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INTRODUGGION AL ESTUDIO DE LA FILOSOFIA SERIE GENERAL Estuplos V ENSAYOS ANTONIO GRAMSCI INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LA FILOSOFIA Prologo de MANUEL SACRISTAN bo- yh ed EDITORIAL CRITICA Grupo editorial Grijalbo BARCELONA ‘Titulo oxiginal: Latrodezione allo stusio delle Alocaia} Quaderso 11 (XVIET) 1932-1953 QUADERNI DEL CARCERE, Ecicign critica del Instituto Gramsci al exidedo de Valentino Getratana ‘Traduccién castellana de MIGUEL CANDEL Gubiecto: Enric Satué © 1995: Giulio Finaudi editore, Turin © 1981 ones Era, S.A, Méico © 1985 de In presente edicisn pata Espaiis y Amética: Faorial Critica, S.A. calle Pats de Ia Creu, 58, 08034 Barcelona ISBN: 84.7423.2627 Depésito fegal: B. 20.736 1985 Iprese eo Espafia 1985.—Novagrdlik, Puigcerd, 127, 08019 Barcelona EL UNDECIMO CUADERNO DE GRAMSCI EN LA CARCEL' Los Cuadernos que esctibié Antonio Gramsci en la cércel de Turi (cerca de Bari, en la Apulia) entre 1929 y 1933 y Juego en clinicas de Formia y Roma desde ayuella fecha hasta 1935, 0 quizds algo mis tarde, fueron primeramente editados pot Felice Platone, bajo la inspiracién y con Ia colaboracién de Palmiro Togliatti, « partir de 1948, Esa edicién, que fue traducida af castellano en la Argentina, no reproducta los Cua dernos tal como son, sino que reagrupaba teméticamente los trozos para conseguir volimenes relativamente monogréficos. Eso hacia, sin dada; més fécil y agradable la lectura de los textos, pero alejaba de Ia real composicién de los Cuadernos En 1975 apareci6 la edicién critica de éstos tal como fueron escritos. Dirigié la edicién critica Valentino Gerratana, perso- na particularmente capacitads para Ia tatea, no siempte facil De esta edicién existe traduccién castellana publicada por la editorial mexicana ERA. 1, El cusderno tradcide en este volumen es ef 11 segiin Ie mumere: cién cronolégica de Ta edicién crftica dirigida por Valentino Gerratana (Et audi, Turin, 1975, 4 vols.), Fn Ia numecacién establecida con intencién pus ramente prdctica por Tatiana (#aniay) Schucht (la eufade de Gramsct y Ja pettona que més cetea esravo de él, fisice y morelmense, chrante los afios cde presidio) en 1937, inmediatamente despnés de In tiverte del enfermo, este cuademo Tlevaba ‘el nifinero aomano XVIL. 8 ANTRODUCCIGN AL ESTUDIO DE LA FILOSOFiA Hi proceso de Gramsci, que terminé con una condena a 20 uiios, 4 meses y 5 dias de presidio, estaba destinado a des- truit al hombre, como redondamente lo dijo el fiscal, Michele Isgrd: «Hemos de impedir funcionar a este cerebro durante veinte afios». Por eso los Cuadernos de Ia céree! no valen s6lo por su contenido (con ser éste muy valioso), ni tampoco s6lo por su contenido y por su hermosa lengua, serena y pre- cisa: valen también como sfmbolos de la resistencia de un «ce rebros excepcional a la opresiGn, ef aislamiento y la muerte que Je procuraban dia tras dia sus torturadores, KEI mismo médico de la cércel de Tari Heg6 a decir a Gramsci, con fran- queza fécilmente valerosa, que su misién como médico fascista no era mantenerle en vida. El que en condiciones que cau- saron pronto un estado patoldgico agudo Gramsci escribiera una obra no s6lo Hamada a infhuir en genctaciones de socia- listas, sino eambién, y ante todo, rica en bondades intrinse- cas, es una hazafia inverosimil, y los Cuadernos son un mon- mento a esa gesta. Si no existieran en castellano varias antologias de textos de Gramsci, més la edicién completa mencionada, Ia edicié de un cuademno aislado tendrfa sus inconvenientes. Pero como Gramsci tione ya cierta presencia en nuestra lengua, este voli men va a ofrecer Ia gran ventaja de petmitir Ia lectura seguida de un texto coordinado de Gramsci con Ia continuided y fa unidad con fas gue 6! Jo comibi6. Desde este panto de vista Ia elecci6n del cuadetno 11° es tuy acertada, por su conte- nido y por ef hecho de que es uno de fos cuadernos menos retocados y corregidos por Gramsci. (La critica gramsciana distingue tres estadios de redaccién en el conjunto de fos Cna- dernos y en cada uno de ellos. Pero la distincién no tiene pricticamente importancia para el cuaderno.) EL UNDECIMO CUADERNO DE GRAMSCI 9 Los Por diltimo, después de haber dejado un blanco en la pig na (Io cual, junto con el plural de “Apéndices”, sugiere que 12 anrropuccién AL ESTUDIO DE LA FILOSOFfA queria completar la lista de éstos), Gramsci decide reagtupar las cuestiones: «Reagrupacién de Ia materia, 1° Intelectuales, Cuestiones de la escwela. 2° Maguiavelo, 34 Nociones enciclopédicas y cuestiones de cultura, 4° Introduccién al estudio de la filosofia y notas criticas @ un Exsayo popular de sociologia. 58 Historia de la Accién Catdlica, Catélicos integristas » jesuitas - modernistas. 6° Miscelinea de notas varias de erudicién (Pasado y pre- sente). 72 El Risorgimento italiano (en el sentido de L'Eta del Ri- sorgimento italiano de Omodeo, peto insistiendo en los smotivos més estrictamente italianos). 8° Los nietecitos del Padre Bresciani. La literatura popt- lar. (Notas de literatura.) 9° Lorianisme. 10° Apuntes sobre periodismo.» El undécimo cuadetno cubte exactamente el punto 4.* de ese programa definitivo, El programa mismo, ya por su sola existencia, es uno de los sillares de ese monumento que decia antes: Gramsci lo ha escrito muy poco después de la primera gtan crisis de su organismo en Ja cétcel. Su corresponden- cia permite apreciar que los sintomas se acumulaban; el 20 de julio de 1931 escribe a Tania: «Doy vueltas por la celda como tuna mosca que no sabe dénde irse a morit, como dicen en Cerdefian. ¥ siete dias después: «me molesta més un estado permanente que se puede describie en resumen como evapo- racién del cerebro: cansancio general, incapacidad de concen. trar le atencién, relajacién de Ia memoria, etc», Pot ultimo, EL UNDECISO GUADERNO. DR GRAMSCT 13 el 3 de agosto esctibe a Tatiana casi una renuncia a seguir pensando y esctibiendo: Se puede decir que abota ya no tengo un verdadero pro- grama de estudios y de trabajo, y eso es, naturalmente, fo que tenfa que pasar. Yo me habla propuesto reflexionar acerca de una setie de cuestiones, pero era inevitable que, egadas @ cierto punto, esas reliexiones tavieran que pasat a la fase de documentacién, y, pot lo tanto, a una fase de trabajo y de elaboracién que tequiere grandes bibliotecas Alla una de la mafana de aguel dia Gramsci haba tenido ‘su primer vémito de sangte. Sin embargo, muy pocos dias después empezaba el cuaderno 11. (ya bajo el plan definitivo), el cual abria el segundo perfodo de los Cuadernos de la edrcel. Ya entonces, semejantes esfuerzos de Ia voluntad attaigaban ent una sabiduria muy diferente del voluntarismo doctrinario de sus afios mozos; el 3 de julio habia escrito a Tania: «aho- ra, por el contrario, siento toda la mezquindad, la atidez, lo sétdido de una vida que sea exclusivamente voluntad>. ‘La composicién de los Cuadernos de la cdrcel ha ocutrido cen tres perfodos, hoy claramente distinguibles tras su cuidado- sa datacidn por Valentino Getratana, Dureate el primer perio- do, desde que, conseguido el petmiso para escribir en la celda, abre el primer cuadetno el 8 de febrero de 1929, Gramsci emprende (no se puede decir ‘esctibe’ porque casi todos los cuadernos tienen rectificaciones 0 afiadidos posteriores a la Spoca de su redaccién basica) diez cuadernos, tres de los cua- les contienen sélo efercicios de traducciéa. Durante el segun- do perfodo, desde la ctisis de agosto de 1931 hasta su trasla- do de la cétcel de Turi a la de Civitavecchia, abre otros diez cuadernos, més uno de traducciones. De modo que correspon- den a los afios pasados cn la cétcel de Turi 24 cuadetnos, cua- to de los cuales dedicados a traducciones. Hay un tercet 14 INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LA FILOSOFfA perfodo que comienza el 7 de diciembre de 1953, cuando, tras unas semanas en la cércel de Civitavecchia, ingresa en una clinica de Formia en condicién de presidisrio, y termina pre- sumiblemente en agosto de 1935, aio y medio antes de su muette; en este tercer periodo Gramsci ha empezado doce cuadernos més que quedaron muy incompletos. Todos los cuadernos estén escritos «atrancando jugo i cluso a un nabo», como escribié él mismo, casi sin materia- les; y conquistando tiempo y vida a una salud endeble y, muy pronto, a la enfermedad aguda. El 29 de agosto de 1932, fecha en la cval no estaria terminado el cuaderno 11.°, Grams- i escribe a Tania: He Hlegado a un punto tal que mi capacidad de resisten- cla esté a punto de derumbarse completamente, no sé con qué consecuencias, Estos dias me siento peor que nunca; hhace més de ocho dias que no duermo més de tres cuattos de hora por la noche, y hay noches enteras en las que n0 ppego ojo ... el complejo de In existencia se hace insoporte- Ble, de modo que cualquier salida, aunque sea la més peli- grosa y accidentada, es preferible a la continuacién del pre- sente estado, Menos de un afio después, el 16 de marzo de 1933, escri- be a Tatiana en un estado de inritacién que revela la gravedad del suftimiento que lo provocaba: «Ti no has comprendido gue verdaderamente estoy acabado, que después de més de dos afios de desgaste lento, pero implacable y que atin con- timia, se me han agotado Ins reservas [...].» El 7 de marzo, meses después de su segundo vémito de sangre, Gramsci habia suftido un desvanecimiento, El dia 20 de aquel mes consi- guié Tatiana Schucht que un médico decente —no el de la céreel que declaraba su deseo de que Gramsci muriera cuanto antes— le visitara en ‘Turi. El médico diagnosticé. muchos males: EL UNDECIMO CUADERNO DE GRAMSCI 15 Yo infrascrito, declato que Antonio Gramsci, pteso en Turi, sufre de mal de Pott, tiene lesiones tuberculosas en el lébulo superior del pula detecho que han provocado dos hemoptisis, una de las cuales en cantided notable y seguida de fiebres muy altas durante varios dias; sufre de ar- terioescletosis con hipertensién arterial, Ha tenido desva- necimientos, con pérdida del conocimiento y parafasia, que ba durado varios dias. Desde el mes de octubre de 1932 ha perdido siete quilos; sufre de insomnio y no puede ya escribir como hasta ahora. Gramsci no podré. sobrevivit mucho tiempo en las actuales condiciones; considero_ne- cesatio su traslado a un hospital civil o una clinica, salvo que sea posible concederle la libertad provisional. En fe de Jo cual firmo. Ummerto ARCANGELI La repercusién internacional de ese disgnéstico contribuys probablemente a que el gobierno se decidiera a enviar ¢ Turi tun inspector sanitario (otto funcionatio fascista que dictaminé gue Gramsci estaba suficientemente bien atendido en Turi), 7 luego, finalmente, a disponer su traslado a la enfermerfa de ta circel de Civitavecchia primero y, més tarde, a una clfnica privada de Formia, En ese segundo periodo de tanto suftimiento estén escri- tos los cuadernos 11°15.’ y parte del 16.°, Por lo demés, tam- poco fuerea mucho mejores las condiciones cn las que Grams- , como dice Pascoli} con ironfa un tanto siniestra, y que estaba muy lejos de desear, satisfecho, calma para producir una obta acedémica sistemética (como parece que se lo han crefdo varios comenta- EL UNDECIMO CUADERNO DE GRAMSGr 19 ristas incapaces de imaginarse una cfrcel fascista). Se trata del pocmna «Per sempren de los Canti di Castelvecchio. He aqui una versién literal de la 8." edicidn (Bolonia, 1917), que es de suponer fuera la usada por Gramsci ¢Te odio?!.,. No te atmo, ya lo ves, No te amo... ¢Te acuerdas de aquel din? Muy lejos Ulevaban los pies 2 um corazén que pensaba en Ia vuelta, ¥ ast volvi... y tt no estabas. Hoabfa en Ia casa un eco del ayer, de un Jargo prometer, Y conmigo me Hlevé de tf slo aquel eco: PARA SIEMPRE! No te odio. Pero el eco callado de aquella infinita promesa viene conmigo y mueve ef corazén con el cortado palpitar de las horas; gime er, el corazén con el grito del pijaro implume cafdo del nido: PARA. StEMPRI No te amo, Mité sonriendo la flor de tu blando tostro. Tiene todos tus ojos, pero el rostro. ro es tuyo. Y best la carita desconocida sin sobresalto de Ja sangre. Le dije: <¥ a mf, gme quieres?s, (Si, mucho!» ¥ fj6 tus ojos en mi. «gPara siempre?» le dije. Me dij: PARA SIEMPRE! Respond: «Eres nifia y no sabes Jo que quiere decir Para siempre», Contesté: «No sé lo que es?». 20 INTRODUCCION At ESTUDIO DE LA FILOSOW{A Para siempre quiere decit Morir... sf: dormirse en la noche: quedarte tal como estabas PARA SIEMPRE! Hay otto asunto que ilustra bien, en cambio, la evolucién de Gramsci en 1a cétcel bajo In influencia de su situacién y de su esfuerzo: es su percepcién del tiempo, concepta que, con el de orden, es probablemente ano de los dos que mas fntimamente vertebran su pensamiento: el orden era para Gramsci —su revista se llamé 1/Ordine Nuovo— el fruto de Ia revolucién'social que ha de superar el desorden de Ia s0- ciedad capitalista; y la cuestién del tiempo es de gran impor- tencia pata alguien que piensa en una transformacién social. Sus ideas acerea de Ia nocién de orden no cambian en la cér- cel: todavia en 1933, precisamente en el cuaderno 11.*, desa- rrolla la critica de Marx al «socialismo ut6pico» escribiendo: «Es més dificil instaurar un orden intelectual colective que inventar arbitrariamente principios nuevos y originales». ¥ al final del mismo cuaderno aparece Ia concepcién revolaciona- ria que es propia de Gramsci desde ta época de L'Ordine Nuovo: «Pero desde el momento en que un grupo subalterno se hace realmente auténomo y hegeménico suscitando un nuevo tipo de estado, nace concretamente la exigencia de cons- truir un nuevo orden intelectual y moral, un nuevo tipo de sociedad...». Esa idea se diferencia sélo por su historizacién © relativizacién de Jo que habia escrito a los veintiséis afios en La Citta Futura: «Los socialistas no tienen que sustitui: un orden por otro, Tienen que instaurar el orden en stv. Pero no ocurre Jo mismo con la otta nocién vertebral del pensamiento de Gramsci, la del tiempo, En el idealismo juve- nil de Gramsci el tiempo tiene s6lo una existencia de sombra; en el periddico I! Grido del Popol habia escrito el mismo aio: «el pensamiento revolucionario niega el tiempo como EL UNDECIMO GUADERNO DE GRAMSCI au factor de progreso». El preso de cuarenta y dos afios escribe en el cuaderno 15.° (1933): Se oye decit: «Ha resistido cinco afios, ¢por qué no seis? Podia tesistir un allo mas y triunfar» [...] la verdad es que el hombre del quinro aio no es el del euatto, del rercera, del segundo, del primero, ete.; es una personalidad completamente nueva, en la cul los afios transeurtidos han demolide precisamente los frenos morales, las fuerzas de resistencia que caracterizaban al hombre del primer aio Y por las mismas fechas, en una carta « Tatiana Schucht del 2 de julio de 1933, Gramsci se expresa al respecto con estilo de filésofo moral: No tengo nada que decit ni a ti ni a nadie. Estoy va- cio [...] Ya no se puede hacer neda. Si alguna otra vez te casre en la vida el tener experiencias como Ia gue has tenido conmigo, exéeme, ef tiempo es lo més importante: ¢s un simple pseudénimo de la vida misma, Conviene recordar que durante esos duros meses del ve- rano de 1933 y los siguientes, agravadas sus dolencias y en espera del posible traslado a un hospital penitenciario, Grams- ci ha segnido trabajando en sus Cuadernos y ha empezado doce més. Hasta muy al final se esti batiendo Gramsci, sin dda ya en retirada del gran teatro del mundo —del «mundo grande y terriblen, como él decia—, pero no est acabado ni intelectual ni moralmente. En el trance del traslado de Ia cr- cel de Turi a la enfermeria de la cércel de Civitavecchia, Gramsci ha moserado por su conducta en qué aprecio tenfa realmente a sus Cuadernos, a pesar de su sensacién, expresada pocos meses antes, de no tener ya nada que decir a nadie. Hay tun valioso testimonio sobre esio de Gustavo Trombetti, oto preso comunista de la cércel de Turi. Trombetti habia sido 22 INTRODUCCION AT ESTUDIO DE LA FILOSOFfA designado por ef director de Ja cétcel para acompafiar a Gramsci en su celda a raiz de la altima crisis grave de éste en aquel presidio, Por eso estuvo Trombetti ayudando a Gramsci a preparar su equipaje Ia noche del 18 al 19 de no- viembre de 1933: Acompatiados por el funcionatio de la ptisidn encarga- do cel almacén, nos ditigimos a éste y preparamos su equi- paje. Mientras él, de acuerdo conmiga, distrafa al funciona. rio chatlando, yo met{ los 18 cuadernos manuscritos en el bail, entre las demés coses [...] De vuelta « Ia celda, Gramsci no pudo dormir durante el resto de la noche, di- ciendo gue no nos volverfamos a ver. [... Hacia las seis de la maitana, que era adtt noche cerrada, llegé la escolta ar- amada. {...] Le mandaron subir a un coche [...] Le puse la maleta al lado, nos abrazamos y el coche salié, tragado por Ia oscuridad. [...] Lloré como no lo haba hecho en mucho tiempo. (Gustavo Trombetti lo contd asi a Lucio Lombardo Radice y G. Carbone, los cuales pablicaron su testimonio en su Vite di Antonio Gramsci, Roma, 1952, p. 232.) En fecha ya tan tardia como el invierno de 1935, después de la iiltima crisis anterior a su muerte, Gramsci eseribe a su Iejana compafiera Julia Schucht, que esté en Mosca: ‘cuando pienso en todas esas cosas y en gue nuestra vida, desde hace tantos afios (casi una cuarta parte de mi exis- tencia y mds de um cuarto de la tuya), se desarrolla tan se- parada de la mia, no me siento may alegte. Y, sin embar- 0, hay que resistir, aguantar, intentar hacerse fuerte, Por To dems, lo que hz ocurtido ‘no era del todo imprevisible; ti, que recuerdas tantas cosas del pasado, ¢recuerdas cuan- do te decia que «me iba a la guerra»? Tal vez no eta muy serio por mi patte, pero cra le verdad, y en realidad ast yo lo sentia. ¥ te querfa, te queria mucho. (25 de noviem: bre de 1935.) BL UNDECIMO CUADERNO DE GRAMSCI 23) El testimonio més sugestivo del momento en que Gramsci se pone ya en su muerte es un recuerdo de Piero Sraffa del aio 1936. Como lo ha contado Spriano, sin organizarse (en sentido lato), y no hay organizacion sin intelectuales, es decir, sin organizadores y dirigentes, sin que el aspecto teérico del nexo teorfa-préctica se distinga concretamente en un estrato de petsones «especializadas» <7 en la claboracién conceptual y filossfica Hiaciendo del partido el «intelectual colectives de una clase, Gramsci recoge y complica a la vez Ia tesis de Kautsky y del Tenin que se podria llamar «clisico» acerca del origen externo ala clase del pensamiento que ésta necesita para hacerse au- ténoma, ¢ incluso de la misma articulacién de la consciencia de clase (de Ia «clase-para-st»): Los partidos seleccionan individuslmente la masa ac- tuante, y la sefeccién tiene Iugar conjuntamente tanta e plano préctico como nc] tedrico, con una relacién ent feorfa y prictica tanto mis estrecha cuanto més vital y ta- diccimente innovadora de los viejos modos de pensar es la concepcién de que se trate. Por eso se puede decit que los | partidos son los elaboradores de Jos meyos intelectuales in- tegrales y totalitatios ... A la luz de Ja concepeisn, ararnsciana de fa filosofia queds dlaro_que Ta denominacién. «lilosofia, de Te prdcticay que | Gramsci aplica al marxismo no es casual ni secundaria. A me-} tudo se ha entendido ese nombre como resultado casual de Ja necesidad de ocultar a Ja censura de Ia cércel cual era el asunto sobre el que realmente escribfa Gramsci. Luego se suele afiadit alguna muestra de sorprendida admiracién por lo 32 INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LA FILOSOFEA adecuadamente que se puede aplicar aquel nombre al mar- xismo (en particular al de Gramsci), por un incidente tan imprevisible como el que convirtié la «filosoffa primera» de Atistételes en «metaffsica». Pero hay mucho més que eso, y el cuadetno 11.° lo documenta: Gramsci continéa en él Ia biisqueda de precedentes de la «filosofia della praxis» que habia empezado en otros Iugares con santo Tomés de Aquino (ntellectus speculatious extensione fit practicus) y con Vico (verum ipsune factum). Por eso se fija Gramsci, én las notas cortas del cuaderno 11.%, en autores como Alessandro Levi, Alessandro Capelli y Antonino Lovecchio, Parece fuera de duda que lo que mis le interesa a Gramsci del legado de Marx deberfa Iamarse, segtin 1, «filosofia de la prictica», mejor que materialismo histérico o que materialismo dialéctico. (Sin embargo, Gramsci no lo ha dicho nunca clara y consciente- mente.) Hay, por sltimo, otra veta intelectual que atraviesa cl cuaderno 11°, sin tener en cuenta la cual, aunque sea s6lo ,slusivamente, la Jectura de ese texto seria parcial o sesgada: a jpesar del ideologismo culturalista, «humanista e idealista al tiende por su primera educacién filos6fica, Gramsci man- tiene su buen sentido incluso en las cuestiones mas ideol6gi cas: asf trata con precisién y solide lo que lama «la técnica del pensamicnto», de la cual dive, aguda y certeramente, que «sin duda no crearé grandes filésofos, pero dard citerios de juicio y de control y corregira Ias deformaciones del modo de pensar del sentido comtin»; con el mismo acierto descarta Ta idea de una «dialéctica formal» concebida como légica: «epor qué va a ser la dialéctica “formal” superior a Ia légica “formal”? Se trata sdlo de instrumentos Idgicos, y una buena herramienta vieja puede ser superior a una herramienta més moderna de baja calidad (....d». La misma orientacién histé ca y sociolégica de la mirada, que a veces hace caet a Gramsci gicismos historicistas y sociologistas, le permite también EL UNDECIMO GUADERNO DE GRAMSCL 33 formular critetios que luego han aparecido en la filosofia de la ciencia académica de la cultura capitalista (sobre todo desde el libro de Th. 8. Kuhn Le estructura de las revoluciones cien Hficas). Por cierto que Gramsci no es ef tinico ni el primer marxista que ha destacado la importancia de la evolucién his: rica de las ideas y de los grupos de intelectuales en Ia cien- «ia (su denostado Bujérin lo habia dicho en Londres en 1931, por ejemplo), pero lo ha hecho con la concreta eficacia de su estilo, y con mAs planos de pensamiento que el internalista akuhnismo vulgar», gracias a la prictica «dialécticas de rela. Gonar unos con otros los varios campos de Ia cultura, en este caso la ciencia y la evolucidn de Ins ideologfas sociales: La forma racional, Igicamente cobetente, Ia redond de razonamiento que no descuida ningéin argumento posit vo 0 negative que tenga algin peso, posee su impottancia, pero esté muy lejos de ser decisiva; puede serlo de manera subordinada, cuando la persona en cuestién se halla ya en condiciones de crisis intelectual, oscila entre lo viejo y lo ‘nuevo, ha perdido Ia fe en lo visjo y todavia no se ha dex dido por lo nuevo, ete, Otro tanto se puede decic de la autoridad de los pensadotes y cientfficos. Kuhn no dijo mucho més (filos6ficamente) en su best-seller académico, pero la Academia, que fue sacudida como por un tetremoto por el escrito de uno de sus respetables miembros, ignora a un pensador como Gramsci. Eso tiene, sin duda, ex- plicaciones inocentes, por ast decitlo: Ia costumbre de la lec- tura especializada, Ia acumulacién de papel impteso, etc. Pero con ideas de Gramsci es posible descubrir también explicact nes un poco més penetrantes. Manvet Sacusran Luz6n Barcelona, mayo de 1985 NOTA EDITORIAL La presente traduccidn recoge tntegramente el undécimo de los Cuadernos de la cétcel y procede de la edici6n critica del Instituto Gramsci al cuidado de Valentino Gerratana (An- tonio Gramsci, Quaderni del carcere, 4 vols., Einaudi, Turin, 1975; vol. II, pp. 1.363-1.509). Dicho cuaderno carece de titulo general, pero en el décimo viene citado como Introdu- zione allo studio della filosofia, Los titulos de las partes, de los capitulos y de los pirrafos son de Gramsci. En la presente edi- cidn espaiola, la parte titulada «Apuntes y rejerencias de ca- récter histérico-critico», que en el original precede al cuerpo del escrito, se ba colocedo al final debido a su cardcter de bibliografia comentada, Se ha prescindido de casi todo el apa- rato critico de la ediciOn italiana de referencia (numeracién de los pérrajos, referencias a otros cuadervos y buena parte de las notas), y se conservan sélo las notas que se ban conside- rado iitiles para una edicién como ésta. Este cuaderno fue iniciado no antes de mediados de 1932 y terminado en 1933. ADVERTENCIA Las notas contenidas en este cuademo, al igual que en Jos otros, han sido escritas a vuelaphima, a fin de trazar un rapido esbozo de memoria. Todas ellas requieren una revi- sién y control minuciosos, ya que contienen sin duda ine- xactitudes, planteamientos falsos, anactonismos. Al haberse ‘escrito sin tener delante los libros que se citan, es posible que, tras su revision, tengan que corregitse a fondo debido a que la verdad sea exactamente lo contratio de lo que se ha escrito. i APUNTES PARA UNA INTRODUCCION Y PREPARACION AL ESTUDIO DE LA FILOSOFIA Y DE LA HISTORIA DE LA CULTURA I. ALGUNAS REFERENCIAS PRELIMINARES Conviene desttuir el prejuicio, muy difundido, de que la filosofia es algo muy diffcil por el hecho de ser Ia actividad intelectual propia de una determinada categoria de clentifi- cos especializados 0 de fildsofos profesionales y sistematicos. Conviene, por tanto, demostrar de entrada que_codos los hombres ‘son «filésofosp,, definiendo. Jas Limites, Ta filosofia_contenida: 1) en el lenguaje “conjunto de nociones y de conceptos de- tetminados, y no sdlo de palabras gramaticalmente vaclas de ‘ido; 2) en.el sentido comin y, en sentido; 3) en popular y también, por consiguiente, en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones, maneras de ver y de actuar que asoman en eso que generalmente se Lama «folklore. ‘Una vez demostrado que todos son filésofos, aungue sea 2 su maneta, inconscientemente, pot el hecho de que aun en Ja més elemental manifestacién de una actividad intelectual cualquiera, el «lenguaje», esté contenida una determinada concepcién del mundo, se pasa al segundo momento, el mo- | mento de la erftica y de Ja conciencia, es decir, a la pregunta: | ges preferible «pensar» sin tener conciencia critica de ello, de manera dispersi’y ocasional, esto es, participa de una 40 eee pines be Aliens concepeién del mundo «impuesta» mécénicamente pot el am- biente externo, 0 sea, por uno de tantos grupos sociales en Jos que uno queda autométicamente integrado desde el mo- mento de su entrada en el mundo consciente (y que puede set el pueblo o Ia provincia de uno, puede tener st origen en Ja parroquia o cn la «actividad intelectual» del cura o del viejo patriarca cuya «sabidurfan pasa por ley, en la mujer que ha heredado la sabiduria de las brujas o ex ef intelec- tualillo avinagrado por su propia estolider ¢,impotencia para >actuat), 0 5 preferible claborar Ia propia concepcién del mt ta_conscienté ¥ Giftica” y, fior ende, én esfuerzo del ‘propio’ cetebto, escoger la propia +] \esteta de ‘actividad, participar activariente en Ja” ptodaccién : , ser gula de ul Jab Ta Bistoria deI'mando, er gula-de uno mismo y no acep- tar ya pasiva’t inadvertidamente el”imoldeaiiento externo | de la propia personalidad? | Nota E. Por la propia concepcién del mundo se pertenere ‘siempre a un determinado grupo, precisamente al integrado Ipor todos Jos elementos sociales que comparten una misma Imaneta de pensar y de actuar. Se es conformista de alguna clase de confensoee ‘Se es siempre hombre-masa u hombre- colectivo, La cuestién es esta: gde qué tipo histérico es el conformismo, el hombre-masa del que se forma parte? Cuan- do la concepeién del mundo no es ctitica y coherente, sino ocasional y dispersa, se perttenecé simultétiéafhente a una multiplicidad de hombres-masa, la propia personalidad est compuesta de manera extravagante: se encuentran en ella cle- mentos del hombre de las cavernas y principios de la ciencia mis moderna y avanzada, prejuicios de todas las fases histé- ricas pasadas, mezquinamente localistas, ¢ intuiciones de una filosofia furura como la que seré propia del género humano uisificade a escala planetatia, Criticar la propia concepcién del mundo significa, pues, hacerla unitaria y cohetente y ele- p E Core REPERENCIAS PRELTMINARES aL varla hasta el punto alcanzado por el pensamiento mundial mas avanzado. Significa también, por tanto, criticar toda la filosofia que ha habido hasta ahora, en In medida en que éta ha dejado estratos consolidados en Ia filosofia popular. El comienzo de la elaborucién critica es la conciencia de aquello gue realmente es, a saber, un «condcete a ti mismo» fomo producto del proceso histdrico_desarrolladg hasta hoy, que ha"déjado ati una infinidad de huellas, recibidas sin beneficio de inventatio, De entrada conviene hacer ese in- ventario. Nota II. No se puede separar Ia filosofia de Ia historia de 1a filosofia ni le culeura de la historia de la cultura, En el sen- tido més inmediato y ajustado, no se puede ser filésofo, esto es, tener una concepcién del mundo criticamente coherente, sin la conciencia de su historicidad, de la fase de desarrollo que ella representa y del hecho de que est en contradiccién, con otras concepciones o con elementos de otras concepcio- nes. La propia concepcién del mundo responde a determi- nados problemas planteados por Ja realidad, que son perfec- tamente detérminados y «originales» en su actuslidad Como es posible pensar el presente, y un presente bien de- terminado, con un pensamiento formado a partir de proble- mas de un pasado con frecuencia muy remoto y supcrado? Si eso ocurre, significa que se es «anacténico» en el propio tiempo de uno, que se es un f6sil y no un ser viviente en la modernidad. ©, por lo menos, que esté uno «compuesto» de manera extravagante. Y de hecho ocurre que ciertos gru: ppos sociales que en algunos aspectos expresan Ia modernidad més desarrollada, en otros se hallan retrasados respecto de su posicién social y son, por consiguiente, incapaces de una com- pleta autonomfa histérica, * f a a2) INTROBUCGION AL esTUDIO DE LA E1LOSoFfA Nota IIT. Si es verdad que todo lengusje contiene los elementos de tna coneepeién del mundo y de una culture, yserd también verdad que, por el lenguaje de cada uno, se [psde juzgat In mayor o menor complejidad de su concep- cién del mundo, Quien habla sélo el dialecto © comprende la Tengua nacional en grados diversos participa necesariamente de una intuicién del mundo mis 0 menos estrecha y provin- ciana, fosilizada, anacrénica en comparacién con las grandes cottientes de pensamiento que dominan la historia mundial. Sus intereses serin estrechos, mas 0 menos corporativos © | economicistas, no universales. Si no siempre es posible apren- der mds lenguas extranjeras para ponerse en contacto con Vides culturales diferentes, conviene al menos aprender bicn Jk Iengya nacional, Una gran cultura puede sraducirse en fa Tengua de otra gran cultura, es decir, una gran lengua na- cional, histéricamente rice y compleja, puede traducir cual- quier otra gran cuftura, esto es, set una expresién sundial Pero an dialecto no puede hacer eso, Nota IV. Creat una nueva cultura no significa sélo hacet individualmente descubrimientos originales», significa tam- ign y de manera especial difundit critieamente verdades ya descubicrtas, «socializarlasy por asf Geir ¥ hace que 58 con- viettaa, por tanto, en base de_acciones vitales, elemento de cootdinacién y de ordén intelectual y motalConducir « una .,, {masa de hombres # pensar coberentemente y de manera uni- jus el presente real es un hecho y no llamarla «ideologis» 0, directamnente, «pol En realidad no existe Ia filosoffa en general: versas filosofias 0 concepciones del mundo y se hace siempre una eleccién entre ellas. ¢Cémo se realiza esa eleccién? ¢Es tun hecho meramente intelectual o algo mis complejo? Y gno ‘ocarre con frecuencia que entre el hecho intelectual y la nor- ma de conducta exista conttadiccién? ¢Cudl serd entonces la verdadera_concepcién del mundo: la afirmada I6gicamente como hecho in ae jectaal, O'la_que resulta de Ja acti 2 de_cada_uno, actuacién? Y puesto decir que Ta Flosofia real wo Gt Gontenida ada existen di- ollaren sa politica? ‘Ese'contraste entre el pensar y el” actuar, 68 Ustiz, la cocxistencia de dos concepciones del mundo, una take nerds dhe VORUne Hut

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