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eng oe AES POSIBLE UNA SOCIOLOGIA DELA LIBERACION? La via propia de accién, ciencia y cultura, incluye la formacién de una ciencia nueva, subversiva y rebelde, comprometida con la recons- truccién social necesaria, auténoma frente a aquella que hemos aprendido en otras latitudes y que es la que hasta ahora ha fijado las reglas del juego cientifico, determinando los temas y dindoles priori- dades, acumulando setectivamente los conceptos y desarrollando téc- nicas especiales, también selectivas, para fines particulares. Hace apenas unos pocos afios no era posible hablar en estos térmi- nos, escribir sobre una disciplina comprometida, ni mucho menos Postular una ciencia rebelde y subversiva. He aqui que ésta parece ser una de las consecuencias de la agudizacién de Ia crisis de todo orden por la que pasa la América Latina. Las estructuras politicas, econémicas, ideolégicas y culturales sufren tensiones cada vez més fuertes, y estas tensiones sacuden y cuartean las torres de marfil en ue preferian acomodarse los cientificos. No hay ahora escapatori Posible, y quienes salen de esas torres a respirar el aire del cambio tienen que hablar un nuevo lenguaje cientifico, y sobre temas inusita- dos, quizé espeluznantes, aparentemente anticientificos porque no encajan dentro del molde de lo normal que nos viene de atros territo- rios o de nuestros antiguos grupos de referencia. Uno de esos campos nuevos para Ia sociologia seria, indudable- mente, el dela liberacién, es decir, la utilizacién del método cientifico para describir, analizar y aplicar el conocimiento para transformer la 16 4Una sociologta de la liberacién? sociedad, trastocar la estructura de poder y de clases que condiciona cea transformacién y poner en marcha todas las medidas conducentes ‘a asegurar una satisfaccidn ms amplia y real del pueblo. Ya pueden verse las arrugas en frentes venerables y las ctjas cefiudas de los criticos que pertenecen a la tradicién “*respetable” de fa ciencia internacional. ,Una ‘“sociologia de la liberacién"? {Dénde ‘encaja esa tal disciplina? ;Por qué no se sigue hablando del status-ro- fes, de funcién, del pequefio grupo? Precisamente, por razones de prioridad e importancia, No hay ninguna causa légica que nos haga pensar que el problema de la “difusién de innovaciones”, por ejem- plo, sea mas 0 menos importante que el de la “‘Tiberacin’'. a menos {ue aceptemos el criterio sobre prioridades que imponen los soci6- Jogos rurales norteamericanos y europeos. Pero la escala de valores eso debe ser distinta en estos paises criticos, y quizd no haya persona Consciente que niegue la importancia que para todos sus habitantes tenga el proceso historico, social y politico que pueda Hevarles a una posicign autonoma y digna, es decir, 2 su Hberacién. Nada podria Ser_més vital en este momento para Ja colectividad, Por te-mismo. {por qué no se justficaria entonces hablar de una sociologia de! pro iRso tiberador y, aiin més, trabajar para que el proceso se acelete y Geiaprender mas de la sociologta aplicada como ciencia alaiberacion’” Por fortuna, las barreras del prejuicio se estén rompiendo y ya Se pueden ver horizontes mas amplios. Un buen ejemplo lo constituye e) Bptisculo que ha publicado en la Argentina el distinguigo ingeniero Oscar Varsavsky, titulado Ciencia, politica y cientificismo (Buenos ‘Aires, Centro Editor de América Latina, 1969), en.el que propone una mncja rebelde y “hacer ciencia guerrillera’’, aplicable no sélo a lo Social y econémico sino también a lo fisico, exacto y natural. “La misidn del cientifico rebelde —dice— es estudiar con toda seriedad y Usando todas las armas de Ia ciencia los problemas del cambio de Sistema social, en todas sus etapas y en todos sus aspectos tedricos y practicns. Esto es, hacer ciencia poltizada”. Sostiene que esto no es Sestruir 1a ciencia, sino enriquecerla; no cs negar su universalidad. Sino precisamente llegar a ella a través de la originalidad impuesta por las realidades locales; no es producir por producir, como robots Fentro de una economia de constimo, sino como seres pensantes ani- mados por un verdadero espiritu de servicio; no es seguir las reglas Gel juego ni los criterios de importancia fijados en otras latitudes, sino fijar los propios y actuar en consecuencia. Una ciencia rebelde va en contra de la rutina amiga de lo extranjero, entroniza la critica inteli- So 4Una sociologta de laliberacién? 17 gente, batalla contra el cofonialismo en todas ete ct int ome disciplinaros en respuesta a las complejdades que plantea la ctisis. Su justificacién ela investigaion del proceso de toma del pode y la construccign de un nuevo sistema social. Por e90, en eva ciencia nue. ‘ano podrén partcipar sino centficosrebeldes,plitizades, a quie- nes poco importa scrfieatsu carrera cientfia dentro de! ‘istema.9 gue be (ener ence) esas condiciones ambientals: tress | iNi qué decir en cuanto Varsavsky ti ciones sun las dun verdadero hombre de ccna, animade po 2 presente ye futuro de su pueblo, haciéndose las preguntas mas per tinentes,levantando dudas sobre lo esencial y 10 secundaro en la ciencia en el momento actual. En efecto la mision de la ciencia en ua stciedad como l nuestra consiste en “partcipararectamente en elprces de eemplaara prota mejor ¥en define impe- La sociologia debe reflejar, més que la fis i prescapacones denies Pr Torna los sttomas de apertura s fguen acumuléndose con rapidez. Ya en un congreso internacional de Sociologia rural, realizado en Enschede (Holanda) en agosto de 1968, tempezaron a escucharse voces discordantes del tercer mundo. Se tat ali en especial tema el adestraiento de os sociélogos. Tomando la vor de América Latina Wize la siguiente expos, que he complementad en alguns de ss apes para hacera ms ara __Enlas actuales circunstancias histéricas, iento de cilogos (y de otros cientificos sociales) en ts Ametea Latina afonta sm tlm ideal sbrumada: sun probleme deorenin cn a cientfica que implica abrir ocerrar las puertas ala creat dad yl orignal de murstes genes. i se acepta la premisa general de que las concepciones cient wa tent ret nein eos de la sociedad en Ia cual son concebidas, el socislogo Latinoamericano de hoy en casi todos nuestros paises no puede dejar de reaccionar ante las draméticas incongruencias e inconsistencias sociales que le rodean. Mientras mis conciencia tiene de la conexién entre conoci- miento yconflcto, mds efectivo puede legar a ser, bien como cientf- £0 0 como miemtzo-de la comunidad. Esta tesis no es nueva: fue expuesta por Dilthey y Cooley, entre otros, quienes la practicaron. 18 Una sociologta de la liberacién? Por lotanto, un objetive légico del adiestramiento en ciencia social en estos paises seria ayudar 4 los estudiantes 2 alcanrar uaa nueva dimension de la objetivided cientifica: aquella derivada del estudio de las situaciones reales de conflicto y desajuste presentes en Ja socie- dad, y-de su participacién activa en tales situaciones para buscar la Hiberavi6n de esa misma sociedad, Esto es, estudio y accién combi dos para trabajar contra Ia condicién de dependencia y explotacién ‘que nos ha caracterizado, con todas sus consecuencias degradantes y opresivas expresadas en la cultura.de la imitacién y de la pobreza, y enia falta de participacién social y econémica-de nuestro pueblos Es claro qué éfi el caso cubano nos vemos ante otro horizonte. Alli se encuentra la sociedad en otra etapa, la de la reconstrucci6n, y pot Jo mismo sus urgencias cientificas son otras: las de la superacién. Pero aun en ese pais subsiste la disyuntiva politica que llevaria a la experimentacién y a la creacién de algo nuevo en fas ciencias sociates, si se permite que aparezcan y se mantengan las coytinturas favora- bles. Este reto especial a los cubanos proviene det hectio obvio de que rompieron el marco institucional que ha limitado el remozamiento de {a ciencia em ef resto de América Latina. Por eso las posibitidades que se les abren de ser genuinamente creadores ¢ innovadores son muy grandes. Estas posibilidades aumemtan cwando los marcos:dc'nefc- rencia con que trabajait wo son importados; Sitio que se basan ét'Ia Propia sealidad y s¢ enriquecen mucho més cuando logcan echar tai- ces en la América Lati actual de su crisis. Por ejeinplo, en Cuba se puede hacer con relativa facilidad (porque.no hay muchos intereses creados fuertes) una ciencia social verdadera- mente interdisciptinaria: esto serfa una novedad en cualquier parte del mundo. Con esta ciencia social _interdisciplinaria —quizé pueda Hamirsela sociologia, pero de nuevo cuiio— se podria no sélo articu- lar diversas explicaciones de Ia revolucién que ilustren ef proceso ante propios y extrafios, sino seguir siendo util a la causa revo- ucionaria. Pero esta ciencia nueva no puede alcanzarse si se insiste en seguir {os disetios funcionatistas y its manias metodoligicas norteamerica- nas y europeas que han encontrado un nuevo canal de difusién en la Unién Soviétice y en atros paises socialistas, donde ef prarito de ponerse al dia (ademés de otras razones de indole cultural) les ha hecho relegar el marxismo y olvidar Ja bondad de otros métodos clisi- ©05 de investigacién social més a tona con. jentey 1a realidad sevolucionarias o prerrevalucionarias, en Cuba y en nuestros paises. Una sociologia de la liberacibn? 19 Semejante desarrollo cientif fico frustraria la potenciali 7 te desat of ialidad creadors abana c impediris a su tevotucién proyectarse en el campo cientifine ‘ultural sobre el resto de América Latina /1/. En cuanto a los ot ie icclerentcbatee paises latinoamericanos que todavia deben Unlecoeent ‘se confunde la objetividad con la indiferencia ante ituaciones reales we pueda verse envuelto el hombre de ciencia, ‘ro aun Max Weber, el pontifice én esta fi ater, tlpositineseednce, gerne Rina EE n + ¥ Para sentar aff I s ido adi tient socal en teeamnentt MIC I8S bases de un sSldo adiestra- El adiestramiento socioté; £omo norma, a dar interpret: idealizacis igico por (0 regular ha estado limitads, taciones estructutales que han reflejado la '- Ver mesas redondas ena Universidad de La Habane, 7 8 de octubre de 1969, 20 4Una sociologta de la liberacién? Este problema de orientacién abre por lo menos dos cursos de accién complementarios: 1) modificar las ideologias, los pensum y los marcos de referencia investigativa en las wriversidades de los paises avanzados, con ef fin de reflejat Ix mecesidad de entender Ia tevolu- cin, el conflicto y el cambio social, tanto.en.el prapio pais como en el extranjero. y 2) establecer escuelas para graduados en naciones en desarrollo, las que intentar‘an construir auténomamente sis métodos y filosofias cientificas para manejar los problemas sociales que les atafien y asi transmitir a los estudiantes actitudes nuevas y més dig- / ia sus realidades nacionales. mR primer curs de acon (odie Ia idologta, los ensure e ses et los, 'Y € Ts Estados Unidos, el proceso de disidencia ha venido ganando terreno. Esto . porque podria estimular la creacion de waz antiélite intelectual en aquellos paises avanzados, que pudiera acercarse espiritualmente a los grupos que se han rebelado por justa causa en el tercer mundo, y legar a entender- los. Este descubrimiento de identidad de propésitos de cambio social en diversos contextos puede justficar la colaboracién internacional y Jos programas de intercambio entre cientificos y estudiantes de nacio- nes més 0 menos desarrolladas, siempre y cuando, ademés, la antiél- te intelectual de tas naciones desarrolladas libre su propia batalla contra la injusticia econémica internacional y contra el aparato.de ““contrainsurgencia"” que limita la independencia de nuestros paises, Estas actitudes polticas también condicionan la investigacién y la docencia, como ha sido amplia y tristemente comprobado en los iilti- ai Me pero visto desde el éngulo de las naciones en desarolo, el segun- do curso de accién (estimular la creacién nacional de escuelas tate IS i K 1 Tos que vivimos en paises ev UeSatrollo, sit detecto de la xenofobia Significasenta bases ffrmes para hacer una a ee en nuestro continente, que incfuya el examen de los procesos y mecanismos de la toma del poder por las ti nde ser y una explica- clases populares, la busqueda de nuestra tazén cidn propia de nuestras tealidades, especialmente de aqueitas que Una sociologta de la liberacién? 21 aparecen en los tr6picos y subtrépicos hoy tan mal utilizados y tan Poco comprendidos, que ayudarian a que aquellos procesos se desa. rrollaran con eficacia y prontitud. Pienso que el estudiante que lograra esta orientacién Negaria a Prepararse insuperablemente para hacer contribuciones fundamenta- les al progreso de su sociedad y de la ciencia. Pero ésta no es una via facil: exige labor ardua y gran constancia y disciplina, El estudiante aqui descrito debe ser capaz de manejar las técnicas de los paises avanzados, y al mismo tiempo debe tener suficiente ingeniosidad, sentido comin y seriedad para disefiar sus propios instrumentos com el fin de “Hlegar al nivel deJos hechos”. Por lo tanto, debe desatrollar una mentalidad capaz de realizar simulténeamente dos tareas: adoptar ¢ innovar, y pulir una personalidad capaz de combinar el pensamiento y la accign, No hay duda de que esto es dificil; pero no debe ser imposible. De otra manera no podria explicarse 1a inventiva en los pafses hoy domi- nantes, que una vez estuvieron mds atrasados que la América Latina, Espafia o Portugal. En resumen, opino que el adiestramiento en ciencias sociales para Ja América Latina debe incluir ia investigacién aut6noma e indepen- diente de los hechos sociales del érea, estimulando el pensamiento creador y 1a originalidad para liberarnos de antiguas o presentes tute- las de toda clase. Esto es indispeasabie, porque las realidades encon- tradas son de un tipo conflictiva y discrSnico sobre el cual se conoce muy poco en los paises avanzados de donde se difunden las pautes cientificas; las metodologias y orientaciones ofrecidas en estos patses Pueden ser parcialmente contraproducentes. En cambio, de Ia obser. vacién directa y de la intervencién personal en los procesos del cam- bio profundo, muchas veces revolucionarios tan caracteristicos de las regiones en desarrollo—, pueden derivarse las més valiosas con- tribuciones al conocimiento socialégico, siempre y cuando se trabaje en ellocon seriedad y disciplina. “Por lo tanto, impulsar activamente el logro revolucionario de una sociedad superior a la existente puede brindar, en fin de cuentas, el mejor tipo de adiestramiento socioligico en el momento actual.” Cejas que se fruncen, voces siradas que se levantan en el piblico, amenazas de pérdida de empleo. F pur si muove. La tendencia sigue marcdndose, pata llegar 2 una expresin concreta en el IX Congreso Latinoamericano de Sociologia, en México, en noviembre de 1969. 22 ¢Una sociologia de la iberacién? cen alguna forma puede catalogarse ese congreso habré de ser como la culminacién de una actitud intelectual de rea? compromiso con ef cambio social, con la accién necesaria para transformar revoluciona- riamente la sociedad latinoamericana, sin perder la rigurosidad cien- \ffica. La idea de crisis saturé ese congreso como nunca antes, levan- do a sus participantes a apoyar laciencia rebelde. Le declaraci6n final es muy elocuente. Ademas de condenar Ia represién policisca, militar y politica, reclamar Iz libertad de presos politicos y seffatar I inter~ vencién del imperialismo como un factor responsable de las condicio- nes de dependencia que nos ahogan, los socidlogos presentes pro- clamamos: ‘En la fase actual de crisis y de transicién hacia una nueva forma de vida econémica, social y politica, los paises de América Latina necesitan de la colaboraci6n critica de los especialistas en ciencias sociales, en los diversos procesos histéricos de transformacién social. Por esto, no anhelamos regalias académicas ni privilegios sociales, sino el derecho de ejercer nuestras actividades de enseflanza y de investigacién con plena identificacién con los intereses y angustias de nuestros pueblos. Queremos y exigimos la existencia normal de condiciones de trabajo que permitan convertir las ciencias sociales, cen nuestros paises, en instrumento de conciencia erftica, en factor de autonomia cultural y politica y en medio de lucha contra la miseria y las desigualdades sociales. Nuestro objetivo mas amplio consiste en poner las ciencias sociales al servicio de los derechos fundamentales del hombre y de la creacién de formas auténticas de democracia ‘econémica, social y politica. “Estos objetivos son esenciales tanto para el desarrollo autnomo y la integracién de los paises de América Latina como para la reorga- nizacin de las universidades y para el progreso de las ciencias socia- les en una perspectiva latinoamericana. Por esta razén defendemos tales objetivos, conscientes de que formamos parte de los pueblos latinoamericanos y de que somos sus actores intelectuales en los pro- cesos de cambio social.” La “‘sociologia de la liberacién™” queda asf lanzada, enmarcada por la méxima entidad sociol6gica regional. Se vindica una posicién. Se abren nuevas perspectivas. El sentido de autonomia crece a medi- da que se reenfoca la temética y se la relaciona con la crisis. He aqui un concepto clave para Ia sociologia de la liberacién: Qué es crisis? ;Cudl es nuestra crisis? El congreso traté también de Una sociologla de la liberacién? 23 contestar estas preguntas inusitadas, rompiendo asi otra tradiciér del formatismo sociolégico estilo euronorteamericano, donde tales temas tabties no se tratan. 152, Despertar de los movimientos sociales [ggri: International Group fr Grass Rots Initiatives (Roma, Italia). ‘Onie: Orgenizacién Nacional Indigesa de Colombia. Pp: Promocién del Desarello Popular (México). Pt Partido de los Trabajadores (Brasil). ‘Unag: Unign Nacional de Agricultores y Ganaderos (Nicaragua). R POR UN CONOCIMIENTO VIVENCIAL* Arraiz de mi reciente retorno a lz Universidad Nacional de Colom- bia (Instituto de Estudios Politicos y Relaciones Internacionales), un colega me pregunté qué tendencias dentro del campo cientifico social re habfan parecido las més significativas durante el periodo de vein- iro de las aulas. Me puso a pensar: no habia duda sobre la gran significacién de algunos procesos vividos durante el pe- riodo. Decidi entonces valerme de esta conferencia mensual del Ins- tituto, que formaliza mi reintegro al mundo académico, para articular una primera y répida respuesta a aquella incitante pregunta Entre las tendencia de los iltimos dos decenios dignas de tal refle- xién, hay una medio escondida que merece salir del claroscuro. Me refiero a la incidencia sobre determinados grupos académicos y polit cos de Europa y Norteamérica de una contracorriente intelectual autonémica que se ha formado entre nosotros los del Tercer Mundo. Junto a este fendmeno, como elemento de refuerzo de la misma ten- dencia, figura un mayor y respetuoso conocimiento de 1a realidad cultural y humana de nuestras sociedades tropicales y subtropicales adquirido durante este periodo tanto por nosotros cuanto por los euro- americanos. Tiendo a pensar que muchos de estos descubrimientos se han realizado dentro de un marco critico comtin que invita a retar ‘*Conferencia inaugural en la Universidad Nacional de Colombia, Bogoté, abril 7 de 1987, auspiciada por el Instituto de Estudios Poltcos y Relaciones Internacionales de fami 154 Por un conocimiento vivencial dominantes como en los dependientes. Pero el orto de este movimien- to, con sus impulsos raizales y remolinos revolucionarios, parece hallarse mas entre nosotros los periféricos que en el mundo desa- rrollado. Por supuesto, estas premisas implican varios puntos debatibles. El primero, que en los tltimos afios en verdad se ha configurado, en Muestros paises pobres y explotados, un grupo de cientificos sociales Y politicos retadores del statu quo cuya produccién independiente ha tenido efectos localmente y més alld de las fronteras nacionales. El segundo punto diria que se ha acumulado tanta informacién fresca sobre sectores de nuestras sociedades como para dar base a una refle- xin te6rica y metodolégica propia que modifica anteriores interpreta- ciones por lo regular exogenéticas 0 eurocéntricas. Claro que los tra- bajos rutinarios no han desaparecido de entre nosotros, ya que sus marcos de referencia continiian reproduciéndose por inercia en insti tuciones académicas y en medios de comunicacién masiva controla~ das por personas caracterizables como colonos intelectuales. No obs- tante, la produccién de estas personas por regla general no ha 10 las fronteras nacionales precisamente por el mimetismo que desplicgan. Todo esto es debatible, pero quizés haya acuerdo general en que existen pruebas para demostrar en principio las dos premisas suge: das, lo que me excusaria de tomar el tiempo de esta conferencia para hacerlo. Mas bien me dedicaré a explorar una hipétesis complemen- taria. Sostendré que aquella incidencia intelectual del Tercer Mundo tropical sobre grupos homélogos eriticos de paises dominantes en- cuentra acogida en razén de la crisis existencial que afecta a las socie- dades avanzadas de las zonas templadas, sea por las proclividades auto-objetivantes de la ciencia y Ia técnica modernas desarrolladas sea porque hoy surgen amenazas setias para la supervivencia de todo el género humano relacionadas eon los avances inconsultos de ‘esa misma ciencia euroamericana fetichizada y atienante. Los euroamericanos, evidentemente, progresaron y se enriqueci ron con el desarrollo cientifico-técnico, mucho a expensas de nosotros losdel Tercer Mundo. Pero ello fue también a expensas de su alma y de los valores sociales, como en el contrato mefistofélico. Ahora, des- pués de haber botado la llave del arca del conocimiento pristine de donde partis el progreso, hastiados de éste por la forma desequilibra- da que tom6, y avergonzados de Ia deshumanizacién resuitante, los Por un conocimiento vivencial 155 nuevos Faustos pretenden reencontrar Ia llave del enigma en las vi- vencias que todavia palpitan en las sociedades llamadas atrasadas, rurales, primitives, donde existe atin la praxis original no destruida por el capitalismo industrial: aqui en América Latina, en Africa, en Oceania 'Si esto fuese cierto, tal constatacién de las fallas existenciales € ideolégicas en la zona templada podria darnos todavia mas certeza y justificacion a los del Tercer Mundo en la busqueda auténoma para interpretar nuestras realidades. Y més seguridad en nuestra capaci- dad de saber modificarias y construir formas alternativas de accién politica y social para beneficio nuestro y, de contera, también para el de todos los pueblos explotados y oprimidos de la tierr LA FRUSTRACION DEL EUROCENTRISMO No es nuevo lo que voy a decir a continuacién para sostener estos puntos de vista iniciales, y lo repetiré sucintamente. Desde comien- 208 del presente siglo, y en especial a pattir de los desastres materia. les y espirituales de la Primera y Segunda Guerras Mundiales, muchos cientificos y filésofos europeos reconocieron el problema existencial aludido y cuestionaron el propésito final de sus conoci- mientos y acumulaciones técnicas, asi en las universidades como en los laboratorios. El inspirador de esas tareas habfa sido el cartesia- nismo analitico junto con la tentacién teleoldgica de obtener control sobre los procesos naturales. Ademés, en lo politico se habian dise- fiado formas democréticas representativas apuntaladas en un positi- vismo funcional y en las ideologfas de la libre empresa y 1a propiedad absoluta. Como no todo anduvo bien, 1a sociedad europea se dividis entre utopistas y realistas, dando origen a esa controversia perma- nente que parte de Hobbes y encuentra su nadir en el fascismo. Al cabo de casi dos siglos de experiencias, la desilusién y la pro- testa se convirtieron en alimento diario de aquella sociedad. Recorde- mos, entre otras voces discolas, el pesimismo de Spengler sobre fos resultados de la bisqueda del desarrollo econémico, y la critica feno- menolégica de Husser! sobre el desvio del positivismo, creando es- cuelas que desembocaron en revisiones sustanciales de la interpreta- cién ontologica. Hasta las ciencias naturales experimentaron esta desazén y buscaron una revisién orientadora. Encabezados por los fisicos cudnticos, descubrieron la infinitud de la estructura interna de 156 Por un conocimiento vivencial las particulas atémicas y dieron el salto del paradigma mecénico de lo cotidiano, de Newton, al infinitesimal y relativo de Einstein, comple- menténdolo con la inesperada y herética constatacién (de Heisen- berg) sobre Ia indeterminacién del conocimiento experimental y el papel antrépico del observador. En el campo filoséfico hubo también esfuerzos para alejarse del cartesianismo y del positivismo que vale la pena recordar: entre otros los de la Escuela Critica de Frankfurt al combinar el rechazo al nazis- mo con el rescate antidogmético del marxismg; y el de la filosofia de la ciencia (Gaston Bachelard). Todos estos esfuerzos fueron de gran- des proporciones para el subsecuente desarrollo cientifico y técnico y para la revisién de actitudes ante el conocimiento y el progreso huma- no. En los paises del Tercer Mundo, quizés por razones de lenguaje, apenas si llegaron los murmullos de esa revisién. Eno concerniente a las ciencias sociales, por ejemplo, éstas siguieron apegacias al cienti- ficismo positivista, y todavia hoy se hallan en la anticuada etapa del paradigma newtoniano. Sin embargo, hubo igualmente lastres persistentes en el desarro- lo de la reinterpretacién critica europea. Por lo general, los intelec- tuales iconoclastas pretendieron resolver, comprensiblemente, sus problemas de concepcién y orientacién todavia dentro de los parame- ‘ros del conocimiento tradicional. Europa segufa siendo el ombligo del mundo, el modelo a seguir por todos los demas aunque su socie- dad fuera perdiendo sabor y sentido para sus propiag miembros. Se pensé entonces que la solucién de los problemas existenciaies de las naciones avanzadas podia alcanzarse si se desanduviera alli mismo el recorrido hasta retrotraerio al complejo cartesiano como reconocido unto de partida del desvio cieatificista. Y luego tomar el perdido Tumbo humanista que corregiria los peligros de la alienacién de los intelectuales y de los cientifices. Estas propuestas de enmienda, evidentemente parroquiales, si- guieron discutiéndose por un buen tiempo. Hasta Habermas, la tilti- ma gran figura de la Escuela de Frankfurt, cay6 en el simplismo de la continuidad eurocéntrica y de! modelo del desarrollo avanzado. Ello limité las implicaciones universalistas de sus tesis sobre conocimiento terés como formula para superar el sindrome de la deshumaniza- cin moderna que advirtis, interprets y condené en toda su amplitud. Desde cierto punto de vista, el eurocentrismo umbilical es inexpli- cable, porque Ia sociedad y la ciencia europeas son en si mismas el fruto histérico del encuentro de culturas diferentes, incluyendo las Por un convcimiento vivencial 157 del actual mundo subdesarroliado. Es natural preguntarse, por ejem- plo, si Galileo y las demas genios de la época hubieran llegado a sus conclusiones sobre la geometrfa, la fisica 0 el cosmos sin el impacto det descubrimiento de América, sus productos y culturas, o sin la in- fluencia deslumbrante de los arabes, hinddes, persas y chinos que bombardearon con sus decantados conocimientos ¢ invenciones a la Europa rudimentaria del pre-Renacimiento, ELREVEZO DE LA VIEJA CORRIENTE COLONIZADORA Ultimamente, los grupos de intelectuales sufrientes de Euroamé- rica han tratado de corregir aquella tendencia narcisista y partoquial. Es posible encontrar ahora entre ellos expresiones de reconocimieato respetuoso del mundo marginal pauperizado, un querer sentir y com- render empéticamente los valores de las. sociedades tropicales y subtropicales.no industrializadas, cierta admiraci6n nostélgica pot 1a resistencia de los indigenas y campesinos analfabetas y explotados del Tercer Mundo ante los dafios y perjuicios del desarrollo capitalista y de la racionalidad instrumental. No podré hacer ahora un tratado sobre tales grupos de protesta in- telectual y cientifica que van més alld de las descripciones de aspa- viento de viajeros y misioneras de siglos anteriores. Pero vale la pena recordar algunas expresiones notables, y examinar sus lazos 0 afini- dades ideolégicas con lo nuestro, Veremos cémo muchos asuntos principales tratados por ellos se enraizan en la problemitica del Ter- cer Mundo y se articulan con ella. Esto demostraria cémo las viejas corrientes intelectuales colonizadoras del norte hacia el sur pudieran estar cambiando parcialmente de curso en estos afios para volverse cen direcci6n contraria, del sur hacia el norte, y erear interesantes olas de conyergencia tematica inspiradas en la vieja consigna de conocer para poder actuar bien y transformar mejor. En cuyo caso, lo que es- tariamos observando seria realmente el comienzo de una hermandad universal comprometida politicamente contra sistemas dominantes, una hermandad conformada por colegas intensamente preocupados por la situacién social, politica, econémica y cultural de todos noso- tros los que heredamos este mundo injusto, deforme y violento, allé como acé, y que queremos cambiarlo de manera radical. Para empezar nuestra revisién de datos y experiencias relaciona- das con este fenémeno, veamos una expresién de la convergencia te- 158 Por un conocimiento vivencial ‘matica y compromiso espiritual y politico en quienes han rescatado Ia cultura popular e indigena. Con este esfuerzo se ha descubierto otra visién del mundo muy distinta de la transmitida por culturas opreso- ras. Como se sabe, para alcanzar esa visin Claude Levi-Strauss hizo viajes frecuentes a América Latina y Africa, y plasms en paginas ad- mirativas el “‘pensamiento salvaje” que alli detect6. Son las realida- des cosmolégicas sobre circuitos de la bioesfera y el mecanismo del “eco humano™ que comunicaron también los indios desana de nues- tra Amazonia a Gerardo Reichel-Dolmatoff. Estos estudiosos, como muchos otros autores, recogieron aquella sabiduria precolombina que los cientificos occidentales habian despreciado, pero que el pueblo comin tercermundista preservé a pesar de todo en sus lejanos case- ios y vecindarios. No nos sorprenda que alli, en ese mundo ristico, elemental 0 an- fibio (EI del hombre caiman y el hombre hicotea) que ha atraido a los antropélogos. se haya configurado también el complejo literario del Macondo, hoy de reconocimiento universal. Cientificos e intelectua- Jes del norte y de sur convergieron asi creadoramente con novelistas y poetas para abrir surcos nuevos de comprensién del cosmos y retar versiones facilistas y parciales del conocimiento que provienen de la tutina académica. Los Macondos, junto con los bosques brujos de los yaquis, las selvas de los mundurucé yy los rios-anaconda de los tupis son simbolos de la problemitica tercermundista y de la esperanza euroamericana: regnen Jo que queremos preservar y lo que ansiamos renovar. Retan lo que cada uno cree que piensa de si mismo y de su entorno. En fin, lo macondiano universal combate, con sentimiento y corazén, el monopolio arrogante de la interpretacién de la realidad que ha querido hacer la ciencia cartesiana. ‘Tampoco se salvan de los retos del mundo subdesarrollado los practicantes de las ciencias naturales, especialmente aquellos que isten en ver el universo como si fucse constituido de particulas 0 bloques elementales finitos, medibles y matematizables. La concep- cién mecanicista del mundo que heredé el fisico austriaco Fritjof Capra, por ejemplo, empezé a caer cuando éste y sus colegas analiza- ron los problemas ecolégicos de explotacién de la naturaleza y ad- virtieron formas no lineales en procesos vitales comunes. Eso no lo descubrieron solos, sino que lo aprendieron mayormente de comuni- dades indfgenas y de la sabiduria intuitiva de éstas. Capra protesté por la desorientacién inhumana de la ciencia moderna. y encontré fac~ tores de equilibrio para exa tendencia mortal séto en el FChing y en Por un conocimiento vivencial 159 enfoques holisticos basados en el yin y el yang y en el misticismo de los pueblos olvidados del Lejano Oriente. Con base en estos postula- dos tercermundistas, presents su desafiante doctrina del “Punto de retomo” y su propuesta de una meta-fisica que compatten otras auto- Fidades cientificas (no todas, por supuesto). De manera , el epistemélogo canadiense Morris Berman descubrié las limitaciones de los conceptos académicos de circuito, campo de fuerza, conexién ¢ interaccién a través del estudio de la al- quimia medieval, del totemismo y de los cultos a la naturaleza de los indigenas americanos. Fueron trabajos de africanos (Chinua Achebe y otros) de los que més le iluminaron para replantear la importancia ‘que tienen para la ciencia moderna tesis derivadas de esas formas no académicas, y la necesidad de ‘‘reencantar el mundo” con lo que é! Mamé “‘conciencia participativa”. Ast hizo eco a clamores similares de grupos latinoamericanos e hindiies que planteaban, desde antes, ‘metodologias innovadoras con esta clase de conciencia.. 4Qué Ilevd a Foucault, por su parte, a postular la conocida tesis sobre “‘insurreccién de conocimientos subyugados” en su primera conferencia de Turin? El mismo lo explica como una reaccién a la ten- dencia erudita de producir un solo cuerpo unitario de teorfa como si fuera la ciencia, olvidando otras dimensiones de la realidad. especial- mente las de las luchas populares no registradas ni oficial ni for- malmente. No sabemos con exactitud, por su prematura muerte, cuanto incidié en Foucault el constatar la dificil sitvacién de los indi ‘genas americanos a quienes visit6, y de quienes alabo sus supervi- vencias culturales y uno que otro alucinégeno. No debié ser poco, ya que la homologa con las luchas olvidadas que él mismo documenta sobre el loco, el enfermo y el preso. De alli se derivan sus andlisis so- bre las relaciones entre el saber y el poder politico y los condicionan- tes sobre el poder cientifico, andlisis que convergen con claras preo- ‘cupaciones tercermundistas anteriores y contempordneas. Puede parecer antipético hacer un examen sobre la originalidad de las ideas en grupos de intelectuales del norte y del sur; pero como tesis complementaria sobre la acogida existencial ¢ ideologica de los nortefios que he venido explorando Teva hacia alld, voy a inten- tarlo con la consideracién debida. Me parece que los hechos hablan por si solos, de modo que procederé no mas que a mencionar los polos teméticos respectivos, declarando fuera de concurso, anticipadamen- te, a escritores-historiadores latinoamericanos como Eduardo Galea- 160 Por un conocimiento vivencial no y Alejo Carpentier, por las obvias razones de su demostrada uni- versalidad. La dialégica moderna se propuso primero en el Brasil (Paulo Frei- re). Dar voz a los silenciados y fomentar el juego pluralista de voces diferentes, a veces discordantes, se convirtié en consigna de estudio y accién para soci6logos influyentes del Canadé (Bud Hall) y Holanda Gan de Vries), entre muchos otros, y para todo un movimiento reno- vador de la educacién de adultos a nivel mundial. Las teorias de la dependencia y el sistema capitalista mundial, asf como del desarrollo del subdesarrollo, encontraron sus primeros ‘campeones en Egipto, Senegal (Samir Amin) y América Latina (Fer- nando H. Cardoso, Celso Furtado, André Gunder Frank), con replica- ciones posteriores en Europa (Immanuel Wallerstein, Dudley Seers). De la misma manera han tenido repercusiones los aportes de la Comi- sién Econémica para América Latina (Cepal) en las teorias sobre el equilibrio econémico regional, asi como la critica tercermundista de los “economistas descalzos” (Manfred Max-Neef) que demuestra las graves fallas técnicas y tebricas de esta disciplina, sus objetivos y alcances. La propuesta praxiol6gica de la subversién moral que se extendi6 por todo el mundo, incluyendo las universidades de los paises avanza- dos, tuvo su cuna entre las gentes de nuestras islas y montafias y en sus luchas (Camilo Torres, Ché Guevara). A i circunstancias, emergié de nosotros la teologia de la liberacién (Gus- tavo Gutiérrez, Leonardo Boff) que ha llevado a revisar la rutina ecle- sial cat6lica y ecuménica. El rescate de las luchas populares y de la personalidad y cultura de los “grupos sin historia’” ha sido iniciativa de bengalies, hindies y ceilaneses (da Silva, Rahman y otros) con resonancias posteriores en trabajos euroamericanos (Eric Wolf, Geor- ‘ges Haupt). ‘Ademés del impacto de las revoluciones de Cuba y Nicaragua que han colocado a Latinoamérica en las vanguardias de movimientos de liberacién sociopolitica, registramos el positivo efecto sobre el mar- xismo esclerosado de los europeos con aportes concretos de nuestros investigadores sobre problemas de la periferia en América, Africa, Asia y Australia (Bartra, Stavenhagen, Gonzdlez Casanova, Benar- jee, Taussig, Mustafa). Algo semejante ha ocurrido con las teorias del Estado y la democracia originadas en el cono sur americano (Lech- ner, O'Donnell); sin olvidar el extraordinario aporte original de los hindiies a la fisica cudntica. Por un conocimiento vivencial 161 EI Simposio Mundial de Cartagena sobre investigacién-accién en el que las voces y experiencias del Tercer Mundo fueron determinan- tes, sostuvo tesis sobre intervencién y participacién social que com- plementaron o reotientaron trabajos convergentes en Francia, Aus- tria, Suiza, Holanda, Suecia y los Estados Unidos. Lalista puede seguir. Pero quizés lo que viene dicho sea suficien- te para confirmar parcialmente la hipétesis complementaria que he ropuesto sobre la otiginalidad a que invita el estudio autonémico de nuestros problemas y el acopla: fios que sufren su propia crisis existencial e ideolégica. Es evidente: asfixiados por sus nubes t6xicas, basureros radioactivos y lluvias aci- das, aturdidos por la vacuidad juvenil, asustados por mi g0 relatando muestra también como la corriente del pensamiento del centro hacia la periferia se ha venido revezando, y como ella esté to- mando igualmente la interesante derivacién sur-sur. Parece que se ha venido formando asf, desde hace unos veinte afios, un movimiento conjunto de colegas de diversos or{genes nacio- nales, raciales y culturales preocupados por la situacién del mundo en su totalidad, cuyos puntos de vista confluyen a nivel de igualdad de manera comprometida y critica contra el statu quo y los sistemas do- minantes. En este movimiento conjunto me parece que hemos queda- do involucrados muchos de nosotros en nuestras propias biisquedas, algunos, como yo, por fuera del mbito universitario, UN RETO POLITICO UNIVERSALMENTE COMPARTIDO En tiltimas, el efecto de todos estos trabajos es de cardcter poli- tico y seguramente de alcance universal. Puede verse que la herman- dad de los intelectuales criticos del norte y del sur propende por un ‘mundo mejor en el que queden proscritos el poder opresor, la econo- ma de la explotacién, Ia injusticia en la distribucién de la riqueza. ¢1 dominio del militarismo, el reino del terror y los abusos contra el medio ambiente natural. Como hemos visto, sobre estos asuntos vita- les nos reforzamos mutuamente los unos a los otros. Por encima de las diferencias culturales y regionales, reiteramos el empleo huma- nista de la ciencia y condenamos el uso totalitario y dogmitico del conocimiento, Tratamos de brindar, por lo tanto, elementos para 162 Por un conocimiento vivencial nuevos paradigmas que recoloquen a Newton y Descartes. Buscamos dejar atras a tos dos tétricos hermanos: el positivismo y el capitalismo deformantes, para avanzar-en la busqueda de formas satisfactorias de sabiduria,razén y. poder, inctuyende-tas-expresiones culturalesy ientificas que tes academias y_los gobiernas.han-despreciado, tepri- mido o relegado a segunde pland. Es lo que, en términos generales, se llamé durante el decenio de 1960, “‘ciencia social comprometida’” Una revisién detallada de los trabajos mencionados puede demos- trar que existe en todos ellos no sélo el ideal del “‘compromiso™ de la década de 1960 y 1a reaccién contra el monopélico paradigma posi- tivista, sino el afin politico de dar un paso mas y oftecer una alterna- iva clara de sociedad. Esta propuesta —queda dicho— se alimenta de un tipo de conocimiento vivencial itil para el progreso humano, la defensa de la vida y 1a cooperacién con la naturaleza. Quienes hemos querido ayudar a construir esta propuesta, hemos hablado de partici- pacién cultural, econémica y social desde las bases, la construccién de contrapoderes populares, la proclamacin de regiones auténomas y el ensayo abierto de un federalismo libettario, Ademis, la propues- ta vivencial alternativa invita a revisar concepciones antiguas sobre la autodefensa justa, el tiranicidio y el maquiavelismo sélo sancionadas antes en Espafia¢ Italia. Queremos, pues, fomentar actitudes altruistas que equilibren la parcial visién hobbesiana de la sociedad del hombre-lobo-para-cl- hombre que nos han transmitido en la escuela europeizante y fuera de ella como verdad universal y eterna. En fin, queremos sondear las relaciones dialécticas que existen entre condcimiento y Poder. y colo. carlos al servicio de las clases explotadas pata defender los intereses de éstas. La propuesta alternativa también se construye como neutralizador ideoldgico de tas soluciones nazifascistas, xenofdbicas y de fuerza que acabaron con Europa y amenazan ain a democracias maduras, para favorecer en cambio salidas pluralistas, tolerantes, de diferencias y puntos de vista diversos construidos con movimientos sociales de base. lo cual ha sido una contribucién especifica de esfuerzos popula- res del Tercer Mundo con metastasis en el Primero. Parad6jicamente, éste era el tipo ideal de conocimiento y accién, medio utdpico quizés, por el que propugnaron los fildsofos principates de los siglos XVII y XVIII, empezando con la invitacién de sit Francis Bacon de crear una tecnologia humanista. Supongo que Descartes nunca imaginé las dis- torsiones vivenciales y los desastres ecol6gicos que sus tres reglas de Por un conocimiento vivencial 163 andlisis positive impusieron a la sociedad. Ni que Galileo hubiera querido que 1a matematizacién de la naturaleza iniciada por él, leva- raala bomba atmica. iin asi, los ideales de bienestar humano de aquellos fl6sofos y cientificos persisten. Las recientes generaciones de intelectuales comprometidos del norte y del sur, sin volver atras e! reioj de la histo- ria, han empezado a revisar mitos y tabties cteados desde la Mustra- cin alrededor de fas instituciones sociales, religiosas y polticas vi gentes, ya que éstas, con el paso de los afios, han perdido su espiritu para tornarse en cosas y fetiches. Tal el caso con los conceptos de Estado-nacién, el partido politico, la democracia representativa, la soberania, y la legalidad det poder piblico, por una parte; y por otra, los conceptos de iglesia-Estado, 1 concordato eclesial, 1a prisiGn, el servicio militar, y cl desarrollo econémico. El desempefio contagiante de estas instituciones enfermas y alienantes ha sido claramente de- nunciado por la hermandad critica del norte y del sur, aunque del Tercer Mundo se hayan levantado voces més claras producidas quizs por el efecto empeorado de la experiencia regional derivada. Porque aqui si parece que se cumpliera la tesis leninista sobre el rompimien- to del sistema por el eslabén mas débil No es sorprendente, por lo mismo, que estén sobre el tapete las formulas alternativas de democracia y sociedad mencionadas atris. Ello invita a ensayar estilos nuevos de hacer politica yentenderla. Por 0 tanto en Europa como en la India y en Colombia buscamos méto- dos frescos y alegres de organizacién popular diferentes de los im- puestos por los dogmas (asi liberales como leninistas) sobre los pat tidos con sus solemnes tesis sobre racionalidad, verticalidad del mando, centralismo de cuadros y monopolio de la verdad, dogmas y tesis que se han constituido en parte de nuestras crisis actuales. Y salen voces “‘bacanas"” yluces correctivas desde nuestros paises sub- desarrollados que iluminan la potencialidad cteadora de los azares de las luchas, de la espontaneidad y de la intuicién de las masas pata ir organizando movimientos regionales sociales y politicos independien- tes. Por ditimo, si la revisi6n que acabo de hacer resultara cierta, asf fuese parcialmente, tendremos que cambiar los viejos mitos hereda~ dos sobre la superioridad del faro intelectual euroamericano que tanto ha condicionado nuestra vida politica, econdmica y cultural y ‘que nos mantiene en el atraso y en la pobreza permanentes. Aun ad- itiendo la sintonia positiva con ese faro, seria triste mantenernos en 164 Por un conocimiento vivencial los paradigmas ya superados por los desarrollos técnico-cientifices modernos, y seguir repitiendo e imitando autores, filésofos e idedto- ‘kos cuya vigencia puede resultar discutible. Para qué seguir llevan- do flores a idolos dudosos, citar acriticamente a escritores obsoletos, © elevar como maestros a colegas cuyo pensamiento ha sido eco 0 desarrollo de nuestros propios anélisis, un eco a veces ampliado por Ja resonancia de aparatos hegeménicos? Si segiin muchos euroameri- canos prominentes la lave del arca del conocimiento vivencial se encuentra entre nosotros los de la periferia del Tercer Mundo, ino re- sulta absurdo persistir en hallarla a través de terceros que, por razo- nes hist6rico-culturales, no saben bien de los cofres tropicales y ma- condianos en que pueda estar escondida? je al principio, estos datos debieran darnos a nosotros los periféricos todaviz més certeza en la interpretacién de nuestras reali- dades, més seguridad en saber transformarlas, y més confianza en construir autdnomamente nuestros propios modelos alternatives de democracia y sociedad. Sin embargo, habria que ponernos de acuer- do, los grupos criticos de todas partes, por lo menos en una condicién de justicia histérica: que los esfuerzos de interpretacién, cambio y construccién de los modelos nuevos se dirijan prioritariamente a be- neficiar al pueblo humilde y trabajador que celosamente guards quella llave del arca vivencial a través de siglos de penuria, explota- cién y muerte. Todavia podemos aprender mucho de las formas de creacién y defensa cultural asi como de las técticas de resistencia secular de nuestros humildes grupos de base, formas y técticas que pueden servir para que todos conjuntamente sorteemos com éxito la época de graves peligros en que nos ha tocado vivir. Haber Ilegado a sentir, principalmente con colegas de paises de- pendientes, cdmo iban conformandose estos procesos sociales, cien- tificos y politicos en tantas partes del mundo, fue de los ténicos que més me estimularon durante estos jalonantes, aleccionadores veinte afios de alejamiento de la Universidad Nacional. REFERENCIAS enarje,Diptende. The Historical Problematic of Third World Development Bud ‘wan india), ‘Berman, Morris. The Reenchantment ofthe World. Ithaca, 1981. Capea, Fritiof. The Turning Point. New York, 1983. Por wn conocimiento vivencial 165 De Silva, G.V.S. et al. Bheomi Sena: A Struggle for People's Power. Development Dialogue Uppsala) 2, 1979. De Vries, Jan. Science as Human Behevior: On the Epistemology of Participatory Research Approach, Amersfoort, 198. as Borda, Oiando, Conocmionts poder popular: Zeecmes com compesinas de ‘Nicaragua, Colombia y México. Bogots, 1986. Fals Borda, Orlando, Participation and Research in Latin Americs. 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