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DUCCIO CANESTRINI NO DISPAREN CONTRA EL TURISTA Un analisis del turismo como colonizacion Serie General Universitaria - 95 edicions bellaterra Disa dela cuba Joagula Moasis “Tradvcido por Juan Vivanco 1 lcione Bellteen, SL 2000 [Navas de Toma, 289 8026 Bucking woe bellteres.comt ‘Gunn prot, dens don ene sain ene ky joo apes esalasote orn, eeicn tl pul de ena rap cuir wis metic, \aesetcrnicen mectie elimtameno inertia euler eter ors fraa de esa ‘ind sm aac preva pr eset de ite del ih Dine x CHDK) (Con ople Dereces Reporte. hp ws slr er ones focoparooeanser eat apron deena limps en Espa Tinted in Spi ISBN: 978 84.7290.461.7 Denso Legal 6606-2000 Laxprew por Rony Vals Cupetaes (recon) Si yuestra seguridad personal as preocupa siquiera wn poce, ante todo deheréis recar por el orden y la wrangullidad en tos cuatro territorios del pais. Niciinex Daistionts monje budista (siglo xin) - Introduecisa, 1 El vigjero inmaculado, 11 + Turismo blindado, Vacaciones a cualquier precio, 12 En laolla de los canibales, 21 ‘Viaje al pals de los comedores de eivilizaciones, 21 + Bandolerns, tu- as y Viajes al azar, 23 * Con esa pinia de extranjera, 27 2. Turismo, antiturismo, terrorismo, 31 Hotel Ambassador, 31 + Turistomaquia, 32 + La maldicién turistica, 34 + «Tourists go home!» 35 * Secuestrados ¢ irresponsables, 39 * Detrds del Tinea amavilla. $7 4. Antropologia de cuerpo en trénsito, 61 ‘La época de Ios medidores de hombres, Gl. + La coutrsseta encarmada, 64 + Puesto de contra: l fin del misteriowe vinjero, 69 + Momentos + Momentos enojosns: el cacheo. 76 magnéticns: hajoel arco, 73 La obsesion de la seguridad, 79 La ilusion de ta seyuridsd, 79 + La seguridad estpida y amenazacora, £2 + Chips electrénicos y bancos de datos, 85 + Errores y abusos Ue los controladores, 89 + Quiero un pueblo con los nervios templades, 92 Nota, Las paginas web citadas en el texto estan actualizadas hasta ene- rode 2004 10 sctispaton conta ch trit 6, Primer modelo: el turismo militarizado, 97 Destinos coloniaies y aldeas Ge Tanja, 97 * Zonas meisticas y aestadas ccanallase, 108 7. Segundo modelo: cl turismo permeable, LLL For un turismo abierto y desprotegide, ILL + Hacer lateetilla, 115 Antroduccién: El vigjero inmaculado £2Cémo viajaremos en el Futuro? No lo sé, peso me dsl impresién de estar en buera compan. Compro el namero especial de Newsweek -dedicado alos viajeros del mafiana (mayo de 2003) v me entran ganas de reft. En la portada, bajo el titulo «Travelers of Tomorrow», hay “ns foto, movida a propésito, de un tipo vestide de blanco: una espe- ‘cie de enfermero que lleva una maletita blanca y camina por un pasi- | lo blanco. Fs decir: no tenemos ni la mis remota idea de emo sera el Viajero del manana, pero habia que poner algo en |a portada, De modo que pusieron a un viajero inmaculado. Con gatas oscuras, para solventar el problema, ,Qué problema? El de la mirada, naturalmen- te: La mirada del trista, sobre el mundo y sobre sf mismo. Preguntarse cémo viajaremos en el futuro me parece interesan- te. Vigjaremos mis libres 0 mas controlacios? ; Como personas adul- las y Tesponsables 0 como miftos protegidos ¢ irresponsables? En Ia ‘web del Departamento de Estado norieamericano, en un documento titulado «A Safe Trip Abroad», «un viaje seguco al exiranjero», se lee: «No avepten comida ni bebida de extranjeros». Ps una zecomen- dacién sorprendente, porque coa su sencillez anula tradiciones mile ‘arias de hospitalidad. ;Se puede viajar sin aceptar comida de deseo- fnocidos? ;Tendremos que viajar en cl futuro con la maleta Hen de latas de conserva, totalmente autosuficientes, como extraterrestres en “misién espacial? Las preguntas se amontonan. ; Viajaremos en un mundo ati lle= tno de diversidad..0 ya casi todo igual? Pero sobre todo: en un mun- fe No sparen comtea e ist do pacitico, o atormentalo por focos de guerra, que habré que evitar prudentemente? Mzs ain: ,qué pasarfa con nuestras vacaciones si la uerra contra un fantasmal como el de fas Malev donde el respeto de los derechos humanos no es, ciertamente, una prioridad. 2. Guglicimo Gulota, Pricolagia tristica, Gules Editor, Milin, 1997, Ineo 15 Eun sistema de gobiemto global de fos fujos, inluidos los ta sical ecologia, el espero alas culteras lajusticia social no pa- recen articulos que haya que incluir entre Io estrictamente necesatio para vinjar El turismo organizado cada verse parece més aun serv cio militar de recluta,alegtemente dispenilioso pero casi cbigatorio. Los que se escaquean, ya por reticencia, ya porque eligen otros mo- dos de viajar, resultan algo sospechosos. Como si no qaisiesen apro- ‘rechar la posibilidad de consumirun destino cualquicrs, preparaco al efecto. Un Edén uiépico, de folleto de agencia, riconablemente in- ‘mune a los problemas de a vid diaria Si hoy el viaje.en ciertos aspectos. esti faclitado por la logtsti- 4, come lo estuvo con los imperios —romano, mongol o briténico— Ja oira cara de la moneda ex problema, que ve ha yuelto obsesivo, de la sezuridad, Las instituciones gubernamentales a prometen, prac ticando una vigilancis y adoprando uns medidas mégico-rituales a Jas que ya estamos acoxtumbratos, Tedos hemos pasado por ells: c5- digos y controles para obtener un salvoconducto que un estudiante habilidoso podria descifrar con tacilidad: o las eolas para pasar por el ‘vo magnético, con la extrafa Sensacion de tener que demostrar que fno somos unos criminales. Sellos electiinicos para entrar en Tran- uilandi Para transferir energia, dinero, mercanctas y personas se ncessi- ‘estabilidad y seguridad. A costa de imponerias con las armas. Es _ piseiso cierto orcen. Lo milo es que puede ser este orden. precisa- inente,e1 gue ha aquejado al viaje, Un orden en cuyo interior es va ble perder, sino cs como ua juego oxganizado por la miqui- para cistrar al viajero, Perderse, zqué broma es esa? jSi ‘ol turista inocente psa precisamente pars no sentinse perdido, sino gro! ‘Hay otro asunto. ;,Quicn puede prever hoy Jos costes del orden Jn seguridad? No me refiero a los de los aparatos de rayos X (que stan Io suyo), sino «los costes hummanos. No cabe duda de que dos les obres como Un mundo felix de Aldous Huxley y 1984 de ree Orwell (publicadas, respectivamente, en 1932 y 1948) ya ha- Drevisio sociedaes en las que una oligarquia poltico-cientfiea rola y condiciona 1os compartamientos y los movimientos indi- es. Eran visiones futuristas y muy pesimistes. Pero zyamos a jar la Gltima palabra en |o social a la ciencia ficcién? Phe es _______ Ne disparea conta el wrists Configurar escenarios, como se dice con ironfa, ex un deporte fécil pero peligroso. Asi pucs, vuclvo a hacerme Ia pregunts viajaremos en el futuro? J.2 inestabilidad general de este perfodo his- \érico —que comenzé, segtin los politslogas. cuando Rusia dejé de ser cl encmiigo de Occidente— sélo permite haver previsiones aven- turadas. En los iltimos afios el panorama general ha cambiado mu cho. Vivimos en unas eircunstaacias interesantes y al misma tiempo inquietantes. Fl miedo a enfermedades y desérdenes nos ha quitado un poco las ganas de hacer viajes largos. Pese a todo, no parece que renunciar 4 hacer \urismo por miedo @ morir sea muy realista. dado que la gran mayoria de las personas mucren en la cams, no yendo de viaje. Por otro lado, el viajero det siglo xx1 —un nuevo némada, si, pero en muchos sentidos un consumidor distraido— no parece tan preocupado por Ins problemas mundiales. En cuanto aumenta la ten- sion a escala internacional volvemos a descubrir los espacios domes ticos, y a la vieja Europa no [e faltan atractivos. La reciente expansion del turismo «enogastrondmico», por ejemplo, con toda la retérica de los sabores que han atravesade los si- los y de los «yacimientos golosos» obedeve « Ia consigna de la re valorizacién de los recursos locales. Cuando fuera de Europa hay ten- sin, el turismo se vuelve cultural, es decir, ce repliegue. Como esas visitas a iglesias y musens que se improvisan fos dias de Huvia. El tu- tismo de proximidad —todos lo hemos vomprobado— es cada vex més gastronémico, Cree que es refinado (y como tal se vende). pero en realidad es pura comilona, porque hoy sn dia, si ne se come, pare- ce que es imiitil salir de casa, viajar, visitar y conacer. No hay aconte- cimiento cultural que no vaya acompatiado de una masticacién. Con a excusa y la presuncién de acercarse 2 otras culluras, no hay viaje sin degustacién. ;Chulets o cuseds? Mezclas encomiables, ldstima que sélo se hagan en la cayidad oral, Lego, después de la comunién, cada eual ve queda en su sitio. Faltarfa mds. Los sabores pueden con taminarse y atravesar los si casa. Es esta cerrazén lo que nos reserva el futuro? Francamente, es- pero que no. Un futuro de turistas gordos y encerrados en si mismos serfa, ademas de merquino en ¢l plano ético, bastante desagradable enel estétivo. Pero no hay nada que temer. A pasar de la expansién del turismo los, pero los moros extn mejor en su Twnroouccia regional (que cbedece al critesio acertado Ue explorar el territorio cer- aro) y a pesar de lus Ferias campesinas del salchichén (a veces in- ventadas. aunque se hacen pasar por felelore), los grandes viajes y,en definitiva, el exotismo, conservamsu formidlable atractivo. Tampoco parece que decaiga el prestigio social de quien emprende largos peri- plos turisticos. cvidente legado de un pasado de pueblos navegantes, Aceste paso, dentro de poco seri dificil renunciar a moverse: Aparte del «quédese quien pueda», las ulternativas podrian ser dos. Una consistiria en aamentar la militarizeci6n del turismo a esea- la internacional. le otra en aumentar la permeabilidaxd en los lugares donde Hega el turismo. La primera implica el control estratézice de li movilidad y los lugares de trénsito, hoy ya vigilados con ayuda de tecnologias avancadas. En este caso, la relativa seguridad de los via- jJeros tendré un alto coste social, a cambio de una eficacia al menos dudosa. Porque es evidente que cuanto més se protege uno, mis «me- nazado se siente, La otra posibilidad,en cambio. es tener una actitud ms abierta atenta y curios en los lugares que se visitan. No es facil. Requiere transformar radicalmente nuestra mentalidad y auestras précticas de viaje. para rseuperat el sig Ficado de indagacién y formacién indivi dual que tenia antafo. Seamos claros: viajar bien informados y con affin de compren det no protege de fas Dombas. nt de la mala suerte. ni de los conflic- tos en general, Hace cuarents aos mi maestra ce primaria, que se apelliduba Terranova, nos animaba a viajar, pero con los ojos abier- tos,no «como zapencos. para volver como alcornoqucs». Si claro, en este sentido ls figura del viajero perspicaz resulta mas digaa, incluso heroica, si se quiere. Sicmpre que e! herofsmo no consista en la aven- -jura extrema, o en el coleccionismo de viajes exéticos. 0 peor atin Menos aii cn Ii defensa armacta de Fortalezas Paradistacus de cinco cesirellas rodcadas de miscria, O quizas en una presencia distinia: en ‘experimentar y entender lo que sucede en el lugar donde se esti, con una concieneis mayor. Bien mirado, e] Homo iuristicus todavia esta anacténicamente convencido de gozar de un rato privilegio que le distingue del resto de los mortales. Este privilegio consiste en un salvoconducto entre Jos conflictos de 1a contemporaneidad, un «derecho a poner el pie» (tal es el origen de la palabra peaje) que estarfa incluido en el precio a go inpre ci arinin del billete 0 del paqucte turfstico, En otras palabras: cuando pasca- ‘mos nuestro cuerpo por el mundo, pretendemes traernos a casa el pe- ajo. (¥ porqué es asi? ; S6lo porque hemos acumulado més dinero que el necesario para sobrevivir y nos damos el Lujo de viajar? Dicho esto, es justo que nos preocupemes por que todo vaya bien y estemos agradecides a quienes nos permiten vigjar libremeate por el mundo, sin arriesgar el pellejo. No obstante, hay una evidencia innegable para quien desee viajar con los ojos abiertos, da igual si es Zanzibar, a Canctin o a Moseti: sin justicia no puede haber ocio ni seguridad. EI domingo por lo mafana,en lo ciudad vieja de Panamé, la policia no trabaja y los maleantes se aprovechan, El director del hotel donde me alojo. la recepcionistae incluso la simpaticatelefonista ya me han ‘advertido que no pasee mi cara de blanco por esa zona, notoriamente peligrosa, sobre todo los dias festivos, Ser atracado es matemitica mente seguro. «Ya que hs decidido ir, por Io menos deje en la caja fuerte el dinero, los documentos y la cémara focogréfican, me supli= ean. De modo que la primera ver que me atacaron como turista, fue porque quise. No lo hice por masoguismo, sino por curiosidad. Camino mirando a mi alrededor con aires de viaje inmacutado ¥y una camarita de foros colgando de la munieca como vebo. No hago ins que cruvanme con tres jOvenes ios, negros, con vaqueros ¥ C2- ‘miseta de tirantes, y ya estoy tendido en el suelo boca arriba. En me~ nos gue canta un gallo uno de ellos se na egachado detrés de mis piex- nas, otro me ha dado un empajin y el tercero, después de hurgarme ‘pidamente los bolsillos del pantaldn, me arrastra por la ocera. Es un ‘taque concertado, con un esquema de formacicn que une de los tres hhabria podido indicar con los dedos, como se have en el baloncesto, En general, atarse a las cosas no es buena idea. Puede costar caro en términos de salud, cuando las cosas son codiciadas. Después de varios matros de nataeién involuntaria por el asfalto atado a la ci tnara fotogréfica, consigo agarrarme con [a otra mano a una papelera yy ponerme de pie. En ese momento pasa un taxi.¥ no sé con qué par- te del cuerpo le hago una sefia para que se dewenga. Los muchachos salen corriendo. Fl tacista, ment sacude la cabeza como ante la peticién de ua Ineradusoxtn y nifo caprichoso, me dive que no tiene Ia menor intenci6n de lanzarse cen su persecucidin. En el barrio donde se han metido esos tres dispa- ran contra Ins caches de La policia desde los baleones, AIK lia sobrevive con un dolar diarin ystodns viven al dia Entonces hago lo citimo que hay que hacer (y que jamAs tepeti- fa), Pago con malos modes al taxista y me Lanzo en busca de los mu chachos. El caso es que me han sacado del bolsille algo que nv que- ria perder: un carrete de fotos hechas. Atarse a les imfgenes, en general. tampoco es buena idea Alltorcer la primeré esquina me sale al encuentro una pandilla de ninos aparentemente desocupados, con un aspect) muy tranquile. Auno de ellos, que esti sentado cn un murete mirando mis codes des- pellejados y mi mutieca amoratadu (me he guardado la edmaca en el bolsillo) le digo, en espaol, que tengo die2.délares para quien me lle- ve el carscte a Ia recepcién del hotel. Flos ne dicen nada. Por mi par- fe, me encuentto en el trance peliagudo de tener gue darme la vuelta para marcharme. Seria ridfculo que retiocediera de espaldas. Quiz fuera incluso mas peligraso. fami- Evidentemente, en los dias siguientes nadie me levé al carrete al hotel. Sin embargo, podris haber sido peor, Por ejemplo, los pana- ‘Mefos no me comieton. Y ahora puedo escribir lo que me pass.” 9. Laide de ese tbo sug en el eongreso tudo Viaggio nl Inpro mo talapue ela bo. erasira cn dio del eee] Vag Ou then el Paloro dele talline de Mien 9 de my cde 3003 Faniipwen eel en fc, admis dl gue eid, Clade Vieni, hstoriadr del eso, reo ‘Genet, experto en felaciones interacionals.y Marco M. Glen eons {ior Std Tortng Chi Tala 4. L En la olla de los canibales Viaje al pais de los comedores de civilizaciones Los chistes de canfbales —con el exploridor blanco en la olla y tos _aiticanos selyajes preparando el banquete— son reveledores de nues- tros miedos. La historieta es un t6pico que sc presta a toa clave de ‘bromas, pero la figura del viajero que acaba en Ia sortén en realidad representa nuestro miedo primitive # morir devorados, por incorpora- -eidn antrop6faga. La distancia maxima de los viajeros europeos a su ropia cultura —que su etnoventnsmo consideraba Ia tinica— esté ssimbolizada, justamente, por el canibalismo, real 0 no. Detrds de este “¢histe-icono se esconde cl miedo a que todo el cuerpo de la barbaric ‘$¢ trague nuestra civilizacién, cuyos emisurios aventureros son los “exploradores En 1503 la reina Isabel de Castilla autoriz6 la servidambre de indios caribes, como justo castigo por sus pecades. Veinte anos és ¢| dominice fray Toms Ortiz, que habfa sido misionero en ka caribefia de La Hispaniola, peesenté al Consejo de Indias una re- jitoria que dio pie a la medida. Empiezs asi: ‘Los hombres de tierra firme de Indias comen came tumana y son so- también aparecié en el cine con las Ila madas peliculas gore, un génera en el que se combinan el exotismo el erotismo y la violencia para dar una visién colonial de! Otro que navega sobte oscuros abismos psicoanaltticos. Volviendo al viejo Giomate illustraio de’ viaggi, me ama la atencién el subtitulo sen- sacionalista de lu cabeeera, que anuncia «Dramas, poblaciones, des- cubrimientos geograficos, suplicios, noticias y variedades. $u filo sofia editorial no difiere de la de muchas revistas actuales, que siguen aplicando la morbosa formula «suplicios, noticias ¥ Varie~ dates». Parece imposible: pasaa los sigles, pero a los Otros nos los si- _guen presentando como demonios 0 dngeles, monstruos de maldad bbuonos salvajes. Y ellos, como no son tontos, lo saben y le sacan par tido: un éfa.en la isla de Nuku Hiva del archipiélago de las Marg sas. mientras hehia a gollete vino tinto de importacidn, tn pescactor Ine hizo un guino provocador: «Sangre de francés» ‘A los medios de comunicacion de misas la categorta de ta bar= baric contrapucsta a la civilizacién todavia les sirve para interpretar —de mode simplista— Is realidad. El 24 de marzo de 2003, cuando los primeros soldados estadounidenses catan al invadir Irag, cl New York Post publicé una macabra foto en portada. en la que se ve a un iraqui sonriente junto a los cadaveres de varios invasores: el titalar consta de una sola palabra, impresa con grandes letras: Savages, l= vajes. Varios meses después los estadounidenses, supuestamente Fn el texto original ont CE Bric J Leed, La mento del vieggatore, tad. it, Mulino, Bolonia, 1992p. 15 Edict Rian, Roma, 1969, 24 conte rst la isla filipina de Mactin en 1521. quizas aplacara el ardor aventu- ero de muchos jévenes europeos. pero no Io suficiente come para mantener alejado a James Cook de las islas Hawai (dunde el explo- rador perdié la vida en 1779), ni al hijo de Nelson Rockefeller, cl hombre mis rico del mundo, de las costas meridionales de Papin y Nueva Guinea. La dasaparicidn del joven Michael, gran amtante del arte etnico, en 1961. dio pie a toda una serie de suposiciones a cual nds fantistica, incluida fa de que se lo hablan comido los indigenas, exactamente igual gue en la Edad Media, en la época de hic sunt Jeones. cuando medio mundo era una tierra desconccida y poblada por monsteuos. EI heroigmo de los exploradores y los misioneros se ha exaltade ‘con toda la retorica posible. Los malentendidos. las peleas y las esca- ‘amuzas con los «paganoy» son las noticias Gel frente, o de les fron- tetas de nuestra civilizacién, recogidas y elaboradas por la leyenda popular desde los tiempos de las Cruzadas. Las persecuciones y ma- tanzas, como las de jesuitas y agustinos en Japa durante los si- glos xVI y xvit, se convierten en demostraciones de un paradigms fuera de fa Huropa cristiana no hay humanidad. Ociosn es decir (pero lo hago de todos modos) que de las mataras coloniales perpetradas por los nuestros, en cambio. easi siempre nos Hegan noticias evcases, roticontes 0 tardies, El bundidaje por terra y Ia pirateria por mar siempre a sido un ppeligto para la intearidad fisiea y los bienes muebles de los viajeros Entre los muchos riesgos que corren, durante siplos predaminé e! de ‘caer en manos de los bandidos. Al comienzo de fa Edad Moderna los swalios de bandoleros en los camsinos eran suvesos eotidianos. Sin ir ivy lejos, el historiador polace Antoni Maczac cuenta que cuando los peregrines, los nobles y los mereaderes de! norte de Europs viaju- hun a Italia y Oriente Proximo, se aseguraban con las primeras com= panias especializadas 0 apostabian dinero sobre su represo. Los «ue volvfan de lalia, por ejemplo, cobraban el triple de la upuesta, Para los viajes a Oriente Préximo les corredores de apuestas paageban ein co uno. Quienes no iensun nuda que perder emprendian «viajes de azar, lo misma que se juega a la ruleta, apostando un dinero & que lograrfan volver sanos y salvos Sin embargo. el peligro nunca detuyo la movilidad hamana, «Ln el salvaje Oeste norteamericano los forajidas no lograron aeahar con {ntaola de ts cantbae Jared de las diligencias, y en nuestros tiempos los secuestradores no hhan detenido las ecmunicaciones aéreas>? Macvac, que hi estudiade atentamente decenas de diarios de Viaje, relata la aventura del steco Eric Dahlberg, que viajé con unos amigos al Bel Paese (Italia). Corria el aio 1654, En ‘Torte del Greco, ea la ldera del Vesubio,dieciséis handidas asal- taron a los suecos, les desvalijaron, les desudaron y' Tes dierom una lund. A dures penas lograson volver andando a Napoles. Es muy tc velador el hecho —destacu ol estudioso polaco— de que, @ pes de esta experiencia, al dia siguiente volvieron 4 salie pera visitar el lage de Agnano y 1a Solfatara de Pozzuoli, lagares habituales de las ratas twristices nepolitans, No es ésteel lugar para haver un examen meticuloso de los motives, Jas circunstancias historicas y la etmogratia del bandolerismo. pero es cconvenienie recocdar que este fenémeno es el arquetipo, por asi de- ‘irlo, de las tribulaciones turistcas con trasfondo politico-econdmi- ¢0, Los turistas extranjeros que hoy sufzen cl robo de sus pulseras y collares en los barrios mis peligroses de Napoles, aunque no lo sa ben. experimentan en muchos aspectos un histérico dja vu ‘i examinamos und obra importante. como la citada de Alda De Jaco sobre el bandolerismo meridional, comprobamos que en las vie= jas orénicas se suele hecer hincapié en vl eonovimiemto del etteM0 que tenfan los bandoleros. Era un conocimiento peufecte, que en los infocmes de los militares del Pkamonte (es devi, del ejército invasor) se presents como algo censurable. Lo misnio que es «vil» la astucia {el zorro que se esconde en su madriguera scereta, y son atraicione- ro» los guerlleros de Bagdad que pravtivan el tomafuye eon los ccapantes angloamericanos Los handoleros, por supuesto, no asaltaban tinicamente a ricos iajeros extranjetos, sino también a los sefiores locales que ihan de viaje. Veamos, por ejemplo, la crdnica de una emboscada un m ‘gues lucano que tegresaba —con escolta militar, nada menos— de un fe en la playa. Era cl 22 de agosto de 1863. 5. Amoni Maczae. Viaggi ¢ vagwiator sell Farypa moderna, tol it Later Roma Dai, 192, 248, 26 Ne isparer corre writin EI marques Donnaperna y muchos otros personajes con sus familias, ul volver de los haiias ¢e miar de Marotea, en Basilicata,con una escolia de unex secenta hombres, y a pesar de que por ls mafiara Ia guardia movil habia batico Iu carretera, son asallacos en medio del bosque de Megnano por setenta bandidos que les zeducen después de hora y me~ din de combate, Lax mujeres y los nifios acahan cas tndos heridos. Hay. cence gustias nucionales muertos 0 heridos; los demas se rinden a dis crecidn. [.os bandidos dejan que se vayan los dems con las mujeres ¥ los nifinsy se retiran a las altura Hlevandose coma rakenes a las cabs A Ge familia, basta que pazuen entre todos una tala de 425,000 fran~ No es que lo digan los historiadares contemporineas: ya entonces se hhabfa comprendido que ta desesperacién era to que incitaha al hando~ lerismo. En su informe al Parlamento de 1863, ef diputado Massari ceveribia Por consiguiente, lus primeras causas del bandolerismo son las causas ‘que predisponen. Y Ix primera ée tedas es la condicisn social, el esta- do economico de! campesino, que en las provinciss donde el bundole- rismo ha aleanzado mayores propareiones es muy desgroviado. [...] De cesta guisael handoleristmo es la respuesta salvaje y brutal de la miseria ‘contra antiguas y seculares injusticias” Dos aitos después, en 1865, los nativos salernitanos secuestraron al agente de Bolsa inglés William Moens en la carretera de Paestum, ‘Moens no viajaban con escolta armada, porque mientras tanto habia sucedido algo. Las atracciones turisticas contaban con proteceién mi- Jitar y por eso se considerahan ms seguras. En este caso, los bando- eros, al secuestrar a Moens, se buslaron de los carabineros apostados ‘en las ruinas de Paestum para proteger @ los rivos visituntes extranje- rros, Dicho sea de paso, Moens padecerfa el sindrome, conocido des- pués como «de Estocolmo, que une afectivamente al secuestrado con sus secuestradores. Movido por la curiosidad y un sincero deseo de entender, cl agente de Bolsa briténico descubrid fa tras df la hu- 6. La crnica, tomuda de los perisieos Nomindey La Rorsa.se recoge.en Do Jaco, Whrigantaeaia meridional, p. 221 7. Tid, p80. Ena lla dees sane manidad de los banclidos, su folelore y, por increfble que pareve, motivo, En esto pudo intervenir a relacidn entre el aractivo romén tico de los handidos y el género pictorico y iterario de lo «piniarescos No obsiante, como observa la editor el diario de Mocns, su esfuer- 70 por comprender aquel mundo tan distinto del suy, que Te impre= ston6 y le Fasciné mucho mis que las ruinas de Paestum o les otras atravciones tristicasitalianas, parece sincero* EL agente de Bolsa William Moens acahé siendo un héspecl 4querido y agradecido, hasta el exiremo de que en el momento de |: despedida —pese ol detalle del pago del rescite— las dos partes no Dudicron repriesir Las ligrimas Con esa pinta de extranjero Si porun lado, como sostiene el seciélogo Zygmunt Bauman, los x= trafios son la encamacién misma de nuestra insepuridad, hasta clextre= mo de que su presencia es nevesaria para dartos seguridad, por otro los inscguros son justamente ellos.” La hospitalicad cs algo mis que alquilar una cama. Una antro- Pologia de la hospitalidad puede servis para enmarcar brevemente las felaciones enire el extranjero de puso y low residentes autéclonos, La figura del forastero siempre ha sido frégil. Desprovisto de ‘Sonocimientos del lugar que le faciliten la supervivercia, el extranje- 10 estd expuesto por principio a toda clase de engamos y emboscadhs. Pero en todas las civiliraciones antiguas cl huésped y viajero es sa. “grado, porque esta al vorriente de lo que sucede fuera de la comuni- dad y es un portador de noticias, ademés de un potencial mensajero (€h griego dngetos). Sin embargo, este curécter sagrado tiene su otra ‘eara de la moneda, En Atica, cuenta el emégrafo inglés James Frazer, _¢lextranjero ce puso cra tan sagtado que en la 6poca de la cosecha cel Itigo se le sscrificaba cortindole la cabeca con wna hoz junto con la “Gltima gavilla 8. CF. Willian Moens, Brivis Haliani ¢ iageictor ingles, tnd, it Madeleine _Merlini, ed. Tea, Milin, 1997, CF Zygmunt Baur, Vista di comuntid tra. it, Laterza, Roma-Bari 2001 vi No cisparea conte! tists En realidad el extranjoro de paso siempre ha sido una figura in- cémoda y a veces amenazadora, No es un nfo pero chapurrea el idio- rma. No pertenece a la comunidad pero tiene evidentes necesidades. Un sentimiento comunitario obliga a no dejarlo en la caneta Petegrino, mnercader, soldado, explorador, misionero, antropslo- 20, petiodista enviado, emigtante, trabajador tempore, yerancante, turista: cualquiera que see su condieién, el huésped es una persona fuera de lugar, Un persona a la que hay que situar dentro de 1a co- munidad, aunque de forma temporal. El mismo hecho de albergar 0 or lo menos recibir a un extranjero es una suerte de negociacién con laalteridad. Arnold van Gennep, méxima autoridad actual sobre los ritos de aso, presenta un buena casuistica del terror migico-religioso que se experimente en presencia del extranjera Si se examinan los documentos que deseriben el ceremonial con que Se recibe al extranjero 0 a los grupos de extranjeros (caravanas, expedi- ciones cientitieas.cle,) se descubre, mis allé de In variedad de formas, una Impresionante unidad de secuencias. Las fases eruciales —que sirven para regular ese acontecimiento per- turbador— son el aviso de Ia Hegeda, la espera fuera de la comuni dad, el ingreso y le agregaci6n. Por ejemplo, cuando Hegan extranje- 0 ea gran ndmero, los lugarefos salen de su poblado y se refugian cn lugares inaccesibles o bien protegidos. Otras veces cierran las puertas, toman las armas y lanzan sefiales de alarma, A menudo sur- ge la figura del intermediario, que en nvestros dias se puede identifi- car con una serie de figuras, como cl taxista.c! guia o el hotelera Para alojar al extranjero se necesita estar de alguna manera in- smunicados contra el contacto con extras. Es un comportammiento arriesgado y requiere una indemnizacién, una contrapactida,que puc~ de ser un regalo, Los eédigos de hospitalidad esmbizn de unas eulturas a olras Sabemos que pueden incluir propuestas amorosas (en el caso de la Hamada hospitatidad sexual), desafios peligrosos (como le sucedi6 a 10, Arnold van Geanep, iti di paseagsio. tad. it, Rocingheri, Turi, 1981.9, 24 (ceed. Bulla Bocingers, Turin, 2002), nia ola dees canbeles tg Ulises) y excesos alimentatios ebligatorios, Se trata de autenticas prucbus dificiles de eaquivar, sino se quiere ofender. En el mundo 10 manoel hospes era bien y mal recibido al mismo tiempo: si al princi pio cra el extranjero con quien se mtzrcambiaban presentes, luego esta figura adquirid una connotacién negativa, ana seepeiéa «aostilm, hasta convertrse en fiostes, el enemigo. La ambiguedad de la palabra revele una aperture y a le ver un miedo a los exiranos, que no siem- pre se podia regular con el intercambio de presentes (o de dine10), Enel mundo del Homo migrans —respecto del eual el Homo ta risticus es una variedad numerosa, adinecada y apresurada — se habla mds de estructures receptivas y gestién de los destinos que de hospi- talidad. No obstante, a antropologia de la acogida, con sus dindmicas cémicas y a la vez draméticas, sigue siendo el fungamento de la rela ign enire los ndmadas y los sedeatarios. En el cortometraje titulade Nolucha, del joven director somali Abdi [smail Jama, hay una escena muy significativa, El protagoniste e la pelicula, Nolocha, es un refugiado somali que ha huide de su pais durante la guerra civil y esta exiliado en Holanda, sin conocer la Jengua ni saber integrase. Précticamente enlloquecido, el joven emi- zgrante mata cl tiempo deam bulando por la estacion centtal y el aero- puerto de Rotterdam, donde gesticula entre la multitud de turistes y Viajeros de cercanfas, hublando solo. En un momento dado una rem hiscencia casi onirica atraviesa como un ray sus monélogos incohe- rentes y, al mismo tiempo, Ia conciencia del espectador, Nolochsa. que parece poscido por el espirit del jefe de su podlado, grita: «;Quien _protegeré a ste extranjero de los buitres? {Ti 1d y wil», Lameatable- ‘mente, nadie lo entiende. Sus palabras evocan el programa de protec ¢cién tradicional de! huésped extranjero en Somalia. Los transedntes “apenas le miran, asustados. Para muchos de ellos es un subsahariano borracho, un desequilibrado con quien serfa absurdo perder el tiem- po. BI muchacho asigna esas cesponsabilidades imaginarias, y enton= ‘e06 se da cuenta de que es un extranjeto eu tierra extranjera, Solo ‘A merced de los buitres de la civilizacién urbana. Hotel Ambassador _ A diferencia del turista,¢] emigrante no sabe exactamente adénde va. No sabe cudndo volveri ai qué recibimiento 0 qué peligros le espe- “tan. A pesar de que hoy en die es él quien encarna el espirity del _auténtico viajero, los medios suelen ser més sensibles a los percances, _turisticos individusles Al aumentar el mimero de turistas también lo ha hecho el niime- ‘fo de incidencias de viaje. Es cierto que son mas numerosas, pero también es verdad que se conocen mejor. El papel de la informacion, al anular las distancias, ha sido crucial. Las noticias de incidentes de- “sagradables 0 sucesos trégicos cuyos protagonistas han sido turistas ie Viajan por el mundo nos legan al sillén de nuestra casa en tiem- eal. No es casual que los niedios ile comunicacién sean especial tc semsibles a esta clase de informaci6n. ‘La figura del turista occidental tiene un estatus especial, seme- jante al de diplomético, Como antes el intrépido explorador, hoy el rista desempeita un papel prestigioso, el de emiscrio y representan- de su nacién. Por algo los hoteles Hlamados Ambassador,en todo el «son decenas de miles. Hoy se prodigan las largas alfombras que aatafio se desenrollaban bajo les pies de reyes y embajado- 8. Hay incluso quien las pone en la playa, como el operador Lurfsti- e0 Best Tours, para promover en su catélogo un destino tropical «ex- vo». En esta oferta teatral lo importante es que el turista tenga | confirmaciGn constante de su papel incideatal de VIP, que le con- ‘en protagonista, al menos, de sus vacaciones. Nodlsparer contra eltursta La via diplomatica es 1a que a menudo saca de apuros al turista En 1999, cuanto e! our vperaror itabiano Clipper International, in- solvente, dejeé en Ia estacada a catorce turistas en la Holliday Island dle las Maldivas, el embajador italiano en Sri Lanka fue quien resol- vid el problema, Los eamales diplomiticos y los turisticas se cnrzan, sobre todo en cicunstancias dificiles. AI dia siguiente de la matanza de turistas en Luxor, en 1997, las reacciones fueron las de rigor en kas relaciones internacionales: cl entonces presidente de Estados Unidos. Bill Clinton, llamé al presidente egipeio Mubarak; el secretario de las Naciones Unidas, Kofi Annan, califies el ataque de repugnante; bos ministros de Exteriores de Francia, Italia y Espafta se dectararon constemadas por ese acto de barharie, Y viceversa: los incidentes diplomdticos entre naciones tienen repercusiones en les respectivas politicas turfsticas. Cuando el primer ministro italiano Silvio Berlusconi tuvo un rifirrafe con el diputado alemén Martin Schulz — estamos en 2003—, el subsecretario del Mi nisterio de ‘Turismo italiano taché a los alemanes que frecuentan las playas itslismas de turistas israeltes alojados en el Hotel Paradise de Mombasa (Kenia), que caus6 dieciséis muertos el 28 de noviembre ‘de 2002; ni el de Casablanca, en Matruccos (15 de mayo de 2003, cuarenta y un muertos), cuando un eomando suicida irtumpi6 en el Yestibulo del Hotel Safir y dos restaurantes frecuentados por extran- Jeros, 1a Casa de Espa y ol Positano, En general. al turista se le considers, con razéin o sin ella, an ‘embajador de ls civilizacion de la abundancia que. erigida como mo- dclo de desarrollo, ha impuesto un auevo orden politico y economico 4 todo el planeta. Un orden que no sélo ha menoscabedo el via‘. ‘como hemos visto, sino que ha tenilo vensecueneias directas 0 cfce- {ps colaterales desoladores en muchas regiones de Ins amedas sub . Y si all guien todavia no lo ha entendido, el texto dice, literalmente. «As much as possible, avoid the spparcance of affluence», «Zn lo posible, procure no parecer préspero>. [Bs una vieja historia. En los albores del viaje modeeno los aris ‘éeratas del Grand Tour también eubrian algunas etapas a pie, en vez de ir a caballo, vestidos como los lugarefios pura no Hamar la aten: ion. EI problema es que a los turistas nos gusta concedernos ciertos lujos. Es comprensible: al huir del esués y las frustracioues del tr bajo diatio, sinos lo podersos permitir, por qué tbamos a remunciar a unas comodidades fuera de lo comin, a exe contort que fustigs el etdlogo Konrad Lorenz en su j’accuse sobre los ocho pecados capi- tales de nuestra eivilizacisn. Nuestro concepto de camodidad co- responde a un privilegto cuyo precio es mucho mayor que la cuenta saldada con una tarjeta de erédito, ya que sus costes y sus efectos co- laterales, por asf decirly, no son sélo eeondmicns, sino también so- ciales y ecoldgicos. La maldici6n wristica Come bien saben quienes han viujado a pafses pobres, el turista es como un pollo por desplumar. Por una vez, preguniémonos el motivo, Los Oteos son todos mals? ,0 los malos son los pobres’) Ante todo, las hostilidades contra el turista no siempre alcanzan niveles alarmantes, y la aversion al turista el terrorisme comtracl tu- rista (dos fenémenos que no deben mezclarse) tampoce nacen por ca pricho, BI antiturisme tiene varias matrices. Como hemos visto, los fenémenos de rechazo hacia el turismy hunden sus raices en la con- dicién ambigua del viajero, presuntuoso y a la ver necesitado, en to das sus declinaciones histirices: mercadet, misionero o cientifico. Lo cual no obsta para que las razones del semtimicnto antiturfstico pue- dan ser de varias clases. Por ejemplo, hay un antilurismo hisisrico que se desarrollé a partir del siglo x1x en varias lovalidades turisticas de los Alpes suizos, fomentado por unos excursionistas aristocrsticos que reaccionaban con enfado ante Ia invasidn de sus imitadores pe Turismo, aniwrismo, errorismo 35 quefioburgucses, Mas tarde seria justamente esta clase social de ad ‘enedizos la gue se quejuria del turismo masivo: siempre hay alguien ‘que.con su presencia smenaza unos privilegios supucstamente exclu - sivos. En la patulea de holgavanes (Iarexpresisn es del escritor fran és Pierre Loti) que contamina los lugares que pretendemos haber descubierto, nos cuesta incluir... nuestra propia presencia __ El peor enemigo del turists ¢s el propio turista, que ha rumiado interiorizado un desprecio paradéjico a su propia actividad y llega al extremo de negar su condicién de turista, Lo han advertido algunos escritores, como Garcia Mérquer: No sé de déade vieme la vergUenza de ser urista. A muchos amigos.en leno frenesituritico, Jes he ofde decir gue ao quieren mezclarse cou fos tristas, sin darse cuenta de que, augue no se mezelan, elles son tan turisias como les vtros.! No hay nada que hacer, es Ia maldicién turistiea Eltinico inconveniente que le encuentran a «sti» Venecia las le~ sgiones de turistas sentimentales es que tienen demasiados rivales, Juzgados por lo genctal severamente, come unos aprovechacdos, infe- tiores y avasalladores. Esia clase de desprecio, solapadamente anti- democritico y a fin de cuentas fruto de una contraciedad esnob, gene~ a Varias formas de disoviacisn. Pero es un distanciamiento gue no Mega nunca a la agresién, Alll donde las condiciones de vide son muy pobres, el lujo tu- ristico es como una bofetada a ls justici, y entonces el antiturismo se Ive mis peligroso. Alfrede Luis Someza ha sefalado: Al tunista fe desaconsejan barrios ocindades enteras como Bogoté, So Paulo, Ciudad de Menico, Managua, Lima, Caracas 9 Rio de Janeiro, Porque le pueden atracar, robur ¢ agzedir. En ese mundo empobrecido de Ins periferias que proporcions la mano de obra barata para encolar sus tenis,coner ss vaquctos 0 ensamblar su telefono celular.e! tied tue rista occidental pasa de cazador « cazudo. Come sucke decitse, no hay que tentar al diablo, y el turista representa el mundo que oprime y eaba smaterias primas,e! munda que prospers a costa de la msena de los de: Qitriel Garcia Mérquer, Nien leer en Gaicas, Bt Pa 1 de mayo de 36 _ No disparen contrael turista mms. Un turists, por lo Lanto, al que se puede «limpiar», saquear, se- ‘cuestaa€ incluso matar? ‘Naturalmente todo esto también puede ocurrir en los conos de sombra Ue los pafses ricos, donde el dinero de los turistay atrae a los malhe- chores, En Miami, Florida, las empresas de alguiler de coches han bo- ado de los yue alyuilan a tos turistas los letrcsos que podfan identi- Ficarlos come tales porque lamaban la atencién de los hampones, Sin salie de los Estados Unidos, en Alaska una saredstica pegatina para vehiculos deefa lo siguiente: «Si es Ia estucién de los turistas, ;por {ué no podemos cazarlos?».” Sin embargo, Alaska no es um pais es- ecialmente pobre, de modo que en este caso el problema no es la di ferencia ccondmica, Evidentemente, en ciertas circunstancias los autéctonos perciben a los turistas como invasores irrespetuosos y an- tipdticos. A pesar del dinero que dejan. «Tourists go home!» La industria turfotica suele jactarse de sus grandes beneficios, como ssi estuviera inspirada por la filantropia, Pero habrfa que ver a donde van esos beneficios, ademas de sopesarlos con los efectos colaterales. Es como si los empresatios y promotores ereyesen que los residentes to ven el impacto ambiental de las instalaciones turfstieas. Sin em- argo, para bien y para mal, esti a la vista de todos. Por no hablar de la subida de los precios, el modelo de vida ociosa que tienen ante sf los jovenes del lugar y otros inconvenientes de cardcter social que no suelen tenerse en cuenta Algunos autenomismos alientan también posturas radicalmente contratias al turismo. En islas tan distanciadas en el espacio y la cul- tura como Cércega y Antigua surgen de vez en cuando Las mismas reaceiones contra cl turismo, con pintadas en las paredes de los cen- 2. Laciane Del Sete y Altre Luis Sorneza, Guida ai viagel a ween! apertt, Alr- plane, Baio, 2000.9: XVI. 5. sifit’s wurise season, way can'twe shoe them?» Cf. Colors Magesine, 49, Uni. ied Colors of Benetton, brik nayo ce 200 7 Turi, amtturieme, teroriers tos de vacaciones, del tipo de: «Tourists go homely. Estus reacciones son fennimenos de rechazo ante lo que se considers una invasin, fru to de una politica turistica. como poco, miope. Lina politica que eari- quece « una minoria de autSetonos, pere al resto de la poblacién slo {e-causa molestias ¢ inconvenientes. Es lo que se desprende de la lec- tura de Aniituriomo, un folleto editado por Tracemath lala, que ana lizael fendmeno turistico en Rimini. Haste ahora hemos visto una hestilidad algo primitiva, dirigila contra el turista por varias rizones que en el fondo son previsibles unt hostilidad abieraa y Uirecta, Quedan por analizar las agresiones ‘contra los turistas como objetivos simbélices © victims por vengatt- 2a, cuando e! objetivo no es atscar la diseoteea, cl jeep o el gran hotel en sf mismos, sino a los duefios del negocio o a fos gobemantes del pais donde se encuentran los turistas. Estos son los atentados mis couiosos y sobiecogedor En lajerga ce los medios de comunieaei6u Ios temoristas no son personas que ejercen una violencia ilegal, sino agentes del terror, ‘como si dieran miedo desde que oxim pequeiies, por una misteriosa ‘yooacicin, sin que los periodistas se detengan a considerar sus moti- ‘os. Son como «temorizadores» de nacimiento. El cientifico cogni- livista estadounidense Neil Smelser ha dicho acerca de la vaguedad analitica y la imprecisiéa con que se aborda el terrorismo: «El testo rismo significa cosas distintas para personas distintas>,’ El caso es {que en los iltimos aftos varios aetos terrorisias han amedremtado, de~ tendo y desviaco los flujos tuisticos. Més slide los posibles resen- | Uimientos madarados en las comunidades de acogida, el mrista es un blanco cada vez més frecuente de terrorists, guertilleros 0 indepen- dentistas armados que intentan cambiar la politica interior 0 lesionar los intereses econdmicos de un pais. Puede ser un pais que desde el | puinto de vista turistico 0, mejor dicho, «turistocéntrico»,.n0 e8 un lu- {gar sino un destino, entendido como un lugar dedicada exclusiva. Ienie al entretenimiento de los visitantes. “4° Nell Smelaer, Social Science Undervtanctings of Terortim, coaterencia promun- “Giada en la Universicad de Trento, Factited de Scciologis, 31 de mayo de 200) ‘Smelser es consinador. junta cor Faith Mitchell del lia Terr-viom. Berspoctives Pron the Behavioral and Social Seiences, publica en 2002 porel Center for Social id Economie Studies de Washington. Disponible en 38 Nodlsparen conte write Deeste modo, cl turista y su integridad se convierten en mone- da de cambio. Cuando unos grupos minoritarios planteun demands de carter étnico, politico o religioso, un gobiemo ciego 0 represive es vulnerable justamente en Ta persona de los turistas. al ser respon sable de su seguridad. Desde ef punto de vista de los subversivos, es tuna suerie de sabotaje industrial: le industria gue se sabotea es Ta tu ristica, No lo pagan las mercancias ni los almacenes, sino nosotros, materia prima viajera. Sila industria del transporte y alojamiento de forasteros es importante, o preponderante, peor todavia, pues al gol- pear al tunismo se puede herir gravemente al Estado que en gran me- dda se mantiene con los ingresos del turismo internacional. Al pare- cer fue ésie ef movil del atentado contra fa discotees Sari Club de Bali, que el 12 de octubre de 2002 mats a doscientas dos personas. Sin salir de Indonesia, en agosto de 2003 le Hegé el taro al tujoso Hotel Marriott: catorce muertos y ciento cincuenta heridos. EI resul- tailo fue un deshan dada No podemos hacer aguf un repaso de los ateatados contra el tu- rismo, pero nos detendremos en algunos casas. porque, a pesar del tiempo gue ha pasado, todavia resulian emblemtivos. Ante todo, el de Egipto. En Ia iltima déeada del siglo xx profiferaron en este pafs las agresiones contra turistas de varias macionatidades. Los objetivos es- taban cuidadosamente escogidos: hoteles, cafés, museos, yacimientos arqueoldgicos y cruceros por el Nilo. El apogeo del terror se alcanzé ol 17 de noviembre de 1997 en ef Valle de las Reinas de Luxor, don- de un comando de guerrilleros de la Yamaa al-Islamiya ametrallé y ‘mat6 a cincuenta y ocho turistas, en su mayoria japaneses, suizos ¥y alemanes, frente al templo de Hatshepsut. Su objetivo, en parte al- ‘canzado, eta destruir la imagen turistica del pais y la floreciente eco- ‘noma basida en los ingresos turfsticos, que en! la época del atentado ascendian a unos 3.000 millones de ddlares anuales, Solo en parte al- eunzado, pues el gobiemo lanzé una serio de costosas campaiias de promocién de Egipto como meta segura En los tltimos veinte aos las «turisticidios» se han multiplica do, de Argelia a Camboyaa pasando por Filipinas, Malaisia 0 Guate- ‘mila, En Lombok (Indonesia), a rafz de una guerra de religion local encl afio 2000, se produjo unaexpulsién de turistas cristianes. En Ye~ smente famoso por las decenas de turisias seeuestradas on ‘urisms,antiturismo, terrorism 30 los dtimos aftos, las demandas de los zsaltantes 4 una expedieién de turistas en 1998 eran puramente politicas. El ejército Aden-Abyan para Is Liberacién de la Peninsula Ardbiga pedia la excarcelacién de dos miembros de sa organizacién y‘el fin del embargo contra traq. «asolado por las bombas briténicas y estedounidenses» Cubs es otro caso interesante. Aqui los opositores al régimen ‘comunista de Fidel Castro imitan la esirategia terrorista de los inte- gristas islémicos y los independemtistas kurdos, El grupo paramilitar anticastrista Alpha 66, fandade por Humberto Pérez en 1961 .anun- ci6 que a partir del 27 de noviembre de 1993 atentarfa contra los tranjeros que visitaran la isla. El grupo decland explicitamente que su estrategia terrorista iba dirigids a dejar sin una importante fuente de ingresos al gobierno de La Habana. Si para el turista medio estos fenémenos de rechizo son difici- les de concebir, los alaques eriminales 0 guerrilleros contra ellos le resultan incomprensibles. La inseguridad mis profunda reside en cl miedo ala variable humana: un abismo desconoeido e incontrolable, Telacionado con causas aparentemente insondables, Unas causas que ‘no se comprenden porque no se explican coma es dehide. ¢Por qué? Poryue son causs complejas, que requieren un andlisis profundo y } se pueden despachar en pocas palabras, en un telediano. _ Secuestrados ¢ irresponsables Después de seis meses de cautiverio en poder de un comando de se “fistasargelinos, en agosto de 2003 catorce turistas «extremes» fue- ton liberadas en Bamako, Malf, Antes, una operacisn de las fucrzas “especiales argelinas habia liberado a otros diecisiewe, aunque la ale “mana Michaela Spitzer no habia resistido y habia muerto de insole n durante el secuestro, Las negaciaciones con los secuestradones evaron cn ct secteto mas absoluto, pero se sabe que pariciparon “eniellas los gobiemos argelino, slemén, suizo y malicnse; también se gont6 con Ia mediacién del jefe tuareg lyad Ag Ghali y,al parecer, de diptomacia libia. La novedad fie Ia polémica que se desat6 en la © politic y la prensa de Berlin. Se alzaron voces pidiendo que los ristas aventureros irresponsables contribuyeran & pagar una parte fe Nowispares contra wlturists {del reseate: se habl6 de cuatro millones de euros por cabeza, Sien el futuro llegara a prevalecer este nuevo planteamiento, es probable que Ja indefendible ligereza de cierto turismo se cornigiera tn poco @ de- sapareciera por completo. Por poner otto ejemplo, tampoce pareefen muy conscientes dela complejidad de las negociaciones pars su liberacién los nueve turis, tas italianos secuestrados en marzo de 1995 entre Etiopia y Eritrea Quiza porque los verdacieros prokagonistas de la historia eran Jos le- gendarios bandides afar de Dancalia. La prensa intemacional. de- sempolvando los tipicos de las viejas crGnicas coloniales, Ios preven: 6 comp seres primitivos que comen culebras y alacranes, y revientan ‘Jos camellos haciéndoles gulopar « cincuenta grados a la sombra, ferocss guertilleros que castran sin piedad a los intrusos, etosiera Luego se descubris que a las rehenes les habfan tratado a cuerpo de rey bajo las palmeras del oasis y 2 las senoras turistas «extremas» Tos secuesiradores les besaron la mano, Los periédivos no se desalenta- ron por ello y, come en tiempos de los aobles aventureros que esca- paban milagrostmente de los piralus olos inficles, utilizaron titulares del tipo: «Vuelven vives dal infierno». ;Qué tenidencia a inventar! ‘Que sean Jos turistas los que tengan esa tendencia, es normal Desde hace mas de un siglo estamos scostumbrades a declaraciones inreflexivas como: «Los afarno habfan visto munca a un tiombre blan- co» ({ula la easualidad de que son mercaderes de sal!). Sin embargo, no sc informé acerca de [a intervenciin de los servicios secretes ita- lianos y afficanos, que logrs Ia répida resolucitin del secuestro. Y también hubo un silencio total de la prensa sobre la cumtideal pagacla alos guermilleros a cambio de ta liberacién de los rehenes. Viajar con embajadas poscoloniales s fa eypalda tiene sus venta- Jas, Por mal que salgan las coses, todo termina con un yuelo en heli- éptero militar, una comida con el embajador y un brindis con uteri dades locales, diplomiticos y agentes secretos en el vestibulo del Hilton de Addis Abeba, Un apoyo logistico del que por lo general ca- recen los némaalas del desierto cuando pasan apuros en la civilized Europa. Algo parecida en ciestos ispecies, sunque con distinto resulta- do, fue la experiencia de los turistas secuestrados en Kurdistan en 1993, affo en que el frente de liberacién de los kurdos invitaba a los turistas alemanes a descartar Turyufa como destino turfstica con este ‘Turisme,antiurismo.terroismy a revonumiento: «Cada marco gastade en Turgut es una bala contra el pucble kurdo. Fin el mes de junio un portavoe declaraba: «Psperamos ‘que tengan ustedes conciencia y responsabilidad. por lo que hacemos ‘un Hamemiento a doicotear el turismeyen Turqu‘a». En septiem re los guerrilleros del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistin) se- uestraron a des italianos y dos suizos en Anatolia oriental. Les trata- ron bien, les dieron Coca-Cola para beber y barritas de chocolate para ‘comer. Hasta les Hevaron de gira turisticw al monte Ararat, A su re= {Eres —justo a tiempo para participar en un importante espectéculo {elevisivo romano— el ingentero Angelo Palego estaba muy conten- to y 0 vcultaba su acimiraci6n hacia también se ofrece una ma Teta com un mando a distancia que provoca una descarga eléctrica: et Jadi6n recibe una sacudida y suelta el botin. Como he escrito en otra ocasiGn,! volver a casa vivos es una prioridad absoluta, Pero ,nnecesitamos una maleta eléctrica para re- {gresar con todas nucsiras camisas y nuestros recuerdos de viaie? Si el precio, en general,es practicar un turismo «a braze paride», quizé no merezca la pena silir de viaje. Viajar es un places, y si el viaje no es placentero, ;,qué clase de viaje es? La civilizacin del airbag En el mejor de los casos, cuando se viaju, se eambia lo conocido por lo desconocido: es natural sentirse mas expuestos al avar y 4 los peli~ gros. Por esa surge de manera casi instintiva la necesidail de prote- gerse, aunque bien mirado, no solo buscamos Ia seguridad cuando sa- limos de viaje. La ret6rica de la seguridad ya mucho muds allé de la actividad turistica. Nuestras costumbres y nuestro lenguaje diario de- lotun un afiin de seguridad y de certezas del que ni siquiera somos. conseientes: desde los seguros hasta las relaciones alectivas y sexua- les, pasando por la informatica. los automoviles, los planes de pen- siones. la sanidad y la alimentacion, En una palabra, se dirfa que pertenecemos a lo que cl psicoane- lista estadounidense James Hillman ha llamado la scivilizacién del 1, CE Ducoin Canestrins Adare a quel pase. vodemecun: del tise response 1 Relinelh, Milin, 2003, Segura os nF airbag»? en la que el fetichismo de los seguros y las instrucciones de seguridad nos eximen de razonar responsablemente sobre la corree~ ion y la accesidadl de nuestros comportamientos. Lo ras importan- te, nos repiten,es no correr riesgos. Por lo demas, que cada euall se les arregle como pueda. Por supuesto las certeras, como los airbags, tie- nen un precio, y es preciso trabajar duro pura pader permitirselas. ‘La basqueda de seguridad individual y la demanda de una pro- tecci6n social gencral responden a una suerte de desconcierto col tivo que, 4 su vez, obedece a la mundializacién de los problemas 1o- ccales, pero lu biisqueda de seguridad también esté indueida por una ‘convincente propaganda de Estado que nos hace representamos como. victimas potenciales del crimen.en vex de portadores de derechos, Seguin James Hillman, la reaccicn del gobierno estadounidense ante los atentados del L] de septiembre de 2001 fue un crecimiento desmesurado del deseo de control. La civilizacién del airbag, por lo demés, slo puede producir una sociedad de Ia precaucién y Ta vigi- Tancia, En efecto, un turismo cada vez mis asustado reclama que s refuerce la vigilancia, Lo desconocicio ha perdido valor, porque esti fuera de control Al tiempo que quebraban varias companias aéreas debido a los temores de la opinisn pablica, hubo un auge de las sociedades de con sulta sobre la seguridad y de las empresas especializadas en insteu- mentacin de vigilancia. Defender nuestro estilo de vida se ha con- vertido en nuestro estilo de vida, El control de los transetintes Hace sctenta anos George Orwell predijo el fin de la vida pivada a ‘causa de unas omnipresentes telepantallas que enviarian ¥ captarian informaciones. En su novela /98¢4 el escritor también describe profé- ticamente el {érreo control de la movilidad que ejerceria el Gran Her- mano, en un mundo dividido en tres Superestados que siempre esta- rian en guerra. 2. Ch James Hillman, anima del mondo, Comversacione con Silvia Ronchey. As ‘A, Rizzoli, Man, 199. a8. En general, no podia decirse que se estuviera més seguro en el campo que en Londres, Desde Inego, no hahja telepantallas, pero siempre que data cl peligro de Tos micrsfonos ocultos que recagian vuestra vou y Is revoneciaa, Ademds, ao om [il viajar individuslmente sin Hama ia alencién, Para distancias de menos de cien kilGmetros no se exiia vi- sarlos pasaportes, pera veces vigilaban patrullus alrededor de Tan ex- tciones de ferracaril? Con los instramentos actuales de videovigilancia, el guicn orwellia~ rho se ha vucko més plausible, A comienzos del siglo xx1, sito en ef metro de Londres, s¢ han instalado seis mil teleedmaras de eireuito errulo, pero su niimero esté destinado a crecer y su colocacién, & partir de los sitios considerados «calientes», tiende a convertirse en tuna cobertura capilat del territorio. Se ha calculado que hoy aun tu- rista le pueden grabar tresciemtas veces en un dia. Sélo en Inglaterra de cuatio millones de tclecémaras de cireuito cerrado, lo que te en el pus mas vigilaulo del mundo. Las empresas que su- istran productos y servicios especificos, como Ipsotek, han fabri- aco instrumentos dé lncalizzcién para la Hamada Intelligent Pedes- trian Surveitiance. un sistema que también ha adoptado la empresa del transporte piblico del Ayuntamiento de Roma, En este €aso, un programa toma las informaciones visuales de te pantalla, x cada ins- tan‘e, y las compars con las que hu: memorizado previamente con los andenes vacios. El programa electrénico separa las manchas que identitican a los individaos y examina sus comportamientos. Si tina mancha-hombre se mueve de un modo raro © pone de manifiesto una exo antici: pens rary rete firabine ging no (un comportamiento que se considers raro), s¢ avis ul persona Jase gd Sompioadeee pin * pec Gmbin 0a ce sus servicios de vigilancia de amenazas potenciales a los destinos turisticos mas solicitados, donde conviene saber quién mecodea por fos parajes. [a instalacién de aparatoy de videovigilancia deberia someter- se a referéndum, Sin embargo, sorprendentemente, se hace a escon- didas de Ia comunidad, salvo por la colocacién de unos carteles tan srg Orwell, /984 (1948), Mondadori Milin, 2002, p. 123 hay tad. cast. em Destino, Barcelona, 200%), 4. Ch, ehetn 70 psotek coms. Soguridat tg obligatorios como arbitrarios (por su tamiaiio, su redacciin, su cuter: po tipogritice y su posicisn). En la mayorfa de fos cesos nos graban desde erriba sin que haya babido ai un debate sobre los pros y los conus, : En definitiva. todos nosotros, pobladores y iranseiintes, pode- mos ser vietimas 9 protagonistas —n0 se sabe bien— en un escenario ‘cotidiano espiado por telecdmaras escondidas, semiejante al que ima- xgin6 el director Peter Weil en la pelicula ET show de Truman. Tar bien en este caso el asunto se va de las manos, porque no sélo esté en juego la Vigilancia del tunsmo, que constituye una mavilidad super- flua y opulenta, sino la vigilancia de 1a movilidad de las persomas en general: emigrantes, trabajadores temporetos, fugitivos, asistentes a ‘encuentros religiosos, hinchas deportivos, cientéficos en viaje de ira- bajo. activistas politicos, vagabundos viejos y nuevos. Estos acond- atlas, como todos los vagabundos por iridicién ética y cultural, oxtiaa los contioles burocriticos y la Vigilancia armada de los lugares do trinsito y de las fronteras. La movilidad vista como un problema de orden publico tampo- 0 es un invento de nuestro siglo. La ley de los pobladores nunca hit Sido benévola con los transetintes. En virtud de una moral que consi= deraba un pecado viajar, en el pasado hubo lugares donde se desats lune verdadera persecucién conira los Vagabundos. Segtin el historis- dor de la Edad Media Jacques Le Goff, la movilidad de un grupo ferrante era un hecho extremo y descuncertante. Ena Inglaterra de Enrique VI y luego en 1530 con Ensigue VLIL Se marcaba a hierroa los vagabuncos extranjeros, después de azotar- les y obligarles a jurar solemmemente que regresarian de inmediato a su casa. Si seincidfan, les ahorcaban. Se trataba de gente desmanda. da, braveros, soldados de ventura, frailes errantes, sitanos, adivinos, “juglares, pordioseros, falsos peregrinos, sin duda también picaros y Jadronzuelos. aemas de campesinos expulsados de sus tierzas por la Aisolucidn cel sistema feudal ’ En conjunto era un ejército de perso fas crrantes que no asum(a la ética del trabajo fijo ni los ritmos ma. nufacturcros, desconectados de Los ritmos agriculas, El miedo de los 4. Cf. Keen Delameau, La pusra in Occidente, ad te. SEL, Tati, 1987 (hay tra Sis: El miedo en Occidente, Taurus, Madrid, 22). Vea tambise Pleo Campore Se0.1 libro dei sqgabondi- Einaudi, Turn, 1973 50. so cisparen coms et ris campesinos 21 paso de mercenarios se sumaba a otro miedo, mas ge- ncral, a todas las clases de girsvagos, equiparados a malhechores. Un pasaje del Capital de Karl Marx trata precisamente de la le- gislacién sanguinaria contra el proletariado errante de finales del siglo xv en adelante.* Es interesante sefialar que por entonces a los ‘yagabundos les trataban —por ejemplo, les castigaban «écnicame! tep— cxactamente igual que a los esclaves de lay colonias. ¥ quizé no fuera coineidencia. Los vagabundas compartian con los eselavos Ja categorfa subhumana y la subordinacién a un orden politico y so- cial autoritario, demasiado rigido para tolerar la diversidad. Las persecuciones contra los vagabundos, reos d> desarraigo, ‘obedeefan a la sospecha peremne contra quienes estaban de paso y r0- ‘aban, transportaban mereane‘fas probibidas o sujetas a monopolio. Desplazar el propio cuespo sin someterse a ningtin control ya resulta- ‘ba sospechoso, Si ademas se desplazahan cosas evitando tasas,alea- balas, fielatos y embargos, entonces se Ia jugaban. Los vielos prejuicios contra Jos que no tenfan casa, a quienes se relacionaba de inmediato con Ios malhiechores, se plasmaron formal mente en los eddigos penales de muchos estados nacioneles. Las le~ yes contra el vagabundeo, que en realidad criminalizaban a los que no tenfan casa, sélo se han derogado en parte y en fechas recientes. En Estados Unidos estas leyes se derogaron en 1970 por vulnerar la En- mignda 14 de la ConstituciOn, Hubo que esperar a 1987 para que la ‘McKinney Homeless Assistance Act reconocieta los derechos civiles de los homeless, incluido el de dormic en lugares piblicos si no habit ‘otra alternativa, Pese a todo, el estersotipo del vagabundo es pertinaz Tncluso en ambientes tolerantes con quiienes van de paso y necesitan un techo para pasar la noche, Ia reaccion mas comin ¢s «not in my backyard, «en mi jardin no»? “Alguien ha sefialado que la alternativa entre la fibriea y la hor- ca —el castigo que, como hemos visto, esperaba a los vagabundos reincidentes— se presents hoy a muches emigrantes algo alterada, Se 6. Kacl Mare, Captale. Critica dailecomoonis police wad. it. Libr primero (1867), Einaudi, Tusa, 1975,c9p.24,en eapesil lan pp. 903 9 8 7. CE. Moris Sullivan «tiomeless: Myths, Realtis and Remedies», en impact Fre 18, icembre de LO88-eser0 de 1996, Dispaninle en por la ciudad y lo apaccaron entre 1a Puerta de Ia India y el Hotel Taj Mahal lleno de explosivo. La inocencia del peregrino esté por encima de. toda sospecha ‘Como la del peregrino moderno, el turista. Su despiste y sobre todo su indumentaria (wafes de sol, gorra de visera, zapatos deportivos, maquina fotogrifica 0 videncémara) son discretos salvoconductos. También para los malvados, No lugares no seguros El trasiego de seres humanos, comparado con el de mereanefas, es algo més delicado, Fn particular, cuande las cosas no marchan como deberian, sus procedimientos dehen evitar problemas de distinto tipo tanto al que se desplaza como al que le ayuda a desplavarse. Lat prin- cipal preocupacién no es la integridad fisica de los pasajeros, sino los medios de comunicaci6a, Por es0, cuando un periodista pasa por un puesto fronterizo, Ie miran con recelo: por un lado le temen y por el otro también. Esti bastante extendids la ereencia de que los periodis- tas siempre tienen hambre. en sentido metaférico, de noticias que a ‘veces seria més oportuno ocultar. Un amigo mio periodista se tas ha ingeniado para que en su pasaporte figure la protesion de cocinero. ‘Al parceer, asi le reciben con entusiasmo en todas las fronteras. El trasiego de personas requiere unas medidas de seguridad que reducen Ia libertad de movimientos. No obstante, deben ser medidas discretas, que no se noten mucho, # no ser que se utilicen por motivos simbaticos mas que por su eficacia real, es decir. para desalentara los mathechores y tranquilizar a los viajeros. El viaje turistico, desde Jas agencias de viaje haste las estaciones intermedias, pasando por las grandes salas de fos uerepuertos y los euellos de botella (mostradores de facturacién, puestos de control, aduanas) hasta los destinos elegi- dos, se heneficia de amma vigilancia policial y al mismo tiempo la pa- Segurides 35 dece. El ejérvito que vigila los mostradores de facturacign de 10s, aeropuertos, los iradores escogidos que nw pierden de vista los mos tradores de las compaiias aéreas, los militares armados que eom- piueban los pasaportes a identificasion electrsnica de los visjeros en Jos contrules, os agentes de paisano en Jos aviones, os guardias-en las afueras de los hoteles y los centros turisticos, son cosas que Ya for- mam parte de nuestras vacuciones. Como turistas, sungve no scamos conscientes de ello, somos erialuras tateladas. Ni siquiers cuando os hablan de cubinas blind das ode azafutas con aerosoles paralizantes nos preguntaimos si estas medidas van a transformar nuestro modo de viajar, Ante todo nuestra preocupacién se ccnira en el dinde: jddnde estdel peligro?, zd6nde estarmos seguros?,zdénde no lo estamos? Por consiguienie, los conirales obedecen a vies criterios teritoriales, Mis ‘deticos que estratégicns, En efecto, los criterias terrtoriales —cuan do apatece el espectto del terrorismo— ya no tienen sentido, porque lterrorismo, come el turismo, es un fenémeno desovalizaco,extra- territorial, Cruza las fronteras, no tiene ralces. Vuela may lejos de st lugar de origen, como el polen de una planta modificada yenética- ‘mente que. transportada por el viento, centamiina otros cultives Para prevenir alayues lo major es concentrarse, por un lado, en Jos objetivos, y por utto en los lugares de trinsito odligados, los que cf anuopélogo frances Mare Augé ha llamado signifieativamente «no lugaces>. HI cortocircuito lizico consisie en el hecho de que los luga- 125 donde el peligro para los turistas es estadisticanente més alto son, Justamente, los lugares turisticos. Pero estos lugares, pura no perder Su encanto de islas de libertad y felicidad que han madurado en nues- ‘a imaginaci6n, no pueden parecer demasiada militarizados Por consiguiente, Ia tinics soluci6n es vigilar sobre todo las lu- gares de trinsito mis frecuente. En esias instalaciones adaptadas al Paso de personas se ejorce el control de las idemtidades y las inten ‘clones de aquellos que, por distintas rezones, han decidido elejarse de sus lugares de residencia El primer filto estd en tierra. el segundo a honda del medio de transporte. Para llegar « los destinos turisticos hay que usar medics ‘mecénicos de locomocin por tierra, mar 0 aire. Como hemos visto, ‘cuando se viajaba a caballo o « pic (las peregrinaciones medievales pueden considerarse formas de «prototurismo>), los peligres acecha- 56 nv aisparen contr et rss than en el camino. Pero volvamos a los medios modernos de transpor- te. Eneestos vectores los atracos, la violencia, las amenazas y los aten- ‘tados forman pare de la experiencia turistica comin, tanto si la ex- rerimentamos «titulo personal como si la vemos por television, la Teemos 0 nos la cuenta. Concresaimente, en los vuelos de lines, dada la vulncrabilided y ‘precariedad —también psicolégica— de la situacién de les pasajeros, lu presencia de agentes de seguridad — sky marshals en el argot peri: distico inglés — es rutinaris, Enverrados a miles de metros de altitud o-en Ia pista de despegue, cuando hemos Subide a un avi6n estamos 2 ‘merced de decisiones ajenas. Es una sensacion bastante desagradable, ano ser que tratemos de olvidarla abusando del alcohol. Se ha calewlade que desde 1939 hasta hoy los actos de pirsteria ‘érea ascienden, aproximadamente. 2 un millar. En aviacién civil se distingue entre varios fipos ce delito: atentado contra la aeronave (en tierra o en vuelo), atentado contra las instalaciones acroportuarias Y. naturalmente los secuestros. Una amenaza reciente, casi cortés, contra: una compaiia aéres es, a mi entender, todo un ejemplo de los tiempos que corren: Consigtiama chi cavalea charter cercando clini valdi concellare Ca: talogna con Canarie cosi come cid che costore circandano. Cerchiame costruire clima cupe cosicché chicckessia cerchi conforto casalingo, caccolandosi continuamente con caresze contemplande cireseopi Aconsgjamos « quien eabalgn charters huseanéa climas cides borre Cataluria con Canarias asi como lo que estas rodean. Procucamos construir clima sombrfo para que todus busquea amparo casero, tela ‘Hindose continuamente con caricias contemplando tubos extéidicos." 13. CF chnpseww granhuol orgfarchivevOOONNNED> Las Cinco C cowresponden 9 Célula conten ol Capital los Careees, los Carecleen y sus Celdan En la pelicula Matrix unos horsibles cefulépods de largos 7 Més alld del use jocoso de las palabras, da la impresién de que li re~ vista alternativa haba comprendico y desvelado la jugada. El miedo 4 Viajar siempre ha revalorizado la seguridad que ofrecen las cuatro paredes de la casa, Ea tiempos de crisis hasta los tour operators tra tan de evocar la tranquilidad doméstica proponiendo vacaciones en lugares que recuerden la comodidad y la intimidad de la familia, En 2003 low grandes almcenes de la Lega dele Cooperative pablicaron lun catilogo titulado Vacaciones en casa. En ta portada habia una aatractiva isla tropical con sus palmeritas, y debajo la foto de una caja de herramientas para el bricolaje doméstico, El eslogan era: «Deseu- bre Ia isla de Hazlo Ti Misiwo». EL mensaje para los consumidores era que no se aventurasen en paises exdticos & sen de mejorar su propia madriguera No s@ sien el futuro viajaremos por los alrededores de muestra «esa, dandonos atracones Ye antiguos sabores y dedicindonos « los arreglos domésticos, pero s€ que tras el descalabro de la seguridad in- ternacional, para quicn hace negocios con ocupaciones de repliegue —turismo de proximidad 0 seluciones alternativas al viaje— el ha- lance del miedo es netamente positive. ISeEUFOS, Y se OCUPa- Detris de la linea amarilla nlaculos Mecanicos irrumpen en los vehiculos en trénsito que se resisten a le identifivacion policial. Es la exaverbacién del control. En Jos tltimos scincuenta afios, las peliculis y novelas de anticipacion han imagin do estaciones de scrvicio y lugares de wansilo vigilados por el ejerci- to con Ia ayuda de tecnologtas avanzadas, ya sea para evita sabota- Jes, 0 para identificar a individuos fuera de la ley mezelados eon los uristzs. Lo cual explica la adopcién de instrumentos eficaves pero (poco amables, Casi punitivos. Lo mismo que los bancos Ge los parques publicos. los asientos ‘de las salas de embarque de los aesopuerios estin disefiados de modo que sesulien inesmodos, para que una persona no se pueda tender en ellos a dormir. Esta arquitecturs unfriendly sirve para crea: filttos, ‘obsticulos y barreras en los lugares de partida y Iegada. Es lo con. SQ oe sparen sont el tit trario de la hospitalidad: ro sirve para acoger, sino para ahuyentar a los cuerpos emrantes, Estamos muy lejos del espiritu que dio un significado comin a las palabras «aduana» y adivén.El origen de estas palabras es el ra- bbe diovan, que a sv vez deriva del untiguo persa diwarn. En efecio, an- tiguamente Ia oficina fiscal donde se cobraban los tributos de entrada yy salida del pais que debfan pagar mercancias y personas estaba ‘amueblada con cémouos sofas para hacer mas agradable la espera de los pasajeros durante los trimites burocréticos, Hoy en dia, en las fronteras y les oficinas de inmigraciGn, de- Lante de la ventanilla donde se entregan los documentos, encontramess una simbélica linea amarills trazada en el suelo. Hay que respetarle Esperar de pie, hacienda cola. Esta linea también es un umbral que delirnita el espacio de la espera y el examen del caso personal en los bancos y las oficinas de correos. |.os carteles explican que ta Iinea amarilla sirve para garantizar la intimidad. Como si enistiera algo pa recido a la intimidad en cl momento en que un funcionario examina tuna identidad personal una solicitud cualquiera. No cabe duda de que la delimitacidn de estos espacios permite comunicar datos personales sensibles con discrecidn, pero también es verdad que en esta intimidad pueden producirse abusos de poder, sin tener que someterse il juicio cotective, La jugada consiste en ahuyentar a los indeseables y utraer a los demas, Severas figuras de policfas, con casco y porra negra, disuel- {Circulen, cireu- lent», De acuerdo, es un topico, pero hoy mas que nunca ahuyentar a Jos ocupantes abusivos del svelo pubblico, detener a los vagabundos, mover a las masas, son operaciones de orden piblico. Los visitantes con dinero son deseables. y los que tienen poco 0 no tienen nade son indeseables. En Ia jerga esiadounidense de las oficinas de inmigracisin, los «que cruzan sin autorizacién la linea amarilla pintads en el suclo se lla- ‘maa «illegal alfens», alfenfgencs ilegales. Suena gakictico, pero es de lo més terrdqueo: la necesidad primitiva de gobernar los actos y los desplazamientos de los subontinados, ven lis aglomeraciones de curiosos a La orden de 4. Antropologfa del cuerpo en trinsito La époea de los medidores de hombres En un futuro cercano, macho més de lo que se cree, la hurnanidad ve ividira entre individuos con dotacion genética seloecianads, llama- dos como la miseria y el vagabundeo con la delineueneia crénica. No contentos con ello, propagnaron Ta ecucién entre Fealdad fisica y degeneracion espiritual, imerpretando superticialmente estas atributos como «suspensiones de desarrollo». El crimin6logo italiano Cesare Lombrose (cuya obra Bt hombre ddelincuente de 1876 Megs a ser un superventas cientifieo internacio- nal, citado en In novela Resurreccién de Tolstéi y en Dracula de Brat, Stoker) Io dice sin pelos en Is lengua: los tipos delincuentes son atavismos. regresiones evolutivas, salvajes portadores de los estig- ‘mas anaiGmicos de un pasado en el que reinaba la ley de ta selva. Al- ‘gunas de las earacterfsticas del criminal serfan la poca sensibilidad al dolor y la incapacidad de ruborizarse. Al observar que entre les pre sidiarios habia muchos tatuados, Lombroso los compard eon los ta- tuajes de Tos salvajes polinesios, y en el congreso internacional de an- tropologia de 1886 sostuvo que los pies de las prostitutas a menudo son prensies, comio los de los monos. Con arregko a deducciones de este tenor, en la segunda mitad del siglo x0X se fichd a los vagabun- dos —una categoria bastante amplia, como hemos visto—, incluidos los que por distintos motives parecian dementes. Antropologfadel cuerpo en iusto La época decimonsinica de los medidores de hombres habla empezado con la dotacién de nuevos instrumentos, Si en el manico- mio de Surrey County, proximo a Londres, se empezaron a usar da- guerrotipos fotogrificos en 186() para retratar a los pacientes, era Porque Ia nueva técnica folografica resultaba perfecta para Ia iden- lificacién. En 1890 Alphonse Bertillon, director del servieio foto- grifico de la prefectura de policia parisina, publics La joragrafia Judicial. Es la primera woria cientifica para Ia deseripeién y clasifi- caci6n de los malhechores, Para lograr una identificacién mis per- fecta de los delincuentes reincidentes. Bertillon propaso un sistem: de identificacién de la poblacién penal semejante al que se emplea- ba en botdnica y zoologfa. Cabe sellalar que Alphonse era hijo de Louis-Adolphe Bertilloa, médico y pionero de la estadistica aplica- da ala antropologia. Los cuadros sinéptieos para esos primeros re- tratos robot ideacos por Alphonse Bertillon inauguraron, de hecho, una peligrosa tendencia de ta antropologfa que tendia a cris allos diferentes. En 1900 la editorial italiana Hoepli publicé el manual Antrapo- metria del antropélogo Ridolfe Livi, autor, entre otras cosas, de un curioso mapa de distribucién de los pelirrojos en Italia... y de las na~ Fices aguilefias. El asunto empezabs a cobrar un cariz siniestro: de la ‘medicidn craneal de salvajes. bandidos, subversivos y dementes a la de gitanos y judfos no habia mas que un paso. tan facil de dar como escalofriante, Durante Ja dictadura fascists el uso del retrato fotogréfico pat el reconocimiento de los disidentes, coavertidos en «anomalias polt- ticas. fue un sbuso peligroso. Las fotngrafias de frente y de perfil de judios. deportados como raza degenerada a los campos de concentra cidn, recverdan en qué medida el aparato conceptual e instrumental de la antropologia fisica de aquel periodo prepars la tragedia del an- tisemitismo nazi. No se pucde olvidar la figura Iegendaria del julfo errante, «culpable» por partida doble, como judio y como errante, ¢s decir, sin domicitio fij. ‘Mientras tanto se sepufa persiguiendo a los vagabundas, pero tambien se registraban en un fichero especial. En Francia. « partir de 1912, la pessecuciGn de los que no tenfan domicilio fijo se lamé Der- tillonage, un sistema de identificacién de nomadas que obligaba a po- seer una especie de carné de identidad antropomstrico, so pena de de- 62___ No disporer cont el arsta toncién y céreel.! Un invento que se adelants al actual del pasaporte alectrsnico, Etapa crucial de una nueva relaci6a biopolitics entre los ciudadanos y el Estado. La contrasefia encamada Nuestra época contemporanea de medidores de hombres también em- pieza con la dotacidn de nuevos instrumentos. Gracias a los descubri- ientos modernos de la ciencia biomédica, ya no se recurte a los ar Ditearios «signos particulares» (he conocido a individuos con marcas fisicas que no las tenian sefialadas en su carné de identidad): el pro- pio cuerpo se ha convertido en un salvoconducto. Es como si todos nosotros, mas alld de los papeles en regla, tuviesemos una contraseaia ‘encarnada en la cara, en los ajo, en la sangre, en las yemas de los de~ dos, Fisicamente, somos un sistema de informeciones. La antropometria de ayer se llama hoy biometria. El sector de la tecnologia de la informacién, que se dedica a identificar a los indivi- duos mediante un control automatico de datos biologicos y compor- tamientos, ha adoptado con entusiasmo esta disciplina, La finalidad principal de las verificaciones de identidad es la seguridad. Es un campo de investigacién con un sinfin de aplicaciones, que atrae gran: des inversiones. Biometrica Systems, por ejemplo, se presenta en In- temet como una oferta especial para las casas de juego que tienen que identificara sus clientes. La descripcion del producto dice ast: «Brin- dar la tecnologia digital ms actualizada a los sectores de vigilancia, seguridad, crédito y caja de los casinos de todo el mundo, ¢ inere~ ‘mentar sus beneficios evitando pérdidas causadas por engafios y otras argueias organizadas», Se suele invocar la biomettia como solucién técnica 2 los pro- blemas de seguridad, sobre todo en los puestos de control de las esia- ciones de trénsito? El aeropuerto internacional Narita de Tokio ha |. C1 VV.AA..ldenites,catalogo oe la exposicign hernsima montada por el Cen- tte National de Pht Palace Tokyo, Paris, 1085, Un clivco sobre ese ema Siguesiendo el lose Anal ilar, Wanted! Stoo, tecnica ed erterica mela fetor {raha crininae segraterca egiaatiaria, Mazzotta, MUlin, 1978, 2'Cs enters doctoral de Ute. M. Stork, The Tourisme Passi the Third Mile- Aanteopatogte deepen testo 63 sido pionero en el uso de instrumentos biomsiricns: le han seguide uichos otros weropuertos de todo el mundo, donde fanctonan 0 se es- ‘in experimentando estos métodos. Iridian Technologies, una compa- fifa radicada en Nueva Jersey (EE.UU.), ha patentudo la tecnologia ‘pars el reconocimiento y Ie identificacién mediante la lecturs de los ‘ojos que se emplea en muchos puestos frontesizos y aeropuertos, como el JFK de Nueva York. el de Heathrow de Londres 0 el King Abdul Aziz de Arabia Saudi.’ En el aeropuerto Schiphol de Amster- dam funciona un novedeso sistema automatizarlo de control de pasaje- 108. Se toma una muestra de viajeres que entran en Ia Unicn Europes yy se les hace mirar aun escdner Iamado Iris Access. El resto del tra- bajo To hace el ordenador repasando su archivo. El aeropuerto Char- Jotte/Douglas de Carolina del Norte apiiea un programa piloto de lee- ores de itis, limitado por aore al control de los empleados y el resto del personal. British Airways Virgin Atlantic ha estublecido desde have un par de afios un control de los frequent flvers. los pasajeros ha- bituales que viajan por negocios, basado en ia lectura del iris. En el zeropuerto Ben Guridin de Isracl hay veinte cabinas equipadas para tomar los datos de la palma de la mano de cincuenta mil pasajeros mensuales. En clento quince aeropuertos estadounidenses se aplica la tecnologia pasa la recogida clectrénica de datos personales, comple- tados eon fotos y huellas digitales. Cuando este libro esté en las libreeias, lo més probable es que la web de Iridian Technologies —que adopta cl eslogan stolerancia ceto»— incluya otros nospitales, udvanas, estaciones marftimas y acropuertos equipados para la filtracion autométice de dates persona: les. Mientras tanto los eiudadanos italianos que pretendan viajar por turismo o negocios a Estados Unidos y quedarse mas de tres meses fendrin que sacarse im visaclo o un pasaporie de lectura éptica emiti- 4o por las autoridades italiana. El pasaporte electrénico, una nove: dad introxucida en Ta Unidn Europea en 2006, contiene un chip con la fotografia. un barrido del rostro y las huellas digitales del titular. Se podria decir que es una «egotarjeta» iam iva Resilient ndusiry Shown atthe lnpact ofthe Verror Attack of 9.11 2001 1 Salle University, 202 FT tect ke puede descargar en forma pat chp latsver- nets.ntleurisand_terorsnn a> 3. Cl. etutpswindiantech com>. No disparen contra el tists De este modo, los datos tisicos de la persona vuelven a ser el centto de atencisn. La medida de los cuerpos vuelve a estar de moda. [No ya con sus ingenuas cartografias de los colores de la piel, 1a dis- tribucién geogréfiea de los ojos almendrados 0 del idiotismo, sino ‘enormemente potenciada por la informitics: la digitalizacidin de los datos genéticos y antropométricos es una revolucién. Su finalidad es asociar las identidades individuales a una serie de dates iologicos, reunidos y comparados en muy poco tiempo. Como declaré el exper to cn seguridad informética John Vacca (consultor de seguridad in- formética de la NASA durante sicte afios y con treinta libros publica- dos): «Desde los atentados del LI de septiembre de 2001, la biometria —antes ciencia auxiliar, con tecnologias de nicho— ha despertado el interés de empresas y gobiernos nerviosos (/istery), preacupados por la seguridad de los edificios y los datos elecirénicos».! El experto es- tadounidense admite que la biometria todavia se encuentra ew una ‘topa infantil, pero le augura un gran desarrollo, ya que «los staques del 11 de septiembre abrieron los ojos a mucha gente sobre la tecno- logia». El turista sometide 2 un control biomeétrica, sea cval sea el mo- tivo de su desplazamiemio, es un pas. un pasajero identificado con un iimero de eSdigo. En otras palabras, para la seguridad de los acro- Puertos cada uno de nosotros es un conjunto de parimetros numéricos ‘que solo podria eludir un trasplante de alma (;0 de inteligencia’). Lo importante es que la identificacién se pueda hacer en una sesion. Por lecirlo de alguna manera. Las técnivas aulométicas de idemtificacién son varias, desde los sistemas de reconocimiento de voz hasta el enitisis de sangre, mucho més agresivo. El método mis usado de autentificacidn biométrics si- ‘aue siend la toma de huellas digitales. In que nos reciterda Viejas fi- guras de detectives con Iupa, al estilo de Sherlock Holmes. Esta téc~ nica, cuyo pionew fue el cientiTicu italiano del siglo xv Marcello ‘Malpighi, cs bustunte antigua y hoy tiene sus limitaciones, ye que ahora es posible reconsiruir la epidermis de las yernas de los dedos ccon cirugia plastica. De todos modos, todavia hoy es el método prin- cipal de identificacisn de criminales. Mientras tanto los esedneres de 4. CE chupyiwvwwinformit comisapliprosuct MA 7BC3A2003H7HT3-4341- ‘ABYE-BCH1DZ73E9 10%] DieontemL Nees 43> Antropoingfedeleuerpo en rinsing luz liver han sustitudo a Is tinta y los microscopies, y unos progra ‘mas de ordenador son capaces de buscar, comparar y tecomacer con increible rapides, la quirogratia de las yemnas de los dedos y las pal- sas do las manos. El barvids de la palima, realizado por un apaato fa- bricado por la empresa Fyjitau, osté pensado para anliear automsti- ccamente los access y detener a los que no estén autorizados, Asi las cosas. es eviderte que la toma de huellas digitales nos sorprende en delito Mlagrante de viaje. pues nos cortesponule a noso- ‘ros, como visitanies forasteros, mostrar los estigmes de auestia sutéatica inovencia Lo mismo ocurre con 1a cara. Al vigjo rotrato robot que servia para trazar en papel los rasgos carscteristicos de un rostro se han su- ‘mado los nuevos programas electrénicos de recomacimienta (sistemas de reconocimiento facial). [dentiface, por ejemplo, es un programa {que analiza las caras filmadas por una o varias cdmaras de Vigilancia y las compara con una base de datos de caras de criminales en bis ‘queda y captura. dentiface es eapay de comparar un millén de earas or segundo. Cuando los rasgos somiticos coineiden stiena una ular ‘ma que avisa al operador. «maginen que una red de teleedmaras de yideovigilancia —se lee en su wed— controla continuamente todas les caras pura descubtir las de los criminales: Identiface puede hacer lo».* En materia de seguridad, la novedad de la V Conferencia de la Organizacién Mundial del Comercio celebrada en Cancén (septien:- bre de 2003) cra un sistema electrinico de revonocimiento facial a la centratla del Centro de Convenciones, el edificio de tres plantas donde tuvo lugar Ia reunida, 'Y chora, Jos ojos. Desde le antigiiedad clisica hasta la fisiogna- mia renacentista y mis allt, el iris es el espejo del alma, la fenexira menris del individuo. Segéa uns sbundante Fiteratura, la verdad de luna persona se lee en los ojos. E incluso su normsilidad. Ea la prime- ra epoca de medidores de hombres no falto quien se dedicé a esti dias la relacion entre le pigmentacin del iis y 1a predisposicin al 5. Ch cutpriwwecbiocom i>, 6. Chel capitulo «il colere dell'occhiow enol libeo del antrpslogo Alfredo Nise- foro, La fsoncria nel’arte nelle Scienza, descPleione,interpretecione. statitisa, Sanson, Flreacia, 1932, 66, po No disparen conta el tists La mirada se capta como Ia bellezs de una flor. Quien tiene la mirada huidiza no causa buena impresion, En la percepcion comuin que tenemos de nuestros semejantes, la fuga de la mirada se atrbuye a.una inguietante volubilidad, més que 2 la timider. Pues bien, captar Ja mirada es ya una técnica especializaéa, tal como vemos en la pel ula Minority Report, Este lechno-thriller futurista de Steven Spiel berg. inspirado en un relato de Philip K. Dick. est ambientado en un futuro cercano, el afo 2054, cttanco el atin de seguridat crea mons truosos adivinos cuyo trabajo es prever los asesinatos. Se vive en un lima de constante yerificacidn de las identidades, con videocimares que enfocan los principales lugares de trénsito. Unas agilisimas ara- fias metilicas hacen una leetura electeSnica de las iris y descubren a los fugitives allé donde se esconcan. Sin embargo, Ia espantosa pro- filaxis inquisitorial, en un momento dado, se vuelve contra un agente especial llamado John Anderton. BI protagonista experiments la pe- sadilla de la perseeuvién policial, cuando una previsin le identifica erréneamente como culpable. A partir de ese momento tiene que huir y su mirada se vuelve hui- diza al grado méximo, podria decirse: ol trasplante de ojos. En una se- ccuencia de terror cémico le vemos guardar en el bolsillo una bolsa con sus viejos bulbos oculares. para usarlos mis tarde (alyo torpemente: s fe escurren de las manos) como Haves para abrir la comisaria de poli= cin que habia dirigido, En la ciencia ficcién el trasplante de ojos es uns operaci6n bastante comin, Una de las mejores novelas de William Gibson, Conde Cer» (1986) empieza con un atentado. Lia bomba de sintegra al protagonista y los cirujanos tardan tres meses en recompo- nerle, con ojos ¥ genitales nuevos comprados en el mercado libre. ‘Vor, huellas.cara, ojos. El conjunto de estes datos morfoldgicos suplanta a una serie de némeros (la combinaci6n que abre la cerradu- +2) ol conjunto de fonemas que componen la contrasefia y franquean In entrada, pero, como ocurre siempre, 1 medida que se perfeecionan los sistemas de seguridad y control, se inventan modos de esquivarios. El citado experto de Ia NASA John Veces admite que el desarrollo de la biomefa digitalizada no sera milagroso: «Algunus ercen que la biomeiria.es la bala de plata para climinar Ia amnenazs torrorista y evi tur los robos de identidad. Pero en rwalidad la teenolog(a slo podra minimizarlos». Siempre habra un falsificador intcligente capaz de burlar los nuevos sistemas de identifieacion Anteopovogie del evorpo 26 tsinsito. 67 Es probsble que se produzca ridico adecuado autoriza anslisis, n sallo cualitativo si un marco ju- rmediatos de ADN, por ejemplo, en la saliva de los viajeros que se presentan en los puestas de control ‘Como sucece en Gattaca, Sin embafgo, seria una solucién muy cara yor ahora, planteuria dudas éticas. Ademds, aunque los eromoso- ‘mas no engafian, los hombres y los instruments —sea euall sea su po- sicién con respecto al poder — seguirda haciéndolo para cludir las normas, ;Condena 0 salvacién? Puesto de control: el fin del misterioso viajera Cuando Jos retrasos de los medios de transporte se acumulan y se Yuelven inscportables, cuando sz suceden los imprevisios, cuando e] ta tiene experiencias desagradables, cuando su integriéad corre peligro, e3 algo més que un mal trago. Es mucho mas dramético. En cl relato de nuestro yecino, en el titular de un perisdico, en la nacrt- cidn de las hazafias turfsticas mis corrientes, ex «juna Odiseal» “imo es esa? Las ayenturas de Ulises son arquetipicas. Hasta el comerciante nuis apolironado (escojo esta categoria porque Ulises. acusado por un joven alleta de ser uno de elles, lo nlega indignado) viaja un poco con el héroe de fraca y como él, Hoy en df, a la pregunta de Polifemo «2 Quién eres», Ulises no podria contestar Ja que le dad uerzas para seguir viviendo. De vez en cuando, el misterioso viajero puede ser un dngel en- carnado 0 un diablo proteiforme, salvador espia, filintropo 0 esta- fador. O también un gran sefior, que viaja de incégnito para no llamar Ja.atenci6n.o un pobre hombre de origen desconocido. Ambos perti- Jes, opuesios, obedeven a un designio inescrutable de la Providencia, EL viajero mistesioso con quien se eneuentra en el cementerio de Munich el protagonista de la novela La muerte en Venecia es el eau- sante de su destino fatal. Tomas Mana le describe como «pelirrojo y de ter lechosa».con un traje de loden amarillento y tn bastén de re- gaton de hierro. Ojos «incoloros» y expresién burlona completan los raygos de un anonimato que tiende a lo satdnico: Esto —y acaco la altura dal hugar en que se halla reforzara esta im- resin daba a su postura un wire dominaJor ¢ impesioso, lemerario 7. CE chtty sw aati onplaiclephp2id_amile105>, Anirepologta de cuerpo ea trims o Y hasta fiero; pues ya fuera porque los reflejos del poniente to obliga ran ahacer muccss, ya porque tuviese una deformaciéa permanente en cl rostro, sus labios parecfan excesivamente eortas: se habsan replegs— do por completo detrés de Ios dieries que, bianeos y largas, sobresalian cen al centro, deseubiertos hasta las ensias." Este encueutto provoca en Aschenbach un deseo enorme de holgara- near, de ir al sur, de «sangre nueva». De pronto piensa en los tigres agszapados en la jungla, siente los latidos de su corazdn, se muere por partir. Si el viajero misterioso es un agente contagioso, la enfer- medd, para Aschenbach/Mann, son las ganas de viajar. Entre 1943 y 1952 The Mysterious Traveler fue el pasajero de tun tren que en més de wesciemtos episodios raciofénicos —de la ra- dio estadounidense Mutual Network— contaba una historia distints, iempre extrafia, siempre policiaca. Hasta que,al cabo de medi hors, se llegaba.a la estacién, De esa serie nucieron las historietas de Charl. ton Comies Mysterious Traveler. dibujadas por Steve Ditko a patti de los ufos cincuenta, Las vigjas figuras del mistico errante, del héroe sin nombre, pero también del viandante comén y del Homo iristicus, estin en vias de extincién. O mejor dicho, de homologacién. Camés de iden- tidad, pasaportes o tarjetas electrénieas conectan inexorablemente cl ‘cuerpo del vigjero a residencias o por Io menos a oficinas pablicas. El desplazauniento puede permanecer andnimo hasta que Mega el mo. mento del control, cuando hay que poscer y exhibir los papetes que certifiquen los dates personales.el pats de procedencia y el derecho @ estar ahi, en el lugar donde se encuentra la persona en ese momeato. La capacidad de gasto, més o menos deelarada, también se so ‘mete a control. Vatemos y volamos lo que podemos gaster. La identi- ficaciGn y la solvencia son vl precio de la movilidad contemporinca, se4 0 no turistica, Tenemios que saber quia eres, dinde vives, site lo puedes permitir. A veces quién eres es una consecuencia de la nacio- nalidad: en el caso de los emigrantes.el viejo dicho «dime con quién andas y te diré quien eres» se convierte en wdime de dénde vienes y te diré quién eres». % Thomas Mann, La morte a Vee: (1913, a it, Binal, Turn, 1990. p.6 (hay trod. cast.: La muerte en Venecia, Planeta De Agestini, Barcelona, 20003). e 70. No ticpscon conte et sis Pero haste con decirlo’ No, por supuesto, Hay que demostrar- lo y esperar a que se compmebe. En la Inglaterra del siglo Vi. si un ‘vagabundo mentia schre su lugar de nacimiento su residencta, e- mis de matcarle # fuego Gon una uve, era condenado a ser esclavo de la consunidad. de sus vecinos y sus gremics. Pso sf que era vineular- se al tercitorio.. Pero gos éste nuestro pasado o nuestro Futura? ‘A comienz0s del siglo xxi, en tiempos ce terrorismo y epidemiss slobales, os hemos familsrizado con otrs evolucién —o involucisa— Gel Viejo dicho «dime de dnd viewes y te diré si puedes entrar» No basta con que se sepa que ests de viaje, tambign tienes que declarar por qué has decidido viajar. «Motive de la visita?» La res- ‘puesta s esta pregunta ritual tiene que ser tuna de las previstas, no pu de salise de Is norms “«Es0 ¢8 asunte info», por ejemplo, no se considera una respuesta aceptable. Tampoco «viajo para encontrarme @ mi mismo, aunque probablemente se incluirfa en el apartado «turismo, con visado de tres moses (un plazo razonable para encontrarse a si mismo). Fa cam- ‘bio eviajo pars encontrar a mi alma gemela» desencadenaria una serie Ge preguntas Sobre el alma gemela. «Viajo para olvidar» podsfa valer, siempre que no se olvidaran el dinero, los plas, las obligaciones, Tas tasas, las deudas, os hijos a su cargo y todo lo demés. «Vigjo por ne- gocios» suena muy aceptable, inchiso encomiable. Siempre que no se incumplan lis normas navionales sobre exportacisn de divisas. j4Es- toy en misisn»” Por favor, muéstreme una cartilla militar 0 religiosa. ‘Todd 1o dems permanece bajo el enorme paraguas del turismo. Las verdaderas motivaciones no interesan a nadie, y asi vemos que millo- res de turistas pedéfilos infestan Asia y Suramérica sin que nadie les tenga, aunque haya medios para controlarles. Hace poco el eseritor marroqui Tahar Ben Jelloun a Hamad la atencion sobre una clase singular Ge viaieros, os que destruyen a pro- pOsito sus credenciales, un fen6meno del que los medios no suelen cocuparse.’ Son emigeantes afficanos que, al egar a Marruecos, antes de embarearse rumo alas costas europeas, queman sus documentos de ‘densidad, Lo hacen pars no ser repatriados, siles atrapan. Les aman 9, CF, Tahar Ben Jetlou, «Clundestin come kamikaze», L'Fspresso, 24 de julio de 203 Antropologta dl cuerpo en trénsito harragas, del Srabe harraga, aquemar>, Estos viajeros elandestines, indocumentados por decisién propia, cortan con su pasado, Saltan al vavio. borran sus origenes. También puede decirse que su arriesgado, viaje, su propia dimensién emigranie. son sus origenes. Kn cierto sen- tido, es uma entrega desesperada del viajero al anonimato. Ben Je- oun dice que estas personas no tienen nada que perder, como los Ka mikazes. Fl viajero misterioso, al ser irreeonocible, se ha vaclio ppeligeoso. A ocuitar su identidad, da miedo. ‘Momentos magnéticos: bajo el arco Desafio total es una vieja pelicula de ciencia Ficeisn que nunca sex superada. En una estacion de cercanias los viajeros deben someterse 2 un contro] antiterorista antes de subir los trenes. Los turistas ¥ de- ‘més viajeros pasan por delante de una yran pantalla de rayos X que revela la estructura dsea de sus cuerpus en marcha, El efecto de ese paseo de esqueletos es singular: parece un desfile de pequetas Mucr- tes, micas y apresuradas. Anes de Ios rayos X y Ia eleciréniea el control de los accesos Fa arquitectdnico y sobre todo mecénico. A fin de regular Ja entrada 4 Los castillo y las ciudades ta bamrera arquitectoaica mas eficaz era el puents levadizo. Para dlamos cuenta basta con que sigames a Mi- chel de Montaigne en su viaje a Talia, atavesando Suiza y Alemania La descripcin de los filtras puestos a la entrada de la ciudad alema- na de Augsburgo al anochecer es ascmbrosa Estamos en 1580. Los viajerns llegan hasta un postigo blindado. ‘Un guardia lo abre tirando de un larga cadena, gue abre un cerrojo dle hiesro. Después de superar este primer obstaculo, la puerta vuelve 4 cervarse de golpe. EI visitante cruza un puente cubierto, sobre el ‘so, y lega a una pequelia explanada, donde declara su nombre y la direccidn donde pretende alojerse. E1 guardia entonces toca wna cam- panilla para avisar a un companero, que mueve un resorte colocado junto a su gatita, Este mecanismo abie primero una barrera —tam- bigm de hierro— y luego,con una gran rueda,aza el puente levadiz. Al otro lado del puente hay una portalada de madera maciza, reforze- ddaccon grandes planchas de hier. Al eruzarlael viajero entra en una sala, donde se queda solo, sin luz, pero otra pueris le permite entrar en la Sala contigua, iluminada, donde hay una jarra de bronce colge da de una cadens. El forastero debe introducie allel dinero del peuje. El segundo portero, tirando de la cadena, retira el jarrén y cuenta el dinero, Sino es suficiente, «le deja que se pudra alli hasta el dia si- guiente>, En cambio, si esti satisfeeho, Ie abre otra gran puerta, que se cletra tras él, y va por fin esta dentro de la ciudaxl No es de exiraiiar que este pasaje impresionara a Jean Delu- rmeau, autor de una singular historia del miedo." Delumeau sefiala un detalle importante que completa el dispositivo mecénico: bajo las sa las y las puertas hay un gran sGtano donde: caben quinientos hombres armacios y sus caballos, pars hacer frente a cualquier emergencia. Si es preciso, saldrdin a batallar sin que los ciudavanos se enteren, Son precauciones que revelan un evideate clima de inseguridad: mientras los eatilicos y los protestantes se miran de reojo y se matan entre sist Ja primera ocasién, los turcos presionan en las fronteras del imperio Por eso cada nuevo rostro que se presenta a las pucrtas de la ciudad resulta sospechoso. Las salas vacfas y oscuras que describe Montaigne son cémaras cestaneas, reas de euarentena o tierras de nadie, como el espacio en- tre dos fronteras.!! Hoy las esealeran mecsinicas. Ios pasillos sodantes y los corredores obligatorios nos eneauzan hacia nuevas pmebas y nuevos ambrales dotacos de magnetémetros y rayos que ven a través, de la ropa. En la pelicula Desafio total una agencia se encargaba de intro- duvie recuerdos de viaje en cl cerebro de sus clientes. Hoy los detec- tores de metales son la pesadilla de los turistas que viajan con rollos fotogrificos, es decir, la mayoria, pues femen que los rayox X velen Jes imagenes que han tomado, Es como st el eruce de una fromtera pu- diese enular, con las fotos, el recuerdo de un lugar. De abt el sinfin de discusiones a las que todos hemos asistido, como testigos 0 protago- nistas, sobre It inveuidad de las rayos, la sensibilidad de las pelicu- verificacién de los aparatos, la rigidev de las normas, la indul- hs, 10, Ci, Detumeau, a pauru in Ocecente pp. 8 ss. Para las cas de Montaigne ct ‘Michel de Montaigne. Vaze‘ain faa tad. Talera, Rosna-Bari, 1972, pp.69 9 6. 11, ora wa razonamicnts sobre estos expasign ci Paro Zanini, Sigmficat del om fine, Bruno Moudadott, Mili, 1997. Aniropolgiadolcverpo en insta —___13 xgeneia de los funcionarios, |a intemperancia de los turistas,etc. La al- temativa (ademis de pasarse 4 la fotografia digital) es la vieja ins- m manual: registros, apertura de paquetes, palpaciones, que en pece la ora de los viajes repetidos, del mriSmo masivo, requicren demas 0 tiempo y demasiada atencién al bolso del aficionido a Ia foto- gratia EL arco cetector es un instrumento que capta y mide el campo xmgnético generado por 10s objetos. Ea la jerga inglesa de los guar- dias de seguridad el control esténdar de la entrada a sucursales ban- ccarias, estadios y edificios importantes se llama «mag and bag» abre- viueidn de magnelémetro y (registro de la} bolsa, En los aeropuertos elarco detccior se regula para que tenga mas 0 menos seasibilidad se- ‘aun el clima politico. Cuando las noticias de atentadns rerroristas ‘ocupatn los titulares de los periéicos, le can una vuelta de tuerca El arco magnética, como ese famoso cuadro de Magritte en el ‘que se ve una puerta abicrté al ciclo, tiene un aspecto vagamente su- Mas que una puerta es un mareo, porque no tiene hojas. Un arco que encuacrs fa silueta del cuerpo undante. Para los turistas es ‘un arco de triunfo. Para los emigrantes, una horcs eaudina. Elhecho de crurar el arco recuerda el paso por el érbol o por el arco de zarzas, una antigua préctica chamdnica conocida en toda Europa. El arco de zarzas puede sanar, pero también atafiar con Tas ‘espinas el arco detector puede callar, pero también arafiar los ofdos ccon su sefial de alarma, Como umbal artificial, el arco detector eom- arte el simbolismo del pairtico en la arquitectasa sacra. Como los de hnuestras caledrales, las toranas hindties y los Loris japoneses, cons- trucciones quc sirven para separar el rea sagrada, purificeda del res- to del mando, la esfera divina de la esfera humana, El sto de cruzar la puerta forma parte de los ritos de umbral, lla- ‘mados por los antropslogos ritos liminsres 0 de margen. Estos pass- jes son previos a otros ritos de agregacién a una comunidad. AA llegar un destino turistico, por ejemplo, s€ deje atrés el mundo de los transportes de riesgo y se entra en! un mundo controlado. Un sello.un vioto bueno, un cartel de bienvenida, y se accede a la comunidad de los protegidos. EI paso por el arco detector es algo intermedio entre un tito li- minar y un rito de paso, en la acepeién que dio Amnoid van Gennep a este lipo de trnsito en su famoso libro, Los ritos de paso incluyen — ______ No disparen contra tris aentregar objelos (picdras, trapos, pelos, objetos personales). ofren= das invocaciones al genio del lugar». Del mismo modo, cuando se ppasa por el arco detector, nay que vaciarse los bolsilles y dejar el 1 Iéfono mévil en una bandejita, una especie de vasija votiva que pasa manos del guardidn del umbral. También hay que entregar el mano- jo de Haves que, tintineanda, invoca desesperadamente nuestros es pacios privados. Unos espacios que nos expropian simbolicamente. por un momento, Momento magnetico. Bajo el arco, o en el control de rayos X, evar unas tijeritas de tufias se considera un pecado mortal o venial, segtin las cireunstancias. Las tijeritas, con su apatiencia inofensiva, son metilicas y estan prohibidas porque pueden clavarse en la came humana. Si hacemos alguna observacicn, el guardia nos dara respuestas de manual; —Podria clavarselas en el cuctlo al piloto. —(,Por qué iba a hacer eso"? —Qué sé yo. Naturalments, sunque no se mencione. est muy presente el re- ‘cuerde de las navajas suizas usadas en los trigicos secuestros aéreos del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo. uno de los desastres mis graves de la aviacién civil, el de Lockerhie —vuelo Pan Am de Lon- dres a Nueva York del 21 de diciembre de 1988-~ fue provoeado por un explosivo plastico que habfa pasado los deteetores porque no con- tenfa metal. Al parecer estaba escondido en un aparato de radio, Momentos enojosos: el eacheo La tinica vez que, por razones que serfa demasiado largo eontar, in tenté salir del pafs con una suma de dinero superior al Limite permiti- do, me pillaron in fragant. Me hicieron pasar por un pasillo hasta una sala, donde me imerrogaron. Y si bien entiegué el botin sin rechistar. Jos aduaneros de Mildn expresaron amablemente su intencién de re- istrarme hasta los calzoncillos. Debo decir que se fiaron de mi pala- bra de honor, como sucedia en los viejos tiempos, Bn Madagascar fue distinto. Como ya me habian desplumado conveaientemente en el 12. VanGeanep. ri di passegein.p. 19 Antropokogis del eusepo en tifastg TS mercado de Tananarive, el funcionario que con una sonrisa maligna corrio la cortina del cuartucho donde me habian aislado antes de la salida de mi vuelo no tuvo nada que hacer. En aquella ocasidn se tra- 16 de oponcr una resistencia (an Corts come finme a sus mamas, Sé de lo que hablo cuando digo que el cacheo produce una sen sacién semejante a la de alguien que entra en su casa y descubre que ha recibido la visita de un ladrén que ha revuelto todos los cajones, [No se limita a toquetear la ropa y el cuerpo. nos roba algo intimo, El cacheo con un detector de metales es una experiencia sensorial, un contacto fisico que genera emociones. Recuerd la inspeecin que ha- gon los monos cuando buscan parisitos. © la inspeceién del érea anal yy genital que hac‘an los personajes de alcurnia a sus subaltemos. Inspeccionar es ejercer un poder. Y. como ensefia Ie etologéa, el poder tiene una connotacion sexual. Vista desde este angulo, la expe- siencia no deja de ser curiosa: unos hombretones uniformados me acarician las piemnas, rozSndome el interior de los mastos con tubos sensibles, «Sin embargo, digo, ;nos hemos vuelto locos? Yo sélo que- sia pasar...». Pero el instrumento sigue recorriendo mis miembros, se iroduce entre las piernas y bajo las axilas, pia histéricamente en la hebilla del cinturam. Con el guardidn del arco la relacion parece de igual a izval, dos personas frente a fremte, pero detras de esa persona hay un jefe y de- trés del jefe una secciéa de policéa y detrés la jerarquia del sistema que ha montado los controles. Uns cosa es detener asépticamente el cuerpo andante y otra es tovarlo con las manos. Es un gesto de validacion que se parece a una Dendicidn: ego te absvivo, te suco de una encerrona o de un atolla~ dero. EI cacheo limpia todos los pecados, incluidos los potenciales {que ain no hemos cometido: se parece & una confesién. Cuando nos confesamos basta con la palabra... pero la palabra puede mentir, el cuerpo no. En México he visto a un funcionario tomar el pulso a un ‘trotamundos que hacfa cola delante de mi pare contar los latidos de su corazn y comprobar si estaba nervioso, $i lo hubiera estado, s¢ su pone que el funcionario habria descubierto el motivo. Son momentos conmovedores. En definitiva, el puesto de control. con todos sus pasos obliga- torios. es un nuevo rito que, ademas de retener, entretiene al cuerpo 76 cpr ei a de paso. El personaje de cuento de miedo es un viajero monstruose, suicida y asesino, cuyo poder destructor diabslica e imprevisible nos obligaa someternos a unos procedimientos extrafos, ‘Sin embargo, la tecnomagia del control, en el fondo, nos tran- quilira, Este ritual, oficiade por vacerdotes uniformades, le propor- ions al viajero, amenazaco por todos los monstruos del mundo. una licencia de regularidad. Es una suiblimacisn de la angustia através del Tito, que cobra un valor de purificacién: nos libera de incumplimien- tos, negligencias o maleticios. La condicién, evidentemente, es que deleguemos el control en un inspector/inspectora que desempeita un papel casi patemal. Esta figura influyente y protectora vigila y resuelve nuestra precariedad existencial,liberéndonos ce nuestra responsabilidad. No es nada per- Sonal. lo hace con todos. por nuestro bien. La socializacién det mic- do es una dindmica bien eonocida en psicologia, Por lo yeneral va acompafiada de un cebilitamiente del espirtu critico. Mal de muchos, consuelo de tontos. En Ja aduana, cuando hemos pasado el semaforo verde del . 5. Cf. Ulrich Beck, Ur niondo a rizchio, tr, it. inno, Tula, 2003, 25 66. Entrevista de Gabrielle Muscolino, Adige, 23 ce noviembre de 2001 Un obsesion dela seguridad Durante todo el fio tu vida ya es bastante complicada, Por lo menos en vacaciones tienes el sagrado derecho a descancar y divertirte con total setenidad. Paraesto sch creado « Vacanze di Valores, una promesa de calidad que presta [a méxinna atentién al Clieate le protege de cual- quier sorpresa o imprevisto antes, durante y despuiés de si vigja” El turismo actual es garantia, certidumbre, seguridad. Una sacrosan- 14 conjura contra los imprevistos. Los cambios de planes y todo lo que huela a improvisaeidn, casualidad y libre albedrfo se temen y se evitan. Como veremos, las expediciones tnristicas cada vez se pare- ‘cen més a las expediciones militares. Chips electronics y baneos de datos Hasta el momento, en un parque natural africano lo maximo que se puede esperar en materia tecnolégica es que los rangers les pongan microchips a los Icones para seguir sus desplazamientos. Sin embar~ 80. es probable que el futuro nos reserve algunas sorpresas. Por ejemn= plo, que los turistas también leven microchips para controlar sus mo- vvimientos y evitar accidentes desagradables. En otras citcuastancias, e/ mismo sistema podria servir para localizarles si son secuestrados En realidad, Ia idea no tiene nada de futurista, se puede evar a la prictica en cuslquier momento. El Gnico obstéculy, por ahora, son lt ética y el marco juridico, superados y atin desconcertades pot la rapi- dez de las innovaciones téenicas. Con dispositivos de localizacién GPS (Global Positioning Sys- cm) se empezaron a controlar primero los objetos, como Jos autom¢- viles y eamiones, dotados de sistemas antisrobo via satelite, En algu- nos casos el etiquetado con chip electrénieo ha sustituido al cédigo de barras en las mercancfas. En cuanto a los snimales, ademés del caso de los leanes de algunas reservas naturales surafricanas, el segui- miento ya esté muy extendido. Se han implantado microchips en el cuerpo ce aves migratorias, delfines e incluso viboras alpinas. A par 2. Vacanze dl Valore es una iniciativa del ier italiano del sector Altea. encolo- boracisn con Francorosso y Viaggidea: ef. chit. /www.scanzedivaloreit>- Be spre sete arnt tir de 2003 la compaia SECOM, Kader japonesa en el sector de servi- cios tecnoleégicos para empresas y seguridad, comercializé un collar via satélite concetada con uns centalits telefénica que permite loca lizar alos perros fugitivos. Con sistemas parecidos e! registro canino se actualiza continuament. FI paso del seguimiemto del animal al de las personas ha suse tado polémica en el caso de los brazaletes elecirénicos que se aplican en varios pafses, entre clles Italia, algunas personas en libertad vi gileda. En Gran Bretafa ya se ha dada el ease de varios padres hhan pedido que a sus hijos les implanten un transmisor subcutineo para localizartes si les secvestran (o si se pierden por los pubs).Como es légico, e! uso de grandes ojos via satéite pasa localizar o abatic setes humanos en la superficie del planeta Tierra estd dando mucho que hablar. Stefano Rodotd, nucstvo garante para la proteccién de los éatos, personales, ha expresaco muchas reservas acerca de los Hamados chips electrdnicos. No es preciso andarse con demasiedas explica- ciones: segun nuestras leyes, es evidente que el ctiquetado electréni- Co lesiona el derecho a la libertad Je movimientos y la propia digni- ddad de la persona. En el easo de los brazaletes elect snicos aplicados alos presos o a los menores, 50 trata de personas cuya libertad fun- damental de movimientos se limita 6 se contrala por castigo © por necesidad de tutela, Pero ;quién © qué podria impedir a un imperin ‘mundial plenipotenciario imponer que la posicion y los datos biome tricus de los viajeros se almavenaran y renovaran contiauamente en tun gran ordenador central? El control que ejerciexa sobre este munklo seria total ‘No parece que estamos :nuy lejos. Esti naciendo un nuevo suje to capa de ejetcer formas de Vigilancia a escala planetaria. Una vigi- lameia que se transfiere menudo de la esfera de lo excepcional a la de lo cotidiano, de las clases de personas «peligrosas» a ls ciudada- nos en general. Después del LI de septiembre de 2001 en Estados Unidos se ha apostado por la seguridad en detcimento de la vida pri- vada, Segiin Rodotd: En virtud de uns estrategia global y unilateral de Iveta contra el terro- rismio, Estados Unidos considera que es indispensable ejercer formas de control total sobre todos los ciudadanos del mundo mediante la vi Laotsevifnde laseguridad gg gilancia de todas sus comunicaciones elecirdnicas y de sus despleza- Imienlos, en particular de sus viajes aéreos.’ Esta tendencia se concreis en los planes de la administracién de Bush, con el llamado Total Information Awareness, alga asi como «vigilan- cia informatica total». Varius semanas después de su presentacisn, debido » reacciones como la de la Unién Americana de Libertades Ci- viles («en Estados Unidos la privacidad y la libertad estén en peli- 70>), Se sustituyo Ja palabra total por la palabra terrorism, Cambid el nombre, pero no la sustancia del proyecto, que consiste en crear un gigantesco sistema de recogida y andlisis de datos personales tome- dos de las fuentes mas variadas. La idea consiste en informatizar los datos personales y crear un banco de datos de toda le poblacién de ‘Homo sapiens de la tierra. La finalidad controlar sus comportamien- fos, comunicaciones y desplazamientos, pars prevenir actos ilegales, trinsitos © agrupaciones no autorizados Una vez mas la ciencia ficcisn se ha adelantado. En 1975 el es- critor inglés John Brunner publicé una novela en la que imaginaba un monstnioso ordenador que recuerda y vigila la identidad de todas las personas: [Era ligico: cada cual debia tener un aumeso de cédigo personal. De lo contrario, gedma se Ias iba a arreglarel gobierno pars vigilar alos ciu- \dedaros, conocer sus desens, ss gusios. sus preferencias, 91s compris, ses oeapacionsy subst, a sina deat indviosHies y méxiles® embargo, en la novela de Brunner cualquiera tiene acceso @ las in- formaciones del ordenador. Fs una increfble ingenuidad. Las infor- maciones son poder, y el poder lo ejerce una oligarqufa. El conoci miento y el poder nunea se conceden gratis, ni democrticamente. Tanto si se llega a crear este archivo de toda Ja humanidad ‘como si n0, os datos personales cada ver estén mis desprotegides, on unas consccuencias poco halagtienas. Con una pequeda modifi 8. CF. Suefano Rodeta, + America Yuck la otal serveslianzs cel nioador. La Re: ubblica, 23 de junio de 2003 9." John Brunner, adie 4GH, Bitice Nore, Milén, 1979, p 90, 86 No disparer eon el erste «cacivin de programa, los sistemas de control de la movilidad pueden configurarse, con el pretexto de lchar contra el terrorismo, para re tistrar los itinerarios de los eiudadlanos, entrometicndose en su vida privads, Lo mismo puede cecirse de un vulgar peaje de autopisia, un , la duracin y el destino de nuestras vacaciones se han convertido en datos de dominio pi blico que incluso podrian venderse. En Ttalia el Ente Nazionale per V’Aviazione Civile (ENAC} ya ha firmado un acuerdo eon Estados ‘Unidos que sacrifica la privacidad en aras de la seguridad: las autori- dudes aduaneras estadounidenses pueden consultar los datos «sensi- bles» de los pusajeros de Alitalia. Mafiana podrian hacerse publicos elextricto de Ia cuenta corriente, las orientaciones sexuales,el eciti~ ficado de anteccilentes penales oe] mapa genético del turista, enexes al billete de avion. O podria ser obligatorio Hevar brazalete electréni- co para ir a determinados éestinos. Llegados a estos exiremos, los abusos serfan partos monstruosos, hoy todavia inimaginables. Tratemos de imaginarlos, de todos moxios, {Turismo entremeti- do, fuera de los caminos trillados? Salta la slarma. De inmediato se dispara un misil ad personam guiado por satélite. Mientras tanto, la alegre compania de los autorizados y portadores de permisos comen- ten Ia barra de un bar las ltimas hazafas de los compaieros de via~ Je que han osado arriesgarse, En este caso, no seria de extrafiar que se propusieran recorridos por pasillos turisticos semejantes a los pasillos humanitarios que per miten la huida de prétugos de las zonas de guerra. En las montaiias fronterizas entre Tailandia y Birmania, donde el vjércita del gobierno dictatorial birmano combate ferozmente dese hace anos contra los guerrilleres karen, cxisten ya algunas sons francas detimitadas. Alli los \uristas pueden fotografiar compulsivamente a las pobres mujeres padaung con anillos en 21 cuello, conocidas como mujeres jirafa.Tan inconscientes como protegidos. 90, __ No disparencomtrae urate Quiero un pueblo con los nervios templados La certeza de las vacaciones y la seguridad del turismo tambiga pue~ den plantearse asf: la gente tiene que consumir obligatoriamente sus ‘vacaciones. Los que se quedan en cass viendo la tele — un enter miento semigratuito que, segtin afirman algunos, legard a ser la act vvidad principal en e! tiempo de ocio— no gastan. La gestidn de la se- guridad cuesta mucho dinero, ce modo que aumenta el producto interior bruto y al mismo tiempo crea condiciones para un consumo desbocade. La seguridad en el mundo de los medios de transporte _mueve mercancias, personas y dinero, mientras que Ia inseguridad lo paraliza todo. Al parecer hemos aceptado la carge de una rutina diarta a menu- do agobiante, pero compensada perisdicamente con breves huidas,con una capacidlad de gesto que nos da La ilusign de la libertad. Quiz no ande descaminado Hakim Bey cuando afirma: «Bl turismo es la quin- taesencia del fetichismo de la mercancia. Es el ditimo culto, la adora- cin de anos bienes que no Hegan nunca, porque se les ha exaltado mds alld del limite de 1a mortalidad y ta moralidad»."" Es como st comprar mercanefas y servicios —consumiendo como tales los desti- nos turisticos— pudiers curamps la enfermedad de corter cada cual dentro de su jaula, con deseos mis o menos reprimidos de eseapar y cambiar de aires. Un anhelo generalizado que muchos anuncios pu- blicitarios saben explotar a fondo. Si la seguridad ce los destinos turisticos brinda esparcimiento y descanso, la inseguridad es un bumerdn, sobre todo pare la sociedad postindustrial generadora de turismo, que gracias ala utopte turfstica cuenta con una importante vélvula de escape, aunque existan otras oportunidades —més.o menos licitas— para huir de la cotidianidad, como el deporte. los grandes conciertos, el entretenimiento televist- vo, las compras, la religiGn, las fiestas populares, el sexo mds 0 me- nos transgresivo, las fiestas oficiales, las drogas blandas y duras, cl alcohol. Lo importante es Ilenar el vacio, el vaemum generado por el tiempo libre, con diversiones a plazo tio. La extension natural de la animacién televisiva en horas de tarde es la animacién veraniega en 15. Cf-supra, gota 11 ents p.33 Va obsesignde la segurdtad canttros de vacaciones, Noes casual que muchos personajes y presen- tadores de sobremesa hicieran sus pinitos en los clubcs de yacacio- nes, 0 acaben abriendo locales de moda en los destinos turisticos. Estas vacaciones animadas y ciertos viajes orgunizadas equiva Jen a tomar sustancias estupefacientes. que sirven para evitar que Ia gente reflonione sobre La calidad de su vida diaria, Podriamos deci que es Ia antigua fSrmula romana del span y cisco», tan apreciada por los poderosns: Henar las barrigas y distraer las cabezas. En el ensayo titulade Las puertas de la percepcién, Aldous Huxley eseribia: La mayoria delos hombres y lus mujetes llevan una vida, en el peor de les casos, tan penosa. y enel mejor tan monstona, pobre y limitado, que el desco de evadirse, cl afin de trascenderse a si mismos, sumngue sea por un momento, he sido siempre ana de lis necesidads principar les del alma.!* |La ereencia de que muchas distracciones turisticas hacen las veees de Jas drogas no es de hoy, ni es sélo propia de los socislogos. Cuando a protagonista de la novela Elamante de Lacy Chaitertey huye a Ve necia, se da cnents con amargo desengafw de que muchos tu vixjan para olvidar: Pero todos aquellos eGcteles, los ballosen el agus tibia, el bronceado a sol abvassdlor en Ia arena tSzrida, los bales sito de jazr, hien pee {dos unos 2 otros. Ios helados pare refrescarse...;qué ers, sino una droga? Séto deseabaa una cosa: narwotizarse. EL agua tibia era una dro- ga: el sol,uns droga; el jazz una droga, los cigatills, los eteles, los helados, Ios vermis... jtodos eran drogas! ; Drogarse y divertise! | Di- vertinve a toda costa? Muchos afios después insiste en este planteamiento un escritor emo ‘Michel Houellebecq. deciclidamente tice cuando analiza los fac 14, Aldous Husley.Le porte della pereesione (1954). tead. i, Mondadori, Miia, 1p. 49 hy trad. eatt: Las puertas de la percepcin, Edluse, Batcelns, 1995). 18, David H. Lawrence, Lamune di Lady Chatieriey (1928), trad, it La ibloteca 8 Repubphes, Roma 2001, p, 289 (hay trad cast: F1 amante de Lay Chaterley, Rueda, Madrid, 1991) 92 No cinparem emia el tit tores que impulsan el turismo contemporéneo: «En cuanto tienen ‘unos dias de libertad, los habitantes de Europa Occidental corren ha~ ciael otro extremo del planeta. airaviesan volando la mitad del globo terrdqueo, se comportan realmente como fugados de una céreel»."* ‘Al igual que todos esos suetios individuales de fuga que con- fluyen en un deseo general, nuestra salida periGdica del mundo del trabajo también tiene un importante aspecto colectivo de naturaleza sociopolitica. Es verdad que sentimos uns fuerte necesidad de hnir, peto si salimos de vacactones es tambien porque el sistema necesi ta que nos despejemos. Si nos quitasen el desatiogo de lus vacacio- nics estallarfa una sebelién planctaria. Lo cierto es que gacentizer unas vacaciones seguras, junto con el puesto de trabajo, forma par- te de los programas de gobiemo, se declare 6 no, Cuando un presi- dente del gobierno, al comienzo del verano. desea buenas vaca~ clones al pueblo, esté haciendo un gesto politico: confia en una formidable valvula de escape y a la vez proclama la estabilidud de su gobiemp. De modo que existen tanto un deber de vacaciones como un deber de turismo, es decir, de movilidad en el tiempo libe- rado del trabajo. Hay que hacer turismo porque ast lo requiere el sistema produe- tivo y la higiene de le fuerza de trabajo. Las dictaduras —del proleta- riado,o de una oligargufa— siempre se han tomado a pecho el pro- blema de las vacaciones, «Quiero que los trabajadores tongan unas vacaciones como es debido, porque quiero un pueblo con los nervios templados», deci Adolf Hitler. Y no se limit6 a proctamarlo, Entre 1936 y 1939, en Prora, localidad de la isla baltica de Rigen, el plan nazi de control social de las vacaciones llamado Kraft durch Freude, fuerza a través de la alegria,se matesializ6 con la construccién de una residencia (una especie de gran cuartel con diez mil comas y vistas al mar) paca el esparcimiento de lax trabajaddores alemanes.” Fn Train de acuerdo con la ideologia estatista y totalitaria del regimen Musso- lini, no se qued6 atrés. Bl fascismo también invadi6 el tiempo libre 16. Houchebecg, Pianaorme, p28 17. Cf. Rendall Bytwerk, «khecorica) aspects of nari holidays», Journal of Po- pia Caltre, XII (LOTS), pp. 230-247; Waltpang Keine. «Nari visions of mass te Theo, documento descarseble ea formato paf desde , en VVAA., Africa, Store di viag siaror ealtan, Blow, Milan, 1986, Sern Benel es un persona mierestte en ve ‘ios aspectos. El primer capitulo desu disso se titla «Michi» «Yo agus v ds voz tna clase de introspecsisn que mde taude seis catcterisicn del Brves Casein nse cexistencial que se pregunta: =, Qué hago aqu?» Primer modelo: el turismo militarzads 99 Guerra y turismo se aman y se odian. En 1942 Hermann Goe- ring ordené w la Luftwaffe que bombardeara todos los monumentos histirieos ingleses de interes turistico, marcados con an asterisco en la guia Baedekes. . Es cierto que la guerra y l turismo de masas son incompatible, pero también lo es que Ta actividad turistica tiene unw enorme nce sidad de orden social. F1 pafo de hieero de los gobiernos militares —dondequiera que ta represion sea dura pero discreta— puede ofre- cer en ese sentido las méximas garantias. La militarizacicn del tur ‘mo internacional corre parejas con la militatizacién de la politica in- termacional. Existe un hecho estructura: para todas las transferencias de materias primas, finaneieras, de cosas y persomas— hacen filta gobiernos s6lidos, aun @ costa de imponer forzosamente la estsbili- dad. Ra este sistema la justieta social. asi como la recuceién de la po breca, no son estrictamente necesarias, son aeciones humanitarias op- tative que deben confine a fos profesional de fs ayuda En enero de 1997 las agencias de viaje franeests que organire- ban visitas a Pent inclufan una parads anto Ia embajada de Japén en Lima, donde los guerritleros del movimiento Tiipac Amaru retenian ‘a mas de sctcnta rehenes, La parada estaba programada para permitir a los turisias fotografiar y filmar el lugar del drama. Basindose en este ejemplo, cl antropélogo francés Mare Augé eseribié una frase laid ria: «EI turismo es la forma cumplida de la guerra» * Incluso en la gran literatura aflora |a conciencia de la inquietan- ‘te analogia ent las expediciones turisticas y las bélicas. En la nove- la Una habitacién con vistas Edward M. Forster, que conocia bien la India colonial, se burla de la pica mentalidad briténica encarmada en dos ladies —los més puros ejemplares de anciuness sefioritas brit c28~ que se preparan para un viaje por el Mediterrineo: Que pudicrs ober ticnas taubién en el extranjero, incluso en Atenas, frtuna idea que ni Tes pasaba por la cubeza, pues consideruban que los 1. Cf. JeanDidier Urbain. Lidieta in viagsio. Stow « diene del rasta (1991), trad. it Aporie, Roma, 197, 16 5. Mate Auge, Dinejland air naniuoght (1997), rd. Holla Beringh rin, 1999, 9.5 tw 100 Noksparen coma are viajes eran una especie de guerra la que se podia acu slo después de haberse armado de lwd0 en ls tiendas de Haymarket" Yenel libro de viajes Una vuelta por mi edrcel la esctitora francesa cade cinismo, eel genios de Marguerite Youreenarcita, no sin una pi Victor Hugo, segiin el cual los dos modos primitivos del encuentro entre los pueblos son la guerra y el viaje.® También las erénicas actuales recorren hasta el infinito esta mis- sma senda. El ojército de fos veraneantes, la invasi6n turistica y otras locuciones anslogas forman part del Iéxico periodistico que tiende a presentar el viaje turistico como una expedicién parabslica. En un editorial del periodico satirico Cuore de hace algunos aos, ttulado Creer, obedecer, broncearse>, Michele Serra describfa las grandes ‘vacaciones de masas como el sel esfucrze més colosal de traslado de tropas jams visto en el mundo, irapresicmante por la sincronta de mo- vimientos, Ia rigurosa disciplina y el repario de las tareass, ¥ en un sabroso intermedio extraido de la Breve storia delle vacanze de Frut- tero y Lucentini leemos una broma signiticativa: «; Ya teneis listo el plan de vacaciones? —Today fa no, nuestro jefe de personal estd estu- diando a Rommel...» En un estudio serio sobre esta temitica, poco investigeda, dos especislistas, Diller y Seofidio, enfocan con perspicacia la cuestion: Parece que et turismo y la guerra se entiecruzan continuamente en los tolediarios, pero eu asaciaciéa no on un fenémeno reciente. El turismo Ccontemporinco es una evoluci6n del viaje heroico del pasado, cuyas rafces se hunden indudablemente en los primeros conflictos territoria- les: despuss do todo, Ie movilidad siompre fue una estratogia bilica coucial, Los soldados, como viajeras, son Tos primeras en penetrar y lebiltar los confines territriales n0 S6lo por la fuerza, sino también a través de la difusisn de le Iongus y las costumbres. Hoy el vigje yano cs simplemente parte de Ts: guerra se ha convertido en un beneticio complementario, inchise en un ingemtivo. Desde Ja primera guerra ‘mundial el reclamo del viajo forma parte en le propaganda del recluta 9. Edvard M. Foster. Camera com vista (1908) La biblioteca di Repubblica. Roms. 2002, p. 203 (hay tend cant ina habitacin convistas, Unidad, Madrid, 1999), 10. Cr Marguerite Youreenar, if gio della prigione, Bompiani, Mildn, 1991, p. 162 hay ra, east: Una vuelta por ni cancel, Suma de Latas, Madrid, 2001), Prime mods lterismo milturizalo 0 ‘mento militar, La publicidad de les fuereas armadas presenta cl srvi- io militar como un modo de «ver mundo». una oportunidad normal- mente reservada & lt clase acomodia.” Las referencias simbélicas entre Ia vida militar y el mundo del taris- m0 no se hallan solamente en Las formas del viaje/expedicién, sino también en las formulas de defensa de los campamentos. Las vaca- ioaes protcgidas dentro de una colonia turistica mas @ menos exéti ca evocan Ia idea de un enclave inatacable: un Fort Paradise, donde defendemos nuestros privilegios frente a los sindios». A caflonzzos, sihace falta La citada web del Departamento de Estado norieamericano,.en la seccion dedicada a la seguridad de los viajeros en el extranjero. ademds de aconsejar «alojarse en los hoteles mas grandes que cuidan és la seguridad. pone en guardia contra las algaradas pablicas, las manilestaciones y, en general, contra las social issues, es decir, las reivindicaciones Sociales. Algnnas de estas recomendaciones cionales son ravonables, otras no tanto. En cualquier caso, desde el Punto de vista antropolégico, todas son interesantes. 6! acento rece naturalmente, sobre un tipo de comportamiento que no haga caer en Ja tentucién al «depredadory extranjoro, No meterse en [fos siempre serd un buen consejo. El problema es de qué clase de lio se trata, Sila naturaleza misina de Tos Ifos es 14 mezcla de varios ingredientes, emo distinguir los buenos de tos malos? ;.Con urreglo a qué cono- simienios 0 experieneias? AdemAs, ;10 resulta algo contradictorio ‘viajar para conocer otra realidad... pero evitando sumergirse en ella? ‘Como hemos visto en el capftulo anterior, la regla de oro serfa ‘mantener un perfil bajo y no llmar Ia stenci6n, pero para el tarista ‘occidental que aterriza en un ambiente social desconocido, Is salva in es una aventura lena de enigmas indescifrables, que lo vuelven suspicac ¢ inconstante, Estard a salvo en kt medida en que no se im- plique demasiado. En otras palabras, su salvacién dependerd de su te- sistencia al calor (humano) local. Lo ideal, para quien rezona asi, cs un islamiento cultural y estructural que s6lo la industria turfstien stitu- 1H. lizabein Diller y Ricardo Scofido, els. Visite wus armées: totrisme de gue rreBack ro the Front: Tourism of War. Pore régional d'et contemporain de Besse Normandie, 1994, 12 No cisparen contr el mista puede proporcionar audecuadamente. Ante todo para proteyer su opt lenta irreprochabilidad, El turismo, medroso ante cada alarma, tenga o no Tundamento, se recluye en oasis de bienestar, si es posible cercanos, que asegu- ren la maxima autarquia y la méaima proteccién. El turismo refu- giudo on el gran hotel 0 eatre los muros de la urbsmizac ciones, también protege de los choques cultrales, es decir, de esos traumas que brotan del encuentro/choque con manifestaciones cul- turales profundsmente distintas. Por eso los grandes hoteles, en vex de dejar que los clientes se pierdan por los folcléricos mercadilles locales, tienen sus propias boutiques étnicas en lujosas galerias co- merciales. En estas tiendas que estin dentro de las instalaciones tu- risticas se vende Ie attesania local con calidad garantizada; ast se evita el riesgo de un encnentro con una diversidad humana dema- slado radical. A propdsito de este aislicionisino turfstico, el papa Juan Pa~ ble II, con motive de la XXIT Jornada Mundial del Turismo (2001), ‘expresé un razonamiento didfano y tajante: En algunos lugares, sin embargo, el turismo de masas ha preducido ‘una forma de subcultura que degrada tanto al jurista como a Ta comu- ridud que lo aeage: se tiende a instrumentalizar. con fines comerti les, los vestigios de «civilizaciones primitivas» y los rilos de inicia ‘con que avn perduran» en algunas sociedades wadicionales. Para las ‘comunidades de acogida, muchas veces el turismo se transforma en la ‘oportunidad ée vender productos lamados exticas. Surgen asi cen- tras de vacaciones sofisticsuos, alejados de un contacto real con ‘cultura del pais aafitcisn v caractesizados por un exotismo superficial para use de curiosus sedientos d2 nuevas sensaciones. [.] Para st- Uslacer estes exigencias se opta por «reconstruir Ia dimension etni- cam: Je coatrario de lo que deberia ser um verdadero diflogo eatre las civilizaciones, respetuoco de la autenticidad y de 1a realidad de cada cual EE cardcterrefractario de cierto modo de haver turismo es una pro- Tongucién,en la Gpoca de vacaciones, del estilo de vida ciara al yuo est acostumbrado el sector més pudiente de los habitantes de las grandes ciudades. Un estilo que, tal y como objet el urbanista Mike Davis a proposito de Los Angeles, se caracteriza por la progresiva Primer modelo: el turismo militerinsto 103 destruccion del espacio pablico, asocinda a una obsesiGn por Ia segu- Tidad, Se llega al extremo de militarizar la constracciGn de viviendas y levantar barreras entre barrios poblados por clases sociales distin- tas. Los espacios comerciales y Ue ecio se aislan del exterior, las vi- Thas se transforman en castillos privados. La arquitectura y el poder excesivo de la policia estan perfectamente adaptados a los ideales de orden, laboriosidad y privilegio merecido. caraceristivos de la clase media alta estadounidense, En una ciudad remodelada de esta forma, observa Mike Davis, incluso las categorfas simbélicas se modifican: Ia seguridad es simbolo de prestigio, mientras que el vagabundo di valli el espacio abierto y cormtin donde en el pasado podian mezelar- se las clases y las culturas.!” En resumen, cl fortin de los blancos se ha cunvertido en un es- pacio cerrado, en el ue cl ciclo vital esté completamente programz- do: trabajo, consumo, entretenimiento. Esta divisién del espacio ur- ano —que se reproduce en el aparsheid de las vacaciones — se rige or un fuerte principio de exclusidn del diferente, con mayor motivo sies miserable. El andlisis dv Davis se refleja en el capitulo que Zygmunt Bau- ‘man dedica a los «reductos dorados» en su libro Comunidad. En bus- ca de seguridad en un mundo host. El sociélogo polace describe los lugares de retiro de una oligarquia cosmopolita y viajera, que entien- de la comunidad como una widenticidad> homogSnea. Esta élite ha- brfa logrado su designio perverso: transformar a cada extrafio en un alicnigena y a cada alienigena en una amenuza, Entonces la eldsica urbanizacién turistica construida en una pla ys tropical se convierte en una sucursal de la civilizacin del privile- io. Lugar de poilach, es decir, de ese desperdicio ritual de bienes su perilucs ¥ recursos — basta con pensar en sus pantagruélicos butés— que como tales, precisamente porque se despendiciam, confleren pres- tigio y plusvalis a la experiencia turistica, Sin embargo, al mismo tiempo asistimos a la progresiva demo- eratizacion del viaje y del veraneo, con Ia ampliaciGn hacia abajo de las oportunidades exclusivas, tradicionalmente reservadas ala mal Mamada crema de la sociedad. Tampoco faltan las protestas y los ma- 12. Cf Mike Davis, Cia di quarco Indogaido sul futuro Les Angele, tad. it manfeswolbe, Roma, 1999 ogo dispute contra el tristin os humores de los sujetos acaudalados mis intemperantes por 10s pa~ rafsos pesdidos. Pero ésta es otra hisioris, que necuerda las reacciones de la aristocracia decimonénice ante la apuricidn de horas pequetio- bbarguesas en las playas y les montalias. Bl lujo es ante todo el espa cio privado que se puede disfrutar El lujo es la posibilidad de elegir, ten caso necesario, incluso una dorada soledad. El comin denominador de fz mayor parie ce los irises, aun sicndo muy distintos entre si. es la disponibilidad de dinero, La pro- blematica, por tanto, no afecta tan sélo a las vacaciones de lujo, sino también 2 las vacaciones aventureras, que, 2 pesar de los mitos pos- romdnticos ode los modelos a lo Rambo, pueden sercarisimas. Acer- cca de Jos llamados turistas «extremos» que se ponen a prueba duran- te las Vacaciones, se cuenta un chiste despizdade: «A un tipo que se hha apuntado a un concurso de supervivencia en el que sSlo se permi- te levar tres kilos de material, un amigo le pregunta: “ZY tii qué t@ Hlevas?”. Respuesia: “Tres kilos de délares” » En un ensayo que ya es un clasieo de la sociologia del turismo, el israeli Erik Cohen ha acunado la expresién cburbujas ambientales» para definir los enclaves tusfsticos impermeable a la realidad local * Scgiin Cohen, la experiencia turistica combina una instancia de no- veld con un grado necesario de familiaridad, es decir, oftece I guridad de Las viejas costumbres en un ambiente distinto. Esta di- rsimica entre exotismo y familiaridad es fo que proponen de forma convincente precisamenie ests avamcauillas turisticas (Iease: hoteles, resorts y urbanizaciones turisticas) que permiten treves salidas con- troladas, con la garantia de un segreso a un lugar seguro. ‘Vuelven 2 la memoria las paginas que Jean Delumeau dedicd los a, Tine, Turi, 1086 (coedeidn Beringheri Turn, 1980) Sabre el fopor és aC ‘ans, véase Via Fortunatl y Glampeclo Zucchin, eds. Puesi di euccagna e mond alla rovescia. Alinea edie, Florencia, 1989. 5. Entevista evaizaca por Masie Laure Colson para Libération, wa. item Inter: nacional, 12 de mayo de 2000,

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