Flamenco

El flamenco es una expresión artística genuinamente española, o, para ser más exactos, del sur
de España. Existe en tres formas: el cante, el baile y la guitarra. La
invención del flamenco se les atribuye a los gitanos, y es cierto
que ellos han desempeñado un papel importante en su
creación. Pero las canciones y los bailes populares de
Andalucía también han influido en el origen del flamenco.

Primero estuvieron los legendarios Tartesios, y más tarde, nueve

siglos de historia musulmana en la Península Ibérica. Ninguno pasó
sin dejar alguna huella en la cultura andaluza, y ambas influyeron
en el flamenco, directa o indirectamente. La primera mención del
flamenco en la literatura es en Las Cartas Marruecas de Cadalso en
1774.

Durante su edad dorada (1869-1910), el flamenco se desarrolló hasta su forma definitiva en los
numerosos cafés cantantes de la época. La forma más intensa del flamenco, el cante jondo, que
expresa lo más profundo de los sentimientos, apareció en este periodo. Y en los cafés
cantantes, el arte del baile flamenco alcanzó nuevas cimas y los bailaores se convirtieron en la
mayor atracción.

Sara Baras
Sara Baras es una bailaora de flamenco española nacida en Cádiz que comenzó a estudiar
danza en la escuela de su madre, Concha Baras, con tan sólo 8 años.

Sara Pereyra Baras, conocida como Sara Baras nació en San

Fernando, Cádiz y comenzó a estudiar danza en la escuela de su
madre, Concha Baras, cuando tenía sólo ocho años de edad.
Como miembro del grupo Los Niños de la Tertulia Flamenca viajó
por toda las regiones donde se toca, canta y baila flamenco y
bailó ante S.M. Doña Sofía, Reina de España. A la edad de 18
años ganó el primer premio en el concurso de la televisión
nacional de España “Gente Joven”.

En 1989 bailó con la Compañía de Manuel Morao y actuó en el

“Alhambra 89”, Festival de Teatro Flamenco en Granada. En 1991
actuó con la misma compañía durante dos meses en el Teatro Eduard VII de París. En la
Exposición Universal de 1992 en Sevilla bailó en el show de Manue Morao en el Auditorio de la
Cartuja, y más tarde, ese mismo año, actuó en el teatro Town Hall de Nueva York. En 1993, la
ciudad de Montellano, Sevilla, le concedió el Madroño Flamenco, un premio otorgado al artista
flamenco más destacado del año.