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HÁBITOS PARA EL ÉXITO ORGANIZACIONAL

Arquímedes Román
Venezuela
PRIMER HÁBITO: SEA PROACTIVO

Proactividad; es una palabra que escuchamos en muchas partes, pero quizás no estamos seguros de aprehender lo que significa. Podemos
entenderla mejor, si analizamos una palabra opuesta, que en este caso sería Reactivo o Reactividad. La reactividad está fundamentada en que
respondemos rápidamente a los estímulos exteriores, nuestras respuestas están condicionadas por estímulos exteriores. La proactividad va de
adentro hacia fuera, no como la reactividad que va de afuera hacia adentro.

Muchas veces, nosotros nos programamos y nos condicionamos reactivamente con continuos mensajes negativos. Cuando nuestro espejo social,
lo que está a nuestro alrededor, nos dice “ Tú eres bruto”, “comes como un animal”, “eres antipático”, “siempre fallas, metes la pata”, nos está
transmitiendo mensajes que vamos aceptándolos como si fuéramos lo que en verdad somos y terminamos comportándonos en congruencia con ese
espejo social. De allí la importancia en las etapas básicas de la educación y en cualquier etapa importante de la vida, de esos mensajes negativos,
no sólo a los demás sino a nosotros mismos. “Eres inteligente”, “sabes hacer las cosas”, “comes balanceadamente”, “casi nunca fallas”. Ese es el
tipo de mensajes que no sólo debemos procurar y convencernos de que podemos hacer el cambio y ser mejores.

Hay otro punto que está íntimamente en la base de este concepto: El Paradigma del Determinismo. Dice que somos de determinada manera por
alguna razón, somos así y no podemos cambiar. Existen tres concepciones básicas del determinismo: El biológico, el psíquico y el determinismo
ambiental. Si asumimos el paradigma del determinismo como una verdad, no podríamos cambiar, porque el determinismo genético o biológico

nos dice que somos lo que somos porque nuestro abuelo era así, porque “esa es la sangre del indio que tú llevas y te hace ser flojo” o porque “los
españoles nos trajeron estas taras y somos así”. Por su parte el determinismo psíquico y el ambiental establecen sus propias restricciones al
cambio, y en eso está basado fundamentalmente el paradigma determinístico, en que no hay posibilidades de cambiar.

Hay influencia genética, psicológica y ambiental pero nos queda mucho espacio para que seamos nosotros los que elijamos la respuesta; no que
ésta sea simplemente una reacción frente a un estímulo, sino que frente a el estímulo, yo escojo cual es mi reacción. Y en el momento en que
nosotros realmente concienticemos y practiquemos nuestras respuestas, estamos dando un paso de gigantes hacia la independencia. Yo elijo si me
disgusto o no, si me voy a molestar o no por lo que tú me dices; soy dueño de mis reacciones y de mi vida y por eso cuando asumimos y nos
concientizamos en esta posición estamos pisando el peldaño de la Proactividad, y además somos inteligentes al tomar una respuesta voluntaria y
consciente, porque sabemos y queremos decidir como reaccionar, como hacernos “RESPONSABLES” de nuestras vidas, palabra que a diario
utilizamos y que se descompone en RESPUESTA Y HABILIDAD.

Una persona reactiva, para quien todo está mal, es víctima hasta el clima cuando dice: “Hoy está nublado el día, hoy me siento mal”. ¡No puede
ser que el clima vaya a determinar como voy a sentirme en el día de hoy!. Si hace calor dice: “No, yo no puedo trabajar con calor”. Las personas
proactivas llevan su clima consigo mismo donde quiera que estén, sea nublado, luminoso, frió o caluroso, son capaces de tener su propio clima y

De tener sus respuestas y sus actividades; son independientes invulnerables frente a los acosos imaginario de las nubes, rayos solares, clima y de lo
que dicen los demás. Aquellas son personas muy vulnerables y que se hieren por cualquier detalle, porque son personas reactivas que al menor
estímulo producen una reacción sin escogerla. De tal manera, que este es un paso importante en la proactividad, Ser dueño de su respuesta y tener
su propio clima.

Nosotros aprendemos a ser reactivos en la secundaria: “Me rasparon en matemáticas”, el profesor me tiene rabia”, “el profesor no sabe explicar”,
“ese colegio es muy malo”. Quien dice: “No estudié lo suficiente y perdí la materia”, cuando lo diga, ese joven o niño está empezando a ser
responsable de su vida. En nuestro vocabulario ¿Cuántos NO PUEDO tenemos? Y en el caso que hacemos algo que no podemos justificar
decimos: “Ultimadamente, es que yo soy así”. Ese es un ejemplo de vocabulario reactivo.

Hay cuatro ideas para pasar de la reactividad a la proactividad; estas son:


Tome la iniciativa, actúe; use sus recursos mentales y su imaginación; examine su lenguaje, vea cómo a través de su lenguaje, usted se está
programando reactiva o proactivamente. La cuarta idea, diferencia lo que puede cambiar. Tiene que considerar las posibilidades de las cosas
que podemos cambiar, aquellas sobre las cuales podemos actuar y aquellas donde no. Esta es una buena oportunidad para citar aquel mensaje que
nos dice: “Señor dame serenidad para aceptar aquellas cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar las cosas que sí puedo cambiar y
fundamentalmente sabiduría para distinguir entre unas y otras”
SEGUNDO HÁBITO: PIENSE PRIMERO, ACTÚE DESPUES

Este segundo hábito o escalón está referido a pensar hacia el futuro, a tener objetivos y metas para la vida. En este aspecto encontraremos cosas
realmente paradójicas, muchas veces somos gerentes, planificadores, capaces de organizar un plan estratégico para la empresa, definiendo la
misión, el objetivo, la político, las metas, las restricciones y demás; Pero olvidando que más importante que el planeamiento para la empresa es el
planeamiento de nosotros como personas y como gerentes y eso comienza asumiendo una misión en la vida. Naturalmente tenemos ejemplos en
las historia de personas que han asumido misiones trascendentes y permanentes, que han hecho de ello un verdadero apostolado, tal es el caso de la

Madre Teresa de Calcuta. Pero no es necesario llegar a ese nivel, sino examinar, ¿qué estamos haciendo?, ¿hacia donde vamos?, para qué estamos
acá?, ¿cuál es la trascendencia de nuestra vida?, ¿Qué nos van a escribir en el epitafio?: Vivió, se desarrolló y no supo para qué estaba en la vida.
Esta es una reflexión muy profunda, pero hay que sentir inquietud por estas cosas para que comencemos a encontrar las respuestas fundamentales,
que nos van a dar sentido y orientación en lo que estamos haciendo en la vida.

En este contexto hay que diferenciar dos conceptos importantes que son los de administración y liderazgo. Muchas veces estamos administrando
nuestra vida, pero no la estamos liderizando, y es ese liderazgo tanto de nuestra vida como de las actividades en general, el que nos va a llevar a
hacer las cosas de una manera correcta. En cambio la simple administración nos lleva a hacer las cosas bien, puesto que podemos hacer las cosas
bien, y que no sean las cosas correctas, es decir, hacer bien las cosas equivocadas. Hagamos las cosas correctas y lidericemos nuestra vida,
dándole un sentido de efectividad. La misión personal en nuestra Constitución, similar a la constitución de un país. Es lo que le da finalidad,
significado, sentido orientación y trascendencia a la vida. Las metas y objetivos son etapas o escalones concretos y específicos enmarcados dentro
de esa misión. Hay una frase de ANTONY ROBBINS que nos recuerda: “No hay éxito duradero sin una entrega personal, sin compromiso y sin
perseverancia”. El que se compromete con una misión seguro será una persona exitosa.
TERCER HÁBITO: ADMINISTRE SU TIEMPO

Cuando hablamos de administración del tiempo realmente lo que administramos es algo más importante: es nuestra vida y el uso que hagamos de
nuestra vida es lo que marca la diferencia. De tal manera que, cuando decimos: “administra el tiempo”; es una forma sencilla, didáctica y
comunicacional de expresar un concepto con mucha más trascendencia, delicado y conmovedor que es administrar la vida. Para ello se tiene que
haber pasado por el escalón anterior ya que todos estos hábitos se retroalimentan y se apoyan unos con otros. Debemos dar prioridad a las cosas
importantes siendo consideradas verdaderamente importantes las que nos acercan a nuestros objetivos. Importante mas no urgente; esta es la
palabra más desprestigiada dentro del vocabulario de cualquier empresa. Cuando en nuestro trabajo estamos llenos de cosas urgentes, debe
prenderse una luz roja intermitente que nos diga: “algo anda mal o muchas cosas andan mal”, porque usted se está convirtiendo en un apaga fuego,
su organización es una “organización de bomberos;” esto para diferenciar lo que es urgente de lo que es importante.

STEPHEN COVEY, nos presenta una cuadrícula que sirve de base para precisar esos conceptos. Sus cuatro cuadrantes son:
1. Lo urgente y lo importante
2. No urgente e importante.
3. No importante y urgente.
4. Lo urgente y lo no importante
MATRIZ DE LA ADMINISTRACION DEL TIEMPO

IMPORTANTE - URGENTE IMPORTANTE – NO URGENTE


I II

ACTIVIDADES ACTIVIDADES:
Crisis Prevención actividades de C.P.
Problemas apremiantes Construir relaciones
Proyectos cuyas fechas vencen Reconocer nuevas oportunidades
Planificación, recreación

III IV

NO IMPORTANTE - URGENTE IV. NO IMPORTANTE - NO URGENTE

ACTIVIDADES ACTIVIDADES

Interrupciones, algunas llamadas Trivialidades, ajetreo inútil


Correo, algunos informes, Algunas cartas
Algunas reuniones, Algunas llamadas telefónicas
Cuestiones inmediatas, acuciantes Pérdidas de tiempo
Actividades populares Actividades agradables

En el cuadrante de las cosas urgentes e importantes estamos en el punto o alternativas del apaga fuego. Naturalmente las crisis hay que atenderlas,
no se puede frente a una crisis decir; “No la voy a atender”, pero el mensaje es que hay que disminuir el número de crisis en la

Organizacional. Siempre puede aparecer una crisis, pero cuando esto suceda, que sea la excepción y no la regla.
En la medida que trabajamos, en el siguiente cuadrante (no urgente e importante), con actividades de prevención, planificación mantenimiento, el
establecimiento de relaciones interpersonales productivas y útiles, el aprovechamiento de las oportunidades que se presentan en los negocios, en
las actividades de la empresa, estamos ocupándonos de LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO, de nosotros mismos, de nuestra recreación y
desarrollo personal. En la medida que estemos trabajando en este cuadrante comenzará a disminuir el número de crisis.

El tercer cuadrante nos da las cosas urgentes y no importantes, pero esos no hay que atenderlos, aún cuando las cosas urgentes estén disfrazadas de
importantes. Estas actividades deléguelas. El último cuadrante nos habla de las cosas no urgentes y no importantes, que en definitiva están
consideradas como basura, porque no hay productividad, pérdida de tiempo, etc.

La clasificación de Stephen Covey nos permite encontrar una forma sencilla de organizar nuestra actividad, previa clarificación de adónde
queremos ir (Misión, Metas).

¿Qué hacer para mejorar nuestra administración del tiempo?. Hay seis ideas para responder a este interrogante, pero antes se hace necesario
señalar una idea muy importante sobre Parkinson y el tiempo que dice: “El trabajo se expande hasta ocupar el tiempo disponible para él”. Es
como un gas que expande hasta llenar el recipiente que lo contiene y esto lo comprobamos con facilidad. Usted le da a alguien un proyecto para
que lo termine en dos meses y efectivamente lo termina en dos; si le asigna tres lo hará en tres meses, si es una año o una semana lo hará en ese
tiempo.

Naturalmente no todas las personas son víctimas de la ley de Parkinson; hay otros que le asignan dos años y responden que lo pueden hacer en una
semana y si en este tiempo lo entregan, entonces asciéndalo y nómbrelo Gerente, porque esa persona está clara en su administración del tiempo.
Ahora bien, las seis ideas para administrar mejor el tiempo son las siguientes:

1.- Organiza tu espacio de trabajo: computadoras, teléfono, escritorio, etc.


2.- Aprovecha las mejores horas. Cada uno de nosotros tiene al día un ritmo vital diferente. Es posible que seamos más productivos, o estamos
más despejados después o antes del almuerzo, o bien, tal productividad va a ser considerada según la afluencia de problemas en el trabajo.

3.- No postergar, hágalo ya!. Aquí se pone manifiesto el refrán “No deje para mañana lo que puede hacer ahora”.

4.- Sepa decir No, pero un No proactivo, elegante asertivo. Dígale No a todo lo aquello que no está en línea con sus objetivos y su misión. Sin
ofender, herir, molestar, sepa decir un No con agrado.

5.- Delegue con eficacia. Para ello se hace necesario el cumplimiento de 5 etapas o pasos para delegar:
• Confía en tu gente. Mientras más confianza más delegarás y mientras más delegues y veas lo que están haciendo bien más confianza
tendrás en ellos
• No delegues hacia los más aptos. La regla es que nosotros hacemos lo contrario, delegamos todo en los más aptos, y así los convertimos en
inútiles, porque están recargados o atosigados de trabajo. De allí que encontramos gente que se disfraza de No apto para que No le
deleguen.
• Delega por objetivo. No le digas como hacerlo, dile que esperas tú como resultado.
• Convencernos de que delegar no es abdicar: algunos piensan que delegar es perder poder; pero mientras más delegas, más crece tu poder,
porque podrás ocuparte de cosas más elevadas y trascendentes.
• Delegue, aunque usted quiera hacer el trabajo por sí mismo.
• Mejorar la administración del tiempo.

6.- Hágalo bien la primera vez. Esta es quizás la más importante idea para ahorrar tiempo y para acercarnos a la Calidad total: hacer bien lo
que tengamos que hacer para evitar correcciones, reparaciones, en general “Re-trabajo”.
CUARTO HÁBITO: ESCUCHE PARA SER ESCUCHADO

Comprenda para ser comprendido, escuche para ser escuchado; Fundamentalmente nosotros tratamos de ser comprendidos, pero primero es
comprender y el comprender a los demás pasa por un proceso muy importante que es el proceso de la ESCUCHA, y es eso a lo que vamos a
transferir. Todos los animales oyen y reaccionan frente a un ruido o sonido, pero solamente nosotros podemos escuchar. La escucha es algo
distinto y superior al oído y la comprensión es todavía un grado superior. Fundamentalmente vamos a analizar la Escucha en cinco niveles:

1./ La escucha nula. Cuando no se está escuchando o definitivamente la persona no quiere escuchar, cuando ni siquiera hace el esfuerzo de oír lo
que otra está planteando.
2./ La escucha fingida. Parece que estamos escuchando, ponemos “cara de escucha” pero estamos pensando en otra cosa y procesando otra
información.
3./ La escucha selectiva. Escuchamos y descartamos todo aquello que no coincida con nuestros esquemas, conceptos, experiencias; lo
descartamos y captamos sólo aquello que es congruente; escuchamos lo que queremos escuchamos lo que queremos escuchar y desechamos todo
aquello que no coincide con nuestros esquemas.
4./ La escucha atenta. Es la escucha efectiva, se atiende, se analiza y procesa todo aquello que estamos recibiendo.
5./ La escucha empática. La empatía con nuestro interlocutor es el máximo nivel en el proceso de la escucha. No solamente escuchamos por el
oído sino que también lo hacemos por la vista, el tacto, etc. Escuchamos a través de la vista viendo el comportamiento corporal del interlocutor, y
esta información que recibimos por varios canales la vamos a interpretar, procesar y/o evaluar. Pero fundamentalmente la empatía es lo que no va
a permitir comprender lo que no se ha dicho (los sentimientos), entender lo que aquella persona en un momento dado esté experimentando y nos
quiere transmitir. La empatía significa, ponerse en el lado, lugar, papel, sentimientos, de quien nos habla. Así podemos pasar realmente el nivel
de la escucha empática.
En esto de la escucha tenemos que hablara de las percepciones y la manera como percibimos las cosas puede hacernos malinterpretar o percibir de
alguna manera no coincidente, con el verdadero mensaje o significado. Hay que darse cuenta de lo que estoy viendo, pero también, qué es lo que
está viendo la otra persona. La clave fundamental es darnos cuenta que no todo lo que percibimos es la verdad, porque hay otras percepciones y
cada uno de nosotros percibe el mundo o la información en base a su experiencia, vivencias, esquemas y paradigmas. De tal manera que lo
fundamental es estar en capacidad de entender que la realidad es algo que puede verse de distintas maneras en función de los paradigmas de cada
observador. En la escucha se requiere la suficiente atención para poder adentrarnos en ese mensaje final que quiere transmitirnos la persona con
quien hablamos. Pero luego de comprender, poder ser comprendidos, por eso la otra parte de este hábito es la expresión, con claridad, sin miedo,
con sinceridad, frente a aquel con el cual estamos estableciendo una relación para que realmente podamos darle el beneficio que nosotros
queremos recibir cuando estamos escuchando a nivel de escucha empática.
QUINTO HÁBITO: PENSAR EN GANAR – GANAR

En interacción con otros, en nuestras negociaciones de cualquier naturaleza estamos trabajando fundamentalmente con algunos paradigmas que
debemos revisar y cambiar. Vamos a revisar los principales paradigmas de las negociaciones. El paradigma fundamental que ha aparecido en
nuestras relaciones y negociaciones es GANO – PIERDES. Comúnmente en nuestras relaciones si hay un negocio, busco ganar yo y tú vas a
perder. Este paradigma puede ser muy útil y justificado en el deporte: Gana un equipo, otro pierde. Pero más allá del deporte no siempre es
válido. Con nuestros clientes, si quiero siempre ganar y que el cliente pierda, no es una forma inteligente de hacer negocios.

PIERDO – GANAS. Es el paradigma de quien se abandona, de quien no tiene motivación, el que deja que los demás lo atropellen y va a perder
definitivamente en todas sus interacciones.

PIERDO – PIERDES. Es el paradigma del amargado, del fracasado, de aquel que tiene una sensación de venganza en una negociación. “Ni
ganas tú, ni gano yo, sino que perdemos los dos”

GANAR – GANAR. En todos lo negocios voy a procurar ganar yo y que también ganes tú; de esa manera mejorarían nuestras relaciones y
negocios. Si toda negociación o interacción se enfoca en ganar – ganar, hay que buscar siempre el beneficio de ambas partes y los buenos
negociantes saben que todo acuerdo ventajoso para ambas partes, produce más ganancias, y esto es válido para nuestras relaciones en nuestro día a
día.

Nos dice: Si no logro establecer una relación ganar – ganar, no hago el trato; lo que quiere decir que cualquier otro acuerdo de que se obtenga no
es el mejor. De tal manera que ganamos los dos o buscamos maneras más adelante, de encontrar una solución. Ese es el estado superior de la
interacción.
Veamos un ejemplo práctico de ganar-ganar. Este es un matrimonio donde el esposo había estado trabajando en la fábrica y había hecho una
recuperación de unos días para tener toda la Semana Santa de vacaciones. Además consiguió que un amigo le prestara un apartamento en
Morrocoy para esa semana tenía la lancha lista, se compró unos equipos de buceo y se iba a llevar a los tres muchachos y a la esposa a pasar toda
la Semana Santa en el apartamento de Morrocoy, haciendo submarinismo y pasando lo mejor de la vida en familia. Resulta que pocos días antes
de la semana Santa, la esposa recibe una llamada de sus familiares que están en Anaco, y le dicen que a su mamá le han detectado una enfermedad
terminal, por lo que no sabe realmente si llegará a final de año con vida y que está en su casa atendida por familiares. Entonces la esposa le dice
al marido: tenemos que aprovechar la Semana Santa y nos vamos para Anaco, a visitar a mi mamá. Imagínese lo que piensa el esposo que ha
estado en aquella preparación y los hijos que estaban entusiasmados por hacer submarinismo. Ellos dicen: ¡Pero porque no vas después?, ¿Porqué
no dejas que tu familia siga atendiéndola, y todos estos planes que hemos hecho de pasarla bien en Morrocoy”? Y la esposa dice: Y ¿Por qué no
vamos todos juntos a visitar a mi mamá, porqué no llevamos a nuestros hijos a ver a su abuela, que a lo mejor es la última vez que la ven?
Imagínense aquel dilema. Sí se van todos a Morrocoy y por casualidad la suegra se muere en ese tiempo, ¡cómo va a quedar ese matrimonio de
allí en adelante?. ¡Cuántas veces le estará recordando la esposa al marido, lo que ocurrió la semana santa?. Por otro lado si se van a Anaco, no van
a estar los muchachos y el marido muy felices del cambio en sus planes. De tal manera que, cualquiera de las opciones es, ganas o pierdes. ¡Que
otras opciones hay?:

Unos (el marido y los muchachos) se van para Morrocoy, y otra (la esposa) para Anaco: esa opción no es GANAR – GANAR, porque los que van
a estar en Morrocoy, no van a estar felices, porque no estará la esposa o mamá con ellos. Y ella que está en Anaco con su mamá, tampoco estará
felíz, porque no están su esposo y sus hijos compartiendo ese momento con ella. No es tampoco una solución GANAR – GANAR.

-Una opción interesante sería que fueran todos para Anaco, que está a una hora y cuarto de Puerto de LA Cruz. Dos o tres días para salir a las seis
o siete de la mañana de Anaco, hacia Pto. La Cruz, alquilar “un peñero”, hacer submarino en Mochima y regresar a las seis para estar con la
suegra. En esta opción se logran los objetivos del marido y los muchachos (hacer submarinismo) y los de la esposa (acompañan a su madre en su
enfermedad).
Este ejemplo de la vida real, nos da la idea, de que con un poco de imaginación y zafándonos del esquema ganar-perder, podemos encontrar
soluciones GANAR-GANAR que son las que nos traen las soluciones productivas. Pero eso requiere “mentalidad de la abundancia” contrapuesta
a la “mentalidad de la escasez”. El que tiene “mentalidad de escasez” no se le ocurre otra cosa que “Morrocoy o Anaco”. “La mentalidad de la
abundancia” genera esas otras soluciones creativas, para buscar el GANAR-GANAR en todo nuestro cotidiano hacer.

Ganar-ganar significa SINERGIA y requiere madurez, porque el ganar-perder representa la inmadurez típica del niño: “eso es mío, yo gano y tú
pierdes”. El adulto maduro debe buscar la relación Ganar-Ganar, que es de madurez y de equilibrio entre le coraje y la consideración. Esa
negociación donde estamos interactuando con nuestra otra parte, respondiendo a nuestro carácter, buscando tratos productivos es lo que se llama la
relaciones Ganar-Ganar. ¿Qué debe producir?: que ambos tengamos el trofeo y la victoria de esa relación: Ganar-Ganar.
SEXTO HÁBITO: DE LA SINERGIA; TRABAJE CON LOS DEMÁS;

La sinergia nos dice: “el todo es mayor que la suma de las partes”. Si examinamos una tijera desarmada percibimos que es inútil; son tres piezas
Utilidad. Pero esas tres partes bajo un enfoque sinérgico, tienen algo adicional, las dos hojas de la tijera, el tornillo y una tercera: la función de
cortar.
De tal manera que la sinergia es una forma de visualizar nuestros equipos de trabajo, dándonos cuenta de que el grupo trabajando sinérgicamente,
puede tener un resultado muy superior, al resultado que significaría la simple suma de las partes. Por esto es fundamental la búsqueda de los
equipos sinérgicos, que bajo una adecuada dirección de liderazgo transformativo, sean capaces de producir soluciones, enriquecer las personas y
de mejorar las organizaciones.

No confundamos formación de equipos con hacer reuniones, hay muchos que todavía están en el nivel básico de que un equipo es un reunión que
se nos congrega una vez a la semana a leer un acta y a pasar cuenta de algunas cosas, pero donde no hay realmente compromiso ni participación y
la mayoría de los que están allí no desearían estarlo, porque no es una reunión sinérgica, no es un equipo, es simplemente un conjunto de personas
que están allí; donde la suma de las partes no es más que eso.

Debemos procurar formar equipo, que sumados y trabajando cohesivamente, produzcan más de la suma de las partes. Además es fundamental que
valoremos las diferencias. Cada grupo tendrá gente con distintas vocaciones y aptitudes, hábitos, gustos, experiencias, entrenamientos. Pero es el
líder transformativo quien debe interpretar aquellas diferencias y ponerlas a jugar a favor del equipo, sacarle provecho con imaginación a las
mentalidades de abundancia.

Analicemos un ejemplo que nos permita ver como la valoración de las diferencias es importantísima en la educación en cualquiera de sus etapas y
en la formación de equipos en nuestro ambiente de trabajo. Se trata de la fábula de la escuela de los animales: Se dice que un momento dado las

Animales frente al continuo aumento de la población humana, estaban sumamente preocupados porque estaban perdiendo su espacio, su “hábitat”.
El hombre ha estado penetrando cada vez más en el ambiente y había que entrenarse, mejorar las habilidades de los animales para poder sobrevivir
en aquel mundo amenazado por los hombres. Entonces crearon una escuela con cuatro materias; correr, trepar, nadar y volar; así inmediatamente
estas habilidades, los animales iban a tener la capacidad de evadirse y de escaparse del acoso de los humanos. Pero había que aprobar todas las
materias para poder tener el grado de supervivencia y suficiencia. En la escuela se inscribieron cuatro animales representativos de la fauna del
lugar: un pato, un conejo, una ardilla y un gavilán. ¿Cómo les fue a cada uno en su entrenamiento?

El pato, sacó 20 en natación y 18 en vuelo, pero cuando pusieron a correr y trepar árboles, colapsó inmediatamente, y las membranas de las patas
palmípedas se les rompieron en el esfuerzo. Entonces ya no solo se trepaba ni corría sino que ni siquiera podía nadar, que era su mayor habilidad.

El conejo, obtuvo 20 puntos en carrera pero en natación no sólo salió muy mal, sino que casi le dio pulmonía, porque no estaba preparado para
estar en el agua. Así que no pudo curar ninguna otra materia y tuvo que ser retirado.

La ardilla, sacó 20 en trepar y en volar quería hacerlo de “arriba hacia abajo”, saltando de la última rama del árbol hacia abajo. Pero el profesor
decía: ¡No! Tiene que ser de abajo hacia arriba. Y para complemento tampoco le fue muy bien en las clases de natación, le pasó igual que al
conejo y también obtuvo que ser retirado.

El gavilán, en vuelo sacó 20 y en lo de trepar no le fue bien, pero decía: para qué trepar si yo llego a la cima volando?. El resultado fue que aquel
excelente volado tampoco tuvo éxito en esa escuela.

Este es un ejemplo de cómo un equipo de estrellas se convirtió en un equipo mediocre.


Muchas veces con nuestra gente hacemos esto mismo; tenemos estrellas en muchas cosas pero queremos tirarles la tabla rasa y convertirlos en lo
que muchas veces terminan siendo, mediocres nadadores, corredores, trepadores. Cuando cada uno de ellos pudiera ser una estrella en su
especialidad. El líder o guía del equipo, sinérgica mente, debe ponerse a trabajar para producir un resultado superior a la suma de las partes.

La comunicación sinérgica es otro elemento importante en la formación de equipos dentro de este hábito de “TRABAJE CON LOS DEMÁS.”
Esta comunicación nos permite reforzar lo que antes decíamos; escuchar; nuestra comunicación sinérgica nos lleva al Ganar-Ganar, cuando
trabajamos con un alto nivel de confianza y un alto nivel de cooperación.
SEPTIMO HÁBITO: A RENOVACIÓN CONSTANTE

Ya hemos recorrido tres peldaños finales, pero nos queda la viga que está sosteniendo la escalera; queda el desarrollo autosostenido. La
renovación constante es la de nosotros mismos, recreación, estudio y preparación, esto se explica mejor mediante un ejemplo que señala COVEY:

“Va un hombre caminando en un bosque y consigue a alguien que está con una sierra cortando un árbol y se ve que este hombre está muy cansado,
sudoroso, dándole con aquella sierra lo más que puede para ver si corta el árbol. Entonces el forastero le pregunta: ¿Cuánto tiempo tienes ya
haciendo eso?”. Estoy aquí desde la mañana, responde, tengo 4 horas aserrando y creo que al final del día voy a terminar de cortar el árbol. Pero
el observador se da cuenta de que la sierra está ya gastada, ha perdido filo y le dice: “Pero señor, deténgase un momento, afile la sierra, porque
seguro que si la afila puede cortar mejor”. Y el hombre le dice: ¡no puedo parar de aserrar para afilar la sierra porque estoy cortando el árbol!.
¿Cuántas veces hacemos esto en nuestra vida?. No paramos de hacer lo que estamos haciendo, para prepararnos y hacerlo mejor, porque estamos
haciendo algo. No tenemos tiempo de afilar la sierra porque estamos aserrando, no tenemos tiempo de prepararnos mejor para el trabajo porque
estamos trabajando.

Tomemos un tiempo, para nosotros; administremos mejor las 168 horas que disponemos en la semana; para que tengamos tiempo para la
renovación constante, para afilar nuestra sierra, para mejorar LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO. Esa renovación tiene 5 dimensiones; la
física, las emocional, la social, la espiritual y la intelectual. Pero la idea de concebirse en sentido de globalidad, de interconexión,
retroalimentación de una dimensión con otra. Esto es lo que nos da capacidad de renovación físicamente: nuestra comida, hábitos de descanso,
ejercicio pero que no lo hacemos porque estamos trabajando. La emocional-social; el enriquecimiento de las relaciones interpersonales, la revisión
de esas dimensiones, el establecimiento de relaciones nutritivas y permanentes. La renovación espiritual; la reflexión, meditación sobre los
valores, nuestros principios, el encuentro con nosotros mismos, con nuestros objetivos, el tener momentos de silencio para poder escucharnos a
nosotros mismos. La renovación intelectual; la educación continua. ¿Cuántos profesionales, lamentablemente, una vez que salen de la
universidad no vuelven a tocar un libro?, y estamos en una sociedad con un crecimiento de información y de conocimiento exponencial; que en
pocos años pueden estar obsoletos. Cuantos profesionales se limitan así mismos y dicen: “Yo no leo eso, porque yo soy ingeniero, lo único que yo
debo saber es sobre ingeniería”; olvidándose que es una persona con capacidad para aprender a para crecer.

La clave en esta renovación es el equilibrio entre estas cinco dimensiones de la renovación. El balance no tiene que ser numérico, es la armonía
del esfuerzo de renovación la que nos va producir esa palabra que ahora estamos enfatizando: LA SINERGIA, la posibilidad de que la suma de las
partes sea mayor que eso.

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