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Retinopatía de la prematuridad
Asfixia y reanimación
Alteraciones respiratorias
Traumatismos obstétricos
Problemas hematológicos
Anemia por hemorragia aguda
Anemias hemolíticas del recién nacido
Hemoglobinopatías
Policitemia e hiperviscosidad
Enterocolitis necrosante
Síndrome de muerte súbita del lactante
Shock hemorrágico y encefalopatía
15.- Pediatría y genética
Etiología y prevención
Signos
Problemas
La mayoría de los problemas de los recién nacidos prematuros se
relacionan con la inmadurez funcional de sus sistemas orgánicos.
Etiología y patogenia
Evolución clínica
Prevención y tratamiento
Ante una ROP grave, la crioterapia para extirpar la retina avascular puede
reducir a la mitad la incidencia de lesiones retinianas graves. Por lo tanto,
todos los recién nacidos de alto riesgo deberían ser sometidos a un examen
oftalmológico a las 6 sem. El progreso de la vascularización de la retina
debe ser estrechamente controlado con intervalos de 1-2 sem hasta que los
vasos hayan madurado sin alcanzar las condiciones previas para la
crioterapia. Si se producen desprendimientos de retina, se puede
considerar la práctica de una intervención para crear una banda de
indentación escleral o de una vitrectomía con lensectomía, aunque estos
procedimientos se encuentran sometidos a investigación.
Los niños con cicatrices residuales secundarias a una ROP deben ser
controlados por lo menos anualmente durante toda su vida; las cicatrices y
los defectos retinianos que son responsables de los desprendimientos de
retina tardíos a menudo pueden tratarse eficazmente si son detectados
antes de su progresión. El tratamiento de la ambliopía y de los errores de
refracción durante el 1er año de vida mejorará la visión residual. Los
lactantes con desprendimientos totales de retina deben ser controlados
para detectar posibles complicaciones, como un glaucoma secundario y
oftalmomalacia, y deben ser remitidos a programas adecuados de
intervención precoz para pacientes visualmente afectados.
Etiología
Signos
Problemas
Cualquier recién nacido cuyo peso se halla por debajo del percentil 10 para
la edad de gestación, independientemente de que sea prematuro, a término
o postmaduro. A pesar de su pequeño tamaño, un recién nacido a término
PEG no presenta los problemas relacionados con la inmadurez de los
sistemas orgánicos que presenta el prematuro.
Causas
Signos
Problemas
Etiología
Signos
Problemas
Parto. Debido al gran tamaño del recién nacido, el parto vaginal suele ser
difícil y puede ser traumático. Puede producirse distocia de hombros,
fracturas de clavícula o de extremidades y asfixia neonatal. Por lo tanto,
siempre debe considerarse la práctica de una cesárea cuando se piense
que el feto es GEG, especialmente si las medidas de la pelvis de la madre
no son adecuadas.
ASFIXIA Y REANIMACIÓN
(Asfixia neonatal)
Etiología y fisiopatología
Valoración clínica
El sistema de puntuación de Apgar (Tabla 189-1) permite valorar la
gravedad de la depresión respiratoria y neurológica en el momento del
nacimiento, mediante la puntuación de ciertos signos físicos. Todo recién
nacido debería valorarse exactamente 1 min y 5 min después del
nacimiento, registrando ambas puntuaciones. La puntuación máxima de 10
es poco frecuen-te; cuanto más baja sea la puntuación, más gravemente
deprimido se hallará el recién nacido (£ 5 indica una depresión grave). Las
puntuaciones bajas, sobre todo a los 5 min, predicen con mayor
probabilidad una lesión neurológica residual o la muerte neonatal, aunque
la mayoría de los recién nacidos con una puntuación de Apgar baja a los 5
min sobreviven y son normales.
Una puntuación de Apgar baja pueden estar causada tanto por asfixia
perinatal o respiratoria como por depresión neurológica debida al paso
transplacentario de anestésicos administrados a la madre. Un recién nacido
con una puntuación de Apgar baja debido a asfixia perinatal aparecerá
cianótico o pálido y presentará una frecuencia cardíaca disminuida y una
PA baja, mientras que un recién nacido deprimido por los anestésicos es
probable que presente un color, una frecuencia cardíaca y una PA normales
en el momento del nacimiento. Por lo tanto, una puntuación de Apgar baja
no es, por sí misma, indicativa de asfixia perinatal. Un pH en sangre del
cordón umbilical < 7,20 es una medida más directa de la asfixia perinatal.
Los prematuros tienen a menudo puntuaciones bajas debido a que se
hallan hipotónicos, presentan unos reflejos deprimidos y es posible que no
puedan establecer una respiración adecuada debido a la rigidez de sus
pulmones. Por consiguiente, una puntuación de Apgar baja en un
prematuro puede considerarse "normal" (aunque estos recién nacidos a
menudo requieren una ventilación inmediata con presión positiva en el
momento del nacimiento).
Tratamiento
Secuelas
ALTERACIONES RESPIRATORIAS
Etiología
Síntomas y signos
Diagnóstico
Tratamiento y pronóstico
El efecto secundario más grave descrito hasta ahora ha sido una elevada
incidencia de hemorragia pulmonar, especialmente en recién nacidos muy
pequeños y en los que persiste del conducto arterioso. Su incidencia es de
alrededor del 10 % en la población de mayor riesgo, recién nacidos con un
peso de nacimiento < 700 g, en comparación con una incidencia del 2 % en
los recién nacidos no tratados. También se ha descrito algún caso de
obstrucción del tubo endotraqueal tras la administración de Exosurf®.
Se halla fuera del alcance de esta obra la descripción detallada de todos los
aspectos del tratamiento ventilatorio del recién nacido. Sin embargo,
señalaremos que los ventiladores pueden suministrar gas a cualquier
presión o volumen previamente establecidos. Ambos tipos tienen ventajas e
indicaciones precisas. Muchas unidades de cuidados intensivos neonatales
consideran de uso más fácil para los recién nacidos pequeños, los
ventiladores de flujo continuo con ciclo temporal y presión limitada. La FiO2,
el tiempo inspiratorio (TI), el tiempo espiratorio (TE), la presión inspiratoria
máxima (PIM) y la presión positiva telespiratoria (PEEP) se establecen
independientemente.
A medida que mejora el estado respiratorio del recién nacido, éste puede
retirarse gradualmente de la ventilación mandatoria intermitente (IMV)
disminuyendo la FiO2, la presión inspiratoria y la frecuencia (prolongando el
TE). Los ventiladores de presión positiva con flujo continuo permiten que el
recién nacido respire de manera espontánea frente a una PEEP mientras
se disminuye progresivamente la frecuencia del respirador. Ello permite una
transición gradual; habitualmente, el recién nacido tolerará la extubación
cuando la IMV se haya reducido a 10 respiraciones/min. Los pasos finales
incluyen la desintubación y el apoyo con CPAP nasal (o nasofaríngea) y el
uso posterior de un cabezal para proporcionar O2 humidificado o aire.
Algunos recién nacidos de muy bajo peso al nacer pueden ser retirados
precozmente del ventilador si se les empieza a tratar con aminofilina (8
mg/kg i.v. como dosis de carga inicial, seguida de una dosis de
mantenimiento de 1,5 mg/kg i.v. c 8 h, ajustada según sea necesario para
mantener un nivel en sangre de 7-14 mg/mL). Alternativamente, puede
administrarse teofilina p.o. o mediante sonda gástrica a la misma dosis. La
aminofilina y otras xantinas son estimulantes respiratorios centrales que
aumentan los esfuerzos respiratorios y pueden evitar los episodios de
apnea y bradicardia que a menudo interfieren en el éxito de una retirada del
ventilador.
Los recién nacidos con taquipnea transitoria suelen nacer a término o cerca
de él. Es más probable que hayan nacido mediante cesárea y que hayan
presentado sufrimiento perinatal. Las respiraciones rápidas, el quejido y las
retracciones empiezan poco después del nacimiento y puede aparecer
cianosis. La radiografía de tórax muestra unos pulmones hiperinsuflados
con una densa trama perihiliar, que da la imagen de un borde cardíaco
deshilachado. A menudo se observa líquido en las fisuras. La periferia
pulmonar permanece clara. El mecanismo de la reabsorción del líquido
pulmonar fetal se describe en FisiologÍa perinatal, en el cap. 185.
Apnea de la prematuridad
Tratamiento
Diagnóstico
Tratamiento
Este síndrome aparece en el marco del distrés letal, que puede estar
asociado a la insuficiencia placentaria (p. ej., en la preeclampsia materna, la
hipertensión o la postmadurez). El feto expulsa meconio en respuesta al
estrés y también boquea intensamente, aspirando meconio mezclado con
líquido amniótico hacia el interior del árbol traqueobronquial. El síndrome de
aspiración meconial suele ser más grave en los recién nacidos postérmino
que presentan un volumen de líquido amniótico reducido debido a que el
meconio está menos diluido y las partículas de mayor tamaño es más
probable que causen una obstrucción de las vías aéreas.
Diagnóstico
Tratamiento
Los recién nacidos con síndrome de aspiración meconial atrapan aire más
allá de los bronquios que están parcialmente bloqueados por el meconio
aspirado. Durante los primeros días tienden a desarrollar síndromes de fuga
de aire (neumomediastino y neumotórax). Las valoraciones periódicas
mediante la auscultación de los ruidos respiratorios, transiluminación del
tórax y radiografías de tórax son importantes para detectar estas
complicaciones. La valoración y el tratamiento del neumotórax a tensión o
del tubo endotraqueal taponado por meconio debería realizarse de
inmediato si la PA, la perfusión o los valores de la gasometría arterial del
recién nacido empeoran de forma repentina (v. SÍndrome por bloqueo de
aire pulmonar, más adelante).
Durante el parto, los recién nacidos también pueden aspirar vérnix caseoso,
líquido amniótico y sangre materna o fetal. En estos casos pueden
presentar distrés respiratorio y signos de neumonía aspirativa en la
radiografía de tórax. Al igual que en el síndrome de aspiración meconial, el
tratamiento es de apoyo; si se sospecha una infección bacteriana, se
obtienen cultivos y se inicia la administración de antibióticos.
Neumomediastino
Neumotórax
En ocasiones, una fuga de aire pulmonar puede provocar que el aire libre
pase por disección al retroperitoneo y, de éste, a la cavidad peritoneal
produciendo un neumoperitoneo. Éste se resolverá espontáneamente,
pero es preciso diferenciarlo del neumoperitoneo debido a la rotura de una
víscera abdominal, lo cual es una urgencia quirúrgica.
Etiología
Dado que la DBP está causada, por lo menos en parte, por el uso de un
respirador, es importante retirar a los recién nacidos de éste, tan pronto
como sea posible. En un recién nacido con SDR que no puede ser
desconectado de una IMV en un tiempo adecuado, deben buscarse
posibles problemas subyacentes (p. ej., persistencia del conducto arterioso
y neumonía nosocomial) y, si están presentes, tratarse. La utilización
precoz de aminofilina como estimulante respiratorio puede ayudar a
desconectar a los recién nacidos pretérmino de la IMV.
Síntomas y signos
En las primeras fases de la DBP existe inflamación y exudado. El epitelio
alveolar puede desprenderse, y es posible hallar macrófagos en el aspirado
traqueal. En este momento, la radiografía de tórax puede mostrar sólo una
borrosidad difusa de los campos pulmonares. Más tarde sobrevienen la
cicatrización y el colapso de las paredes alveolares. La presencia alternante
de zonas de enfisema con hiperaireación y cicatrización pulmonar y
atelectasias produce un aspecto anatomopatológico de "claveteado" y un
aspecto poliquístico con muchas tramas abigarradas e hiperinsuflación en
la radiografía de tórax. Desde el punto de vista anatomopatológico también
existe hipertrofia muscular del músculo liso peribronquial y arteriolar y
metaplasia escamosa del epitelio bronquial.
Pronóstico y tratamiento
La lesión del nervio facial suele ser periférica, y la cara aparece asimétrica.
En las lesiones periféricas completas del vii par craneal, el movimiento de
los músculos faciales de todo el lado afectado se halla ausente. La lesión
también aparece en las ramas individuales del vii par craneal, con mayor
frecuencia la mandibular. La presión intrauterina sobre la mandíbula
también puede causar una asimetría facial, pero la inervación del músculo
se conserva intacta. La comparación de las superficies de oclusión maxilar
y mandibular, que deberían ser paralelas, permiten diferenciar esta forma
de asimetría facial de una lesión verdadera del vii par craneal. No se
requiere prueba o tratamiento alguno para las lesiones periféricas del nervio
facial que suelen desaparecer entre los 2 y 3 meses de edad.
HEMORRAGIA INTRACRANEAL
FRACTURAS
PROBLEMAS HEMATOLÓGICOS
Para valorar las anemias del recién nacido durante la 1a sem de vida, es
necesario obtener sangre mediante punción venosa o a partir de un catéter
central; los Hto obtenidos mediante punción del talón pueden ser hasta un
14 % más elevados debido a la acumulación de sangre en los capilares
cutáneos.
En estos casos pueden producirse un shock y una grave asfixia antes del
parto o en el momento del nacimiento. El recién nacido se halla hipotenso y
extremadamente pálido, presenta pulsos débiles o ausentes, hace
esfuerzos respiratorios débiles y no responde a la reanimación
cardiopulmonar. Un Hto normal no descarta una pérdida masiva aguda de
sangre, ya que es posible que no haya transcurrido el tiempo suficiente
para que se equilibre en su valor bajo.
Síntomas y signos
Los fetos más gravemente afectados desarrollan una anemia intensa
intrauterina con muerte fetal intrauterina o nacen con una hidropesía fetal,
que puede diagnosticarse antes del parto mediante el examen ecográfico
del feto, que demuestra la presencia de edema del cuero cabelludo,
cardiomegalia, hepatomegalia, derrames pleurales y ascitis. También puede
observarse polihidramnios. Estos recién nacidos son extremadamente
pálidos y pueden presentar un intenso edema generalizado, incluyendo
derrames pleurales y ascitis. El hígado y el bazo están agrandados debido
a la hematopoyesis extramedular. Puede aparecer insuficiencia cardíaca.
Debido a la anemia y la prematuridad, es más probable que se produzca
una asfixia durante el parto y puede estar indicada una cesárea. La
prematuridad y la asfixia, junto con la hipoproteinemia, predisponen a estos
recién nacidos al SDR, cuyos signos pueden ser difíciles de diferenciar de
los de la insuficiencia cardíaca. Los recién nacidos menos gravemente
afectados pueden estar anémicos pero no presentan edema ni otros signos
de hidropesía; los recién nacidos discretamente afectados no presentan
anemia en el momento del nacimiento o ésta es sólo discreta. Los
pacientes suelen desarrollar una grave hiperbilirrubinemia poco después del
nacimiento debido al efecto hemolítico continuo de los anticuerpos Rh que
han atravesado la placenta; si no se trata la hiperbilirrubinemia pueden
aparecer ictericia nuclear (v. Hiperbilirrubinemia, más adelante).
Tratamiento
Un recién nacido con hidropesía fetal o con una grave eritroblastosis fetal
sin hidropesía se halla críticamente enfermo y debería nacer en un servicio
de asistencia intensiva perinatal. Debe controlarse la frecuencia cardíaca
fetal durante el parto; si aparecen signos de asfixia o si el feto se halla
gravemente afectado, está indicada una cesárea.
HemoglobinopatÍas
Policitemia e hiperviscosidad
HIPOTERMIA
HIPOGLUCEMIA
Profilaxis y tratamiento
HIPERGLUCEMIA
HIPOCALCEMIA
Etiología
Tratamiento
HIPERNATREMIA
HIPERBILIRRUBINEMIA
Etiología de la hiperbilirrubinemia
Ictericia nuclear
Tratamiento
Dado que no existe una prueba exacta para determinar el riesgo de ictericia
nuclear y, por lo tanto, del nivel al que es necesaria una
exanguinotransfusión, ha demostrado ser útil la siguiente norma como guía
aproximada. El nivel de bilirrubina (en mg/dL) que se toma como indicación
para una exanguinotransfusión es igual al peso del recién nacido (en g)
dividido por 100. Por lo tanto, un recién nacido de 1.000 g debe ser
sometido a una exanguinotransfusión cuando su nivel de bilirrubina sea de
10 mg/dL, y uno de 2.000 g cuando dicho nivel sea de 20 mg/dL. Raras
veces es necesario efectuar una exanguinotransfusión si la bilirrubina sérica
total es < 10 mg/dL. Tradicionalmente se practica una exanguinotransfusión
a los recién nacidos a término si la bilirrubina sérica total alcanza los 20
mg/dL. Aunque no se dispone de correlaciones clínicas, ante la ausencia de
enfermedad hemolítica puede permitirse con seguridad que la bilirrubina
supere ligeramente los 20 mg/dL si el recién nacido no está enfermo.
Además de la determinación del nivel de bilirrubina para una
exanguinotransfusión basada en el peso, es habitual bajar el nivel 1 o 2
mg/dL si el recién nacido presenta factores clínicos que pueden incrementar
el riesgo de ictericia nuclear (p. ej., ayuno, sepsis, acidosis, etc.). Sólo la
hiperbilirrubinemia no conjugada puede causar una ictericia nuclear; si la
bilirrubina conjugada se halla significativamente elevada, sólo se utiliza el
nivel de bilirrubina no conjugada para determinar la necesidad de una
exanguinotransfusión.
El hijo de una mujer adicta a opiáceos (p. ej., heroína, morfina o metadona)
debe ser observado en espera del desarrollo de un síndrome de abstinencia
en el curso de las 72 h posteriores al nacimiento. Los recién nacidos raras
veces fallecen como consecuencia de un síndrome de abstinencia a
drogas, pero no se han estudiado los efectos a largo plazo. Los signos
característicos del síndrome incluyen irratibilidad, agitación, hipertonía,
vómitos, diarrea, sudación, convulsiones e hiperventilación que provoca una
alcalosis respiratoria. Los síntomas de un síndrome de abstinencia discreto
se tratan mediante la colocación de una faja al recién nacido y
alimentándolo con frecuencia para reducir su intranquilidad. Los síntomas
graves pueden ser controlados diluyendo 25 veces en agua tintura de opio,
que contiene 10 mg/mL de morfina, y administrando al recién nacido 2
gotas p.o. c 4-6 h según se considere necesario. También puede controlar
los síntomas del síndrome de abstinencia el fenobarbital administrado p.o. o
i.m. a una dosis de 5-7 mg/kg/d fraccionada en 3 tomas. El tratamiento se
retira gradualmente y se suspende en el curso de varios días o semanas
según desaparezcan los síntomas.
Consideraciones generales
Las convulsiones pueden sólo originarse por una descarga anormal del
SNC, pero pueden ser debidas a un proceso intracraneal primario
(meningitis, tumor, encefalitis, hemorragia intracraneal) o secundarias a un
problema sistémico o metabólico (anoxia, hipoglucemia, hipocalcemia,
hiponatremia, etc.). El tipo de convulsión observada en el recién nacido no
es útil para diferenciar las lesiones focales del SNC de los problemas
metabólicos.
Etiología
Diagnóstico
Pronóstico y tratamiento
Diagnóstico y tratamiento
Dado que los niños tienen que oír el lenguaje para aprenderlo, los que son
sordos no desarrollarán el habla sin la ayuda de una enseñanza especial.
Estos niños requieren una educación especial que debe iniciarse tan pronto
como se detecte la pérdida de audición. Dado que existe un momento
óptimo para la adquisición del lenguaje, es esencial que el diagnóstico de la
sordera se establezca precozmente.
CONJUNTIVITIS NEONATAL
Presentación clínica
Diagnóstico
Profilaxis
Tratamiento
Etiología y epidemiología
Diagnóstico de laboratorio
Tratamiento
SEPTICEMIA NEONATAL
(Sepsis neonatorum)
Infección bacteriana invasiva que aparece durante las primeras 4 sem de
vida. La infección bacteriana es la principal causa de hasta el 30 % de las
muertes neonatales y aparece 5 veces más a menudo en los recién nacidos
de bajo peso al nacer (BPN) que en los neonatos a término.
Etiología
Patogenia
El agrupamiento de infecciones bacterianas neonatales en el período
perinatal sugiere que los agentes patógenos suelen adquirirse
intrauterinamente durante el parto. La transmisión de los agentes víricos (p.
ej., rubéola, CMV, VIH), protozoos (p. ej., Toxoplasma gondii) y treponemas
(p. ej., T. pallidum) se produce por vía hematógena y transplacentaria a
partir de una infección materna. Unos pocos patógenos bacterianos (p. ej.,
L. monocytogenes, Mycobacterium tuberculosis) pueden alcanzar al feto
por diseminación transplacentaria, pero la mayoría de ellos son adquiridos
intrauterinamente por vía ascendente o cuando el feto pasa por el canal del
parto colonizado.
Los recién nacidos (sobre todo los BPN) son inmunológicamente inmaduros
y, por tanto, están mal preparados para defenderse frente a la flora
polimicrobiana a la que se hallan expuestos durante y después del parto. El
papel de los anticuerpos IgG adquiridos pasivamente en la protección del
feto se demuestra con claridad en las infecciones por EGB. En efecto, se ha
observado que prácticamente todos los recién nacidos con una infección
por EGB presentan niveles bajos de anticuerpos IgG específicos de tipo
adquiridos por vía transplacentaria debido a que sus madres carecen de
estos anticuerpos. Por otra parte, ciertos factores de virulencia bacteriana
(p. ej., el polisacárido del EGB serotipo III y el antígeno K1 de E. coli)
parecen desempeñar un papel, sobre todo en la aparición de una
meningitis. Sin embargo, mayor trascendencia tienen quizá ciertas
deficiencias en los mecanismos defensivos del huésped neonatal
relacionado con el peso de nacimiento; es decir, el peso de nacimiento se
halla directamente relacionado tanto con la capacidad de producir
opsoninas termostables (anticuerpos específicos de tipo) como termolábiles
(complemento), lo cual produce un defecto en la eficacia de la
opsonización. Por otra parte, se ha observado que los leucocitos
polimorfonucleares (PMN) neonatales presentan una disminución de la
quimiotaxis, opsonización, fagocitosis, deformabilidad y bacteriólisis
intracelular, así como unas respuestas oxidativas deprimidas; los monocitos
neonatales presentan una disminución de sus funciones quimiotáctica y
citotóxica (v. Estado inmunolÓgico del feto y del recién nacido, cap. 185).
Síntomas y signos
Diagnóstico
Tratamiento
Los recién nacidos con una sepsis de comienzo precoz deben recibir
ampicilina o penicili-na G combinada con un aminoglucósido. En algunas
salas de recién nacidos, se utiliza esta pauta para los recién nacidos
expuestos al riesgo de desarrollar una septicemia, pero el aminoglucósido
es sustituido por la cefotaxima si el recién nacido está enfermo y se piensa
que se halla séptico (p. ej., los hallazgos incluyen hipotensión, mal control
de la temperatura, letargia, trombocitopenia y granulocitopenia). La
utilización excesiva de cefalosporinas de 3a generación en una unidad
cerrada, como es el caso de una unidad de cuidados intensivos neonatales,
puede originar la aparición de microorganismos entéricos gramnegativos
productores de cefalosporina y el predominio de estas nuevas cepas
resistentes. Por consiguiente, no deberían utilizarse de forma rutinaria las
cefalosporinas de 3a generación en los recién nacidos con un bajo índice de
sospecha de septicemia. Una vez que se ha logrado identificar al
microorganismo, el tratamiento antibiótico se ajusta de acuerdo con su
sensibilidad y la localización de la infección. Si en el momento del parto se
observa líquido amniótico maloliente, se debe considerar un tratamiento
frente a anaerobios (p. ej., clindamicina) dentro de la cobertura antibiótica
inicial. También se puede utilizar el cloramfenicol, pero sólo si se dispone
de los medios para controlar estrechamente los niveles séricos del fármaco.
Dado que una septicemia neonatal puede presentarse con signos clínicos
inespecíficos y que sus efectos pueden ser devastadores, es recomendable
una valoración diagnóstica agresiva y precoz y la rápida instauración del
tratamiento. El valor de esta forma de actuar queda reflejado en la
proporción de casos tratados/confirmados, que es de 15:1 y de 8:1 en
hospitales comunitarios y urbanos, respectivamente. Dependiendo del
laboratorio, los métodos de cultivo y la rapidez en la información, casi todos
los cultivos bacterianos son positivos en el curso de 72 h. Si los cultivos de
los líquidos corporales negativos son compatibles con la evolución clínica
del paciente, los médicos pueden retirar el tratamiento antimicrobiano
después de 72 h. Los antibióticos deben utilizarse de forma juiciosa ya que
la mayoría de los recién nacidos expuestos al riesgo de septicemia seguirán
siendo sometidos a una estrecha vigilancia durante algún tiempo y estos
fármacos son perjudiciales para la flora individual de los recién nacidos y de
la sala de neonatología; el uso correcto de los antibióticos incluye estar
dispuestos a suspender su administración cuando ya no se hallan
indicados.
NEUMONÍA NEONATAL
Etiología
MENINGITIS NEONATAL
Etiología
El EGB (sobre todo el tipo III), E. coli (en especial las cepas que contienen
el polisacárido K1) y L. monocytogenes son responsables de alrededor del
75 % de las meningitis del recién nacido. La meningitis por EGB puede
manifestarse durante la 1a sem de vida, cuando acompaña a la sepsis
neonatal de comienzo precoz y frecuentemente se presenta como una
enfermedad neumónica. Sin embargo, por lo general aparece después de
este período (hasta los 3 meses de edad) en forma de una enfermedad
aislada que se caracteriza por la ausencia de antecedentes de
complicaciones obstétricas o perinatales, su predominio del serotipo III,
presencia de signos más específicos de meningitis (p. ej., fiebre, letargia,
convulsiones) y una tasa de mortalidad significativamente más baja en
comparación con la de la sepsis neonatal de comienzo precoz.
Los recién nacidos afectos de una meningitis a menudo sólo presentan los
hallazgos asociados a una septicemia neonatal (p. ej., inestabilidad térmica,
distrés respiratorio, ictericia, apnea). Los signos del SNC (p. ej., letargia,
convulsiones [sobre todo focales], vómitos, irritabilidad) son más
específicos en cuanto a la presencia de una meningitis. En alrededor del 25
% de los casos se observa una fontanela abombada o llena y en sólo el 15
% una rigidez de nuca; por consiguiente, la ausencia de estos signos no
excluye el diagnóstico de meningitis neonatal. También pueden observarse
anomalías de los pares craneales (especialmente del III, VI y VII). Un signo
clínico precoz de absceso cerebral es el aumento de la presión intracraneal,
que suele manifestarse por vómitos, abombamiento de la fontanela y
aumento del tamaño de la cabeza. El agravamiento súbito del estado clínico
en un recién nacido con meningitis previamente estable sugiere la rotura de
un absceso al interior del sistema ventricular.
La punción lumbar debe realizarse mediante una aguja con trocar para
evitar la introducción de restos epiteliales y el posterior desarrollo de
epiteliomas. El LCR debe ser cultivado incluso si es hemorrágico o acelular.
Alrededor del 15 % de los recién nacidos con hemocultivos negativos
pueden tener cultivos del LCR positivos.
Los valores normales del LCR en los recién nacidos son discutibles y
relacionados con la edad. En general, para los recién nacidos de bajo peso
hasta las 4 sem de edad, se puede considerar en los límites de la
normalidad la presencia de 20 leucocitos (de los cuales la mitad pueden ser
PMN), un nivel de proteínas de 160 mg/mL y una concentración de glucosa
de 50 mg/dL. Para los recién nacidos a término, estos límites se sitúan en
10 leucocitos (la mitad PMN), un nivel de proteínas de 80 mg/dL y una
concentración de glucosa de 50 mg/dL. Dado que el nivel de glucorraquia
depende en gran parte de la glucemia y que ésta puede ser de sólo 20-30
mg/dL, antes de realizar una punción lumbar debe determinarse el valor de
la glucosa sérica para establecer el nivel de la glucosa en LCR como un
porcentaje de su concentración sérica (< 50 % es anormal). El nivel
mediano de los leucocitos en LCR hallados en la meningitis por EGB es >
100, mientras que en las meningitis por gramnegativos es > 2.000.
Tratamiento
Puesto que la meningitis se debe considerar como una parte del continuum
de la septicemia neonatal, todas las medidas de apoyo utilizadas para el
tratamiento de la septicemia neonatal también deben aplicarse en el de la
meningitis neonatal (v. Septicemia neonatal, antes).
LISTERIOSIS NEONATAL
Síntomas y signos
Diagnóstico
Ante toda mujer embarazada con una enfermedad febril deben obtenerse
muestras de sangre y del cuello uterino para cultivos en busca de L.
monocytogenes después de una prolongada incubación a 4 °C. Un recién
nacido patológico o un niño nacido de una madre con listeriosis demostrada
durante el embarazo deben ser estudiados en busca de una septicemia (v.
antes). El examen del LCR puede demostrar un predominio de células
mononucleares. Las extensiones teñidas con Gram son a menudo
negativas pero pueden demostrar la presencia de formas cocobacilares
pleomórficas gramvariables. El clínico debe estar atento y no confundirlas
con contaminantes "difteroides". Las pruebas serológicas no son útiles para
el establecimiento del diagnóstico.
Profilaxis
Tratamiento
RUBÉOLA CONGÉNITA
Etiología y epidemiología
Patogenia
Síntomas y signos
Los efectos sobre el feto varían desde la muerte fetal in utero hasta
múltiples anomalías o una pérdida de audición aislada. En el momento del
nacimiento los recién nacidos también pueden hallarse asintomáticos. Las
anomalías observadas con mayor frecuencia incluyen retraso del
crecimiento intrauterino, meningoencefalitis, cataratas, retinopatía, pérdida
de audición, defectos cardíacos (persistencia del conducto arterioso e
hipoplasia de la arteria pulmonar), hepatosplenomegalia y radiolucencia
ósea. Otras manifestaciones son trombocitopenia con púrpura, eritropoyesis
dérmica que ocasiona lesiones cutáneas rojo-azuladas, adenopatías y
neumonía intersticial. Estos recién nacidos, también requieren una estrecha
observación por la posible aparición de sordera, retraso mental, anomalías
de la conducta, endocrinopatías y una rara y progresiva encefalitis.
Diagnóstico
Las pruebas serológicas y los cultivos víricos pueden ser útiles para el
diagnóstico de la infección tanto materna como congénita. En el adulto el
virus puede ser aislado a partir de extensiones nasales o faríngeas. En el
recién nacido puede aislarse el virus a partir de muestras de nasofaringe,
orina, LCR, cepa leucocitaria y conjuntiva.
Profilaxis
Manifestaciones clínicas
Diagnóstico
Etiología y epidemiología
Profilaxis
Los niños nacidos de madres positivas para el HBsAg deben recibir una
dosis de 0,5 mL de globulina inmune frente a la hepatitis B (GIHB) por vía
i.m. en el curso de las 12 h posteriores al parto. Hay que administrar al
recién nacido una serie de 3 dosis i.m. de la vacuna recombinante frente a
la hepatitis B (5 mg/0,5 mL). La 1a dosis se administra al mismo tiempo que
la GIHB, pero en un lugar distinto; no obstante, esta dosis puede
administrarse en el curso de los 7 d después del nacimiento. La 2a y 3a
dosis se administran, respectivamente, al mes y a los 6 meses de la
primera. Se recomienda la determinación del HBsAg y de los anti-HBs entre
los 12 y 15 meses.
Tratamiento
Etiología y epidemiología
Síntomas y signos
Alrededor del 10 % de los recién nacidos con una infección congénita con
CMV presentan síntomas en el momento del nacimiento; sus principales
manifestaciones son: retraso del crecimiento intrauterino, prematuridad,
microcefalia, ictericia, petequias, hepatosplenomegalia, calcificaciones
periventriculares, coriorretinitis y neumonitis. La tasa de mortalidad de los
recién nacidos sintomáticos es de hasta el 30 %, y más del 90 % de los
supervivientes presentan alteraciones neurológicas incluyendo sordera,
retraso mental y alteraciones visuales. Alrededor del 10 % de los recién
nacidos asintomáticos también pueden desarrollar secuelas neurológicas.
Dado que los defectos de la audición provocan una importante
preocupación, es necesario un estrecho control de seguimiento del niño
después del período neonatal. Los recién nacidos que adquieren el CMV
después del nacimiento pueden desarrollar neumonía,
hepatosplenomegalia, hepatitis, trombocitopenia y linfocitosis atípica.
Diagnóstico
Profilaxis y tratamiento
TOXOPLASMOSIS CONGÉNITA
Etiología
Síntomas y signos
Diagnóstico
Las pruebas más fiables para determinar los anticuerpos IgG frente a T.
gondii incluyen la del colorante de Sabin-Feldman, la de los anticuerpos
fluorescentes indirectos (IFA) y la aglutinación directa. La infección materna
aguda es sugerida por una seroconversión o un aumento ³ 4 veces de los
niveles de IgG entre muestras obtenidas en las fases aguda y de
convalecencia. La interpretación de los niveles de anticuerpos IgG en el
recién nacido a menudo es difícil debido a que los anticuerpos IgG
maternos pueden ser detectables durante el 1er año de vida. Los
anticuerpos IgM frente a T. gondii pueden detectarse mediante la prueba de
los anticuerpos IgM fluorescentes indirectos (IFA-IgM), el ELISA en
"sandwich doble" y otros análisis inmunoabsorbentes. La prueba preferida
es el ELISA en "sandwich doble". Recientemente se han realizado intentos
para diagnosticar la infección congénita de forma prenatal; se han obtenido
muestras de sangre fetal y líquido amniótico que se han inoculado a ratones
o cultivos de tejido para aislar el microorganismo.
Profilaxis y tratamiento
Aunque los estudios son limitados, los datos sugieren que el tratamiento
de las mujeres infectadas durante el embarazo puede ser beneficioso para
el feto. Para la prevención de la transmisión de la infección materna al feto
se ha utilizado la espiramicina (disponible en EE.UU. a partir de la FDA).
También se han empleado pirimetamina y sulfamidas en fases más
avanzadas de la gestación para tratar al feto infectado.
SÍFILIS CONGÉNITA
Síntomas y signos
Tratamiento
TUBERCULOSIS PERINATAL
Los recién nacidos pueden adquirir una tbc por: (1) diseminación
transplacentaria a través de la vena umbilical hacia el hígado fetal, (2)
aspiración o deglución de líquido amniótico infectado o (3) exposición
postnatal a una tbc activa de un contacto íntimo (familia o personal de
enfermería) por inoculación transportada por el aire. Alrededor del 50 % de
los niños nacidos de madres con una tbc pulmonar activa, desarrollan la
enfermedad durante el 1er año de vida si no se administra una
quimioprofilaxis o la vacuna con bacilo de Calmette-Guérin (BCG). La
vacunación rutinaria de los recién nacidos con BCG no está indicada en los
países desarrollados, pero puede detener la incidencia de la tbc infantil o
disminuir su gravedad en poblaciones expuestas a un riesgo incrementado
de infección.
Síntomas y signos
Diagnóstico
Profilaxis y tratamiento
Etiología y patogenia
En los recién nacidos que desarrollan una ECN suelen estar presentes 3
factores en el intestino: agresión isquémica previa, colonización bacteriana
y sustrato intraluminal (es decir, alimentos enterales).
Tratamiento
Etiología y diagnóstico
Tratamiento
Los padres que han perdido a un hijo por el SMSL sufren una gran
angustia, no están preparados para la tragedia y, como no es posible
encontrar una causa definitiva para la muerte de su hijo, suelen tener
excesivos sentimientos de culpa. Éstos pueden agravarse por la naturaleza
de las investigaciones llevadas a cabo por la policía, los asistentes sociales
u otras personas involucradas por la muerte súbita e inesperada. Los
miembros de la familia necesitan apoyo no sólo durante los días
inmediatamente posteriores a la muerte del lactante, sino durante varios
meses después para ayudarlos a soportar su angustia y a eliminar sus
sentimientos de culpa. Ello incluye, siempre que sea posible, una visita
inmediata al hogar para: (1) ayudar a los padres a superar su pánico inicial
y evitar que se precipiten descuidadamente al hospital, poniendo en peligro
a sí mismos y a otros; (2) observar las circunstancias en que se produjo el
SMSL, y (3) comenzar a informar y a asesorar a los padres respecto de la
causa de la muerte.
(Síndrome de Newcastle)
Tratamiento