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Entre la multitud, un da vi un rostro que me cautivo, ste como sueo de verano se esfum

entre la muchedumbre. Difcil de localizarlo entre tanto caos, como la vida es barajada por la
mano de Dios pero debemos recordar que solo nosotros somos los dueos de nuestro propio
destino. Debemos ser capaces de cortar las limitaciones y hacerlas virtud. As aparece el rostro
que buscamos, un rostro pensado casi imposible de encontrar. Por ello, previendo el suceso
me decid a seguirlo por siempre. Y aunque se pierda, ya estar sellado su destino. No
obstante, cada uno tiene su propio destino y diferente de los dems. Pero no sera ms
bonito que ambas metas se encontraran en un punto del camino? Pasar el tiempo y solo
cuando se detenga en algn punto de nuestros recorridos y movidos por el azar se
encontrarn. Pero el afn era tan grande que la sorpresa era de esperar, ms el lazo tan fuerte
que consigui lo inesperado

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