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Esto bastaría para encender focos rojos, pero antes de emitir juicios
apresurados es preciso considerar que las redes sociales, bien empleadas,
resultan positivas, pues no sólo son una herramienta académica
invaluable, sino que han hecho que las nuevas generaciones adquieran la
capacidad de realizar múltiples tareas a un mismo tiempo, dijo.
“Tan sólo basta ver a un joven y cómo puede estudiar, escuchar música,
redactar un mail, responder mensajes de celular y atender una
conversación, todo a la vez, lo que es muy útil en la actualidad”.
El problema surge cuando la persona tiende a aislarse, deprimirse, perder
autoestima, estresarse y exhibir torpeza al relacionarse con los demás. Lo
paradójico es que muchas veces los sujetos con estas limitaciones se
refugian en un mundo virtual a fin de fingir normalidad, pues espacios
como Facebook permiten alardear de cualidades que quizá no tenemos y
aparentar una vida maravillosa, acotó Cárdenas.
“Los jóvenes tienden a ser cada vez más impacientes y ello profundiza la
brecha entre el mundo virtual y el real, pues mientras en el primero todo
sucede muy rápido, en el segundo se requieren años para concluir los
estudios o ganarse una promoción laboral; por ello, no faltan quienes
prefieren refugiarse en la web, donde la gratificación es fácil e
instantánea”, señaló.
“Aún queda mucho por hacer y hacen falta estadísticas, pero debido a que
esto se
http://www.animalpolitico.com/2017/04/adiccion-redes-sociales-
problema-extendido/
Foto: Un uso excesivo de las redes sociales afecta a nuestras relaciones personales. Foto: GTres
Además...
1. 'Desconectados': ¿Se puede vivir sin redes sociales ni Whatsapp?
Que las redes sociales han cambiado nuestras vidas es algo evidente. Es
raro que a día de hoy la gente no tenga un perfil en Facebook o Twitter,
sobre todo entre personas jóvenes.
No solo usamos las redes para comunicarnos de una manera rápida y
efectiva. Hace tiempo que estamos enganchados y sentimos la
necesidad de vivir 'conectados' continuamente.
Mucha gente ya no concibe su vida sin compartir absolutamente todo lo
que hace o sin exhibir sus fotografías a través de Facebook, Twitter
e Instagram, que son las tres más utilizadas en todo el mundo.
A la larga este tipo de actitudes pueden terminar resultando
perjudiciales. Abusar de estas herramientas o hacer un mal uso de ellas
pude generarnos innumerables problemas. Por ejemplo, pueden
hacernos perder la atención y descuidar otras tareas más importantes.
Si la cosa va más lejos y desarrollamos dependencia a internet y, en
concreto, a las redes sociales podemos encontrarnos con situaciones
muchos más graves como la ansiedad o la tristeza.
Por ello, la Universidad de Bergen, en Noruega, ha creado una escala para medir
este tipo de problema y evitar a tiempo el aislamiento social de los afectados
que registran pérdida de control, abandono de sus actividades o síndrome de
abstinencia.
La psicóloga Cecilie Schou Andreassen revela que los rasgos de un adicto a las redes
sociales son muy parecidos a los que padecen alcoholismo y drogadicción.
¡Conócelos!
Además, detalla que la adicción a las redes sociales se presenta con mayor
frecuencia en jóvenes o en personas que son inseguras y ansiosas, sobre todo
en mujeres, mientras que la gente organizada y ambiciosa tiene menos riesgo
de padecerla.
http://www.salud180.com/salud-dia-dia/6-senales-de-la-adiccion-redes-sociales
Se llegó a la conclusión de que todas las adicciones terminan siendo enfermedades crónicas,
cuando se traspasa ese límite hay que tratarlas como enfermedades de esa índole con largos
tratamientos.
Un psiquiatra especialista llamado Evgeny Krupitsky declaró: “Son enfermedades al igual que
las úlceras pépticas,la hipertonía o la diabetes y su tratamiento es un proceso largo, que
incluso puede durar toda la vida y requiere de una combinación de métodos personalizados
de terapia con medicamentos, psicoterapia y rehabiliatación”
Un especialista en genética molecular explicó que la adicción a las redes sociales funciona de
la misma manera que en las adicciones del alcohol u otras sustancias tóxicas diferenciándose
únicamente por la composición química de cada sustancia, pero el tratamiento de una u otra
no difieren mucho, por lo tanto se tratan como adicciones químicas. Esto también es válido
para otros trastornos conductuales como la Ludopatía (adicción al juego compulsivo) o el
trastorno de comprar compulsívamente, que si bien son más difíciles de estudiar porque no
se pueden analizar animales de laboratorio porque estas conductas no se pueden desarrollar
en los mismos.