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to Santificacian Me propongo escribir algunos articu- Jos sobre el tema de la santificacién, pe- ro-antes de entrar en el tema en su aspecto practico, creo que seria conve- niente considerar un poco la doctrina. Debido al hecho que en tantas confesio- hes hay confusion en cuanto a la doc- trina biblica sobre la regeneracion, la Justificacion y la santificacién, empeza~ Temos con esta ultima. Las Escrituras colocan a toda la raza humana bajo condenacién, pero tam- bién nos muestran a Dios ideando un ‘maravilloso plan de salvacién. El mismo hizo toda para la salvacién del hom- bre pecador. No vamos a referirnos aho- Ta a la expiacién. La Hamada “teologia sistematica” no habia sido confeccionada en los dias de Ja iglesia primitiva. Los creyentes fue- Ton instruldog. por los mismos escritos de los apéstoles y por su ministerio, y sus doctrinas fueron entendidas, Ojala que fueran entendidas hoy en la misma manera! La doctrina de la justificacién por la fe fue tratada ampliamente en las car- tas de los apéstoles y no permitié qu2 hubiera lugar a dudas acerca de su sig- nificado. En tiempos. Sub-apostélicos, por Jo general fue entendido bien, aunque egando a Agustin, vemos que él no distinguia bien entre la justificacién co- mo un hecho forense, y el proceso mo- ral de la santificacién. Esto de confun- DEL CREYENTE dir Ja justificacién con Ja ‘santificacion continué hasta adquirir mas tarde un aspecto doctrinal més positivo. La doctrina de la -justificacién Iegé @ incluir no solamente la remisin del Pecado y el libramiento de la culpabi- lidad, sino también Ja santificacién y 19 Tenovacién de la naturaleza moral del’. hombre. Incluyé bajo un solo nombre Jo que nosotros dividimos en ‘dos, 0 sea justificacion y regeneracién; 0 muchas veces justificacin y santificacién. Que- da evidente que fue hecho asi a fin de hacer de esta santificacién, o justicia inherente, o infundida (coino,es Uama- da), una causa o base para pérdén del Pecado. Asi llega a ser que no somos Justiticados por la justicla de Cristo im- Putada a nosotros, sino por lo menos en parte por nuestra propia Justicia inhe- rente, la que fue segiin algunas ensefian- infundida en nosotros por el “‘sa~ cramento del bautismo”, como su causa instrumental. La doctrina evangélica de la inhabi- lidad natural del hombre de agradar a Dios, le excluye de poder hacer algo que mejore su cardcter moral a los ojos de Dios, basta que tal inhabilidad sea qui- tada por la regeneracién, o el nuevo nacimiento, Muchas otras cosas son en- sefiadas que en una u otra manera prdcticamente dan al hombre el poder de salvarse a si mismo por medio de sus propios méritos. jTodos pertenecen 41 a la familja de Dios, son objetos de su solictfud paternal, ete, pero todo esto aparte de|la expiacion de Cristo y la regeneracin! Bien hal sido eserito; “Ia iglesia” hu- wot beak bien hacer caso de la adver- teneld en eontra de la falsamente Ila- mada, ‘filogofia’”. 81 Jo hublera “recor- dado!en todas las. époeas de su histo- rla, hubler§ evitado muchos errores. Ca- si todas las princlpales corrupeiones de doetrina, yen especial Ia ‘de Ia remi- si6n fle lof pecados y de la aceptacién Gelante delun Dios justo; tenfan tu ort- gen, b dell oriente con una mezcla de ideasjplaténicds, o del occidente, con una mezela de/la filosofia aristotélica y la fe crfstiand. EL hombre es un ‘pecador porque ha quebrantado Ia ley de Dios. El hombre no puede hacer nada para justificarse a si thismo, Algunos hablan de Dios co- mo modificando su ley, acomodandola, haciéhdola) més facil; presentando con dicioes mAs favorables. ‘Tal cosa leva~ da oj su punto final significaria que cuanto mis mala es la persona, tanto més fendria que suavizarse la ley. Pero “Ta ley de Dios no se gobierna por medio de lajvoluritad de Ja criatura; nunca se- ra ‘aflojada. La muerte de Cristo no aflojd la ley, mas bien la magnificé y la hohré. ‘Sed santos como yo soy san- to" es 1a voz de la ley y es derivada de la prppla, esencial e inmutable natura- ezi le Dios, Revela lo que es Dios y Jo que deen ser sus criaturas. La ley nunea puede demandar ni mas, ni‘ me- nos; ni de | lobediencia, ni del castigo que “es jubto y/recto, Enjpocas palabras, lo que es la Justi- ficdclén; y diré de paso que es por gra- cia, por fe, por sangre y por obras; es declarar o| pronunciar justo al’ peeador injusto qué confia en Gristo-y en el va~ Jor de su ‘oe explatoria, Dios justifica i 1 | @ los impios. Es un témino forense en si y significa conéeder una posicién de aceptacién. Es un veredicto a favor de nuestra posicién. satisfactorla al Juez, La justicia de Cristo ega a ser la del pecador que cree por su unién a Cristo, Siendo suya en este sentido, fue puesta a su cuenta como si hubiera sido verdadera y proplamente suya. Es la- mada también la justiela ‘de Dios. Hay una diferencia entre ella, y la del hom- bre. “La justicia de Dios” es introducida en el texto cuando toda forma de jus- ticia humana ha quedado exeluida. (Ro- manos 1 al 3.) La dificultad de entender que Dios puede pronunciar que el pecador no queda més expuesto a la pena legal, es quitada cuando pensamos: Cristo ha soportado la pena de la ley en el Ingar del pecador que cree. El pecador cre- yente queda tan unido a Cristo, que la vida misma de El constituye el principio que domina en el pecador justificado. La vida de Cristo es un -verdadero po- der en el alma y conformara al creyente a la misma imagen de su Sefior. Dios no justifica a impios que luego siguen en su iniquidad. Son considera- dos justos, solamente cuando quedan unidos a Cristo, quien es absolutamente Justo y quien puede, por Su Espiritu, hacer a ellos justos, no solamente de- ante de la ley (justificacién), sito tam- blén en sentido moral (santificacion). En Ja justificacion la base segura que- da establecida por aquella unién vital, spiritual con Cristo, quien procura nuestra santificacién, Nos hace ver las imicas condiciones bajo las cuales pode- mos ser santos en principio. El hombre que es justificado, también recibe el Espiritu, y por Jo tanto es el anico hom- bre que puede abundar en buenas obras Por las cuales Dios es glorificado. Nosotros en Cristo es el lema de nues- tra justificacién: Cristo en nosotros, es Tel lema.de. nuestra santificacién En el caso del creyente, la imputacion _ de Ja justicla es contemporanea con otras_| cosas (El Espiritu Santo), etc.) ‘pero la santidad recibida no es la base de aque- Ula imputacién; esto queda comprobado Por el hecho de que somos lamados, co- mo lo fue Abraham, a creer en Aquel que justifica a los impios, y quien impu- ta Ia justicia sin obras. (Rom. 4:5,6.) La justificacién es un hecho declara- torio de Dios. La regeneracién y la san- tificacién son aquellos hechos eficlentes de Dios que la acompafian y siguen. Justificacién. La culpa del pecado es quitada y el pecador es restaurado al fa- vor con Dios. Santificacin. Quita la contaminacién del pecado y por ella el pecador crece siempre a la plena conformidad, e ima- gen de Cristo. Justificacién. Acontece fuera dél pe- cador y ante el tribunal de Dios. No cambla la vida interior aunque el vere- dicto se hace sentir subjetivamente en el justificado. Santificacién. ‘Toma lugar en Ja vida interior del hombre creyente y poco a poco afecta al hombre entero. Justificacién, Se hace una vez para siempre, no se replte. Tampoco se trata de un proceso. Es completa y para todo tiempo. No hay nada de “m&s o menos” en Ja justificacion, Uno es plenamente Justificado, o no es en ninguna manera justificado, Santificacién Es un proceso continuo, no completado en esta vida. Mientras que la causa meritoria de ambas es la misma; los méritos de Cris- to, hay una diferencia en cuanto a la causa eficiente. Dios el Padre pronun- cia justo al pecador. Dios El Espiritu lo santifica. Walter T. Bevan DEL CREYENTE | Dicetonatio —— = ABISMO En el N.T. significa el “lu- gar de los muertos” (Rom. 10: 7) de profundidad infinita, del cual nadie puede salir sin el permiso divino. Segin Lucas 8:31 los demonios rogaron al Seftor Jestis que no los enviara alli, El mismo Satands seré en- cerrado alli durante ei milenio (Apoc. 20:3 com. Isa, 24:21, 22). Se trata, pues, de un abis- “mos habitado por espititus, del cual los demonios tienen co- nocimiento. No debe confun- dirse con el lago de fuego, ni | pensar que Satands ya esta alli. Es la prisién donde diversos es- piritus malvados y la*maldad misma quedan encerrados. Ac- tualmente en el abismo estan retenidos los dngeles “que no guardaron su condicién” (dig- nidad) (Judas 6) y pecaron, permaneciendo alli “reservados para el juicio”. (2¢ Pedro 2:4.) po 49 La Santificacion > EY nombte caracteristico del Espiritu en el N. T. es “El Espiritu Santo”; su obra earacteristiea es la de la santifi- cacién, y el titulo caracteristico de los creyentes es-el de “santos”, Por Jo tanto es necesario que los creyentes entien- dan lo que esto significa y cual es su aplicacién en la vida diaria. La idea fun- damental de la santificacién es la de la separacién. Por supuesto abarca mucho mas; no obstante la separacién es fun- damental. Dios es santo. Es absolutamente se- parado de sus criaturas por toda la. glo- tia de su inefable naturaleza. Cosas son santas. Son separadas de su’uso comin a fin de ser utilizadas en el servicio sagrado. Personas son santas. Quando se en- tregan totalmente al Sefior, son separa- das; quedan apartadas para él. Pero vemos en el Biblia que no es solamente separacién al Seffor, sino también se- Baracién del pecado. La santificacién de una cosa, o per- sona, significaba que tal cosa 0 persona pertenecia al Sefior, habia sido apar- tado para su uso, (Exod. 40:8-11. Num. 8:17. 2 Cron. 7:16. Efes. 5:26, ete.) Tam- bién habla de la separacién’ de la in- mundicia, y de lo que contamina cere- monialmente (2 Cron. 29:5, 15, 18). Habla de la separacién de la inmundicia moral (Levit, 11:4-45, 19 Tesal. 5:22-24) como , inmundicia fisica y exterior (Exod. te (Ezeq. 36:23-27.' 2 Corin. 7:1). En todos estos casos habla de santificar. éPorqué fueron apartadas las cosas, 0 la nacién, o las personas? Porque alli estaba Dios, Dios descendié sobre el monte Sinai y el monte fue santificado. La‘nacién fue hecha pueblo apartado y santo. Los Levitas fueron apartados, como también el taberndculo y sus ofrendas, etc. Cuando la expresién es aplicada a cosas, no implica ninguna calidad mo- ral; son santificadas porque son apar- tadas para usos sagrados. Pero cuando se usa de personas tiene otro significa- do, como veremos. Es la presencia de Dios la que produ- ce santidad. El es el ‘nico que realmen- te es santo, La santidad es un atributo de su naturaleza; no podemos ser santos aparte de El, pero cuando el Sefior es recibido, trae la santidad. ‘Hay un sentido en el cual “Santo” es sinénimo de “Divino”, 0 de “Dios”, El es “EL SANTO”. La pureza de Dios es tal que no puede tolerar la presen- cia del mal. (Habac. 1:13). El es tan santo que aquellos que le sirven se con: sideran indignos de Ievar ‘su mensaje sa. 6). La’ inefable santidad es’ pues el atributo distintivo de Dios. Dios es la eterna y Jinica fuente de toda santi- dad. No hay nada de ella en ninguno, a menos que la haya reclbido primera- mente de El. El santo y eterno Dios 19:10, 11) y también de corazon y men: siempre ha dé obrar en una manera cor EL SENDERO af fo secuente consigo mismo. Siempre habra -conformidad-a-su-propia’y-perfecta-n: turaleza. ~--En La-Biblia, la -idea-de-santidad-e- I NOS INTERESA 1 go a tener un nuevo sentido entre los hombres; pero fue una leccién dura para aprender”. SED SANTOS POR QUE YO SOY SANTO. » Hay varios vocablos en el griego; aqui es “hagios” que significa que es super- lativamente superior en su espirituali- dad. (Es diferente a “heiros” sagrado, que habla de una relacién exterior con Dios; 0 de “hosios”, que habla de ha- bitos pios y reverentes; o de “semnos”, que es algo digno, algo que demanda respeto.) Es mas positivo, comprensivo, elevado y espiritual; ES SEMEJANZA A DIOS, es vida plena, liena y completa. “SANTO, SANTO, SANTO.” Debemos ponderar expresiones como estas, y no meramente con el propdésito de exposi- cién. Cristo en su oracién pontificial oré al “PADRE SANTO”. Cristo mismo fue el Santo Hijo y Siervo “EL SANTO DE DIOS”, y tan marcada y caracteristica lleg6 a ser la expresién, que el titulo “Santo Espiritu” es la expresién normal para El Espiritu quien es Aquel que obra en los creyentes, y cuyo objeto princi- pal es el de manifestar la admirable se- mejanza del Santo Dios,.en y por los redimidos. El efecto de la muerte de Cristo sobre Ja relaci6n del ereyente con un Dios jus- fo es el de justificarlo. Habiendo qui- tado ya la condenacion y la culpabilidad del pecado, el pecador justificado puede permanécer alli ante el trono, sin con- denacién. El efecto de la muerte de Cristo sobre da relacién del ecreyente con un Dios santo, es el de santificarle. Borrada ya Ja contaminacién del pecado, el pecador santificado puede entrar en el santua- rio. Nuestro Sefior Jesucristo ha sido he- DEL CREYENTE ta, querido lector, es la que nos interesa. cPor qué no-nos la hace conocer? || + Escrfbanos y le queda- remos muy agradecidos. Su opinién sobre la revis- cho para nosotros ambas, 0 sea es hues- tra justificacion y nuestra santificacion. El pecado, por supuesto, no solamente coloca al pecador ante el juicio, sino también le excluye del santuario, es cul- pable y es contaminado. La cuestion, Pues, no es como hemos de conseguir la redencién, o aquel lugar seguro que es nuestro en la gloria con Cristo. Hay algo mas que tiene que ver con nuestra peregrinacién aqui en el mundo y con la provision hecha para mantenernos en una relacién con Dios, a pesar de nuestras debilidades y flaquezas. Somos redimidos por la preciosa sangre de Cris- to, pero también “somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Je- sueristo hecha una vez para siempre”: El pecador, quien no es justo, sino cul- pable, es justificado. El pecador, quien no es santo, sino contaminado, es san- tificado, ;Ambos por sangre! Es evidente pues que ho hay grados de justificacién, y por lo tanto no puede haber grados de santificaclén. Uno es separado para Dios, 0 no lo es. Una per- sona esté en Cristo Jestis justificada y santificada, 0 no lo es. Pero mientras no hay grados, es evi- dente que puede haber progreso: Somos 11 exhortados.a: seguir Ja. santidad, sin la cual nadie vera al Sefior (Heb. 12:14) La responsabilidad pesa sobre cada cre- yente para mantener un andar santo y consecuente con su amado santo (2 Tim. 1:9). La santificacién, pues, cuando se tra- ta de personas, puede considerarse como tres operaciones definidas: 19 Posicién. 20 Experiencia, 3° Consumacién. _ 1. Nuestra posicién en Cristo. ‘Todo creyente es santificado en Cristo Jess (1* Corin, 1:2). Una designacién usada para todo creyente en el N.T. es la de “santos”. No es un estado, o algo que ‘alcanzamos sino, mas bien un lugar al cual Dios en su gracia ama a los p: cadores que ereen, y.en el cual empie- zan su vida creyente. La idea biblica de un santo y de un santificado no empieza con el cardcter, sino con la relacién. Significa ‘pertenecer a Cristo; los san- tificados se han entregado del todo al Sefior: Por supuesto, juntamente con tal consagracién ha de venir toda clase de virtud, pero no estamos mirando esto ahora, Un santo es primeramente uno que conoce a Dios pertenece a El, tiene gozo, le da*placer pertenecer a su Sefior. Pero todo empezé alli con su entrega. Es initil procurar mejorar o remendar el cardcter antes de que haya una de- bida relacién con Dios. En este sentido pues la santificacién no es una obra progresiva, o un cambio gradual. El pe- cador cuando cree, recibe una posicién, una relacién nueva en cuanto al peca- do y a un Dios santo, y se hace por esto un santo. Dios redimié a su pueblo Israel de Egipto para establecerlo como pueblo santo en relaclén consigo mismo. El pacto fue basado sobre la redencton y fue inaugurado con sangre que fue rociada sobre'el pueblo (Exodo 24). No- sotros también somos redimidos por la sangre preciosa de Cristo. Tal aparta- miento fue esencial para Israel, sin el no pudiera haber ni pacto, ni sacerdo- cio, ni santuario; y es igualmente ne- cesarlo para nosotros. “Con una séla ofrenda hizo perfectos para siempre.” Santificaclon, pues, es una de las grandes palabras de La Biblia, pero mu- chas veces es mal entendida aunque en esto no vamos a entrar, pero tampoco vamos a abandonar el uso de tal pala- LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO 1) El Espiritu Santo nos convencio de que éramos pecadores y de que estdbamos perdidos. — Jn.'16:7,8; Heh, 37. 2) El Espiritu Santo nos convirtio. — 1 Cor. 12:3. 3) EL Espiritu Santo tios regenerd. — In, Tito 3:5, 4) El Espiritu Santo nos sellé. — Efes, 1:13; 4:30. 5) El Espiritu Santo nos dio las primicias, es decir las‘ arras de nuestra a herencia celestial. — Rom. 8:23; 2° Cor. 5:5; Efes, 1:14. 6) El Espiritu Santo nos ha dotado con algiin don espiritual que nos hace aptos para el servicio que Dios espera de nosotros. — 19 Gor. 12:7; 19 Pedro 4:10; 1° Cor. 7:7. 1) EL Espiritu Santo mora en nosotros.— 19 Cor. 3:16; 6:19; Rom. 8:9. ~ — TD: EL SENDERO- ~—.-bra..porque. ha .sido.abnsada..en su_uso, La voluntad de Dios es nuestra sant: ficacién. Todo pecador salvado_es un santo; ya es santiticado. Pablo empez6 su carta a los Corintios Maméndolos “santos y santificados”; aunque un poco después de su carta, los amé “carna- les”. Es evidente pues que se refiere al divino propésito, y no a la experiencia perfecta de.ellos. Eran santos ya, aunque no vivian la vida que convendria a los santos. Por la muerte de Cristo el pecado no solamente ha sido quitado, y el creyen- te, no solamente santificado sino que Jos santificados “son hechos perfectos para siempre”. Tenemos una base per- fecta por le cual estar delante de Dios. Ningin cambio ‘de lugar daré mayor vir- tud a la preciosa sangre de Cristo. Nuestra capacidad eardcter y naturaleza moral para estar en el cielo es indepen- diente de lo que aleanzamos aqui. Es cierto que habré. recompensas, pero la perfeccién seré igualmente compartida por todos, porque depende de lo que es Cristo. La santificacién, entonces, en esta operacién es el estado predeterminado por Dios para Jos creyentes, y al cual han sido Tamados. Su tinica causa es Ja explacién de Cristo. Un inconverso no es un santo; un creyente, lo es, y la manera de salir de una condicién a otra, no es por la canonizacién eclesiés- tica, sino por la sangre de Cristo. “Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre.” Es un hecho pasado y una obra completa. La obra de Cristo hizo todo. (D.M. en préximo articulo analizare- amos otros aspectos del tema.) Walter T. Bevan DEL CREYENTE ARCA DE NOE (Génesis cap. 6, 7 y 8)° La nave en que Noé y su fa- milia fueron salvados del dilu- vio, mientras el resto de la humanidad perecié en castigo de su pecado. Su apariencia de- bib ser como un cofre rectan- gular, de 150 metros de largo, | 25 metros de ancho, y 15 me- tros de alto. Fue construida en madera, e impermeabilizada con brea. Constaba de tres plantas, que indudablemente | otorgaba bastante comodidad a los ocho miembros de la familia de Noé, como-asi también a los animales que segin la indica- cién de Dios debian salvarse de la muerte. Se ha discutido has- ta el cansancio acerca- del ni- ‘mero de los animales alojados, si estarian representadas todas las especies conocidas, etc. | De estas cuestiones la Biblia, ofrece solu y en cuanto a otras, es vana la discusién dada la carencia de mayor informa- cidn para decidirlas. Lo cierto es que la Biblia encomia la fe de Noé (Heb. 11:7) y su obe- | diencia a la voluntad divina, y que en todo este asunto el po- der milagroso de Dios se mani- fista a cada paso. Ese mismo poder milagroso realizé todo lo que no estaba en aptitud de | hacer Noé, (19 Pedro 3:20) Santi ficacin La Mortificacién ‘del Pecado La naturaleza de Dios es revelada a nosotros en la Biblia, La Santidad de esta naturaleza, en todas Las Escrituras, se hace la razén suprema de la necesidad de la santidad en nosotros. “Porque soy Jehova vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque Yo soy santo”. (Levit. 11:44. Véase también 19 Ped, 1:15, 16. ete.). Aunque no tuviéramos otro argumento que esto para comprobar Ia necesidad de Ja santidad que es requerida de nosotro: que el Dios a quien servimos y adoramos es absolutamente santo, y que su natura- leza es tal que no puede tener comunién eon lo que no es santo, Este serfa sufi- ciente en si, Esta santidad de Dios es la absoluta e infinita perfeccién y rectitud de su natu- raleza, como Ja eterna causa original y modelo de toda verdad, rectitud y justicia. La hermosura espiritual consiste de la conformidad a Dios, Dios se ha acereado a nosotros; es la santidad de Dios como manifestada en el Sefior Jesueristo. En Cristo todas las glo- riosas pertecciones de Dios son manifes- tadas, Dios nos da 1a luz del conocimiento de su gloria en la faz de Jesucristo. Cristo no solamente revelé la santidad de Dios, DEL CREYENTE 41 también Ia satistizo, y por su muerte propiciatoria ha santificado a todos los que creen. Esta es la ‘nica manera en que podremos ser santificados y santos. Haber anunciado la necesidad de Ja santidad y Juego declarar que todo fuera imposible de conseguir, hubiera sido terrible. de ve- ras.-Pero Cristo murié por nosotros y por Ja fe quedamos unidos a El, y en esta unién est el secreto y el poder. No es Gado el poder de vivir para Dios. Es él Espiritu Santo que obra asi en la santifi- eacién, y por El, llega a ser el hdbito de Ja vida obedeéer Ja voluntad revelada de Dios, Hay un poder en todos los saritifi- cados por el cual podrén rendir esta obe- diencia santa. Ahora, Dios no cambié su naturaleza como el santo, santo, satito Dios, a fin de salvarnos, Todavia es todo lo que La Bi- lia dice que es; nunca ha habido cambio en El. Por lo tanto todos los que aceptan a Cristo como.su Salvador y Sefior tienen que ser santos en sus vidas diarias. Ha sido dicho, “tendremos que dejar nuestros pecados, o dejar a nuestro Dios”. Por cier- to, Ia santidad sera perfecta cuando He- guemos al cielo, no obstante la santidad empieza aqui en este mundo, y si no fue- ra vista aqui, tampoco lo seré en la eter- “ nidad. . 145 Aquellos que quisieran ser semejantet al Sefior, tendran que amarle. En términ generales, todo amor tiene una eficacia asimiladora, vale decir que amolda la mente al molde de lo que es amado. El amor de este mundo haré a uno pensar solamente de lo que es mundano; Ios afec- tos se pondrén carnales y sensuales. Aqui podremos pensar de una palabra importante, es CONTEMPLACION. Con- templemos, meditemos sobre las excelen- cias y perfecciones del Sefior. Nuestras mentes quedardn cambiadas a la imagen de lo que contemplamos habitualmente. La hermosura, del. Sefior nos atraeré y Tegaremos a amarle sobre todas las cosas, y sera un amor que tendr4 placer en obedecer. Recordemos el caso de Jacob, siete afios de servicio duro le fueron pocos y féciles debido a su gran amor para con Raquel. Lo mismo sera nuestro amor a Cristo, El amor y la semejanza a Cristo + Son inseparables y proporcionales el uno ala otra, 1 Todo Io dicho nos leva a otra cosa. Hay un principio de pecado en nosotros, no obstante tal principio puede ser destro- nado. Aunque nunca seré echado absolu- tameénte afuera, en esta vida presente en el sentido de dejar de tentarnos. Tales tentaciones serdn segin la fuerza que he- mos permitido al pecado tener en la vida. Este “principio de pecado” siempre se re- belaré contra el reino, 0 dominio del Espi- ritu en Ja vida. Debemos recordar que hay Jo que Las Escrituras Haman “la inmun- dicia del espiritu”. El mismo Sefior nos dijo que no es lo que entra en-el hombre que-Ie contamina, sino lo que sale de su corazén, Este gran enemigo pues necesi- tard vigilancia, y sin aflojar, ni un mo- mento. La mortificacién del pecado para a santificacién de vida, tiene por delante ; Taiz, ramas y ———Bhispiritu Santo es el autor de tal obra—dos-cosas,-una~muerte-el-pecado;-y-una—— en nosotros; “si por el Espiritu hacéis mo- a anna 148 tir las obras de la carne, viviréis”, (Rom. 8:13), No podremos hacerlo nosotros mis- mos, todo nace de la morada del Espiritu en nosotros. El mismo es quien prepara el templo para su presencia. Por supuesto, El nos da una nueva naturaleza, una natu- raleza que aborrece el pecado, El Espiritu Santo nos leva a la obediencia de la vo- luntad de Dios como revelada en la pala~ bra de Dios. Notemos unas verdades mis, Hay un Principio de pecado dentro de nosotros que produce sus frutos, a veces es llamado “el pecado que mora en mf”. No han fal- tado aquellos que han dicho que no tienen nada de engafio y pecado en sus corazo~ nes. Pero Uno més sabio que ellos ha dicho, “el que conffa en su propio corazén es necio”. (Prov. 28:26). Por supuesto, esto que hemos Mamado “la mortificacién del pecado”, es otra parte de nuestra san- tificacién. “Haced morir pues lo terrenal en vosotros .. . en las cuales vosotros tam- bién anduvisteis en otro tiempo cuando viviais en ellas”. Es llamado también “el cuerpo del pecado” y tiene que ser des- truido, o echado de nosotros, (Colos, Rom. 6:6 Colos, 2:11). La fuerza y el vigor de esta naturaleza que se inclina hacia lo terrenal tiene que ser destruido. Ningén creyente queda excluido de esto. Un es- critor puritano dijo que “aquellos que pretenden ser perfectos son de todos los ims atrevidos; todas las veces que abren las bocas para decirlo, mienten”. “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para gue el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sir- vamos mas al pecado”. Por el cuerpo de pecado entendemos este cuerpo nuestro como controlado por el pecado. La vida cristiana empieza con una crucifixién, con una muerte al pecado. Lo que tiene que controlar el cuerpo ahora es lo que es Uamado “obediencia para justicia”. Hay muerte al yo. Nuestra muerte al pecado EL SENDERO es por la ‘dentificacién con Cristo en su s nuestra muerte. al_Svo,.es parla. imitaclén a Cristo, Hemos sido crucificados juntamente con ‘Cristo, pero ademas d ‘esto fenemos que tomar nuestra cruz dia riamente y seguir en pos de El. La pri- mera es una muerte legal, muertos a la pena del pecado, pertenece al pasado, La segunda ¢s una muerte moral, muertos al poder-del pecado, es presente y continua. Nosotros merecemos ia muerte, como pe- cadores es nuestra porcién: Por nuestra unién a Cristo, morimos; no es nuestra propia. persona, sino en Cristo nuestro sustituto. Por nuestra unién al mismo Cristo, hemos resucitado a fin de vivir la vida de un pecador justificado, una vida nueva. La vieja vida ha terminado, somos muertos a ella, su pena a’ sido levada. “Consideréos muertos al pecado (tenéos por muertos al pecado, VHA.), pero vivos para Dios en Cristo Jesiis Sefior nuestro”. Esto no significa que tenemos que fingir que nuestra vieja naturaleza ha muerto, La verdad es: que sabemos bien que ain Ja tenemos. Més bien tenemos que darnos cuenta que nuestro ser de antes, en verdad murié. Una vez que nos damos cuenta que Ja vieja naturaleza, o vida ha terminado; ‘que 1a deuda ha sido pagada y que la ley hha sido satisfecha, no vamos a querer an- dar més en estas cosas. Tenemos que te- nerlo como algo hecho ya y aferrarnos de tal verdad, En un sentido decir, “esta parte de mi vida ha terminado”. Por nuestra unién a Cristo nuestra posicién fue cam- biada. La confesién hecha en nuestro bau- tismo se levanta entre nosotros y la vida de antes, como Ja puerta entre dos piezas, terrando la una, y abriendo la otra, So- mos muertos, hemos resucitado. ;Cémo podemos vivir mis la clase de vida a la cual somos muertos? La mortificacién de la carne pues con- sistiré de amar el principio de santidad dado por el Espiritu Santo, Andar en el DEL CREYENTE + CONSEJO SABIO Un hombre halié las ventanas de sw casa cubiertas de hielo, y pro- curé quitarlo raspando los cristales, Qué haces alli —le pregunté un vecino. —Estoy quitando el hielo, porque no puedo ver a través de estos vidrios. Viendo el vecino cudn lento y duro era este trabajo, le dijo: —Pon fuego y calentando la habitacin desapareceré el hielo por si mismo. Sabio consejo. Si nuestro cora~ z6n también esté frio, a causa de 1a incredulidad y frialdad que nos rodea, no procuremos' vanamente librarnos del hielo mediante esfuer- zos propios. Pidamos al Seftor cien~ cid y fuego espiritual dentro del co- raz6n, y desapareceré el hielo por st mismo! RH. Espiritu y entregandonos a tal rexla de coidueta el poder del pecado sera debili- tado y destruido, Podemos estar seguros que el pecado procurard vivir, no vamos a matarlo con dos 0 tres golpes ficiles. La-seguridad y permanencia de ésta vida, vivida para Dios, se hace segura por el hecho de que es mantenida “en Cristo Jestis Sefior nues- tro”. Tenemos que presentarnos junta mente con nuestros miembros, una vez y para siempre a Dios. Walter T. Bevan. 1st La Santificacion Pp togresiva Consumada Meditaremos ahora en los resultados précticos de la Santificacién, Por ella ve- mos otra manera en que obra Dios. La santificacién es la separacién a Dios y para Dios; no obstante el término es usa- do para hablar de la conduéta, o sea el curso de la vida de aquellos que han sido separados. La voluntad de Dios es nuestra santificacién (1. Tesal. 4:3); nuestra se- paracién de todos los caminos malos. Esta santificacién debe ser mantenida sin des- viaeiones, mediante la obediencia a la Palabra de Dios; por seguir el ejemplo de Cristo en el poder de! Espiritu. Note- mos lo que dice en Hebreos 10:14 (VHA) “con una sola ofrenda ha hecho perfec- tos para siempre los que estén siendo san- tificados”. Se refiere al cumplimiento en a vida diaria de lo que ya es la verdad en los ojos de Dios. Ks Ia manifestacién do la santidad en’ el cardcter. El creyente ‘es llamado a perfeccionar la santidad en el temor del Sefior (2. Cor, 7:1); a fin de ser encontrado 9 confirmado en san- tidad, irreprensible delante de Dios, cuan- do se produzea la venida (parousia) de Cristo con todos los santos. Tiene quo ver pues con el caracler y para esto”es indis- ‘itm que mora 176 en nosotros. Vemos pues que la santifi- cacién es completa y pasada, Los “cre- yentes de ahora, y todos los que han de ser creyentes fueron hechos perfectos cuando murié el Sefior Jesucristo. En esto tenemos el modelo y el poder para la santidad. De esto tiene que brotar toda hermosura de cardcter. Es una operacion divina, cuya eficacia permanece. Dios mis- mo. descansa alli en la perfeccién de esa obra, y nos santifica sobre Ia base de ella. Es pnes un estado estable y permanente. Pero también vemos que es progresiva, ¥ en-este sentido no es terminada. No es suficiente asegurar’al, creyente que ya es santificado, aunque sea una grande y glo- riosa verdad. El Padre y El Hijo no pue- den hacer més con el pecado que lo ya hecho. Pero tiene que haber: crecimiento en-el creyente, como también pudiera ha- ber falta y merma de santidad. Un cre- yente puede ser mas santo que otra creyente. Pero El Espiritu mora.en cada uno y es la raiz y el principio de todas las virtudes. Por esto son lamados “el fruto del Espiritu”, El los produce, son de El. Arboles y plantas tienen en sf mis- mos~este~principio—delcrecimiento--No-— es diferente en el progreso de la santifi- EL: SENDERO cacién y la santided. Tienen una rafz, un principio. .de—crecimiento~en~el —alma-de. aquel que es santificade, Es de la misma naturaleza de la_santidad crecer_y_flore: cer. Una planta tiene que ser regada desde arriba. Si hay una prolongada sequia, marchitard; esto tiene su aplicacién es- piritual Nosotros luchamos -y, tenemos periodos de apatia y de fracaso y no progresamos. Muchas veces debido a que no pesa sobre el cordzén el hecho de que el pecado siem- pre impide y que debemos ir al Sefor por el perdén y la limpieza (1° Juan. 1:8, 9). No hay que desesperarse, sino echarse sobre El Sefior y permitir que la cruz nos ensefe lo que es .en verdad el pecado, ° Somos santos pues por nuestra relacién y llamado, pero esta santidad tiene que ser vista en la vida. La santificacién, Pues, no es un privilegio ofrecido a los pocos, sino la responsabilidad de todos, Es una obra visible a todos por los efec- tos que. produce. Por cierto es obra del Espfritu Santo como la causa eficiente: no obstante tenemos nuestra parte en ella, y el Espiritu, por la palabra, nos ha di. cho claramente lo que es nuestra parte. (Algo de esto veremos en otros articulos.) Los santos de una iglesia no consisten en una clase de aristocracia de almas es- pirituales; sino més bien de toda la co- munidad de las almes redimidas, Hemos de ver también en otros articulos que la santidad es el producto de las operaciones del Espiritu que mora en nosotros, quien nos presenta otro objeto de amor que qui- ta de nuestro corazén el egoismo y el deseo de atharnos a nosotros mismos. La santificacién experimental: es pues parte de Ja vida diaria, realizada por el Espiritu quien utiliza hasta las pruebas y las disciplinas para hacernos vivir en comunién con Dios. El vocablo “santo” necesita ser redi- mido y rehabilitado. En las salutaciones DEL CREYENTE 15 MINUTOS. Si, tal vez s6lo quince mi- nutos le demande escribir- nos unas lineas haciéndonos conocer su opinién sobre la revista. Sinceramente nos interesa y. queremos conocerla, a Gracias. del N. T. fue la definicién de lo qué era un creyente. Habia por cierto diferentes tipos de temperamentos como los Galatas vacilantes, los filipenses amorosos y ge- nerosos, los elocuentes y dotados pero a la vez indisciplinados y cisméticos corin- tios; los sinceros pero inestables tesaloni- censes; sin embargo todos eran “santos”, El Hamado “consejo de la perfeccién” ha sido la causa de mucha mala inter- pretacién. Por él es necesario retirarse de Ia vida comin, entregindose a la vida mondstica, a la soledad, etc. La canoni- zacién también ha reducido la “sattifica- cién” a una verdadera ciencia, regulando todo mediante un proceso complicado, una hagiografia con grados de santidad. Pero el N. T. ensefia que se puede ser santo en medio de todas las ocupaciones ¥ quehaceres de una vida normal. La san- tificacién pues lega'a ser wna condicién de vida que permite a todo creyente lenar todas’ las vocaciones y ocupaciones con Ja luz y vida de Cristo, Nunca vamos a hacernos santos por medio de reglas y resoluciones; sino por Ia santificacién de una vida entregada, por la muerte al. pe- cado y la crucificacién del viejo hombre. El amor Ieva a Ja obediencia y Dios ha . 177 dicho acerca del obediente “haremos con 4 morada”, manifestindose totalmente a través de una dulce comunién. (Juan. 14: 21-23). Para el creyente la comunicacién de una nueva vida hace toda Ja diferencia, El creyente nace de nuevo, la vida se llena del Espirit quien la cambia por com- _ pleto, Recibe todo lo que es necesario para ‘el cumplimiento de la voluntad de Dios. He sugerido que es posible ser santifi- cado potencidlmente, pero no experimen- talmente. La verdad es que tantas veoes no vemos la santidad dominando en la vida. Algunos hablan de una segunda gra- cia," bendicién, pero no encuentro que Pablo recibié tal cosa y no hallo nada en el N. T. que-justifique tal doctrina, La raz6n porque.tantos sienten la necesidad de “una segunda gracia”, es porque no se han entregado’del-todo, con un santo abandono a la voluntad de Dios, tal cosa es la tragedia de nuestras iglesias. Per- demos mutho, tiempo discutiendo sobre mil cosas, cuando lo necesario es volver sobre este punto de la obediencia en la vida, y empezar a obedecer. Seria bueno ajustar estas vidas nuestras a la vida de Dios: para asi ir de fuerza en fuerza, de una experiencia a otra, con ruevas vi- siones de Cristo. En Hebreos 12:14 somos exhortados a seguir, proseguir, y continuar siguiendo la santidad. Dios desea la conformidad a su voluntad en todos los sityos, como preparacién para su presencia. — Miremos ahora lo que tiene que ver con el perfeccionaimiento, o la consuma- cién: La santificacién completa del cre- + yente espera el dia del aparecimiento del Sefior (1? Juan. 3:2. Efes. 5:24). El ore- yente tiene ya esta vida que no peca, es de Dios y no puede pecar. Aqui en el mundo nuestra vieja naturdléza se ‘mani- fiesta mucho mas que Jo que debe. El terreno del mundo no es congenial, pero cuando todas las flores de la tierra hayan marchitado y os frutos echados a per- der, las plantas del Sefior florecerdn y evardn fruto para siempre alli en “la tierra de Emanuel”, y la flor més bella en el jardin de Dios sera la santidad. La semejanza a Cristo ya habra sido eterna- mente lograda —LA PERFECCION— la salvacién consumada del espiritu, alma y cuerpo. ’ “NO ESTA AQUI, PUES HA RESUCITADO” Cuando caminamos entre los sepulcros mirando las lépidas 0 en- tramos en un templo y examinamos los monumentos, en la mayoria de ellos vemos este encabezemiento. “Aqui yace. Luego viene ef nombre, con la fecha del fallecimiento y. tal vez alguna alabanza de. las buenas cualidades del difunto. ;Pero cuénto diferente es el epitafio de la.tumba de Jesis! No esti escrito en letras de oro ni grabado en piedra. Es pronunciado por la booa de un éngel y es exactamente lo contrario de lo que se pone en todas las otras tumbas: “No esté aqui, pues ha resucitado.” (Ms. 28:6). “Verén'su cara y su nombre estaré en sus frentes”.. SU_NOMBRE,_—la. persona-___ Tidad manifestada de Dios, Verdn su cara. Tendran sus rostros eternamente hacia El | y eternamenté reflejando su luz en Ia cual se alumbrardn por los eternos siglos. Seremos como El es. Vemos pues la santificacién como una actitud. La direc- cién del alma hacia Dios en aspiracién, confianza y sumisién. La vemos como un adelanto. Un constante ejercicio de cora- zn para la santidad. Una, disciplina del espiritn y un crecimiento’ en el conoci- miento de Dios por el cual todo pensa- miento se sujeta a la obediencia de Cristo. Una adquisicién. En Cristo aun ahora Dios nos ve perfectos, pero vendré el dia de “la redencién de le posesién adquiri- da”, seremos realmente perfectos. ‘No sera de provecho hablar de si po- dremos aleanzar Ja perfeccién ahora m mo. Solamenté diré: si vosotros y yo es- tuviéramos mucho més adelantados en tal camino, quizds valdria la pena discutirlo; pero estamos tan lejos de tal ideal que no ‘vamos a pensar por ahora en una santi- ficacién abstracta y perfecta que al fin al cabo no tenemos; més. bien miremos el préximo paso que vamos a dar en nuestro andar diario, pero sin olvidar que la obra de Cristo tiene perpetus y absoluto poder _ para hacer perfectos. “Como aquel prisionero que se arras- tra hasta la ventanilla de su celda y limpia. limpia, y limpia el vidrio hasta que no tiene niancha alguna, Y lo hace con un celo que ningiin mandamiento o sentido del deber hubiera producido. Su ‘imico pensamiente os el de hacer entrar ‘més luz, pues anhela y desea la luz del so?” seré con el alma que desea a su Dios; la santidad serd perseguida con ansia y con sinceridad, a fin de poder rozarse de lo que es su fin — LA SANTI- DAD, SIN LA CUAL NADIE VERA AL SENOR. , Walter T. Bevan Asi DEL CREVENTE —- | Aptos Cristo murié. Consehiat (2 Tim. 2:24) || El siervo del Sefior debe i- brarse de cuestiones que engen- dran contiendas. Debe simpati-- zar con los que son ignorantes | reconociendo que sus preguntas mo merecen el esfuerzo de una acalorada controversia. La me- jor forma es la de encarar esto ‘intereséindose por el que pre~ | gunta en una manera benigna, | Paciente y afectuosa que el tal _ | | se dé cuenta que la misién det sieroo del Seftor es Ia de con- quistar hombres para Cristo y no la de ganar un argumento. Maestro idéneo no es aquel que derrama el veneno de su hosti- lidad sobre el ignorante y tardo de mente, provocéndolo y obli- gindolo a contender. Séio ios que son pacientes ¢ indulgentes || pueden ser siervos del Seftor, 0 esclavos del Sefior. Los esclavos estén sujetos a servidumbre; por lo tanto no tienen’ derecho a echarse en los brazos de una al- tivez que desmienta el espiritu de su Maestro y rompa la. comu- ‘nién de la Iglesia por la cual para C. A, Trentham ~ to = Santificacion Obra de la TRINIDAD La santificacién es la obra del Trino Dios en nuestro ser. Dios nos ha apar- tado: por la obra y el don de su Hijo nos ha redimido de toda iniquidad, “lim- piando para si un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Por su Espiritu est obrando y produciendo Ia santidad en la vida. Miremos todo esto de cerca. 1. ““SANTIFICADOS EN DIOS PA- DRE”. (Judas 1). Hay una unidad en la Deidad. Tres en Uno y en perfecta unién en todos sus hechos, No obran indepen- dientemente, Es cierto que hay ciertos hechos atribuidos a cada Uno. El Padre predestinando; el Hijo redimiendo; el Espiritu Santo. regenerando. Pero’ en nuestra santidad y santificacién se pro- duceun hecho de importancia tremenda. Vemos el gran valor que Dios le adjudica por el hecho de que las tres personas de la Trinidad obran en unién y armonia para tener un pueblo sin mancha. Nos- otros debemos considerar también el gran valor de la pureza de nuestra vida y conversacién. SANTIFICADOS. Por nuestra unién a El; por haber sido apartados para su uso exclusive. Dios el Padre hizo esto en el eterno propésito de su eleccién. ’ DEL CREYENTE “Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a s{ mis- mo, segin’ el puro afecto de su volun- tad” (Efes. 1:5). Fuimos apartados aun antes de nuestra creacién. Fuimos apar- tados legalmente por la compra que Cristo’ hizo en la cruz. Fuimos aparta- dos manifiestamente por el Iamado del Espiritu Santo en su gracia. Todo esto debe solemnizarnos. Somos santificados por DiosPadre; no debemos- prestarnos a ningin otro para su uso. Somos de Dios, no debemos servir a otro. El cre: yente ya no es un ser comin, jamas debe utilizar sus tniembros como cosas suy’as, han sido apartados para Dios, son sa- grados. Santificados en Cristo Jesits (1? Corin, 1:2). “Cristo Jesis, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduria, y jus- tificacién, y santificaciém, y redencién” (19 Corin: 1:20). “La santificacién es el efecto de la muerte de Cristo en la relacién del creyente. con Dios, por la cual, habiendo’ sido quitada la contami- nacién del pecado, el creyente es apar- tado para Dios”, Ahora es apartado, en contraste con su condicién anterior, en que estaba alejado. Cristo se hace nuestra santificacién, en el sentido de 207 ‘ que por su sangre, no solamente somos redimidos y en consecuencia justifica- dos, sino también comprados, de modo que pertenecemos a Dios. Es por st obra que legamos a ser_sahtificados personalmente. El mismo Sefior dijo, “pa- ra esto yo me santifico a mi mismo para que también ellos sean santificados en la verdad”. A fin de que nosotros pu- diéramos ser santos y puros, y ttiles como vasos de honor; por esto él mismo se aparté para realizar Ja obra de su amor redentor. Los primeros capitulos de la carta a Jos Romanos han sido comparados a los Tribunales; alli el pecador se halla afue- ra, condenado a ‘muerte. Luego la carta a Los Hebreos es comparada a un tem- plo, y el pecador manchado esté alli afuera y sin esperanza de ser admitido por un Dios santo. Pero como la muerte del Fiador santo consiguié la justifica- cién para el pecador culpable, también el santo sacrificio del 'Gélgota, consi- guié la santificacién para el pecador manchado. El pecador es sacado de Los ‘Tribunales con justicia, y el pecador en- tra al templo, santificado y apto para la divina presencia, Cristo es amado “el que santifica”, y los creyentes son Iamados “los que son santificados” (Heb. 2:11). Todo fue he- cho por medio de su sola ofrenda, Nues- tra aptitud para estar en el cielo no depende pues de nosotros mismos, sino de lo que Cristo efectud por nosotros en la cruz , Pablo nos dice (Efes. 5:25, 26), que Cristo se entregé a si mismo por su iglesia. Por amor a ella bajé hasta Ja muerte; la compr6, la sacé del mundo, la santific, Fue separada del dominio del pecado para ser suya propia, su esposa. Pero Iuego realiza una tarea —continua. yra_de_Cris- to en la santificacién fue hecha para ——-nosattos;...pero _acompafiéndola tenemos _ se. 208 una obra que se hace en nosotros, y ve- mos el poder de la palabra de Dios apli- cada a la vida por el Espiritu Santo, y luego obedecida por nosotros, Al leer ia palabra de Dios somos humillados y juzgados, El Espiritu la aplica al cora- zén y a nuestro andar diario; en este sentido Ilega a ser “el lavamiento en agua por la palabra”. Nunca debemos tener miedo de ser librados de lo que no agrada_al Sefior, no importa cuanto cueste. La iglesia en aquel dia de gloria seré santa, sin mancha, ni arruga, todo debido a Cristo y a su obra en ka cruz. Porque cuando @ reina en la vida, re- sulta también en la santided en la vide diaria. 3. Santificado por el Espiritu Santo. (Rom. 15:16). ‘La voluntad de Dios es nuestra santificacién y él obra para efectuarla en da vida diaria en un senti- do prictico. La ‘Salvacién no tiene su origen en nosotros, sino en Dios, y uno de los primeros pasos luego, seré “la santificacién del Espiritu”, apartando pa- ra Dios (2, Tesal. 2:13, 14). Pedro tam- bién nos dice algo de esto. (19 Ped. 1:2). El Padre lige alli en Ia eternidad. Tal obra se hace efectiva por la obra del Espiritu aqui en el mundo. La gracia que elige es del Padre, a fin de cumplir tal propésito los hombres serén aparta- dos para Dios por El Espiritu; ellos ‘oyen y creen el evangelio. También en la santificacién en su as- pecto de separar’ del pecado ahora en este mundo y vida, es El Espirit quien obra desde su trono alli dentro del ser redimido, produciendo la semejanza a Cristo, EI Espiritu toma de los abun- “dantes recursos de Cristo y nos da lo que es necesario para crecer espiritual- mente, pudiendo asi Hegar a ser, dia tras dia, mas conformados a Ia imagen de Cristo, En Romanos _presenta_como_un_sa 16, el apéstol Pablo te _ofrecien: ~—--do..a_los..Gentiles..a.Dios;habian_sido__if- —— apartados y santificados para Dios por || DICCIONARTO EI Espiritu Santo. - ABOGADO (1° Juan _ ‘Veamos también 1. Corin. 6:11: “sois ‘El vocablo usado es” “pata santificados en el nombre del Sefior Je- cletos”. Se trata de una palabra sis y por el Espiritu de nuestro Dios”. caracteristica del apéstol Juan. Este capitulo describe los vicios del mun- Cuatro veces la usa acerca del do de entonces y nos dice que cualquiera Espiritu Santo “Consolador” que hiciera tales cosas no puede amar- || (Juan 14:16, 26. 15:26; 16:7) se creyente. Pero aquellos ladrones, bo- Y una vez con referencia al Se- rrachos, etc., Hegaron, a ser santos. ;C6- ior Jesueristo (1? Juan 2:1). La” mo? EI evangelio Jes fue predicado ‘en expresién “paracletos” significa el poder del Espiritu, ellos creyeron y tanto Abogado como Consolador. fueron apartados, o santificados; y el Da la idea de alguien que es Espiritu hizo su morada en ellos como amado en ayuda de otro. Al- en su templo. Se refiere a la separacién guien que se coloca del lado de |) del creyente para Dios, efectuada por el otro para brindarle ayuda. Cris- Espirita cuando el alma se convierte. Es to fue para ios suyos todo lo una tremenda verdad, cada alma salvada que la palabra significa. Ahora es apartada, Recordando esto siempre, el Espiritu Santo continiia con tendremos mucho cuidado de nuestros tal ministerio.'Se ocupa de los cuerpos. ;Qué hacemos nosotros con lo intereses, la consolacién, las ben- que pertenece a Dios? (1° Corin. 6:19, diciones. la felicidad, las necesi- 20). ¢Vamos a entregar cuerpos redimi- dades y atin las pruebas y ten- dos y santificados al mundo y sus cosas? taciones de los creyentes. El Es- La santidad comienza alli, en la rege- rae neracién por el Espiritu Santo, cuando los petigros y dificultades terre. nales, mientras el Sefior Jesucris- to lo hace allé en el cielo. El Espirit Santo eleva su interce- sién desde dentro de nosotros, | en tanto Jesucristo lo hace por _ | recibimos una nueva naturaleza, La obra de la santificacién Iuego se muestra en dos maneras. Vivificacién y mortificacién; vale decir dando vida a lo que es bueno, y dando muerte a lo que es malo. Ani. te mando y alimentando todo lo-que es de Tosotres, en ah eeites ages ae Dios, y viviendo en el poder del Espiri- a ue. we "Sotior Jeruiee no tu. No alimentando, sino amortiguando rape iedo emabreddere ne Ja came y sus obras. discipulos, sino por el contrario, El Padre aparta, santifica alli en sus cage eternds consejos y propésitos. ere erates ce EI Hijo hizo tal spertenito posible | 7epende al abogndo sugerir a por la ofrenda de si mismo, en el cum- Ps Gs fo todo lo Ee puede plimiento de los tiempos. Tal ofrenda significarle ventajas. Si lo. en cuentra equivocado, lo conven- ce. Si lo halla débil o desanima- do, lo fortalece. Todo esto y fue hecha una vez y para siempre.. El Espiritu Santo regenera y produce en la vida aquellos frutos que’ corresponden quel AG mucho més es lo que hace eb a la condicién de un santificado, Seats a eee Walter T. Bevan, |_- . : DEL CREYENTE 209 Sontificacion Sicologia y Santificacién . El hombre aparece en la primera pa- gina de La Biblia como wn hecho crea- tivo, directo y deliberado de Dios, quien dijo. acerca de su condicién que “era buena en gran manera”. Fue hecho a la imagen y conforme a la semejanza de Dios. No podemos buscar ésta semejan- zaen el cuerpo fisico. DIOS ES ESPI- RITU. Tenemos que buscarla en aquella constitucién superior de su ser que lo hace espiritusl. Hay que buscarla en los poderes y actividades del hombre como un espiritu personal, y esta imagen ha de ser mental y moral. El hombre es una personalidad. .Es un ser espiritual ¥ auto-conocedor. Tiene capacidad de una vida moral y de comunién con Dios. En esto consiste su grandeza y su responsabilidad. Capacidad mental, en- tendimiento, voluntad, querer, libre albe- drio; son capacidades y potencialidades parecidas a las de Dios. mismo. Tiene un poder de elegir Hibremente. Tiene semejanza moral, cardcter moral .y santidad. Es importante de notar que cuando Ie nacié un hijo ‘a Adan fue en su ima- gen; vale decir un pecador. (Gen. 5:3.) En cuanto a la divina imagen, consis- tm de un elemento indestructible en la constitucién del’ hombre. La razén, la conciencia, el librealbedrio, ete., aun BEL CREYENTE quedan, En cuarito a la exhibicién actual de laimagen en semejanza moral a Dios, es casi toda perdida, Falta el- elemento espiritual. Las calidades no son motiva- das por el amor y el temor de Dios. Vemos que como Ilegé de la mano de Dios, el hombre levé visiblemente su imagei. Pero el pecado Io ha borrado ¥ en una manera que signifiea su ruina moral y espiritual. Necesita un remedio supernatural para que esta imagen sea restaurada. Somos por la regeneracion nacidos de nuevo por Cristo quien -es Ia imagen de Dios (1 Pedro, 1:3, 23. 2 Corin,, 4:4.) El pecado es algo que no debe encon- trar Iugar en el hombre; que no debe ser parte de su: ser. Pero entré, y ha enve- nenado ‘todas las generaciones sucesivas. Un hombre regenerado, redimido y Ie- no del Espiritu es un’ hombre espiritual, que dedicara todas las fuerzas de su vida una sola cosa. LA GLORIA DE DIOS. Notemos el deseo, u oracién de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:23. “El mismo Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro ser, espiritu, akna y cuer- po sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Seiior Jesucristo.” En verdad es el Dios de paz que lo desea y no habré paz en nuestro ser y entre nuestros miembros mientras que no se ‘ 239 cumpliera. El Dios dé paz desea Ja per- fecta armonia en estos seres complejos nuestros. Dios es la fuente fnica y eterna de la santidad. No hay nada de ella en la criatura humana que no viene directa- mente de El. Es el fruto y el efecto de aquella paz con Dios que El mismo hizo por su hijo Cristo Jesis. Las palabras son dirigidas a los que ya son. santos. (1 Tesal. 3:13. 4:7, 8), pero el apéstol desea para los tales. la continua y completa reslizacién de esta vocacién, a fin de que en el poder del Sefior pudieran vivir vidas consecuentes; vidas que corresponderan bien al hecho de que todo su ser complejo pertenece a Dios.. Toda’ nuestra naturaleza esté en vista aqui y no una, o dos de nuestras facultades. Es una obra hecha sobre toda Ja naturaleza, por ln cual somos cambi dos a la imagen de Cristo y guardados enteramente en paz con Dios. Sin duda se refiere a un proceso que es mirado como en perspectiva, y asi es considera- do como un hecho completo ya, y no tanto como un grado de la santificacién, que va aumentindose. Es un ruego que la santificacién del creyente se extendie- ra al hombre entero, a toda- parte de su ser; que sea santificado por completo y que como personas santificadas, pudieran realizar el verdadero propésito de su s&r y en toda su extensién. Esta santificacién es la voluntad de Dios (1 Tesal. 4:3), y el hecho de que el creyente ha sido separado para Dios, es un doble motivo de que se separan de “toda especie de, mal”. Dios.nos ha ele- gido para ser’ suyos, “sabiendo, herma- nos amados de Dios vuestra eleccién” (1 Tesal. 1:4), Ademés la voluntad de Dios es que la santificacién sea Ievada a cabo en nuestros seres. Es el fin de la meta que el santo evangelio pone por delante, que seamos santos. Aquella alma que ha visto al Sefior no tendré otro anhelo que esto, SANTO. Esta es una palabra que en si revela el cardcter divino, El cardcter que queda revelado-a nosotros en la palabra de Dios en toda su perfeccién y gloria, y que a la ver es-asombroso, hermoso ¢ infinitamente por encima de todo 16 que es terrenal. (1. Sam. 2:12; Salmo 99; T11:9; Isa. 57:15, etc.). Nuestra santificacién seré el reconoci- miento del derecho de Dios sobre nos- otros como Aquel Santo, Santo, Santo Dios que nos cre. Lo vemos cumplido en aquel mandato supremo-“como Aquel que os ha Hamado es santo, sed: también santos en toda, conversacién porque es- crito esté, sed santos’ porque Yo soy ‘FE Y CONDUCTA : , La fe cristiana y Ia buena conciencia deben andar juntas. Fe y conducta en la religién cristiana estin indisolublemente unidas, La fe genuina crea una buena conciencia. Violar wna buena con- clencia significa repudiar la vatide: de la fe de uno. La conducta es Ia tinica medida adecuada de lo que uno realmente cree. C. A. Trentham ~-santo” (1 Pedro 1:15-16). La divisién ae 56 i—el~espirita—| alma-cuerpo. El lenguaje de Hebreos 4: 2 ——42-sugiere~la-dificultad-de~-poder—distin-— El Evangelio, guir entre el alma y el espiritu, que son idos en su naturaleza y activi- * Sate , glnvencién?” El hombre es una unidad personel. E! cuerpo es parte de esta personalidad, co- Donde esti el hombre, no fo ee el alma y el espiritu. El espf- dénde* el sabio que puede | stay el alma moran en el cuerpo y jun- Sbran, gufrir y wnorir sin de- rita y l aimtionen ta parte espiritual de | girtagd y sin ostentacién? a constitucién del hombre. Podemos de- cir que el espiritu es i parte por Ia cual La muerte de Séerates. filo- tenemos conocimiento de Dios. El alma sofando tranquilamente con ‘es la parte por la cual nos conocemos a sus amigos, es la més quieta nosotros mismos, o sea auto-conocedor. El que uno pudiera desear; la cuerpo es la parte por la cual sentimos “de Jesis expirando en ago- Jas cosas exteriores. Alimentamos el cuer- po con cosas materiales, tales cosas 10 ‘nia, utrojado, exoarnecido, sirven para el-alma y el espiritu. maldito de todo et pueblo, es El alma es esa parte que comprende, ta més horrible qe uno pie ef Socrates, al to- pensamos. El espiritu adora y por a en mar li copa de veneno, Uo- tendemos las cosas de Diod. Las tres, ca- ramdo bendice al que Ia pre~ da uno en su lugar, constituye el hombre entero que tiene que set santificado. El espiritu Je une con la inteligencia superior y es la facultad superior. Luego senta; Jesiis en medio de su agonia terrible, ruega por sus verdugos enfurecidos. al alma es intermediaria, entre el espi- Ciertamente que si la vide Sinu'y el euerpo, es la eofera de la volun. |’ y la muerte de Séerates so” tad y de los afectos. En el hombre carnal propiés de wn’ sabio, lis de y no espiritual, el espiritu queda domi- Jestis To son de un Dios. ¢Di- nado por el cuerpo y el alma animal, que deben ser‘siempre sujetos al espiritu. Fablando pues, en términos generales. El “remos que la historia evan- gélica es una mera inven- - | espiritu es superior al alma. Es aquel cién? Amigo mio: Los hom- principio de vida dada al -hombre por bres no -inventan ast; y los Dios, y el alma entonces éeria la vida hechos relativos a Séerates, resultante constituida ex la persona, El de que nadie duda, nos vienen cuerpo siendo el organismo material ani- ee reais mado por el alma y el espiritu, sola- ‘menos..compr que. | mente por medio del cual, éstos pueden concernientes a Jesucriste. recibir, 0 comunicar sus impresiones al ar miutido material. . Rousseau Walter T. Bevan DEL CREYENTE eat La Santificacion Sicologia y Santificacién (2) Continuando con lo que escribi el, mes pasado, diré que Pablo en 2. Corin. 7 Pidié a Ios corintios limpiarse de toda in- mundicia de la carne y de espirjtu. Luego en 12, Pedro, 1:22 leemos “habiendo pu- rificado vuestras almas”. Cubre practica- mente el mismo terreno que 1%, Tesal. 5:23, “En eu condicién original el hombre era como un elevado observatorio que en- tendia cosas celestiales. El pecado cerrd todas las ventanas y oscurecié 1a cdma ra del espiritu, que llegé a ser una edmara de muerte; hasta que el Sefior en la rege- neracién soplé su propio Espiritu vivili- cador, fluminando de nuevo con la divina iluminacién.” El espfritu pues es superior y mas pa: recido a Dios quien es Espiritu, a quien el Espiritu Santo nos une. Es la parte por la cual debemos tener contacto con las " realidedes espirituales, y comunién con Dios y adorarle, jCuén. fécil es interrum- pirlo! El cuerpo, o. sea el “vaso”; “cada uno de Vosotros sepa tener su vaso en santificicién y honor”, 0 sea su propio cuerpo, no su esposa (Biblia de Jerusa- Jem, ete.). Es la envoltura de nuestra na- turaleza por medio del cual mantenemos contacto exterior. Luégo entre el espiritu y el cuerpo. hallamos el alma, La perso- C" wialidad en la cual el espiritu y ef cuerpo se unen, Es sumamente importante que das estas partes se mantengan en sant cacién. El espiritu es guardado entero y sin represién cuando ninguna “especie de mal” contamina esas profundidades inte- riores, interrumpiendo su comunién con Dios. EI alma es guardada cuando es prote- gida del YO. Cuando el ego no domina alli, y sus efectos, su sentir y sus emocio- nes son libres de “toda especie de mal”. El cuerpo es guardado cuando todas las relaciones exteriores son conformes a la voluntad de Dios, y asi quedan libres def mal. Asi que en’ la santificacién, todas las Maves son entregadas a Dios. La parte sicoldgica del ser'es afectada grandemente por la parte fisiea, Por esto hay tanto en Las Escrituras acerca de la santificacién del cuerpo (19, Tesal, 4:3-7. 1%. Corin, 6:16:20). E] apéstol tiene en vista aqui aguéllas tentaciones particulares a las cuales .por causa de sus vidas pasadas eran suscep- tibles. Es algo del cual todos nosotros debemos tener cuidado, Antes de nuestra conversién hicimos muchas cosas inmun- das, Existe la tendencia de ser descuida- dos por estar acostumbrados a ofr y ver ciertas cosas, Atin en el servicio del Sefior tenemos que escuchar confesiones de pe- BL SENDERO ~~ eado tantas veces, que como la tizna, man- No obstante la santificacién no ‘es ‘eon’ - chan Exraquellos tesalonicenses “soguithspor-mredhio™dela-reclusténchaus-——~ estaba ‘en’ peligro debido a la condicién tral. No es esta la clase de trato que la ——-degradanto-de—la-sooiedad~entre—la-oual----Palabra-de-Dios-pide-que-demos-al-cuer——— vivian, Tenian que saber mantener puro po, El Espiritu Santo indicaré lo que hay “su vaso en santificacién”. El vaso es el que cortar, y atin él mismo lo haré cuando vehiculo del ser interior. En nuestra vida estemos entregados de lleno en sus manos. anterior no fue conservado puro, pues fui- Puede ser que todo esto parezea miste- mos esclavos de toda clase de vieios. Aho- —rioso, no obstante es ficil demostrar como ra tiene que ser diferente. Tenemos que quedan ‘entrelazados los elementos de hacerlo un digno receptéculo del ser redi- nuestros seres complejos. Impresiones so-~ ‘ mido y santificado (1°, Tesal. 4:7. 2, Te- bre los sentido’ fisicos, como sensaciones, sal, 2:13). Desde el principio de la nueva “pasan a la regién de los pensamientos y vida ha habido un-lamado santificador; se hacen imégenes mentales, o ideas que acompafiado por influencias santas que pasan al espiritu. Por ejemplo: miramos probibieron toda inmundicia. . un hermoso panorama, o los cielos, ense- El cuerpo del creyente pertenece a Dios, guida pasa de los ojos y la vista al alma, es templo del Espiritu Santo, y un miem- y hay pensamientos del poder y de la sa: “El propésito de Dios en esta sicologia biblica es que el espiritu humano sea guiado por su Espiritu; asi cumpliré él propésito divino y mantendré su dominio, reinando: sobre.el alma y el cuerpo” : bro del cuerpo de Cristo y por lo tanto es biduria de Aquel que hizo todo, y luego sujeto ‘al sefiorio de Cristo y tiene que hay asombro, adoracién y alabanza y asi ser presentado a Dios en sacrificio vivo, . en menos tiempo que he tomado para es- como instrumento que pueda ser utilizado cribir estas palabras ha pasado por -el para cumplir 1a yoluntad divina, (Efes. cuerpo, al alma y al espiritu, Asi Hegamos 1:14, 1°. Corin, 6:13, 16, 19. Rom. 12:1, a comprender can necio es procurar en- 6:13, etc.) El cuerpo es el instramento contrar satisfaccién para el espirita y el que los poderes .de maldad usan. tantas, “alma en las cosas materiales. , veces a fin de hacernos un mal espiritual. Vemos cuan importante es mantener Ja Francisco de Asis lo Hamé “su mula”, y armonia en’ nuestros seres. Pensamientos por cierto es tan obstinado, y persiste asi malos permitidos en“la mente rebaja el hasta cl fin, A veces lo mimamos; es la carécter espiritual. Le ansiedad, el apuro manera segura de no tenerlo sijeto. Siem- y la preocupacién podrén quitar del es- pre pide algo, o quiere ir a tal o cual lu- piritu toda la paz de Dios, tornéndonos gar, 0 ver tal cosa, o beber y comer lo en afanosos y personas sin fe. La envidia que no conviene. afecta todos los hechos bondadosos y qui- ’ DEL CREYENTE : 283 ta el espiritu’ de verdadera simpatia y amor fraternal, y oscurece la vision de Dios. Por lo tanto hay que cultivar habi- tos correctos y costumbres sanas en la esfera del alma a fin de tener el espiritu Teno del conocimiento de Dios. Todo lo que no toma en cuenta la pureza del cuer- po es pecado, Cristo nos ha mostrado que el cuerpo es algo puro y sagrado al to- mar El mismo un cuerpo humano, Fue parte de su ser, como nuestro cuerpo es parte de nuestro ser..Pero El hizo més, mostré lo sagrado del cuerpo al comprarlo con su preciosa sangre y Iuego al darnos el Espiritu Santo para morar en nuestros seres comprados. jCuantos dan vuelta el orden! Lo po- nen asi; cuerpo-alma-espiritu. jAy del hombre o la mujer que’ da todos sus gus- tos al enerpo! EI propésito de Dios en.esta sicologia biblica es que el espiritu humano sea guia- do por Su Espiritu; asi cumpliré el pro- pésito .divino y mantendré su dominio, reinando sobre el alma y el cuerpo, Cuan- do el orden divino és alterado bajo cual- quier pretexto la verdadera personalidad humana sufre serios trastornos. La parte que debe ser.el esclavo del es- piritu, asume la direccién y reina, El hoin- bre natural ejerce ‘el control, domina las facultades intelectuales que-Son en su na- turaleza mundanas. El hombre se apoya sobre su propio entendimiento. Es orgu- oso en su propia sabiduria y desprecia Io divino, y aun a veces blasfema a Dios. cEn-la redencién las tres partes vuelven a ejercer su debida relacién; y en la san- lificacién vemos al Espiritu de Dios con- trolando todo; espiritu, alma y cuerpo y manteniendo la debida proporcién, y asi el cuerpo no és descuidado sino preser- vado sin falta y puro. El’alma no es des- cuidada, sino preservada sin errores trinales y es humilde. Hay armonia por- que Dios esté obrando su voluntad en el hombre entero, asiel hombre lléga a tener Ja semejanza a Cristo, y a vivir la vida humana como debe ser vivida, y como fue vivida por el hombre Cristo Jests. He .aqui pues la gran historia de la redencién, El hombre es salvado, comipra- do por precio, y como, ser comprado pre- senta sus miembros a su nuevo Duefio. Son de Dios, quien los utilizard solamente para su gloria, Dios no ha de quedar satisfecho hasta que todo el ser redimido quede transfor- mado a la imagen de Su Hijo. Solamente en sus manos, y dirigido por El viviremos la vida) del Espiritu, El espfritu nuestro dirigido por el Espirita de Dios, domi- nando todo el ser redimido y reflejando Ia gloria de Dios en todo lo que tiene que ver con el espiritu. Luego todo pensamien- to, afectos, emociones, etc., solamente bue- nos y puros, y toda palabra —en fin ojos, oidos, manos y pies— obedeciendo Ia direccién del Espiritu Santo quien di- rige desde su trono dentro de nuestros se- res. Walter T. Bevan La Oracién’ y el Pecado . La ORACION hard que el hombre deje de pecar; o el PECADO hard que el hom- bre deje de orar. Santificacion CRISTO ejemplo de Santificacién . En pesas y medidas siempre hay una nor- ma invariable,'fijada por la ley, Ast tam- bién hay una norma para el perfecto hom- bre, y podemos tomar las palabras de Pilato, y sefialando a nuestro amado Se- fior decir, “HE AQUI EL HOMBRE”. Hay creyentes qué son sanos en. déc- trina acerca de la deidad de Cristo, pero muchas veces permiten que esto mismo debilite en algo su sentir de la realidad de su humanidad. Hay otros que parece- ria que solamente ven su humanidad, lo cual osaurece en algo su deidad, “La uni- dad de la deidad y Ia humanidad en una Persona; dos perfectas’ y distintas natu- ralezas unidas en una Persona, no obs- tante sin conversién, o confusidn; y tal Persona es verdadero Dios y verdadero hombre y no obstante un solo Cristo”. Por cierto es un misterio, y lo aceptamos por la fe. : La humanidad de Cristo fue real. EJ nacié, su cuerpo fue formado en el seno de la virgen Maria por el poder del Es- piritu Santo, y asi Ilegé a ser-una habi- tacién propia para su alma santa. EI de- pendia de los cuidados de una madre; se sujet6 a Ia autoridad del hogar, y como nifio crecié en estatura, en conocimiento y sabiduria. E] sintié el hambre y la sed; se cansé y durmié. El poseia emociones humanas y compartié experiencias hhuma- nas. Se regocijaba, y también sentia tris- teza. Tuyo compasién y amé; también DEL CREYENTE como hombre pudo sentir indignacién, El deseaba la simpatia y la compaiiia. Sen- tfa la necesidad de la oracién, y oraba mucho, El suftié en su cuerpo y en su espfritiy,-y. al fin murio. Perdemos mucho por no darnos cuenta de que Cristo vivia su vida terrenal- por la fe, y en el poder del Espirita Santo. Para él, como para nosotros, Ia depen- dencia de Dios, unida a la confianza abso- uta en su Padre, fue el secreto de poder, y Ia-fuente de paz. Juan, 10:36 y 17:19. El Padre santifics y envi a Cristo, y Cristo santificé ‘asf mismo, Tales expre- siones no sé refieren a ser libre del pe- cado, porque Cristo nunca tenia pecado, nunca lo conoeié. El Padre le aparts para Ja obra de la redencién y le envié. El Hijo respondié por-apartarse a si mismo y entregarse a la volintad de su Padre eq todo, para el cumplimiento de su obra y podia decir, “Yo me santifico a mi mismo”, Ademés cuando Cristo ord asi, fue solamente unos dias antes de su muer- te y pronto ‘estarfa de vuelta con su Pa- dre. Aun alli-en la gloria se aparté como el hombre glorificndo; ol modelo y re- presentante para hacer aun ahora su obra en nosotros por el Espiritu enviado desde el cielo. Asf ensefia nuestra separacién absoluta del mundo, como el fue total- mente separado. No hay duda.que de ha- ber visto Ia vida humana de Jesis, como sus discfpulos la vieron, hubiera sido ver la perfeccién absoluta de la vida humana en todos sus aspectos. En él vemos toda la gloria 'y hermosura del ideal divino para el hombre. ‘Como conscientes de las tremendas ver- dades, expresadas en Filip. 2 nadé a si mismo”; y Colos. 2: habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. “El Verbo fue hecho carne” entendemos que. Aquel que habité en aquel tabernéculo humano: era Dios, y Dios nunca puede dejar de ser Dios. Asi que anonadar a sf mismo no significa en ninguna manera que dejé, de’ ser Dios. Hay pues algo que empobrece os recur- sos del Ienguaje y.de la sabidurfa para definir, 0 medir. Es una verdad asentada en Las Eseri- turas que Jesis aqui sobre la tierra vivia de su muerte que “se bfrecié por el eter- no Espiritu” (Heb. 9:14), y en ‘su re- surreccién leemos del Espiritu de San- tidad” (Rom. 1:4. 8:11). ‘Vemos pues que Ia relacién entre este hombre perfecto y El Espiritu fue intizaa. ‘Al pasar de una fase a otra en.su des-., arrollo humano, todo fue dirigido por el mismo Espiritu, “Crecia en sabiduria y en edad”. Crecia en una nifiex de inma- culada pureza, No conocemos nada de aquellos afios de silencio, pero aun este pusde ensefiarnos que lo que vale con Dios no es el exterior, sino Jo que uno es cuando nadie nos mira. El hizo tra- bajo manual, pero durante todo el tiempo, desde su nifiez, estudiaba Las Escrituras. ;Cémo las amaba! jQué conocimiento profundo tenia de elles! Tenia que haber- “Perdemos mucho por no darnos euenta de que Cristo vivia su vida terrenal por Ia fe, y en-el poder del Espiritu Sante.” y obraba en el podér del Espiritu: Santo. Fue Teno del Espiritu Santo, poseido y equipado con toda Ia plenitud de la cual Je naturaleza humana es capaz de recibir. “E] que Dios envié, las palabras de Dios habla, porque no da Dios el Espiritu por medida” (In. 3:34). Siempre, gozaba de esta plenitud, Su nacimiento y concepeién fueron por El Espiritu. Fue en una ma- nera, especial, por el poder “del. Espiritu que ‘obré sus milagros (Hechos. 2:22). Por El Espiritu fue guiado, fortalecido y sostenido en. todo su ministerio, su ten-, tacién, su obediencia y sufrimiento. Por las palabras del texto de su, primer ser- imén en Nazaret vemos que El Espiritu Santo le impuls6 poderosamente en toda Ja obra; sus palabras no eran suyas (Jn. 14:10, 24); hizo sus milagros por el mis-~ mo poder (Mateo. 12:28); aun leemos las conocido de memoria, Ademés siem- pre fue su costumbre estar en su lugar fn los cultos pablicos (Lucas. 4:16). La suya fué una vide de continua comunién con su Padré. La voz que hablaba .con ‘Adin ‘y la comunién' de aquel. estado per- fecto fue el gozo constante ¢ ininterrum- pido del hombre Cristo Jesis. Nunca hu- + bo una disposicién de desviarse de la santided perfecta. Su naturaleza fue in- maculada, libre wel pecado, como fue la de Adin en el dia que fue creado. Fue una vida siempre inspirada por El Espi- rita, Al través de los afios sin pecado de au nifiez; de la adolescencia inmacu- Jada; de su juventud impecable; y de hombre maduro, perfecto y sin mancha. En sus estudios; en las reuniones en la sinagoguy ex et trabajo-mamual;-en- ied | gar con sus “padres”; en todo lugar y en EL SENDERO _... todo tiempo. He aqui un hombre cuya ——-vide-es-sin-mancha,-en-enya~alma~jamis-r-| ha surgido la pasién del pecado. Cuya jempre_fue a_de-suPadre-y— cuya conciencia nunca le reprendio. Podia decir a sus enemigos més acérri- cos, “cual de vosotros me redarguye de pecado”. Su juez (Pilato) dijo, “no hallo hi en él crimen”. Nosotros que le amamos | Petsonab ib decimos con asombro, “santo, inocente, limpio y apartado de pecadores”. El podia mirar la santa ley y decir, iCudtha de ser nuestra ac- titud ante -esa ola de enig- mas que ni la ciencia ni las simples exhortaciones puéden resolver? Se me figura que nada hay tan fecundo ‘come hablar... de nuestras pro~ ~ plas experiencias, de ‘nues- tras dificultades, de nuestras flaquezas, de nuestros defec- tos y de la gracia que hemos , recibido; siempre con la de- ; bida mesura. Esto es lo que crea entre ellos y nosotros toda justicia. Nun- ca tenia que arrepentirse de nada, Podia decir, “Yo To que a El agrada, hago siem- pro”. He ‘aqui uno que tenia todas las: Virtudes, y las tenfa en perfecta relacién la una con Ia otra, De El jamas pudiera decirse que podria haber sido um poco mds 0 un poco menos asi, He aqui un hombre en el cual hallamos todo lo que buscamos en vano en los demas hombres. Se trata de uno que se movia entre los pecadores de este mundo, sin contaminat- se con sus pecados. Su presencia fue una : : reprensién a todo’ pecado;, no. obstante | « ia auténtica fraternidad hu- Jos pecadores fueron atraidos a El. La mana y una relacién perso- misma pureza que vefan en El, les dio un nal. Se dan cuenta de que anhelo de ser puros. La pureza de él fue no estén solos; pues, cunque una al-lado de Ja cual la misma nieve 0 hayomos tenido las mie pareciera manchada, pero juntamente con Gfioultades, hemos pa- todo haba amor y .simpatia al cual el -| $440 por. otras semejantes, més vil pecador podria acercarse y en- aue hemos logrado resolwer 0 pa re que tratamos de_solucionar Hemos visto pies que Cristo en su san- mediante la fe, si es que no tificacién se aparté plenamente para ha- ‘nos vemos obligados a sobre- Uevarlas como wna cruz. To- cer la voluntad de Dios, Habia una sola voluntad, Ia del Padre. Habia un solo dos somos hermanos en Ia deseo, agradar al Padre. Nos ha mostrado ventura y en la desgracia. en su humanidad lo que es la. vida gue Para ser iitiles a nuestros se- 2 mejantes, tenemos que dar- agrada a Dios y cémo debe ser la vida 5 del hombre. En otro articulo hemos de re- een ce lacionar todo esto a nuestras vidas. Nos hha dejado un ejemplo para seguir en sus Paul Tournier pisadas, Walter T. Bevan "DEL CREYENTE aun La Santificacion CRISTO, Ejemplo de, Santificacién Hemos visto que es necesario tenér una norma y que el verdadero creyente tiene al Sefior Jesucristo mismo.como la suya. La Biblia tiene muchos’ grandes nombres, pero el nombre de El esté por encima de todos. El es lo que ningin otro es. En todos los'demés, aun en el més aanto encontramos materia inferior, En El hay’ perfeccién. Es una joya de lustre iinico. Podemos hallar’ algo digno deimi- tar en otros, pero también algo que: nos servira de’ advertencia, Solamente a Jesis podemos mirar continuamente y encontrar pureza y perfeccién, Hay una’ sola, nor- ma y es el propésito de Dios conformar- nos ala imagen de su Hijo, Todo. esto debe ser aun: ahora la meta, y si no es taznos procurando alcanzarla, estarnos mal gastando nuestras fuerzis y tiempo. Cual- quiera sea la éosa que hagamosen el tra- bajo diario, en el colegio, o universidad, podenios tener una meta suprema: Desear que en todas, y ‘de todas nuestras ocupa- ciones haya crecimiento en nuestros ca- racteres ¥ en nuéstra semejanza a Cristo. Cada dia podremos ver afiadida a la vida, una hueva gloria, més,semejanza al Sevior. El Sefior no nos ha dejado obrar con- forme a nuestros propios pareceres, ni aun a las ensefianzas de otros ensefiado- res, ni a ideas abstractas de’ lo .que es hermoso_y verdadero. Todo lo teriemos ha _matérializado, se ha’ hecho actual y real. E] modelo y ejemplo se materializé en La Persona fascinante, encantadora atrayente de Jesis, Pensamientos, ideas y normas que flotan en la mente podrian parecer remotas e imposibles, pero todo cambia cuando el objeto supremo es Cristo. Le vemos dia y noche y el anhelo supremo es ser como El es. Es cierto que en el cielo, cuando le veremos, seremos como El es, pero también crecemos mas y mds a su imagen ahora mismo, en la medida que le veamos como -es El. Le gamos a ser mas semejante a El por amar- Te. El amor engendra semejanza y los que viven cerca de la luz, serén’llenos de. Juz, y se harén reflectores de la luz. La diferencia que hay entre tantas vi- das de creyentes, algunas tan nobles y santas, otras innobles e indignas; en gran parte se debe a que algunos aunque tro- piezan a veces han. puesto al Sefior siem- pre por'delante, Tienen sed de Dios y prosiguen hacia el blanco propuesto. Otros no tienen mas ideal que et adelanto ma- terial, ésta es la meta hacia Ja cual se mueven. El inevitable resultado es que nunca son més que creyentes mediocres. Debemos' tener a Cristo por delante como nuestro ejemplo aun en las cosas peque-” jias de la vida. Haciendo bien las cosas nadie ve, las cosas que hacemos de- personificado en una Persona, El Ideal se ante de los ojos de todos, se-arregtarén ——— 344 nt solas. Mantengamos pues la comunién con sigame. Apliqnémoslo a la vida en todos -———-Dios.Cuanto_més.subimos,.mejor_vere:__sus_detalles, No podremos imitara Cristo... mos el panorama, y muchas veces cosas con el poder de nuestras naturalezas viejas, que_desde un_nivel bajo parecerian ser sino con el poder del Sefior y-del Espiritu buenas, desde arriba veremos que tienen Santo. El nos da mas que el ejemplo, noz defectos. Cuanto mas profunda sea nues- otorga también el poder para imitarle. No tra comunién con El Sefior, tanto més al- queremos saber solamente lo que debemos to y sublime seré nuestro concepto de oé- ser, queremos tener el poder para serlo, mo debemos ser. Cristo puede ser el ideal’ Esto es lo que Cristo nos dard..*- para todos los tiempos y-clases. Hombres Las estatuas hermosas podran ayudarno= y mujeres; ancianos y nifios; profesiona-_ a apreciar la hermosura; pero ésta no seré les, estadistas, cometciantes, labradores y , mas que una hermosura fria. “En Cristo estudiantes; madres y padres; marineros " el marmol'se. convierte en carne”. Encon- y mineros, en fin TODOS, encontrarén en traremos que el perfecto y hermoso ideal El la direocién para sus vidas. Oimos de- tiene un corazén para amar, y una mand cir a veces, pero gc6mo podremos imitar’ para ayudar, Nos dara no solamente el a Dios? No somos lamadas a imitar a ejemplo sino también Ja fuerza. Otros po- Cristo en su deidad, sino en su humani- dran ensefiarnos a luchar, pero El lucharé dad, Su deidad no destruye la realidad de _con nosotros. Otros podran ser dechados de La gloria suprema del creyente se verd en sus frutos, La iglesia hoy dia esta buscando’ en todos los lugares, lo que Hama “mejores métodos”, pero lo que Dies busca son mejores hombres y mujeres creyentes. su humanidad. Podemos apreciar en. fos _ ld fe; El es su objeto y su autor: Cuando evangelios las. cosas imitables. Jestis el El pide algo de nosotros, nos da. el poder Ayudador y Amigo, quien anduyo hacien- para hacerlo. Si pide que seamos seme: do bienes a todos. También aquellas virtu- jantes a El, es porque nos ha dado'su Es- des de su ternura, mansedumbre, paciencia _piritu, que mora en nosotros a fin de re- y amor. Es nuestro deber y privilegio ma- producir su semejanza eri nosotros. “Es.el nifestar en la vida las viriudes y exeelen- ‘Cristo humano que tenemos que. imitar, cias de Cristo. pero es el Cristo divino que nos dara el El secreto. Si ck grano.de trigo no cae -Poder para hacerlo”, en la tierra y muere, solo queda. El que SED LLENOS DEL ESPIRITU. La vida ama su vida la perder, mas él.que-abo- que ha sido entregada a Dios en un santo rrece su vida en este mundo, la conservaré y absoluto abandono, es una vida-que ya para vida eterna. El que quiere servirme, ha renunciado’a sus propios planes, pro- Del. CREYENTE : 345 LA VIDA ABUNDANTE el desbordemiento de la vida divina en el ~ CREYENTE No podemos comprender debidamente lds dimensiones inconmensurables de “nuestro Dios. Con nuestras mentes fi- nitas creemos que todas las: cosas tienen sus limitaciones. {Cuan majestuoso y to- dopoderoso es el Dios-que se manifiesta como nuestro amigo! ;Cuan miltiples y gloriosos resaltan sus atributos ante no- sotros, cuando tratamos de comprender més acerca de nuestro Séior! Amor infi- nito; poder sin limites; santidad inmacu- lada; con Jos demés atributos que sobre- pasan nuéstra limitada comprensién, Una de nuestras mayores necesidades es atender la maravilla de la plenitud que hay en nuestro Dios. Su capacidad para suplir nuestras necesidades excede abun- dantemente todo lo que podamos pensar © pedir jes infinita! Cudnta necesidad te- nemos de conocer més intimamente a Aquel en. quien mora toda la plenitnd ‘de Dios corporalmente. El anhelo constante del apéstol Pablo era.de conocer a Cris- wie 8 —- pésitos y perspectivas; y ha tomado en su La verdadera definicién de santidad seré Tugaz Ios planes, propésitos y perspectivas SEMEJANZA A DIOS y solamente la - de -Dios. Asi hemos de conocer a Cristo co- tendremos por medio de un Mediador: mo nunca antes, porque es el oficio del El Seiior Jesucristo, Las caracteristicas quo Espiritu Santo revelarle a nuestras almas, encontramos en Ja vida de Cristo, revelan . El reproduciré su semejanza en nuestras Jo que és la santidad: una vida separada, vidas, y otros viéndola, también empezarén _apartada siempré y solamente a Dios. @ conoceile. Esto es lo que trae glgria-a’ Un muchacho de la China de antes, al Dios. Serd la vida feliz y victoriosa. oir por primera ver de Jest, exclamé: “gCémo conoceré el inundo a Jesis “jh! yo conozco. a ese Hombre, vive en Si no le ve por medio de nosotros?” 1s misma'calle donde yivimos nosotros, yo Ls gloria suprema del creyente se veri Ponoveo a-este Jess! El-muchacho chino on rts Ta psa hoy dia et bam habla vino Co rprodcindo a wt cando en todos Jos Iugares, Io que Ilama ; “mejores miétodos”, pero lo que Dios busca’ ¥4 NO YO... CRISTO VIVE EN MI. —~son mejores hombres y mujeres ereyentes, — Walter T. Bewi. : 346 BL SENDERO La Santificacion La eterna eleccién es un motivo. para la. SANTIFICACION No es mi propésito escribir sobre la eterna. eleccién. Creo en. ella porque es- 14 en la Biblia y doy gracias a Dios por lla, pero no es algo que entiendo, y me- nos puedo explicarlo. Ademés mucho de Jo que he leido sobre el tema (y es bas- tante) no me satisface. Lo que me cons- trifie a eseribir ahora es que veo que va unida a la santidad de vida, Vamos a mi- var todo en una manera practica. “La cleccién, la predestinacién y el i- bre albedrio del hombre forman una pa- radoja que el N.T. no procura resolver, y ademas es algo que nuestras mentes fi- nitas no pueden sondear”. Eleccién: “aquella ‘ordenacién soberana por la cual el Padre eligié los recipientes de su gracia salvadora, por razones no. derivadas ‘ab extra’, sino entretejidas con sus consejos inesorutables, aparte de mé- ritos, 0 de fe previstos en su conducta futura” (Simpson). “Dios no nos da la lave de sus secre- tos de eabinete”. 7 En Efesios 1:4 leemos que Dios “nos escogié en él (Cristo) antes de la funda- cién del mundo, para cue fuésemos san- tos y sin mancha delante de él”. “En cuanto a la experiencia personal del cre- yente, su entrada a tal relacién descrita aqui, tomé Tugar cuando fue renacido. 378 Pero desde el punto de vista de Dios, naz tiene tales limitaciones. Son los ol de su eterna cleccién, y tal eleccién tan unida a Cristo-que son considerados como en Cristo desde antes'de.Ja funda: cién del mundo. Seria mejor reconocst, la limitacién de nuestro entendimiento y humillarnos-delante de Dios” (Bruce). Nnestra salvacién: no es algo precario, © incompleto; su fundamento esta en ef mismo cielo. Vemos.que su propésito no: es de esta tierra, sino del cielo, y que existié antes del mundo. Esta doctrina de’ Ia eleccién corre por toda la Biblia. Is- rael fue elegido, no por algén mérito que tenia, sino para cumplir por él los etetnos propésitos de Dios. Toda la obra, es obx de Dios y sogin su plan: nada es dejado sobre el fundamento inseguro de algo en nosotros mismos. Este plan de Dios fu0 formulado alld a lo lejos antes de Ja fun: dacién del mundo, : Donde quiera que el evangelio es pre- dicado, ofrece vida y salvacién eterna & el Sefior Jesucristo a todos los que ‘cree y se arrepienten. El propésito de: Dios es jnmutable, por Io tanto la perseverancia final de Ios salvos esta eternamente ase gurada, Esto en si es un estimulo. para crecer en Ia santidad. Aquellos que ha- ~ Blan de Ia seguridad de la salvacién det —~ ereyente como algo que daria licencia pa- Ta Sega“ pecaiids, estan mostraNdo que conocen muy superficialmente al Sefior. ‘Gualquiera~queconoce~algo-de-ta-fe-y det —-cia~soportndoos-unos-a-otros;"sialguno——— amor y de la intima comunién con Dios por medio del Sefior Jesucristo, y en el cual el Espiritu tiene libertad de obrar su voluntad, jamés quedard persuadido de que-la eleccién del amor y la gracia de Dios no séré un potente motive que constrifia a la santidad de vida. Este amor que elige es recomendido mis ‘por los gue evan una vida santa y una seme- jana a Cristo, que ‘por aquellos que pa- san la vida discutiendo y procurando re: velar el misterio que Dios ha escondido de nosotros, Dios pues eligié, no solamente para la salvacién, sino también para la santidad de vida. “Para que fuesen hechos confor- mes a la imagen de su Hijo”. El ideal tfos pues como escogidos de Dios, santos 'y ainades; de entranable inisericordia, de benignidad, de mansedumbre, de pacien- tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdond, asi también ha- cedlo vosotros.” “El fundamento de Dios esta firme, teniendo este sello: conoce-el Sefior a log que son suyos; y apirtese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (Colos, 3:12-13. 2° Tim. 2:19). No hay olra evidencia que* la de apartarse de iniquidad. No tenemos otra base para suponer que s6mos edifi- cados sobre el fundamento firme de Dios, si no hay tal apartamiento de iniquidad. Nadie podré pensar que es eternamente salvado mientras vive amando el.pecado. El decreto de la eleccién comio algo abso- Into en si, no-forma parte de la voluntad revelada de Dios. No ha sido revelado la dectrina de Ie divina eleccién es ensefiada en Las Escrituras para consuelo, Para animar al creyente Y para su progreso en Ia senda de obediencia y sentidad. de la vida del cfeyente es la santidad perfects. El propésito de Dios. es hacer santos a los que son elegidos. No debe- mos entender mal todo esto, ni edificar sobre la arena, porque si no mostramos santidad en la vida, no importa mucho lo que somos en otras cosas como nuestra capacidad, nuestra profesién, etc. Nadie ha sido elegido para la salvacién que no haya sido elegido también para ser santo. No podremos tener ninguna evidencia de nuestra eleccién, sin tener la santidad obrando eficientemente en nosotros, “Ves- DEL CREYENTE que éste, 0 aquél es ono elegido, por lo tanto no puede ser usado el argumento, nia favor ni en contra porque es algo que no sabemos, -E propésito de esta eleccién no es nada menos que la santificacién del hombre entero. La doctrina de la divina eleccién es ensefada en Las Escrituras para con- suelo, para animar al creyente y para su progreso en la senda de obediencia y san- tidad, La gracia y el amor soberano de Dios ¢s un motivo poderosisimo, “Si Dios me ha salvado a mi y no po- 379 PAZ y ESPADA “No-he-venido para traer paz”, dice el Redentor, “sino una espada”. Nada mas cierto, aunque parezca contradiccién de tamaiio infinito. Cristo no trae una paz superficial que nada vale. ‘I no dice, “paz, paz” como los profetas falsos de los tiempos de Jeremias, cuando.no hay paz. El médico divino no administra pildoritas cuando hay un cdncer que de. manda bisiuri, No habré paz hasta que llegue la espada de Cristo a yestros corazones a acabar con nuestro egoismd. No puede haber paz mientras no sea crucificado el hombre viejo. Una paz adquirida por me- s puramente humanos, que. dejan las envidias humanas y. los egois- mos que amargan y consumen la vida del hombre en el fondo del cora- z6n, no es.mds’que el infierno que. se llama cielo, Cristo no vino a traer esta.clase de paz. La paz que él trae no se consigue si no hay una muer- te y una resurreccién; el hombre viejo es crucificado con Cristo con todas sus rencillas y todos sus egofsmos, y con Cristo resucita el hombre nuevo cuya delicia suprema es servir a los demas. Porque la paz de los cris- tianos, cuya fe es vida en Cristo, es la paz del amor, es:la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento. “Venga tu reino” ;Venga esta Paz! dré perderme, entonces puedo hacer lo que quiero, todo ha de salir bien”, etc. Esta doctrina es una doctrina del infiemo y los que obran asi no son creyentes. El sentir de la eleccién en el alma produce obediencia y amor. {Cémo podremos sa- ber si teneraos esta gracia de la santidad? Por su crecimiento y su aumento, “Las aguas que proceden de una fuente viva, aumentan en su progreso. Tienen recur- sos. continuos, muy diferentes a los que no son mis que como chérros que salert a intervalos espaciados.” Donde esté- el Espiritu de santificacién, habré también un pozo de aguas vivas que brotan con- tinuamente. Ademds es la naturaleza de tal gracia, obrar sobre el corazén y ha- cerlo rebosar con un sentir del amor de ~Dios (Rom, 531-5). Habra conformidad a Cristo. Todas las virtudes de la. santidad 380 F. J, Huegel obran con ‘este fin, Las gracias que nos hacen més sémejantes a Cristo, por-cier- to, tienen su fuente en el eterno, Dios. Como elegidos de Dios debemos ser humildes“mostrar amor y henignidad ha- . cia todos; y producir en la vida los frutos del Espiritu. Sori’ en fin fos frutos infali- bles; son las evidencias de la eleccién. Sus frutos son Ja santificacién y todas las virtudes que la acompafian, La santidad, sin la cual nadie veré al Sefior. Viviendo una vida de santidad y de conformidad a la volintad de Dios sera una evidencia para cualquiera de que tal persona es un hijo de Dios que camina ya en los caminos de la santidad y de las buenas obras, preparadas de antemano por Dios, _ : J) Walter T. Bevan =" ED SENDER _ to- __ -Santificacion La Esperanza Purificadora ‘ (1 Juan 3:3) El capitulo ‘comienza con una palabra que tiene el propésito de lamar Ja aten. cién a una -exhibicién maravillosa: HI. JOS DE DIOS. “Seamos lamados hijos de Dios, Y LO SOMOS” (VM). Es asi como Dios nos ve. Somos lamados hijos de Dios, Somos hijos de Dios. Seremos reconocidos en el debido momento por todos, como hijos de Dios. Luego vemos que ‘ser tal cual es Cristo es la meta su. Prema del creyente, Esto es el significado de ser hijos; el hijo tiene que llevar la semejanza de su Padre celestial. Luego Yemos como la esperanza de la venida otra vez de Cristo es a la vez una inspi- racién y un consuelo, Anhelar su pureza es una de las pruchas de tener esta es. peranza. de su gloria. No hay doctrina evangélica con un estimulo mis podero- 80, prictico y moral que esta de la ve- nida otra vez del Sefior, Lo que es la Esperanza, La manifese tacién de nuestro Seftor. La iglesia pri. mitiva vivia siempre a la luz de tal es. Peranza. Por Ia noche Jos ereyentes ce. ~rraban los ojos pensarido “quizis vendré antes de la mafiana”, Por la maiiana abrian sus ojos pensando, “Quizds ser hoy”.-Tal pensamiento dio poder y pus reza @ la vida de la iglesia, Al perder DEL CREYENTE de vista la esperanza de.su aparecimiento, perdieron’a la vez su primer amor. “Cuando El se manifieste”. No hay na- da més seguro que esta manifestacién, el apocalipsis del Hijo de Dios. El ven. dra y pondré bien todo lo que ahora esté mal. jCudntos procuran hacerlo ahora y sin Cristo! Es como ir al’ jardin zoolé- gico e ingistir que el leon se recueste Junto con el cordero. Ese tiempo legard, pero “cuando él se manifieste”. La transformacién ‘nuestra. “Seremos semojantes a EY” y él.es la exacta imagen del Padre. ;Qué maravilloso! “Transfor- maré el cuerpo de nuestra bajeza para ser semejante al ‘cuerpo de su gloria” (Filip. 3:21), jSemejante a El, dentro ¥ fuera! Semejantes a El en sw cuerpo. Un cuerpo apto para el cielo, inmortal, incorruptible, un cuerpo espiritual. Se. mejante a El en alma y espiritu entera- mente perfectos, Estaremos con fl, don- “de El esté, felices como El es feliz; EL seré nuestro eterno. compafiero y nunca mis andaremos lejos de El. Semejantes a Elen santidad, ;Cuénta necesidad tene- mos de ésta! Atravesando este mundo nos ensuciamos por los mil contactos que te- nemos. No es que no somos de él. Aquel’ que es nacido de nuevo no tiene necesi- 38 __-do?-Cuéndo -alguien est enamora ded de nacer de nuevo otra vez, y volver, y revolver a hacerlo. Es cierto que Dios nos ve como a través de su Hijo todo per- fecto, pero habra nevesidad de ix diaria- mente al Sefior para la limpieza. Pero vendré el dia cuando seremos como: él es. “Le veremos tal como es él es”. Esta es la manera atin ahora de: tener més se- mejanzé a Crsito. Miramos a Cristo para Ja selvacion. Miramos a él para la santi- ficacién diaria y practica y luego para la eterna semejanza miraremos a él, le ve- remos y elernamente seremos semejantes a El, no habré cosa alguna para impedir nuestra comunién, él ha de llenar eterna- mente nuestra vision, EI resultado de esta esperanza. (v. 3) Juan aqui da el aspecto practice de la jCémé devora sus cartas, leyéndolas y yolviéndolas’ a leer! jCémo aprecia sus dones! Nuestro amado también nos ha dejado sus cartas y nos ha dado sus do- nes, gLas leemos? La pureza pedida tiene un modelo, hay una norma. “Como él también es limpio”. Hoy dia oimos a creyentes decir, “no hay mal en esto o en aquello, ete.”, Tantas ‘veces son mundanos. Seria mucho mejor preguntar eon la palabra de Dios en las manos y sobre nuestras rodillas zharia mi Sefior ésto o aquello? Lo que tenemos que tener es un modelo y tiene que ser El Sefior mismo. Tal pureca es él resultado de’ nuestra fey amor. “Cualquiera que tiene esta es- peranza en EI”. Sino hay nada de pureza , iNiviende dia tras /dia en la luz de la esperanza de la pronta venida del Sefior, hemos:de acercarnos siempre mas y mas a El, : y tal cosa ha de resultar en conformidad “a su semojanza.”” venida, Tal esperanza ha de producir la pureza personal en la vida. “Se purifica a si mismo”. Es voluntario de corazén, Es la obra de wn gran amor hacia el Sefior. “Mi Sefior no quiere esto, etc.”. Cudntas veces un joven o una joven haria més por su novio o novia que por su Sefior. Queridgs, a nuestro Sefior le agta- da Ja vida pura y santa, démosle pues su gusto. El ha hecho mas para nosotros que madre, padre novio-o novia, Nos amé antes que ellos y nos ama con un amor eterno, Ahora é estd ausente, pero ven- dra en cualquier momento. ;Queremos que nos encuentre enamorados del mun- tuna persona y tal persona vive muy lejos. 1“ do_de cer en la mitologia griega era Ja de lim: en la vida, tampoco habré nada de espe- ranza, y nada de fe en el Sefior que vie~ ne, Ei Sefior que viene es el objeto de Ia fe, de'la esperanza y del amor del cre- yente. Nos purificamos porque creemos en 4, Le amamos, él es nuestra esperanza, sin @ no habré nada, Con todo esto por de- lante procuraremos evar su imagen aun ‘ahora, Viviremos miréndole y dguardan: do su venida y tal cosa tendra un efecto purificador. * “" 3Cémo podremos purificarnos a nos- otros mismos? Es seguro que no podre~ mos hacerlo nosotros solos. Una de las doce hazafias que Hércules tenia que ha- piar las caballerizas sucias de Augias. EL SENDERO ble. desvii jas_naturalezas_nuestras_son_tan_sucia: Cumplié su tarea aparentemente imposi- i ~del--Rio~Alfeo que levaron toda la suciedad. Estas vie- jESTUDIANTE! como aquellas caballerizas y no podremos limpiarlas nosotros. Tendré que haber una diaria entrega al Sefior, tendremos > que ponernos en sus manos y en el po- der del Espiritu Santo (Las aguas vivas) mortificar la carne y sus deseos y asi ha- bré victoria sobre el”poder del pecado. La naturaleza vieja siempre procuraré manifestarse, pero en el poder del Espi- rita puede ser mortificada. Viviendo- dia tras dia en la Tuz de Ja esperanza de la Pronta venida del Seftor, hemos de acer- carnos: siempre més y més a El, y tal cosa ha de resultar en conformidad a su semejanza. La verdad de Ja venida otra vez del Sefior debe ser un incentivo para la pu- reza; no faltan pasajes en el N.T. que To confirman. Debe movernos a: Velar Y orar, porque no sabemos el dia, ni la hora (Mat, 24:42-44). Sobriedad, Cuan- tas veces somos Iamados a la templanza en vista de su venida, y esto intluye hasta Jo que comemos y bebemos. (1 Tesal. 5: 26, 1 Pedro 1:13, 4:7. 5:8). Fidelidad. Cuén facil es faltar a ésta, No hablar cuando debemos hablar. Inficles en nues- tra manera de vivir, 0 en el uso de nues- tros talentos. (Mat. 25:19-21. Lug. 12: 42.44, 19:12,13). La mortificacion de os miembros carnales de nuestros cuerpos, con sus deseos. (Colos. 3:4,5). Teter siempre presente nuestra ciudadania ce- lestial — aquel pais al cual pertenecemos ¥ hacia donde vamos, como también al Sefior dé aquel Pais’ (Filip. 3:20, 21). Muchas de las cosas sin las cuales parece que muchos creyentes no pueden vivir ahora, no estardn en aquel pais a donde vamos. La separacién de los deseos mun- danos a fin de poder vivir en este siglo, sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la mani- DEL CREYENTE No sabes si en tu vida futura iu tiempo haya de ser més limi- tado, las circunstancias més des. favorables, tu celo cristiano. més débil. Ahora es el tiempo acep- table. Hoy, cual lo expresa el Espirité Santo, Escucha la invi- tacién dé tus hermanos de todas Jas naciones, y no temas tomar una inquebrantable resolucibn de emplear por lo menos media ho- | ra cada mafiana a solas con Dios. Andrés Murray bo festacién gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, (Tito 2:11,12), Tal esperanza serd un incentivo a una conversacién santa y pia (2 Pedro 3:11- 13). Los del mundo edifican y tienen sus esperanzas: aqui en un lugar reservado para las Hamas. El creyente tiene otra es- peranza, {Qué tal debe ser pues! ¢Nos hace més santos nuestra espe- ranza?. Son palabras vacias aquellas que repiten “el Seiior viene”, o-que concluye sus cartas con un “suyo en Aquel que pronto viene”, si tal-creencia no produce més semejanza‘a Cristo en la vida diatia, 2Creemos que Cristo viene pronto? De- mostrémoslo pues, Tengamos la santa am- bicién de ser semejantes a él ahora. “Oh amados, estando en esperanza de ‘estas cosas, procurad con diligencia que seais hallados de él sin macula y sin represion, en paz”. (2 Ped. 3:14). No olvidemos que “Cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica a si mismo, asf como les puro”. Walter T. Bevan 15

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