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Poemas de
Mariana Bernárdez
Lucero Balcázar
Relatos de
Yésica Rubio Jiménez
Lorena Reyes Rangel
Isabel Castillo y Cacho
María del Carmen Morgan López
Ideas de
Elizabeth Llanos
Reseñas de
Marlene Galicia
Artista invitada
Alina Poulain Welles
Costo de recuperación $10.00
Nuestros nuevos
colaboradores SUMARIO
Mariana Bernárdez
(México, D.F. 1964) Es doctora en Letras por la
Universidad Iberoamericana y actualmente 2 Mujeres: con la palabra entre las manos
realiza estudios de filosofía. Algunos de los
suplementos y revistas con los que ha colabora-
Editorial
do son: El Semanario de Novedades, Macrópolis,
Siempre, Blanco Móvil, Literal, Hojas de sal, La
Jornada Semanal, Periódico de Poesía, Pasto Verde, 3 Poema
Casa del Tiempo, entre otros. Su obra poética se
encuentra en Tiempo detenido (1987), Desvelos
Mariana Bernárdez
quiméricos incluido en el libro colectivo Labrar en
la tinta (1988); Rictus (1990); Nostalgia de vuelo
(1991), Luz derramada (1993); Réquiem de una 4 Dedos de dos
noche (plaqueta) (1993); El agua del exilio (1994); Lucero Balcázar
Incunable (1996); Liturgia de águilas (2000); Som-
bras del fuego (2000); y Alba de danza (2000).
También tiene publicados libros de ensayos:
María Zambrano: acercamiento a una poética de la 6 El universo entero se mueve:
aurora (2004). La espesura del silencio (2005), No podemos permanecer quietas
Artista invitada: Bailando en el pretil (2007) y Ramón Xirau: hacia
Alina Poulain Welles el sentido de la presencia (2010). Mujeres en movimiento
(1984, ciudad de México),
dibuja desde los 17 años.
Ha expuesto en Polonia,
Argentina, Estados Uni-
Lucero Balcázar 7 Entre el arte y el vacío
Pintora, poeta, editora, dramaturga y promotora
dos, Hong Kong, y en
2007 ganó el primer
cultural. Estudió pintura y dibujo en la Acade- Yésica Rubio Jiménez
premio de la Sociedad mia Goya, Mexico D.F. y en el 2004 con el
Electrográfica Húngara maestro y pintor Raúl Anguiano. Ha participado
con el dibujo Do It Your- en más 50 exposiciones individuales y colectivas. 14 Historia de mi vida
self Happiness. En México Se desempeñó como periodista Cultural en la
ha tenido las siguientes Sociedad Mexicana de Caricaturistas de 1994 Lorena Reyes Rangel
exposiciones individuales: hasta 1999. Ha publicado María Luciérnaga y
Desperate Drawings (2007 Semillas para la ciudad (1997), Piel de poema
Galeria Hilvana), Ergofo-
bia (2008, Galería Lisboa
(Letras Lúdicas, 2002), Amores carniceros (Letras 20 Mi historia de vida
prohibidas, 2003) y Mi caníbal poeta (Metáforas
60), Radicales Libres
prohibidas, 2005). Es autora de la obra de teatro Isabel Castillo y Cacho
(2009, Galería Universi-
dad Iberoamericana, DF), Caja de ReZonancias.
Plan B (El Cerdo de Babel
y Ágoras, Saltillo Coahui- * Las semblanzas de las otras nuevas colaboradoras 28 Los trenes de mi vida
la) y Estuches irrelefantes se incluyen en su historia de vida.
(2010, Galería Hilvana). María del Carmen Morgan López
Exposiciones colectivas:
Rep-Rep (Galería Hilva-
na), Estacionarte 2007
(Metro Centro Médico), 33 Lo que Sor Juana no dijo de los
It's Almost Dawn (México, hombres II
DF).
Elizabeth Llanos
Registro en trámite.
Todos los textos aquí publicados son propiedad de sus autores y
están protegidos por la Ley Federal de Derechos de Autor. Queda
prohibida cualquier reproducción total o parcial sin previo aviso
de los autores y/o sin mención de la fuente.
colectivotrajin@gmail.com
www.trajineros.blogspot.com 2010 Agosto 1
Editorial Opinión Mariana Bernárdez Poesía
Maniqui
Dedos de dos
Angel/Heaven
a mi triángulo de tus bermudas.
Pero
Quiero abrir los ojos por ahora disimula:
pero estás así mejor Antes y después Poetas
amigo ahora sólo prosopopeyas
dentro de mí
Prepárate compañero, pobresor-poeta
Si yo viera Aunque ante la propuesta de ser tu querida
Sí, lloviera te dije:
" No. Porque no quiero tener amante
Y sigue lloviendo poesía de tu boca ni celular que me ladre,
tu boca que al principio, renegó Esa propuesta tan roja
y hasta habló mal de mí es más seria que el matrimonio...
sí, la misma que me dijo no me la hagas, compañero, no me la hagas..."
lo más hermoso que ningún amante me ha gritado
Y temblé en tus brazos
No me sueltes, querido
que apenas
Acá vamos
Acabamos.
Desperate Housewife
mujeres a que contaran y compartieran sus historias:
tristes, alegres, misteriosas, apasionadas, divertidas.
Esas historias que muchas veces se quedan guardadas
en los pensamientos y en los corazones de nosotras.
Abrir este espacio nos permitió darnos cuenta de que
esas historias, que esas experiencias y vivencias, han
forjado mujeres, fuertes, valientes y decididas a intentar Mi información se ha hecho desde las siete de la mañana
escribir su destino como a ellas les plazca. hasta las ocho de la noche en la calle. Llegar después de esa
hora a casa es mortal, el tiempo límite de llegada es inver-
samente proporcional al aumento de la delincuencia en la
ciudad. Así que lo que resta de la noche será ocupada con la
Es así, como MM ha empezado el camino hacia la interacción con otros mundos: los libros. No recuerdo mi
construcción de espacios de expresión que promuevan el vida antes de los trece años, y lo que logré revivir es insig-
intercambio de ideas y de experiencias, entre las muje- nificante para estas circunstancias. Mi estructura es la de
res que reconocen estas oportunidades para reinventar- un amante del jazz, con cristales verdes y cabellos hirsutos,
se, para descubrirse y para amarse cada día. con las alas atadas a un violín y a un arco, con el alma dis-
persa que solo en fantasías es zaga, cabizbaja y de pasos
trémulos.
Yessi, ese es mi nombre y el que siento menos de mi El sentimiento de vacío es algo que comúnmente está en
pertenencia, y es que yo no le llego a los talones y él no mí, que reina en mi vida y que no pude entenderlo hasta
me llega a las rodillas, simplemente no nos alcanzamos, que me vi obligada a dibujarlo. El resultado fue que me
será porque es la fusión de dos monosílabos positivos plasmé sin rostro. Si tuviera que definir a este compañe-
totalmente ajenos a mi forma o será porque la insopor- ro diría que es increíble como un ser no puede pertene-
table vibración de las ―s‖ me tañe. No, no es ninguna de cer a sí mismo; la razón, el alma, su persona están en
mis ilusorias explicaciones, es que dejé de sentirlo mío todos lados, en la hoja de papel, en mis manos, en nues-
desde la última vez que él lo pronunció y se quedó en tros ojos y rostros, fuera de mi regados, expulsados de
sus labios, él me lo robó y se lo ha llevado y yo estoy mi inexistente persona y no me siento capaz de seguir-
aquí, desprotegida, buscando otro color que me dé mi los buscando y alimentando. Al menos creo que vol-
pertenencia, que plasme que me competo a mí misma verán para pedir perdón por dejarme abandonada, plas-
ahora, que me dibuje en una palabra. Y todo eso sigue mada sin sentido, sólo una silueta que lo único que
siendo vago. transmite es vacío sin explicación. Me doy cuenta de
Es portentoso descubrir lo pueril que para mí signi- ello cuando las palabras putrefactas no llegan a mi men-
ficaron los logros y metas antes de los dieciocho años. te y se quieren escapar, ¿nosotros la buscamos o ellas a
Gané concursos de arte e incluso me presenté en el Pa- nosotros? Pero vuelan sobre la inexistente piel fría y
lacio de Bellas Artes y todo eso fue hueco, a esa edad no seca de mi dibujo. De mí. Podrían dejarme a mí misma
compren-día la importancia de aquello y ahora eso es a como lo han hecho los demás, ¿sabré qué hacer conmi-
lo único que me remito cuando me preguntan ¿Y tú, que go?, aquí tan incompleta, imperfecta, irracional, inválida
has logrado? Y supongo que aún estaría sin saberlo, sino e inútil, sin inteligencia ni voluntad y mucho menos me-
fuera por uno de los seres para los cuales las mujeres moria, sin corazón tampoco porque se ha evaporado con
son la fuente de inspiración y desafío, nuestro enemigo el abrasador sol de ayer y de seguro se ha vuelto nieve
y nuestro rival estimulante: sí, un hombre, o más bien con el frío de la noche de hoy. Sí, a esto me enfrento
varios de ellos. Mi condición de mujer en una casa con- cuando revivo lo negro del tiempo, a eso me expongo
servadora y sobreprotectora no me había permitido em- escribiendo estas líneas tan trémulas.
prender el camino de grandeza que hasta ese momento Para explicar la incertidumbre y preocupación, me
sólo una segunda persona había visto. Desde ese mo- estaré adelantando, esperando la lucidez nocturna, y
mento las palabras cobraron sentido y yo dejé de ser encontrarme dolida al recordar lo mal que todo ha ter-
inoperante. Y sí, me duele que por ser mujer se me minado.
hayan negado en muchas formas muchos caminos. Mi vida se ha desarrollado en las artes. Empecé con
Aquel rival estimulante fue lo imposible de cuatros años la danza. Mi cuerpo se movía con lucidez, mi mente que-
concursando con su ensamble para ir a Finlandia, y en daba en tinieblas, cerraba los ojos y se abrían mis bra-
esta misma línea sólo hay tres sentimientos que conozco zos, sentía la energía de la tierra subiendo por mis pier-
y no puedo soportar: la incertidumbre, el vacío, y la nas, ella salía con cada contorsión a través de mis dedos,
frustración. Ésta última tiene que ver con los logros. Él percibía cómo las venas estaban al borde del abismo, a
está a punto de irse a Finlandia ¿Y yo? ¿Yo que he punto de estallar de tanta vibración por todo el cuerpo,
hecho de mi vida? Y me remito a mi presentación en las imágenes en mi mente sólo reflejaban una silueta que
Bellas Artes, a ser una violonchelista y cantante de jazz con cada extremidad dibujaba líneas etéreas de luz con
frustrada y de nuevo inoperante. Y mi condición de per- vida propia, la vida que yo les daba y la gravedad hacia
sona deja de ser cuando me siento feliz por los fracasos lo propio, con ellas al igual que conmigo. Esa fuerza me
de alguien más que se ha atrevido a intentarlo. lesionó el tobillo y con éste el corazón, obligándome a
dejar de fundir el cuerpo con la música y apropiarme de
otro camino para llegar a la perfección, a aquella no
hecha por la naturaleza.
La segunda parada en las artes fue en la rivera de la
pintura. Descubrí que mi alma percibía en los colores
formas que nadie más veía, que no sé si eran reales por-
que ni tú ni yo sabemos si la realidad es la verdad que
conocemos, pero eso bastó para que nadie más sintiera
lo que yo sentía al pintar, para que nadie más suspirara
cómo yo sentía el color en mis manos. La luz y la ausen-
cia de ésta ya no se veían en mis cuadros, sino en mis
ojos. La carencia de luz, que es el negro, permaneció en
esta expresión. No puedo ver más los tubos de oleo sin
que sienta la cara manchada de aceite y las manos y el
corazón curtidos por el solvente. Así volví a quedar...
Woman In the Steam Room 1
A cada una de estas oportunidades juro que no las he nos dio la oportunidad de pisar Bellas Artes cuando ape-
buscado, han llegado y la atracción se ha hecho después, nas rondaba los trece años de edad, y repito, en ese ins-
como cuando te dan un postre sin apetito alguno y des- tante eso significó más para mi madre que para mí. Aho-
pués no puedes dejar de comerlo, lo sientes por la gar- ra veo mi medalla de primer lugar en música popular
ganta y de repente desaparece. No les gustó cómo los mexicana, es la única muestra de que alguna vez parti-
tomé, cómo los fui haciendo míos. cipé en ese mundo, más rastro no existe. ¿Por qué no
Como la tercera respiración y sin pedirla, llegó una pude comprender esa importancia? ¿Por qué lo dejé?
magia, el teatro. Alguien que me había visto bailar en ¿Por qué no pude impulsarme a seguir por ese camino,
una presentación me recomendó con un profesor del para lograr algo de verdad grande? Sí, ya lo recordé,
taller de teatro. Fue una válvula de escape el huir de mí, porque estaba en medio de una parvada, sin reconocer
continuamente me obligaba a adoptar a otros. El teatro que era un cóndor y empecé a pensar que eso de volar
se convirtió, al contrario de lo que yo buscaba, en una no era posible en mi condición de pavo, y aun cuando
forma de esconderme de mí, me hizo identificar mi per- me di cuenta de que yo soy de la otra especie que vuela
sona con cada elemento, con cada personaje. La compa- más de 200 metros de altura y que hace más que comer,
ñía empezó a tener bastante éxito y las giras a pueblos, entonces fue un poco tarde. Mis alas sólo se extienden,
para llevar la concepción de este arte, a tomar lugar en pero no emprenden vuelo: olvidaron cómo hacerlo.
el itinerario de los actores. Pátzcuaro, Michoacán, fue el
destino, Don Juan Tenorio el objeto de arte perdido,
Doña Inés mi máscara y el público mi todo, mi espía, lo
propio. Las miradas nunca mostraron admiración. Más
bien expresaban extrañeza ¿Quién se atrevería a repre-
sentar un drama católico en una porción de tierra católi-
ca? Sin saber la abertura de las mentes observantes. Eso
nos desconcertó de momento, los aplausos no se hicie-
ron presentes al terminar la presentación, la incertidum-
bre quedó en las mentes de los actores hasta que a lo
lejos, en la parte alta de la estructura de la estatua que
no recuerdo bien a quien conmemora, escuchamos un
aplauso en la nada, en el indignante silencio de las vo-
ces, del viento, del rumbo, del cielo, del tiempo. El im-
pacto de esas palmas fue un respiro en el ahogo de aquel
silencio donde todos parecimos hundirnos con el breve
tiempo de los segundos que transcurrieron entre el final
del último acto y ese primer escándalo. Todos nos sos- Sexuality
teníamos esperando una respiración de boca a boca.
Después de aquel estruendo proveniente de tan lejos,
parecía que nos sosteníamos en un pedazo de madera en La música, sí, mi gran amor, el único que ha cambiado
medio del océano. En ese breve instante analicé mi nece- mi vida, llegó a raíz de otro amor abrasador. De nuevo
sidad de que el trabajo que he hecho con el corazón sea llegué a la música no porque me interesara en ella, sino
reconocido. Qué triste. Al igual que nosotros, ese aplau- porque le interesaba a otro, y me duele reconocerlo, por-
so se ahogó entre los pasos de la gente que se iba sin ni que cada vez que lucho por alcanzar algo inconmensura-
siquiera voltear a vernos. ¿Quién aplaudía? ¿Quién nos ble en esa esfera de magia, recuerdo cual fue la raíz, y la
sacó de la arena movediza que nos cubrió por algunos raíz fue dolorosa. Los detalles sobre él salen sobrando,
instantes? ¿Quién nos alentó a seguir? No lo sé, pero le solo diré que fue mi estímulo, mi amor, por él se abrió el
estoy agradecida por ver lo que nadie más pudo ver, por mundo de la música y mi odio por él me elevó, me
dibujar de nuevo una sonrisa en todo mi equipo y por formó, me dio estructura. Me duele reconocerlo. Crear,
permitirme hacer la caravana de mi despedida: de More- recrear, reconocer, innovar, formar, estructurar, se con-
lia y del mundo del drama actuado, porque en ese ins- virtieron en los verbos de mi vida. Entonces fui más
tante descubrí la diferencia entre el drama actuado y el consciente de mí misma a partir del dolor y más compe-
real, ambos se interceptaron por breves segundos en ese tente a partir de la rabia .Sí, a él le atraía la música ¿Y
espacio. Me hizo comprender mi persona. yo? No, yo no le atraía. Sí, el jugó con el arte. ¿Y conmi-
El canto es una galaxia que me atreví a conocer. De go? Conmigo también. Sí, él ha innovado la música ¿Y a
nuevo yo no lo busqué, tuve que hacerlo para saltarme mí? También a mí. Sí, él tiene muchos proyectos intere-
las clases del colegio de monjas. Pero ha sido la que más santes y también mujeres así ¿Y yo? No, yo no. Sí, él se
me ha dejado una experiencia irrepetible en mi vida, irá a Finlandia con sus músicos siendo la mejor banda
tomé coro con un profesor muy reconocido, él fue quien de la ciudad ¿Y yo? Yo lloro más.
A causa de tal estado de perturbación en mi ser, co- y desgaste también. Vernos a escondidas los días después
nocí a alguien quien podía percibir mi poca grandeza, po- de la universidad y después de su trabajo traía consigo un
ca pero grandeza al fin y al cabo; él creyó en mí cuando ni aire de nervioso placer, escondidos detrás de cada gente,
siquiera yo podría haberlo hecho, yo le pertenecía a él tratando de ahogar nuestras voces en los susurros de la
cuando ni siquiera yo misma me pertenecía; descubrí la ciudad, que nuestras miradas se perdieran en la oscuridad
vida desde la suya y la muerte desde la mía; él me dejó de cada parpadeo infinito del viento y que nuestras cari-
proyectarme en sus pensamientos aún a yardas de distan- cias, que tañeron el arte perdido en sus ojos y vivo en mi
cia, plasmando mi presencia junto a su cuerpo; respiró mi piel, sólo pudieran ser conocidas por nosotros, perdidas en
alma y me quedé en su aliento, lo absorbí y empezó a per- los movimientos de extraños. Lo que hicimos para ocultar
tenecerme, palpé su ser y me aferré a su alma para no caer nuestro objeto de arte no fue suficiente, ni mis intentos
de nuevo en mi cotidiano vacío, en mi permanente escalo- por esconderlo bajo las sábanas, detrás de algún rayo de
frió de enajenación producto de tener los pies sobre mi luz cegador, en la fuente que era él mismo, dentro del
realidad; me arrastró de lo superfluo a lo sobrenatural, y a universo infinito de mi amor por él. Tampoco fueron sufi-
una etérea y lejana realidad fantasiosa que sólo era táctil cientes sus esfuerzos por mostrarme al mundo y el mundo
cuando estaba en su tierra o en mi cielo. de una manera distinta, no bastó que él quisiera esconder-
me tras sus brazos del ambiente hostil que sigue rodeán-
Murió y lo que escriba acerca de cómo ocu- dome, no bastó su cabello largo hasta la cintura que se-
rrió y lo que después aconteció no quiero escul- guía manteniendo sólo porque yo así lo quería más, no
bastó que trapeara los cristales de mi alma rota, ni que su
pirlo, no es falta de ganas, sino falta de valor, y confesión declarando su amor por mí se haya basado en el
mucho miedo de que yo pueda llover de nuevo... amor de él por otra mujer también muerta en las mismas
circunstancias, se había enamorado de mí porque yo soy
Un jueves quedamos de vernos para volar de nuevo, y lo que él a los dieciocho años. No, eso no bastó para ale-
fotografiar nuestro encuentro. No llegó. No apareció en jarlo de mí, pero tampoco para mantenerlo a mi lado, y es
mi tierra ni en ningún cielo; aquí es cuando el tercer senti- aquí cuando tener unos padres por demás protectores que
miento que conozco y que no soporto, la incertidumbre y sospechan de todo fue lo suficiente para que todo sucum-
la preocupación aparecen, es que no me fío de este mundo, biera. El concierto de violonchelos llegó y él no estaba
de todo lo demás que está a nuestro alrededor, esa deses- formado atrás de mí, no había rastro de algún boleto que
peración que se abre como un hueco en el corazón, la res- siguiera mi numeración, no presentó su sonrisa contradi-
piración no es suficiente y lo poco que llega se va a través ciendo todo lo que escupía mi razón; nunca apareció y esta
de ese agujero cardiaco. ¿Desapareció? No, apareció, vez fui yo quien tuvo la culpa, no lo escondí, ni lo disi-
muerto. Esa es la soledad que carcome. Hay muchos tipos mulé, no fui discreta y ellos se dieron cuenta, y ellos lo
de soledad, y yo sólo he sentido dos, y esa es la más pun- alejaron de mí. Y yo me alejé de todo, de ellos, de mi anti-
zante. El único ser que creyó en mí, la vida de mi cuerpo, gua vida y de mi antigua forma de percibir la inmensidad.
el cuerpo de mi alma, es etéreo y mi último encuentro fue ¿Qué es lo que hago ahora? ¿Cómo compenso ese vacío,
como yo misma lo escribí, sus ojos en mis ojos, los míos ese otro tipo de soledad?
en su alma, su alma en mi corazón, sus manos sobre las Vivo sola y soy mesera en un restaurante durante la
mías, las mías sobre su guitarra, su guitarra sobre mis noche. Durante el día soy estudiante de la Facultad de
piernas y éstas sobre las suyas, y así hasta fundirnos en la Ciencias Políticas y Sociales. Durante los sábados voy a
tierra que evaporaba, que se hacía aire sutil, que respirá- tocar a Nicolás, mi violín, con un desconocido que toca el
bamos viviendo de sol. Murió y lo que escriba acerca de saxofón en frente del hotel Hilton México City Reforma.
cómo ocurrió y lo que después aconteció no quiero escul- No por lo que la gente llegue a sentir cuando tocamos, ya
pirlo, no es falta de ganas, sino falta de valor, y mucho no le doy importancia al reconocimiento de los demás de
miedo de que yo pueda llover de nuevo y moje mis cons- todo aquello que hago con el corazón; sin embargo, espe-
trucciones de arena sobre las que descanso ahora, sobre ro que les llegue y que no me lo devuelvan; tampoco lo
las que respiro entrecortadamente y me mantienen viva. hago por las limosnas que depositan en el canasto, no, por
Alguien más me encontró con una gran máscara de eso tampoco; lo hago por el simple placer de tocar, para
bienestar puesta sobre mi rostro curtido, y sin embargo él fundirme con el violín queriendo olvidar y al mismo tiem-
no tenía aun más que darme: me hubiera gustado no ena- po recordar lo que ha sido de mi corta vida; lo hago allí,
morarme de nuevo, pero no puedo estar sin ello, siempre porque aquel desconocido con el que hasta el momento no
me enamoro, no sé si sea lo vacuo de mis pensamientos o he entablado una conversación y que supongo que es por-
la insoportable levedad de mi ser. Él se me había adelan- que he ejercido bien mi papel de muda, sufre también, y lo
tado veintidós años, en esas condiciones hubiera querido sé cuando empaca su vida y se retira, su mirada es furtiva,
no enamorarme; él se me había adelantado con dos hijos y y sólo conozco su paz cuando veo su aleación al tocar al-
un divorcio; en esas circunstancias hubiera querido no guna pieza, como yo.
haberlo conocido. Pero trajo de nuevo para mí un sentido ¿Y yo? Yo camino aún más lento.
P
tampoco con carencias –al menos económicas–. Mi her-
mana nació tres años después de mí, ahora ya éramos
ues bien heme aquí. He de decirles que nací un cuatros integrantes. Al principio no pude evitar los ce-
trece de mayo de 1977. No puedo presumir los, después de haber sido la única hija, ahora tenía que
que fue un día soleado, más bien fue un día muy triste, compartir ―todo‖, incluyendo la atención y amor de mis
lluvioso, como tantos días han sido en mi vida. Incluso mi padres. Crecimos juntas y después de un tiempo las ca-
madre me cuenta que tardó una semana para dar a luz, rencias económicas aumentaron, al igual que el alco-
claro que en casa como solía hacerse en algún tiempo. holismo y el cinismo de mi padre. Ahora venía a vana-
gloriarse que si Rebeca, Juana, Sutana o Mengana eran
o estaban mejor que mi madre, que eran más jóvenes,
que si estudiaban y demás alardes que los machos mexi-
canos suelen utilizar.
Después de pasado un tiempo, cerca de los once años
para ser exacta, mi madre volvió a embarazarse en me-
dio de toda la pobreza que nos rodeaba, ya que a veces
no había ni quinto para comer. Recuerdo aún que mi
hermana y yo íbamos a una imprenta a vender ropa,
para comprar siquiera un kilo de tortillas. Eso sí, nos
tocaba comer dos o tres tortillas embarradas con mante-
quilla. Era una manera de engañar nuestra hambre de
comida ¿Pero el hambre de amor y afecto cómo la sacia-
bas? Si cada día era peor el alejamiento de nuestros pa-
dres; sí, porque mi padre era ya un teporochito declara-
do, y cuando yo pasaba de regreso con mi kilo de torti-
llas solía pedirme ―hija, regálame aunque sea una torti-
llita, no he comido nada…‖, palabras que te laceran el
alma, el corazón, y que se quedan impregnadas para
toda la vida. Gracias a esto me gané varios apodos en la
Accessories
ces pensé que lejos de que mi papá me quisiera bien, más Mi papá dejó de tomar hace cerca de trece años. Si-
bien hubiera querido destruirme. Tuve que ser determi- gue un poco neurótico, sin embargo no se le juzga, sólo
nante: o mi marido cambiaba o se repetía la historia –lo Dios y él saben cómo fue su vida para haberse refugiado
que los hijos criticamos más de los padre, lo repetimos en el alcohol. Mi mamá ahora ya no sufre con él, pero
en nuestra propia experiencia–. Como nunca vi en él vive obsesionada con que la engaña. Bien dicen que
intenciones de cambiar para bien, sino todo lo contario cuando se pierde la confianza en alguien, es difícil vol-
–era ya sumamente irresponsable, no nos daba para co- ver a recobrarla. Mi hermana se juntó, vive en unión
mer ni para vestir, incluso pretendía que mis hijos y yo libre; ella sí hizo las cosas ―bien‖, o al menos lo mejor
comiéramos sólo hongos, que por cierto tenían gusanos que pudo, ya que no les dio dolores de cabeza a mis pa-
a lo que llamaba él proteína–, tomé una, en verdad, muy dres, y acabó graduándose como licenciada en Adminis-
difícil decisión, y más cuando es tan radical. Sin embar- tración. En verdad admiro su fortaleza, para haber en-
go, con todo y mis temores, lo dejé. Yo no estaba dis- frentado la miseria las penurias, la violencia vivida en
puesta a ser una mujer sumisa, abnegada, y sobre todo casa, de la cual yo salí corriendo. Mi hermano, el más
llena de hijos, sin metas, sin ilusiones, sólo sirviendo a chico, tiene veintidós años y es papá de dos niños. Como
un hombre porque me diera un mínimo de gasto. buen ejemplo ha tomado lo malo: ahora es un alcohólico
violento, con muchos problemas de conducta; no en-
cuentra su lugar, pareciera que volviera a ver a mi pa-
dre, y en su mujer, a una muy sufrida. Yo dejé de vivir
con mis padres precisamente por él, es una persona in-
tolerante, que bien podría dañarme a mí o a mis hijos
sin miramiento alguno. He vivido lejos de casa, lejos de
mis padres. Eso me ha servido para crecer, para fortale-
cerme en medio del dolor y el sufrimiento, en medio del
amor y cariño de otras personas llamadas amigas.
Hace siete años que conocí a un joven. Vivimos con
él mis hijos y yo. Él no toma ni tiene vicios. No es per-
fecto, como cualquier ser humano tiene defectos, pero
yo le admiro más sus cualidades. Me acepta tal y como
soy, no me pide más de lo que le puedo dar. Lamentable-
mente nunca vamos tener hijos, ya que me operé a los
diecinueve años de edad. Pero él está aquí por lo que soy
y si algún día él desea continuar su camino al lado de
otra persona, o lograr sus anhelos ¡adelante!, y no por-
5 Minutes More, Please... que no me importe, sino porque el amor debe de ser
incondicional, libre, sin atadura alguna, basado en la
Salí a trabajar. A mis pequeños hijos me los cuidaba comprensión y la confianza. Que al principio tuvimos
mi mamá. El niño de tan sólo dos años y la niña de seis diferencias, claro; que sí y muchas; inconscientemente
meses de edad. En verdad me dolió mucho dejarlos, fue estábamos repitiendo patrones de conducta aprendidos
todo un sacrificio. Pero si me quedaba en casa no tendría en nuestros hogares, como la violencia, la intolerancia,
dinero, y si salía con ellos no tendría tiempo para aten- la falta de respeto. Lo importante es que nos dimos
derlos. No quería que pasaran privaciones o estrecheces cuenta de ello y rescatamos la relación. Ahora me siento
económicas. Es un papel muy difícil ser padre y madre a bien conmigo misma, ya no me siento sola ni vacía, re-
la vez, pero cuando existe apoyo por parte de ese ser conozco y trabajo sobre mis propios errores, y aún ten-
grandioso llamado ―madre‖, todo suele ser más fácil. Mi go muchas metas y deseos por cumplir.
mamá asumió más el papel de madre y yo el de provee- Actualmente estudio Psicología en la UNAM, en el
dor. Sistema Abierto. Deseo comprender porqué las personas
Ha transcurrido el tiempo, ahora a mis peques los actuamos en forma dañina en contra de la propia familia,
volteo a ver y son ya dos adolescentes. Me perdí bellos deseo ayudar algún día, por convicción, a todas esas
momentos a su lado, algunas de sus alegrías y alguna personas que se encuentran sumergidas en la violencia,
que otra tristeza. El tiempo no puede volver atrás. Sin el alcoholismo, el abuso, la intolerancia, la baja autoesti-
embargo, no me arrepiento, han sido buenos chicos y a ma, etcétera. Porque yo no quiero ser sólo espectadora,
pesar de todo lo que hemos pasado juntos jamás me han sino una luz de esperanza en medio de las tinieblas, por-
reprochado nada. Ellos saben que los amo mucho, y que que cuando has vivido y sentido el dolor y el sufrimien-
muchas veces como personas, como padres, no tomamos to, entiendes y comprendes mejor a las personas sin
las mejores decisiones porque lo hacemos basándonos etiquetarlas, sin juzgarlas, llámense mujer, hombre, ni-
en el sentido común, en lo que se cree que está bien. ñas, niños. Gracias.
Mi historia de vida
Tercer lugar
lar el estribillo: ―A mí me llaman el negrito de Batey….‖ there, Yesterday, Let it be… Un amigo me invitó a su casa
Después de una desilusión amorosa, recurrí a beber ese y me ofreció un cigarro de mariguana para entender
ron y me sentí tan mal al día siguiente, que procuré no —aseguró— una materia difícil. Puso la yerba seca en
volver a emborracharme y menos por un novio traidor papel arroz, lo enrolló, ensalivó los bordes, cerró las
que no correspondía a mi amor de quinceañera. Sin em- puntas, lo prendió y me instruyó: ―No saques el humo,
bargo, en las fiestas sí me tomaba dos o tres copas por- te lo tragas‖. A esa edad los jóvenes rompen reglas, se
que me daba la seguridad de la que carecía en mi inci- arriesgan a conocer nuevas emociones, desean ser acep-
piente adolescencia. tados en ciertos círculos de amigos, sin medir las conse-
En 1965 ingresé en la Escuela Nacional de Ciencias cuencias. ¿Por qué un joven empieza a experimentar con
Políticas y Sociales, la que se encontraba dentro del cir- drogas? ¿Conciencia de un vacío interior? ¿Hastío con
cuito interior de CU, en lo que ahora es la escuelita de la la doble moral con la que se ha enfrentado desde niño,
Facultad de Derecho, a un lado del jardín llamado con la familia la escuela, las autoridades religiosas y
comúnmente Las Islas. políticas? ¿O es simple curiosidad? Sólo sé que ese día
Éramos una población heterogénea: diferentes clases abrí una puerta que traería graves consecuencias a mi
sociales y posiciones ideológicas diversas. Había varias intelecto y personalidad.
alumnas egresadas del Instituto Miguel Ángel, una es- Ya no fue difícil la segunda ocasión que fumé mari-
cuela católica sólo para mujeres, algunos compañeros de guana. Fuimos un grupo de compañeros de varias facul-
provincia de bajos recursos pero con convicciones socia- tades a un viaje a las playas de Manzanillo, donde unos
listas, varias egresadas de la Escuela Moderna America- gringos nos regalaron hierba y galletas elaboradas con
na, un instituto bilingüe y libre pensador; otras de las marihuana. Decidimos probarla dentro de una tienda de
preparatorias de educación pública, entre las que se en- campaña, mientras uno permanecía sobrio para observar
contraban la hija del licenciado Luis Echeverría Álvarez, nuestras reacciones. Por cierto, como dato curioso, el
quien fuera el presidente en el sexenio de 1970 al 76 y que no fumó esa vez estudió el doctorado en Ciencias
principal acusado de permitir la matanza de estudiantes Políticas y llego a ser director de la Facultad de Cien-
de Tlatelolco en 1968. cias Políticas y Sociales. En ese ambiente natural de
Pronto hicimos amistades, se empezaban a escuchar a playa fina, al escuchar el ir y venir cadencioso de las olas
Los Beatles: I want to hold your hand, I saw her standing del mar, al contemplar el azul intenso del cielo veranie-
go, al aspirar el olor de peces recién pescados, al obser-
var a los cangrejos caminar ágilmente para después en-
terrarse en la arena, después de atisbar por una nueva
dimensión desconocida, creíamos estar en el paraíso, y
dormimos exhaustos.
La década de los sesenta se caracterizó por varios
sucesos. En 1963, la muerte del Presidente de Estados
Unidos, John F. Kennedy, se trasmitió por televisión,
muchas personas vimos cómo dos disparos —uno en la
cabeza y otro en el cuello— le cegaron la vida; lo más
impresionante fue que mientras llevaban esposado al
supuesto asesino, Lee Harvey Oswald un militante de
izquierda que había vivido en Rusia, Jack Rubí un inte-
grante de la mafia italiana, rompiendo todas las barreras
de seguridad le disparó a quemarropa en el estómago.
En 1994, en Lomas Taurinas, sucedió un asesinato simi-
lar, guardando toda proporción, donde un ―solitario ase-
sino‖, librando los retenes de seguridad, le disparó en la
cabeza al entonces candidato a la Presidencia, el licen-
ciado Luis Donaldo Colosio. También en los años sesen-
ta hubo protestas estudiantiles en Norteamérica, en
Francia, y otros lugares de Europa. Aquí en México, en
la Universidad de San Nicolás, en Morelia, hubo protes-
tas al igual en la Autónoma de Sonora; en CU estudian-
tes dinamitaron la estatua del ex presidente Miguel
Alemán. Lucio Cabañas y Genaro Vázquez comenzaron
las guerrillas en la sierra de Guerrero. Se mataron cam-
pesinos en Acapulco. Los líderes sindicales Valentín
Nip/Tuck Barbie (With Knife Included) Campa y Demetrio Vallejo lucharon por el proletariado.
Los trenes de mi vida los antojitos típicos de cada lugar, el tono empleado en
Mención honorífica las vendimias y los olores te hacían no desistir de ellos.
Los trenes tienen su magia, cada vagón es diferente,
M
la máquina, los carros de pasajeros, los de correos, el
exprés (que era donde iban mercancías, muebles, ali-
mentos o todo aquello que las personas enviaban a otro
i pueblo es tierra caliente con nombre de lugar), el carro dormitorio y el comedor con sus equipa-
mujer, Juanita; sí, nombre de Doña Juani- mientos, todo lo cual producía la magia de un hotel ro-
ta Gómez, quien, contaba mi padre, fue parte de una fa- dante; el cabús era el carro utilizado como oficina del
milia legendaria de San Juan Evangelista, Veracruz, due- personal de la tripulación ferroviaria, tiene una caseta
ña de tierras con gran potencial maderero, que cedió los desde la cual se va disfrutando el paisaje desde la altura.
terrenos para la entrada del ferrocarril centroamericano Mi mejor travesura fue subirme a este sitio estando el
en ese poblado. Por honor a ella se puso su nombre a este tren en marcha y sentarme arriba de la caseta, en el ex-
lugar: Juanita, Veracruz, el cual es un pequeño pueblo terior, y sentir el aire en mi rostro, mirar al maquinista
que no aparece en el mapa, pero que es bello. Mi padre, en las curvas y disfrutar el tren cual largo es. Sin em-
juchiteco de nacimiento, ferrocarrilero errante y cami- bargo, fui sorprendida por el conductor (nombre del
nante por vía férrea, llegó con mi madre, también juchi- responsable del tren), quien por cierto era compadre de
teca, a establecerse a este bonito pueblo, en el cual vivie- mi papá y me ordenó bajar, me dijo: ―Pongo una silla
ron más de veintiún años. Allí nacimos los cinco herma- aquí arriba y vemos quién cae primero‖. Esa frase fue
nos. suficiente para bajarme de inmediato.
A mi padre se le conocía como el Jefe Morgan, pues
era el jefe de estación del ferrocarril, figura importante
en un pueblo. Mi madre, como toda juchiteca, era comer-
ciante y respetada como una autoridad moral a la que
jóvenes y adultos pedían un consejo, o bien sólo ser escu-
chados en momentos de angustia o problemas familiares.
Al igual que mis hermanos, nuestro arrullo fueron
los trenes. Nuestra casa se encontraba entre dos vías.
Desde pequeña sabía distinguir a lo lejos cuando un tren
haría parada o se seguiría de largo; mi padre decía: ―Un
tren viene frenando a más de un kilometro y, si no piensa
parar en el pueblo, anuncia con su silbato que seguirá de
largo por la vía principal o la de cambio‖. También para-
ba para enganchar otros vagones o darle el paso al tren
de pasajeros, lo que no era divertido, ya que teníamos
que permanecer dentro de casa hasta que estos movi-
mientos finalizaran.
Esto nos permitió conocer la vida laboral de mi pa-
dre. Por una puerta de la casa se llegaba a su oficina. Nos
enseñó cómo funcionaba la oficina del jefe, el telégrafo, el
despachador de boletos. Recuerdo que una vez mi madre
castigó a mi hermano mayor, que era muy travieso,
llevándolo a la oficina de papá y comprando y sellando Prozac
un boleto, para mandarlo a un supuesto viaje. Sin embar-
go, para nosotros era muy divertido jugar a viajar con
boletos de verdad, imaginando que íbamos a Veracruz, a Mi infancia estuvo llena de juegos natos de un pue-
Tierra Blanca, a Matías Romero, o a otros lugares. blo. En las calles no había peligro de tránsito, ¡claro!, a
A mí en lo particular me gustaba el telégrafo, era la excepción del tren. Mi vida transcurrió en el campo, en
forma de comunicarse de estación a estación y de infor- los ranchos, montando a caballo, nadando en los ríos,
mar si el tren iba a tiempo o con retraso, si había alguna disfrutando las fiestas del diecinueve de marzo, día de
eventualidad, o bien sólo para decir ―compa, ¡todo bien!‖ San José, patrono del pueblo. Después de las celebracio-
Así la palabra compa, que aprendí de mi padre; se me nes religiosas (misa, bautizos, confirmaciones, etcétera)
quedó en la memoria y hoy me gusta llamar así a mis había feria, carreras de caballos, baile y huapango por
compañeros. las noches.
Viajar en tren te llevaba muchas horas, pero el andar Mi madre, mujer de tez blanca cuya belleza resaltaba
de pueblo en pueblo significaba conocer y deleitarse de una cabellera negra de rizos de suave textura que pare-
cían cientos de anillos ensartados, tenía siempre una hacía pensar que estaba presente, que nos protegía en
sonrisa que daba confianza y serenidad, y una mirada y casa y que siempre estaba con nosotros. Fue muy difícil
una mentalidad intuitiva y visionaria que la impulsó a la adolescencia sin ella, sin aquellas caricias, sin su mira-
mandarnos, desde muy pequeños, a colegios fuera del da dulce y sobre todo sin poder volver a pronunciar la
pueblo, ya que en éste sólo había escuelas primarias. bella palabra: mamá, que sólo quedó en el recuerdo que
A mi hermano mayor lo mandó a un internado de día con día acariciamos.
Córdoba y a las mujeres a Orizaba. Al más pequeño lo Si bien ella se adelantó en el viaje, el caminante fe-
dejó con ella, era su shunco huini (así se le llama en Ju- rrocarrilero buscó otra ciudad para seguir la vida y ésta
chitán al hijo menor). No se conformó con enviar a sus fue Naucalpan, en el Estado de México, donde nos con-
hijos a estos lugares, también convenció a un centenar venció, como amante de la fiesta brava que era, de ir a
de familias para que igualmente mandaran a los suyos a vivir a un lugar cercano al Toreo de Cuatro Caminos.
estudiar fuera del pueblo. Entonces la vida en el pueblo También un cine y un mercado quedaban a unas cuantas
cambió, ya que, a partir de esto, poco disfrutábamos de cuadras. El cambio de ciudad obedecía también a que
una infancia feliz, pues sólo regresábamos al pueblo en Mey, como me decía mi padre, ya entraba a la universi-
vacaciones. Como mujer sabia que era, compensaba las dad y el estudio era lo primero.
ausencias con premios, juguetes o vestidos nuevos, o La universidad me quedaba a una hora y media de
con vacaciones a Juchitán o a la Ciudad de México, para camino. Seguimos viviendo entre trenes; el jefe de esta-
visitar a la familia. ción siguió abriendo una puerta de la casa para entrar a
Entre los mejores recuerdos de mi infancia está el su oficina; los cambios fueron radicales, las distancias
acompañar a mi madre a las rancherías, para cobrar los nos obligaban a no estar el mayor tiempo en casa, las
abonos de los créditos que daba en su tienda, cuyo nom- responsabilidades de cada uno de sus hijos era distinta;
bre era La moda al día. En ella vendía desde un alfiler la vida agitada de una ciudad con miles de habitantes
hasta máquinas de coser, ropa, calzado, juguetes y mu- hacía la diferencia y algo que era tan especial en casa,
chas cosas más. Daba crédito a todo el mundo y cuando como era la hora de la comida en la que todos teníamos
alguien se tardaba en sus pagos les hacía una visita. Eso que estar, ya no pudo ser. El cambio a la gran ciudad
quería decir regresar con gallinas, huevos, tortillas, po- hizo que el día de reunión familiar fuera los sábados o
llos y demás objetos. Esto es, el pago en especie. Yo le los domingos, con mi hermano el mayor que ya estaba
decía: ―Mamá, pero eso no es dinero‖. Ella, con su sere- casado, con los primos juchitecos que estudiaban en
nidad de siempre me contestaba: “Hija, si la gente no tiene México, con los amigos que nos visitaban de Córdoba o
dinero y esto es lo que tiene, es una forma de pagar”. Así, de Juanita; en fin eran los días más bonitos para todos.
regresábamos a casa en un camión que parecía que a
cada paso se le caía alguna pieza. Al principio yo protes-
taba, pero después lo más importante era que la acom-
pañaba.
Al pasar de los años, el caminante ferrocarrilero de-
cidió emigrar a Córdoba a ver por el futuro académico
de los hijos, que para ese entonces ya tenían que entrar
a la escuela secundaria, que en el pueblo no había. Fue
muy bello vivir en otra casa del jefe de estación de ferro-
carril. Era una casa muy grande, toda de madera, con
corredor en el contorno y un gran patio en el interior.
La escuela quedaba en el centro de la ciudad. El regreso
era lo mejor, porque nos esperaba una deliciosa comida
hecha por mi madre, la cual, en los años de internado,
fue nuestra mayor añoranza. Pero el gusto duró poco, la
tristeza invadió aquella casa llena de amor y alegría. La
muerte de mi madre, nuestra separación de ese ser tan
querido que todo lo daba, marcó nuestro destino.
La fortaleza de mi padre, y los valores y principios
inculcados en nuestro hogar, nos dieron la fuerza para
seguir adelante. En ese momento entendí que aquella
dura separación de ese ser que marcó parte de nuestra
entereza y valentía, sería la preparación de una vida
futura; su ausencia fortaleció nuestros lazos con mi pa-
dre; su recuerdo nos hizo más fuertes. A veces flaqueá-
bamos porqué sentíamos su aroma en todas partes y nos
Kangu Fashion
Las páginas continuaron en las vidas de los Morgan Lo que Sor Juana no dijo
López. El Jefe Morgan también se adelantó en el camino
a sus 82 años, dejándole a los ferrocarriles más de cin-
de los hombres II
R
cuenta años de trabajo; las hijas e hijos formaron sus
propias vidas, casados y casadas y con hijos, y aunque la
distancia nos separa, por vivir en diferentes ciudades, el ecuerdo mi niñez, mi educación machista por
corazón y los recuerdos nos unen. excelencia, la contrasto con mi presente y no
puedo más que amarme mucho, pues hace falta tener el
colesterol alto… o sea, tener muchos huevos para amar
la condición inherente a ser la mujer que ellos quieren
que uno sea. Huevos, no ovarios; marca indeleble de
dicha educación machista.
Mi niñez estuvo forrada de pantalones de peto con
coquetos tirantes con olanes pa‘ despistar al enemigo y
recordarle que, a pesar del corte de cabello de niño,
vestía blusas hechas por mi madre con encaje y mangas
de ollita y calzaba zapatos de niña.
Mi padre, un xochimilca que siempre renegó de sus
raíces nacionales, aunque esas raíces fueron las que le
garantizaron el éxito en la frontera y en los States, pues
su gran fuerza, tenacidad e inteligencia le dieron su es-
tabilidad económica.
Hair
Yo soy ejemplo rosa del fempower, del ¡sí se puede! Mirando las miradas
con florecitas, del ¡viva México ca…ramba, sí señor,
cómo no, con mucho gusto! que te miran
Las mujeres de hoy, a pesar de nuestro pasado o, me-
jor dicho, a raíz de nuestro pasado, tenemos que asumir- Construyendo una fantasía,
nos como generaciones de transición. Kishio Murata en el Museo
Transición, un divertido concepto que implica irre- Dolores Olmedo Patiño, por
Marlene Galicia.. El día de la
mediablemente convivir con el otro más o menos en las inauguración de la exposición
mismas condiciones y hacer corto, crisis, tronar, y pre- del artista japonés Kishio Mura-
guntarse: ―A ver, chiquita, ¿‗ora qué haces con esto o ta, en el Dolores Olmedo, fue
con éste?‖; porque, invariablemente nuestras grandes particularmente lluvioso y com-
tragedias, nuestras ganas de convertirnos en tortugas plicado para mí. Precisamente
debajo de nuestras sábanas, son provocadas por ellos, en esa fecha tenía varias invita-
por esos bípedos, bigotudos o lampiños, altos como ga- ciones para diversos eventos.
rrochas o chaparros como tapón de bañera, sonrientes o Como es mi costumbre anduve con el tiempo medido todo el día
para no perderme ninguno de ellos (y por supuesto tomar nota
ceñudos. Esos másculos1 (¡se oye re gacho eso!, pero en para comentarles en esta sección). Especialmente me interesaba
mi mundo llanero ese nombre me gusta) que llevan la apertura de esta exposición. Después de correr tras un taxi que
nombres de arcángeles, de santos viejos o de héroes na- me llevara a la Noria, llegué puntualmente a las 13:00 hrs., tal
cionales o de importación; ésos que a Dios se le ocurrió como lo marcaba la invitación y el reloj de mi querida y fiel acom-
inventar primero, por aquello de que echando a perder se pañante, quien ya me esperaba en la puerta. Nos recibieron con
aprende. una simpática bolsita de cacahuates estilo japonés de la marca
Ellos, seres misteriosos y rara vez comprensibles, Nipón. Ahora entiendo el nexo entre Murata y el característico
sabor de esos cacahuates: la calidad de ambos es conocida sólo
pero altamente domesticables; ésos, sí, los llamados por un reducido número de personas. Tras una espléndida inter-
hombres, eternamente han sido la causa de nuestras pretación musical del Koto y de un ensamble de coro en japonés,
calamidades internas y externas; son los que nos ponen el embajador de Japón en México, Masaaki Ono, junto con el
zancadillas cuando caminamos con paso firme, y son director del museo, Carlos Philips Olmedo, dieron por inaugurada
ellos quienes nos consuelan con fuerte y tierno abrazo la exposición. La muestra está conformada por 40 obras de pintu-
mientras su mirada de soslayo, por encima de nuestro ra abstracta y una en serigrafía que forman parte de la colección
hombro, analiza las suculentas propiedades físicas de la privada de Mihoko Ishimatsu, viuda del artista japonés. El Museo
Dolores Olmedo con esta exposición, pretende reconocer la obra
mujer de a lado.
de uno de los artistas plásticos más importantes dentro de la pin-
Bien lo tiene documentado, registrado y hasta armoni- tura japonesa a cien años de su natalicio. La obra de Murata es
zado Santa Paquita, la del Barrio; mártir y virgen (esto catalogada por algunos dentro de la abstracción lírica, corriente
último es un misterio como todos los misterios y dogmas que, a mi entender, subraya la expresión emotiva, inmediata y
católicos y, por lo tanto, debe creerse sin ningún cuestio- particular del artista a través del simbolismo y fuerza de los colo-
namiento), patrona de las mujeres oprimidas y golpea- res. Pa’ pronto, esta corriente del arte abstracto, a través de una
das, de las féminas explotadas y subyugadas, de las re- serie de manchas de color pretende plasmar el estado anímico del
cién solteras y de las que siempre han sido comparsa, artista o causar una impresión anímica en el espectador. Si no lo
creen, basta con mirar el cuadro Amarillo-rojo-azul, de Wassily
princesa celestial de las sobrecogidas, guardiana de las Kandinsky, considerado como el padre de la pintura abstracta
mujeres engañadas y protectora de las amantes de oca- lírica (y mi pintor favorito), para entender que lo que nos mueve no
sión y también de las que se dicen de planta. son los objetos, sino la esencia de ellos, hagan la prueba. Con
Santa Paquita: definitivamente eres el único ser ce- este referente, comprenderán que cada una de las obras que se
lestial al que envidio y, cuando sea grande, ansío ser exhiben en el Olmedo intentan provocar y recrear percepciones
como tú. Tus múltiples oraciones sosiegan las horas de únicas en el espectador. Construyendo una fantasía nos permite
frustración que nos inducen los másculos, digo los homí- ser testigos y cómplices de la transición figurativa a la abstracción
nidos (o ¿oh-mini-dos?), nos dan esperanza y fe de que de la realidad; aunque en varios cuadros de Murata es posible
observar ligeros “coqueteos” con estilos como los de Kandinsky,
un día no muy lejano borremos de nuestro vocabulario Miró y Pollock, la entrega y vehemencia en las técnicas emplea-
cotidiano la consabida frase metafísica: ¡Me estás oyen- das tienen el sello nipón. Cuando se habla de arte abstracto, inva-
do, inútil! riablemente por la mente de muchos atraviesa la idea de comple-
Mientras tanto, recemos, mujeres del mundo, porque jo, inentendible, garabatos… Pero bien vale la pena darse una
nuestros compañeros naturales de la creación, esa que vuelta por el Dolores Olmedo y sumergirse en un Verano de Co-
ocurrió en la época en blanco y negro y tuvo como pro- razón, refrescarse en el Viento paseante y vivir Un pensamiento
tagonistas y estrellas al mencionado Adán y a su costilla con la imaginación y estilo de Kishio Murata; cada uno de estos
paisajes son las fantasías creadas por su mente, una mente don-
Eva, evolucionen a un nuevo estado de conciencia que
de no hay tragedia, sino una intensa necesidad de vivir. La exposi-
decrete, verbalice, acepte, declare, diga: ¡Que se vaya el ción está abierta al público hasta el 26 de septiembre en el Museo
futbol al diablo, mis domingos son exclusivamente para Dolores Olmedo de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.
ti, mujer! Avenida México 5843, colonia La Noria, Xochimilco. Costo: $5.00.
1. Dícese del género opuesto al de las féminas.
La Pequeña Came-
rata Nocturna, por Bandeja de entrada
Marlene Galicia. El
último lunes de cada
mes, la sala Silves-
tre Revueltas del
Centro Cultural Ollin
Yoliztli (CCOY) se
Hola:
engalana con la Me da gusto que me tomen en cuenta, pero debido a que no
Temporada 2010 de tengo el programa para leer PDF no puedo revisar el archi-
la Pequeña Camera- vo. Ojalá pueda haber otro medio para que me manden la
ta Nocturna. Esta publicación. Saludos.
temporada incluye Ana Mary
nueve conciertos
que iniciaron en el
mes de febrero y Me agrada la revista, espero que me la sigan enviando. Me
concluirán en no- gustó mucho "Cortejo" y si en algún momento me encuentro
Crescendo
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