp 175-188, Part 2: Some Practical Applications of the
Rock Mass Index (RMi), Volume II, No. 3, pp 287-304.

16.- Recomendations Clouterre (English Traslation) (1991), “Soil Nailing


Recommendations for Design, Calculating, Constructing and Support
Systems Using Soil Nailing”, Report No. FHWA-SA-93-026, Federal
Highway Administration, Washington DC, 302 p.

17.- DESIGN METHODS IN ROCK MECHANICS, (1975), "Session 2, Slopes


and Foundations, General Discussion, Proceedings,. Sixteenth
Symposium on rock Mechanics, Published by American Society of Civil
Engineers, pp 63-68.

18.- SEEGMILLER, B. L., 1982, "Artificial Support of Rock Slopes". 3rd Int.
Conf. on Stability in Surface Mining, Soc. of Mining Engineers, AIME,
pp 249-288.

19.- CANADA CENTRE FOR MINERAL AND ENERGY


TECHNOLOGY, CANMET, (1977), Pit Slope Manual, Capítulo 6,
Mechanical Support, 111 p.

20.- CANADIAN GEOTECHNICAL SOCIETY, 1985, "Canadian Foundation


Engineering Manual", 2nd Edition, Vancouver, 3.c, 460 p.

21.- BALLIVY, G. y MARTIN, A., (1984). "The Dimensioning of Grouted


Anchors" Proceedings of the Int. Symposium on Rock Bolting, Edited by
Ove Stephansson, A.A. Balkema, Rotterdam, pp.353-365.

123
Roberto Ucar Navarro

APÉNDICES

124
Roberto Ucar Navarro

APENDICE A

1. DETERMINACION DE LA RESISTENCIA AL CORTE EN MACIZOS

ROCOSOS APLICANDO EL CRITERIO EMPIRICO DE ROTURA DE

HOEK Y BROWN

A continuación se describe la nueva hipótesis de rotura propuesta por Hoek y

Brown tanto en roca intacta como en macizos que exhiben características

predominantes de diaclasamiento y metereorización.

A través de innumerables ensayos de laboratorio, conjuntamente con los

fundamentos teóricos que existen sobre fractura y propagación de grietas en roca,

Hoek y Brown [1], hallaron una nueva hipótesis empírica de rotura estableciendo

la siguiente relación entre los esfuerzos principales σ1 y σ3, es decir:

1/ 2
 σ 
σ 1 = σ 3 + σ c m ⋅ 3 + s 
 σc 

En forma adimensional (A.1)

1/ 2
σ1 σ 3  σ 3 
= + m ⋅ + s
σc σc  σc 

125
Roberto Ucar Navarro

Donde:

σ1 = esfuerzo principal mayor en la rotura

σ3= esfuerzo principal menor en la rotura

σc = resistencia a la compresión simple de la roca “intacta”

m,s = constantes que dependen de las propiedades de la roca

El parámetro (m) controla la curvatura entre los esfuerzos principales, mientras

que (s) regula la localización de la curva entre σ1 y σ3.

En la tabla A.1, se pueden apreciar los diferentes valores de m y s, dependiendo

del grado de diaclasamiento y de meteorización del macizo.

La resistencia a la compresión simple de la roca intacta σc se obtiene al tomar en

cuenta que no existe confinamiento lateral (σ3 = 0), y que además s = 1,

resultando a través de (A.1) que σ1 = σc.

Cuando el macizo presenta planos de fracturas, s < 1. Por lo tanto la resistencia a

la compresión de la masa rocosa σcm es una fracción de σc, como podrá apreciarse

más adelante.

126
Roberto Ucar Navarro

Elevando al cuadrado ambos lados de la ecuación (A.1) y despejando σ3 resulta:


σ 3 = σ 1 +

m
2
 1
(
⋅ σ c  ± m 2 ⋅ σ c2 + 4 ⋅ mσ 1 ⋅ σ c + 4 ⋅ s ⋅ σ c2
 2
) 1/ 2
(A.2)

Tomando la raíz no positiva de (m 2


)
⋅ σ c2 + 4 ⋅ mσ 1 ⋅ σ c + 4 ⋅ s ⋅ σ c2 ya que σ3

corresponde al esfuerzo principal menor, se tiene por tanto:


σ 3 = σ 1 +

m
2
 1
(
⋅ σ c  − m 2 ⋅ σ c2 + 4 ⋅ mσ 1 ⋅ σ c + 4 ⋅ s ⋅ σ c2
 2
) 1/ 2
(A.3)

La resistencia de la tracción σt se determina al considerar σ1 = 0, así la ecuación

anterior toma la forma:

σ 
2 
(
σ 3 = σ t = c ⋅ m − m 2 + 4 ⋅ s
1/ 2 
 ) 
(A.4)

A través de (A.1) y (A.4) se aprecian los límites de s, es decir:

s = 1, σ1 = σc ∴ roca intacta

s = 0, σ3 = σt = 0 ∴ roca muy fracturada

De lo anterior resulta, que para otros estados intermedios del macizo rocoso, (s) se

encontrara dentro del entorno 0 < s < 1.

127
Roberto Ucar Navarro

El valor de m en roca intacta puede hallarse midiendo el ángulo α que forma la

superficie de falla con la dirección del esfuerzo principal menor σ3.

Como se observa en la figura (A.2) la magnitud de (α) se determina mediante la

siguiente expresión:

1/ 2
 
1/2  
 ∂σ   m 
tan α =  1  = 1 + 
 ∂σ 3 
1/ 2 (A.5)
  σ3  
 2  m ⋅ σ + s  
  c  

Considerando que:

s=1 ∴ roca intacta

σ3 = 0 ∴ ensayo de compresión sin confinar

Resulta:

 m
tan 2α = 1 +  (A.6)
 2

m = 2 (tan2α-1) (A.7)

Por otra parte, Ucar [2] aplicando dicho criterio, determinó analíticamente la

solución exacta de la envolvente de rotura, es decir la ecuación que gobierna la

128
Roberto Ucar Navarro

resistencia al corte τα , conjuntamente la tensión normal σn tal como se especifica

a continuación:

m 1 − senφi 
τα = ⋅σ c   (A.8)
8  tan φi 

φi = inclinación de la envolvente de falla. Se conoce también como ángulo de

fricción interna instantáneo (ver figura A.1).

π φ 
α =  + i  = ángulo entre la superficie de falla y la dirección del esfuerzo
4 2 

principal menos σ3.

m  1  3 ⋅ m s 
σn = σc + senφi  − σ c  +  (A.9)
8 2  16 m
 2 ⋅ sen φ i 

Los valores de m y s en función de RMR, pueden obtenerse de acuerdo a Hoek y

Brown [3] mediante la siguiente expresión cuando la roca ha sido correctamente

excavada mediante voladura controlada (sin ser perturbada), y cuando ha sido

perturbada.

129
Roberto Ucar Navarro

1,00 (roca perturbada)

 RMR − 100 
m = mi exp   ∴ Im = (A10)
 14 I m 
2,00 (roca no perturbada)

m i = valor de m en la condición “intacta”, ver tabla anexa.

1,00 (roca perturbada)


 RMR − 100 
s = exp   ∴ Is = (A.11)
 6I s 
1,50 (roca no perturbada)

Recientemente dichos autores [4], han propuesto determinar m y s en función de

un nuevo índice de calidad de la roca, conocido como índice de resistencia

geológica GSI (Geological Strength Index), por considerar que se obtienen

valores más reales (véase tabla A.2).

Al tomar en cuenta este nuevo índice resulta:

 GSI − 100 
m = mi . exp  
 28

(A.12)

 GSI − 100 
s = exp  
 9

130
Roberto Ucar Navarro

Utilizando los gráficos A3 y A4 desarrollados por Hoek y Brown o empleando

las ecuaciones derivadas por Ucar en este apéndice los valores equivalentes de

cohesión y ángulo de fricción se obtienen fácilmente.

Cabe destacar que los gráficos obtenidos por Hoek y Brown para determinar los

mencionados parámetros, se basan en que el esfuerzo principal menor varía entre

σ3/σc = 0 a σ3/σc = ¼.

En este sentido, lo más lógico y correcto es emplear un rango de σ3/σc el cual se

ajuste lo mejor posible a las condiciones de campo.

De acuerdo a Hoek, Kaiser y Bawden [5], el índice de resistencia geológica

(Geological Strength Index ) GSI = RMR76, para valores de RMR76 > 18 y por

otra parte ,GSI = (RMR89 – 5), cuando la calidad del macizo rocoso RMR89 > 23.

131
Roberto Ucar Navarro

Tabla A.1.- Valores típicos de los parámetros del criterio de rotura de

Hoek y Brown.

132
Roberto Ucar Navarro

σ 1
σ σ σ
1= 3 + m σ 3 + S
σ
C
C

σ 1

σ 3 σ 3
α
σ
ESFUERZO PRINCIPAL MAYOR

σ C

σ C
α

σ C

σt 1 m m
2
4S
1 2

σC 2

σ ESFUERZO PRINCIPAL MENOR


σ 3
t

σ t σ t

Figura A.1 Relación entre los esfuerzos principales de acuerdo al criterio


de rotura de Hoek y Brown [1]

133
Roberto Ucar Navarro

Figura A2. Envolvente de rotura por cizallamiento representada a través


del diagrama de Mohr

134
Roberto Ucar Navarro

Tabla A.2 Índice de Resistencia Geológica –GSI, según Hoek y Brown [4]

GEOLOGICAL STRENGTH INDEX

Plana, moderadamente meteorizada, superficie

Espejos de falla, superficies muy meteorizadas

Espejos de falla, superficies muy meteorizadas


A partir de la descripción de la estructura y las condiciones

Rugosa, ligeramente meteorizada, superficies

con rellenos duros o de fragmentos angulares


Muy rugosa , superficies sin meteorización
de la superficie de la masa rocosa, seleccionar el intervalo

CONDICION DE LA SUPERFICIE
apropiado de esta gráfica. Estimar el valor promedio del
Geological Strength Index (GSI) de dicho intervalo. No
intentar ser tan preciso. Escoger un rango de GSI de 36 a 42
es más aceptable que fijar un GSI = 38. También es

con rellenos de arcilla blanca


importante reconocer que el criterio de Hoek-Brown debería
ser aplicada solamente en macizos rocosos donde el tamaño
de los bloques o fragmentos es pequeño comparado con el
tamaño de la excavación a ser evaluada. Cuando el tamaño

teñidas de óxido
de los bloques individuales es aproximadamente mayor

MUY BUENA

MUY MALA
a un cuarto de la dimensión de la excavación, generalmente

alteradas
BUENA
la falla estaría controlada por la estructura y el criterio de

MEDIA

MALA
Hoek-Brown no debería ser utilizado

EXTRUCTURA DISMINUCIÓN EN CALIDAD DE SUPERFICIE

INTACTAS O MASIVAS - rocas intactas o rocas


masiva in situ con pocas discontinuidades 90 N/A N/A N/A
separadas ampliamente.
80

FRACTURADA.- Macizo rocoso poco perturbado


DISMINUCIÓN EN LA UNIÓN DE LOS BLOQUES DE ROCA

consistente de bloques cúbicos formados por tres 70


sistemas ortogonales de discontinuidades, muy
bién unidos estre sí.
60

MUY FRACTURADA.- Macizo rocoso parcialmente


Perturbado consistente de bloques angulares unidos
50
entre sí, formados por cuatro o más sistemas de
discontinuidades

FRACTURADA / PERTURBADA - macizo rocoso 40


plegado y/o fallado con bloques angulares formados
por la intersección de varios sistemas de
discontinuidades
30

DESINTEGRADA - macizo rocoso alternante


Fracturado con mezcla de fragmentos angulares

y redondeados, pobremente unidos entre sí 20

FOLIADA/LAMINADA - macizo rocoso foliado, plegado


y cizallado tectónicamente. La esquistosidad prevalece N/A N/A 10
Discontinuidades, completamente carente de bloques.
5

135
Roberto Ucar Navarro

55 mi
35
30
50
25
20
Angulo de fricción interna, grados

45 16
13
40 10

35 7

30 5

25

20

15

10
10 20 30 40 50 60 70 80 90

Indice de calidad de Resistencia Geológica GSI.

Figura A.3. Valores del ángulo de fricción interna equivalente φi en

función del índice GSI y mi según Hoek y Brown [4],


σ3
correspondiente al intervalo 0 ≤ ≤ 0,25
σc

136
Roberto Ucar Navarro

0.20

Cohesión/Resistencia a la compresión simple de la roca intacta


0.10

0.08

0.06

0.05

0.04

0.03

mi
35 0.02
30
25
20
16
13
10
7 0.01
5
0.008
10 20 30 40 50 60 70 80 90

Figura A.4. Valores de la relación cohesión equivalente /resistencia a la


compresión simple (C/σ c ) en función del índice GSI y mi ,
σ3
definidos en el intervalo 0 ≤ ≤ 0,25
σc

137
Roberto Ucar Navarro

2. DETERMINACION DE LOS PARAMETROS DE CORTE

EQUIVALENTES C Y φ EN FUNCION DE LOS COEFICIENTES m y s

DEL CRITERIO EMPIRICO DE ROTURA DE HOEK Y BROWN.

Empleando la ecuación (A.1) la pendiente de la curva que vincula σ1 y σ3 al

aplicar el criterio empírico de rotura de Hoek y Brown es:

 ∂σ 1  m
  = 1 + (A.13)
 ∂σ 3 
1/ 2
 σ3 
2  m ⋅ + s 
 σc 

Tomando en cuenta que ξ = σ3/σc, el valor promedio de la pendiente en el

intervalo [ξ1, ξ2] puede representarse a través de la ecuación:


 ∂σ 1  1
2
 0,5.m 
  = 1 +  dξ (A.14)
 ∂σ 3  promedio (ξ 2 − ξ1 ) ξ1  mξ + s 

Llamando a la pendiente promedio tanψ, en integrando se convierte en:

ξ
s  m  2
tanψ = 1 + 1 + ξ  (A.15)
(ξ 2 − ξ1 )  s ξ
1

138
Roberto Ucar Navarro

En estas condiciones es recomendable considerar ξ1 = σ3/σc = 0 y ξ2 variable.

Lógicamente el coeficiente ξ2 debe determinarse en función del estado tensional

existente en el macizo rocoso.

Por lo tanto:

 s m 
tanψ =  1 +  1 + ξ 2 − 1 (A.16)
 ξ2  s 

Si ξ2 = ¼, la ecuación anterior toma la forma:

  m 
tanψ = 1 + 4  s + − s   (A.17)
  4 

Al aplicar el bien conocido criterio de rotura de Mohr-Coulomb, la relación entre

los esfuerzos principales es:

σ1 = σ3 . K + σc (A.18)

Siendo:

 1 + senφ 
K = tan 2 (45° + φ / 2 ) =   = pendiente de la línea de resistencia intrínseca.
 1 − senφ 

139
Roberto Ucar Navarro

Al considerar que tanψ = K, la ecuación (A.17) puede expresarse en función de φ

en el intervalo cerrado 0 ≤ σ3/σc ≤ ¼ mediante la ecuación:

 m 
tan 2 (45° + φ / 2) = 1 + 4 ⋅  s + − s  (A.19)
 4 

De esta forma es posible estimar aproximadamente el ángulo de fricción interna

“equivalente” aplicando el criterio de rotura de Hoek y Brown, empleando un

conocido rango de valores de la tensión principal menor σ3.

El valor de la cohesión a través de la tangente a la envolvente de rotura se obtiene

considerando que:

∂σ 1 1   ∂σ 
C = σ 1 − σ 3 ⋅  1  (A.20)
∂σ 3 2   ∂σ 3 

 ∂σ 
Utilizando (A.1) y su derivada  1  , el valor promedio de la cohesión
 ∂σ 3 

“equivalente” es:

   φ  
  tan φ 2 . tan 2  45° + 1   
C  180° m  2   s m   cos φ 2 
  =  ⋅ ln   −  +  ln  
 σ c  π ⋅ (φ ° 2 − φ °1 ) 16  tan φ . tan 2  45° + φ 2    m 16   cosφ1 
  
2  
1
  

(A.21)

140
Roberto Ucar Navarro

Los valores de φ1 y φ2 se determinan empleando la ecuación (A.5), es decir:

1/ 2
 
1/ 2  
 ∂σ   m 
tan α =  1  = 1 + 1/ 2 
(A.22)
 ∂σ 3   2 ⋅  m ⋅ σ 3 + s  
  σ  
  c  

Siendo:

α = (45° + φi/2) = ángulo que forma el plano de falla con la dirección del esfuerzo

principal menor σ3.

Por tanto:

 m 
tan 2 (45° + φi ) =  1 +  (A.23)
 2 ⋅ (mξ + s ) 1 / 2 

σ  σ 
En estas circunstancias si ξ = ξ1 =  3  = 0 y ξ = ξ 2 =  3  se obtiene:
σ c  σ c 

141
Roberto Ucar Navarro

 m 
tan 2 (45° + φ1 / 2) = 1 +  , cuando ξ1 = σ3/σc = 0
 2⋅ s 

(A.24)

 m 
tan 2 (45° + φ 2 / 2) = 1 + 
 2 ⋅ m ⋅ ξ 2 + s 

Para el caso particular que ξ2 = σ3/σc = ¼, resulta:

 m 
tan 2 (45° + φ 2 / 2 ) =  1 + 
 m + 4s 

Otra forma más expedita es utilizando de acuerdo a Ucar [2] la siguiente ecuación

entre los esfuerzos principales:

(σ 1 − σ 3 ) = 2 τ α 1 + τ '2
α (A.25)

Al reemplazar (A.1) y (A.8) en la ecuación anterior y tomando en cuenta además

 dτ 
que τ 'α =  α  = tanφ i , resulta:
 dσ n 

σ3 m  1 − senφi 
σc m + s = 2 ⋅   secφi (A.26)
σc 8  tan φi 

142
Roberto Ucar Navarro

Al simplificar la ecuación anterior se transforma:

 
 
 m 
senφ = senφi =   (A.27)
 4⋅ σ3
m +s +m 
 σc 

Por tanto:

σ  σ  1
Si ξ1 =  3  = 0 y ξ 2 =  3  =
σ c  σ c  4

Resulta:

 m 
sen φ1 =  
4⋅ s + m

(A.28)

 m 
sen φ 2 =  
 2 ⋅ m + 4s + m 

Siendo además:

 σ 3  1   m  1 
2

  =   ⋅  − 1 − s  (A.29)
 σ c  m   4  senφ  

143
Roberto Ucar Navarro

Una vez conocidos los parámetros de corte equivalentes C y φ =φi , el valor de la

resistencia a la compresión simple de la masa rocosa σcm puede calcularse a través

de la conocida expresión:

σcm = 2 C tan(45° + φ/2)

La cual es equivalente a escribir: (A.30)

 σ cm  C 
  = 2 ⋅   tan(45° + φ / 2)
 σc  σc 

Hoek [6] en una forma aproximada ha determinado la siguiente ecuación:

σ cm
= 0,022 e 0,038.GSI (A.31)
σc

De una manera más general la ecuación (A.1) puede expresarse en la forma:

a
σ1 σ 3  σ 3 
= +  m ⋅ + s  (A.32)
σc σc  σc 

Siendo:

  GSI 
a = 0,65 −   , si GSI ≤ 30 (A.33)
  200 

144
Roberto Ucar Navarro

Cuando GSI ≥ 30, a =1/2

Por lo tanto, si (σ3/σc) varía entre 0 a ¼, se obtiene:

  m 
a  
K = tan (45° + φ / 2) =  1 + 4 ⋅  + s  − s a 
2
 (A.34)
  4   

Si GSI = 20 ⇒ s = 0

Por otro lado, un procedimiento aproximado para obtener la cohesión dentro del

intervalo 0 ≤ σ3/σc ≤ ¼ es a través de las fórmulas:

a +1
C  2  (1 − K ) 1  m   
  ≈  +  + s  − s a +1   (A.35)
σc  K  32

m ⋅ (a + 1)  4   

Si a = 1/2, se obtiene:

2  (1 − K ) 2  m  
3/ 2
C   3/ 2
  ≈  +   + s  − s   (A.36)
σ
 c K 

32 3 ⋅ m  4   

145
Roberto Ucar Navarro

Adicionalmente, como una primera aproximación es recomendable considerar que

ξ1 = σ3/σc = 0, debiéndose calcular ξ2 en función de la tensión principal mayor σ1

o normal σn.

Tomando en cuenta por ejemplo que se conoce (σn/σc) los pasos a seguir para

obtener ξ2 son los siguientes:

1. Representar la ecuación (A.9) en función de φi como a continuación se

indica:

1
sen 3 φ i − λ sen 2 φ i + =0 (A.37)
2

8  σ n   3
λ= m  + s  + (A.38)
m2   σ c   2

La solución de (A.37) es según Ucar [2]:

λ  1  27   4 ⋅ π  
senφi = ⋅  2 cos  arccos 1 − 3   +  + 1 (A.39)
3  3  4λ   3  

2. Una vez determinado φi = φ2 , calcular ξ2 = (σ3/σc) a través de la ecuación

(A.29).

146
Roberto Ucar Navarro

3. En estas condiciones se obtiene:

 σ 3  1   m  1 
2
 
ξ 2 =   =    − 1  − s  (A.40)
 σ c  m   4  senφ 2  

Finalmente, conociendo ξ2 a través de la ecuación A.16 y tomando en cuenta que

tanψ = tan2 (45° + φ/2), se obtiene el valor de φ para el rango establecido de

tensiones.

Empleando A.27 se determinan φ1 y φ2. Con dichos valores y los coeficientes m y

s, conjuntamente con la fórmula (A.21) se calcula la resistencia a cero esfuerzo

normal (C/σc) en función del conocido campo de tensiones.

2.1. Aplicación Práctica

Con el objeto de apreciar el procedimiento de cálculo, a continuación se lleva a

cabo el siguiente ejemplo en un talud con una altura bastante significativa de

50,00 m, en una roca ignimbrita (tobas soldadas o aglomeradas aunque de origen

piroplástico están constituidas casi exclusivamente por material magmático). Este

tipo de macizo rocoso aflora en las zonas de cimentación de los puentes sobre el

Río Virilla y Río Grande, correspondiente al proyecto Ciudad Colón-Orotina en

San José de Costa Rica.

147
Roberto Ucar Navarro

El índice de calidad de la roca y otras propiedades son las siguientes:

GSI = 34
m = 1,70
mi = 18 ⇒
s = 0,00065
σc = 18,50 MPa

γ = 20,00 KN/m3

Partiendo del hecho que se conoce previamente el campo de tensiones el cual

actúa sobre el macizo rocoso, resulta:

σ 
a) ξ1 =  3  = 0 (cresta del talud)
σ c 

Al aplicar (A.27), se tiene:

m  1,70 
sen φ1 = = 
4 s + m  4 0,00065 + 1,70 

φ1 = 70,63° ⇒ σn/σc = 0,0088 (utilizando la ecuación A.9)

 σn 
b)   ≈ 0,40 (base del talud) ∴σn= 0,40 . 0,020MN/m3 . 50,00 m
γ H 

σ n 
σn = 0,40 MPa y   = 0,022
σc 

148
Roberto Ucar Navarro

Mediante las ecuaciones (A.38) y (A.37), se obtiene que φi = φ2 = 50,97°.

Por lo tanto, al aplicar (A.40) el valor de ξ2 es:

1 1,70  
2
σ3  1  
ξ 2 =   =   − 1   − 0, 00065
 σ c  1,70  4  sen 50,97°  

ξ2 = 0,00838

Una vez conocida dicha relación, el ángulo promedio de fricción interna

equivalente se determina a través de (A.16), tomando en cuenta además la

expresión tanψ = tan2 (45°+φ/2), es decir:

 0,00065  1,70 
tan 2 (45° + φ / 2 ) =  1 +  1+ ⋅ (0,00838) − 1 
 0,00838  0,00065 

tan 2 (45° + φ / 2 ) = 12,52 ∴ φ = 58,43°

El paso final es determinar la cohesión equivalente (resistencia al corte a cero

esfuerzo normal) en función de φ1 = 70,63° y φ2 = 50,97°. Al considerar (A.21) y

operar con varios decimales, resulta:

C  180° 1,70  42,352944  


  = ⋅ ⋅ ln  − 0,106632 ln(1,898672 )
 σ c  π (−19,66°)  16  22,644975  

149
Roberto Ucar Navarro

C  180°
  = ⋅ { 0,106250 ⋅ (0,626100) − 0,106632(0,641155) }
 σ c  π (−19,66°)

 C 
  = 0,00537 ⇒ C = 0,00537 . 18,50 MPa ≈ 0,10 MPa
σ c 

2.1.1. Análisis de la Estabilidad de Taludes utilizando el Ajuste de los Parámetros

de Corte Equivalentes Determinados Mediante Mínimos Cuadrados.

En esta sección se desea encontrar la mejor recta, es decir la mejor función con la

τ  C  σ n 
forma α =  +  ⋅ tanφ que se ajuste a una colección de datos dentro de
σ c  σ c   σ c 

τ m  1 − sen φ 
un conocido intervalo a través de la resistencia al corte α =  .
σ c 8  tanφ 

Esto permitirá determinar los parámetros de corte equivalentes (C/σc) y φ en la

cual la curva de resistencia intrínseca es lineal para un rango conocido de

tensiones (σn/σc).

Además podrá compararse dichos parámetros con el procedimiento desarrollado

en los párrafos anteriores.

150
Roberto Ucar Navarro

Utilizando estos coeficientes se determinará el ángulo crítico de deslizamiento y el

mínimo factor de seguridad empleando rotura planar.

A continuación se estudiará la estabilidad de la roca ignimbrita previamente

mencionada en la sección 2.1 en un talud con una altura de H = 50,00 m e

inclinación β = 55°. Siendo además la sobrecarga q = 400,00 kN/m2 y ε = 0° (no

se considera el efecto sísmico).

a) Determinación de los Parámetros Equivalentes

De acuerdo a la figura (A.5.), el esfuerzo normal promedio considerando rotura

planar puede calcularse a través de las ecuaciones desarrolladas en la sección 2.3,

obteniéndose:

 σ n   sen( β − α )      H 2 
2
 γ sat   H1 
  =  ⋅     + 1 −  1   +
 γ H   2senβ     γ  H    H  

2⋅q  γ   H 
2 
+  ⋅ cos (α + ε ) ⋅ K −  w  ⋅  1  ⋅ sec α 
γ H   γ  H  

Si la altura del nivel freático H1 = 0, resulta: (A.41)

 σ n  sen(β − α )  1 q 

γ H
 =
senβ  2
+
γ . H  ⋅ cos (α + ε ) ⋅ K
   

Al emplear la ecuación (A.41), se posible observa que aproximadamente el valor

promedio de σn/γ.H ≈ 0,15 a 0,30, aunque también se encuentran valores de

(σn/γH) menores al límite inferior ya indicado.

151
Roberto Ucar Navarro

Figura A.5. Tensión normal promedio actuando sobre la superficie potencial de

deslizamiento .

152
Roberto Ucar Navarro

Por otro lado, se ha considerado como una primera aproximación que el esfuerzo

normal actuando sobre la superficie potencial de falla es lineal, siendo además

dicho valor en la cresta del talud (σn/γ.H) z =0 relativamente bajo* , y en el pie del

talud se encuentra poco más o menos en el rango de (σn/γ.H) z=H ≈ 0,20 a 0,40.

En estas circunstancias se analizará la estabilidad del talud dentro del siguiente

intervalo de tensiones:

♦ Cresta del talud , z = 0 valor de (σn/σc) cuando σ3/σc = 0

♦ Pie del talud, z = H valor de (σn/σc) correspondiente a σn/γ.H ≈ 0,40 (valor

estimado para efectos de cálculo).

Lógicamente, para determinar la envolvente lineal y por ende las magnitudes

promedios de C y φ equivalentes, es necesario conocer previamente el intervalo de

tensiones que está actuando sobre el medio rocoso. Por lo tanto, al tomar en

cuenta el mencionado campo de esfuerzos a lo largo de la superficie investigada,

resulta:

Valor de (σn/σc) cuando σ3/σc = (cresta del talud, z = 0)

Valor de (σn/σc) cuando σn/γ.H = 0,40, z = H = 50,00 m (base del talud)

*
La aplicación del cálculo variacional a la estabilidad de taludes ha demostrado que en la zona
cercana a la cresta del talud es usual en ciertos casos obtener un campo de esfuerzos a tracción.

153
Roberto Ucar Navarro

σn = 0,40 . 20,00 KN/m3 . 50,00 = 0,40 MPa

σ n 0,40
= = 0,022
σ c 18,5

A la vez, es necesario conocer los valores de φi para el entorno de σn establecido.

Por tanto, cuando σ3/σc = 0, el ángulo instantáneo φ = φi es al aplicar (A.27)

 m 
sen φ = sen φ i =   (A.42)
4⋅ s + m

Al tomar en cuenta que m = 1,70 y s = 0,00065, resulta:

φ = φi = 70,63° (∼70°)

Por otro lado, la tensión normal es según (A.9)

σ n   1 
  = 0,2125 ⋅  + sen 70,00 °  − 0,319132
σ
 c  2 ⋅ sen 2
70,00 ° 

σ n 
  = 0,00088 , (σ3/σc = 0, φ = φi ≅ 70°, z = 0 (cresta del talud)
σc 

Cuando (σn/σc) = 0,022, (σn/γ.H ≈ 0,40 , z = H = 50,00 m ), se obtiene al

emplear (A.38) y (A.39) los valores de λ y φi. es decir:

154
Roberto Ucar Navarro

λ = 1,605329

senφ = senφi = 0,776816 ∴ φ = φi = 50,97°

Una vez conocido el intervalo de φ, es decir 50,97° ≤ φ ≤ 70°, el próximo paso es

determinar (τα/σC) dentro del mencionado entorno.

Por lo tanto, tomando en cuenta φ y (σn/σc), conjuntamente con las ecuaciones

(A.8), (A.29) y (A.1) se ha elaborado la siguiente tabla la cual incorpora también

los valores de (τα/σc), (σ3/σc) y (σ1/σc) en el intervalo previamente establecido.

Tabla A.2
Resistencia al corte de la roca en función de un conocido rango de tensiones
normales

φ = φ1 (σn/σc) (τα/σc) (σ3/σc) (σ1/σc)


∼70°* 0,00088 0,00466 0 0,0255
65° 0,0028 0,00928 0,00075 0,0446

60° 0,0066 0,01644 0,00216 0,0679

55° 0,0131 0,0269 0,00497 0,09862

50,99** 0,0220 0,03844 0,00838 0,13042


 τ α  m  1 − sen φ i 
  = ⋅   , m = 1,70 s = 0,00065
 σ c  8  tanφ i 
 σ 3  1   m  1 
2
  σ1   σ 3  σ 
  =    − 1 − s    =   + m ⋅  3  + s
 σ c  m   4  senφ   σ c  σ c  σ c 

* Valores en la cresta del talud (∼σ3/σc = 0) , z = 0

** Valores correspondientes a la profundidad z = H = = 50,00 m (pie del

del talud) σn/γ.H ≈ 0,40

155
Roberto Ucar Navarro

Para dicho intervalo de esfuerzos los parámetros equivalentes de C y φ se

determinan al emplear la bien conocida relación lineal:

τα  C  σ n 
=  +   ⋅ tanφ (A.43)
σ c  σ c  σc 

Al emplear la técnica de mínimos cuadrados, resulta:

 C 
  = 0,00475 ∴ C = 0,00475 . 18,50 MPa = 0,088 MPa
σ c 

tanφ = 1,578 ∴ φ = 57,63°

Se aprecia que el ángulo φ difiere muy poco al compararse con el procedimiento

indicado a través de las ecuaciones (A.19) en el cual se obtiene que φ = 58,43°.

Sin embargo, se observa que la resistencia al corte a cero esfuerzo normal

aplicando la técnica de mínimos cuadrados es aproximadamente un 11,50% menor

con respecto al valor con antelación determinado (véase ecuación A.21).

Cabe destacar que los resultados obtenidos correspondientes a los valores

equivalentes del ángulo de fricción interna φ están representados por el ángulo de

156
Roberto Ucar Navarro

fricción básico φb (determinado en una superficie suave aparente) y el ángulo de

rugosidad i, el cual depende de las irregularidades que exhiba la masa rocosa, es

decir φ = (φb + i).

Por otro lado, de acuerdo al modelo propuesto por Barton [7] y más recientemente

por Barton y Bandis [8], se sabe que:

σ 
i = JRC ⋅ log10  d  (A.44)
 σ 'n 

Donde:

JRC= Coeficiente de rugosidad en la discontinuidad. 0 ≤ JRC ≤ 20

JRC = 0 (superficie perfectamente suave)

JRC = 20 (superficie muy rugosa)

σd = Resistencia a la compresión de la roca intacta adyacente a la discontinuidad,

MPa

σ’n = Tensión normal efectiva, MPa

Adicionalmente, es bien conocido que pruebas de laboratorio a través de

diferentes ensayos de corte han arrojado resultados del ángulo de rugosidad entre

40° a 50° los cuales están relacionados con tensiones normales efectivas inferiores

a los 0,70 MPa.

157
Roberto Ucar Navarro

Esto demuestra claramente que los valores instantáneos del ángulo de fricción

interna son muy altos cuando el campo de tensiones normales efectivas es bajo,

por el contrario dicho ángulo disminuye cuando el estado tensional aumenta.

Este último efecto se debe como resultado del aumento progresivo de la tensión

normal, lo que genera que las asperezas sean cortadas o cizalladas y por ende se

obtiene una inclinación mucho menor de la envolvente de rotura.

Por otra parte, si el campo de tensiones es bajo, el cizallamiento tiende a asociarse

con el cabalgamiento de las asperezas.

En estas condiciones, para los efectos de cálculo del coeficiente de seguridad se

tomará en cuenta los parámetros equivalentes sin considerar los factores de

minoración a la resistencia al corte C = 0,088 MPa y φ=57,63°, conjuntamente

con H = 50,00 m, β = 55°, q = 400,00 KN/m2 y ε=0°, obteniéndose a través de las

ecuaciones (2.29 y 2.23) del capítulo II los siguientes resultados:

(FS)min = 2,23

α = αcrítico = 45,14°

La resistencia a la compresión simple de la masa rocosa, la cual es una fracción de

la resistencia intacta, se calcula a través de la conocida expresión con anterioridad

indicada a través de (A.30). Es decir:

σcm = 2.C.tan(45° + φ/2)

σcm = 2 . 0,088 . tan73,82° = 0,61 MPa

158
Roberto Ucar Navarro

La cual en términos de σc es:

 σ cm  1
  = 0,033 (∼ σ c ), σc = 18,50 MPa
 σc  30

Expresando en forma adimensional la relación lineal entre los esfuerzos

principales σ1 y σ3, se sabe que:

σ1 σ   b 
= K ⋅  3  +   (A.45)
σ3 σc  σc 

Cuando σ3 = 0 ⇒ σ1 = b = σcm

Siendo la pendiente de la recta:

 1 + senφ 
K =   = tan 2 (45° + φ / 2)
 1 − senφ 

Empleando nuevamente los valores de la Tabla A.2 y ajustándola curva σ1, σ3

por mínimos cuadrados da como resultado:

K = tan 2 (45° + φ / 2 ) = 12,04 ∴ φ = 57,84°

 σ cm 
  = 0,034
 σc 

Como puede apreciarse los coeficientes que gobiernan la resistencia al corte son

prácticamente iguales, bien sea que se determinen a través de la ecuación (A.43) o

(A.44). Por supuesto desde el punto de vista teórico no deben existir diferencias,

las cuales ocurren, por las aproximaciones realizadas en las operaciones

algebraicas.

159
Roberto Ucar Navarro

Es de hacer notar que los resultados obtenidos representan a los parámetros

promedios “equivalentes” C y φ para un conocido intervalo de tensiones. Si el

intervalo de esfuerzos cambia, lógicamente dichos coeficientes serán diferentes.

En realidad lo que se persigue es poder aplicar una relación lineal para un

conocido entorno de esfuerzos, en el cual se determina la pendiente equivalente y

la resistencia al corte a cero tensión normal. Por lo tanto, a través de dichos

coeficientes se obtiene aproximadamente la misma resistencia al esfuerzo cortante

al compararse con la envolvente de rotura no lineal por cizallamiento cuando se

emplea el criterio de Hoek y Brown para un dominio de esfuerzos establecido.

También, cabe destacar que los mencionados coeficientes “equivalentes” no

corresponden con los parámetros de corte que se obtienen al emplear el criterio de

rotura de Mohr-Coulomb. En este caso, aun cuando la curva de resistencia

intrínseca es lineal y está gobernada por la resistencia al corte a cero esfuerzo

normal (cohesión) y el coeficiente de fricción interna, sus parámetros resistentes

son independientes del estado tensional que esté actuando sobre el macizo rocoso.

En este sentido es preferible para evitar confusiones identificar a dichos

parámetros obtenidos para un conocido intervalo de tensiones como la resistencia

160
Roberto Ucar Navarro

promedio al corte equivalente a cero esfuerzo normal Ce y el ángulo promedio de

fricción interna equivalente φe.

A la vez, se ha eliminado el término “instantáneo”, por cuanto dicha condición se

refiere para el caso particular en el cual se conoce un solo punto del estado

tensional (σn ,τα), perteneciente a la curva de resistencia intrínseca, mientras que

la expresión promedio representa a un entorno de esfuerzos donde existen dos o

más puntos sobre la envolvente de rotura.

Por otro lado, al tomar en cuenta los gráficos anexos propuestos por Hoek y

Brown [2] en el intervalo 0 ≤ σ3/σc ≤ ¼, se han determinado los siguientes valores

“equivalentes”:

GSI = 34 φ = 33°


mi = 18 C/σc = 0,037, C = 0,68 MPa, (σc = 18,50 MPa)

También dichos coeficientes pueden obtenerse aplicando directamente las

ecuaciones (A.19) y (A.21) para el intervalo recomendado por Hoek y Brown.

Con el objeto de apreciar los aspectos previamente indicados, a continuación se

determina el ángulo instantáneo φi cuando σ3/σc = ¼, valor éste propuesto por

Hoek y Brown [2].

161
Roberto Ucar Navarro

Por lo tanto, si m = 1,70, s = 0,00065 y (σ3/σc) = ¼, al aplicar (A.27) resulta:

1
senφ = senφi = = 0,394
1,70
4⋅ + 0,00065 + 1,70
4

φ = φi = 23,30°

Por lo tanto, al considerar (A.9) y (A.1) se obtiene:

(σn/σc) = 0,444 ∴ σn = 8,21 MPa

(σ1/σc) = 0,902 ∴ σ1 = 16,68 MPa

Es de hacer notar, que las tensiones obtenidas de σn y σ1 son excesivamente

elevadas para que existan dentro del entorno 0 ≤ z ≤ 50,00 m, siendo la altura del

talud H = 50,00 m.

Finalmente al comparar ambos procedimientos con la resistencia al corte no lineal

aplicando el criterio de rotura de Hoek y Brown, se ha preparado la siguiente tabla

de valores.

162
Roberto Ucar Navarro

Tabla No. A.3


Comparación de la Resistencia al Corte Utilizando los Parámetros
Equivalentes C y φ, según Ucar, Hoek y Brown
Resistencia al corte según Parámetros Parámetros
Ucar aplicando el criterio “Equivalentes” según
de rotura de Hoek y Ucar [10] “Equivalentes”
Brown
según

Hoek y Brown [2]


φi σn/σc τα/σc C/σc = φ =57,63° C/σc φ = 33°
0,00475 =0,037
τα/σc τα/σc
70° 0,00088 0,00466 0,00613 0,0375
65° 0,0028 0,00928 0,00916 0,0388
60° 0,0066 0,01644 0,00152 0,04120
55° 0,0131 0,02690 0,00254 0,0455
50,97° 0,0220 0,03844 0,0394 0,0512
τα m  1 − sen φi  τα C σn
=   = + ⋅ tanφ
σ c 8  tanφi  σc σc σc
m = 1,70 s = 0,00065

También, se aprecia a través de la mencionada tabla que los parámetros

equivalentes aplicando el procedimiento de Hoek y Brown [4] dan resultados

superiores y por ende una resistencia al corte mayor al compararse con los

obtenidos empleando la envolvente de rotura no lineal desarrollada por Ucar [2].

163
Roberto Ucar Navarro

REFERENCIAS

1. HOEK, E. y BROWN, T. (1980), Empirical Strength Criterion for Rock


Masses, Journal of the Geotechnical Engineering Division, Vol. 106, pp
1.013-1.035.

2. UCAR, R. (1986), Determination of Shear Failure Envelope in Rock


Masses, Journal of the Geotechnical Engineering Division. Vo,. 112, No. 3,
pp. 303-315.

3. HOEK, E. y BROWN, T. (1988), The Hoek – Brown Failure Criterion,


Proc. 15th Can. Roc. Mech. Symp. University of Toronto.

4. HOEK, E. y BROWN, T. (1998), Practical Stimates of Rock Mass Strength,


Int. J. Rock. Mech. Min. Sci, Vol 34, No. 8, pp 1165-1186.

5. HOEK, E., KAISER P. y BAWDEN, W., (1995) “Support of Underground


Excavations in Hard Rock”, A.A. Balkema, 215 p.

6. HOEK, E. (1998), “Rock Engineering Course Notes”, Chapter 12, Tunnels


in Weak Rock, 313 p.

7. BARTON, N. (1976), “The Shear Strength of Rock and Rock Joints”,


International Journal of Rock Mechanics and Mining Sciences and
Geomechanics Abstracts, Rock Mechanics Review, pp 255-279.

8. BARTON, N. y BANDIS, S. (1990), “Review of Predective Copabilities of


JRC-JCS Model in Engineering Practice”. Proceedings of the International
Symposium on Rock Joint, N. Barton and O. Stephansson Editors,
Balkema, pp 603-610.

164
Roberto Ucar Navarro

APENDICE B

LA ESTABILIDAD DE TALUDES EN MACIZOS ROCOSOS


APLICANDO EL CRITERIO DE ROTURA DE HOEK Y BROWN

1. Introducción

Aplicando el criterio de falla de Hoek y Brown [1] conjuntamente con las

ecuaciones de equilibrio estático, se ha desarrollado una metodología analítica,

la cual permite determinar con un aceptable rango de aproximación la

estabilidad de taludes en macizos rocosos para el caso particular de rotura

planar.

En estas condiciones se obtiene el mínimo factor de seguridad (FS) y la

inclinación más crítica de la superficie potencial de deslizamiento.

También se analiza la estabilidad de la masa rocosa considerando la fuerza

sísmica (caso seudo-estático) y el efecto de la presión intersticial actuando

sobre el plano de discontinuidad.

Empleando el índice de calidad GSI, se lleva a cabo un ejemplo práctico cuyo

resultado se compara con las ecuaciones previamente indicadas en la sección

165
Roberto Ucar Navarro

2.3, conjuntamente con los parámetros de corte equivalentes C y φ cuya

obtención se explica en detalle en el Apéndice (A). Se aprecia igualmente la

importancia de este sencillo sistema de cálculo, el cual es de gran utilidad,

cuando se requiera diseñar el soporte artificial de taludes mediante tirantes

anclados.

2. Generalidades

Se analiza nuevamente la condición más sencilla como es la rotura planar, en la

cual el plano de discontinuidad sobre el cual ocurre el movimiento debe tener

un rumbo aproximadamente paralelo al plano del talud.

Cabe destacar que el plano de falla debe interceptar el plano del talud

(daylight), es decir el buzamiento de la discontinuidad (α) debe ser menor que

la inclinación del talud (β).

Por otro lado, en el mencionado análisis no se ha tomado en cuenta el efecto del

vuelco, es decir no hay momentos que generen rotación del bloque por cuanto

se considera que todas las fuerzas pasan por el centro de gravedad de la cuña

potencial de falla. En este sentido Hoek y Bray [2] estiman que el error es

pequeño al ignorar los momentos, sin embargo los referidos autores juzgan

conveniente que el análisis de estabilidad en taludes rocosos con fuertes

166
Roberto Ucar Navarro

pendientes y planos de discontinuidad con buzamientos elevados, se deberá

aplicar la condición de momentos.

Finalmente, se supone para simplificar el problema que la distribución de

tensiones normales (σn) sobre la superficie potencial de deslizamiento es

constante, y por ende el ángulo de fricción interna instantáneo φi. Por supuesto

el valor de σn varía en cada intervalo del plano de discontinuidad, pero para

efectos prácticos es una buena aproximación considerar una tensión normal

promedio actuando sobre dicho plano.

3. Desarrollo analítico bidimensional de la rotura planar.

Como previamente se ha indicado, el análisis de estabilidad en rotura planar se

lleva a cabo empleando las ecuaciones de equilibrio, y tomando en cuenta la

geometría del talud, las fuerzas sísmicas Fh y Fv, el peso de la cuña WT, la

resultante (U) de las presiones intersticiales que actúan sobre la superficie

potencial de rotura, y la sobrecarga q, tal como se indica en la figura 2.1 del

capítulo dos.

Adicionalmente, el método de cálculo para determinar el mínimo factor de

seguridad incluye como criterio de rotura el propuesto por Hoek y Brown[1], a

través de los parámetros m y s que gobiernan la resistencia al corte en el plano

167
Roberto Ucar Navarro

de discontinuidad, conjuntamente con las tensiones σn y τα obtenidas por

Ucar [3] al utilizar dicho criterio.

En estas condiciones se tiene:

WT
Fuerza sísmica horizontal Fh = m ⋅ a h a h = WT .k h
g
(B.1)
Fuerza sísmica vertical = WT.kv

a
Por otra parte, kh = h , y kv ≈ kh/2 a 3/4 kh (para efectos prácticos)
g

H 12
U= γ w ⋅ (cot α − cot β ) ⋅ sec α = Fuerza total debida al agua actuando
2
sobre el plano de discontinuidad.
 sen( β − α ) 
U = ψ 1 .(cot α − cot β ) ⋅ sec α = ψ 1   ⋅ sec α (B.2)
 sen α . sen β 

γ w ⋅ H 12
Siendo ψ 1 = (B.3)
2
El peso total de la cuña de falla de acuerdo a la mencionada figura (2.1) es:
γ 1
WT = sat H 12 ⋅ (cot α − cot β ) + ( AD + BC )( H − H 1 ) ⋅ γ +
2 2
q.H ⋅ (cot α − cot β )
(B.4)
Se observa igualmente que:

AD = H 1 ⋅ (cot α − cot β ) y BC = H ⋅ (cot α − cot β ) (B.5)

168
Roberto Ucar Navarro

 sen( β − α ) 
Sacando factor común a (cot α − cot β ) =   , resulta:
 sen β .sen α 

γ 1
( 
WT = (cot α − cot β ) sat H 12 + H 2 − H 12 . ⋅ γ + q.H 
 2 2 
) (B.6)

WT =
sen( β − α )
sen β . sen α
γ sat

 2
1
( ) 
H 12 + H 2 − H 12 ⋅ γ + q.H 
2 

Es decir:

 sen( β − α ) 
WT =  .ψ (B.7)
 sen β .sen α 

Como puede apreciarse al analizar la estabilidad de un talud

bidimensionalmente, se ha calculado el peso WT tomando en cuenta una

rebanada de ancho unitario, limitada por planos perpendiculares al plano del

talud.

Donde:
γ 1
ψ = sat H12 + ( H 2 − H12 ).γ + q.H , kN/m (Factor de peso) (B.8)
2 2

Al aplicar las condiciones de equilibrio, se obtiene:

∑ F = 0 ⇒ N + U − R cos(α + ε ) = 0
n (B.9)

∑ Ft = 0 ⇒ T − R sen(α + ε ) = 0 (B.10)

169
Roberto Ucar Navarro

A través de la figura 2.5 del capítulo 2 la inclinación (ε) que forma la resultante

(R) con la vertical se determina mediante la fórmula:

kh
tanε = (B.11)
(1 + kv )

A la vez, la expresión que define el coeficiente de seguridad al aplicar el

criterio de rotura de Hoek y Brown es:

 mσ c  1 − senφi  
   
8  tan φ   H 
FS =  i
  (B.12)
 T   senα 
 
 

Es decir:
 Fuerza máxima resistente  λ1
FS =  = (B.13)
 Fuerza movilizada  λ2
Al determinar FS, se considera que permanece constante a través de toda la

superficie potencial de rotura. Dicha suposición es una buena aproximación, a

sabiendas que no es rigurosamente cierta.

En la ecuación (B.12) se observa que el área del plano de falla considerando

una rebanada de ancho unidad es igual a H/senα.

170
Roberto Ucar Navarro

Como previamente se ha mencionado en el Apéndice A, la resistencia al

esfuerzo cortante obtenida por Ucar [3] puede escribirse como sigue:

mσ c  1 − senφ i 
τα = τ f =   (B.14)
8  tan φ i 

Igualmente, según el mencionado autor, la tensión normal actuando sobre el

plano potencial de deslizamiento, está representada por la ecuación:

m ⋅σ C  1 
  3⋅ m s 
σn =  2
+ senφ i  −σc  +  (B.15)
8  2 ⋅ sen φ i   16 m

A través de dicha ecuación se aprecia que al variar el esfuerzo normal σn, se

obtiene un nuevo valor de la envolvente de falla φi (ángulo de fricción interna

instantáneo). Para fines prácticos se ha considerado que la tensión normal σn

actuando sobre la superficie potencial de deslizamiento corresponde al valor

promedio, esto indica por supuesto que φi y por ende α, representan las mismas

condiciones que σn.

Esta es una aproximación aceptable cuando no se producen cambios tensionales

considerables, a sabiendas que en determinadas condiciones se ha comprobado

171
Roberto Ucar Navarro

que existe en la zona cercana de la cresta del talud un campo de esfuerzos a

tracción.

Los parámetros involucrados en las dos últimas ecuaciones son:

σc = resistencia a la compresión sin confinar de la roca en condición “intacta”.

φi = ángulo de fricción interna instantáneo (inclinación de la envolvente de

falla).

m, s = constantes que dependen de las propiedades de la roca.

Reemplazando el valor de T obtenido a través de la ecuación (B.10) en (B.12)

resulta:

 m ⋅σ c   (1 − senφ i ) 
FS =    (B.16)
 8   tan φ i R sen(α + ε ) senα 

Al considerar la figura (2.5) se observa que la resultante R es:

R = WT . K h 2 + (1 + K v ) 2 (B.17)

Utilizando la expresión (B.7), y sustituyendo el peso WT en la resultante R,

queda:

172
Roberto Ucar Navarro

 sen( β − α ) 
R=  ψ . K h 2 + (1 + K v ) 2 (B.18)
 senβ .senα 

Tomando en cuenta que:

K = K h2 + (1 + K v )2 (B.19)

La ecuación (B.18) toma la forma:

 sen( β − α ) 
R=  ψ .K (B.20)
 senβ .senα 

Reemplazando R en la ecuación (B.16), el coeficiente de seguridad puede

expresarse como sigue:

 m.σ c .H .senβ   (1 − senφ i ) 


FS =    
 8.ψ .K   tan φ i sen( β − α ) sen(α + ε ) 
(B.21)
 (1 − senφ i ) 
FS = K1  
 tan φ i sen( β − α ) sen(α + ε ) 

Siendo la constante:

 m.σ c .H .sen β 
K1 =   (B.22)
 8 .ψ . K 

173
Roberto Ucar Navarro

La componente normal actuando sobre el plano potencial de falla, al emplear

(B.9) es:

N = R·cos(α + ε) – U (B.23)

Por lo tanto el esfuerzo normal efectivo es:

N  R ⋅ cos(α + ε ) − U 
= σ ´n =   senα (B.24)
H  H
senα
Sustituyendo R y U en (B.24) queda:

sen( β − α )  ψ   ψ1 
σ 'n =    K ⋅ cos(α + ε ) − ψ ⋅ secα  (B.25)
senβ  H   

σ ' n = K 2 . sen( β − α )[ K ⋅ cos(α + ε ) − Ω1 ⋅ sec α ] (B.26)

Al comparar (B.25) y (B.26) se aprecia que:

 ψ 
K 2 =  
 H .sen β 
(B.27)
ψ 
Ω1 =  1 
ψ 

Por otro lado, al aplicar el criterio de rotura de no lineal, el esfuerzo normal

efectivo determinado por Ucar [3], es según (B.15) :

174
Roberto Ucar Navarro

 1 
σ 'n = K 3  2
+ senφ i  − K1 (B.28)
 2 sen φ i 

Siendo:
m ⋅σ c
K3 =
8
(B.29)
3⋅ m s 
K4 = σ c ⋅  + 
 16 m

Igualando (26) y (28) se obtiene:

 1 
K 2 ⋅ sen( β − α )[K cos(α + ε ) − Ω1.secα ] − K 3  2
+ senφ i  + K4 = 0
 2.sen φ i 
(B.30)

Lógicamente lo que interesa es determinar la inclinación α del plano potencial

de falla más crítico, el cual está vinculado con el mínimo factor de seguridad.

Adicionalmente, la inclinación de la envolvente de falla φi depende del esfuerzo

normal efectivo σn’, y éste a su vez es una función de α, como puede

apreciarse a través de (B.26). Por lo tanto, para obtener el mínimo coeficiente

de seguridad debe considerarse una nueva función f sujeta a la condición de la

ecuación (B.30), obteniéndose de acuerdo al mencionado autor [4] :

175
Roberto Ucar Navarro

 (1 − sen φ i ) 
f = K1 ⋅  +
 tanφ i . sen( β − φ1 ). sen(α + ε ) 
(B.31)
  1  
+ λ ⋅ K 2 sen(β − α )[K cos(α + ε ) − Ω1 secα ] − K 3  + senφ1  + K 4 
  2 sen 2 φ1  

Siendo:
λ = el multiplicador de Lagrange

En estas condiciones para calcular (FS)min, se requiere llevar a cabo:


∂f
= fα = 0
∂α
∂f
= fφ = 0 (B.32)
∂φi i

∂f
= fλ = 0
∂λ

∂f
=0
∂λ

K1 ⋅ ( 1 − sen φi )  sen (β − 2α − ε ) 
 +
tanφi sen2 (β −α) sen2 (α − ε) 
 
λ ⋅ K2{ [K cos (α + ε ) − Ω1 ⋅ sec α ] cos (β − α) + sen (β − α) [K .sen (α + ε ) + Ω1 sec α ⋅ tanα ] } = 0
(B.33)
∂f
=0
∂φ i

K1.senφi - λ.K3. cosφi. sen(β-α) – sen(α+ε) = 0 (B.34)

176
Roberto Ucar Navarro

∂f
=0
∂λ
  1  
 2K ⋅ sen( β − α )[K ⋅ cos(α + ε ) − Ω 1 ⋅ sec α ] − K 3 
2
 + K 4= 0
  2 ⋅ sen φ i 
  
3. Aplicación Práctica –Ejemplo Nº 1

Con el objeto de comparar resultados, se han empleado los mismos datos del

ejemplo de la sección 2.1 y 2.1.1 del Apéndice A para analizar la estabilidad de

la roca ignimbrita, los cuales son los siguientes:

H = 50,00 m

H1 = 0 (En los sondeos exploratorios no se encontró la presencia de agua)


β ≈ 55°
mi = 15 (roca intacta)
GSI ≈ 34 (Geological Strength Index/Indice de Resistencia Geológica)

m = 1,70
Parámetros que gobiernan la resistencia y corte aplicando
el criterio de rotura de Hoek y Brown
s = 0,00065
γ = 20,00 kN/m3
σc = 18,50 MPa
q = 400,00 kN/m2 (sobrecarga)
γH 2
ψ= + q ⋅ H = 45,00 MN/m
2
ψ1 = 0 , Ω1 = 0 , ε = 0° (no se considera el efecto sísmico)

Para mayor detalle véase tabla anexa.

177
Roberto Ucar Navarro

TABLA No. B.1


RESUMEN DE LAS CONSTANTES INVOLUCRADAS EN EL
CALCULO DE LA ESTABILIDAD
γ sat 1  sen (β − α )
ψ = .H12 + ( H 2 − H12 )γ + q.γ  , WT = ⋅ψ
 2 2  sen β ⋅ sen α

γw ψ1
ψ1 = H1
2
R = WT.K Ω1 =
2 ψ

Kh
tanε = ∴
2
K = K h + (1 + K v ) 2
(1 + K v )

 m.σ c .H . sen β   RMR − 100 


K 1 =   m = mi exp onencial  
 8.ψ .K   14 I m 
1,00 (roca perturbada)
 ψ 
K 2 =   ∴ Im =
 H ⋅ sen β 
2,00 (roca no perturbada)

m ⋅σ c  RMR − 100 
K3 = ∴ s = exp onencial  
8  6I s 

1,00 (roca perturbada)


 3m s 
K4 = σ c  +  Is= 1,50 (roca no perturbada)
 16 m 

 GSI − 100 
m = mi ⋅ exp onencial  
 28
 GSI − 100 
s = exp onencial  
 9
GSI = RMR76 , para RMR76 > 18
GSI = RMR89 –5 para RMR89 > 23

178
Roberto Ucar Navarro

Kh = 0, Kv = 0 ⇒ K = 1

 1,70 . 18,50 MPa . 50,00m . sen55° 


K1 =   = 3,578
 8 . 45,00 MN/m . 1,00 

 ψ   45,00MN/m 
K 2 =   =   = 1,098MPa
 H sen β   50,00m . sen55° 

mσ c 1,70 . 18,50 MPa


K3 = = = 3.931MPa
8 8

 3 .1,70 0,00065 
K 4 = 18,50 MPa ⋅  +  = 5,903MPa
 16 2,70 

La solución de las tres ecuaciones indicadas a través de (B.33), (B.34) y (B.35)


conjuntamente con los parámetros ε, K, K1, K2, K3, K4 y Ω1, permite determinar el
valor de la inclinación del plano de falla más crítico (α) , el mínimo factor de
seguridad (FS)min, y el multiplicador de Lagrange λ.

En este sentido se ha determinado la solución del problema, mediante un


programa matemático asistido por el ordenador, obteniéndose los siguientes
resultados:

(FS)min = 2,39
α = αcrítico = 45,16°
φi = 59,58°
λ = 12,78

179
Roberto Ucar Navarro

Al observar los resultados, cabe destacar que dichos valores son muy parecidos
con los obtenidos en la sección 2.1.1. del Apéndice A, en el cual:
(FS)min = 2,23
α = αcrítico = 45,14°
Siendo además el ángulo de fricción interna equivalente φ = 57,63°

Ejemplo No. 2

Una forma sencilla de obtener la altura crítica de un talud vertical es mediante la


relación entre los esfuerzos principales (σ1, σ3).

Al aplicar el criterio de rotura de Mohr-Coulomb se sabe que:

σ1 = σ3.tan2(45°+ φ/2) + 2.C.tan(45° + φ/2) (B.35)

Considerando que σ3 = 0 y σ1 = γ.H/2 (valor promedio), resulta:

γ .H
= 2 C tan (45° + φ / 2 ) (B.36)
2

Obteniéndose la conocida ecuación:

 4.C 
H =   ⋅ tan(45° + φ / 2 )
 γ 

De igual manera, al emplear el criterio de rotura de Hoek y Brown a través de la


ecuación (C.1) y utilizando las mismas condiciones arriba indicadas, se obtiene:

180
Roberto Ucar Navarro

γ .H
=σc ⋅ s (B.38)
2
2.σ c
H= ⋅ s (B.39)
γ

Considérese a la vez que el índice de resistencia geológica GSI = 30, siendo


además mi = 10,00, σc = 15,00 MPa y γ = 0,024 MPa.

Por otro lado, los coeficientes m y s son:

 GSI − 100 
m = mi ⋅ exp onencial   = 10 ⋅ e −2,50 = 0,82085
 28 

 GSI − 100 
s = exp onencial   = e −7,78 = 0,00042
 9 

Siendo la altura crítica:

2 ⋅ 15,00MPa
H= ⋅ 0,00042 = 25,62m
0,024MPa

Cabe destacar que dicha altura crítica corresponde a un FS = 1.

Con el objeto de comparar resultados, se aplicarán las ecuaciones B.33, B.34 y


B.35 tomando en cuenta que H = 25,62 m y β = 90°.

Los parámetros involucrados (ver tabla B.1) son los siguientes:

181
Roberto Ucar Navarro

ψ=
γ .H 2
= 0,024
MN

(25,62 )2 m 2
= 7,876MN / m
2 m3 2

Kh = Kv = 0 ∴ K = K h2 + (1 + K v )2 = 1

 m ⋅ σ c ⋅ H ⋅ sen β   0,82085 ⋅ 15,00 MN / m 2 ⋅ 25,62m ⋅ 1 


K1 =   =
 8 ⋅ψ ⋅ K   8 ⋅ 7,876MN / m ⋅ 1 

K1 = 5,0065

 ψ   7,876MN / m 
K 2 =   =   = 0,30742MPa
 H ⋅ sen β   25, 62 m ⋅ 1 

m ⋅ σ c 0,82085 ⋅ 15,00 MPa


K3 = = = 1,53909MPa
8 8

 3.m s   3 ⋅ 0,82085 0,00042 


K4 = σ c  +  = 15,00 +  MPa
 16 m   16 0,82085 

K4 = 2,31632 MPa

Al reemplazar estos valores en las ecuaciones previamente indicadas se obtiene:

FS = 1,009 (valor mínimo)


α = 77,489°
φ = 65,19°
λ = 33,27

182
Roberto Ucar Navarro

Se aprecia que se ha obtenido exactamente el mismo factor de seguridad, es decir


FS = 1 correspondiente a la altura crítica H = 25,62 m de una excavación vertical
(β = 90°).

Por otro lado, se sabe que:

α = ½(β + φ), si β = 90° ⇒ α = (45° + φ/2)

Por tanto:
α = (45° + 65,19°/2) = 77,59°

Valor que concuerda perfectamente con el bien conocido ángulo α=(45°+φ/2).

El valor de (σn/σc) al utilizar la ecuación A.9 del apéndice (A) es:

σ n  0,82085  1 
  = + sen 65,19°  − 0,15442
σc  8  2 ⋅ sen 2 65,19° 
 

σ n 
  = 0,00098 (valor promedio)
σc 

Por otro lado, la resistencia al corte utilizando (A.8) se expresa como sigue:

 τα  m  1 − sen φ  0,82085  1 − sen 65,19° 


  = ⋅   = ⋅ 
σ c  8  tanφ  8  tan65,19° 

183
Roberto Ucar Navarro

 τα 
  = 0,00438
σ c 

Aplicando la relación lineal:

 τα   C  σ n 
  =   +   ⋅ tanφ
σ c  σ c  σc 
 C 
  = 0,00438 − 0,00098 ⋅ tan65,19° = 0,00226
σ c 

C = 0,00226 . 15 MPa = 0,0339 MPa

Finalmente, al tomar en cuenta (B.37) y los parámetros equivalentes resulta:

4 ⋅ 0,0339MN / m 2
H= ⋅ tan(45° + 65,19° / 2)
0,024 MN / m 3

H = 25,68 m, es decir el mismo valor previamente calculado

5. CONCLUSIONES

A través de la metodología analítica desarrollada recientemente por Ucar[5], es

posible determinar en una forma aproximada el mínimo factor de seguridad y la

inclinación más crítica del plano potencial de deslizamiento, en taludes rocosos al

considerar el criterio de rotura de Hoek y Brown. El problema se simplifica

184
Roberto Ucar Navarro

notablemente al considerar el valor promedio del campo de tensiones normales

actuando sobre dicho plano de falla.

Además, al utilizar este procedimiento se observan dos aplicaciones importantes:

a) Permite diseñar excavaciones estables para un factor de seguridad

previamente establecido.

b) En el caso particular que el talud rocoso sea inestable o con un coeficiente

de seguridad de baja confidencia es posible también obtener la fuerza de anclaje

requerida, tanto para el caso activo como pasivo con la finalidad de elevar el

mínimo factor de seguridad previamente determinado, a un nuevo coeficiente

que garantice la estabilidad del macizo rocoso.

185
Roberto Ucar Navarro

REFERENCIAS

1. Hoek, E. y Brown E., (1980) “Empirical Strength Criterion for Rock


Masses”, Journal of the Geotechnical Engineering Division, ASCE, Vol.
106, No. GT9, Sept. pp. 1013-1035.
2. Hoek, E. y Bray , J. (1977), “Rock Slope Engineering”, Institute of Mining
and Metallurgy, 2nd Edition, London, 358 p.
3. Ucar, R. (1997), “Determination of Shear Failure Envelope in Rock
Masses”, Journal of Geotechnical Engineering Division, ASCE, Vol. 112,
No. 3, March, pp. 303-315.
4. Ucar, R. (1988), “La Estabilidad de Taludes en Macizos Rocosos Aplicando
el Criterio de Rotura de Hoek y Brown”, IV Simposio sobre Taludes y
Laderas Inestables, Granada, España, pp 145-156.

186
Roberto Ucar Navarro

APENDICE C

DETERMINACION DEL MINIMO FACTOR DE SEGURIDAD EN TALUDES

ROCOSOS CON GRIETAS DE TRACCION

RESUMEN

Se analiza la estabilidad en macizos rocoso considerando que la superficie

potencial de deslizamiento la constituyen dos bloques con inclinaciones

diferentes. La parte superior adyacente a la cresta del talud está limitada por una

grieta de tracción, la cual se ha considerado vertical para efectos de simplificar el

problema; y la parte inferior cuya geometría está formada por una falla de

inclinación α con la horizontal. La fractura en el bloque superior se caracteriza,

por un campo de los esfuerzos normales de tracción que actúan sobre la grieta,

mientras que en el bloque inferior la falla es debida a los esfuerzos cortantes.

Igualmente, en esta investigación se ha desarrollado una metodología, la cual

permite determinar el mínimo factor de seguridad en función de la profundidad de

la grieta de tracción y de la inclinación del plano de falla, ambos en la condición

más crítica. Ejemplos de aplicación demuestran la importancia del procedimiento,

el cual mejora el procedimiento de diseño propuesto por Hoek y Bray.

187
Roberto Ucar Navarro

1. INTRODUCCION

Una forma aproximada de analizar la superficie de deslizamiento tanto en suelos

como en macizos rocosos, es dividirla en dos planos de falla, Gadehus [1], Kranz

[2], Hoek y Bray [3].

Una parte superior colindante con la cresta del talud al cual está sometido a

tracción (grieta aproximadamente vertical) y una zona inferior la cual falla por

corte.

Observando la figura (C.1) y tomando en cuenta la condición de equilibrio

estático, para el caso particular que el efecto del agua y sísmico no existe se ha

desarrollado una simple ecuación para determinar el factor de seguridad del talud.

Conjuntamente con dicho coeficiente, se determina la posición más desfavorable

de la grieta de tensión y la inclinación más crítica del bloque inferior de falla.

En estas condiciones se obtiene:

C.OA + W cos α .tanφ C (H − z ) / sen α tanφ


FS = = + (C.1)
W sen α W sen α tanα

Llamando ψ = z/H, y al peso de la cuña W =


γ .H 2
2
[cot α ⋅ (1 − ψ 2 ) − cot β ], la
ecuación (C.1) se transforma como sigue:

188
Roberto Ucar Navarro

X=CD =[(1 - χ ) Cot α - Cot β ] H


q

C D 1

γ ,C, φ
Z= χ ·H
K h·W

A
NF
H
γ sat

W( 1+KV )

β
H1

α
O

Figura C.1. Geometría del talud empleando el método bidimensional

mostrando la posición de la grieta de tracción

189
Roberto Ucar Navarro

2C ⋅ (1 − ψ ) ⋅ tanα tanφ
FS =
[( ) ]
γ ⋅ H ⋅ 1 − ψ 2 − cot β ⋅ sen 2 α
+
tanα
(C.2)

Donde:

α = inclinación del plano de falla más crítico con la horizontal, grados

β = inclinación del talud con la horizontal, grados

γ = peso unitario de la roca, kN/m3

C = cohesión, kN/m2

φ = ángulo de fricción interna, grados

H = altura del talud, m

ψ = z/H

z = profundidad crítica de la grieta de tracción, m

De acuerdo a Ucar [4], el mínimo factor de seguridad se obtiene al considerar:

∂FS ∂FS
=0 y =0 (C.3)
∂α ∂ψ

Al llevar a cabo las derivadas parciales resulta:

2
(1 −ψ )(
2 2
)
 2 cos2 α ⋅ tanα  γ ⋅ H ⋅ tanφ ⋅ cos2 α 
1 − 2 cos α + 
tan β
−
 2 ⋅ C (1 − ψ ) (1 − ψ ) −
tanα 
tan β  =0
   

(C.4)

1/ 2
 tanα 
ψ +   −1= 0
 tanβ 

190
Roberto Ucar Navarro

Siendo:

γ ⋅ H ⋅ tan φ
η= (Factor adimensional)
2C

La solución de la ecuación simultánea (C.4) se resuelve fácilmente obteniéndose

los valores críticos de α y ψ en función de H, β y de los parámetros de corte como

son la cohesión C y el ángulo de fricción interna φ.

Una vez conocidos ψ y α, a través de la figura (C.1) se observa que la distancia

crítica entre la grieta de tracción y el borde superior de la cara del talud es:

BC = H ⋅ [(1 − ψ ) ⋅ cot α − cot β ]

Dicha distancia concuerda bastante bien con los valores reportados de acuerdo a

Coats [5] la cual varía entre 0,20 a 0,50H, tal como se indica en la figura C.2.

2. DETERMINACION DEL MINIMO FACTOR DE SEGURIDAD

CONSIDERANDO LA SOBRECARGA, EL EFECTO SISMICO Y LA

PRESION INTERSTICIAL.

En esta sección se investiga la estabilidad de los dos bloques potenciales de falla,

pero incluyendo la sobrecarga, las fuerzas sísmicas y el empuje del agua para el

caso particular que el nivel freático se encuentre por debajo de la grieta de

tracción.

Al observar la figura (C.1) y aplicando nuevamente las condiciones de equilibrio,

el factor de seguridad (FS) puede expresarse mediante la ecuación:

191
Roberto Ucar Navarro

(0,20 - 0,50 H)

Figura C.2 Zona probable de la superficie potencial de falla según Cotas [5]

192
Roberto Ucar Navarro

C ⋅ (H − z ) / senα + { W ⋅ (1 + K v )cosα − U − W ⋅ K h ⋅ senα }tan φ


FS =
W ⋅ (1 + K v ) senα + W ⋅ K h ⋅ senα

(C.5)

El peso de la cuña W y el empuje total debido al agua U actuando sobre la

superficie potencial de deslizamiento pueden expresarse como a continuación se

especifica:

sen(β − α )  γ sat  H1  1 
2 2
2 2  H1 
W= ⋅ γ H ψ ⋅ (1 − ψ ) +   + (1 − ψ ) −   
senα ⋅ senβ  2 ⋅ γ  H  2   H  

(1 − ψ ) − z cot β  q + γ ⋅ z 
q 
+ (C.6)
γ ⋅H   2 

γ  sen (β − α ) 
U = w ⋅ H1   sec α (C.7)
2  sen α ⋅ sen β 

Siendo además:

H1 = altura del nivel freático, m

Kh = coeficiente sísmico horizontal

Kv = coeficiente sísmico vertical

Por otro lado, la ecuación (C.6) puede escribirse en la forma:

193
Roberto Ucar Navarro

W=
γ .H 2 sen(β − α )

2 senα ⋅ senβ
{ [ ]
2 ⋅ψ ⋅ (1 −ψ ) + K 2 + (1 −ψ )2 − K 32 + K 4 ⋅ (1 −ψ )

[
− cot β K 4 ⋅ ψ + ψ 2 ⋅ ]
senα ⋅ senβ
sen(β − α )
(C.8)

A la vez, tomando en cuenta la relación U/W, resulta:

U  K1 ⋅ secα
 = ⋅
W  
[ ] (
2ψ (1 − ψ ) + K 2 + (1 − ψ ) − K3 + K 4 (1 − ψ ) − K 4 ⋅ψ + ψ ⋅

2
)
2 sen α . sen β
sen (β − α )

⋅ cot β 

(C.9)

Las constantes involucradas son las siguientes:

2
 H  γ 
K1 =  1  ⋅  w  (C.10)
 H   γ 

2
γ   H1 
K 2 =  sat  ⋅   (C.11)
 γ   H 

H 
K3 =  1  (C.12)
 H 

2⋅q
K 4 =   (C.13)
 γ .H 

194
Roberto Ucar Navarro

 2⋅C 
K 5 =   ⋅ sen β (C.14)
γ ⋅ H 

K 6 = (1 + K v ) (C.15)

De donde:

γw = peso unitario del agua = 10,00 kN/m3

γsat = peso saturado del suelo o roca, kN/m3

q = sobrecarga, kN/m2

Al dividir por W el numerador y denominador de la ecuación (C.5) y tomando en

cuenta que z/H = ψ, se obtiene:

C ⋅H  (1 − ψ ) +  (1 + K ) −  U  ⋅ secα − K . tan α  tan φ


 ⋅  v   h 
 W  senα . cosα  W  
FS =
(1 + K v ) tan α + K h
(C.16)

Finalmente, al reemplazar W y (U/W) en (C.16) resulta:

K5 (1 − ψ ).secα + {(1 + K v ) ⋅ f (ψ ,α ) − K1.secα − K h ⋅ f (ψ ,α ) ⋅ tanα }sen (β − α ).tanφ


FS =
f (ψ ,α ) ⋅ sen (β − α ){(1 + K v ) ⋅ tanα + K h }

La función f(ψ, α) está representada a través de la fórmula:

195
Roberto Ucar Navarro

{ [
f (ψ , α ) = 2 ⋅ ψ ⋅ (1 − ψ ) + K 2 + (1 − ψ )2 − K 3 ]
( ) sen
+ K 4 ⋅ (1 − ψ ) − K 4 ⋅ ψ + ψ 2 ⋅
α . sen β
sen β . sen α
⋅ cot β (C.18)

Por tanto, el mínimo factor de seguridad se obtiene al considerar:

∂FS
=0
∂α

(C.19)

∂FS
=0
∂ψ

Obteniéndose las siguientes ecuaciones simultáneas no lineales que contienen al

ángulo α y al parámetro adimensional ψ = (z/H).

196
Roberto Ucar Navarro

( − k 5 / cos(α ) − ( 2 * ψ + k 4 + ( k 4 + 2 * ψ ) * cos( β ) *
sen (α ) / sen ( β − α )) * ( k 6 − k h ) * tan(ϕ ) * sen ( β − α )) *
(( 2 * ψ * (1 − ψ ) + k 2 + ((1 − ψ ) 2 − k 3 ) + k 4 * (1 − ψ ) −
( k 4 * ψ + ψ 2 ) * cos( β ) * sen (α ) / sen ( β − α )) * (( k 6 * tan(α ) + k h ) *
sen ( β − α ))) + ( k 5 * (1 − ψ ) / cos(α ) + ( 2 * ψ * (1 − ψ ) +
k 2 + (1 − ψ ) 2 − k 3 + k 4 * (1 − ψ ) − ( k 4 * ψ + ψ 2 ) * cos( β ) *
sen (α ) / sen ( β − α )) * (tan(ϕ ) * ( k 6 − k h * tan(α )) * sen ( β − α )) −
k 1 / cos2 (α ) * sen ( β − α ) * tan(ϕ )) * (( 2 * ψ * + k 4 + ( k 4 +
2 * ψ ) * cos( β ) * sen (α ) / sen ( β − α )) * (( k 6 * tan(α ) +
k h ) * sen ( β − α ))) = 0

(C.20)

197
Roberto Ucar Navarro

( k 5 * ta n ( α ) * ( 1 − ψ ) / c o s ( α ) + ta n ( ϕ ) * ( s e n ( β − α ) * ( ( k 4 * ψ + ψ 2
)*
( k h * ta n ( α ) − k 6 ) * 0 .5 0 * s e n ( 2 * β ) / s e n ( β − α ) − 2

2 * k 1 * ta n ( α ) / c o s 2 ( α ) − k h / c o s 2 ( α ) * ( 2 * ψ * ( 1 − ψ ) +
k 2 + (1 − ψ ) 2 − k 3 + k 4 * (1 − ψ ) − ( k 4 * ψ + ψ 2
) * cos( β ) *
s e n (α ) / s e n ( β − α ) ) ) + ( 2 * ψ * (1 − ψ ) + k 2 + ( (1 − ψ ) 2 − k 3 ) +
k 4 * (1 − ψ ) − ( k 4 * ψ + ψ 2
) * c o s ( β ) * s e n (α ) / s e n ( β − α )) *
( k h * ta n ( α ) − k 6 ) * c o s ( β − α ) + k 1 * c o s ( β − α ) / c o s 2 ( α ) ) ) *
( s e n ( β − α ) * k 6 * ta n ( α ) + k h ) ) * ( 2 * ψ * ( 1 − ψ ) + k 2 +
(1 − ψ ) 2 − k 3 + k 4 * (1 − ψ ) − ( k 4 * ψ + ψ 2
) * c o s ( β ) * s e n (α ) /
s e n ( β − α ) ) − ( k 5 * ( 1 − ψ ) / c o s ( α ) + s e n ( β − α ) * ta n ( ϕ ) *
( 2 * ψ * (1 − ψ ) + k 2 + (1 − ψ ) 2 − k 3 + k 4 * (1 − ψ ) − ( k 4 * ψ +
ψ 2
) * c o s ( β ) * s e n ( α ) / s e n ( β − α ) ) * ( k 6 − k h * ta n ( α ) ) −
k 1 * s e n ( β − α ) * ta n ( ϕ ) / c o s 2 ( α ) ) * ( − ( k 6 ta n ( α ) + k h ) *
(( k 4 * ψ + ψ 2
) * 0 .5 0 * s e n ( 2 * β ) / s e n ( β − α ) + c o s ( β − α ) *
( 2 * ψ * (1 − ψ ) + k 2 + ( (1 − ψ ) 2 − k 3 ) + k 4 * (1 − ψ ) −
( k 4 *ψ + ψ 2
) * c o s ( β ) * s e n (α ) / s e n ( β − α ))) + ( k 6 * s e n ( β − α ) /
c o s (α ) ) * ( 2 * ψ * (1 − ψ ) + k 2 + ( (1 − ψ ) 2 − k 3 ) + ( k 4 * (1 − ψ ) −
2

(k4 *ψ + ψ 2
) * s e n (α ) * c o s ( β ) / s e n ( β − α ))) = 0

(C.21)

198
Roberto Ucar Navarro

APLICACIÓN PRÁCTICA

H = 20,00 m

β = 76° , talud con unan pendiente aproximada ¼:1 (v)

φ = 30°

C = 0,060 MPa

γ = 20,00 KN/m3 (0,020 MPa)

Al emplear la ecuación (C.4) se obtiene:

α = αcrítico = 49,52°

 z
ψ =  = 0,459
H 

Por lo tanto la profundidad (z) de la grieta de tracción es:

z = ψ.H = 0,459 . 20,00 m = 9,18 m

Siendo además, la distancia entre la grieta de tracción y el borde de la cara del

talud:

x = H[(1-ψ)cotα - cotβ] = 20,00[(1- 0,459).cot49,52°- cot76°] = 4,24 m

199
Roberto Ucar Navarro

3. CONCLUSIONES

A través de la metodología desarrollada en el presente apéndice, es posible

determinar con mayor exactitud la posición de la cuña potencial de falla al

compararse con la bien conocida técnica de deslizamiento planar, la cual

considera que todo el intervalo de falla es por cizallamiento.

Esto implica, por lo tanto, en el caso de estructuras próximas al pie del talud,

delimitar la zona de seguridad en una forma más real o efectiva al investigar la

estabilidad de suelos y macizos rocosos, por cuanto se minimiza el factor de

seguridad de los bloques de fractura.

Adicionalmente, dicho procedimiento tiene la ventaja al diseñar taludes

atirantados, en un mayor ahorro en la perforación, anclajes, lechada de cemento,

etc., por cuanto, la parte superior del bloque se encuentra más cerca de la cara del

talud al equipararse con la tradicional falla planar.

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Roberto Ucar Navarro

REFERENCIAS

1. GADEUS, G. (1970), “Lower and Upper Bound for Stability of Earth


Raining Structures”, Proceedings of the 5th European Conference SMFEI,
Madrid.

2. KRANZ, E. (1972), “Bureau of Securitas, Ground Anchors, French Code of


Practice”, Editions Eyrolles, Recommendation TA.72, 10 p.

3. HOEK, E. y BRAY, J. (1977), “Rock Slope Engineering”, Institute of


Mining and Metallurgy, 2nd Edition, London, 358 p.

4. UCAR, R., (1992), “Determinación del Mínimo Factor de Seguridad en


Taludes Rocosos con Grietas de Tracción”, XII Seminario Venezolano de
Geotecnia, pp. 159-166.

5. COATS, D.F., (1981), “Rock Mechanics Principles”, Energy and


Resources, Canada, Monograph 874, Capítulo 6, Rock Slopes, pp 6-52.

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