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Manejo de Limites y Disciplina Mar 20121
Manejo de Limites y Disciplina Mar 20121
Todos los niños se portan mal en algún momento; es parte de descubrir qué es un
comportamiento adecuado y cuáles son los límites.
Los niños pueden hacer berrinches, desafiar las reglas, empezar peleas, negarse
a cooperar con las rutinas de la familia, insultar y mucho más.
La mayoría de los seres humanos experimentan cierta frustración cada día, ya que
es natural que algunos obstáculos interfieran en nuestros planes y objetivos. Sin
embargo, no es la presencia de la frustración lo que nos hace sentirnos mal, sino
nuestra actitud hacia ella.
1. Se crea inseguridad.
2. Se crean violaciones constantes de derechos y necesidades.
3. Agresividades mutuas y como consecuencia se crean resentimientos y
egoísmo.
4. Llevan a un proceso des-educativo.
AL HABER LIMITES
EN AUSENCIA DE LIMITES
Primer Año: Durante el primer año de vida, mientras los padres establecen
relaciones de confianza con el bebé están preparando el terreno para la
interacción entre padre e hijo de los años próximos.
De 1 a 2 años:
En algún momento entre el primer año y los 2 años, el individuo al que antes se
consideraba bebé aparece en escena como una persona íntegra, con necesidades
y deseos específicos.
Cuando los niños pequeños empiezan a caminar, comienzan a probar su
independencia, y necesitan ayuda para entender qué es seguro, qué pueden
hacer y qué no. Están muy concentrados en sus propias necesidades, y no tienen
en cuenta los intereses de los demás.
Edad Escolar: Los niños en edad preescolar entienden las reglas y guían su
comportamiento según estas y según su mayor grado de conciencia sobre las
consecuencias de su comportamiento.
Al llegar a la edad escolar, los niños entienden el porqué de las reglas. Las reglas
se internalizan y son acompañadas por un sentido cada vez mayor de la
responsabilidad y el autocontrol. La mayoría de los niños en edad escolar
comprende las nociones de justicia y equidad, y es capaz de considerar también
las necesidades de los demás cuando toma una decisión.
Los padres disciplinan a sus hijos de varias maneras. Los investigadores han
identificado los tres estilos más comunes de educación de los hijos:
autoritario/estricto, autoritativo/moderado y permisivo.
¿Cómo crecen los niños que han sido criados por estos tipos de padres? Los
estudios de seguimiento indican que la manera moderada, entre el extremo
permisivo y el extremo estricto, es la más efectiva de las tres. Los niños educados
por padres autoritativos/moderados tenían tendencia a un buen concepto de sí
mismos y a ser responsables, cooperadores, seguros de sí mismos y curiosos
intelectualmente. Los niños educados por padres autoritarios/estrictos tenían
tendencia a ser tímidos y reservados, menos curiosos intelectualmente y
dependientes de la voz de autoridad. Los niños educados por padres permisivos
tenían tendencia a ser inmaduros y poco predispuestos a aceptar responsabilidad
o mostrar independencia.
Ignorar
En algunos casos, el solo hecho de ignorar el comportamiento lo hará
desaparecer. Algunos niños se portan mal para llamar la atención, y los padres sin
quererlo pueden alentar el comportamiento que están intentando suprimir. Si usted
le dice reiteradamente a su hijo que deje de hacer burbujas con la leche o deje de
jugar con su comida, quizá está brindándole atención a esta conducta, haciéndola
un evento. Ignórela y haga otra cosa, y luego, cuando actúe correctamente,
hágaselo notar. El punto es: reconozca y preste atención a los comportamientos
que desea alentar en vez de a los que desea suprimir.
Premios
El refuerzo positivo es la mejor técnica para fomentar el comportamiento deseado.
La mayoría de los niños desea la atención y aceptación de sus padres, y hará lo
necesario para conseguirla. Los premios no son sobornos, son maneras de
mostrarle al niño que está haciendo las cosas bien. El premio debe adecuarse a la
edad y a los gustos del niño, como así también a los recursos del padre. La
alabanza verbal puede ser efectiva. A pesar de que las calcomanías se usen a
menudo para alentar un nuevo comportamiento o una mejora, no subestime el
valor del tiempo. Una salida especial al parque infantil o una historia extra antes de
dormir es muchas veces lo único que se necesita para motivar al niño para que se
porte mejor.
Consecuencias naturales
Los padres tienen siempre la opción de usar las consecuencias naturales para
ejemplificar un punto. Las consecuencias naturales ayudan a que el niño aprenda
a hacerse responsable de sus actos y a que los padres entiendan que lo que se
gana a largo plazo bien valdrá la pena a corto plazo. Por ejemplo, una niña de 10
años que se olvidó de traer a casa su libro de estudios sociales y no está
preparada para la evaluación quizá le pida que escriba una nota diciendo que está
enferma. Negarse a hacer esto le enseña al niño a planificar mejor la próxima vez
y a no esperar que sus padres mientan para sacarlo de un apuro.
No imponga: negocie
La negociación no quiere decir que los padres o los hijos se salen con la suya. La
negociación, si se realiza con sentido común, hace que todos se sientan parte de
la solución al problema. Aun a los niños pequeños les gusta sentir que tienen una
opción en vez de sentir que han sido forzados a hacer algo. Piense
cuidadosamente las opciones que ofrece antes de comenzar con la negociación.
Insistir con que su hijo tome la medicina que sabe horrible puede preparar el
terreno para conflictos. Pero darle la opción de tomar la medicina con un jugo o un
licuado con leche fomenta la cooperación. Pero proceda con cautela y elija bien
sus palabras. Déle al niño una opción solo cuando verdaderamente tiene una. No
le pregunte al niño de 4 años si quiere ir al médico si la visita al doctor es
necesaria. Pero pídale sí que elija qué golosina quiere llevar o qué quiere ponerse.
Establezca prioridades
Algunas cuestiones no valen la pena. La disciplina no quiere decir que los padres
siempre ganan. Puede sentir que está cediendo, pero hay momentos en que
debería decidir si la acción de su hijo vale la pena tanto alboroto. Obviamente que
destrozar un juguete a propósito es más serio y requiere una respuesta directa si
se lo compara con demorarse mucho tiempo en la bañera. Los padres deben
priorizar y decidir qué es importante. Por ejemplo, los padres pueden ser más
estrictos con la honestidad que con la limpieza de la habitación. Es razonable fijar
un límite de horario para una adolescente de 15 años, pero quizá no lo sea discutir
por la ropa que usa siempre que se ajuste a sus reglas de decencia.
Prevención
Con el tiempo, los padres llegan a conocer las áreas problemáticas de sus hijos y
ahí aparece la prevención. Por ejemplo, si cada vez que va al supermercado su
hijo de 4 años le ruega que le compre varias cosas, diseñe un plan antes de ir.
Puede darle una caja vacía de un producto que usted desea comprar y hacer que
la ayude a encontrarlo. Hasta puede decirle que se detendrá en la biblioteca, o
pensar en alguna otra cosa divertida, si la ayuda. Preparar de antemano al niño
para un cambio de una actividad o de un entorno a otro le ayuda a hacer frente a
la transición.
Lo que no funciona
Las investigaciones confirman que los niños que reciben trato con agresión física
serán agresivos en el futuro.
Por eso el potencial de que el ciclo de maltrato se repita con las generaciones
aumenta. Otro motivo por el que la disciplina física no es una forma efectiva es
que puede ser contraproducente. Imagine lo siguiente: un niño de 7 años le pega a
uno de 4. Un padre se apresura a intervenir y le pega al agresor. ¿Qué
aprendieron los niños de esto? Aprendieron que está bien pegar cuando están
enojados, exactamente lo opuesto a lo que el padre quería enseñar. Los niños
imitan muy bien y miran a sus padres como modelos. ¿Cuál es el efecto de pegar?
Los niños aprenden a pegar, como hacen el padre y la madre.
Fuentes:
http://www.vidaysalud.com/daily/estres-y-salud-mental/el-manejo-de-la-baja-
tolerancia-a-la-frustracion/
http://www.thelearningcommunity.us/recursos-en-espanol/consejos-para-padres/la-
disciplina.aspx