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Los anuncios televisivos son a veces pequeñas obras escénicas en donde los protagonistas

interpretan una historia y el producto anunciado desempeña un papel primordial. La limitación del
tiempo (unas 50 palabras en 30 segundos) condiciona la puesta en escena. Normalmente los
personajes y su papel son rápidamente identificables, dentro de una situación comprensible o
reconocible. No se dispone de tiempo ni de palabras para explicar una situación complicada, ni
para profundizar en el carácter de los personajes, por lo que la elipsis narrativa es uno de los
recursos más empleados.

En algunos anuncios, la estructura narrativa se basa en un conflicto. Normalmente se trata de una


situación contradictoria o de desacuerdo o de un problema cotidiano, aunque también se puede
echar mano de situaciones prestadas de la literatura, del cine, del folklore... El producto anunciado
siempre tiene un papel estelar en la resolución del problema planteado en el anuncio.

Esta es la conclusión lógica, por eso se usa la escenificación como estrategia creativa.
Normalmente, no basta con que el producto esté presente, también interviene en la acción
provocando la resolución del conflicto.

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