UNIVERSIDAD
AUTONOMA DE YUCATAN
Ing. Alvaro Mimenza Cuevas
Rector.
FACULTAD DE ARQUITECTURA
‘Arg, Fernando Medina Casares.
Director
Arg, Heman F. Gémez Amaro.
Secretaria Académico
‘Arq. Enrique Urzdiz Lares.
Secretario Administrativo
‘Arq, Carlos Castillo Zavala.
Jefe de la Unidad de Postgrado e
Investigacion
Editor Responsable.
Pediro Echeverria V.
Fotos. Depto. de Audiovisual,
FAUADY
Novieribre de 1987
INDICE
Presentacién.
Femando Medina Casares
Capillas de Indios Yucatecas del Siglo XVI: Notas sobre un comple
formal.
‘Miguel A. Bretos
Notas para el Estudio de la Iconografia Franciscana en Yucatén.
Pablo Chico Ponce de Leén
yuitectura Civil en Mérida Colonial.
‘Rauil Ancona Mena
Las Haciendas Henequeneras en el Porfiriato Yucateco.
Pedro Echeverria V.
Arquitectura y Urbanismo en Mérida durante el Porfiriato,
Roberto Ancona Riestra y Ram6n Riancho G. Cantén
La Arquitectura Neo-maya Post revolucionaria en Yucatan.
Enrique Urzdiz Lares
13PRESENTACION
Después de un largo perfodo de busqueda, en el que hemos tratado de formular, desarrollar y datle forma a nuestras
ideas e inquictudes sobre arquitectura, presentamos este primer volumen de "CUADERNOS DE ARQUITECTURA DE
YUCATAN”.
Descle su formacién, hace 14 afios, nuestra facultad ha pretendido asumir una posicién ante la sociedad yucateca,
ante su pasado y su pesente, reflejados en su arquitectura.
Hemos puesto especial énfasis en la promocién de la toma de conciencia para la conservacién y el aprovechamiento
del patrimonio arquitecténico, para que la sociedad y los arquitectos de la regién valoren y promuevan la utilizacion
de éste en la biisqueda de mejores condiciones de vida,
Es de todos conocido el abandono y la destruccién permanentes, de la arquitectura de valor histérico; han sido
insuficientes y en algunos casos inconstantes los esfuerz0s que las instituciones puiblicas han canalizado hacia este
problema. Han habido ejemplos aislados de aprovehamiento y programas limitados de imagen urbana, que ayuidan,
ero no resuelven el problema {ntegramente. Las limitaciones son tanto presupuestales, como politicas y econémicas.
Los factores adversos son de naturaleza compleja y requieren para su posible solucisn de una verdadera politica que se
define en un proceso de concertaci6n amplio.
{Quién promueve esto? ¢Quién se interesa realmente en resolver estos problemas? ;Qué podemos esperar de los
‘organismos puiblicos y privados? {Qué grado de conciencia existe en la sociedad?
La Facultad de Arquitectura de Ja UADY pretende contribuir desde una perspectiva critica y auténoma a la solucién
de este problema. No ha sido facil hacer de esta preocupacién, una acci6n académica, de investigacion, de difusion y
de promocién. En primer lugar ha sido necesario transformar los contenidos de la ensefianza de la arquitectura con el
objetivo de dar a conocer y sensibilizar a maestros y alumnos en la discusién sobre el hacer del arquitecto
contempordneo imbuido en los procesos hist6ricos. Para lograrlo fue preciso plantear un proceso de ensefianza que
obliga a la participacién conjunta de alumnos y maestros en temas que hay que ir descubriencio colectivamente.
La investigacién la hemos iniciado con muchas dificultades y limitaciones; ante la carencia de material
“ibliografico sobre arquitectura de la regién, la escuela ha establecido contacto directo con su arquitectura, en una
{isqueda muchas veces elemental, otras sin un procesamiento, pero en una actitud reflexiva permanente que se va
pnsolidando poco a poco en una conciencia critica, tan necesaria, para poder entender y poder intervenir en ¢!
telerado proceso de transformacién que vivimos hoy.
Dentro de este esfuerzo que constituye un proceso de formaciGn colectivo, surge el primer nimero de esta revista como
1 paso mis en la interesante y necesaria experiencia académica de producir y difundir el material, producto de
uuestro trabaj
et ns que ahora presentamos se han visto precedidas y en gran medida motivadas por trabajos
fadémicos de alumnos, y son un intento de sistematizacién y profundizacién para impulsar nuevos trabajos que
bcojan la eritica de los lectores.
Fernando Medina Casares=
CAPILLAS DE INDIOS
YUCATECAS DEL SIGLO
XVI:
NOTAS SOBRE UN
COMPLEJO FORMAL
Miguel A. Bretos
Entre 1556 y 1584 los franciscanos construyeron en
Yucatan un grupo de capillas de indios de suma origi-
nalidad . (1) En algunos casos dichas capillas estuvie-
ron elevadas sobre el nivel del atrio, caracteristica por
demas muy poco usual. Aunque austeras en apariencia
y erudas en sus detalles, las capilias de indios yuca-
tecas demuestran considerable ingenio en sus esquemas
compositivos y un alto grado de sensibilidad a los cru
iales problemas de volumetria, circulacion, luz y som-
bra, y relaci6n a los conjuntos misioneros adyacentes.
Un conjunto misionero novohispano del siglo XVI con-
sistia de un monasterio y sus dependencias normales:
claustros, refectorio y cocina, celdas, sala "De Profun-
dis," escuela, hospital y porteria. Adosada al monas-
ferio y asequible desde los claustros se levantaba una
iglesia mas o menos convencional consistente de una na-
vve sencilla de boveda de cafién con un presbiterio de b6-
veda vaida con nervaturas g6ticas. Dichas facilida-
des, esencialmente el legado de siglos de arquitectura
mondstica europea, coexistian con lo que pudieramos
Tamar el atrio y sus anexos, novedoso producto de con-
diciones especificamente coloniales.
El complejo atrial consistia en primer lugar del atrio,
mismo, una gran explanada rectangular delimitada
por un pretil y asequible a través de portones. Nor-
malmente el espacio del atrio estaba articulado por
cuatro posas en las esquinas. En abierto contraste con el
{pico atrio mendicante del altiplano, los atrios yu-
catecos carecian de las fabulosas cruces tan comunes en
el corazén del virreinato.
Lo més extraordinario de toda esta composicién era la
lamada “capilla de indios" 0 “capilla abierta.” Se
trataba de una especie de presbiterio de piedra abo-
vyedado; una peculiar iglesia sin nave que més parecia
el proscenio de un teatro al aire libre dispuesto de tal
manera que alli pudieran celebrarse servicios religio-
505 en beneficio de grupos de ficles congregados en el
atrio. La capilla de indios fue una extraordinaria in-
vencidn novohispana que, en opinién de algtin eminente
investigador, fue la mds original contribucién de la
América espafiola al inventario mundial de las edifi-
caciones.(2)
En las mds importantes fundaciones franciscanas yu-
catecas el clasico esquema mendicante novohispano tu
vo franca aceptacién con algunas variantes. (3) (Las
cruces atriales mexicanas, como hemos dicho brillaron
or su ausencia en Ja penfnsula.) En Yucatan la concep-
Jualizacién “capilla abierta" presenta serios proble-
mas. En México tales “capillas" eran “abiertas” por
cuanto daban directamente al atrio y servian para con-
centrar la atencién de una feligresia reunida, por asi
decirlo, bajo la gran béveda de los cielos. Es significa-
tivo que en el siglo XVI tales monumentos fueran cono-
cidos genéricamente como "capillas de indios", desig-
nacién que se referfa no a su forma sino a la identidad
de su congregacién.
En Yucatan la cualidad de apertura no era lo mas im-
portante. Las capillas de indios de Yucatén consistian,
por supuesto, de un presbiterio o santuario de piedra
que, visto hoy en los pocos lugares adonde sobrevive
intacto (como, por ejemplo, en el pueblo de Umiin, cerca
de Mérida), evoca las clésicas capillas mexicanas. En
Yucatén, sin embargo, invariablemente adosada al
santuario habja una ramada de paja adonde normal-
mente esperariamos ver la nave. Dicha ramada era un
elemento de carécter permanente como lo evidencia el
hecho de que en algunos casos hayan sobrevivido pro-
visiones para su anclaje en los presbiterios de piedra.
Los primeros visitantes al Yucatan colonial notaron con
asombro la presencia de aquellas ramadas, a veces ti-
‘ténicas, asociadas a las capillas de indios, incluso en
grandes monasterios adonde la capilla de indios coe-
xistia con una iglesia conventual de envergadura. (4)
La mayoria de las capillas en el México central--las
verdaderas “capillas abiertas", suponemos--fueron
construfdas al nivel del atrio. En algunos casos se tra-
taba de enormes espacios con una simple boveda de ca-
én (ejemplo: Actopan), mientras que otras hacfan
alarde de complejas bévedas, delicadas nervaturas,2
aa
arbotantes y otros refinamientos (ejemplos: Coixtla~
hhuaca, Teposcolula). En algunos casos la capilla abier-
ta estaba dispuesta sobre una especie de escalinata 0
cen un balcén asequible desde el monasterio. Entre estas
iiltimas pueden citarse a Acolman, Yecapixtla y
Tequiltenango.
Las capillas clevadas eran altamente excepcionales,
en México. Sélo un pufiado existia entre los centenares
de establecimientos mendicantes del altiplano. En Yu-
catén, sin embargo, de los trece conventos erigidos ca-
nénicamente y construidos por los franciscanos entre
1545 y 1576, tres~Sisal, Tizimin y Calkini-tenfan ca~
pillas de indios elevadas, es decir, casi uno de cada
cuatro. En cada caso, y en Calkin‘ a un grado impresio-
ante, el cardcter elevado de la capilla de indios era
fundamental al disefto del monumento.
En pueblos de visita, es decir, asentamientos menores
en los cuales era dificil justificar el costo de un ministro
residente, la combinacién de un presbiterio abovedado
de piedra con una ramada anexa eran la tinica facili-
dad eclesidstica existente, situacién que permaneceria
invariable por décadas, y en casos por siglos. En el
caso de las capillas de visitas, el presbiterio de piedra
y ramada inclufa al menos una sacristia de similar so-
lidez adonde podian dejarse guardados los objetos del
culto y, por supuesto, un bautisterio con su pila.
En practicamente todos los casos las antiguas pilas
han sido removidas, por lo general a bautisterios 0 na-
ves de piedra construfdas con posterioridad (en su
mayor parte durante el siglo XVIIL) Hay dos excep-
ciones. Una es Motul, adonde la capilla de indios ori-
ginal fue dada de lado completamente al construirse
desde los cimientos toda una nueva iglesia conventual
a mediados de! siglo XVII. La segunda excepcién es
Gitilcum, cerca de Tzamal, un lugar pequefio y relati-
vamente oscuro adonde sobrevive milagrosamente la
configuracién original de una capilla de visita yucate-
a del siglo XVI. Merece esmerado mantenimiento y.
documentacién.
Fs ovidente, repetimos, que ni las capillas de indios
de los grandes conventos franciscanos yucatecos con sus
inmensas ramadas ni las capillas establecidas en las
primitivas visitas de la regién eran’en modo alguno
*capillas abiertas" en el sentido mexicano. Las capi-
Mani. Capilla de indios antes de su reciente restauraci6n. Foto M. Bretosabecera y visits, Thkokob y comarca a mediatos del siglo XVI mostrando una configuracion ya familia: doscientos aos antes, Archivo
Histérico de la Arquidiscesis de Yucatén.
las de visita en parucuiar pueden ser conceptualiza-
das como "iglesias de bolsillo”, si se quiere. Es en-
cantadoramente curioso que en algunas capillas de vi-
sita yucatecas se dispusieran: campanarios y otros
elementos en asociacién con los presbiterios de piedra
credndose una especie de fachada virtual y completan-
do de esa manera una configuracién eclesiéstica total--
excepto, por supuesto, la nave de piedra. El caso de
‘Cholul cerca de Mérida es ejemplar y especialmente
atractivo. Otro tanto puede decirse del grupo de visi-
fas de Tixkokob: Euan, Muxupip y Tixpehual (No 10
Perdi6 sui configuracién original en el siglo XVIIL.)
Es importante notar que cn Yucatén la costumbre de
construir presbiterios de piedra con "naves" de paja no
estuvo confinada a los primeros, dificiles aiios de la
colonia, cuando los recursos eran escasos y perentoria fa
rnecesidad de prover las bases materiales del culto.
(En tlaxcala se reportan ramadas en la época de la
conquista pero tienden a desaparecer con posteriori-
dad.).En Yucatén tales peculiares soluciones continua
fon en uso durante todo el periodo colonial.
En pleno siglo XVIII existe el caso de un edificio de
similar descripcién—debe haber habido decenas mas
nada menos que en el corazén de Mérida, la capital de
la colonia. En 1755 el entonces Obispo, fray Ignacio de
Padilla y Estrada, ordené ta secularizacién de la pa-
rroquia de San Cristébal, dependencia hasta entonces
del convento matriz franciscano. La parroquia fue
transferida de su antiguo local dentro del enclave fran-
ciscano al que hoy ocupa (Calle 50 entre 67 y 69.) Una
“iglesia” consistente de un presbiterio de piedra y
ramada fue construfda con prontitud, la cual perma
neceria en uso hasta 1796.
Un reporte de 1789 acerca de la primitiva iglesia de
San Cristébal afirmaba que
EI Santisimo se hallaba hacfa muchos afios en
una pieza reducida destinada para sacristia, y
no siendo capaz de contener la décima parte de
1a feligresfa,"se celebraban los dias de precepto
en una galeria de paja abicrta por el frontispi-
cio, para que desde Ia calle presenciasen oficios
los que no tenian lugar dentro.4
Esa galeria de paja "no era médiana...sino capaz de
reservar a los feligreses de las inclemencias del tiem-
po.” La pieza “de cal y canto” en que estaba colocado
€l Taberndculo, "aunque no era muy capaz, contenia
{res retablos y extensi6n para que con el adorno corres
pondiente se expusiera, como se exponfa, a su (Divina)
Magestad en la Octava del Corpus y otras fiestas. "(5)
Yohiolin, Edificio de la capilla de visita original (siglo XVD y
la nave posterior (mediados del siglo XVIII) Foto: M. Bretos,
En afios posteriores, en la mayoria de los casos durante
al siglo XVIII, periodo de intensa construccién de
iglesias en Yucatén, se hizo practica comdn el sustituir
naves de mamposteria por las primitivas ramadas.
Los resultados, a menudo encantadores, podian ser
también grotescos al recibir pequefias capillas naves
desde todo punto de vista desproporcionadamente
grandes, 0 viceversa.
‘En nuestros propios dias algunos sefiores curas, bien
intencionados sin duda, pero carentes de buen gusto ¥
del mas elemental respeto a la integridad de los monu-
mentos, han pretendio construir naves de concreto he-
chas por evidentes amateurs con los més detestables
resultados. Un ejemplo deplorable de esta perniciosa
practica lo apreciamos en Muxupip, no lejos de Méri-
da(6).
La capilla de indios de Mani
La primera capilla de indios construida por los
frailes seréficos en Yucatén fue San Miguel Mani,
canénicamente crigido el 29 de septiembre de 1549.
Consistia en su apogeo de un enorme recinto abovedado
al cual estaba adosada una ramada de 200 pies de
largo por 80 de ancho. (7) Hasta que una mal concebida
restauraciGn los eliminé hard unos pocos afios podian
verse atin en el arco toral de la capilla los anclajes
adonde en su momento se apoy6 Ja ramada.
El uso de la ramada en Mani--repetimos, la primera
fandacién franciscana duradera entre los mayas--con-
firma la antigiiedad de la practica en el Yucatan
isionero, y asimismo la disposic6n de los frailes para
adoptar lo que era esencialmente una solucién nativa
No hay duda alguna que una ramada tan grande como
la de Manf debe haber bloqueado decisivamente la
vista desde el atrio a la capilla de indios nulificando,
por lo tanto, la relaci6n entre la capilla de indios y el
espacio abierto del atrio implicita en el modelo mexi-
cano.
[Las obras de Mani comenzaron en 1548, es decir, un afio
antes de la formalizacién de la misién franciscana. Ya
para 1557 se hallaba todo terminado-convento, igle-
sia y complejo atrial estableciéndose alli una especie
de "récord” de rapidez en la construcci6n (se afirma que
Jas obras se terminaron en realidad en seis meses por
haber trabajado en cllas seis mil indios.) ( 8)
El arquitecto de la iglesia y_ del monasterio fue fray
Juan de Mérida, extraordinario personaje a quien se
atribuyen asimismo el convento de Mérida (hoy demo-
lido) y el de Sisal, que pasamos a diseutir mas adclan-
te. La capilla de indios de Mani, sin embargo, puede
ser atribuida a base de evidencia persuasiva a otro
destacado franciscano de aquellos afios pioneros: fray
Juan de Herrera.
Fray Juan, quien era hermano lego en la orden, habia
Hegado a la Nueva Espafia con la comitiva de fray
Jacobo de Testera en 1541. De México habia pasado a
Guatemala y de alli a Yucatan. Su estadia en nuestra
provincia no fue muy larga. A fines de los 1550's pasé a
Sinaloa adonde murié martir en 1560.
Desgraciadamente los datos sobre este personaje son
escasos; de lo que no hay duda es de que debe haber
conocido de primera mano los clasicos atrios mendiican-
tes del altiplano, ya en pleno funcionamiento y en el
climax de su prestigio durante sus afios en México. (9)
Fray Juan de Herrera tenfa una bien ganada repu-
tacién Como maestro. A él se debié Ia famosa escuclapara jévenes indigenas de Mant. Es I6gico suponer que
sus preocupaciones pedagégicas hayan estimulado su
interés por el disefio de lo que era~la capilla de indios
Y; Por extensidn, el atrio~en gran medida un artefacto
magisterial. (10)
En el perfodo de su apogeo el complejo atrial de Mant
inclufa cuatro bellas posas de las cuales slo una sobre-
vive. Los portones de ingreso y el pretil fueron demo-
lidos durante las campafias anteclericales del perfodo
pre-constitucionalista. Por muchos afios la capilla de
indios estuvo cegada por una pared, empero, hoy en
dia es evidente una vez. mds al ser desembarazada de
aquellas excrecencias en una restauracién que, aunque
dramética, no es del todo laudable (infortunadamente,
durante la restauracién fueron rebocados los anclajes de
la antigua ramada (!) y removidas las _capas de cal
que cubrian los murales primitivos que, expuestos a la
intemperie, no han de durar mucho mas.)
En todo caso, la capilla de indios de Man‘ esta situa-
da al frente del monasterio dominando con su gran ta-
‘majio la elevacién del inmueble. En una época la capi-
la de indios estuvo conectada a la primitiva fachada
de Ia iglesia (Ia actual es de principios del siglo
Sanahcat. Vista del Conjunto. Notese el uso intrusivo de bloques de cemento. Foto: M, Bretos
5
XVIID por una galerfa soportada por recias columnas,
La galeria fue demolida (suponemos, al ser remodela-
do el complejo hacia 1716) aunque sobreviven elocuen-
tes restos. Es posible que el conocido crucifijo que atin se
conserva dentro de la nave de la iglesia y que, suponen
algunos, fue la cruz atrial de Mani, haya coronado
alguna vez el parapeto de la capilla de indios. (11).
La justificacion de la titénica ramada de Man{ y, por
extensién, de todas las subsecuentes ramadas yucate-
cas, plantea varias interrogantes. No hay duda que la
expedita solucién que las ramadas ofrecian, resolvia a
corto plazo y a bajo costo~mucho menor sin duda que
construir estructuras de piedra--el problema de prote-
ger a la congregaci6n de la inclemencia de los elemen-
tos: el implacable sol de Yucatan y las Iluvias torren-
ciales del verano.
Curiosamente, en los 1630's se intent6 en Mant la sus-
titucién de la primitiva ramada por “una iglesia de
{tres naves muy capaz para los indios" disefiada por el
fraile-arquitecto fray Cristébal de Rivera. (12) El
Proyecto, que no pasé de los cimientos, tuvo que ser
abandonado. Esta curiosa iglesia "para los indios” (el
pprolijo Cogolludo, autor de la frase, hizo énfasis en que6
aquel era un edificio con un propésito especifico) hu-
biera creado una extraordinaria configuracién en Mani.
Es de notar, por supuesto, que la nave de fray Cristébal
no pretendia reemplazar la relativamente pequefia
aunque préctica y ttil iglesia conventual construida
por fray Juan de Mérida 80 afios antes. Se construia
ademés de la iglesia conventual y, por supuesto, en lu-
gar de la antigua ramada.
‘Por supuesto, especular acerca de un edificio que nunca
lege a construirse es arriesgado por no decir impru-
dente. Sin embargo, las interrogantes se plantean. Pa-
ra empezar, zque necesidad hubo de éI? {Por qué esta
aparente redundancia en una época en que en Yucatén
‘como en el resto de la Nueva Espafia habfan sido supe-
rados los esquemas arquitecténicos de la gran conver-
sin, supeditados ya a las demandas mucho mas con-
vencionales del ministerio parroquial ordinario? Por
supuesto, el hecho de que el esquema de fray Crist6bal
no legara a construirse plantea interrogantes funda-
mentales acerca de su eficacia y utilidad.
No serfa I6gico suponer, sin embargo, que esta idio-
sincratica iglesia era, ni mas ni menos, una versién per-
manente de la ramada, cuyo mantenimiento periddico
seria cada vez menos justificable? Los usos especificos
de dicha facilidad en pleno siglo XVII, por supuesto,
permanecen en el misterio.
El tinico otro lugar en todo el verreinato de la Nueva
Espafia adonde legé a construirse algo remotamente
similar al esquema planteado en Yucatan fue en Cuila-
pan, en la Oaxaca dominica. Alla una vasta "bas{-
lica” de probleméticas intenciones se contruy6 en linea
‘con una’antigua capilla de indios y en presencia de una
preexistente y mas que satisfactoria iglesia conven-
tual. Por supuesto, un andlisis a fondo entre Cuilapan
y Mant es empresa riesgosa en el estado actual de la
evidencia. (13)
San Bernardino de Sena Sisal
San Bernardino de Sena Sisal, obra asimismo de fray
Juan de Mérida, fue construido, como Mani, en tiempo
récord (erigido en 1553, terminado en 1560). (14) Como
la de Mani, Ia capilla de indios de Sisal tiene una bo-
veda de cafién sencilla. Su posicién relativa al conjun-
to, sin embargo, no podia ser mas diferente.
La capilla de Sisal entronca dentro de! plan mendi-
cante més excéntrico de Yucatan y acaso de toda la
Nueva Espaia. No esté situada en el atrio, ni siquiera
orientada hacia el. En Sisal la capilla de indios es
perpendicular al eje principal de la iglesia y se abre
hacia el costado de la misma. Desde el frente del con-
junto misionero, por lo tanto, la capilla de indios es
précticamente invisible.
En otro lugar he indicado que esta extraordinaria
composicién se debe a irrepetibles circunstancias socio-
politicas caracteristicas de Valladolid y su comar-
2.15) La villa de Valladolid, en cuyos arabales se
alza el convento, comparte con Mérida y Campeche la
distincion de haber sido una de tres pueblos de espa-
fioles en la peninsula. La fundacién franciscana, por lo
tanto, tenia que servir no a una, sino a dos feligresfas:
la reptiblica de espafioles y la reptiblica de indios. El
plan de Sisal parece haber sido un intento de acomodar
esa dualidad proveyendo simulténeamente una misiOn
de indios y un convencional convento espafiol al ser lef-
do desde la perspectiva de la hidalga ciudad "espafio-
CORTE c-D
‘Sanancat. Elevacién de la capilla de indios. Catélogo de monuments religiosos.fa
la de la cual era honra y ornato. Dos capillas~no posas—se levantan a ambos extremos
El espacio abierto en frente del conjunto de Sisal no de una galerfa que corre al frente de la iglesia y
puede ser considerado un verdadero atrio mendicante. monasterio, La porci6n norte de la galeria corre de la
ep 10" 1p ;
Meteor
Planta del conjunto. Catélogo de monumentos religiosos.puerta de la iglesia a una de las capillas (de Guadalu-
pe) y da acceso al claustro a través de un zaguén. La
del sur leva a una capilla similar aunque de menor ta-
mafo (del Santo Sepulcro) y ofrece acceso lateral a la
capilla de indios.
La capilla de indios de Sisal ha sido muy desvir-
tuada con el paso de los afios. EI nivel inferior (como
dijimos anteriormente, Sisal es una de un pufiado de
capillas clevadas de Yucatan y se resolvia por lo tanto
a dos niveles) es actualmente el bautisterio de la
iglesia parroquial. Fl superior, que alguna vez contuvo
el allar, se conecta directamente con el coro de la igle-
sia conventual, el cual conduce a su vez al claustro
alto.
Los Santos Reyes de Tizimin
Los Santos Reyes de Tizimin, conjunto disefiado por
otro gran constructor seréfico del siglo XVI, fray Fran-
cisco Gadea, tuvo también una capilla de indios eleva-
da aunque diferente en concepto a la de Sisal. (16) El
problema de mantener al Santisimo Sacramento en un.
lugar seguro y canénicamente aceptable era agudo en
las misiones mendicantes de la Nueva Espafia, espe-
cialmente en aquellas que, por una u otra raz6n, no es-
taban atin dotadas de una iglesia adecuada. La solu-
‘cién que se le dio a este problema en Yucatén fue man-
tener el Sacramento en una capilla improvisada situa-
da en el claustro alto. Este arreglo, amén de garanti-
zar la seguridad requerida, daba origen’a un espacio
adecuado pgra una fundamental rutina monéstica: la
recitacion del oficio divino en comin. (17)
En 1588 el comisario franciscano fray Alonso Ponce y
sus compaferos vieton el peculiar arreglo de Tizimin
‘con su capilla en alto y su ramada adosada al monas-
ferio, Una espadafia en la esquina del antiguo conven-
to delata aquella configuraci6n, hoy perdida sin re-
medio.
San Luis Obispo Calkini
San Luis Obispo de Tolosa Calkini en ei actual estado
de Campeche no puede ser atribuido. Se ha afirmado
‘sin base documental alguna que su constructor lo fuera
fray Martin (o Miguel) Vera. Su plan se desvia tanto
de la norma como para sugerir la posibilidad de un
antecedente espafiol inmediato. John McAndrew en su.
extraordinario estudio sugiere que Calkinf tuvo como
modelo a San Francisco de Baeza, obra del arquitecto
espafiol Andrés de Vandelvira. ,Cémo llegé la idea a
Yucatén? De acuerdo a McAndrew, el Obispo Toral,
quien era nativo de Ubeda (Ubeda y Baeza son como
Muna y Ticul), pudiera haber conocido el monumento
espafiol y transmitido sus particulares a Yucatén. (18)
No nos convence.
Una hipétesis mas plausible vincularfa a Calkinf con
Jos conjuntos cercanos de Mant y Sisal, con los cuales es
enteramente consistente y de los cuales es la culmina-
cién l6gica. Calkiné ha sido tan desfigurado, sin em-
argo, que no es fécil reconstruirlo, Caso comin en Yu-
‘catén, una nave de mamposteria fue construida en tu-
gar de la antigua ramada hacia 1700. Ello requirié la
‘demolicién del idterior de la capilla primitiva desa-
pareciendo asi la evidencia del extraordinario conjun-
to que vieran allf fray Alonso Ponce y sus compafieros
en 1588 y que, por su importancia y originalidagl des-
cribia en detalle el cronista de aquella comisién, fray
‘Antonio de Ciudad Real:
El convento est acabado, con su claustro alto y
bajo, el dormitorio y celdas. El primer suelo es
de béveda; pero las celdas estén enmaderadas
por Io alto, con sus azoteas, y todo es pequeno
aunque de cal y canto. No tiene aquel convento
iglesia, pero en su lugar hay pegada una capilla
y tamada muy vistosa. La capilla es muy alta y
fuerte, labrada de cal y canto y ciérrase con una
béveda Ilana de media naranja. En lo bajo del
teatro de esta capilla est4n hechas otras tres
‘capillas de béveda que toman todo el ancho de
cella, pegadas unas a otras, armadas sobre dos
pilares de piedra delicados y curiosos y debajo
de cada una de estas bévedas hay un altar, ya
‘estos tres altares se sale a decir misa de una sa-
cristia baja, que tiene puerta a la misma capilla
grande. Sobre las tres capillas y bévedas de
ella, esté el altar mayor, algo alto, arrimado al
‘mismo testero, y en él la custodia del Santisimo
Sacramento, y @ un lado el coro de frailes, y
queda medio espacio y anchura para los minis-
tos del altar. A este altar y coro se entra por el
claustro alto del convento, y tiene este andén 0
andamio alto, un antepecho de verjas, que toma
todo el ancho de la capilla, claras y anchas
para que no impida a los indios el ver misa des-
de abajo. Tiene la capilla de ancho cuarenta y
dos pies, y de largo hasta el arco toral cincuenta
y dos. Hay una reja de verjas altas, fuertes y
bien labradas, que para seguridad se cierra de
noche con su lave; para guarnicion y fortaleza
de este arco, viene pegada por lo alto de la otra
béveda, de once pies de ancho y de mas de ciento
setenta de largo, sin que intervenga en ella clavo
ninguno, ni soga cosa por cierto de grande admi-
racion. Y asi, echada bien la cuenta, hay desde10
al testero de la capilla hasta el fin de la rama-
da, doscientos treinta y tres pies, y con ser tan
larga y ancha como dicho es, cuando llega un dia
de Pascua se hinche toda, porque es mucha la
gente de aquella guariania.
Est aquella capilla y ramiada en un buen patio
cercado de naranjos y aguacates, y tiene cuatro
capillas en cada esquina la suya y.todo con el
convento. (19)
La seleccién de palabras para describir el nivel
superior de este asombroso edificio es bien interesante.
Lacapilla es ni mas ni menos que un escenario, un "tea-
tro" concebido para concentrar la atenci6n de un audi-
torio y dispuesto, por lo tanto, en alto.
Cuando Ponce y sus secuaces visitaron Calkini el
‘espectaculo debe haber sido impresionante con el her-
‘moso conjunto de la capilla y ramada dominando un
‘lisico atrio mendicante con posas y pretil. Infortuna-
damente, poco queda de todo aquello. Las posas han
desaparecido, De los altares que antiguamente ador-
naron la capilla de indios de Calkint se reportaba
hace unos afios hallarse uno de ellos abandonado en un
rancho cercano.
Las azoteas y el pindculo de la béveda son atin
asequibles por medio de una escalera de caracol desde
€l claustro alto, desnudo de sus techumbres de madera.
La azotea esté rodeada de un parapeto almenado en el
‘cual se hayan dispuestas tres:espadafias, una hacia el
frente y dos hacia el fondo. No son obvias hoy en dia,
eclipsadas por las dos torres gemelas de la iglesia
parroquial. En tiempos pasados deben haberse desta-
cado desde una distancia considerable. La vista desde
Ja azotea es majestuosa abarcéndose una extensa y
Mana comarca. :
Lo que sobrevive del nivel superior del conjunto es
significativo: una especie de pasarela de dos metros de
ancho sacada del grosor de la pared y asequible desde
el claustro alto. Esto es lo que queda del "coro de los
frailes" que vieran Ponce y sus colegas en 1588. La pre-
sencia de un coro conventual y una capilla de indios
‘bajo un mismo techo~bajo una misma béveda, para ser
precisos~ya seria notable. Los disefiadores de Calki-
ni sin embargo, nos reservaban tna sorpresa mucho més
maravillosa.
La légica plena del conjunto sélo se hace aparente al
considerar su iltimo componente: la capilla de abside
poligonal situada al costado del convento y perpen-
dicular a la capilla de indios. Dada su posici6n rela-
tiva al “santuario" de To que hoy se interpreta como
‘una iglesia parroquial convencional, esta estructura
puede ser facilmente confundida con un transepto o una
capilla auxiliar. Sin embargo, es evidente bajo un ané-
lisis mas cuidadoso que dicha capilla lateral, si no
contemporinea con la capilla de indios elevada (recor-
demos el aserto de fray Antonio de Ciudad Real: "no
tiene aquel convento iglesia”), debe haber sido cons-
tnuida muy poco después. La esencial contemporanei-
dad de ambas parece innegable en lo que a estilo res-
pecta: van como anillo al dedo.
‘Ademés se complementan. Al considerarla desde la
perspectiva dé este “transepto” la complejidad de la
capilia de indios de Calkini pierde sus misterios. Vis-
to desde la nave del "transepto” (en realidad la dimi-
nuta iglesia conventual primitiva del diminuto con-
vento de Calkini, el coro alto de la capilla de indios
aparece predecible y logicamente situado en oposicion
al altar mayor al otto lado de la nave.
Los investigadores que han abordado el andlisis dela
singular capilla de Calkin{ ignoran este importante
componente en detrimento de su interpretacion.20 Por
supuesto, mi andlisis tendré que permanecer hipotético
hhasta que se pueda probar fehacientemente la contem-
poraneidad de la capilla de indios y Ja presunta igle-
sia conventual de Calkini, empresa nada facil en Yu-
catin, tan rico en monumentos y tan pobre en documen-
tos.
Concediendo el "panache" conceptual de Calkini, su
afinidad con el esquema sobre todo de Sisal es inne-
gable. La configuracién es la misma: una estructura de
‘dos pisos de una pieza con el convento y asequible des-
de el coro, y con un altar dispuesto en el nivel superior.
Que Calkini tenia una béveda de media naranja y
Sisal s6lo de cafion sencilla es una mejoria de grado, no
de sustancia. Es enteramente logico que en un esquema
experimental y posterior al de Sisal se usara un tipo de
abovedamiento mas complejo y vistoso. Que los cons-
tructores de Calkini hayan estado al tanto de lo que
debe haber sido un serio problema en Sisal y en Mani
la falta de luz.en el santuario de piedra de Ja capilla
de indios es evidente al insertarse en Calkin{ dos her-
‘mosas ventanas morunas sobre la pared posterior del
*dbside.” (Es posible que la necesidad de abrir la ca-
pilla de indios a la luz, sobre todo de la mafana, haya
sido el estimulo del que resulté su excepcional altura.)
‘Los monumentos que hemos visitado en esta ponencia
son testimonio de la creatividad y originalidad de las
soluciones yucatecas a la problematica arquitecténica
dela gran conversion. Los frailes franciscanos de Yuca-
tén no se limitaron a adoptar, sino que procedieron a
adaptar, el vocabulario de la arquitectura misionera
del siglo XVI a su contexto especifico y singulares cit-
cunstancias.
El tratamiento de la capilla de indios por los cons-
tructores yucatecos tiene significativos puntos de di-
vergencia del modelo mendicante mexicano. Aumen-
tando su complejidad, la capilla de indios peninsular
‘completé en Calkini una notable metamorfosis e inten-
sificacién formal. De ser fundamentalmente un anexo12
del cual todo irradia. En este, como en tanto otros as-
pectos, la arquitectura de la conquista espiritual de
Yucatén revela una insospechada sofisticacién espa-
cial; una audacia fisiologica que mal se aviene con su
rudeza epidérmica. En ello tal vez radica su singular
encanto.
NOTAS
El autor hace constar una deuda de gratitud con el
finado y nunca suficientemente lamentado Donald Ro-
bertson, cuyo seminario en la Universidad de Tulane
estimulé hace ya algunos afios mi interés por la arqui-
tectura colonial de México.
1 Sobre las actividades de los franciscanos en Yuca-
tan en el siglo XVI, véase Stella Maria Gonzélez
Cicéro, Perspectiva religiosa en Yucatén, 1517-
1571 (México: 1978). Véase también F. V. Scholes
y E, Adams, Don Diego Quijada, alcalde mayor de
Yucatén, 1561-1565 (2 vols, México: 1938), espe-
cialmente I, vevii.
2. J. McAndrew, The Open-Airs Churches of Sixteenth
Century México: Atrios, Posas, Open Chapels and
Other Studies (Cambridge: 1965), vii
3. Para una discasién exhaustiva de los monasterios
‘mexicanos del siglo XVI véase McAndrew, supra,
y George Kubler, Arquitectura mexicana del siglo
-XVE @a, edicién, México: 1982).
4.- Véase McAndrew, Opén-Air Churches, 521-22 y
Miguel A. Bretos, "Yucatn: Arquitectura francis-
cana y la conquista espiritual,” en F. Morales,
‘OFM, ed., Franciscan Presence in the Americas
(Washington: 1981).
5. "Expediente formado en virtud de repetidas repre-
sentaciones de los Rdos. Obispos y Gobernadores.
Mérida, 1794," Archivo general de Indias, Se-
villa, México, 1317.
6+ Tristementé, McAndrew usa a Muxupip como ejem-
plar de fa capilla de visita yucateca del siglo
XVI. Bien poco podrd apreciar el que, evado de
la curiosidad turistica, visite hoy dia el lugar.
7. Sobre Mani véase, Catalogo de las construcciones
religiosas del estado de Yucatén (2 vols., México:
1948), I, 297-305. Sobre la ramada véase fray An-
tonio de Ciudad Real, Relacién breve y verdadera
de algunas cosas de las muchas que sucedieron al
padre fray Alonso Ponce (2 vols., Madrid, 1873),
IL, 471.
8. Fray Bernardo de Lizana, Dovocionario de Nuestra
Seftora de Izamal y Conquista Espiritual, (México:
1893), 89v.
‘9.- Relacin breve y verdadera, Il, 472. La vida de
fray Juan de Herrera esta cubierta por Lizana,
Devocionario, 43 v. Véase también Fray Gerénimo
de Mendieta, Historia eclesidstica indiana (Mé-
xico: 1971), 760-61.
10.- Véase McAndrew, Open-Air Churches, 211-215.
11 Para una discusién de cruces atriales véase Mild-
red Monteverde, "Sixteenth Century Mexican
Atrio Crosses," Ph. Diss., UCLA, 1972 y McAn-
drew, Open-Air Churche, 247-254.
12 Fray D. L6pez de Cogoliudo, los tres siglos de la
‘dominacién espafiola en Yucatén, o sea historia de
esta provincia (2 vols. Graz: 1971), II, 566.
13. Para una discusién de Cuilapan véase McAndrew,
Open-Air Churches, 598-619 y Robert Mullen,
Dominican Architecture in Sixteenth Century Oa-
xaca (Phoenix: 1975), 95-124. McAndrew nota
ciertas afinidades entre las ramadas yucatecas y
Cuilapan.
14.- Catélogo, I, 798-800.
15. Véase Miguel A. Bretos,. “The Franciscan Porches,
of 16th RCAH Review, San Antonio, 6, no. 1,
enero, 1983, 1-6.
16 Catdlogo, Il, 741-744.
17- Para una descripcién de estos arreglos véase
Relaci6n breve y verdadera, il, 397-98.
18- McAndrew, Open-Air Churche, 501
19.- Relacién breve y verdadera, 454-55,
20. Véase la discusién de McAndrew en Open-Air
‘Churches, 500-501, et passim. Véase también Juan
B. Artigas, Capillas abiertas aisladas de México
(México: 1982), 152-161_ NOTAS PARA EL
ESTUDIO DE LA
ICONOGRAFIA
FRANCISCANA EN
YUCATAN
Pablo Chico Ponce de Leén
E] presente ensayo tiene el doble propésito de exponer,
una introduccién a la Iconologia Colonial y de mostrar
una primera aproximacién a la Iconografia Francis-
cana de Yucatan; por tal motivo, el trabajo se divide en
dos partes, de las cuales la parte inicial esta retomada
del texto que preparé para Ia materia de Iconologia
Colonialt, y la segunda parte corresponde a observa-
ciones recientes hechas en: base a material bibliogré-
fico y a las visitas de algunos inmuebles religiosos.
LINTRODUCCION A LA ICONOLOGIA
COLONIAL
A. DEFINICIONES.
La iconologia es la disciplina cientifica-humanistica
que trata del descubrimiento e interpretaci6n de los
valores simbélicos de las imagenes, ya sea que traten
sobre temas religiosos, literarios, hist6ricos o alegori-
cos.
Decimos que es disciplina cientifica porque, como sa-
bemos, la ciencia trata sobre el descubrimiento de la
realidad objetiva, siendo uno de los campos de esta
13,
realidad objetiva “el acaecer" (el transcurrir de las
cosas en el tiempo y en el medio espacio-ambiental) y
"lo acaecido (los hechos pasados, unidos a su tiempo
¥ a su circunstancia); descubrir como se did ese acaecer
4e los hombres, las sociedades y los objetos por ellos
producidos, 0 sea, como es lo acaecido, es la labor del
historiador. Sin embargo, del infinito cémulo de he-
cho histéricos, el historiador, hombre de su tiempo,
rescata e interpreta aquellos que, de acuerdo a su
concepcién del mundo y de la sociedad y a una intencién,
creada por su propia circunstancia, considera impor-
tante su descubrimiento; nos dice Kubler que "Ia contri-
bucién especial del historiador es el descubrimiento de
Jas méltiples formas del tiempo..., traspone, reduce,
compone y colorea un facsimile”, pero, zcdmo lograr la
obiencién de este facs{mile? zcémo descubrir este frag-
mento de la realidad que se compone de intenciones,
deseos, manifestaciones de espfritiu individuales y
colectivas, modos de vida y movimientos sociales ya
acaecidos?; nos dice Juan Ortega y Medina en su pré-
logo a una obra de Ramén Iglesias que "si la historia es
viva y ésta se presenta siempre como conflicto, lucha,
tensidn, se sobreentiende de suyo que la historia que
telata tales crisis, tiene que ser apasionada, combati-
va y parcial. Los hechos que el historiador selecciona,
organiza, relaciona e interpreta de acuerdo con su.
propio juicio, se colorean y cambian a medida que cam-
bian las épocas, paises, culturas y hombres; por que ca-
da generacién busca una respuesta, un saber de si
misma, una comprensi6n..."3
El historiador utiliza para lograr el descubrimiento
de sw realidad hist6rica, el método de investigacién
documental, que es el método del conocimiento, rela-
cidn e interpretacién de los testimonios del pasado,
cualquiera que sea la naturaleza de éstost. Y las imé-
‘genes que constituyen el objeto de estudio de la icono-
logia, son precisamente una parte de esos testimonios 0
"documentos" del pasado,
Por otro lado, decimos que la iconologia es disciplina
humanistica, por la actitud que debe adoptar el histo-
riador, el restaurador 0, en general, el hombre de nues-
tro tiempo, al enfrentarse a otra realidad cultural aje-
naa la propia, ya sea por la distancia del tiempo, de
las circunstancias sociales o de la situacién geogrfica;
"..el humanismo, actitud basada en la dignidad hu-
mana, en el énfasis puesto en los valores especifica-
mente humanos (racionalidad y libertad), asi como en
Ja aceptaci6n de las limitaciones humanas (flaqueza,
falibilidad, mortalidad), de cuya diplice conciencia
se derivan las dos consecuencias: responsabilidad y to-
Terancia. ...cl -humanista rechaza la autoridad, pero
respeta la tradiciGn, cuya realidad reconoce y estudia
amorosamente"s
Es asi como vemos, que el arquitecto al enfrentarse ape ee
rc
‘un monumento para conocerlo y para conservarlo, ast
cae pantceiera canes nel produjoy la cultura
pera la que tiene una significacién actual, si quiere
preserverar algo més que la materialidad del objeto,
deberé contemplarlo y estudiarlo con esta doble visién
| cientifico-humanfstica; sistematico y objetivo, pero
| tolerante y respetuoso, met6dico y racional, pero con
| Jos sentimientos y Ia intuicién abiertos para captar esa
| contradictoria naturaleza del ser humano de todos los
tiempos.
1
‘eono; imagen.
‘La palabra *icono” deriva del griego cikon, que signi-
fica "imagen"; sin embargo, su significado es mucho
is restringido de lo que en sentido amplio el término
"imagen" connota (reproduccién de un fragmento de la
realidad)s, pero mas amplio que el que se le asigna en
peer Ia lengua espafiola’. Image-
1nés, pueden ser todas aquellas impresiones, que a tra-
¥és de nuestros sentidos, nuestra mente capta de la
realidad: imagen acistica, imagen visual, imdj
fativa, imagen téctil, etc.; estas imagenes no atte
confundirse con la realidad exterior misma, sino que
son reflejos de ella: la imagen, dentro de esta acepcién
del término, es la manera como captamos 0 como evo-
‘camos la realidad que nos rodea; de esta forma {cono no
equivale a imagen.
“En realidad, esta palabra, derivada del latin
(imago: figura , sombra, imitaci6n), indica toda repre-
sentaci6n figurada y relacionada con el objeto repre-
AAGOSTO 25 DE 1987
sentado por su analogfa o por su semejanza perceptiva.
En este sentido, puede considerarse imgen cualquier
Iimitacién de un objeto ya Sea percibida a través de la
vista o de otros sentidos (imAgenes sonoras, tdctiles,
etc). Sin embargo, en la actualidad, cuando hablamos
de unateoria de la imdgen o de la civilizacin de las
imagenes nos referimos bésicamente a toda represen
taciénoisual que mantiene una relacién de semejanza
con el objeto representado”*,
El universo de las imagenes ha rebasado en nuestros
dias lo que en otros tiempos fué la imagen por excelen-
cia: la imagen artistica. El antropélogo estructura-
lista Abraham Moles nos deja entrever en el siguiente
texto la amplitud Je este universo: "Dejando aparte
las imagenes méviles del cine y de Ia televisién, las
imagenes son: los carteles sobre las vallas, las fotogra-
fias en los periédicos, las fotografias de aficionado,
las fotografias profesionales, las ‘identidades’ que
pretenden una identificacién entre el ser y su imagen,
las diapositivas que proyectamos en casa ante un gru-
TEARS, YUC.
ESCUDO y VENERA PINTADOS
SOBRE UN CAPALZADO EAI
BL ER: CONVENTO
po de amigo$, recuerdos de viaje, fijaciones del color de
tun tiempo pasado. En tiltimo término, son las imSgenes
artisticas en su estricto sentido, las que se ven en los
museos (imagenes célebres) o en las galerfas (imégenes
nuevas) o, finalmente, en las postales y revistas de ar-
te que se editan para proporcionamnos un placer estético
por medio de la copia. En el limite se considera la
escultura como una imagen en tres dimensiones y entra-
ra formar parte de nuestra clasificacién, pero a titulo,
estadistico descuidado”.
'Nos acercamos més al sentido que las palabras icono €
imagen tienen para nuestra materia, si decimos que se
refieren exclusivamente a las imdgenes visuales, pero
atin en este caso resulta demasiado amplio. ;Cudntas
cosas podemos ver?; vemos en cada momento una gran
cantidad de objetos que integran nuestro universo, ntes-
tro mundo; objetos naturales y objetos culturales (produ
cidos por una sociedad); sin embargo, no Hamamos
"Yconos" a las reproducciones de estos objetos en nuestra,
mente captados por el sentido de la vista (imagenes16
visuales); hablamos de fconos, cuando estas imgenes
visuales (reproduceién mental de la realidad) han
sido reproducidas nuevamente, utilizando para ello
algiin medio de expresién, con una intencién comunica-
tiva o sin ella, con una intencin estética o sin ella, con
una intencién simbélica o sin ella. Podrin no darse to-
das o algunas de estas intenciones juntas, pero la pro-
ducci6n del fcono, que equivale a una doble reproduc
‘ci6n de la realidad, no puede carecer de una intencién,
de una voluntad, cualquiera que ésta sea.
€on lo anterior queda aclarado que fcono seré todo
aquel objeto producido por una cultura, obedeciendo a
una inteciGn individual o colectiva, que captamos por
el sentido de la vista y en el cual se haya reproducido
algiin fragmento de ia realidad material, alguna abs-
traccién conceptual, o bien, algin simbolo o metafora.
Finalmente, lo que considere como imagen un arqui-
ecto, diferiré, si no sustancialmente, sf al menos
précticamente de lo que manejen como imégen un socié-
logo, un antropélogo, un historiador del arte 0 un
religioso. Por ejemplo, se deduce fécilmente la conno-
taci6n religiosa de la siguiente definicién:
"IMAGEN. Una escultura, pintura, etc, de
Nuestro Seftor, Nuestra Sefiora 0 de los santos, 0
de alguna otra persona. Propiamente hablando,
tuna imégen no es un retrato naturalista 0 repre
sentaci6n de la persona en cuestién, aunque puede
incidentalmente serlo; esencialmente es herél-
ica, simbélica y convencional. Es parte del mo-
biliario de la iglesia 0 casa, o un santuario, bien
sea arquitecténicamente (vgr. las esculturas del
pértico occidental de Chartres) o litdirgicamente
(vgr. el crucifijo de un altar) o en el orden de la
devocién (por ejemplo, la estatua de San Antonio
‘en muchas iglesias). Las imagenes pueden consi-
derarse como un complemento de la liturgia;
como la liturgia es culto pablico, de la misma
manera la imagen es cosa que se venera piiblica-
mente. Un cardcter sentimental o realista no es
apropiado para una cosa de uso piblico, por ésto
‘el parecido al natural’ no tiene importancia
comparado con su significacién religiosa y dog-
mética”®,
TEABO, YUC
Escupo SocRe
LA PUERTA QUE
COMUNICA LA SA
CRISTIA CON EL
PRESETERIO EN
EL EX-CONVENTO
DE. SAN PEDRO
Y SAN PABLO
PINTURA MURAL
AGOSTO 25 DE 196T