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wg LAS INSTITUCIONES JURIDICAS EN LA CONQUISTA DE AMERICA Lb idee eT om oe OIE. rec me F Cob JUNTA papa AMPLIACION DE ESTUDIOS & INVESTIGACIONES clENTIFICAS CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS SECCION HISPANOAMERICANA a LAS INSTITUCIONES JURIDICAS { ea CONQUISTA DE AMERICA oR SILVIO A. ZAVALA ~ “6985 sna er és 5 *Ceog5 wapeip “HEA 038 GYoos Sy Cond: HXPENSAS DE LA JUNTA DE RELACIONES. CULTURALES DEL MNISTERIO DE ESTADO INTRODUCCION En esta obra me propongo estudiar las principales ideas instituefones juridicas que influyeror: en el desarrollo de la ‘conquista de América por los espafioles. En la primera parte del estudio—teoria de la penetra cién—, procuro reconstruir el sistema del pensamiento ex- rropeo ante el caso indiano. Los tratados de los autores del sie glo XVI referentes al problema juridico que planteé la pene- tracion de los espafioles en las Indias, se estudian hoy con diversos fines: reivindicar la cultura de la época; establecer Ja relacidn entre el Derecho de gentes y el Derecho interna- cional moderno; precisar el valor del episodio indiano para la historia de las ideas politicas de Europa; examinarlo como capitulo de la filosofia del Derecho natural o en conexién con 1 pensamiento escoldstico. Pero no son estos aspectos de in- terés occidental los que forman el objeto preferente de nues- tro estudio, sino la influencia de la teoria europea en las le- xyes de Ia Corona espafiola dictadas para ordenar Ia penetra- idm en las Indias. Estudiaré las dificultades ocasionadas por la situacion in- ternacional de Europa en la época del descubrimiento (mun- do cristiano frente al musulmén, y aparicién del tercer tér- ‘mino: mundo americano), el problema creado por la exigencia ‘moral que condicionaba la cultura juridica de entonces (nece- Sidad de titulos de valor absoluto para justificar la relacién hispano-india), las complicaciones debidas a las rivalidades Politicas y religiosas que existian entre ns potencias europeas, agravadas con motivo del aumento del poderio espafiol, los problemas nacidos del concepto europeo del indio (hombre con razén, libertad, bienes y potestades), ¥ por iltimo, la difi- “ rxopuccI0N ccultad de conciliar los derechos reconocidos a los naturales ‘de América con los intereses de la invasién. ‘Al estudiar los principios anteriores procuro recoger los, rasgos esenciales; més que a las teorias de cada autor atien- do a los términos de las cuestiones planteadas, cuidando de citar en todos los casos diversos autores y de sefialar el enla- ce entre la teoria y las disposiciones del Estado. En la segunda parte del trabajo—organizacién de las ex- pediciones—, estudio las formas juridicas propias de las arma ‘das espafiolas por medio de las cuales se realiz6 Ia gran em- presa de la ocupacién del Continente nuevo. Examino los documentos fundamentales: capitulaciones, instrucciones, re- laciones de gastos, relaciones de viaje; seflalo los rasgos pe- culiares de la constitucién econémica de las empresas y la re- lacion entre la teoria y leyes estudiadas en la primera parte ¥ la actuacion de las huestes conquistadoras. Finalmente, ‘expongo algunas formas de expediciones distintas del mode- 1o usual, explicando su significacién ante el problema gene- ral de la penetracién de los espaftoles en América. En el estudio de la organizacién de las armadas, los ele- ‘mentos de carsicter institucional predominan sobre los de ca~ récter te6rico, aunque procuro indicar las conexiones cuando pueden establecerse legitimamente. Las armadas no resultan regidas por el capricho de los conquistadores, sino por un sistema legal que procuro exponer. En la parte tercera y final de este volumen—efectos de Ia invasién—, analizo, siempre dentro del campo juridico, tas consecuencias del desarrollo de In ocupacién de las Indias. Establezco el enlace de las caracteristicas econdmicas del sis- tema de las armadas con las utilidades que persegufan los conquistadores. Distingo entre estas utilidades, las que que asaban principalmente en la antigua opinion del Osruewse ', cescrita en su capitulo «De votos, segiin la cual los pueblos gentiles tuvieron jurisdicciones y derechos antes de la venida de Cristo al mundo; pero desde ésta, todas las potestades es- pirituales y temporales quedaron vinculadas en su persona, {¥ luego, por delegacién, en el Papado, De suerte que los infie~ les podfan ser privados de sus reinos y bienes por autoridad 1 Exuiour pe Suz, Cardenal-Arzobispo de Ostia, canonis- 3 del sigo Ril Beeb una Summa tras ay ed. de Colo Gout Sapacio Conds 2 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Pants 1 apostolica, la cual estaban obligados a obedecer. SoLénza- No Pansira, tratadista espaftol del siglo XVII, resumia asi la tesis de los partidarios del Osriawst: «los inficles e idélatras, cuyas obras son en pecado, aunque mirando el derecho anti- guo de las gentes, pudiesen adquirir y tener tierras y seflo- rios, éstos cesaron y se traspasaron a los fieles, que se lo pu- diesen quitar, después de la venida de Cristo al mundo, de quien fué constituido absoluto monarca y cuyo imperio, jun- tamente con su sacerdocio, comunicé a San Pedro y a los de- ‘mis Pontifices que en su catedra sucediesen. Trayendo para comprobacién de estas doctrinas muchos lugares y ejemplos de la Sagrada Escritura, textos del Derecho Canénico y auto- ridades de santos» ', A principios del siglo XVI el Dr. Patacios Rusios, con- sejero de los Reyes Catslicos, habia aplicado al caso de los indios Ia tesis del Ostisxse. Sostuvo que Jesucristo, incluso ‘como hombre, recibié de su eterno Padre toda potestad, 1o mismo en lo espiritual que en lo temporal, y dejé vinculada esta tinica y espiritual soberania en el Sumo Pontifice; desde centonces tas soberanias de la tierra quedaron destruidas y se concentré la suma del poder en las manos de Cristo y de su vicario el Papa, lo cual se extendla, no sdlo a los fieles, sino tambien a los gentiles ajenos a la ley de la Iglesia 2 ‘Marias vz Paz, en la misma época, acepté iguales con- clusiones *, La opinién de Papxo Matrensr, caballero aragonés, era: «judios, sarracenos, gentiles, cismaticos y otros cualesquier infieles, de cualquier forma que se consideren, han de perte- necer a la jurisdiccién de la Iglesia y Romano Pontifices 4. 1 Polen Intoma, i, 1 cap, x, pg. 9, $2 2 Libel details Gecanis phat eulgu Indias apellt, wiictaes Niclonal de sara ater et ee ee E. Bur6x, Un colaborador de los Reyes Catélicos. El Dr. Pala- flog Bula ane obras Mnctd 30" Gel tien tio Ed Grovlena hubice dele amninacion espadole on smart ehies Be idetones de Fran teods Vecbines Amcor dete dee ii Pract ds Vira 8,10 Se ace olen de Mateos Mert, Vil Bibl, de i Acad. deja tet ac Meas PGE por Soudhaiwo Panna, Police Indiana, I pg 9. cont EL PROBLEMA JURIDICO 3 El licenciado Greconio Lorez, glosador de las Partidas y ‘miembro del Consejo de Indias, sigui6 en parte al Ostiexse fl glosar la ley 2, tit. 23, Partida segunda, aunque despues, fnfluido por Vitonia, rectificé en el mismo lugar varias de ‘sus conclusiones, que se imprimieron en la edicicn de las Partidas de 1555 ‘Souénzano Persiea, ya citado, se inclin6 a Ia tradicion del Osrimxss en su De Zndiarum iure, Mas tarde en sa Polf- tica Indiana, sin ocultar su anterior preferencia, expuso el ‘pro y el contra con bastante objetividad. Los defeetos morales y juridicos de esta primera forma de resolver el caso de América pueden resumirse en una cexcesiva afirmacién de los valores del invasor y poco o nin- sgiin respeto a los derechos de los invadidos. Todos los infie- les, sin distincion alguna, quedaban catalogados como posi- bles sulbditos del mundo cristiano, comprendidos bajo la ju- risdiccién del Papado, que podia en un momento cualquiera anular la organizacién y el régimen juridico de los gentiles. Sarracenos e indios debian merecer igual trato de los cris- tianos. En el segundo ciclo det problema de Ia justicia de la inva- sign espafiola en América, los autores revisaron y resolvie- ron de modo contrario las afirmaciones anteriores; no cre- ‘yeron licito extender las jurisdicciones europeas més alla de ‘sus limites occidentales, y afirmaron Ia calidad humana (ra- 6n) de los indios, y sus derechos, a pesar de su condicion de gentiles. Estos autores negaron el poder temporal del Papado Sobre los infieles, tampoco aceptaron Ia supuesta jurisdiccion universal del Emperador y distinguieron varias clases de in- fieles, al separar con cuidado la suerte de los sarracenos, enemigos e invasores de tierras cristianas, de la de 1os indios de América, que no dafaban ni poseian tierras antes: perte- 1 ease conterencia de Rous Risza, El primer impuena- dor de Vitoria: Gregorio Ldpea, en nario ola’ Asoeiacion Francisco de Vitoria i, is 4 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Power recientes a imperios cristianos. Sostuvieron ademas que el Derecho natural amparaba las personas y bienes de los genti- Jes ¥ que, sola la infidelidad, no era causa suficiente para el despojo. Como fruto de esta posicién critica, se consideraron ilegitimos casi todos 10s titulos antes invocados por 10s ato- res de la primera posicion, y que planteado el tema ameri- ‘eano en una forma nueva més depurada, moral y juridica- ‘mente, pero también més dificil de resolver segtin veremos. Elorigen de la nueva posicién no era tampoco moderno, Provenia de distintos pasajes de Iocencio IV y de Sato Tous Ds Aqvito, sobre los derechos de ta Cristiandad fren- te a los pueblos inficles. La afirmacién del Osrmewse quedaba notablemente disminuida, IvocaNcio reconocia el poder tem- ‘poral apostdlico sobre todos los infeles; pero estimaba que ¢l Papa no podia quitarles Jos dominios y jurisdicciones que poseyeran sin pecado ?. La posicién de Saxto Tous ante el mismo problema es discutible, pero afirmaba claramente: «do- rminium et prelatio introducta sunt ex jure humano, distinctio autem fidelium et infidetium est ex jure divino, jus autem ivinum, quod est ex gratia, non tollit jus humanum, quod est ex naturali rationes ® Es decir, mediante su distincion de os Derechos, lograba Sawro Tous hacer compatibles la exis- tencia de bienes y potestades de los gentiles y la distincion de files ¢ infieles del Derecho divino; la venida de Cristo po- dia haber dejado subsistentes aquellos bienes y potestades, En el sigio XVI el cardenal Caverawo, superior de la Or- den dominica en Roma, en sus Comentarios a la Secunda Secuniae de Saxo Touss 4, tuvo ocasién de aplicar la vieja teoria tomista al caso de los indios occidentales, y su aplica ign fué provechosa, porque la siguieron muchos autores es- Pafloles(Vrrorta entre otros); qued6 ast desde entonces afir- mada la capacidad de los infieles para gozar derechos frente 1 Papa y canonista, sigio XII 2 Apparatus ad quinaue lies Decretaliun 1, 34,8. 3. Secunda Secunddae, 10, 10. La opinion de Saxto ToMAs in ‘vocada en senlidg contrario al amparo del gent! puede verse ‘ena Politfon de Souoezaxo, 1, pag. 98,5 3 © Coestion 66, act. 8 aa EL PROBLEMA JuRIDICO 5 fa tos paises cristianos, y la diversidad de condicién juridica de infieles enemigos como los sarracenos, ¥ los que, como los {ndios, no daftaban a 10s cristianos 1. “En 1510 Jous Maroe, el célebre profesor nominalista de la ‘Universidad de Paris, planted el caso de los indios en la se- ‘gunda forma. Consideraba que el reino de Cristo no era de teste mundo ¥ que no hizo al Papa vicario, sino en el primado ‘spiritual; negaba también Ia potestad del Emperador como de todo el orbe. En cuanto al indio decia que el domi- ‘nid no se funda en la fe ni en la caridad (Derecho divino), sino en titulos de Derecho natural, por lo cual el infiel podia tener propiedades, libertad, jurisdicciones, ete. Distinguia ‘varias clases de infieles: chay inficles que paseen tierras cris- tianas, astel rey de Menfis, a quien vulgarmente lamamos Soldan de Siria, posee la tierra de Promisin, el Egipto y la ‘Arabia; de igual modo el turco otomano domina la Turguia y la Grecia, que en todo tiempo poseyeron principes cristia- ros. Otros hay que no han obtenido asi sus tierras por rapifia, sino por justos titulos de gentiles. Estos pueden portarse de iversos modos: o permiten predicar a los cristianos entre ellos Ia fe de Cristo, sin despreciar a Cristo y asu ley, 0 se oponen a la plantacién de Ia fe> 2, Notese que MatoR no acep- taba las jurisdicciones europeas mAs all de su extensin jus- ta y tampoco negaba los derechos de los infieles, val aceptar ‘varias clases de éstos, facilitaba 1a separacién del caso de los fndios del de los sarracenos. Acepté después Ia invasion ‘europea, como veremos, pero dentro de las condiciones teé- ricas del planteamiento avanzado del caso de América. Muchos autores espafioles adoptaron la segunda posicién. Barrocoué pp Las Casas, en su Tratado Comprobatorio , Las Casas recogié Ia distincign del cardenal Caviraxo y opinaba de ella (Historia de las Indias, ilb. Ill, cap. xxii: +h ‘muy’ pocas palabras, dio uz a toda la ceguedad que hasta en {onges se tenia, v aua hoy se ene, por no mirar 0 por no Sexuir su doctrina, que'es verdadera y catdiica 2° Veasé la excelente conferencia de Leronia, Aaior » Vito ria ante la conguisia de América, en Anuario dela Asociacion Franesseo de Vora i 3y si. S" Publ: en su Colecctin de Tratados, ed. Buenos Aires, 1924, SO y sigs i i 6 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Pasce t decia sobre Jos titulos ilegitimos: «Por razén precisa del pecado de la idola- tia ni de otro cualquier pecado por enorme, grande y nefan- do que sea cometido en todo el tiempo de su infidelidad, antes que reciban de su propia y libre voluntad el santo bautismo, Jos infieles, mayormente aquellos cuya infidelidad es segiin pura negacién, no pueden ser punidos por ninguin juez del ‘mundo si no fuese de aquellos que directamente impidiesen Jn predicacién de la fe y amonestados suficientemente no de- sistiesen dello por malicias. Las Casas, como otros autores del segundo planteamiento, recurrié después a la fe y al Papa para dar su solucién, como veremos en el capitulo siguiente, mas no porque volviera a Ja tesis del Ostiensz, sino porque para él la fe cristiana era tun valor universal de salvacién. Qued6, por lo tanto, dentro del planteamiento avanzado. ‘Francisco pe Vironia, en su Primera Relecci6n de los Tn dios, enero de 1539 1, al terminar la primera parte, concluia: «Los indios [aunque infieles] antes de la Hegada de los espatio les eran legitimos seflores de sus cosas, piblica y privada- ‘mente>. En las dos partes siguientes de la Releccidn, llev6 a cabo el mas riguroso examen de los titulos ilegitimos y legi- timos; entre los que desechaba caian todos los que estimé el primer planteamiento: el Emperador no es sefior de todo el ‘orbe; el Papa no es sefior civil o temporal del Universo, hablando de dominio y potestad en sentido propio; el Papa no tiene poder temporal alguno sobre los indios barbaros ni 1 Fecha que da el P. Luis G. Gummo en su reciente edicién de las Releeclones de Vitoria, Madrid, 1985, 1, pag. 8 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Powe sobre los otros infieles; a los bérbaros que no quieren reco- nocer dominio alguno del Papa no se les puede por eso hacer Jn guerra ni ocupar sus blenes; aun cuando los bérbaros no quisiesen recibir en seguida Ia fe con sélo habérsela los es- ppafioles anunciado y propuesto, no podrian por esta razén [los espatioles] hacerles la guerra ni proceder contra ellos por derecho de guerra, ¥ si los birbaros no ia abrazan, no es Iici= to perseguirlos y despojarlos de sus bienes; los principes cristianos no pueden, ni por autoridad del Papa, reprimir a los barbaros por pecados contra la ley natural, ni por causa de ellos castigarios 1, Desde estos escritos Ia cuestién de los titulos espafioles sobre las Indias Occidentales quedo casi del todo fijada. ‘Fray Axros1o pe Cénpona ? rechaz6 Ia infidelidad y 1a bar- barie de los indios como causa de guerra; decfa que i el Papa tj el Emperador eran seflores temporales del mundo y que la propagacién de la fe habia de hacerse por medios pacificos, aunque, intentados todos, era Iicito emplear Ia fuerza para que los predicadores no fueran estorbados. Fray Doutvco pe Soro ? examiné la cuestion de la servi- dumbre natural y la legal o por guerra; distinguia tres moti- vos de guerra y tres clases de infieles #: Ios que estan bajo el dominio de los principes cristianos con los cuales podian usar fuerza segin los Derechos civil y canénico; Ios que oct pan territorios que fueron de 10s cristianos y contra éstos también cabia la fuerza; por dltimo, Ios que ni de hecho, ni de derecho eran sibditos, y entre éstos, los que no habian ofdo el nombre de Cristo, a los cuales no era Iicito a ningun cris- tiano perturbar. En esta parte Soro citaba expresamente a Cayetano. ‘VAzquez pe Mencuaca® rebati6 1a opinion del Osrisxss: 1 Sigo la ed. de Toxmosiaso Rrrots, Madrid, 1917, 3 vols, 2 En su Cuesttonarto, Hb, 57: «De bello infidesfam et insu lanorum, ram stjustum et qlomodo sit aivulgandum evange- 2 De Justitia et Jure, ib. IV, questio I, art. 2 4. Tbidem, io.V, questo I, at. 5. Bn sus Conirodersias Fundamentales, ed. Valladotid, 198, ‘vol, Ih cap. X21", pag 8. a mL PROBLEMA JuRICo ° ‘Los infeles, aunque no reconozcan al Papa, no por eso pue- den ser despojados de sus bienes; no es licito hacer la gue- fra aos infeles que pecan contra 1a naturaleza, nies licito privacios de sus bienes.» Sigui6 la corriente elaborada que se epetfa casi con cansancio después de las primeras aporta- clones. Fray Mariss pe Sax Manafx, obispo de Charens, decia sostuvo que el Papa no era sefior politico del orbe (ctando a Mator ¥ Vironsa); con BAtaz-y Viroxta, ¥ contra Mator, sostuvo que no se debia conquistar primero para cristianizar; y por Ultimo, con Soro y BAxez, y mejorando la duda de Virowsa, rechaz6 el titulo fundado en la barbarie de los indios. 1 Colec. de Doce. de América, VU, 8, 2 Democrates diter, en Boletin dé la Acad. de la Hist., Ma rid, XXL, 3° De Fide, disp. 18,sectiol, nims. 2 v9, y De legibus,tib. I, cap.vi 10 TEORIA DE LA PENETRACION Parse La critica de las primeras opiniones sobre el problema de América fué necesaria y fundada, pero al restringir los valo- tres etropeos y afirmar los derechos de los indios, aunque in- fieles, cre6 en términos angustiosos el problema juridico de Ia invasién europea en las tierras nuevas, alejando los dos términos de la relacién y destruyendo con rigor 10s titulos hhasta entonces hallados. Ni razones interiores a la Cristian- ad, ni el odio secular contra los sarracenos, bastaban para resolver el problema internacional de Europa frente al Mun- do Nuevo hallado por Colon. Planteado asi el problema, qué titulos eran validos, y ‘cémo se podia compaginar la invasién espaftola de América ‘con los derechos reconocidos a los indios? No valian ahora las anteriores soluciones logradas por la indebida extension de valores europeos, sin virtud humana general, o por la ne- gacién tedrica de las condiciones juridicas de los gentiles ‘americanos; se necesitaban soluciones capaces de armonizar Jos dos términos de la relacion, sin exagerar el uno ni depri- mir el otro; ademés, los titulos debfan ser justos en sentido absoluto (no segiin derechos positives) y satisfacer las exi- gencias morales o de conciencia que en Ia época pesaban so- bre Ins resoluciones juridicas. EI nuevo planteamiento no condujo, ciertamente, a que los europeos prescindieran de sus elementos culturales para resolver la justicia de Ia unign del Mundo Antiguo con el Nue- ‘yo, pero sia que llevaran a cabo en ellos una profunda selec- cin para hallar los de mayor amplitud y de més depurada consistencia moral, que podian resolver el problema. Los tedlogos, fildsofos y juristas espafoles conocian los conceptos del Derecho natural, del de gentes y Ia filosofia moral y politica fundada en 1a consideracion racional del hombre, segiin las doctrinas aristotélicas y tomistas. De alli salieron tas soluciones més importantes, que en el capitulo siguiente estudiaremos. CAPITULO II LAs SOLUCIONES PRINCIPLES ‘Varios ttlos adujeron os autores para resolver el pro- biema de fas Indias. Baetovoué pe ras Casas desarrollé el de ta fe crstiana. ‘sta, por su virtad catolica, fué una de ia sotuciones princi ‘pales, porque los europeos cristianos crefan que desde el pe- tadodde Adan el género humano perdi la gracia divina, pero due el nacimiento y stcifcio de Cristo hicieron posible la redencién; como fué ea beneficio de todo el tinaje humano, la Iglesia, por encargo especial det hijo de Dios, tenia ia obi- gacién de extender la fe y faclitar la salvacién a todos los hombres, por apartados que estavieran, Para cumplir este de- ber, debia tener también el derecho correspondiente; de este modo se justificaba la potestad de 1a Iglesia sobre todos los infieles det orbe Ia cua, sin necesidad de legara la esis del dominio temporal que sostuvo el Ostiense, podia alcanzar, como en Las Casas, un amplio margen como jurisdiccién cuasi-civilen orden aa epiritual, pudiendo a su vez dar oca- sida a que los poderes politicos de Europa intervinieran sobre Jos indios 4, 1 kn su Tratadg Comprobatorio, Colecciém de Tratados, edi- ign cit pg. $6, dice el Papa, iearto supremo, universal de Asters ene todo aguel poder en i area sabre tos as Zouas biebesyestados tetaporales y personas y actos de los hom re Jaleo If ano Tues feces omy convent: ia ia promulgacion, Introduccion, diatacion, ampliacion SonservaciOy de fa fey alto aivino y'reigion cristina y past Drocurary eleetuar Ia'vocadon y conversion de los infcles ue oy poder dene para clegir mintscoa, tos que necesariosycoh- ‘Yealentes para etal ministerio ser viere'y darles vous ia auior {ee eanvanic le purer Pues ent fx ministros conve: Ilenits y-necesarios'que Cristo para au iglesia menester Gene, son os priacipes cristlanes y aun de ios muy tpecesarios, pard vamparen, defiendan, conserve log ministros ecleststios 2 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Poser La religién catélica no era para el europeo una religién lo- ccal ni compatible con otras extrafias, sino el credo necesario que condicionaba 1a salvacién de todo hombre. De allisu vir ‘ud expansiva, que autorizaba, en la teoria de Las Casas, la prolongacién en América de las jurisdicciones europeas reli giosas y civiles, las cuales debian quedar estrictamente sub- ordinadas a la fe, causa y razén de su extension '. Este titulo puede objetarse si se restringe el sentido uni- versal de lo cristiano; pero si se admite Ia fe sinceramente ‘como necesaria a todos los hombres para salvarse y se inter preta asi el avance europeo que Hlevaba este beneficio a los indios de América, se comprende que Ia solucién reunia los requisitos tedricos necesarios. Por eso, un defensor estricto de os derechos de los indigenas, como Las Casas, y otros ‘muchos autores 2, Ia aceptaron. Todos coincidieron en afir= y espirituales y ast se pueda comodamente.y con eficacia pro: Fegnir y conseguir y'no estorbar el dicho fin. Luego el Sumo, ‘Vidar de Cristo tuo poser plenisimo de Cristo-y ast por ders cho diving, de nombra yeegi constr por hnisios, para ive ayuden y atparen, Uetendan y conserven los presicadores Ast evangelio y ap otros ministros necesarios eceslasticos y & plates cow ou brazoy fuss reiesy fgcers emporaey erst tna conerigp doing 3 ins Indias igen rey es cristianos que fuesen,poderosos y ricos principes y Fara Invendios de toa ia digs ysutridagSobcrona ell gue para el dicho cargo y oliio y cuidado fwese necesario, y ésia es Ecpsitirios por soberanos princpes y monareas de todo aque nla proposicién XXVII de sus Treinta proposicioes mu Juridicas, 2. cx, dice: sLos reyes de Castiis son obtigados de derecho diviao «poner tl gobernacon'y repimfeste en sgus, iiss gentes naturale de ns as conserdadat sus eae Tete ‘buenas costumbres que tena aguas qutadse ine pals aoe zo eran muchar y suplios ins delecios que tavieren case go ia todo Io cual Se quit ysupieprincipalmente con ia predica n'y recepelondelate, que popes muy ala paste sa it'd vent, rents mporal interes, aquells genes ein ayuda y'no-impedidar Sn weauie sig Setatul Pek Serconversidny recbumiento de nasatc cables fey chal ee ‘Seto de fs santos sncramentos dela iesiay tambien conweree fdason us derechos y junicis:¥- sobre cat prinepalisen hi Ieuan y prosper en i vie corporat feng Gem Hibien temporal pertenece Borguc eek coal fora fa Stace Peat argue a fos reves de Castila y Leon, no teniendo antes nade oa Bites fueron por a Iglesia Soncetdan 2 Virona en'su Primera halos te fos Indios, Pray Axro- 1AS SOLUCIONES PRINCIPALES 13 ‘care mar el derecho y Ia obligacion de ta Iglesia de extender el io a Jos gentiles y amparar a los predicadofes, aun- Hhubo algunas discrepancias en cuanto al modo de derivar iccign politica espatiola de Ia jurisdiccion espiritual, ‘yeremos despues. I ox cnt x svat eee cae ree re poten a ee a ree es ace eects peeein rece oad room es Se oe esen ee cle one eee ree ee ee 2 See Jo eae ‘sea, que por no saber éstos gobernarse por af mismos, podian, y les convenia, ser sujetos por los espafioles. cn. ee er eae em ct pee cS ee See lae ‘10 DE Cogpona, en su Cuestionarip, Guncomo L6vaz len sus slti- ‘mas conclusioses sobre el caso dé los indios, Fray PEDRO De ‘Kecabo en su Historia de Santa Marta, Fray AcoNso Du CastRO fen sa parecer (publ, en nuario de fa Asoclacion Francisco de Vitoria, 1, 23), FRancisco Suanez en sa De Fide. “ ‘TEORIA DE LA PENETRACION Powe cconociendo dos elementos: Ia voluntad del pueblo, y el bien piiblico como finalidad del gobierno civil. La alianza y la leccién popular podfan traer la intervencién espaiola sobre 10s indios, por aplicacién del principio de la voluntad popular. La tiranfa ilevaba también a ese efecto, porque subvertia la finalidad del gobierno y para bien del pueblo indio cabia ayudarlo a recobrar su libertad. Del titulo de razén hablare- ‘mos después al citar a SerLvEDa. Analicemos ahora el primero y principal titulo invoca- do por Vrrosua: la sociedad y comunicacién del Derecho de gentes. :Qué mérito tenia para el problema indiano y por qué fué una de las soluciones mejores? Viroria habia ilegado al planteamiento correcto det tema y como los demés autores bbusc6 ta solucién en su cultura individual, de formacién to- ‘mista, donde hallé sin esfuerzo el titulo del Derecho de gen- tes, que Mlenaba las necesidades radicales del problema in- iano por su capacidad genérica y por su pureza moral. No fué creacién suya, sino un titulo que el pensamiento europeo Je brindaba con suficiente vigor para resolver el caso de los indios. ¢Qué raz6n mejor que un Derecho de gentes sin cir- ‘cunscripcién local, que podia alcanzar a los hombres de cual- ‘quier sitio del Orbe? 2No era eso lo que se necesitaba precisa ‘mente, de acuerdo con el planteamiento elaborado del pro- blema dei Nuevo Mundo? Viroxia decia en las proposiciones de su primer titulo legitimo: «es lieito a los espafioles viajar por las tierras de los birbaros, negociar con ellos, gozar de Jas leyes y ventajas de todos los viajantes, y aun naturalizar ‘a sus hijos nacidos alls. Invocaba: la comundcacion mutua de Jos hombres; que por Derecho natural son comunes a todos, el agua corriente, el mar, los rfos y los puertos, y por Derecho de gentes es Ifcito atracar las naves dondequiera; que los es pafioles tenfan derecho de recorrer las provincias de Indias y permanecer alli sin dafio de los naturales. Era patente su esfuerzo por hallar Ia unin de los dos tér- ‘minos (mundo europeo y mundo indio) por encima de las li- ‘mitaciones nacionales; no procedia asi por libre inspiracion creadora, sino a fin de resolver justamente las exigencias propias del caso indiano. Lo mismo hacian con varia forta- Ss {AS SOLUCIONES PRINCIPALES 15 ‘na los demés pensadores que se elevaron a Ia comprensién fatima del problema. El mérito de Viromsa fué ballar, den- de las condiciones imprescindibles, uno de los titulos mas x Grits nx SeroxveDa, otro de los pensadores espafioles sds destacados, adopts una actitud que diferia de ls opinio- hes corrientes, pero Subordinada siempre a las notas genera- Jes que el problema indiano impuso a toda solucidn que pre- tendia resolverio de modo justo. SzP0uvaoa no era un tedlogo ni un religioso; era un filsofo de formacién renacentista que, sin insistir macho en la fe ni en el Derecho de gentes, encon- {16 otra preoeupacién europea de tipo universal: la razon del hombre 2 Basindose en AnistOrais declaré que los indios eran barbaros, amentes y siervos por natura; los ereia nece- ‘sariamente ligadas a los hombres de razén superior, como ‘eran los europeos, relacién que beneficiaba a ambos, porque 1 Lag de comuncaidn natural se encuentra en doc ues nds (Swcras,Coduteio TV pay’ Sp, te lee porgse ones iro IV pts 2S) see ora ‘eSacScamen ter fon anor toh asin buena conte: facon para due hablendo conforma dos Uirmos t Bish ‘como debemos, les hemos dado todo niiestro poder eee itu portadored para que puccas con von fo cage facet Gialeutereontoriasy faentoy park gue haya ese Nosy enor etter, analy rigs Sopetolenin ent esi Abul veto, oda hermandady cotfahiat harass gen dee On cps cre eno Ds ht og ald feng 0 Qoe los ingentos ya inaia. Seindstos tity eh tata tol sigtospasedes ba Hall ¢ ‘entadn De oat cree, que cesndbrtenie enters noe Saenaréis mucho contenles talc captain gu, Sotho a una madara de Dosen toa as partes Oe obs ti ana de mucho rovecho par tou homies yen Sad po ‘vincia da.a los naturales de ella ingenios ¢ industria bastante, rd sient Cason en oe zr, Sea mason Fr ics sein aprovechadenyrecban genes polo gust Micah aS ieater llevar me couse Biel conercs inept como‘ ae ater Se especie cat ora conceptual como elemento Wc Derecho de sentea caps: Ge Espen anid od as regoner da Opies no icy aue Sarivtane we haen ey exe Walon, Maso, ek cencitdGntcono, fay Bettaton bx Mrse Wikia oni SSmnracosque responds ns necondades aniveraitda pre ‘ti yno Sra un Slucion personal del Crovista ce Caio 16 ‘THORIA DE LA PENETRACION Pansat ppor la misma naturaleza, los unos debian gobernar y los otros, faltos de capacidad propia, sujetarse; si los indios resistian podian ser dominados por guerra. Decia !: «por muchas cau- ‘5, estan obligados estos barbaros.a recibir el imperio de los, cespafioles conforme a ley de naturaleza, y aellos ha de serles, todavia mas provechoso que a los espanoies, porque Ja viriud, Ja humanidad y 1a verdadera religién son més preciosas que el oro y que la piata. Y si rehusan nuestro imperio podrin ser ‘compelidos por las armas a aceptarle, y sera esta guerra (se- agiin fl6sofos y tedlogos citados) justa por ley de naturaleza.: La nocién de lo perfecto humano constituia el fondo de su solucién que obedecia a la misma preocupacién universalist, por los titulos absolutos; preocupacién resuelta con el ideal griego de la vida racional virtuosa, traido a las polémicas del siglo XVI por el conducto humanista. Sincera la tesis, o sim- plemente manejada por su autor como un argumento util para ‘el fin preconcebido de justificar las conquistas espaftolas, siempre representaba el esfuerzo de un europeo vuelto hacia ‘su propia cultura, para hallar en sus ricos y varios elementos, los titulos més selectos que podian justificar el contacto con los Iejanos hombres hallades. SeOLvapa, al hablar de la ar- quitectura racional perfecta del hombre y de su vida ajustada ‘costumbres virtuosas, seziin los cénones de la ética de Anis- ‘TOraLEs, no presentaba un valor local europeo, sino un esta do natural de perfeccién hacia el cual debian ser atrafdos todos los hombres, incluso los indios, para vivir eonforme a las costumbres propias de Ia dignidad del género. Analizadas las soluciones anteriores se puede concluir quue cen ellas el hallazgo personal fué episédico. Todos los autores, escribieron bajo una preocupacion general tinica, todos ten- dieron hacia soluciones que, aunque diversas, tenfan los mis- ‘mos rasgos porque respondian a idéaticas preocupaciones, no forjadas éstas por los pensadores, sino por Ia naturaleza 1 Democrates Alter, en Boletin de la Academia de ta Histo- ria, Madris, XX1, 88. cnt {AS SOLUCIONES PRINCIPALES 7 misma del problema, segin resulto de la situacion interna- ional de Buropa en el siglo XVIy de las exigencias cultura Jes de la época. ‘Sin embargo, los tratadistas no escaparon a la ilusién par- ticular de haber hallado al fin eel titulos. Cuando Vrrorta re- cchazé los ilegitimos, hasta entonces manejados, dijo: «Si no hubiera més titulos que éstos, en verdad que mal se proveeria 4 la salud del principe, o mejor, de aquellos a quienes incum- bbe manifestar estas cosass, Cuando Las Casas eseribié sus Treinta proposiciones muy jurtdicas, afirmé en el argumento que su titulo era: «el verdadero y fortisimo fundamento en {que se asentaba y estribaba el titulo y sefiorio supremo y uni- versal que los reyes de Castilla y Ledn tienen al orbe de las que llamamos Occidentales Indias», SzPéxvepa, al exponer en su Democrates Alter su argumento de ia barbarie de los indios afirmaba, ante el fingido asombro de su interlocutor Lxoroto, que de su tesis s6lo podian asombrarse los que no hhubieran pasado del umbral de Ia flosofia 1. Doumco pe Soro al redactar el Sumario de la controversia Las Casas-SzPc.- ‘vipa 2, no s6lo se sintié duefto de una tesis propia, que pro- ‘metia enunciar si el Consejo de! Rey se la pedia, sino que consideraba que los contendientes no habian abarcado la to- talidad del problema, discutiendo aspectos parciales. Ademés de Ios autores que escribieron conforme a las preocupaciones doctrinales sobre el problema juridico que planteé el descubrimiento de América, hubo otros, especial- ‘mente los que habian estado en las Indias, que dieron prefe- rencia al aspecto histérico, examinando, bien el régimen de vida de los indios, bien Ta forma en que se desarroll6 su su- jecién por los espatioles. Estos datos no carecian de interés Para el problema juridico planteado. EL jesuita Jost px Acosta dividia a los indios en tres 1 Ba, ct, pag, 200, 2 Publ. en ColecciOn de Tratados de Las Casas, Buenos ‘Aires, 1924, pags. 114 y sigs. 18 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Panta 1 grupos de distinta categoria de civilizacion, atendiendo a la cual debian ordenar su accién los europeos. A 10s caribes, por ejemplo, hombres salvajes, se les podia y debia sujetar primero por fuerza, y después predicarles la fe, pues de otro ‘modo era imposible cristianizarlos. A los mexicanos, hom~ bres de cultura media, se les podia predicar la fe primero y después sujetarles politicamente para que perseveraran en Jas costumbres cristianas y civilizadas. A. los japones (indios ‘orientales cultos), se les debia predicar la fe sin sujecién po- Atica anterior ni posterior 1. Banrocout pe Atnorvoz, examiné de modo particular la conquista de Nueva Espafia y observaba que el antiguo em= ‘perador azteca Moctezuma no tuvo verdadero derecho here ditario sobre Andhuac, porque sus antepasados fueron inva- sores militares que despojaron a los primitivos duefios det territorio, de suerte que el derecho de los aztecas sobre Nue- va Espatia, no era mejor que el que alegaban los espatioles capitaneados por Hendin Cortés. Afiadia Atporxoz, que Moc tezuma tiranizaba a los indios, permitia los sacrificios huma- nos, etc. La misma tesis sostuvo fray Tosusio Motouista % «Sepa ‘V. M. cémo el principal sefiorio desta Nueva Espafia, cuando Jos espafioles en ella entraron, no habfa muchos afios que ‘estaba en México 0 en los mexicanos y cémo los mismos me- xieanos lo habfan ganado 0 usurpado por guerra. Los pri mitivos y propios duefios eran los chichimecas y otomfes.» Refiere ias idolatrias y crueldades de los aztecas y aftade: «impedir y quitar éstas y otras muchas abominaciones y peca dos y ofensas que a Dios y al projimo publicamente eran he- cchas y plantar nuestra santa fe catolica, levantar por todas partes la cruz de Jesucristo y la confesién de su santo nom- bre, y haber Dios plantado una tan grande conversion de gentes, donde tantas almas se han salvado [son los frutos de a conquista espafiola}>.. 1 De Promulgatione Euangelil apud Barbaros, sive de Pro ‘curanda Indorum Salute, 198, Proemio. "U"Arte de Contrates, 573,10, 8. 3 Caria al rey de Espatia, Coiec. Docs. América, VI, 254 con tt LAS SOLUCIONES PRINCIPALS 19 Fenxaxpez pst. Potcar, cronista del Consejo de Indias, ‘en su Justificacién de la Conquista de Nueva Espana, ha- ‘fa valer, como argumento principal, la donacién libre que Moctemuma, con el asentimiento de sus caciques, hizo ante escribano en favor de Carlos V, representado por la persona de Hernan Cortés. Esta transmisién voluntaria de Ia sobera- ‘nia de México, recogida en documento formal, le parecia titulo juridico suficiente 2 ‘Joan pe Marsezo, al examinarla conquista del Per, s0s- ‘vo como razén principal en favor del dominio de los es foles, Ia tiranfa de Atahualpa con sus sibditos 9, Era el mis ‘mo argrumento politico que cité Virosta, pero aplicado a un ‘caso concreto, Segiin las obras de Sovéxzano Pansiza 4, Ias soluciones que los diversos autores propusieron para el tema indiano, fueron en resumen las siguientes: Vocacién Divina: Dios, que ‘es quien dispone de los imperios, quiso que los indios fuesen ssujetos a los espafioles y privados de sus reinos por sus mu- chos pecados. Hallazgo: las tierras nuevas y deshabitadas son de quien las descubre, segun el Derecho. Si las tierras estan habitadas, cabe sujetar a los habitantes por guerra jus- 4a, cuando media causa suficiente. Barbarie: los indios por st carencia de razén deben sujetarse por ley natural a los espa- ftoles, quienes los elevarsin a la vida racional. Los indios tie- nen costumbres depravadas y faltan a la ley de naturaleza, para remediar lo cual pueden intervenir los espafioles. Los indios son infleles y ademas iddlatras, sujetables por ello se- iin el Osriense. Se puede conceder el gobierno temporal de Jos indios, como premio, a quien se encargue de las costas ¥ trabajos de su predicacion. Existe ta bua de donacién del apa Alejandro VI, 1a cual cuenta con precedentes en Ia his 4 Motor, Coleccion, LXVII, legajo 2. 2 EI actd exist realmente} constitese BewxaL. Diaz, His ‘orlaverdadera 1 pag 57 cP. ch 1 Gobierno del Pert, ed Buenos Aires, 1910, ib. I, cap. « Wease especialmente su Politica Indiana, l, caps. al 2 ‘TEORIA DE LA PENETRACION Panes toria medieval y ningiin cristiano debe dudar de su valor. Si no como donacién directa, la bula vale al menos como dona~ cin indirecta para el fin de ta predicacién. La autoridad uni- ‘versal del emperador basta para autorizar Ia conquista. Los indios no han querido recibir de paz la predicacion de la fe. ‘Muchos se han redelado una vez. convertidos. Impiden el paso de ios predicadores a las demds provincias. Algunos pueblos indios han celebrado alfanzas con los espafioles para sus gue~ rras internas. Hay cacicaggos que vacan y los sibditos indios, tienen derecho a elegir el soberano espafiol. Los reyes de Castilla (siglo XVI), gozan ya de la prescripcién del derecho sobre las Indias '. La Corona espafiola no fué insensible al problema de los titulos y procuré resolverlo conforme ala opiniGn de sus juris- tas, La solucién por medio de la fe, y la fnalidad eristiana de 1a ocupacién, fueron ampliamente reconocidas en diversas le- yes de la Recopilacién de Indias. En el precepto dedicado de ‘modo especial ata justificacién del dominio espafo, ia Coro- ‘na mencionaba de modo expreso la bula de Alejandro VI y hablaba de otros titulos sin especificarlos. El texto era ®: «por onacién de in Santa Sede Apostsica y otros justos y legiti- ‘mos titulos, somos sefior de las Indias occidentales,islas y tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, y cstin incorporadas en nuestra real corona de Castilla». Cuan- do Carlos V disputé con el rey de Portugal Ia posesion y pro- piedad del Maluco alegé el derecho de justa ocupacién de las tierras halladas, reforzado de modo especial por la autoridad ela Sede Apostélica, «a la cual, oal Emperador, segtin la op- nign de otros, se concede tan solamente dar esta facultad> La Corona procuré también reforzar documentalmente sus 1 Entre los diversos autores citados por SoudezaKo se en- cguentran: Paracios Runios, Gins DE Serdiviba, BaxTOLows DE ‘Risosxez, Matimerr, Maxovanpo, Vaxcas, GuEtaxto, Soro, Vi Tonia, Guzconio Lofez, Manna’ Zevanios, Fuxitas, Acasa, Jos Maton, Bono, Baez, Akacos, Suawuz, Loma, BeLi, ete Rocop. de Indias, ib. Il at i, ley 3 Navanues, Coleccion, 1V, pag. 317. cont LAS SOLUCIONES PRINCIPALES a derechos: en tna investigacion en el Archivo de Indias hallé a mencién de una escritura otorgada en 1a ciudad de Valla- dolid el 4 de noviembre de 1606, por Ia cual el rey de Espatia, ‘compré a los descendientes del emperador Moctezuma, repre- sentados por don Juan de Toledo, «todas las pretensiones que tenian y podian tener al citado imperio [de México}, renun- ciando expresamente a ellas>. El rey les concedié a cambio de esto una pensién que se pagaba atin en 1620. Fray Ton ‘no Morotinia reflere que cuando gobernaba en Nueva Espa- sha don Antonio de Mendoza, «se ayuntaron los sefiores y prin- cipales desta tierra y de su voluntad solemnemente dieron de nuevo la obediencia a V. M., por verse en nuestra santa fe, tibres de guerras y de sacrificios y en paz y en justicias 2. Mas adelante tendremos ocasién de comprobar el valor que Ia Co- ona atribuia a los pactos de sujecién (voluntarios) que sus caudillos celebraban con los caciques indios. La posicion de 1a Corona ante el problema jurfdico de las Indias no podia ser igual a Ia de tos publicistas, porque sus intereses politicos le restaban libertad. De aqui que admitiera todos los titulos, no desdeftando ni el civil de compra. Mas que justificar de modo abstracto la invasién, le interesaba re- solver el problema juridico de su dominio, aunque en su acti- ‘td no dejaron de influir os principios generales examinados, 1 Archivo de Indias, Indiferente, 1612 2 Cotec. Docs. América, Vil, 231. CAPITULO III LAS BULAS DE ALEJANDRO Vt Los Documentos.—Segin Léraz pz Vatasco, cosmégrafo del Consejo de Indias !, «el dos de mayo del afto 93, el papa ‘Alejandro VI concedié a tos Reyes Catdlicos y a tos de Cas- tilla sus sucesores, la navegacién de las Indias Occidentales ccon las gracias y prerrogativas concedidas a los reyes de Por- tugal, cerca de ias Indias, de Guinea y Africa. E1 mismo Sumo Pontifice, afo de 93, ados de mayo, hizo dowacién a los reyes de Castilla y Leén y sus sucesores, de todas las Indias, Islas y Tierra firme del Mar Océano por descubrir al occidente, a mediodia y septentrién desde un meridiano que desde un polo al otro pasase por cien leguas al occidente de las islas de Cabo Verde y las Azores, que hasta el dia de Navidad del afto de 1492, no fuesen poseidas por otro principe cristiano; con cargo, en virtud de santa obediencia, de enviar con ditigen- cia a las dichas Indias hombres buenos, temerosos de Dios, doctos y expertos para instruir a los naturales de ellas en nuestra santa fe eatdlica y ensefarles buenas costumbres; y el mismo aflo, a 26 de septiembre, ademas de las concesiones sobredichas, les concedis todo lo que en su nombre se ganase cen las Indias de Oriente, Occidente y Mediodta, no estando ‘ocupado por otro principe cristiano antes del dicho afto de 92>. La cita de Vavasco, exceptuando Tas fechas, es bastante correcta: la diferencia entre las dos primeras bulas, Ia una que cita las concesiones portuguesas para dar el mismo alcance ‘ala donacién en favor de los reyes de Castilla, ¥ 1a otra que seftala la linea de demarcacién, es justa, y también Ia inter- pretacién de la tercera bula como amptiacién de las concesio- nes anteriores. 1 Geografia y Descripcion de las Indias, publ. por Justo Z agora MEGAE 139 Pa eae LAS BULAS DE ALEJANDRO VI B .o Peesiza mencion6 igualmente las tres bulas ty fel latin al castellano el texto de la segunda, o sea la la donacién. Puede consultarse en el apéndice trabajo. textos latinos han sido publicados en la Coleccion iescubrimientos de Feawsxpsz ps Navanna- 2 También pueden hallarse: en el Cedulario de Vasco os. 4, en la Coleccion de Documentos de América sen lade Ultramar', yen francés en Ia obra de Auotoxse Govsp ®, El aspecto vaticano de las bulas de Alejandro VI—En el siglo XVI BawtoLowt Ds Las Casas ya citaba como preceden- ee 2 tpi PUA Sal que ct tctor pooda compara los textos de ids de primeras bulss, que fueron las ma Importan {hy pues in errs ae unu afin, coplo de Naveuats, St ptrafo dea primera ula celatvo aia igualdad de fa conce ida Gino ob de Portugal, ara geen eee Bale Amen radu tr Solsfea abut cts trae qa ein a Nae Regen : ‘ie, Guineae et Minerse surly alas insulae™stiver,eflam ex Sonteatne Avot i ala, reerrant et acqiivrant et em is civ piiegi, gaan Hoe Es niente, exeationes et indulta conte fuera, Nos, ccesrifs veseie pacalee raat ‘er vos reperts, et releriendis hujusmody omnibus et finguls rally etiegiscaestonthay Where aeaing- EntSSnmtiabas eesndshis hufmodl, quoram ors e- ores de vecogad verbum praesenibusnsererentr RANE. Evans pro sufflencer expres et ters aly poet aldere lite et tte, posits ac debe tn omihls pet inni, perinde ac al ¥obie ae haecedious ek ubetorbus pie log specter concen faasen, mots, aacionae, eet e:Aponirlica Pots pleituing imitbas de speciale dons ates, ladugeman, ge inomgibus ct per oma a 08 este sboesaves re extends pte ampliames: nom obstantibas consstationtbus “Apostolic: se ow om is quae a Hers desuper tice Ronee nse fon datare canteaque conanis qulbaacumaue’ ial a qub inpera ot Domination, ac bona ean peda conttents quod diuent, Domina acts vesvou et Bujecmol cancers st AEidabietnegectum presequantin brew capo sua iehcae epee ots popall ch ver inordecl cots ests 1 XViSiee By xxxvi ; eo Les Gnarls Coibuats, Pat, 186, 4 ‘TEORIA DE. LA PENETRACION Panset tes de las bulas de América, la de Clemente VI del afto 1342 relativa a las Islas Canarias y las diversas concedidas a los portugueses para sus empresas en la costa de Africa y en la India Oriental ', So.dnzawo Psxsiea invocaba a principios del siglo XVII numerasos antecedentes: Ia donacién del reino de Tbernia que hizo el papa Adriano VI en favor de Enrico TI de Inglaterra y sus sucesores, con la condicién de que convirtie- sen ala fe a los habitantes y pagasen cierto tributo ala Igte- siaa manera de feudo; la de Martino V del aflo 1420, por 1a ‘cual concedi6 a los reyes de Portugal las tierras de Africa y de la India Oriental, «dndoselas en pleno y perfecto dominio con el mismo cargo de la conversion y porque no cesase su celo y ardor en semejantes descubrimientos>. Que esta con- cesién la extendieron y confirmaron los papas Nicolés V y Calixto 112. Las investigaciones modernas le Ranwator en los Archivos vatieanos, aprovechadas por Eexusr Nvs 8, permiten recom- poner la lista de las donaciones papales de los sigios XI.al XV, ¥y por lo tanto, la genealogia de las bulas de Alejandro V1, que ‘sultan documentos de la cancilleria romana sin nada exorbi- ‘tante, amparados por larga tradicién medieval. En 1016 y 1049 los Pisanos alegaron bulas apécrifas sobre Jalsla de Cerdefia. Adriano VI concedis a Enrico II de Ingla- terra la isla de Irlanda (es el dato citado por Sou6rzaxo). Cle ‘mente VI en 1344 dié a Luis de la Cerda, conde de Clermont, hijo del rey Alfonso de Castilla, expulsado por Sancho IV, el principado de las Canarias, quedando obligndo a rendir el ho- ‘menaje. A principios del siglo XV, Martin V concedi¢ al rey de Portugal Ia investidura de los descubrimientos desde el ‘cabo Bojador a la India 4, En 1437 el papa Eugenio IV, con mo- 1 Historia de las Indias, Yeap. xv, pg 18, b Baier Hele stig: fae. = Pe eee eats Balti de demarcation d’Alezandre VI. (Droit feonational et Poin, Pate Brox, 199, pas. 18 Y SE") 5 Casus (Historia de las Indias, 1, pag 180), referta ete caso on iosaiguiegies intone bays, por soled el inate Ser Shauede Forays Meo gana Cron prague 188 SSinos Vsetories desde el cabo Bojador hacia orient, ia india conn LAS BULAS DE ALEJANDRO vt 2 tivo de la expedicion de Alfonso V de Portugal contra los in- fieles de Tanger resolvi6, con parecer del Consistorio vatica- ‘no, que si los infleles ocupaban territorios de cristianos ¥ ha- Dian transformado las iglesias en mezquitas, o habian hecho ‘mal aos cristianos, o eran id6latras y pecaban contra natura, sseles podia hacer guerra justa, pero con piedad y discrecién, En 1452 Nicolés V, en virtud de su autoridad apostélica, per~ ‘mitié a Alfonso de Portugal y a sus sucesores atacar y poner cen servidumbre a los sarracenos y otros infieles enemigos de Cristo, tomarles sus terras y sus bienes muebles e inmuebles, Hubo finalmente otras bulas de Calixto II en 1456, de Pio IL en 1459 y de Sixto IV en 1481 5, Los datos expuestos permiten afirmar, con Nvs, que la concesi¢n de 1493 en favor de los reyes de Castilla no fué un ‘acto especial de soberania del Pontificado, sino la prolonga- cign de la practica del medievo 2, descubrimiento que repite lo que ya escribian sobre las bulas de Alejandro VI los antiguos autores espafioles 3. Pero aun reconociendo el origen tradicio- nal de 1a concesién de América, este caso no puede equipa- rarse del todo con sus precetientes, como pretende Nvs, por= que di6 lugara disputas teéricas y a rivalidades politicas que no se habian presentado en los casos anteriores; quiz se de- bieron a que las bulas de Alejandro fueron otorgadas a fines del siglo XV cuando la autoridad tradicional del Papado y en general las instituciones ¢ ideas medievales iban a st ocaso. ‘Sin bastar por Io tanto el aspecto vaticano de las bulas para fijar nuestras conclusiones, sigamos el estudio de éstas. Seite « ess a lw reyoe ita ible Lees eel el Vesces a nocaeer ai Tindig ee ee aes aeraine nance ree Lead Ue ag Sa auparavant, avaient juemment accordés>. . ‘Souéezano Panztna decia (Politica Indiana, \ib. I, cap. x, aims, 18y 19}, que dudar de la donacion de Aicjandio Vir werd Sec apeia dss erado en tna consesetes cn Poa hee memantine Vi Ris alan TEORIA DE LA PENETRACION Powe El aspecto arbitral. Cuando Colén regress de su descu- brimiento fué detenido algiin tiempo en la corte de Portugal. Pas6 después a Espafia y con la ayuda y el entasiasmo de los Reyes Catolicos comenz6 a disponer su segundo viaje. Du- rante los largos preparativos se supo que el rey de Portugal queria enviar una expedicién a las tierras del nuevo descu- brimiento, noticia que alarmé a los reyes de Castilla y al propio Colén. Los reyes castellanos enviaron al de Portugal tun procurador, de nombre Herrera, afin de disuadirlo, y de aqui surgi6 el principio del arregio entre las dos Coronas, que culminé con el tratado de Tordesillas de 7 de junio de 1494, que varié la linea de demarcacién de la bula de Alejandro VI de 4 de mayo de 1498 (sefialada a cien leguas), una distancia de trescientas setenta leguas al occidente de las istas de Cabo Verde. Qué papel correspondis al Papado en las diferencias his- pano-portuguesas? :Sus bulas fueron en realidad fallo arbitral? El examen de Ios documentos comprueba que la sentencia arbitral no existid. Las bulas de Alejandro se expidieron sin conocimiento ni citacién de los portugueses y el litigio entre Jas dos Coronas continu mucho tiempo después de las bulas. Dos dias antes de la fecha de Ia bula de donacién, o sea el 2 de mayo de 1493, la hostilidad entre las dos Coronas era manifiesta y su actitud distaba mucho de Ia de dos partes, que voluntariamente hubieran sometido sus diferencias a la autoridad arbitral del Papado y esperaran pacificamente la sentencia. En efecto, en la fecha citada, los Reyes Catoticos agradecfan al duque de Medina Sidonia su ofrecimiento de varias naves para combatir la armada portuguesa en caso de que partiera para América t, Un mes después de la fecha de Jas bulas el conflicto persistia y apenas se iniciaban los arre- glos directos entre las dos Coronas; los Reyes Catélicos escri- bian a Cristobal Coldn el 12 de junio de 1498 % eagora vino a ‘Nos Herrera, nuestro mensajero, el que hablamos enviado al rey de Portugal sobre las carabelas que nos decian que en- 1 Navannere, Coleccién, U, pag. 28, 2 Totem, I, 8. can at {AS BULAS DE ALEJANDRO VI a Viaba a las dichas isias y tierras nuestras descubiertas y por descubrir, com el cual nos responde bien y justificadamente, y arécenos que esti conforme con la intencién que nosotros estamos, que cada tno tenga lo que le pertenece>, En la carta de los Reyes Catélicos de 27 de julio, aiin se encuentra la alarma y se muestran decididos a emplear Ia fuerza en caso necesarjo, para defender las tierras descubiertas !. El 4 de agosto de 1493 avisan los Reyes a Colin? «ya sabéis como hhabiamos enviado a Roma por una bula sobre esto de las Islas Tierra que habéis descubierto y esta por descubrir; agora ‘nos es venida y vos enviamos un traslado della autorizado para que se publique all4, para que todos sepan que ninguno puede ir a aquellas partes sin nuestra licencia; y levadia con vos, porque sia alguna tierra aportiredes 1a podais mostrar Iuego>; 1a carta no establecfa relacién alguna entre la bula y el conflicto de Portugal. El 18 de agosto de 1493 los Reyes escribian a Colén : «ya son venidos sus Embajadores [del rey de Portugal] que vinieron tres dias ha, y aum no se ha comenzado a platicar en los negocios, porque en sus visita- ciones se han pasado estos dias; bien creemos que ellos se allegarén a la raz6n e justicia, porque nosotros no queremos otra cosa, y si armada hiciere el rey de Portugal para ir don- de vais, perded cwidado della, que luego se remediard bien con et ayuda de Dios», Los tratos continuaron sin mediacion papal y el 7 de junio de 1494 se firmaron dos capitulaciones entre ambas Coronas: luna sobre las posesiones de Africa y otra sobre la particion del Mar Océano, que es la de interés americano 4, Ea el texto de esta tiltima capitulacién de Tordesillas se hablaba «de cier- ta diferencia sobre lo que a cada una de las dichas partes per- tenece de lo que hasta hoy dia de 1a fecha de esta capitula- cin estd por descubrir en el Mar Océano: por tanto {los con- tratantes}, por bien de paz y concordia y por conservacién del deudo ¢ amor que el dicho sefior rey de Portugal tiene 1 bide, Ut, 9, 2 Toldem IL, 103, 3 Tbidem, It, 10%. 4 idem, I, 131'y 147.

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