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La moda como tecnología comunicativa:

libertad de expresión y derecho de la moda

Gustavo M. Rodríguez García

Abogado PUCP. Magíster por la Universidad Austral de Argentina


Summer Scholar por The Coase-Sandor Institute for Law and Economics de la Escuela de Leyes de
la Universidad de Chicago y participante en el Fashion Law Bootcamp del Fashion Law Institute de
Fordham University en New York

En un interesante trabajo, la profesora Susan Scafidi –considerada la pionera en derecho


de la moda y fundadora del Fashion Law Institute, el primer centro académico en el
mundo dedicado al estudio de los aspectos legales y comerciales de la industria de la
moda– califica a la moda como una “tecnología informativa”. En efecto, en el artículo
titulado “F.I.T.: Fashion as Information Technology” publicado en el Syracuse Law Review,
la profesora Scafidi –quien fuera mi profesora precisamente en el Fashion Law Institute en
New York– sugiere que la evolución de la tecnología digital, de alguna manera, ha
reducido nuestra conciencia de otras tecnologías informativas como la moda y eso, en
cierta forma, explica el diferente abordaje legal que típicamente se le asignaba a las
creaciones de moda en los Estados Unidos.
 
El intercambio de información es un medio que permite no solo la expresión sino también
la socialización. Es extraño, entonces, que habiéndose preocupado el sistema legal por la
información en varios cambios –por ejemplo, salvaguardando la veracidad publicitaria- no
se haya reparado en la moda con tanto énfasis. La moda tiene un papel importante en
nuestra definición personal; sin embargo, es importante destacar la trascendental
relevancia de la moda en el ámbito de la expresión. De un lado, el creador de una prenda
de vestir transmite información en su creación. La moda, de esta forma, expresa algo del
diseñador. De otro lado, el usuario de la prenda de vestir transmite información con su
elección. En ese sentido, la moda expresa información de quien usa las prendas de vestir.
 
La moda opera como una tecnología informativa que expresa dos “voces”: la de su
diseñador y la de su usuario. Esto puede generar cierta tensión en la medida que el
usuario pretenda introducir cambios en la creación para expresar algo en particular
alternando la expresión del diseñador. No se trata de un asunto menor sino que, por el
contrario, nos invita a una reflexión sobre la delimitación óptima del concepto de “derecho
moral de integridad” respecto de los diseños de moda. Como se sabe, en virtud del
derecho moral de integridad, los autores tienen la prerrogativa de impedir que se deforme,
altere o mutile su creación.
 
La complejidad de esta tecnología –la moda- se pone de manifiesto también en la relación
entre usuario y tendencia. En efecto, los usuarios tienen gusto por la tendencia integrando
ciertos grupos de individuos. Asimismo, el usuario busca diferenciarse de otros individuos.
El usuario quiere estar “a la moda” pero no usar lo mismo que las personas “a la moda”
usan. Si alguna vez ha llegado a una fiesta o reunión con exactamente lo mismo que
empleaba otra persona, sabrá a qué me refiero con esto.
 
De forma sugerente, se ha encontrado una posible frontera para delimitar los actos
infractores (del derecho de propiedad intelectual del diseñador) de los que no lo son en la
distinción entre “copiado cercano” y “participación en una tendencia”. Los profesores
Hemphill (Columbia Law School) y Suk (Harvard Law School) consideran que una
determinada prenda de vestir podría apuntar a la diferenciación dentro de la tendencia lo
cual se refiere a la expresión del usuario (que quiere diferenciarse) mientras que una
prenda de vestir demasiado similar a un diseño específico podría representar una
afectación a la expresión del creador.
 
De esta forma, expresarse para diferenciarse es válido (expresión a nivel usuario) es
válido en tanto no se pretenda una apropiación de la expresión del diseñador (expresión a
nivel creador). Una prenda de vestir que copia lo que un diseñador hizo, se apropia de su
expresión y eso debe ser repelido por el sistema legal. Una prenda de vestir que se
inspira en una tendencia pero que se diferencia lo suficiente, representa un ejercicio de
expresión para la diferenciación del usuario.
 
Ambas expresiones merecen tutela de modo que invitan a una cuidadosa reflexión
respecto del alcance de la protección conferida a los diseños de moda. El sistema legal
durante mucho tiempo ha olvidado a esta tecnología comunicativa llamada moda y, con
ello, se desentendió de una importantísima industria con necesidades particulares. El
auge del fashion law revela la comprensión de los fashion lawyers de que se trata de una
industria que requiere especialistas que entiendan su lenguaje de modo que se pueda
salvaguardar la expresión de la moda y la inversión en ésta. Espero sinceramente que las
escuelas de derecho en el Perú apuesten sinceramente por eventos, cursos y seminarios
sobre derecho de la moda tal y como viene ocurriendo en las mejores facultades de
derecho del mundo.

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