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Ideologia y teoria sociologica Irving M. Zeitlin Amorrortu editores Buenos Aires - Madrid PROCEDENGIA: COM) YS PNUD bo Ht 2h Leo? 9. De la filosofia social a la teoria social Mara elaboré su propia teoria de la relacién entre la existencia social y la conciencia social —la Ilamada concepcién materialista de la historia—, en oposicién directa a la concepcidn idealista que sustentaba Hegel de dicha relacién. Durante toda su vida; Marx reconocié su deuda intelectual con ese «gran pensador», al co- quetear constantemente con el modo hegeliano de expresién. Sin embargo, crefa que el pensamiento dialéctico habia sufrido una mistificacién en manos de Hegel. «El lo apoya sobre Ia cabeza. Es necesario darlo vuelta para descubrir el nucleo racional den- tro de la envoltura mistica.» + ¢Cudl era este niicleo racional? «En su forma racional —escribfa Marx— [la dialéctica] es un es- c4ndalo y una abominacidén para Ja burguesia y sus maestros doc. trinarios, porque en su comprensién y reconocimiento afirmativo del estado de cosas existente incluye también el reconocimiento de la negacién de este estado, de su necesario derrumbe; porque concibe toda forma (social desarrollada histéricamente como en movimiento fluido y, por ende, toma en consideracién tanto su naturaleza transitoria temo su existencia momentdénea; porque no se deja imponer nada y es esencialmente critica y revolucionaria.» ? En Hegel, ademés, el «estado de cosas cxistente> aparecia. como una expresién de la Idea o Espfritu; al parecer, su concepto de Ta relacién entre existencia y conciencia estaba invertido. Esto hizo repetir a Marx lo que ya habia dicho en su juventud. Mi método dialéctico no solo es diferente del hegeliano, sino que estd en directa oposicién a él. Para Hegel, el proceso vital del cerebro humano, esto es, el proceso de pensamiento, gue —con el nombre de «la Idea»— él llega 2 transformar incluso en un sujeto independiente, es el demiurgo del mundo real, y este Ultimo no es sino la forma exterior, fenoménica, de * Como Bauer era un implacable enemigo de la religidn, al igual que Jos otros hegelianos de izquierda, la solucién que proponia era la critica religiosa. Bauer, observaba Marx, simplemente habla dado a Ja cuestién teolégica: ¢quién tiene mayores probabilidades de alcanzar la salvacién, un judfo o un cristiano?, una forma més esclarecida: gquién es més capaz de emanciparse, un judfo o un qfistiano? Bauer no proponfa que los judfos abandonatan el ju- daismo por el cristianismo, sino que postulaba que cambiaran su credo por el cristianismo en disolucién, Debian unirse para negar ‘al cristianismo; habian de ser criticos y esclarecidos, y de este modo contribuir a la tanto como judafsmo® 4 Karl Mars, Early Writings, wadycdo por T. B, Bortomore, quien tuxo a su cargo 1a edicién; Londres: C. A. Watts and Co., Ltd., 1963, pag. 10. (Incluido cn Marx-Fingels, Obras excogidas, Mosci: “Ediciones en Len- guas Extranjeras, 2 vols., 1950.) $'En su estudio clésico From Hegel to Marx, Sidney Hook observé a este 109 Marx aproveché la oportunidad que le brindaron los ensayos de Bauer pata exponer sus propios puntos de vista a los que habfa atribado recientemente, La esencia del sistema social vigente era el comercio; el valor humano se media por el valor de las mer- cancias de cada uno. En el sentido en que Marx usaba el término judentum, toda la sociedad civil estaba, pues, dominada por un espiritu prdctico. Parafrasea un pasaje de Men and Manners in North America (Hombres y costumbres de América del Norte) de Thomas Hamilton, para demostrar en qué medida Mammén se habfa convertido en el fdolo del devoto habitante de Nueva In- glaterra: , ninguno de los hegelianos jévenes habia ido conceptual- mente mucho més allé de Hegel. Pero Feuerbach habia cometido un tipo diferente de error, el de los materialistas mecanicistas: habfa ignorado el aspecto dindmico y creador de Ja actividad hu- mana practica, Por ello, la teorfa de Marx (que toma en conside- racién este aspecto dindémico) no puede ser entendida apropiada- mente como un materialismo en el sentido tradicional. Su con- cepcién, tal como él la caracteriz6, ‘debfa distinguirse del idealis- oy del materialismo, a la par que constituye la unificacién de la verdad de ambos».?° Pasaremos ahora. a examinar esta concep- cién, como teoria del hombre, fa sociedad y la historia. 8 Ibid., pigs. 43-44. 9 Véase ibfd., en particular pags. 52, 58.59. 10 Kal Marx, Economic end Pbilosophic Manuscripts of 1844, Mosct: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1961, pag. 151. ui La teoria general Las premisas de las que parte Marx son los seres humanos reales, de carne y hueso. Ante todo, estos hombres reales son organismos fisicos, con necesidades fisicas reales. Al igual que otros organis- mos, los hombres, para sobrevivir, deben entrar en una relacién metabdlica con Ja naturaleza. Los hombres sobreviven y se de. sarrollan solo interactuando con la naturaleza, y esta interaccién, al ser Ja base de su proceso vital, es indispensable en todas las citcunstancias sociales. Esencialmente, pues, como en el caso de otros animales, la actividad principal y mds importante del hom. bre, el trabajo, es la produccién de vida, el mantenimiento del proceso vital. es el concepto general que empled Marx pata abarcat el complejo proceso por el cual Jos hombres interactian simulténeamente con Ja naturaleza y entre si, Hay una relacién dialéctica entre los dos tipos de condiciones: la inter- accién de los hombres con la naturaleza determina el cardcter de sus relaciones sociales, mientras que el cardcter de sus relaciones sociales determina su modo de interaccién con la naturaleza. Es- tas afirmaciones no son dogmas para Marx. Por el contrario, in- siste en que es necesario «poner de manifiesto empfricamente y sin ninguna mistificacién y especulacién el nexo de la estructura social y politica con la produccién>.* Al emplear los conceptos de y «relaciones de produccién>, Marx es- tablecid las proposiciones bdsicas de su teorfa general en su pre- facio a la Contribucién a la critica de la economia politica: En Ja produccién. social que llevan a cabo, los hombres éntran en relaciones definidas, que son necesarias e independientes de su voluntad; estas relaciones de produccién corresponden a una etapa determinada de desarrollo de sus fuerzas materiales de produc- cién. La suma total de estas relaciones de produccién constituye la estructura econémica de la sociedad, el fundamento real sobre el cual se elevan las superestructuras juridicas y politicas y al cual corresponden formas definidas de conciencia social. El modo de roduccién de la vida material determina el cardcter general de fos ptocesos sociales, politicos y espirituales de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su existencia, sino, por el conttatio, su existencia social la que determina su concien- cia. Al llegar a cierta etapa de su deserrollo, las fuerzas materiales de produccidn de la sociedad entran en conflicto con las telaciones existentes de produccién, o —lo que solo es la expresién juridica del mismo hecho— con las relaciones de propiedad en cuyo matco habfan actuado antes. De formas de desarrollo de fas fucrzas de produccién, esas relaciones se convierten en trabas de Jas mismas. Sec inicia entonces un perfodo de revolucién social. Con el cambio del fundamento econémico, toda la inmensa superestructura se transforma més o menos répidamente.** 13 Ibid., pég. 7. 14 Ibid., pa 15 Karl Marx, Contribution to the Critique of Political Economy, Chica- go: Charles H. Kerr and Company, 1904, pdgs. 11-12. 113 Por «fuetzas materiales de produccién», que aqui llamaremos «fuerzas productivas», Marx entiende Ja actividad productiva de los individuos reales en sus relaciones de cooperacién. Una «fuer- za productiva>.es, pues, primero y ante todo, una fuerza social. «Entendemos por social Ja cooperaci6n de varios individuos, sean cuales fueren las condiciones, la manera y el fin de dicha coope- tacién. Se sigue de esto que un cierto modo de produccién, 0 etapa industrial, se combina siempre con un cierto modo de coopetacién, ‘9 etapa social, y este modo de cooperacion es en si mismo una “fuerza productiva”.» ** Los hombres producen —se apropian y transforman los materia- les de Ja naturaleza— sol ...coopetando de cierta maneta e jntercambiando sus activida- des. Para producir, establecen entre sf relaciones y vinculos socia- les definidos, y solo dentro de ellos acttian sobre la naturaleza, solo dentro de ellos se efectia la produccién. Estas telaciones sociales en las cuales entran los productores, las condiciones bajo las que intercambian sus actividades y patticipan en el acto total de Ja produccién, varian, naturalmente, segtin el cardcter de los medios de produccién.7 Marx ejemplifica esto ltimo, el hecho de que Jas relaciones va- rien segtin los medios de produccién, del siguiente modo: tal como la utiliza Marx. Incluye, ante todo, la fuerza de trabajo real de los hombres que trabajan. Es la fuerza social de estos trabajadores vivos, mediante la cual producen Jos medios pata satisfacer las necesidades naturales y sociales de su existen- cia. Por Io tanto, incluye a los trabajadores, a los instrumentos de ptoduccién que emplean y a la forma definida de cooperacién, condicionada por los instrumentos y medios de produccisn. Todo lo que aumenta la productividad de Ja potencia humana de trabajo aumenta las «fuetzas productivas» de la sociedad. Por consiguicn- te, si bien este concepto denota el dominio de Ia naturaleza por el hombre tal como se expresa en el avance de la técnica, la ciencia y los instrumentos de produccién, también incluye la organizacién social de la produccién, esto es, la cooperacién y Ja divisién del trabajo entre Jos hombres. Aunque pueden surgir, y de hecho ‘6 Kasi Mars y Friedrich Engels, op. cit., pig. 18. (Las bastardillas son mfas. 17 Karl Marx, «Wage Labor and Capitalo, en Marx y Engels, Selected Works, Mosca, Ediciones en Lenguas Extranjeras, vol. I, 1950, pas. 83. (Inelvido en Ta vets. cast. de las Obras escogidas de Marx y Engels, antes citada.) 18 Karl Marx, The Poverty of Philosophy, Mosc: Ediciones en Lenguas Extranjeras, pag. 127. (Vers. cast.: Moscd, 1954.) 114 sutgen, problemas técnicos como resultado, por ejemplo, de lo inapropiado de una determinada organizacién del trabajo para ciertos instrumentos de produccién, #0 es esto lo que Marx queria significar cuando escribié que, en determinada etapa de su desa- troll, las fuerzas productivas entran en conflicto con las «rela. ciones de produccién» existentes. La frase estas relaciones de propiedad para permitir el crecimiento posterior de las fuerzas productivas. Los obreros, actuando como clase, liberan las fuerzas que existen potencialmente en el trabajo social mediante su ac- cién revolucionaria En este sentido, la revolucién de los obreros es un acto constructive, porque libera la productividad social de Jas ataduras impucstas por las relaciones de propiedad capitalistas. La teoria de Matx, por tanto, no es meramente tecnolégica. La tensidn entre fuerzas productivas y relaciones de propiedad no es una mera falta de ajuste entre las innovaciones técnicas y su aplicacién social. De acuerdo con dicha teorfa, es imposible medir con exactitud las fuerzas productivas de una sociedad fuera de las telaciones sociales formales en cuyo matco opetan; no es fac- tible evaluar Jas fuetzas productivas exclusivamente en tétminos de Ias ciencias de la naturaleza y Ja tecnologia. A lo sumo, se puede hacer solo una estimacién razonable de cuél seria el po- tencial de una tecnologia determinada bajo diferentes relaciones de ptopiedad. Los meros cambios técnicos son, pues, inadecuados para Ja liberacién de las fuerzas ptoductivas. ‘Asi, Marx considera que el «modo de produccién» se compone dos partes: relaciones de propiedad y fuerzas productivas. Las relaciones de propiedad pueden promover o trabar el crecimiento de las fuerzas productivas. No puede medirse el potencial de estas fuerzas solo por un cdlculo tecnolégico; en cambio, se lo puede liberar mediante la eliminacién de relaciones de propiedad anti- cuadas. Con la supresidn de estas relaciones de propiedad y el establecimiento de formas de organizacién nuevas ¥ més Hexibles, se facilita el ulterior desarrollo de las fuerzas productivas y de 11s nuevas formas de actividad humana. A medida que cambia el «modo de produccién», se modifican de maneta concomitante otras esferas de la conducta social (0 subsistemas), por ejemplo, la juridica, la politica y la ideolégica. Ast formulada, no hay ambi- lad alguna en la teorfa de Marx. Afirma inequivocamente que esttuctuta econémica cambiante de una sociedad determina trans- formaciones en su esttuctura social como un todo, y en Ja con- ciencia de sus miembros. Para Marx, pues, las ideas y Jas concepciones, lejos de tener una existencia independiente, estén fntimamente vinculadas con la ac- tividad material y el intercambio social de los hombres reales. La religién, la moral, la filosofia y el derecho —en una palabra, la ideologia— no tienen historia o desarrollo propios. Cuando se habla de Ja historia de la religién, del derecho, etcétera, se abs- traen las ideas de ta vida real; se cosifican conceptos que no tienen ninguna existencia sepatados de los hombres vivos. Las ideas no existen ni cambian. Son Jos hombres vivos quienes cam- bian, junto con las condiciones materiales de su existencia, y también cambian «su pensamiento y los productos de su pensa- tniento». Pata aclarar el vinculo entre Ja existencia social y la conciencia social, Marx postula una etapa en la que constitufan una unidad. Antes de toda divisién del trabajo entre las actividades materiales y mentales de los hombres, su .!° En estas circunstancias, no habfa individuos particu- lares que fueran practicantes profesionales de la polftica, el dere- cho, la religién, excétera, La actividad mental, atin no divorciada de la actividad general del hombre, todavia no habfa adquirido siquiera el aspecto de una existencia auténoma. Las relaciones so- cigles existentes entre los individuos se expresaban simultdnea- mente como relaciones politicas y juridicas. Sin embargo, con una nueva divisién del trabajo, entre actividades materiales y menta- Jes, las relaciones politicas y juridicas ..-deben asumir una cxistencia independiente frente a los indi- viduos. En la lengua, tales relaciones solo pueden expresatse como conceptos. El hecha de que estos universales y conceptos sean aceptados como poderes misteriosos es una consecuencia necesaria de la existencia independiente que han asumido las relaciones reales de Jas que son exptesién. Ademds de su aceptacién en la conciencia cotidiana, estos universales adquieren ademds especial validez y Hegan a un ulterior desarrollo por obra de Ios cientificos de la politica y Jos juristas, a quienes, como resultado de la divi- 19 Kat] Marx y Friedrich Engels, op. cit., pag. 14. 116 sién del trabajo, se les asigna el culto de esos conceptos y quienes fen en ellos, y no en las relaciones de produccién, la verdadera pase de las relaciones de propiedad reales.?° La nueva divisién del trabajo dio origen a una variedad de esferas jdeoldgicas distintas, cada una de lis con ‘sus ptopios profesio- nales, interesados entonces en inantenet sus respectivas esferas. No obstante ello, Marx considera que estas esferas dependen aun en gtados variables —en cuanto a su cardcter, su cambio y su desarrollo— de las relaciones de produccién existentes. Por ejem- plo, Marx afirma que las ideas dominantes en toda época son las: jdeas de Ja clase dominante. Esta clase, al terier a su disposicién los: medios de la produccién material, controla también los medios de la produccién mental y, de este modo, trata de imponer sus ideas sobre aquellos que no poseen ni controlan nada. Las ideas dominantes no son nada més que la expresién mental de las re- Jaciones dominantes. La clase gobernante no necesita ocuparse personalmente de desarrollar o difundir estas ideas. La divisién del trabajo ha creado un grupo especial de idedlogos cuya tarea principal y fuente de vida es desarrollar y perfeccionar las ilusio- nes de la clase acerca de si misma y defender idéoldgicamente sus intereses, Pero no debe suponerse que hay una relacién biunfvoca entre la clase y sus voceros. Por el contrario, siempre es posible que se produzca un distanciamiento, hostilidad y hasta oposicién entre ambos. Sin embargo, hay ciertos limites objetivos para tal distan- ciamiento. En una de sus primeras conceptualizaciones de este pro- blema, Marx afirmaba que, en el caso de una colisién entre la clase y sus voceros, capaz de amenazar los intereses de aquella, estos finalmente prevalecerén. El distanciamiento desaparecer4, y con él la ilusién de que las ideas dominantes no eran las ideas de la clase dominante y tenfan poder independientemente de ella.*! La divisién del trabajo, en general, como se recordatd, era para Marx una condicién negativa, pues si bien aumentaba la fuerza productiva de los hombres, también los aprisionaba en estrechas esferas de actividad de las que no podfan escapar sin perder sus medios de vida. La base material de Ja futura emancipacién hu- mana, el desarrollo de las fuerzas productivas, costaba mientras tanto un precio muy alto. Marx exploré este proceso detallada- mente en su obra principal: E? capital. 20 The German Ideology, citado en T, B. Bottornore y Maximilien Rubel, Karl Marx: Selected Writings in Sociology and Soctal Philosophy, Londres: Watts and Company, 1961, pég. 78. 21 Karl Marx y Friedrich Engels, op. cit., pags. 39-43. 117 10. La sociologia marxista del trabajo alienado Das Kapital, 0 El capital, podria haberse titulado con igual pro- piedad Die Arbeit (El trabajo), pues, en toda su extensidn, y particularmente en el primer volumen, es un estudio sociolégico del mundo del trabajo alienado. Al mismo tiempo, Marx explora allf con detalle los aspectos que considera fundamentales del sis- tema capitalista en expansién: sus fuerzas productivas en desarro- Ilo y sus relaciones de produccién bésicas. E/ capital es, pues, un cuidadoso examen de las condiciones existenciales cambiantes de los hombres y, simulténeamente, de su cardécter y conciencia en proceso de cambio. Es la documentacién de su tesis de que en el proceso de la produccién material los hombres modifican, junto con las condiciones de su existencia, toda su estructura psico- Spica. Marx llamaba a la primera fase del desarrollo de las fuerzas pro- ductivas en el modo capitalista de produccién, , ‘imposible de lograr cuando los obre- ros y los medios de produccién estén aislados y dispersos, como sucede en el sistema de pequefias industrias domésticas (cottage system), por ejemplo. Para Marx, esta forma de cooperacién caracterizs a Ja primera fase del capitalismo’ y fue una importante fuerza productiva nue- ya. Era novedosa, no porque: no hubieran existido antes en la historia ejemplos de cooperacién simple, sino a causa de que la utilizacién y el crecimiento de esta fuerza productiva dependian abora de erclaciones de produccién» especificas. La existencia.de grandes reservas de capital se convirtié en un requisito para la cooperacién de muchos obreros, Estos solo podfan cooperar si eran empleados simulténeamente por el mismo capitalista. En el caso especifico del capitalismo inglés del perfodo considera- do, se impusieron esas «relaciones de produccién»: por una parte capitalistas con medios de produccién apropiados y dinero, y por Ja otra, obreros sin unos ni otro. En esta fase, pues, las «relacio- nes de produccién> atin no se habfan convertido en cadenas, y las «fuerzas productivas» todavia no habian entrado en conflicto con ellas. Por el contrario, las relaciones existentes brindaron el mar- co dentro del cual podian continuat desarrolléndose las fuerzas ptoductivas. La concentracién de los medios de produccién en manos de los capitalistas se convirtié en el requisito pata la co- operacién de muchos obreros, y la medida de su cooperacién de- pendié del grado de concentracién. Todo el proceso se basé en Jas telaciones de produccién o relaciones de propiedad capitalistas. Sila primera fase de la manufactura se caracterizé pot una forma relativamente simple de cooperacién, la fase siguiente se basé en una division del trabajo més compleja. La manufactura surge del artesanado, en algunos casos uniendo los oficios que antes eran jndependientes y en otros agrupando a los miembros de un mis- mo oficio. Y esta unidn de los oficios que los funde en una misma organizacién productiva cuyas partes son seres humtanos es lo que distingue a la manufactura como fase nueva en el crecimiento de las fuerzas productivas. Dicha fase mantiene un cardcter artesanal porque cada operacién todavia se realiza a mano y, por lo tanto, depende de la habilidad y destreza del trabajador individual en el manejo de las herramientas. Pero, puesto que ahora solo realiza una operacién simple, el tra- bajador se aliena de algunas de las pretrogativas creadoras que tenfa antes. Todo su cuerpo se convierte en una sherramienta automética y especializada para esa operacién> (pag. 339). Lo que pierde en posibilidad creadora lo gana en eficiencia. El obre- ro emplea ahora menos tiempo en realizar la operacién especifica que el artesano que debe tealizar sucesivamente la serie com- pleta de operaciones. La divisién del trabajo entre muchos obre- 119 ros, cada uno de los cuales tiene su operacién especializada, es Ja base del sistema productivo Hamado manufactur, nueva orga- nizacién bajo la cual se incrementa Ja fuerza de trabajo socialmen- te productiva. Bajo el sistema capitalista se Jogra esta nueva fuer- za productiva en la manufactuta concentrando la potencia ya exis- tente en la sociedad en su conjunto. Asi, la manufactura, segin Marx, «... produce Ja habilidad del irabajador de detalle, repro- duciendo y Ievando sisteméticamente hasta el fin, dentro del ta- ller, la diferenciacién natural de los oficios ya establecida en la sociedad» (pag. 339). Ya en esta temprana etapa del desarrollo del capitalismo, el em- presario capitalista comprendié que todo lo que interrumpe el «flujo constanter del proceso de trabajo reduce también sus be- neficios. La produccién de mercancfas en un tiempo de trabajo minimo, cuestién que no era tenida en cuenta para nada bajo el sistema de las corporaciones, adquirié entonces fundamental im- portancia. Disminuir el tiempo de trabajo necesario para la pro- duccién de mercancfas era imposible mientras el obrero tuviera que realizar una serie de operaciones parciales que Je exigian, al mismo tiempo, cambiar de lugar y cambiar de hertamientas. Estos traslados interrumpian el flujo de trabajo, produciendo blancos en Ta jornada laboral que debian ser Henados atando al obrero a la misma operacién durante todo el dia, Segtin Marx, el relleno de esos blancos logrado por Ja manufactuta dio como resultado un nuevo aumento en la potencia productiva del trabajo, en las fuer- zas productivas, bajo el capitalismo. La concentracién de la produccién de los diversos oficios ¢ in- dusttias en un taller tambi¢n hizo necesatio efectuar cambios en Jas herramientas utilizadas. A diferencia del attesano, que usaba unas pocas herramientas para realizar muchas operaciones, el obre- ro empled una herramienta especial para cada operacién especiali- zada, Al respecto, dice Marx: «La manufactura se caracteriza por la diferenciacién de los instrumentos de trabajo, diferenciacién por la cual los instrumentos de un tipo determinado adquieren formas fijas, adaptadas a cada aplicacién particular; y por su especializacién, cada instrumento especial alcanza su plena utili- dad solo en manos de un trabajador parcelatio especifico» (pag. 341). Marx consideraba que este avance fue importante por una serie de razones. Constitufa en sf mismo una nueva revolucién de los medios de produccién. Ademds, provocd cambios tadicales en el mundo del trabajo. Las viejas formas sociales estaban en descom. posicién y sus elementos se convirtieron en partes de una nueva organizaciOn social del trabajo. La transformacién del obrero en trabajador parcelario no podia producitse, crefa Marx, sin otigi- nar al mismo tiempo importantes cambios en el cardcter y la personalidad del obrero, La divisién del trabajo cada vez més compleja alicnaba al obrero de sus facultades creadoras y, por consiguiente, lo disminuia como ser humano. La mayor producti- vidad de Ja nueva organizacién del trabajo era posible, precisa- 120 mente, pot la divisién, la clasificacién y ¢l agrupamiento de los ‘obreros septin sus funciones especificas. Se da a la organizacién todo lo que se quita al obrero en cuanto a habilidad artistica, capacidad creadora y facultades reflexivas. Las deficiencias del segundo se convierten en las virtudes de la primera, La organi- Sacion s¢ ha enriquecido como totalidad alienando al obrero de sus facultades individuales. Ademés, Ja manufactura crea una jerarquia del trabajo. Si bien jos obreros estan ahora encadenados a funciones limitadas, se ubica a estas en una jerarquia y se las distribuye entre aquellos de acuerdo con sus ‘abilidades socialmente adquiridas. En la paite inferior de la jerarqufa se hallan los que realizan las mani- pulaciones més simples, las que cualquiera puede efectuar. Aqui, en contraste con la produccién de los gremios, Ja manufactura da en a una clase de obreros no especializados, clase desconocida Mew oduccidn artesanal. Al desctibiz este cambio, Marx escri- ori en bié: «Si por-una parte [la manufactura] desarrolla una especia- lidad monofacética hasta la perfeccién, a expensas de la capacidad total de trabajo del hombre, por otra comienza a convertir en una especialidad la ausencia de todo desarrollo, Junto a la grada- cién jetérquica, establece la simple divisién de los trabajadores en especializados y no especializados* (pég. 350). Marx quiere destacar el crecimiento de {a fuerza de trabajo social- mente productiva, su dependencia de Jas relaciones de propiedad capitalistas y el precio que el_obrero individual paga por este aumento de la productividad. Para él, Jas tendencias principales del sistema capitalista se afirman en este perfodo. En primer tét- mino, la expansién del capital concomitante con su concentracién en unidades cada vez mayores ya se manifiesta con claridad en la fase manufactureta. En segundo término, este proceso, junto con la fragmentacién de los viejos oficios y la conversién de los attesanos en trabajadores parcelatios, tiene como consecuencia la alienacién del obrero de sus facultades cteadoras humanas. © conocimiento, el juicio y la voluntad, que antes eran funciones al menos hasta :cierto punto— de los artesanos individuales, se convierten ahora en funciones de 1a organizacién productiva como un todo. El obtero se (pag. 361). EI proceso que comenzé en la cooperacién simple, donde el capitalista represen- taba para el obrero el poder y la voluntad del trabajo asociado, se hizo més pronunciado en la manufactura, que redujo al obrero a la condicién de trabajador parcelario. Si en la manvfactura la revolucién en los medios de produccién comenzé6 con la organizacién de la fuerza de trabajo, en Ia indus- trig moderna se inicié con los instrumentos de produccién, Para Mars, la maquinaria y su empleo en la industria moderna es 1a fase mds importante del desarrollo del modo capitalista de produccién, ‘Aunque en sus comienzos se funda totalmente cn la manufactuta, Ia produccién mecénica se aparta luego del sistema anterior. 121 En contraste con Ja manufactura, donde el proceso productivo se adaptaba a las habilidades del cbrero, el sistema mecénico obligé al obteto a adaptarse a la maquina. Desaparece el principio sub- jetivo y se examina objetivamente todo el proceso. Se divide la produccién en una sucesién de fases, y se resuelve cada una de estas fases por medio de méquinas. Ahora se considera al sistema total més eficiente cuanto més continuo es el proceso, cuanto menos interrupciones hay entre sus diversas fases y cuanto mayor es el uso que se hace de la maquinaria para pasar de una fase a otra, en lugar de efectuar el cambio manualmente. En su examen del desarrollo del modo capitalista de produccién, Marx fue uno de los primeros que describid en forma detallada el cambio del papel del obrero y los efectos de la mdquina sobre al. Explicé, por ejemplo, cémo la vieja division del trabajo, aun- que desplazada por la maquinaria, se mantenfa en la fabrica bajo una «forma més horrible» atin. «La especializacién vitalicia en el manejo de una misma herramienta se convierte ahora en la espe- cializacién vitalicia en el cuidado de una misma méquina.» De esta manera, la dependencia del obrero con respecto a la fabrica y, por Jo tanto, al capitalista es completa. En la manufactura, el obrero usaba la herramienta; en la fabrica, la méquina lo usa a él. En estas circunstancias, las facultades intelectuales del obreto se vuelven superfluas y desaparecen ante las gigantescas fuerzas fisicas de !a organizacién fabril total y la mente que tras ella se oculta, Marx considera critica esta fase del desarrollo del modo capita- lista de produccién. En el curso de ella, Ja industtia moderna acelera la concentracién del capital y conduce al predominio ex- clusivo del sistema fabril. Destruye todas las formas anteriores de produccién y las reemplaza por la moderna forma capitalista y por el poder directo y manifiesto del capital. Pero dicho ptoceso, segtin Marx, también engendra Ia oposicién directa al imperio del capital. El proceso que lleva al poder del capital también lleva a «las contradicciones y antagonismos de la forma capitalista de produccién, con Jo cual crea, junto con los elementos necesarios para la formacién de una nueva sociedad, las fuerzas para destruir Ja vieja> (pg. 503). . Resulta claro, pues, que para Marx el desarrollo de las fuetzas productivas bajo el capitalismo, desarrollo que es la base social y técnica de la futura emancipacién del hombre, era, hasta enton- ces, una manifestacién de Ja cteciente alienacién de este. El hom- bre pierde cada vez mds el control del proceso de produccidn. Solo con la pérdida creciente de sus facultades humanas creado- tas, contribuye el obrero al inctemento de la organizacién produc- tiva. Por lo tanto, lejos de abandonar el concepto de alienacién, Marx aguzé y concreté su significado: lo vinculd con la deshuma- nizacién cada dia mayor del hombre en las condiciones del capi- talismo industrial, La réplica revolucionaria de Marx a esta situacién es bien cono- cida: si bien nunca podrd abolirse totalmente el trabajo —pues es el proceso por el cual los hombres producen y reproducen su yida misma— en cambio puede eliminarse de la experiencia hu- vie el trabajo alienado, la explotaciéa y la opresién, Quienes sufren més directamente por estas condiciones, los trabajadores, tatde o temprano Jas juzgaran intolerables y arrancarén el capital y el poder de las manos de sus opresores. A partir de entonces, y con 1a posterior abolicién de Jas clases y de los conflictos de clases, los hombres podrén algin dia Wegar a una situacién en la que cel libre desarrollo de cada uno conduzca al libre desarrollo de todos». A los ojos de la posteridad, pues, y aunque sus contemporaneos no las hayan juzgado de igual modo, las ideas de Marx fueron Jas mas acuciantes de todas las expuestas en el transcurso del siglo sux, En nuestro siglo se hicieron revoluciones en su nombre, y formas diversas de «marxismo> contindan agitando a grandes masas humans en todo el mundo. En este libro no podemos ni siquiera comenzat a estudiar dicho fenémeno ni la relacién de los diversos «marxismos> con el original, En cambio, nos con- centraremos en la reaccién intelectual frente a Marx (y al mar- xismo), que tayo lugar después de su muerte en los diversos efrculos académicos de Europa. Esto nos Ieva al segundo tema de este libro: 1a reaccién critica frente a Marx; pues de igual modo que Ja «sociologia surgié en el siglo x1x como parte de la reaccién consetvadora frente a Ja filosofia del Iluminismo, asf también en el siglo xx una gran por- cién de la sociologia tomé forma en el choque critico con las teorfas de Karl Marx.

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