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La aceptabilidad de! riesgo segun las ciencias sociales Mary Douglas En esta abra no se trata de hablar de los riesgos a los que tenemos que entrentarnos diariamente en la sociedad moderna. Ni tampoco del control de esos mismos riesgos. Las presentes lineas se refieren al problema de la acepta- bilidad tal y como aparece en las distintas ciencias sociales, centrandose concretamente en la aceptabilidad del riesgo. A pesar de las recientes criticas que estan recibiendo tanto las ciencias en general como las ciencias. sociales en particular, Mary Douglas se olvida de los determinismos biolégicos y de las Investigaciones médicas para adoptar un enfoque de la aceptabilidad del riesgo en el que se destucan sus Implicaciones éticas; sus rela clones con la ecologia y la economia; la tendencia de la Psicologia a despreciar su dimensién social; la intluencia del juicio moral; la codificacién a que la someten las. instituciones sociales; etc. En consecuencia, la esperanza 1al de este libro no es realizar grandes demostraciones, sino dar una oportunidad a un cierto acercamiento que hasta ahora no habia gozado de demasiada suerte: un ensayo de método antropolégico que, a su vez, toma Prestados elementos tanto de los enfoques econémicos como de las teorias de la eleccién racianal. Como dice el introductor del libro, Joan Bestard, en el caso de Mary Douglas “los analisis de los peligros que invaden al individuo contemporéneo no pueden hacerse sin Prescindir de un andlisis cultural de la distribucién de la culpa en diferentes niveles sociales.” Siempre en la vanguardia de las mas nuevas perspec. tivas de andlisis dentro de la antropologia social, la obra de Mary Douglas incluye titulos tan imprescindibles como Pureza y peligro, Simbolos naturales, Risk and Culture 0 How Institutions Think, ISBN 84~693-0178-5 INTL i 9 1788649"301780! Dwi Maio a q Mary Douglas ™ La aceptabilidad del segun las ciencias sociales Paidés Studio times tls blades: 1. P.-Allbs, A Béin, M, Fourauy ots - Seualiades accents tend 4A Montagu - {Qs s el hombre? Mili Fe” mad eras ‘ i Dekovie Lohorpaus = La supersiion “Paton y Mc. halon = La inelgercie arial Moles “Et htsch DalLagoy,P-A Rove - Eo dl por Wate do a teria froma also a RRP TPE MARL CDPRRERP PEE 2 a i 400, ©. Losila- Elcne de terar JOr, J Bassa y Ri, Frexas El cine de cionca cen 128. 3 Wont “Vote aos cn pal (19781082) 100, € Keng - Misra de los ucias espavoie hasta 1482 110. A. Orizy M. J, Piueres Le pintura en efcine 11. M. Douglas La acoptabiied cat resge segun ascends sociales emeson £t posmadernismoo flies euturl de captain avanzado Mary Douglas La aceptabilidad del riesgo segun las ciencias sociales Prdlogo de Joan Bestard PAIDOS ‘Bata - Buonos Arse Meco “Thule orginal: Ask acoaptaity accoraing tothe seca sciences PPubieade en gle por Russel'Sage Foundation, Nueva York “Tracuccisn de Vitor Absardo Martinez vision Wonca de Carles Salazar Cubieta do Maro Eskenazi 1 edieén, 1006 aman amen poten on tes ih ash lone ae SERARAR cites rem ees eae oe Peaaeensees ee (© 1985 by Russell Sage Foundation, Nuova Yor © de tdas las ediciones on castaiano, Ediciones Pais eica, SA. ‘Marano Cub), 82-0802 Barcelona Estoril Paidés, SAIC, Dotenea, 599 - Buenos Akos (S0N: e1-499-01785 Depésio legal B-1.2141995 Impreso on Novagr, 8. Pulgcerd, 127 08016 Barcelona Impreso on Espana -Protedin Spain SUMARIO Prologo, Joan Bestard 2... 2... Agradecimientos... . . Introduccion... ee El surgimiento de una nueva subdisciplina . PercepciGn del riesgo... 2... Fleccién y riesgo wee. . Riesgos naturales... Credibilidad . ta ery . Biisqueda del riesgo y seguridad ante todo. - Limitaciones institucionales .. 2.2... . . Riesgos codificados. Pv PYeNe Bibliograffia.... oe Cuestiones morales en la aceptabilidad del riesgo. . 7 19 25 43 37 B 89 105 115 129 ML 155 PROLOGO Seguir la obra de Mary Douglas ha sido siempre un constan- te descubrimiento de nuevas perspectivas de andlisis dentro de la Antropologia Social, Ha abierto continuamente nuevos campos y siempre nos ha hecho ver desde un nuevo dngulo actividades so- ciales que ya crefamos suficientemente analizadas 0 que nos pa- recfan opacas para el andlisis antropolégico. Su obra es amplia y vva desde una monografia cldsica sobre los lele (1963) hasta los anélisis sobre las nociones de riesgo y culpa (1992). Ante su am- plia bibliograffa era un problema para el lector de lengua caste~ Mana que las traducciones se hubieran parado en Pureza y peli- gro y Simbolos naturales. Nos perdiamos la parte de su obra que trata con mas originalidad nuestra cultura contemporénea, con sus ritos, sus simbolos y sus formas de clasificar y percibir la rea- lidad. Dificilmente podfamos conocer este paso que muchos an- tropSiogos de la generacién de Mary Douglas han dado desde el anélisis de 1a conducta racional primitiva a las propias conductas contempordneas no comprensibles desde 1a pura racionalidad ‘instrumental y utilitarista, La traducciGn de La aceprabilidad del riesgo segiin las ciencias sociales empieza a llenar este vacio y con seguridad nos ayuda a comprender mucho mejor nuestra condicién contempordnea. En el prefacio a su libro How Institutions think (1987), Mary Douglas presenta una curiosa genealogfa de sus obras. Dice que siempre ha escrito hacia atrds, que este libro era una introduceién a Pureza y peligro, y también un prologo a La aceptabilidad del riesgo (1986), que era, a su vez, una introduccidn a Risk and Cul- ‘ture (1982), Este, por otra parte, era una argumentacién desarro- Mada de un articulo aparecido en Implicit Meanings (1975). Ya 10 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO jjuicio de la autora, todos tenfan que haber sido publicados antes ‘de su primer libro sobre los lele, Siguiendo este principio de es- cribir hacia atrds, trata de enriquecer las ideas anteriores y desa- rrollar en nuevos contextos ideas recibidas de la tradicién socio- l6gica, Esta tradicién se sitiia claramente dentro de la genealogia intelectual que proviene de Durkheim y Mauss. Se trata de apli- car las worfas de estos autores a nuestra conducta ordinaria. Asf, desde Ia teoria del don de Mauss, analiza nuestras conductas de consumo, En The World of Goods (1978) critica Mary Douglas el individualismo metodolégico del consumidor solitario y nos hace ver cémo necesitamos bienes para descifrar nuestro émbito social y para situar nuestra identidad social. Si la propuesta de ‘Mauss entraba en el programa general de Durkheim, Mary Dou- glas siempre nos ha hecho ver la importancia de las propuestas, durkheimianas y nos las ha situado claramente dentro de las pre- cocupaciones del pensamiento actual. Se trata de considerar el pensamiento humano como originariamente social y desarrollar esta idea en una teorfa de la cultura que dé cuenta del origen so- cial de las categorfas cognitivas. Ha insistido en la relacién que tiene la cultura con la vida cotidiana y en c6mo los simbolos y los rituales no estén separados de la actividad diaria y son ele- mentos bésicos en la construccién de la experiencia social. Asi analiza los elementos culturales mas observables de la vida coti- diana —os bienes que circulan, las formas de tratar el cuerpo, las formas de clasificar las cosas en limpias 0 sucias, arriesgadas © seguras— como lenguajes sociales a través de los cuales se crean las Ifneas de demarcaci6n externas e internas de los grupos sociales. La cultura es precisamente este esquema de clasifica~ cin que da significado a los sfmbolos concretos reafirmados en elritual y en el discurso. Asi, la nocién de polucién tiene signifi- cado en la medida en que revela un sistema de clasificacién a tra- vés del cual se diferencian las distintas colectividades humanas. Siguiendo la tradicin de Durkheim, insiste en el origen social de las categorfas conceptuales, en que el pensamiento humano tiene una base social y en que es en el mundo social donde se constru- PROLOGO n yen los conceptos. Por ello en How Institutions think hace com- patible un andlisis sociolégico de las instituciones con un andli- sis filos6fico de las categorfas cientificas. Propone una teorfa de las instituciones que corrija la visién normal no sociol6gica de la cognici6n, asf como también una teorfa cognitiva que supla la debilidad del analisis institucional. Una de estas debilidades ha sido precisamente la tendencia en la tradicién durkheimiana a reificar las categorias y personificar los grupos. Esto desaparece totalmente en los andllisis que hace Mary Douglas. Las catego- rfas no son cosas, son posiciones. El concepto de cuadrfcula le sirve para analizar esta dimension social de las categorias. El uso que hace el individuo de los sistemas de clasificacién depende de su posicién en un determinado ordenamiento social. Por ello en Risk and Culture analiza la forma en que construimos determi- nadas categorfas culturales a partir de ciertas posiciones sociales. Las nociones de riesgo no estén basadas en razones précticas 0 en juicios empfricos. Son nociones construidas culturalmente que enfatizan algunos aspectos del peligro ¢ ignoran otros. Se crea, asf, una cultura del riesgo que varfa segén la posicién social de los actores. Una cuestin interesante desde el punto de vista de la histo- tia de las ideas es la que pregunta por el tipo de relacién que hay entre los intereses por los conceptos de contaminacién y tabii tal ‘como aparecen en Pureza y peligro y los intereses por el andlisis del riesgo en las sociedades contemporéneas y su aceptabilidad de acuerdo con las ciencias sociales. En otras palabras, ;por qué La aceptabilidad del riesgo, puede ser considerado como un pr6- logo a Risk and Culture que, a su vez, es una introducci6n a Pu- reza y Peligro? {Qué relacién hay entre los conceptos de conta- minacién ritual que los historiadores de las religiones nos han hecho ver y la contaminaci6n de la naturaleza que, como nos recuerdan continuamente Jos ecologistas contemporneos, es uno de los principales peligros que condicionan nuestra existen- cia? {Qué relacién hay entre la noci6n de tabii como un sistema de proteccién de la sociedad de los peligros que la amenazan y la 2 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO nocién de riesgo como un sistema de protecci6n de nuestro futu- 10 social? El argumento principal de Pureza y peligro se basa en que la idea de contaminscién se relaciona con la vida social: es en la ‘vida social donde atribuimos peligro a determinados elementos de la naturaleza y establecemos determinadas normas respecto a ‘nuestra relacién con estos elementos. El marco en el que se de- senvuelve el argumento del libro gira en torno a las creencias re- ligiosas de 1as sociedades arcaicas y el andlisis de las abomina- ciones del Levitico se convierte en uno de los puntos centrales del desarrollo de la argumentacién. Se trata de demostrar cémo la idea de suciedad (impureza) puede ordenar la experiencia huma- nna mediante operaciones de exclusi6n e inclusi6n. En Gltima ins- tancia el orden social se relaciona con el orden de percepcién de Jo natural. Es un argumento que podria tener aceptabilidad siem- pre que lo circunscribiéramos a las creencias de las sociedades ar- caicas. {Cémo se puede aplicar a la experiencia de la modernidad que busca el control de la naturaleza mediante categorias cientifi- cas? Se trata de aceptar el reto de emo encajar este tipo de ani sis en los peligros que encontramos en nuestra sociedad contem- pordnea definida por la globalizacién de sus estructuras. No se trata de una simple transposicién metaférica para descubrir los primitivos en nosotros mismos, la parte no racional de nuestra conducta racional segiin principios, sino de llevar hasta las sitti- ‘mas consecuencias analiticas el principio de que es en el mundo social donde se construyen los conceptos que nos sirven para pen- sar nuestro entorno. Como hemos visto, Mary Douglas ya habia levado a cabo este ejercicio al aplicar al andlisis del consumo en la sociedad contemporénea las ideas de Marcel Mauss sobre el, don surgidas en el marco de un andlisis de tas prestaciones en las, sociedades arcaicas. Una forma de superar Jos anélisis utilitaris- tas del consumo era analizar los circuitos de donaciones que deti- mitan los contomnos sociales y mantener la idea de Mauss de que no existen donaciones libres. De esta manera se podia poner de manifiesto el principio social en las conductas de los consumiido- PRLOGO 13 res, Se trata de desarrollar la dimensiGn social en unos andlisis ‘que suelen ser individualistas. El objeto no es sélo el individuo que acta racionalmente en el mercado, sino las «externalidades» del mercado, es decir, la dimensién social del individuo, De la misma manera que el andlisis de la conducta del con- sumo puede proporcionar una teorfa de Ja cultura que comple- mente la teorfa de la elecci6n racional, el andlisis de la percep- cién del riesgo puede proporcionar una teoria de la cultura que complemente la ciencia cognitiva de la percepcién. Si la percep- cién del peligro y la forma en que la gente explica las desgracias han podido ser analizadas culturalmente en sociedades con un sistema de prohibiciones y tabties religiosos, {c6mo puede ser analizada culturalmente la percepcin de los peligros tecnolégi- cos que tan agudamente impregnan la conciencia contempordnea desde los afios setenta? Una forma de caracterizar los cambios de la percepcién del riesgo que induce a analizar las bases sociales de su codificacién, puede consistir en contrastar la nocién de pecado de nuestros pa- dees, tal como muchas comunidades tradicionales han caracteri- zado al mal, con el riesgo de las acciones de los padres actuales sobre el futuro de las generaciones futuras, tal como nuestra con- dicién contemporinea caracteriza los peligros que nos amena- zan. Ambas formas de caracterizar el peligro tienen sus rafces en la sociedad. Mientras que el lenguaje del tabi y del pecado es claramente un lenguaje de una comunidad moral que determina Ja percepcién del mal que le sobreviene, el lenguaje del riesgo es un lenguaje del individuo, un lenguaje probabilistico centrado en los resultados de las acciones individuales. Nuestro lenguaje in- ddividualista hace opaca la dimensi6n social de la percepcién del riesgo. Las ciencias sociales, sin embargo, no pueden partir de este sujeto individual libre de todo arraigo cultural y prescindir de las categorfas de percepcién fabricadas en la interaccién so- cial, El debate actual sobre el riesgo no se hace a partir de un len- guaje individualista —de un individuo neutro y libre de toda j6n cultural, sobre el que muchas ciencias sociales tratan 4 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO de sustentar sus andlisis acerca de nuestra capacidad de acepta- cidn de riesgos—, sino a partir de un lenguaje politico que tiene que ver con las construcciones culturales sobre el futuro elabora- das por los diferentes grupos de nuestra sociedad. La cognicin de peligros y la eleccién de los individuos ante determinados riesgos tiene més que ver con ideas sociales de moral y de justi- cia, que con ideas probabilisticas de costes y beneficios en la aceptacién de los riesgos. Ulrich Beck en su libro sobre la sociedad del riesgo (Risiko- gesellschaft, 1986), ha caracterizado la sociedad contemporé- nea a través de la nocién de riesgo, como una de las eategorfas centrales de la inseguridad de la experiencia contemporénea. Los riesgos en nuestra sociedad son infinitamente reproducibles. Es tuna categoria social y, por tanto, los riesgos de la tecnologia son considerados como peligros que afectan a la sociedad y como signos de una crisis institucional de la sociedad industrial. Sin ‘embargo, dado el proceso de individualizacién social de la mo- demidad, se conciben los riesgos sobre la base de las cosas que los individuos hacen. Un sujeto no solamente toma responsabili- dades, sino que también asume riesgos, actéa probabilisticamen- te como quien juega a las cartas, Muchas teorfas del riesgo asu- men este sujeto como el punto de partida, no pretenden dar cuenta del lugar del individuo en la sociedad, ni explicar las ca- racteristicas de este individuo, ni restituir a la nocién de riesgo su valor como categoria social. Asi han surgido las disciplinas que analizan el riesgo a partir de la elecci6n selectiva del individuo. Las paradojas en estas disciplinas surgen cuando hay que hacer andlisis del riesgo teniendo en cuenta su aceptaci6n piblica. En- tonces los conocimientos expertos de estas disciplinas se desva- necen para poner en juego‘las relaciones sociales en Ia construc- cidn de la categorfa del riesgo. Dado el cardcter de categoria social que tiene la nocién de riesgo, en las cuestiones referentes su aceptabilidad nadie es un experto, o todo el mundo es un ex- * TraducciGn castellana en preparacién en Barcelona, Paid. PROLOGO 15 perto, porque los expertos presumen Io que se supone que hacen posible y producen: el sesgo cultural a través del que percibimos los peligros. La aceptabilidad cultural del riesgo, ast como los limites de todo conocimiento sobre el riesgo que no tenga en cuenta su per- cepci6n cultural, es el objeto de andlisis de este libro de Mary Douglas. Cada forma de organizacién social esté dispuesta a aceptar 0 evitar determinados riesgos. «Valores comunes condu- cen a miedos comunes», dice Mary Douglas en un libro anterior sobre Riesgo y cultura (1982). Los individuos estén dispuestos a acepiar riesgos a partir de su adhesin a una determinada forma de sociedad. Las disciplinas que se dedican ala investigaci6n del riesgo en nuestra sociedad no pueden prescindir de este sesgo cultural que ordena nuestra forma de percibir los peligros. Una de las paradojas que seftala Mary Douglas en el andlisis del ries- go consiste en que el piblico no ve los riesgos de la misma manera que los expertos que To analizan desde un punto de vista técnico. El problema tampoco se reduce a una cuestién de edu- cacién pOblica que acerque los conocimiento expertos @ los co- nocimientos populares. Los miedos a una central nuclear no se reducen a un mayor control de su seguridad y a una mayor in- formacién sobre su funcionamiemto. La aceptacién de sus riesgos 10 es simplemente una cuestién de elecci6n probabilistica de de- terminados peligros para conseguir determinados beneficios por parte de individuos libres de todo prejuicio cultural. Igualmente, la polucién natural no es simplemente una cuestién de la natura- leza. Lo que se considera polucionado es el orden politico 0 eco- ‘n6mico que provoca los desastres naturales. Si se percibe que la naturaleza necesita ser protegida es porque se considera que de- terminados grupos en la sociedad han rebasado sus Ifmites de in- tervencién. Al discutir acerca de los limites de la empresa huma- na sobre la naturaleza, se discute sobre valores sociales, sobre los limites de la sociedad y sus peligros. Los andlisis de los peligros ‘que invaden al individuo contempordneo no pueden hacerse sin prescindir de un andlisis cultural de la distribucién de la culpa en 16 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO diferentes niveles sociales. El andilisis neutral del riesgo no pue- de prescindir del andlisis cultural de la atribuci6n de culpas. Si, como ya habfa sefialado claramente en Pureza y peligro, la cul- pabilizacién de la victima esté en relacién con la aceptabilidad piiblica del peligro, zpor qué no relacionar Ia atribuci6n de res- ponsabilidades a propésito de determinados peligros (polucién, inflaci6n, paro, guerra) con una forma de proteger determinados valores compartidos socialmente? Los grupos sociales utilizan el riesgo para controlar sus incertidumbres y afirmar sus normas en la sociedad. El debate sobre los riesgos naturales és un debate ‘moral y politico. {Qué tipos de cambios ha habido en nuestra so- ciedad para que la ciencia y Ia tecnologfa, antes fuentes de segu- ridad, se hayan convertido en fuentes de riesgo? Al plantear li- mites a la ciencia y a la tecnologia, se dibujan los limites de la sociedad, es decir, sus normas y sus valores. Uno de los dilemas que sefiala Mary Douglas en los anilisis de las ciencias sociales sobre el riesgo consiste en que, por una parte, clige sus temas de andlisis a partir de la idea de un indivi- duo libre de prejuicios culturales —un individuo racional— y de contingencias sociales —un individuo trascendental—. En estos anélisis sucede como si s6lo pudiéramos percibir la cultura en las ‘otras sociedades y los individuos reales en las interacciones coti- dianas. Por otra parte, en el mundo real de continuo debate pi- blico las percepciones del peligro estin relacionadas con claros Juicios de valor —los grupos sociales utilizan el riesgo para con- trolar las normas sociales—. Este libro de Mary Douglas nos abre nuevos caminos de anélisis para superar este dilema. Intro- duciendo la perspectiva cultural, es posible volvera situar el and- lisis del riesgo en el mundo real en que vivimos. El riesgo se con- vierte asf en categoria social y en forma que traza los cambios en Ja sociedad contemporsnea. Joan Bestard Universidad de Barcelona AGRADECIMIENTOS Agradezco a la Russell Sage Foundation su apoyo en los pri- meros pasos de esta investigaci6n y a la Northwestern University su ayuda especialmente generosa y constante, sin la cual no hu- biera podido realizar este estudio. Manifiesto también mi agra- decimiento al Intemational Institute for Applied Systems Analy- sis de Austria, al Social Science Research Council de Inglaterra, que me brind6 la oportunidad de entrevistarme en Oxford con psioslogos sociales en el mes de marzo de 1982 y a la Wenner Gren Foundation, que corri6 con los gastos del viaje que realicé Inglaterra y Francia en 1983-1984, El trabajo que hice con Aaron Wildavsky me llevé directa- mente a interesarme por estos problemas y es mucho lo que le debo. La mirada penetrante y la pluma aguda y encendida de Ro- bert Merton me ayudaron a formular la propuesta original de in- Vestigaci6n. Pensar racionalmente sobre la racionalidad es siem- re muy dificil y, como de costumbre, mi marido me ofrecié su valiosa ayuda, Ademés, otros buenos colegas me aconsejaron sobre algunas Partes del texto: Michael Thompson, Kenneth Friedman, Philip Schrodt, Barry Barnes, Constantine Zervos, Howard Kunreuther, David Edge, Lola Lopesa y Bruno Latour. Doy también las gra- las a Mary Anne Joseph y a Anwar Ahadi por la ayuda que me Prestaron en la investigacién. Manifiesto mi agradecimiento de lun modo especial a Helen McFaul por su habilidad y su pacien- Cia al preparar este estudio después de los numerosos borradores. Estoy muy agradecida a Priscilla Lewis porque me ayuds y ani. M6 como editora, INTRODUCCION En un primer momento se pretendié que este texto fuera una recensi6n de la literatura sobre las influencias sociales en la per cepcién del riesgo. Sin embargo, resultaba dificil conseguir la forma usual de una recensi6n literaria, Cuando hay que abstraer ‘un cuerpo de trabajo extenso pero concentrado, cabe relacionar dentro de un tinico marco varias dreas e innovaciones fronteri- 2as. En este caso el trabajo relevante se encuentra por completo fen las dreas limitrofes, y falta el nicleo central de interés en las influencias sociales sobre la percepcién. Al mismo tiempo un cuerpo muy importante de trabajo contempla la percepcidn del riesgo como un fenémeno individual y no social. En primer lu- gar, examinar cul es el estado de la cuesti6n en este campo sus- tancial robarfa todo el tiempo y toda la atencién al plan de con- Junto, ya que parece que esta cuestién no se encuentra en ningiin estado. La mejor estrategia serfa la de utilizar la cuestiGn de la aceptabilidad del riesgo para centrar 1a atencién lo més posible en factores sociales. Con el cambio de titulo se hace obviamente necesario referirse a los pocos lugares excepcionales donde se emplea este enfoque. Parece que el olvido de la culturaes tan sis- tematico y esté tan afianzado que nada que no significase un am- plio vuelco en las ciencias sociales lograria producir un cambio. El titulo describe con precisién el contenido de estas paginas. No se trata del riesgo. A quienes deseen instruirse sobre los ries- 20 que corremos en nuestros dias les aconsejamos que no sigan Jeyendo este trabajo, pues no trata sobre cémo gestionar el ries- 20. Los que desean aprender cémo manejar riesgos de todo tipo deberfan ahorrar su tiempo y no leer més. Estas notas versan so- bre la pervepcién tal como se analiza en las diversas ciencias 0 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO sociales, y el punto de mira se centra en la percepcion del riesgo segiin las ciencias sociales. Purity and Danger (Douglas 1966) presentaba una aproxi- macién antropolégica a la cognicién humana que este volumen desarrolla. La idea central es que los humanos prestan atenciGn a un determinado modelo de desastres, tratdndolos como presagios ‘0 castigos. Sobre la base de este razonamiento podria decirse que habria siempre una mutua adaptacién de pareceres sobre los pe- ligros naturales y sobre las visiones acerca de c6mo funciona la sociedad: los premios y los castigos estdn almacenados en el en- tomo. Purity and Danger fue bien recibido con la irrecusable re- serva de que su argumento no es aplicable a Ia ilustrada sociedad occidental, En 1978, Aaron Wildavsky, presidente entonces de la Funda- cin Russell Sage, se preguntaba si la antropologfa hacia sus ané- lisis culturales s6lo para los pueblos tribales y para las civilizacio- nes antiguas. A nosotros, los modems, se nos exime siempre de sus hip6tesis? El estaba interesado en interpretar un cambio cultu- ral en la América contempordnea: la nueva consciencia de los peligros tecnol6gicos... Fue un privilegio colaborar con él en ta elaboraci6n del argumento de Risk and Culture (Douglas y Wil- daysky 1982). Aunque ambos libros se situaban en la respetable tradici6n de Durkheim y Mauss, la opinién de los criticos compe~ tentes sobre Risk and Culture fue que se trataba de una obra o bien insolita o bien escandalosa, y en cualquier caso dificil. Por eso pa- recié importante examinar la opuesta marea intelectual contra cu- yas corrientes tiene tan poca fuerza el tema de influencias sociales Sobre la cognicién. De abi la pretendida recensién literaria. Un examen mas detallado no revela marea, sino cierta inercia; no co- rrientes opuestas, sino cierta timidez. ‘A veces, la curiosidad de los estudiosos se centra con fijeza en determinadas formulaciones y problemas, olvidando otros. Los psiedlogos estan bastante de acuerdo en que cuando esto su- cede no es por casualidad. La sociologfa de la percepcién —que incluye la historia, filosofia y sociologfa de la ciencia, y la socio- INTRODUCCIGN 21 logia del conocimiento cotidiano— se interesa especialmente en Jas persistentes lagunas de informacién. Cabe esperar algunas zzonas castiales de desinterés debido a la imposibilidad de atender a todo a la vez. Pero un olvido programado es més intrigante. Una persistente miopia, la selectividad y las contradicciones to- leradas suelen ser sefial no tanto de debilidad de percepcién ‘cuanto signos de una fuerte intencién de proteger determinados valores y las formas institucionales que los acompafian. Las ac- ‘uales Iagunas en la investigacién sobre la percepcién del riesgo pueden utilizarse como ejemplo paradigmético. La actividad in- telectual se realiza en la historia. Ninguna forma de conocimien- to tiene el privilegio de verse libre de las presiones culturales contempordineas. Los vacios y contradicciones en un sistema de Pensamiento son una buena guia del marco institucional que lo sostiene y da vida, __ La discusiGn profesional sobre la cognicién y Ia eleccién no dispone de un trabajo te6rico continuado sobre las influencias sociales que seleccionan determinados riesgos para la atencién publica. Con todo, es dificil mantener seriamente que la percep- ci6n del riesgo es un asunto privado. Ni cabe sostener que la cul- tura sea tan estética como para poder ser puesta entre paréntesis. El problema lo constituyen precisamente los importantes cam- bios culturales que se han producido desde 1969, Es necesario estudiar de forma sistertica las bases sociales de la credibili- dad, pero precisamente porque se supone que el perceptor indi- vidual actia sin la ayuda de nadie, las Iineas construidas cultu- ralmente entre realidad y ficcién, y entre la naturaleza y la cultura se tratan como evidentes. En consecuencia, los estudios sobre la percepcién del riesgo estén dentro de Jos mismos confi- hes que estaban Iamados a transcender. Alno haber un lazo entre el andlisis cultural y la ciencia cog- Ritiva, es inevitable que se produzcan choques entre la teoria y la evidencia, Puesto que la teorfa no se ajusta de forma radical, se tiende a invocar la irracionalidad para proteger la definicién ex- cesivamente estrecha de racionalidad. Asi, en lugar de una teoria 2 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO sociolégica, cultural y ética del juicio humano, se hace hineapié de forma no intencionada sobre la patologia perceptiva. Lamentablemente, este informe no puede pretender ser com- pleto, ni siquiera gozar de una plena actualizacién, El campo de muestreo es demasiado heterogéneo y el proyecto ha encontrado en su camino numerosos callejones sin salida. Lo mejor que cabe esperar es que no se haya pasado por alto un enfoque sistematico yy sociol6gico de la percepcién. En el capitulo 1 se enumeran los temas morales que convier- ten la percepcién del riesgo en una importante materia de interés para Jos poderes pilblicos. Los filésofos han hablado mucho so- bre justicia y moralidad en la asunciGn del riesgo, pero se ha di- ‘cho poco sobre cémo un determinado conjunto de principios mo- rales afecta a la percepcién del riesgo. El capitulo 2 describe el surgimiento de una nueva subdisciplina dedicad a la pereepeién del riesgo: sus origenes en la ecologfa, psicologfa y economia. EL capitulo 3 comenta las aproximaciones de la psicologfa a la per- cepeién del riesgo y su tendencia ano tener en cuenta la dimen- sidn social, El capitulo 4 considera el lugar que ocupa el riesgo cn la teorfa de la elecciGn. Es éste el paradigma dominante del pensamiento social occidental. Su incapacidad para abordar fines ‘morales da raz6n en alguna medida de la debilidad te6rica de la nueva subdisciplina, pensada para obtener una fuerte respuesta ‘moral por parte del pdblico. Desde el capitulo 1 hasta el capitulo 4 las notas se alejan més y més de las preocupaciones del mundo real y se aproximan hacia la pura teorfa. El capitulo 5 significa un nuevo arranque. Explica c6mo el juicio moral esta involuerado en la peroepcién del riesgo, incluso en nuestra propia sociedad. ‘A partir de ahi, en los capitulos 6, 7, 8 y 9, se analiza la cuestiGn de cémo esté codificada en las instituciones sociales la percep- cién de riesgos. La dificultad reside en que la aproximacin constructiva se hace desde la antropologia y, por consiguiente, no se dispone de la pericia suficiente para analizar la sociedad contempordnea. En fechas recientes han aparecido algunas criticas severas de INTRODUCCION B la ciencia y las ciencias sociales, que desplicgan nefastas fabulas de una indagacién desviada por la preocupacién por intereses profesionales 0 por un compromiso politico, incluso por el mero engrandecimiento personal de un investigador. Este libro presen- ta un tipo de argumento que difiere mucho del de Stephen Jay Gould (1981) sobre el determinismo biolégico utilizado al servi- cio de una supremacfa racial, o de 1a de Edith Efron (1984) sobre la inescrupulosa distorsi6n de las representaciones de Ia toxici- dad en la investigaci6n sobre agentes carcinégenos. En primer ugar, la manipulacién no se sospecha por ningiin sitio. Ademds, el sesgo sistemético del que se habla aquf es el mismo con inde- pendencia de la adscripcién politica. Es un sesgo incorporado en In estructura de las disciplinas de las ciencias sociales, algo pare- cido a como Joseph Gusfield (1981) muestra que la tendencia a echar la culpa de los accidentes de tréfico al conductor ebrio est incorporada de forma estructural en las profesiones legal y ase- guradora. Estas criticas de la investigacién contienen una directa leccién moral: el esfuerzo por lograr una objetividad mAs perfec- ta, Pero en el caso de Ja percepcién del riesgo, el sesgo se debe en parte a una ardiente dedicacién a Ja objetividad que ha demar- cado areas a las que nadie entra por miedo a traicionarla, El pun- to débil es més bien la timidez que asume que es imposible esta- blecer un sistema conceptual objetivo que incluya la relacién de la mente con los compromisos sociales. En consecuencia, la pre~ tensiGn de este libro no es la de objetar, sino la de iniciar un enfoque de la percepcién del riesgo al que no se ha dado una portunidad, Porque, como bien ha dicho Tom Nagel (1980), abandonar la biisqueda de una concepci6n objetiva de la mente Porque no puede ser completa, seria como desistir de la axioma- tizacién en mateméticas porque ésta no puede ser total. CUESTIONES MORALES NLA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO. Este capitulo indica las cwestiones del riesgo ‘que involucran a la justicia social y considera el olvido de esa parte del tema de la aceprabilidad del riesgo. En cada generaci6n se cita al banquillo de los testigos a ‘una u otra rama de las ciencias sociales para interrogarla sobre problemas candentes: hambruna o recesi6n econémica, causas de la guerra o del crimen, Durante la tiltima década y antes, tales preguntas urgentes han girado en torno a los riesgos de Ja nueva tecnologfa. La radiacién nuclear, los desechos qui- micos, el ashesto y el plumbismo han sacudido los temores y la conciencia de las naciones industrializadas occidentales. Como respuesta a ello, ha surgido una nueva e importante sub- disciplina de las ciencias sociales que aborda de forma espe- cifica cuestiones que la industria y el gobierno han planteado acerca de la percepcidn del riesgo (véase la tabla 1 en pags. 28-31) La recepcién piblica de cualquier politica sobre el riesgo dependeri de ideas piiblicas estandarizadas acerca de a justi- cia. Se ha sostenido con frecuencia que la percepcion del riesgo est determinada por cuestiones de equidad. Cuanto mas de- Pendan las instituciones del compromiso personal y no de la co- accion, tanto mayor seré su Sensibilidad explicita para la equi- dad. El umbral de la aceptabilidad del riesgo en el puesto de abajo es mas bajo cuando los trabajadores se consideran ex- Plotados. La consciencia de riesgos médicos se incrementa si lit Profesivin médica es sospechosa de cometer actos de negligen- 26 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO cia. Cuestion distinta es la de si la sensibilidad mas aguda a los riesgos hace que los individuos sean mas prudentes a la hora de evitarlos. EI concepto que Rawls tiene de la justicia como equidad (1971), en el que se basa su filosoffa moral, permite tomar en consideracién la vyariacién social o cultural en conceptos de equidad. Pero esas variaciones influiran en la percepcién del riesgo. Ademas, la variacién en los valores se corresponde con la variaci6n en posibles tipos de organizacidn. Selsnick (1969) constat6 que equidad significa una cosa para los obreros ma- nuales no cualificados (equidad como tratamiento igual para todos) y otra para los cuadros administrativos, profesionales y ejecutivos (equidad como justo reconocimiento de la habilidad individual). La equidad como igualdad parecerfa apropiada en un sistema altamente atributivo en el que no hay oportunidades de ascenso personal y con alguna expectativa proveniente de la negociaci6n colectiva; la equidad como premio al mérito resul- taria atrayente para aquellas personas que disponen de oportu- nidades de promoci6n. Esto es importante si la afirmacién de que «la mejor prediccién de la oposici6n a la energia nuclear es la creencia de que la sociedad americana es injusta» (Rothman y Lichter 1982) es cierta. En algunos andlisis profesionales se cree que el existente re- parto de riesgos implica que una norma aceptada de justicia dis- tributiva sustenta la estructura moral de la sociedad, Quienes se encuentran en los sectores mas favorecidos de la comunidad en cuanto a la incidencia de las tasas de morbosidad y mortalidad tal vez tiendan a no pensar con demasiada profundidad en sus injus- ticias. Sin embargo, otros juzgarian carente de equidad a una so- ciedad que, de forma sistematica, expone a un gran porcentaje de su poblacidn a riesgos mucho mas. altos que al afortunado sector cimero del 10 por ciento. CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO = 27 Los pobres corren mas riesgos Una mirada superficial a las estodisticas laborales y sanitarias de los Estados Unidos de América muestra que, por debajo de un deter- minada nivel, los ingresos son un buen indice de la exposicion relati- va a riesgos de todo tipo. El porcentaje de personas incapaces de elercer su actividad principal debido a una enfermedad crénica de- crece. a medida que aumentan Jos ingresos. En 1976-1977 los ingre- $08 tuvieron Un mayar impacto que la raze sobre las limitaciones de la actividad de uno persona, pero la tasa de mortalidad de los minorias de condicién econdmica o social muy bajo fue en 1977 mds alta que la de les blancos de todos los niveles de edod hasia los 80 aios [Ministerio norteamericano de Salud y Servicios Humanes 1980a:2). los trabajadores de cuello azul daban una tasa de 40,6 personas accidentodas por 100 empleados. Una media de un 21 por ciento de trabajadores de cuello azul y el 19,89 porciento de los trabajadores agticolas se lesionaban en el tabajo, frente a un 5,1 por ciento de trabajadores de cuello blanco. En ingresos inferiores a 10.000 dola- res, la situacion empeora (Ministerio norfeamericano de Salud y Servi- clos Humanos 1980b]). los efectos sen acumulatives. La exposicién excesiva al plumbis- mo constituye especialmente un peligra para tos nifios pequefios de familias pobres (debide en gran parte a la pintura de viviendas ulili- zada antes dé los aos cuarenta y a las emisiones de los automdévi- les, agravade por la corencia de hierro y por la intraalimentacién| (Ministerio norteamericano de Salud y Servicios Humanos 1985). Asi- misma, los efectos del tabaco aumentan en gran medida en las per- sonds cuyas Ocupaciones exponen sus pulmones a sustancias irritan- re 2s decir, las personas que trabajan entre humos y polvo de la abrica. 28 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Tabla 1 Crecimiento de la investigacion sobre la percepcién del riesgo I. INSTITUCIONES DE INVESTIGACION Fecha Institucién Presidente 1969 NSF Technology Assessment Joshua Menkes and Risk Analysis Group, 1800 G Street N. W. Washington DC 20550 Principios International Institute for Howard Kunreuther de los afios Applied Systems Analysis setenta Risk Group 2361 Laxemburg, Austria 1976 Decision Research Robert Kates 1201 Oak Street Roger Kasperson Eugene, OR 97401 1978-1979 Institute for Risk Analysis William Rowe ‘American University Washington, DC 20016 1979 National Research Council 2101 Constitution Avenue N. W. Washington, DC 20418 1979 Center for Philosophy and Public Douglas MacLean Policy University of Maryland College Park, Maryland 20742 1980 Hudson Institute Max Singer 1500 Wilson Boulevard. Suite 810 Arlington, Va 22209 (CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 29 1980 1981 Society for Risk Analysis Robert B. Cumming Oak Ridge National Laboratory ak Ridge, TN 37830 Institute of Resource Ecology CS. Holling University of British Columbia Vancouver, BC., Canada Technology Assessment Section Harry Otway System Analysis Division Joint Research Center Comission of the European Communities 1-21020 Ispra (Varese), Italia Center for Technology and Policy Studies P.J.M. Staten P.O. Box 541. 7300 AM Apeldoom, Holanda CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 31 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 30 HOA MAN HOA MON, wonoaioug gma ‘woe ou jay Hd J YOK vounounyz ay ps soins SreNpRAH AWSHAAII HOA WN yypt “OHI GAZ sh SrA AO tmboev0. 4h mur wortuy one a03241 901d WOT UO| syssieuy ysANA04 KO}90S yoy “onIN LI-SK ‘Boyouyoau. pans 12 Ko}9198 HD “H WAU -0L svoREUOUD Jo WoUNSDHEY ASN 36 498107 61 fy so noadsy yeo0n) ayn prewoy miu puESoss2001g VOSI2oq, vsvit 180 yer pantaaieg saa renioy Jo siseuy unc epsounog WoseN YouON sy uo doyp HO) jeuONEWND] scien 8h 40) 621508 ony mousy ——_yspy yo wopsdaning ongnd wotaig ‘austin 121099 surois ined dayeyo,4 uondaaiag ¥SP owasoy (AEN JONI YosRas94 UDI HOHE ru sqoiea west amnsuy JAIN uoueH Bus plo se" OMI ‘weg uneost ——saouoiag ay ymuonnuian Se toa Suuds SOW 'Y sn07 pow tujagey 1ompong “vowrpuniog wow "Wee loc aw2D Kinqueg 861 KEIN atuaptsong oto Jopeuisaieg sopen2ig, eypay) SOSHHONOD “H 2 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Dado que la actual distribucién de riesgos refleja s6lo la vi- gente distribuci6n de poder y posicién social, el tema de la justi- cia suscita cuestiones politicas fundamentales. Se ha dicho ati- nadamente que los problemas (éenicos del anilisis de riesgos «

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