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ALFONSO CASTRO DEGENERACION — ae COLOMBIANA 164 Clas . rm] MEDELLIN SS SS ESS Sie Degeneraci6n Colombiana INTRODUCCION El Dr. Miguel Jiménez L6pez, en un estudio presen- tado al Tercer Congreso Médico, reunidoen Cartagena, y titulado: Nuestras razas decaen, llega a esta grave con- clusi6n: «nuestro pais presenta signos indudables de una degeneracién colectiva; degeneraci6n fisica, intelectual y moral. Semejante aserto esde una trascendencia inusitada, tanto mas cuanto que lo formula un profesional compe- tente y de prestigio como el Dr. Jiménez Lépez, Senador de la Reptiblica y ex-profesor de Psiquiatria en la Facul- tad de Medicina de Bogota, Ha despertado, como era natural, inquietud en el piiblico, e indudablemente dara. margen a estudios serios y practicos, en las diversas sec- ciones del pais, como ha dado yaocasién a miiltiples ar- ticulos y conferencias en la ciudad Capital. Bastarale ese s6lo mérito para hacerlo digno de aplauso. Es algo ya por el bien colectivo, obligar a que los demas se preocupen por conquistarlo o siquiera por investigar las causas de los males presentes y futuros. Poreso aunen elerror sincero, expuesto con ciencia y mesura, hay beneficio indirecto, pues para quienes en él se interesan, estudidndolo desprevenidamente, conviérte- se en fuente de actividades, que prestara nervio alabores rectificadoras, de donde al fin y ala postre surge la verdad eficiente, matriz de progreso, Por otra parte, el Dr. Jiménez Lopez, contribuyecon su estudio, acrear entre nosotros el descuidado ramo de la medicina sociolégica, que tanta importancia ofrece a los investigadores de naciones civilizadas. El médico moderno ha perdido mucho, por fortuna, del esoterismo 4 DEGENERACION COLOMBIANA sacerdotal de los tiempos antiguos. Hoy es un trabaja- dor paciente, un investigador de conciencia, un escoge- dor de pequerias verdades cientificas basadas en hechos, que lentamente contribuye, con su esfuerzo diario, al acrecentamiento de eso ilimitado y vago, ideal grandio- so de los altos espiritus, que se llama la ciencia, Para cumplir misién semejante necesita volver los ojos ala tie- rra, vinculéndose intimamente conla multitud. Ha me- nester empezarel estudio del hombre mucho antesde que hombre sea, en el momento en que el 6vulo y el esper- matozoide se unen para constituirun nuevo ser, sin olvi- dar, por supuesto, la potencialidad de esas dos células incompletas, ni las modalidades hereditarias y auces- trales que soportan; luégo seguirlo en todas las etapas de la vida, asistiendo al desarrollo del espiritu y al bor- botar de las pasiones, seguirlo con mirada escrutadora, sin perder detalle, anotando todos los raferentes a la vi- daen sus miiltiples faces, para corregir las causas que Ja aminoran y exaltar las que la amplian haciéndola be- lla y racional. De alli que su observacién no podré redu- cirse tnicamente al individuo, al organismo, porque se- ria incompleta y falsearfa los resultados finales. Debe abarcar lo que en una u otra forma dice relacién conlos hombres: el hogar, la escuela, el taller, la fabrica, el campo, la cfrcel, el manicomio, todos aquellos sitios, en una palabra, donde se ejercen las actividades humanas, donde una, célula alienta. JLo que ala vida universal se refiere ha de serie profundamente interesante, porque en el universo existe un armonioso vinculo de todo con el hombre: desde la rotacién de los mundos en el fir- mamento, hasta el humilde brote de una graminea en el reducido predio dellabriego. El papel del médico no puede cireunscribirse, por lo tanto, como quieren los espiritus estancados, a recetar purgantes, sellos o inyecciones, ni tampoco a asumir actitudes herméticas ante el humano sufrimiento. Eso serfa empequeiiecer en absoluto su ra- dio de accién. Activa, penetrante y revolucionaria debe ser suobra, para coadyuvar al meliorismo indefinido de laegpecie, que esel imperativo categGrico de la medicina. in ese punto de vista se ha colocado el Dr. Jiménez Lépez, al preocuparse por problemas de racial impor. tancia para la patria, por lo cual merece, como antes he dicho, elogios, y no seré) mi pluma humilde la que se los escatime. ‘Cierto es que llega aconclusiones verdadera- mente desconsoladoras, absolutamente pesimistas con respecto al porvenir de nuestra colectividad, pero eso no amengua el mérito de su esfuerzo honrado. Como hombre de estudio no puede callar lo que juzga verdade- INTRODUCCION 5 ro, i asi, doloroso y grave como es, lo arroja al estadio de la discusién, anticipandose a declarar, por fortuna, que no cree haber dicho la Gltima palabra sobre el par- ticular, y que los puntos en su estudio contenidos «estan apenas esbozados y requieren ser explorados a fondo por los hombres de ciencia de Colombia y de los demas paises de la América, tropical». Tales restricciones mentales son perfectamente acep- tables, pues, de una parte, hay que convenir con que el, espiritu dogmatico estéd en desuso en cuestiones cientifi- cas, y, por otra parte, son casi nulos les recursos con que se cuenta en Colombia para labores de conjunto, co- mo la del Dr. Jiménez Lopez, y como la rectificadora, que intento hacer al presente. Faltan, en primer término, estadisticas correctas en las diversas secciones del Pafs. No existen ronogra- ifas de médicos y sociédlogos, sobre los miltiples ramos que abarca problema tan vasto como el de la raza, des- parramada en territorio tan extenso como e! colombia- no. Nuestra raza no tiene caracteres definidos ni preci- sos, pues en puridad de verdad no existe, estando redu- cida a un conglomerado étnico muy diverso desde todo punto de vista. Nuestro suelo, feraz en exceso casi ensu totalidad, y accidentado cual ninguno, se halla invadi- do por una flora y una fauna que, si ofrecen amplios re- cursos de vida, con su misma exuberancia también son un obstaculo para el desarrollo de la humana, no ha si- do estudiado como es debido, para ver las modificacio- nes y condiciones de resistencia o inferioridad que sobre el hombre han impreso los diversos medios. I] tiempo transcurrido desde que somosnaci6n independiente, des- de que hemos adquirido el derecho de que en la historia se nos mencione, no es suficiente para predecir de nues- tra marcha vital futura, méxime sise tiene en cuenta que hemos estado sometidos a las incoordinaciones, con exaltaciones y depresiones, propias de las colectivi- dades humanas incipientes, Carecemos, por lo demas, de términos de comparacién, pues muy poco se sa- be de una manera cientifica, verdaderamente antropol6- gica, lo que fué la existencia de los primitivos poblado- res de América. y poco, lo que fué lalarga noche de laCo- lonia, envuelta en las brumas de la ignorancia. Con semejantes obst&culos, casi invencibles hoy por hoy, seria injusto pedir la nitidez de las matemAticas a un trabajo sobre las modalidades colombianas, espiri- tuales y orgdnicas. Tenemos que contentarnos con simples opiniones, tanto mds validas cuanto mas rai- gambre tengan en loshechos fielmente observados. Esto requiere conocimiento perfecto de las diversas regiones del Pais, con su patologia propia; los medios de subsis- tencia que ofrezcan; los grupos étnicos a que pertenez- can sus habitantes; las clases de trabajo y aptitudes pa- ra él; la capacidad mental; el grado de moralidad y cul- tura que han aleanzado, enfin, un sinnGmero de cuestio- nes dificilmente abarcables en eldia por un solo criterio, seein las causas yaapuntadas. De acuerdo estoy, porlo tanto, con el Dr. Jiménez Lopez, cuando pide a loshom- bres ilustrados de Colombia que estudien problemas de tan alta importancia, como los que élentrega ala discu- sién. Ast, con la contribucién de los bien intencionados, surgidos de toda la Reptblica, se obtendré en un futuro proximo un haz de conocimientos basados en la obser- vacion cuidadosa de la vida, de donde har de salir leyes fecundas para vigorizar la raza y engrandecer este pe- dazo de tierra americana. El trabajo del Dr. Jiménez Lopez, precisamenteado- lece del defecto de un exceso de generalizacién o de una ge. ralizacion prematura, Le han faltado datos precisos, emanados de los diversos puntos del pais,para que las conclusiones pesimistas a que llega tengan el prestigio de lo verdadero. Del estudio de algunos hechos, observados en su clinica de Psiquiatria, ha deducido la decadencia ge- neral. De defectos y vicios, inherentes a todo grupo hu- mano, y transitorios ev el tiempo, encuanto a la especie se refiere, en virtud deleyes que yo llamaria purilicadoras, aunque permanentes, sise quiere, en el individuo, ha for- mado causas de morbosidad definitivae irremediable. Ninguna distincién aparece, al practicar sus observacio- nes, en lo referente alos grupos étnicos a que pertenecen losindividuos examinados, lo cual es de importancia ca- pital, pues si degenerada esta Colombia, no lo esta uni jormemente, porque mucha diferencia existe entre las in- diadas dela Altiplanicie, alligidas por una vida miserable, ylasclases directoras de ciudadescomo Bogota, Medellin o Popayén. Ha exclufdo el factor tiempo, sugiriendo la idea de una larga época corrida por lo profundoe im- borrable de las taras apuntadas, y olvidando nuestra juventud como pueblo, que constituye una esperanza justificada. Ha confundido al parecer lo que son miseria, mala educacién, abulia, y desorden, vicios funestos sin duda, pero modificables mediante una terapéutica fuerte yeticaz, con estigmas definitivos, anunciadores del com- pleto desastre, Por lo demas, el Dr. Jiménez L6pez, guiado por la idea obsesionante dela degeneracién, se ha deslizado con suma facilidad a sacar conclusiones de hechos abso- INTRODUCCION 7 lutamente discutibles; cosa disculpable, por supuesto, traténdose de una mente humana. Los médicos, en es- pecial, somos propensos a la obsesién cuando detenida- mente estudiamos un problema patolégico. Llega un momento en que todo lo que el ojo clinico percibe, se le atribuye de una u otra manera al trastorno, objeto de Jas actuales preocupaciones. Y alli ha residido precisa- mente uno de los obstéculos para el avance dela medi- cina. Recuérdense las diversas doctrinas médicas quehan florecido y la fama de a han gozado en su época, para, que se vea queen ello ha habido mucho de aberrante, acompafiado de las seducciones dela moda. Cuando se iniciaron los estudios de anatom{ia patolégica, los ob- servadores no vefan en la iietedricl sino las alteracio- nes apreciables de los tejidos delorganismo; fuénecesario tiempo, paciencia y espfritus revolucionarios, para que los trastornos funcionales adquirieran derecho de ciuda- danfa. In los comienzos de la éra microbiana, el micro- bio rein6 sobre todo y lo fué todo; por un momento la, cneloa se convirtié en algo simplista, pudiendo redu- cirse al siguiente enunciado: enfermedad—microbio, y como légica consecuencia, cosa parecida ocurrié a la te- rapéutica: dado el microbio, buscar el antiséptico. Las demas causas del dolor humano periclitaron por algan tiempo en la sombra, sin que los clinicos les asignaran mayor importancia. Hanse necesitado estudios varios en los diversos paises, y rudos golpes de la realidad, pa- ra llegar a la concepcién actual de que silos gérmenes pat6genos son elementos importantisimos en la génesis de un gran ntiimero de enfermedades, no son los tnicos responsables de los males fisicos que destruyen al hom- bre, nies por su sola presencia como mejor cumplen su obra funesta. La unilateralidad de Ja mente es un hecho demos- trado, y por eso precisamente, silas especializaciones cientfficas ofrecen algtin peligro, es porque inclinan aqué. Na a no conceder importancia sino al objeto de la espe- cialidad. Son muy raros, casi geniales, los hombres que pucden sustraerse a semejantes modalidades psiquicas, os verdaderamente dotados de un espiritu ecléctico y generalizador. Bl Dr. Jiménez Lépez ha estado al frente de una cli- nica de enfermedades nerviosas y mentales, es un estu- dioso que honra la mentalidad del pais, como bien lo prueban el trabajo que analizo y algunos otros de méri- to, ya conocidos, y esun patriota que se preocupa porel engrandecimiento de la tierra que lo sustenta. Eso no obsta, sin embargo, para que, influenciado por el desfile 8 DEGENERACION COLOMBIANA de los degenerados y enfermos del espfritu que ha, visto en su clinica, y siguiendo el carril de sus actividades psi- quicas, haya sido demasiado afirmativo y pesimista al deducir de los enfermos por él examinados, la degenera- cidn colectiva, sin parar mientes en que muchas de las reacciones morbosas que le sirven de base para sus de- ducciones son inherentes a !a especie humana, y que otras, son la manifestacién necesaria de organismos que bus- ean adaptabilidad en el medioen queles ha tocado crecer, sin que ello signifique merma de vida, sino todo lo con- trario: exuberancia. Intento revaluar algunas de las opiniones de mi jlustrado colega y aportar algunos datos a problema de tan alta importancia como el que actualmente se es- tudia; pero, como antes he dicho, lo vasto del tema y la eficiencia de los materiales con que se cuenta al presen- te, son obstdculos casi insuperables para una obra de conjunto; me he de contentar con referirme al pueblo antioqueno en lo tocante a cuestiones somiaticas, por serel que menos ignoro, pues en su _seno he pasado la mayor parte de mi vida profesional y muchas de sus reacciones me son conocidas, como que Jas siento en la sangre. Para elefecto dividiréeste trabajo del modo siguiente: 1° Degeneracidn fisica; 2° Degeneracién psiquica; 3° Blementos etnologicos y etiologia, 4° Mirando hacia el porvenir, RS CAPITULO | DEGENERACGION FISICA En Io tocante a signos anatoémicos de los colombia- nos, descritos por el Dr. Jiménez Lépez para sacar avante su tesis, justo es reconocer que hay muy poco de positivo. El mismo asegura que «ciertas particulari- dades orgénicas son rasgos normalesen alounasrazas», La talla, el prognatismo, el abultamiento de los huesos malares, el hueso japonicnn o malar bipartinium, el plie- gue mengol, formado por el obturador de los parpados, que cubre casi por completo las pestafias y parte del la- crimal, dando la, ilusion de que el ojo es oblicuo como ocurre con los indigenas; la mancha mongélica, frecuen- teen los aborigenes del altiplano andino; la forma del craneo, son otros tantos signos que de ninguna manera, pueden aducirse como estigmas de degeneracién y no hay, por lo tanto, para qué mencionarlos en tal sentido. Son modalidades, impresas por causas oscuras emana- das del medio y de condiciones especiales de la existencia y transmitidas de generacién en generacién, dando el sello caracteristico a los grupos humanos, Por lo demés, me apresuro a decirlo, los llamados estigmas de degeneracion, en euya descripcién se han recreado los anatémicos, han perdido terreno por falta de conformidad, en infinidad de ocasiones, con la reali- dad, como lo han perdido las localizaciones cerebralesy delinitivamente la antigua frenologia, No porque un in- dividuo presente una cabeza conformada de esta 0 de la otra manera u ofrezca un Angulo facial mas o menos abierto, se puede conclufrde sus capacidades intelectivas © de su potencialidad de accion, Sern datos esos de absoluta insignificancia, si aislados se toman, pero ae sumados a otros muchos y a laenorme gama de as Teacciones psiquicas, después de maduro estudio, pueden 10 DEGENERACION COLOMBIANA dar idea de la silueta moral y dela vitalidad de quien se analiza. No hay nadacategérico en medicina, y complejo esel - ser viviente, como sus acciones y reacciones. Por esola enfermedad, reaccidn intensa de un organismocontra una. causa vulnerante, lomismo que cualquiera desus conse- cuencias, no puede juzgarse o diagnosticarse por un solo sintoma, Necesitase abarcar el s¢r en conjunto, estudian- do la dependencia de unas funciones con otras, yla de és- tas conlos diversos 6rganos; comparando lo que ocurre enlosestadossanos; midiendo el rigor delas causas pato- légicasy el vigor del organismo para resistirlas: estudian- do el medio hasta apreciar debidamente ]o que puede oirecer en proy en contra; enuna palabra, formando un fuicio estricto y severo, basado intimamente en lo que se Ofrece a los sentidos del clinico. Proceder de otra ma- nera es oscurecer la verdad y falsear los hechos. Los signos anatémicos, he dicho, han perdido terre- no, aplicados ala antropologia. La craniometria, eu es- pecial, tan llevada y traida por losantropdélogos, y sobre todo su ramo de la cefalometria, no han correspondido a las esperanzas que en ellas se habian fincado desde la época del conde de Gobineau y del profesor Lapouge. Dan resultados arrevesados y contradictorios en infini- dad de casos, que de ninguna manera encajan en los he- chos observados con desinterés. El profesor Parchapp, por ejemplo, midiendo el craneo de un imbécil y compa- randolo con los de 50 hombres normales, ha obtenido que en 7 las dimensiones eran inferiores alas del imbécil, y en 13 eran superiores, pero de modo casi inapreciable, jo cual es una confirmacién de que «eltamafio delcraneo no corresponde de ningtin modo al grado de la intelec. tualidad», Por otra parte, en cefalometria y craniometria se emplean muy diversos aparatos, seein los diversos in- vestigadores, vesto da lugar a miltiples causas de error y a conclusiones completamente disparatadas, sobre las ue es imposible basar una doctrina con visos de cienti- fica. A este respecto Manouvrier, antropélogo de gran renombre, citado.por Finot, dice, que «es imprudente utilizar cifras antropométricas recogidas por observa- dores cuyo modo operatorio no se conoce de visu, 2 no ser que se sepa que han hecho un aprendizaje practico en un laboratorio 0 al lado de un maestro cuyo método sea, conocido, o bien todavia, que se conozca su modo de operar minuciosamente descrito por ellos». Y agrega el propio Finot: cbasta conocer los procedimientos tan complicados de la medicién, tal como se practica en los DEGENERACION FISICA it laboratorios antropométricos de nuestro tiempo, .para que nos demos cuenta del valor sospechoso de todas es- tas generalizaciones apresuradas sobre las razas huma- nas». Siguiendo este mismo orden de ideas, existe un asun- to morioldgico al cual se le concede gran importancia: el de la conformacién craneana. Mucho se ha escrito so- bre dolicocefalia, mesocefalia y braquicefalia, legdndose a considerar la supremacia o inferioridad de las razas y la potencialidad que demuestren para la civilizacién, se- gan ja forma del craneo. Pero eso es tan aventurado co- mo varias otras divisiones—establecidas para clasificar los hombres en castasde dominantes y dominados—pro- ductos probables de petulantes aristocracias, que afin suspiran por la esclavitud bajo una u otra forma, o sue- tios de hombres de gabinete que no encuentran concor- dancia en la fealiant Dice Lamarck: das clasificaciones son medios artificiales, porque la naturaleza ni ha for- mado clases, ni 6rdenes, ni familias, ni géne> »s, ni espe- cies constantes, sino sé/amente individuos». Desde que la ciencia ha entrado a estudiar laconfor- maci6n del cerebro humano, se han obtenido resultados peregrinos. «La dolicocefalia, tan envidiada y buscada, se encuentra sobretodo en las poblaciones salvajes y primitivas, Querer atribufr a éstas el primer rango so- bre los humanos serfa, sin duda excesivo». «Los dolicocéfalos con un indice cefdlico por debajo de 76, son sobre todo frecuentes en los hotentotes, en los negros krus, en los ruchikongo y bakongo (73) ea los aschantis de! Africa, en los papties de 1a Nueva Gui- nea (74), en los diversos australianos, en los insulares de las Nuevas Hébridas, en los tasmanios de Oceania, asi como en las poblaciones hindfis (Kota, Badagas, Todas de Nilghiri), en losainos de Sakhalin, los palhans del Pendjab, ete.; del Asia, en los esquimales; los hurones y bocatudosete., de América, mientras queen Eurcpa son sobre todo los corsos y los portugueses quienes parecen realizar el ideal de algunos antropélogos». «La subdolicocefalia encuentra sobre todo sus repre- sentattes entre los bosquimanos, hausas, los mozabitas y otras poblaciones africanas; en los insulares de Sum- ba, kurdos, japoneses, ostiaks, turkomanos, chinos del Norte, tértaros altaianos, etc., del Asia; en los insulares de las islas SalomGn, de Jas islas Marquesas, polinesios diversos etc., de Oceania; en diferentes indios, algonqui- nos, mestizos, esquimales de Alaska, iroqueses, siux, fue- gianos, de América. Todas estas poblaciones tienen su equivalente, desde el punto de vista del indice cefdlico, 12 DEGENERACION COLOMBIANA en Europa: beleas, flamencos, franceses del Rosellén, sar- dos, sicilianos, techuvaches, tcheremises, vascos espafiolesy «Pasemos a los mesocéfalos (entre 79 y 818). Los helandeses y los normandos de Europa corresponden a los chinos del Sur, alos bororos de la cuenca del Ama- zonas, mientras que los provenzales (81’7) son andlo- gosalos arakanis o alos taleutas del Asia (818) 0a los omaha de América», «Los franceses del departamento del Norte (80’4) se encuentran al nivel de los indios Crow (América), nico- bareses 0 tipperq de Tchittagong (Asia). Nuestros le- mosinos 0 perigordinog, a quienes la antropologia atri- bnye un indice de $0’7, son andlogos a los nahuqua del Brasil, a los batas del lago Toba etc. ete». «Los subraquicéialos (entre 82 y 84’) estén repre- sentados con la misma abundancia entre los javaneses, coreanos, annamitas, patagones, polinesios de Tahiti ode Pomott, como entre los italianos en general, ma- giares, ruthenos, tcherkeses, grandes rusos, belgas wa- lones, judios rusos y galos, lapones, badenses, votiaks, bretones, la tribu semi-salvaje Mordwa (Rusia), los tar- taros del Céucaso y los franceses en general. Si se trata de los hiperbraquicéialos por encima de 87, loscranedlo- gos indicardn que éstos se reclutan tanto entre los ru- manches de Suiza como entre los khirgiz—kasaks, los franceses de Lozére, del Cantal, del Alto Loira, tos ju- dios del Daghestan 0 los lapones que viven en el extre- mo Norte de los paises escandinavos». «Admitiendo que estas evaluaciones antropométri- cas sean absolutamente exactasy rigurosas, habria que sacar deducciones extravagantes desde el punto de vis- ta del valor respectivo de las razas». «Deberfa colocarse en un mismo nivel alos bosqui- manos y alos franceses del Rosellén, alos teleutas y a los franceses del departamento del Norte, a los nahuquas del Brasil y alos franceses del Lemosin o del Perigord; alos mordwa, tértaros y votiaks con relacién a los franceses en general, ese tipo mas representativo del pensamiento y de la civilizacién europeos». (1) Como se veno hay en todo esto nada de fijo ni es- table. Los mismos partidarios de teorias basadas en la moriologia no han podido llegar a conclusiones definiti yas; n0 han demostrado que la braquicelalia o supra- braquicefalia sean incompatibles con una alta cultura o _ con grandes capacidades mentales, como tampoco que pertiR: Pane (1) «Bl prejuicio de tas razasy—Juan Finot. DEGENERACION FISICA se necesite ser dolicocéfalo para tener talento, asimilar civilizaci6n y exhibir eran moralidad. Apesar deser bra- quicéfalos, Voltaire, Kant y Laplace ocupan hoy puesto culminante entre los altos representativos humanos. Y asi debe ser desde el momento en que aceptemos doctrinas distintas del infecundo y peligroso fatalismo, que lleva al mas grosero materialismo; desde que crea- mos en la evolucién y en la periectibilidad del hombre. Es un hecho de vulgar fisiologia que todo é6rgano que trabaja se desarrolla, al propio tiempo que mejora el cumplimiento de su funci6n; el cerebro no tiene por qué sustraerse a esta ley; cuando se encuentra en actividad permanente acrecienta, su, yolumen, segtin Virchow loha demostrado. Tal acrecentamiento trae como consecuen- cia, segtin observaciones de Lacassagne y Cliquet, ma- yor desarrollo relativo de la regién frontal que de la re- gidn occipital, el cual, aun cuando muy poco sea, algo debe influir en la capacidad craneana, variando por consiguiente su forma. De tal suerte que, como conse- cuencia de lo dicho, puede sostenerse que las actividades mentales son capaces de modificar la capacidad cranea- na; del mismo modo que el suave y delicado biceps de una virgen puede llegar a convertirse, mediante ejerci- cios cuotidianos, en el hipertrofiado y fuertede un atleta. Y lo que se dice de la morfologia craneana, puede aplicarse igualmente a otros signos anat6micos como el prognatismo, la talla,la forma dela nariz y de la oreja, los Angulos diversos de la cara, segtin los distin- tos autores. Sirven més que todo como elementos pu- ramente descriptivose individuales; no para graduar de modo ilusorio el psiquismo del hombre. El prognatismo, por ejemplo, se encuentra en infini- dad de tipos clAsicos, que se han ofrecido como excelsos representantes de belleza plastica y de elevada morali- dad, y también en nobles familias, como las Borbones, que indudablemente son de selecto origen. Al mismo tiempo adviértese en individuos de pueblos diametral- mente opuestos en costumbres, cultura y medio, como franceses, chinos, tartaros, lapones, tzinganos y kal- mucos. Entre nosotros existen y han existido indivi- duos de marcado prognatismo que son valiosos repre- sentantes de nuestro puebio, en cuanto dice inteligencia, y honorabilidad. Igual cosa puede decirse de la talla, que no es ni con mucho estable en los individuos de un mismo pais, ni del mismo grupo étnico, y que esta so-- metida a miltiples influencias modificadoras avin en el mismo individuo. El clima, el trabajo, la alimentaci6n, lw cultura fisica, son otros tantos elementos dignos de 14 DEGENERACION COLOMBIANA cuents, y, como bien se comprende, de una variabilidad absoluta, cuando se trata de apreciar tal signo en un pueblo. Si me he extendido un poco en las anteriores consi- deraciones, se debe a que el Dr. Jiménez Lépez, aun cuando se ha «@uardado bien» de juzgar lo que las mo- tiva, como signos de inierioridad anatémica, sugiere no obstante en su estudio modalidades patolégicas en lo que se roz@ con nuestra colectividad. Habla el Dr. Jiménez Lopez de la «gran frecuencia» entte nosotros del nanismo, la acromegalia, los vicios de refraccién en los nifios, las conformaciones viciosas de la oreja, del labio, de los dientes; de los defectos de articulacién y fonacion; de la polidactilia, el pie escaro (chapin), la monorquidia, la criptorquidia, el hipospa- dias, las estrecheces vaginales, el cuello infantil uterino y la micromastia. Esto asf enumerado, tal como aparece en el traba- jo que analizo, sin base estadistica ninguna. no tiene otra importancia que la de una simple opinién y por lo tanto no puede tomarse con la seriedad cientifica del ca- so. En asuntos de esta naturaleza, afirmativos como los presenta el ilustrado colega Dr. Jiménez Lépez, pre- cisa algo mds que simples pareceres u opiniones. Para colgarle el sambenito de inferioridad con que hoy se de- cora a «Colombia y a los paises similares», hacen falta cifras absolutamente precisas. coleccionadas por verda- deros expertos e interpretadas con un criterio de sereni- dad y ciencia insuperables. Lo otro es una labor de desprestigio para nuestro pueblo, sin otro resultado practico que el aumento de prevencién injustificable con que de fuera se le ha mirado Quiz4 los datos numéricos que tengo para oponer a las alirruaciones del distinguido facultativo son de poca, monta; pero en cambio cuento con el sentimiento casi undnime de los médicos del Pais, quealgo vale, al menos en lo que a diario se observa en clinicas y hospitales con respecto a los signos fisicos de degeneracion, que, me apresuro a decirlo, son una leyenda meridional, como aquella de los cincuenta mil leprosos (1) 0 como la més moderna del aleoholismo de Antioquia. (2) Por otra parte, es quien afirma y llega a desalenta- (1) Véase el libro del Dr. Montoya y Flérez: La lepra en se el estudio del Dr. Jorge Rodriguez, publicado en la revista «Colombia». DEGENERACION FISICA 15 doras conclusiones, quien debe respaldar sus asertos con una argumentacion de hierro por lo maciza y geo- métrica por lo exacta. Como ya he dicho, nuestras estadisticas estn en el abe; sin embargo, he consultado Jas del Hospital de San Juan de Dios de esta ciudad, bastante bien llevadas, justo es confesarlo, Al Hospital afluyen, naturalmente, los individuos mas pobres del Departamento y de otros puntos de la Reptiblica, los sometidos a mds rudos tra- bajos y que han vivido en climas deletéreos, los que han soportado todas las deficiencias de la higiene mas tri- vial. De suerte que es allf, donde con mayor raz6n se deben encontrar los grandes signos de degeneracién, porque bien sabido es que éstos se muestran de preferen- cia en las clases desvalidas, Veamos lo que dicen en globo las estadisticas con- sultadas, advirtiendo antes que estan firmadas por los Dres. J. V. Maldonado (las de los afios 1898 y 1899), J, B. Montoya y F. (las de 1908, 1904, y 1905) y por Montoya y lérez, Gil J. Gil y porel suscrito (1913, 1914, 1915, 1916, 1917, 1918 vy mitad del 1919). Esas estadisticas dan como total de operados entre hombres, mujeres y nifios, 1941, y entre estos he encon- trado, maculados con signos de degeneraci6n, los si- guientes: Operados para labio leporino simp Operados para labio complicado Operados para fistula braquial anterior Operados para pies escaros Ovarios escleroquisticos .. Ovarios escleroquisticos, encontrados en operaciones de apendicitis (9), titero fi- bromatoso (1) y retroflexi6n (1)............ aa Lo que da para 1941 individuos, de los peor dota- dos por la vida, pes tienen que acudir a la _beneficencia publica, un total de 30, con signos anatémicos de dege- neracidn, lo cual no quiere decir. por cierto, que esos 30 individuos sean todos degenerados en el verdadero sen- tido de la palabra. Hsos individuos pueden desarrollar ampliamente su espfritu, como seres normales, cumplir labores eficaces de acuerdo con su posicién y exigencies y engendrar o concebir hijos sanos. No estan fatalmen- te condenados a ser de los residuos inservibles que arro- ja la vida al pudridero. Todo es cuestién de una buena higiene, fisica y moral. Ahora, @ otra cosa: el Dr. Jiménez Lépez, en suestudio Ovatio escleroquistico en Colombia, sostiene que un 35 8 6 iF 2 2 ee a ee 16 DEGENERACION COLOMBIANA, a 40 por 100 «de las mujeres de nuestro pais», estén atacadas de esta, afeccién, que él admite «como un ca- pitulo del gran conjunto de signos degenerativos que presentan las diversas razas pobladoras dela América tropical». Siempre Ja idea obsesionante! En, primer término, hay que decidir si er efecto el ovario escleroquistico, es una afeccion que se pueda to- mar como termémetro que marque el estado de deca- dencia_ de un pueblo. Creo que el asunto es altamente discutible, mixime si se tiene en cuenta que tal trastorno se debe, en parte, a la diatesis artitrica, 0 mejor, a la reu- méatica, y las diatesis, hoy por hoy, no pueden tomarse como manifestaciones degenerativas, porque entonces habria que concluir que la humanidad toda toca a las puertas del abismo; por otra parte, el ovario esclero- guistico, segtin ginecdlogos de nota, es en algunas oca- siones una aleccién adquirida, como puede serlo una fiebre tifoidea o una neumonfa, adquirida por falta de higiene, como los infriamentos durante la época catame- nial o los excesos venéreos, y afecciones de esa, clase estén demostrando con su misma patogenia que no hay un ataque directo alas células generadoras, que es lo esencial. Pueden con el tiempo, y en virtud de las leyes de herencia, constituir proceso degenerativo en una ta- milia, perola mujer A o Bquese estudia en un mo- mento dado y en quien se ha iniciado la lesion, no hay por qué juzgarla degenerada porque tenga los ovarios escleroquisticos. Ademas, y con franqueza dichas las cosas, vuelvo al eterno tema: no hay estadisticas correctas para soste- ner los asertos de mi distinguido colega, y luégo, el ova- rio escleroquistico es una, afeccién que no se diagnosti- ca, con criterio de certeza, sino por medio de la cirugia; es, en la gran mayoria de los casos, un encuentro de la mesa de operaciones. Mucho respeto me merecen los conceptos de los es- pecialistas que han informado al Dr. Jiménez Lépez so- bre el particular, pero mientras no respalden sus parece- res con nfimeros indiscutibles y se atengan s6lo a los falibles datos de la memoria, siempre le queda al lector la dudaenel espiritu. La gran mayoria de las opera- ciones que se han hechoen Antioquia, en los tiltimos doce aiios, las he presenciado yo, como ayudante, ope- rador o simple espectador, y sino me creo con derecho para hablar del porcientaje del ovario escleroquistico, si puedo afirmar que et muy por debajo del que le asigna el mencionado cclega. Lo he visto, lo he diag- nosticado en ocasiones, conlirmandose el diagnostico DEGENERACION FISICA aa ep el acto quirtirgico, lo he visto diagnosticado y con- firmado por otros colegas, pero ni por asomas creo que se encuentre en la proporcién que se le atribuye. Respecto a las demés alteraciones antesenunciadas, tengo que contentarme con las opiniones de colegas de esta. ciudad, que conocen el Departamento y gran parte del Pats, y que gozan de una fama merecida como clini- cos y médicos de clientela numerosa. Sin duda ninguna las cifras anotadas, si no tienen el prestigio de una es-, tadistica completa, sf son una expresion, la mas exacta posible, de lo visto, especialmente en el Departamento, en un espacio de tiempo no menor de treinta y cinco afios. Entre los datos que van a leerse estén también los mios, abonados por mi practica diaria en una clinica numerosa del Hospital, por cerca de doce aiios. Los médicos que me han suministrado datos han sido los siguientes: Dres. Teodoro Castrill6n, Emilio Quevedo, Miguel M* Calle, E. Isaza Llano, Juan’B. Lon- dofio, Vespasiano Peléez, Emiliano Henao, Ernesto Ro- driguez, J. V. Maldonado, Gonzalo Pérez, Jacinto’ Heche- verri Duque, Emilio Jaramillo, Gil J. Gil, Gabriel Toro Villa, Luis L. Lopez, Manuel Restrepo, Braulio Mejia, Jestis M. Duque, Antonic Mesa, Carlos Fernandez Oe Nicanor Gonzalez, N. Jiménez, Lazaro Uribe O,, Juan B. Montoya y Plérez, Luciano Restrepo I., y B. Henao Mejia. Les he pedido que, hasta donde les sea, posible, precisen las cifras de los individuos que han visto, durante la, vida profesional, atacados de nanismo, acromegalia, pie escaro, monorquidia y criptorquidia, hipospadias y he- pispadias, y estrechez vaginal, y los totales que siguen son los nimeros aproximados que he recogido: Nanismo... dt ays 101 iptorquidia. 87 (1) Hipospadias y hepispadias 32 Estrechez vaginal congénita Vicios de refracci6n en los nifios (el Dr. Nicanor Gonzalez, oculista de renombre, que conoce el Pais, los juzga en escala, interior a los de otros pafses por él visi- tados). En este mismo sentido, el Dr. Nepomuceno Jiménez, que visita los establecimientos de educacién, como Mé- dico de la Asistencia Piiblica, me suministra los datos siguientes, tomados de las escuelas de este municipio, (1) Entre ellos tres hermanos. 18 DEGENERACION COLOMBIANA donde asisten los nifos de las clases més desvalidas de la sociedad. Algunos de esos nifios viven en completa miseria, hasta el punto de que se alimentan, en las 24 horas, con s6lo una sopa que les suministra el Munici- pio. De 1.300 nifios examinados, de ambos sexos, se ha obtenido lo siguiente: Deformaciones 0 asimetrias craneanas...10 Heredosifilis con estigmas claros........ .....8 hermanos Tuberculosis incipiente. 1 Amigdalas gruesas e infectada: HIGBPOTUIASE crtraesissoraaiser covet ies Sindactilia.... for eantes) Paludismo en nifios que viven ras del Aburré....... 0. secs : Enfermedades de la piel. Miopes confirmados Sordera ligera Epilepsia probable. Anemia por ankilostomos, miseria, ham- bre, aproximadamente......... pues a ne cnctes es 10% Inteligencia retardada, segtin datos de los maestros, de acuerdo con la edad......... Dentaduras cariadas por desaseo, aprox’ madamente A los 10 casos de asimetria craneana pertenecen el epiléptico y los 3 heredosifiliticos; los 6 restantes tienen ligeras deformaciones sin importancia. No es, como se comprende por las cifras anotadas, un exceso de degeneracién lo que impera en nuestro sue- lo. Es cierto que esas cifras no son exactas, pero hay que convenir que a observadores competentes, que vi- ven en el ejercicio diario de la profesidn, codeandose con todo el mundo, no se les hubiera pasado por alto los grandes sintomas de decrepitud que marcan el fin de una raza. Porlo que hace 4 nuestro pueblo, mas que degeneraciéu, lo que domiua es falta de educacién, mise- ria e incuria de los altos poderes. Y cuando digo altos poderes, me refiero no s6lo alos gobiernos, sino tam- bién @ las clases sociales elevadas, donde pululan, los explotadores del proletariado, los amos sin conciencia cia, que mantienen una forma de esclavitud velada, m4s odiosa que la de los negreros de otras épocas. La pren- sa ya ha hablado, pero creo que no se le ha ofdo, de lo que pasa en los Departamentos dela Costa, Cundina- marca y Boyacé, con respecto a ciertos métodos infa-

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