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MA oTagjavoLa modernizacién oligarquica
“Hemos ganado la independencia a costa de perder todo lo
demés’, sefialaba un desencantado Simén Bolivar’ refiriéndose
2 las independencias latinoamericanas. Quizés muchos préce-
res de la independencia, convertidos en jefes de facciones riva-
les enfrentadas entre si, en camino al exilio o ya desterrados, se
habrian hecho eco de sus palabras.
Las largas luchas politicas y militares por la independencia
del dominio ibérico, hechas de hazafias y generosidades, no
deben ser subvaloradas. De ellas son hij
libres y soberanas, pero no debernos misti
‘ales luchas tuvieron una direccién criolla aristécrata, con
referentes politicos-culturales liberales avanzados, aunque sin
una representaci6n solida de carécter social 0 popular, y con-
llevaron fuertes rupturas geogréficas y la desarticulacién de los
aparatos burocriticos y administrativos coloniales. Esto generé
una prolongada caida del crecimiento y modificé apenas la es-
tructura de dominacién econdmica y social de la época colo-
nial, abriendo un periodo de guerras civiles que en la mayoria
de los paises solo cesé a mediados del siglo XIX.
“La independencia no fue una fiesta fundacional’, sefiala
Héctor Aguilar Camin, “Dejé una sombra de ilegitimidad poli-
tica sobre la vida piblica de la que tardamos en salir, porque su
origen fue la interrupcién brusca de la cadena de legitimidad
que empezaba en la corona espafiola y terminaba en la tltima
autoridad de los reinos de ultramar. De ahi la fila de gobiernos
sin peso traidos y Hlevados por los vientos de una libertad que
se parecia a la anarquia. Tardamos décadas en dar con formas
y reglas sdlidas de gobierno, en ausencia de las tinicas otras que
‘conocfamos: las reglas y las formas monarquicas”
132,
En verdad, este proceso fue diferente en cada pais, Algunas
ex colonias se constituyeron como Estados precoces, como es
el caso de Chile, y otros vivieron largos avatares antes de con-
solidarse como repiiblicas en forma.
as finanzas piiblicas tardaron en reponerse y la logica gue-
rrera no ayudé a establecer una institucionalidad tempranas
al revés, generé un exceso-de caudillos militares y una fuerte
distancia entre Jas declaraciones normativas, impregnadas de
republicanismo liberal, y la accién politica, particularista y pa-
‘trimonialista, que dejé marcas profundas en todo el desarrollo
histdrico posterior de la regi6n.
‘Aunque los historiadores econémicos sustentan hipétesis di-
versas acerca del inicio de la brecha econémica entre América
Latina y los Estados Unidos, pareceria haber cierto consenso
‘en que el periodo subsiguiente a la independencia, entre 1820
y 1870 aproximadamente, fue desastroso para América Latina.
Coatsworth se refiere “al catastréfico segundo cuarto del siglo
XIX’ y Prados de la Escosura dice que “la independencia fue
seguida por un marcado descenso de la actividad econémica: la
renta per cépita no recupers los niveles coloniales hasta media-
dos del siglo XIX”. Como consecuencia de ello, hacia 1870 la bre-
cha entre los Estados Unidos y América Latina era ya enorme’
Hacia mediados del siglo XIX las cosas tendieron a orde-
narse; se fortalecieron los gobiernos centrales, basados en una
fuerza militar superior y tinica -y por tanto irresistible~y en “la
formacién de un mercado nacional que unificé el espacio eco-
ndmico interior para integrarlo a la economia internacional”.
Tal integracién se produjo fundamentalmente a través de
Ja exportacién de materias primas, con una fiscalidad de-
pendiente en buena parte de los aranceles aduaneros que
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