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Difracción de Rayos X
Difracción de Rayos X
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D esde que el Premio Nobel de Literatura de nacionalidad argentina José Echegaray
escribió, en 1905, "los rayos X tienen por nombre una modesta incógnita que todo el
mundo conoce", esa incógnita con el transcurso de los años ha venido siendo
despejada a través de nuevos estudios y descubrimientos. Cuando se llegó a la
conclusión que los rayos cósmicos son acelerados en escenarios astrofísicos donde se
liberan grandes cantidades de energía, de la cual toman sólo una pequeña porción y
el resto es emitido en forma de ondas electromagnéticas, la historia de la incógnita
empezó a variar. Se descubrió que dentro de esas ondas electromagnéticas se
encuentra la de los rayos X, que es una de la más energética y está estrechamente
ligada a la producción y propagación de los rayos cósmicos, por tanto, la
investigación de esta radiación se encuentra inmersa en el estudio de la radiación
cósmica, entendida ésta, como toda radiación de alta energía del espacio exterior
que no sólo llega a la Tierra si no, que también, a otros remotos lugares del universo.
En esta sección, intentaremos describir los mecanismos que generan los rayos X
cósmicos. Para ello, recordaremos primero cómo se producen los rayos X en los
laboratorios terrestres, para luego ubicar, en la descripción que haremos en esta
sección, esta radiación dentro del contexto electromagnético que ya estudiamos
cuando iniciamos este capítulo.
Cuando el físico alemán Willhelm Roentgen descubrió los rayos X en 1895, se
consideró que ese hallazgo se trataba de una nueva forma de radiación de naturaleza
misteriosa que podía traspasar una diversidad de materiales. Ahora sabemos que los
rayos X son, de alguna manera, una forma de luz, es decir, fotones. Se producen en
laboratorios o maquinas médicas cuando haces de electrones de altísima energía se
focalizan en un blanco, pero de manera natural son generados por gases con
altísimas temperaturas. Recordemos, que la luz emitida por un objeto caliente
depende de su temperatura. Por ejemplo, cuando un trozo de hierro es atizado en
una fragua de fuego y se calienta, primero emite calor, luego luz roja, seguido de
anaranjada y blanca. Ahora, si se pudiese elevar la temperatura en la fragua a
millones de grados, entonces ese hierro emitiría rayos X.
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Dentro de las ondas más largas y de menor frecuencia se encuentran las de radio y
televisión, cuyas longitudes de onda van desde unos cuantos metros a unos mil
kilómetros. Luego están las de microonda, que se hallan entre 1 y 0,001 m. Con
longitudes de onda más pequeñas, desde 10-3 hasta 7 × 10-7 m, se encuentran los
rayos infrarrojos. A continuación, sigue la onda que distinguimos como luz o región
visible del espectro, que va desde el rojo con 7 × 10 -7 m hasta el violeta con 4,5 × 10-
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m. Desde esa región espectral visible, parten las ondas electromagnéticas de
frecuencias más altas, como son: los rayos ultravioletas que van desde 4 × 10 -6 a 5 ×
10-8 m; luego los rayos X con aproximadamente 10-8 hasta 10-11 m y, finalmente, los
rayos gamma que pueden llegar a tener longitudes de onda de hasta 10-13 m.
Ahora bien, el hecho de que la visión humana no capte a frecuencias mayores que la
del violeta ni menores que la del rojo no se debe a un azar de la naturaleza, ya que
de todas las radiaciones electromagnéticas que emite el Sol, la única parte que no es
absorbida por la atmósfera y llega hasta la superficie de la Tierra es la banda
comprendida justamente entre esas frecuencias. Sí, por ejemplo, nuestra atmósfera
no tuviese las condiciones de absorción que tiene y absorbiese, por ejemplo, la banda
visible y fuese transparente a la banda infrarroja, nuestros ojos tendrían que haber
evolucionado para contar con una visión sensible a la radiación infrarroja.
Otra cuestión que es importante tener en consideración para entender mejor lo que
queremos describir en esta sección es la dualidad onda partícula de la luz. Con el
desarrollo de la mecánica ondulatoria, se llega a la conclusión que la luz, y todo el
espectro electromagnético, es una «dualidad», o sea, onda y partícula al mismo
tiempo. Se trata de un concepto cuya aplicabilidad abarca a todos los objetos del
universo que sean considerados como subatómicos. En consecuencia, un electrón
puede ser asociado con una longitud de onda o una frecuencia que sea proporcional
a su energía, y una onda electromagnética puede ser considerada como un fotón o
cuanto de luz. El ejemplo más conocido es el llamado «efecto fotoeléctrico»
descubierto por Albert Einstein, donde un haz de luz es capaz de producir una
corriente eléctrica cuya intensidad es proporcional a la frecuencia de la luz incidente.
El efecto Compton es también otro fenómeno donde se manifiesta el carácter
corpuscular de la luz.
Los primeros Rayos X cósmicos fueron detectados por cohetes equipados con
detectores de radiación, los cuales al emerger sobre la atmósfera de la Tierra
constataron la existencia de estos rayos proviniendo desde la atmósfera externa del
Sol, la corona, cuya temperatura es de varios millones de grados. Después de ese
acontecimiento, una copiosa cantidad de rayos X extraterrestres
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como era la conversión de
energía en la radiación
electromagnética de alta
frecuencia, pero al mismo
tiempo era necesario que el
procedimiento que se eligiese
satisficiese los espectros
observados y pudiese también
explicar las grandes
luminosidades detectadas que,
ya como vimos antes en
secciones precedentes, mucha
de las fuentes emisoras que se
han descubierto irradian, tan
solo en esta frecuencia, 1.000
veces más que el Sol en todo
el espectro electromagnético.
Para la consecución de lo
anterior, se podría haber
pensado en los conocidos
procesos de fusión nuclear en
los núcleos de estrellas
comunes, pero éstos no eran
ni son los más adecuados para
explicar las grandes
luminosidades observadas.
Uno de los primeros
mecanismos que se consideró
para abordar el problema fue
el de la radiación sincrotrónica,
la cual es producida al girar
partículas energéticas
alrededor de campos
magnéticos. Esta forma de
radiación se sabía que era la
responsable de parte de las
ondas de radio extraterrestre
detectada desde los años 50
del siglo XX. Se pensó en esa
posibilidad, dado el hecho de
que si existiese algún
escenario astrofísico dotado de
campos magnéticos lo
suficientemente intensos y
electrones de muy alta
energía, sería una potencial
generadora de rayos X.
También se estudiaron
modelos basados en el efecto
Compton inverso, a través del
cual electrones
ultrarrelativistas transfieren
parte de su energía cinética a
fotones provenientes de la luz
que emana de las estrellas al
colisionar con ello, lo que
genera fotones de rechazo de
alta energía. Se pensó en ello,
debido a que los electrones
podrían ser producidos, por
ejemplo, en remanentes de
supernovas.
Un modelo muchísimo más
novedoso y prometedor que
los anteriores fue el que
formuló el astrofísico italiano
Bruno Rossi en 1964. Su
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mecanismo consistía en
producir una emisión causada
por el frenado brusco de
electrones que era generada
por los iones de un plasma
caliente en equilibrio térmico.
Al llevar el modelo a la
experimentación, se pudo
constatar que las emisiones
que se generaban por ese
mecanismo conllevaban
radiaciones con un espectro de
forma exponencial, como fue
comprobado por
investigadores de los
Laboratorios Livermore. Sin
embargo, a las temperaturas
del plasma, necesarias para la
emisión de rayos X, las
partículas de éste
comportarían muy grandes
energías cinéticas, lo que
hacía casi imposible poder
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valla, se tuvieron que abocar a
diseñar y construir detectores
de rayos X que comportasen
sustanciales avances
tecnológicos, como asimismo,
centrarse en perfeccionar la
teoría existente sobre la última
etapa de la evolución estelar.
Desde el descubrimiento de la
primera fuente hasta el año
1970, los avances en nuevas
técnicas de detección de rayos
X extraterrestres fueron
significativos, los cuales se
manifestaban tanto en su
resolución espacial como en la
espectral. Esos avances,
trajeron como consecuencia
que entre los años 1962 y
1967, tan solo los laboratorios
de la marina norteamericana
descubriesen alrededor de 30
fuentes generadoras de rayos
X. Sin embargo, en los años
posteriores bajaron los índices
de descubrimientos de nuevas
fuentes, no sólo de los
laboratorios de la marina
estadounidense, sino que
también de todos los grupos
de investigación dedicados a la
astronomía de rayos X. Como
suele ocurrir cuando se intenta
escudriñar los cielos en
búsqueda de nuevos
descubrimientos, el problema
fundamental al cual se
enfrentaban, entonces, los
cazadores de rayos X
extraterrestres lo constituía la
atmósfera terrestre, pues todos
los experimentos que en esa
época se podían realizar se
hacían a bordo de cohetes que
tenían dificultad para enfocar
sus aparatos hacia ciertos
puntos y su tiempo de
observación era bastante
limitado. Esa dificultad se logró
soslayar en parte, con el
lanzamiento del primer satélite
de rayos X: el Uhuru, que
despegó el 12 de diciembre de
1970 desde la costa de Kenya.
El equipamiento instrumental
del satélite era avanzado pero
convencional. Contaba con un
par de contadores
proporcionales a los cuales se
les adaptaron colimadores de
imagen con el propósito de
incrementar la resolución
espacial; estos contadores
trabajaron con un dispositivo
anticoincidente con el objetivo
de discriminar las cuentas
producidas por rayos
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cósmicos; además se le
empotró un pulsador
discriminador con el objeto de
reducir al máximo la influencia
de la radiación cósmica de
fondo.
Más de 300 objetos fueron
observados por el Uhuru; la
precisa localización de unos
100 de ellos posibilitó la
identificación de sus
contrapartes, tanto en óptica
como en radiofrecuencia.
Asimismo, el satélite observó
variaciones de corto y largo
periodo en la intensidad de las
fuentes. Lo anterior, tal vez fue
lo más relevante, ya que ello
coadyuvó a resolver el
problema central de construir
un modelo teórico que
explicase satisfactoriamente
las observaciones que se
habían efectuado hasta
entonces.
Allá por 1933, los astrofísicos
Fritz Zwicky y Walter Baade, e
independientemente, el físico
Lev Landau, postularon
teóricamente la existencia de
las estrellas de neutrones, que
serían la última etapa de la
evolución de estrellas mucho
más masivas que el Sol y que
ya hubiesen agotado el
combustible nuclear y que, por
efectos de la gravitación, se
contraerían de una forma
significativa hasta crear gases
en estado degenerado, debido
a que los efectos de la
cuantiosa contracción
afectaban significativamente a
los gases estelares. Se ha
sabido, que las estrellas de
neutrones tienen densidades
de hasta 3 × 1014 veces la del
Sol, encapsulada dentro de un
diámetro de tan sólo 10 km. La
postulación teórica fue usada
desde un principio como un
concepto para intentar explicar
las violentas explosiones de
estrellas denominadas
supernovas y llegó a
proponerse que estas estrellas
no era más que un estado de
transición entre una estrella
normal y una de neutrones.
Con el descubrimiento en 1967
de los púlsares se tuvo la
primera evidencia observable
de una estrella de neutrones.
En 1968, Thomas Gold de la
Universidad de Cornell,
propuso la primera explicación
factible de estos objetos y
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predijo que los pulsos de la
emisión en radio deberían
estar presentes en otras
frecuencias también. No
transcurrió un año, cuando se
descubrió que la energía
emitida por los púlsares en
rayos X excedía, por mucho, la
contenida en otros rangos del
espectro electromagnético.
La sobre energía que emiten
los púlsares en rayos X, tiene
su explicación en el intenso
campo magnético que
comportan. En efecto,
señalamos que los púlsares
eran el producto de estrella
que se contrajeron por los
efectos de su gravedad
endógena y, como
consecuencia, el campo
magnético de esos astros
estelares también se
comprimió, alcanzando
intensidades de hasta 109
teslas, como se ha podido
comprobar en el caso del
púlsar de la nebulosa del
Cangrejo. Este gran campo
magnético constituye un
óptimo acelerador para los
electrones que son
continuamente expulsados
desde el interior de la estrella,
los cuales posteriormente
emitirán rayos X como
producto del mecanismo de
sincrotrón. Así, fue posible
explicar la misteriosa radiación
que provenía desde la
nebulosa del Cangrejo y,
también, de otros astros
cohabitantes del universo.
Con el Uhuru viajando por el
espacio fueron descubiertos
nuevos astros emisores de
grandes cantidades de rayos
X, mucho mayores que las que
se había considerado, lo cual
debilitaba la aplicación de la
teoría que describimos para
los púlsares; ello,
principalmente porque no se
observaba el incremento en el
periodo de rotación previsto en
el modelo, debido a la
constante pérdida de energía
de rotación de la estrella. Claro
está, que en esa teoría no se
habían considerado sistemas
binarios compuestos por una
estrella de neutrones y otra
«normal». Sistemas como
Centauro X-3, Hércules X-1 o
Cygnus X-1, los cuales están
constituidos por una estrella
gigante y una de electrones,
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de las cuales estas últimas
«capturan» material hacia su
interior, ya sea porque el
tamaño de sus compañeras
excede el punto de equilibrio
gravitacional de los sistemas o
porque se expanden a través
de un viento estelar (análogo
al viento solar). Dada alguna
de esas condiciones, el
material que es atraído de su
compañera por la estrella de
neutrones, forma un disco de
acreción a su alrededor donde
va depositando su energía
potencial, adquiriendo con ello
grandes temperaturas lo que
hace que se provoquen
emisiones térmicas del tipo
bremsstmhlung. Esta idea
teórica fue rápidamente
asimilada y aceptada en
la década de los setenta
del siglo XX, marcando
así el término de la
búsqueda para encontrar
una explicación a un
problema que era
fundamental.
Ilustración de un disco de
acreción de una estrella de
neutrones
con
emisiones de rayos X.
Pese a toda la información que
hemos descrito en este
capítulo sobre los rayos X, una
deducción parece clara. La
incógnita X, los rayos X,
siguen ofreciendo muchos
aspecto intrigantes por
despejar.
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Producción de rayos X
El primer tubo de rayos X fue el tubo de
Crookes, llamado así en honor a su
inventor, el químico y físico británico
William Crookes; se trata de una
ampolla de vidrio bajo vacío parcial con
dos electrodos. Cuando una corriente
eléctrica pasa por un tubo de Crookes,
el gas residual que contiene se ioniza, y
los iones positivos golpean el cátodo y
expulsan electrones del mismo. Estos
electrones, que forman un haz de rayos
catódicos, bombardean las paredes de
vidrio del tubo y producen rayos X.
Estos tubos sólo generan rayos X
blandos, de baja energía.
Un primer perfeccionamiento del tubo
de rayos X fue la introducción de un
cátodo curvo para concentrar el haz de
electrones sobre un blanco de metal
pesado, llamado anticátodo o ánodo.
Este tipo de tubos genera rayos más
duros, con menor longitud de onda y
mayor energía que los del tubo de
Crookes original; sin embargo, su
funcionamiento es errático porque la
producción de rayos X depende de la
presión del gas en el tubo.
La siguiente gran mejora la llevó a cabo
en 1913 el físico estadounidense
William David Coolidge. El tubo de
Coolidge tiene un vacío muy alto y
contiene un filamento calentado y un
blanco. Esencialmente, es un tubo de
vacío termoiónico en el que el cátodo
emite electrones al ser calentado por
una corriente auxiliar, y no al ser
golpeado por iones, como ocurría en los
anteriores tipos de tubos. Los
electrones emitidos por el cátodo
calentado se aceleran mediante la
aplicación de una alta tensión entre los
dos electrodos del tubo. Al aumentar la
tensión disminuye la longitud de onda
mínima de la radiación.
La mayoría de los tubos de rayos X que
se emplean en la actualidad son tubos
de Coolidge modificados. Los tubos
más grandes y potentes tienen
anticátodos refrigerados por agua para
impedir que se fundan por el
bombardeo de electrones. El tubo
antichoque, muy utilizado, es una
modificación del tubo de Coolidge, con
un mejor aislamiento de la carcasa
(mediante aceite) y cables de
alimentación conectados a tierra. Los
aparatos como el betatrón se emplean
para producir rayos X muy duros, de
longitud de onda menor que la de los
rayos gamma emitidos por elementos
naturalmente radiactivos
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Cristalografía de rayos X
Que lo disfrute!
http://www.xtal.iqfr.csic.es/Cristalografia/
parte_06.html
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Metodología experimental en
difracción de RX (monocristal)
Método de Laue
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Diagrama de Laue de un cristal
Método de Weissenberg
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de Ewald son los responsables de
los haces de difracción. Estos haces
generan un ennegrecimiento
(mancha) sobre la película
fotográfica que cuando se extrae del
cilindro metálico tiene la apariencia
que se muestra más abajo.
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recíproca, existirán planos
recíprocos perpendiculares a dicho
eje.
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embargo, aquí es mucho más facil
observar los elementos de simetría
del espacio recíproco. La desventaja
del método de precesión es
consecuencia de que la película es
plana en lugar de cilíndrica, y el
ángulo sólido explorado es menor.
n de un cristal de lisozima en el
Método de oscilación
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ángulos pequeños, que permitía
recoger varios niveles recíprocos a la
vez sobre cada posición del cristal.
Repitiendo estos diagramas, a
distintas posiciones de partida del
cristal, se conseguían obtener
suficientes datos en un tiempo
razonable. La geometría de recogida
está descrita en las figuras que
vienen a continuación.
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quema y aspecto de un goniómetro de cuatro círculos con geometría
Euleriana.
La geometría alternativa a la
Euleriana es la denominada
geometría Kappa que no dispone de
un círculo cerrado equivalente al .
En su lugar, su función la cumplen
los llamados ejes y , de tal modo
que con una combinación de ambos
se pueden obtener eulerianos en el
intervalo de -90 a +90º. La ventaja
principal de esta geometría es la
amplia accesiblidad al cristal. Los
ángulos y 2son idénticos al los
de la geometría euleriana:
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para cada haz difractado. Los
tiempos de medida en estos equipos
suele ser del orden de 1 minuto por
reflexión.
Detectores de área
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goniómetro relativamente
rudimentario, cuya única libertad de
giro corresponde a la del cristal
sobre su eje de montaje. El detector
propiamente dicho es una placa
circular de material sensible a los
rayos X que se interpreta, después
de la exposición, mediante un laser
capaz de digitalizar las intensidades.
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Aspecto de una de las imágenes de
difracción, del tipo oscilación, de una
proteína recogida en un Image Plate
Scanner. Durante la exposición de cada
una de estas imágenes (unos 10 minutos
con un generador de ánodo rotatorio, o
de varios segundos en una instalación de
sincrotrón) el cristal gira
aproximadamente 0.5º y la lectura de la
imagen dura unos 30 segundos.
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