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Lluis Barbé El curso de la economia Grandes escuelas, autores y temas del discurso econémico Editorial Arid, SA Barcelona CapiTuLo 1 DEL OBJETO Y DEL CONCEPTO 1. Objeto det curso. — 2. Defensa de la historia, — 3. Contenido de la ciencia econdmica. — 4, Concepto de economia, Waaner: Perdonad, pero es tan delicioso trasladarse al espftity del pasado, jver cmo pensaba un hombre sabio de antes y qué lejos hemos llegado nosotros! Bausto: jOh, sf, hasta las estrellas! jAy, amigo mio! Los tiempos del pasado son como un libro,con siete canda- dos para nosotros; lo que los hombres llaman el espiritu de los tiempos es, en el fordo, su propio espiritu, en el que, a menuido deformados, se reflejan los tiempos. J. W. Gore, Fausto (1808) 1. Objeto del Curso EI tipo estandar de manual de economia en los paises occidentales (Samuel- son, Lipsey, Dornbusch y Fischer,! etc.) presenta el conjunto de conceptos que los autores consideran actualmente relevantes, sin apenas dar referencia histérica alguna de cémo se ha llegado a esta situacién. Se cree que con el mejunje de conceptos up-to-date, el estudiante.ha de quedar satisfecho. Yello pese a que la concepcién de la economfa varia lo suyo de una escuela a otra, e incluso los sis- temas organizados que aparecen por el mundo son muy distintos. Con este enfoque estandar se pretende Ilegar a conocer qué es la economfa como quien explica los diez mandamientos sin contar qué caramba hacia Moisés en: lo alto del Sinai. Noes preciso ser adicto a Hegel para saber que, de hecho, el estudio de la economia es el estudio de la historia de la economia y viceversa,? y que para con- 1, Estos textos, sin embargo, pueden ser titiles para cubrir parte del contenido del curso, en especial el de Richard G. Lipsey, Introduccion a la economfa positiva, Vicens Vives, 1988. 2. Hegel dijo: «el estudio de la historia de la filosoffa es el estudio de la filosoffa misma». Apuntes del curso Introduccién a la historia de la filosofia, Sarpe, 1983. 16 EL CURSO DE'‘LA ECONOMIA + Hay, sin embargo, segdin recuerda Mark Blaug,? cuatro maneras de hacer historia del pensamiento en cualquier ciencia:» J. Hacer la historia del espfritu de los tiempos, planteando las ideas centra- les y explicando par qué eran centrales. 2. Hacer reconstruccién hist6rica, es decir, intentar presentar a los autores pasados en sus propios términos, 3. Hacer reconstruccién racional, tratando. los pensadores de cualquier €poca como si fueran contempordneos nuestros, e incluso intentando dilucidar qué pensarian ahora. 4. Hacer la apologia de lo que uno mismo piensa, usando y abusando de los grandes autores que nos han precedido. A pesar de que este tiltimo modo es claramente'pernicioso, al hacer la expo- sicién de las doctrinas econémicas se suelen presentar los cuatro mezclados. Mucho me temo que aqui, pese a los intentos por evitarlo, Ilegue a pasar lo mismo, Con este recurso a la historia def pensamiento econdmico para saber por qué la economia es como es, el presente curso se convierte en-una gufa orienta- tiva de lo que el estudiante encontrard o ha encontrado en los cursos teéricos. Pero no la tipica gufa que resume contenidos, sino la que orienta sobre las justi- ficaciones ideolégicas y las pretensiones de cada materia. Haciendo un s{mil cinematogréfico: el curso no ‘se limita a dar sintesis de los argumentos de las peliculas que, ha visto 0 verd en el festival, sino que, sobre todo, le explica qué hay detrds de los titulos de crédito. Este tipo de orientacién es especialmente interesante porque, tal como estén estructurados. los planes de estudios, la inmensa mayoria de los estudiantes no tendrén otra ocasién para reflexionar sobre el papel y contenido de las grandes escuelas del pensamiento econémico. 3. . Contenido de la ciencia econémica EI contenido de la ciencia econémica, como el de los juegos (jolimpicos, matemiticos, florales, o de sal6n, bafio, mesa y/o cama!), ha ido enriqueciéndose con diferentes t6picos sujetos a interpretaciones diversas que, a lo largo de los afios, han reflejado los puntos de vista de escuelas especfficas. Y he dicho enriqueciéndose porque en este campo ha quedado confirmado aquello que decia Hegel de que los conceptos y los contenidos pasados no se sustituyen por los nuevos, sino que gozan de vida propia. 7. M. Blaug, «Intréduccién al pensamiento econémico», conferencia inaugural del curso 1990 sobre historia del’ pensamiento econdmico, organizado por el Instituto de Humanidades de Barce- Jona. DEL OBJETO Y DEL CONCEPTO 17 Esta dinémica de la evolucién de'una materia de estudio puede concebirse como el producto de dos tipos de influencias: las externas y las internas. Defender que la evolucién de la economia se debe a la influencia de los acontecimientos del mundo real o de las politicas e ideologias dominantes se conoce con el nombre de posicién relativista. Defender que la economfa evoluciona como cuerpo cientifico ~ a causa de la propia inercia del mundo académico que la construye se conoce con el nombre de posicién absolutista. Mark Blaug nos hace ver que, én el fondo, los relativistas y los absolutistas esconden convicciones més’ profundas: EI relativista contempla cada teorfa sustentada en el pasado como expresin y reflejo, mas 0 menos fidedignos, de sus condiciones contempordneas, quedando cada teoria perfectamente justificada en su propio. contexto; el absolutista s6lo tiene ojos para el desarrollo estrictamente intelectual de la materia, que considera ‘como una progresién segura desde el error hasta la verdad, Los relativistas no pueden clasificar las teorfas de los diferentes perfodos en términos de mejor 0 peor; los absolutistas no pueden evitar hacerlo* Evidentemente, no hay nadie que asuma de manera extrema.una de ambas posiciones, pero hay autores, por ejemplo Eric Roll,? que:subrayan que los grandes cataclismos exteriores (guerras, depresiones, hiperinflaciones) y las grandes ideologfas ejercen una importante influencia en la ciencia ‘econémica, mientras que otros ponen el énfasis en la inercia de la comunidad cieritifica, tal como hace Schumpeter al decir: E] andlisis econémico no se ha moldeado nunca por las opiniones filos6ficas que los economistas resultan tener." 4. Concepto de la economia Pasemos al concepto de economfa, que ya es hora: en época de los griegos, economia significaba el arte de administrar la casa (oikos, casa; nomos, admi- nistrador). Con Montchrétien, en el siglo XVII, se comienza a utilizar el término «economia politica» para designar el arte de administrar la ciudad o estado (polis). ‘Sin embargo, dado que este arte es mucho ms complicado, desde esta perspectiva social, conviene dedicarle una mayor reflexién. Efectivamente, esta reflexién se produjo mediante Jos tratados que iban esctibiendo los filésofos que quisieron bajar de las cosas divinas a las’ humanas. Entre estos filésofos destacan unos cuantos' de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX, casi todos de origen britanico, a los cuales se considera hoy en dfa como los economistas «clasicos»: Adam Smith, Malthus, Ricardo, John Stuart Mill. A estos nombres hay que afiadir 8. M. Blaug, Economic Theory in Retrospect, 1962, pp. 1-8. 9. E. Roll, A History of Economic Thought, 1939. Hay taduccién al castellano: Historia de las docirinas econdmicas, Fondo de Cultura Econémica, 1971. 10. J. A. Schumpeter, Historia del andlisis econdmico, p. 41. 18 EL CURSO DE LA ECONOMIA, el-del alemén Karl Marx que, quizé por el desgaste de codos efectuado en'la biblio- teca del Museo Britanico, también entra dentro de este circulo supremo. Pues bien, los economistas clasicos, a la hora de definir qué es lo que entendian por economia politica, venian a decir que era el estudio de las leyes sociales que gobiernan la produccién y la distribucién de Jos medios materiales para satisfacer las necesidades humanas, En esta definicidn destacan dos rasgos importantes: a) se trata de una definicién de contenido material que habla de aspectos y de actividades concretas en una sociedad; b) el cardcter social de las leyes econémicas viene subrayado. Bajo esta definicién, es inconcebible montar ejemplos econdmicos en base a Robinson Crusoe cuando esté solo, sin lazos sociales. , En tanto que conjunto de leyes sociales, se supone que la economia politica depende de la evolucién de la sociedad. Ya veremos mis adelante, al estudiar los sistemas econémicos, cémo conciben esta evolucién,.en funcién de la dinémica social, Adam Smith y Karl Marx. Lo que quedaba muy claro para estos econo- mistas es que la economia politica era una rama de la filosoffa en la cual las leyes y categorfas tenfan naturaleza histérica: En cambio, Ricardo, pese a ser en muchos aspectos el maestro de Marx, aplicé metodologfas con las que intentaba acercar las leyes de la economia politica a las leyes de las ciencias naturales, Sobre todo ello hablaremos pronto. Ahora 16 que quiero remarcar es que la aceptacién de la misma definicién podia _ dar lugar a posiciones harto coherentes de evolucionismo histérico, caso de Smith y Marx,.o menos coherentes de inalterabilidad, y aleance universal de las leyes econémicas (Ricardo). Que la economf{a politica tenfa naturaleza histérica también lo afirmaron los historicistas alemanes de mitad del siglo XIX (Hildenbrand, Roscher, Knies) en reaccién al posible acercamiento de la economia politica hacia las ciencias natu- rales, promovido por Ricardo. Los historicistas, sin embargo, negaban la existen- cia de leyes econdmicas ‘como tales; para ellos, los hechos histéricos obedecen, como maximo, a actitudes mentales histéricas. Aquf, a diferencia de Smith o de Marx, no hay un marco teérico en el que inserir la evolucién histérica. De hecho, para los historicistas, no existfa economfa politica, sino‘historia econémica. Tal como veremos con detalle a lo largo del presente curso, en el tiltimo cuarto del siglo XIX surgieron economistas que basaban sus. razonamientos en el calculo marginal y que, al asimilarlos Alfred Marshall, produjeron una cierta «revolucién» en el campo de.estudio que.nos ocupa. En primer lugar, el tratado de Marshall, en vez de referirlo a la economfa politica, lo dedica a la economia. En inglés, el cambio es mds acusado, porque pasa de“ Political Economy a Eco- nomics. Con ello aparece una nueva palabra para designar la materia de estudio (Economics), mientras que el término economy sirve a partir de entonces, cuando no vaya precedido del adjetivo political, para referirse al Ambito-en el cual se pro- ducen los hechos econémicos (como por ejemplo, cuando se dice: «consideremos una economia del tipo tal o cual...»). La «revolucién» no se paré en el nombre, DEL OBJETO Y DEL CONCERTO 19 sino que, de hecho, lo trastocé todo: la esencia de la economia radicaba en el met- cado y la actividad econémica por excelencia era el intercambio. Las considera- ciones sociales desaparecen como por atte de magia y se sustituyen por el axioma de la maxima utilidad, objetivo tnico y-excelso del homo economicus. Incluso el cardcter material, de Ia definicién queda modificado; cuando hacia 1930 Lionel Robbins explicita el concepto de economia que se desprende de este nuevo enfoque y contenido, lo hace en: los siguientes términos: La economia es el estudio de la conducta humana como relacién, entre fines y medios escasos que tienen aplicaciones alternativas."" Esta es una definicién formal que tanto puede servir para calcular la dieta ideal para presupuestos limitados, como para resolver un montén de problemas de ingenierfa. El elemento definidor es la escasez. No puede haber economia si no hay escasez, pero si que hay economfa para Robinson Crusoe cuando calcula'si le saldré a cuenta, dadas sus escasas fuerzas, tirarse al mar para recoger un batil que flota. Con ello, la economfa deja de ser una ciencia social. para intentar con- vertirse en una ciencia légico-formal. Es interesante leer a Oskar Lange!? cuando hace la critica de esta tendencia del pensamiento econémico, que se suele conocer con él nombre de escuela neo- clasica, y que él denomina.tendencia subjetivista. Resumiendo su critica, Lange dice que los subjetivistas practican el atomismo metodolégicd, que consiste én presuponer: a) elecciones individuales independientes, b) la utilidad como base del valor, y c) el principio de libertad del consumidor y del agente que va al mer- cado. Estos supuestos, usados bajo d) la conjetura de extrema racionalidad, se tra~ _ ducen formalmente en la maximizacién bajo restricciones. Todo junto hace que el estudio del proceso econdmico quede aislado de las relaciones de produccién, relaciones que para la rama marxista de la economia politica son las determi- nantes de toda la ‘dindmica econémica (véase mas adelante, cuando tratemos del thaterialismo histérico). En ‘cambio, bajo los subjetivistas dichas relaciones sociales desaparecen de! mapa. En la economfa politica, las relaciones econdémi- cas obedecen al esquema: Persona — (Cosas) — Persona, que teflejan él hecho de que una relacién econémica representa siempre una rela- ci6n entre dos personas que se ceden cosas materiales o inmateriales, pero en ella el lazo importante es el vinculo social que se crea. En cambio, en el marco de la escuela subjetivista (neoclésica; para nosotros), quedan reducidas al esquema: 11. L, Robbins, Ensayo sobre la naturaleza y significacién de la ciencia econémica, Fondo de Cultura Eeonémica, 1932. 12. 0. Lange, Economia politica, Fondo de Cultura Econémica, 1963, caps. 1 y 6. 20 BL CURSO DE LA ECONOMIA y '. Persona ~> Cosas. Las relaciones de distribucién entre las personas se dejan también de lado: no conviene meterse con aquello que puede molestar al poder constituido. Este dejar de lado se hace mediante un procedimiento sutil: en'vez de hablar de cémo se parte el pastel del excedente, tema harto delicado porque lo que un grupo 0 clase social obtiene es a costa de los otros grupos o clases, se.centra el andlisis en el intercambio. Asf, se dice:.al intercambiar, los bienes en un mercado, tanto el comprador como el vendedor salen ganando, ya que no serian tan esttipidos de efectuar un intercambio si van a salir perdiendo. La libertad de intercambio garantiza, pues, que todo el mundo salga ganando. El intercambio y el mercado son, consiguientemente, los elémentos armoni- zadores de una economia y puede observarse que el esquema de razonamiento es como él de una novela rosa: todo es bonito, todo el mundo es bueno, jviva el intercambio que-nos da la maxima utilidad (felicidad)! Sin embargo, se esta escondiendo que, en cualquier intercambio, quien tiene la posicién de poden mediante la fijaciéri del precio puede arramblar con todo el excedente que pre- tende conseguir el oponente. En un mercado laboral’sin sindicatos y con patronal monopolista (esto es, con emipresarios que no se hacen la competencia entre si), el obrero que va a ofrecer su fuerza de trabajo esta vendido, en el sentido de que se verd obligado a aceptar el salario que los patronos quieran darle. Si no le gusta, se queda sin trabajo, situacién ‘que si se prolonga le har «bajar los humos» y aceptar el salario que sea. Por tanto, de armonia, poca. Para Lange, la escuela subjetivista representa la liquidacién de la economia politica. Cita la opinién de Gramsci al respecto cuando éste juzga la obra de Pan- taleoni, un autor neoclésico italiano: La economia pura de Pantaleoni os una especie de introduccin a tratados de cocina o de erotismo avanzados.'? Esta es la situacién actual: dos concepciones que no tienen nada que ver la una con la otra son las que definen las Iineas en las que se han movido y se estén moviendo la escuela clésica (la de economfa politica, Political Economy, que tiene como herederos actuales a los seguidores de la escuela marxista y a los neorticardianos), y la éscuela neoclasica (la de economfa, Economics, el enfoque que, con honorable suavizaciones, predomina en el mundo occidental). {.Queriais el concepto de economfa? Pues, hala, ya lo tenéis. Y no uno, sino dos: Pero seré mejor que ahora, de entrada, no escojdis. En economfa conviene jugar todas las cartas posibles, ya ue a Veces surgen frutos inesperados. Por ejemplo, el enfoque neoclasico puede ser formalmente titil para planificar, y el enfoque marxista, para sacar ventaja al negociar convenios colectivos. 13. A. Gramsci, I! materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce. Opere di Antonio Gramsci, Roma, 1955, vol. 2, p..268. Citado en O. Lange, op. cit, p. 249. CapiTuLo 2 DE LOS METODOS HABIDOS Y POR HABER EN LA CIENCIA ECONOMICA 1, La induceién. — 2. Los métodos: — 3, Andlisis positivo versus-andlisis norma- «tivo, — 4. El homo wconomicus. — 5. El equilibrio econémico. Busca, modesto, gufa en la ciencia ‘mas desntidala de toda su soberbia guitale cuanto es s6lo vanidad, ligereza, Injuria de saber, pura indolencia, ardides para compelir la mente a la destreza, mero placer curioso ingeniosa paciencia. Expdrgala entera o pédale la cresta de las artés que empapa nuestro vicio; luego, mira bien cuén poca resta que, sirviendo al ayer, atin, dé servicio. ‘A. Pore, An Essay on Man (1733) Dado que la economfa tiene pretensién de ciencia, los métodos seguidos para construirla son.de la misma naturaleza que los utilizados en cualquier otra ciencia. Sera preciso, pues, echar una ojeada a estos procedimientos generales. La metodologfa o filosofia de la ciencia reflexiona sobre cémo se consigue producir ciencia y en virtud de qué se puede lamar «ciencia» a un cuerpo de pen- samiento mas o menos organizado. La primera cuestién, desde Karl R. Popper, se conoce con el nombre de contexto de descubrimiento, y la segunda, con.el de con- texto de validaci6n. Al tener como objeto de estudio las elaboraciones cientificas, la filosoffa de la ciencia se sitda en un nivel superior de contenido que, siguiendo a Losee,! podemos visualizar de la manera siguiente: Nivel 0. Hechos Nivel 1, Explicacién de-los hechos Ciencia Nivel 2, Andlisis de la explicacién de los hechos Filosofia de la ciencia 1. J, Losee, Introduccién histérica a la filosofia de la ciencia (1972), Alianza, 1981, p. 13. 24 EL CURSO DELA ECONOMIA | El interés por el andlisis de los procedimientos cientificos viene de lejos. Aristételes, como en tantas otras cosas, metié también baza: los dos grandes métodos para hacer avanzar la ciencia (y, de hecho, para pensar cualquier cosa) son la deduccién y la induccién. La deduccién consiste en hacer afirmaciones sobre casos particulares a partir de premisas generales, utilizando las reglas de la» légica. Para los escolsticos, ello se plasmé en los silogismos, en los que de un par de premisas se deduce una conclusién obligada: «todos los cisnes son blan- cos; esto es un cisne; ergo, esto ha de ser blanco». O bien, «a todos los abstemios les gusta el azticar; ningtin ruisefior bebe vino; por tanto, a ningiin ruisefior le desagrada el azticar», Este bello ejemplo de cémo la légica puede romper el sen- tido comtin y conducir hacia la alta fantasta se debe a Lewis Carroll,-el autor de Alicia? Con el paso del tiempo, la Idgica escoléstica ha conducido a la légica mate- mética, que encadena proposiciones con operaciones simples: uni6n, interseccién, implicacién, negacidn. Este cambio, espectacular desde el punto de vista formal, ha sido una tonterfa comparado cén la evolucién del concepto de induccidn. 1.- La induccién Arist6teles concibié la induccién como el paso de proposiciones particu- lares a enunciados 0 leyes generales. A fin de que se pueda dar el salto desde los casos particulares al enunciado general es necesario que la induccién sea per- fecta o universal, es decir, no se puede dar excepcién alguna. Si todos y cada uno de los cisnes que hemos visto son blancos, podemos afirmar que «todos los cis- nes son blancos». El método inductivo aristotélico presenta, empero, dos grandes defectos: el primero, que s6lo es aplicable a universos cerrados y con- trolados. Si no conocemos todos los elementos implicados, la induccién no es valida; si se descubre un cisne negro en Australia, ya no podemos continuar manteniendo que todos los cisnes son blancos. El segundo defecto es su laborio- sidad: hay /universos controlados que pueden suponer mucho trabajo si preten- demos que no se nos escape’nada. "La filosofia occidental fue muy remisa al tratar de mejorar el método indue- tivo.) Hasta comienzos del siglo XVII no hay reacciones; Francis Bacon, cansado de la esterilidad de las deducciones escoldsticas, plantea la posibilidad de la induccién imperfecta. Sin embargo, para que este camino avanzara se necesitaba tener listo un instrumento adecuado: la inferencia estadfstica, En la época de Bacon, ésta no existfa, entre otros motivos porque atin no se hab{a conformado el concepto de probabilidad. 2, Lewis Carroll, BI juego de la légica y otros escritos, Alianza, 1988. 3. El desarrollo del ‘concepto de probabilidd se encuentra magnificamente explicado en el libro de Tan Hacking, The Emergence of Probability, Cambridge University Press, 1976 DE LOS METODOS HABIDOS Y POR HABER EN LA CIENCIA ECONOMICA 25 No fue preciso esperar demasiado porque, en la segunda mitad del si- ‘glo xvi, Leibniz, Huygens y el primero de la saga de los Bernoulli comenzaron a reflexionar sobre el tema de manera independiente. Y cabe preguntarse:’ :por qué no fue posible hasta entonces? Los expertos dicen que la teotfa de la provi- dencia divina impedfa cualquier elucubracién que pudiera alejarse de la mas pura ortodoxia determinista. ;Un mundo que sigue una senda imprevista, que va avan- zando en random walk, en paseo aleatorio? {Mil mundos posibles de entre los cuales sélo uno deviene real? Esto, que para Aristételes distingufa la historia (senda real) de la poesfa (sends posibles frustradas), para los «padres» de la Iglesia eran simples especulaciones heréticas merecedoras de la hoguera. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XVII, los cultivos de la Reforma ya iban dando sus frutos y, tomando comto base los juegos de azar y las incipientes acti- vidades de seguros (mercantiles y de vida), aparecieron dos conceptos de proba- bilidad: ‘ 1. Elconcepto subjetivo de probabilidad como grado de creencia acerca de si se producir4 un acontecimiento. Este fue el concepto utilizado por los. Ber- noulli (que en algunos textos vienen como Bernouilli), concepto que cayé en el olvido a mitad del siglo XIX y experimenté un fuerte revival a partir de los aiios cincuenta con De Finetti. 2. El concepto légico-formal de probabilidad como cualificacin Iégica de una proposicién. Este concepto es el que enuncié Leibniz, después resucitado por Keynes y Carnap. Hasta Leibniz, la cualificacién légica que se podfa hacer a una proposicién era de tipo binario: o_era verdadera o era falsa, segtin la admitiera como tal el mundo real. El mundo era blanco o negro, ciélo o infierno, virtud 0 vicio. Pero dado que Leibniz no vefa las cosas de forma tan simplista, ideé un continuo entre lo verdadero y lo falso a aplicar a las situaciones que suceden algu- nas 0 muchas veces, aunque no ocurran siempre. A este continuo, cuantificado entre 0 y.1, lo lam6 probabilidad. Asi, si a una proposicién se le atribuye la probabilidad 0 quiere decir que nunca es verdadera; si se le atribuye la probabili- dad 0,5 significa que, de cada dos veces, una es cierta, y si se le da probabilidad 1 quiere decir que siempre es verdadera, La definicién subjetiva era demasiado adelantada para la época y produjo reacciones qug intentaron objetivizarla. El primer intento de objetivizacién fue la definicion agp «probabilidad es el cociente entre el ntimero de casos favo- rables y el ntimero de casos posibles». Pero por posibles hay que entender equi- posibles, es decir, que los casos considerados han de tener a priori la misma probabilidad de aparicién. La definicién de Laplace es, pues, una definicin circiular y, como tal, inservible filosficamente. MAs avanzado el siglo xix, los trabajos de Venn y von Mises condujeron a una, definicién ‘de probabilidad pretendidaménte objetiva: la probabilidad: como Iimite de una frecuencia. Se hace el experimento, se observa el resultado y se 26 EL CURSO DE LA ECONOMIA ' repite un nimero muy elevado de veces. Pues bien, la probabilidad es el limite, cuando el ntimero de experimentos va creciendo, de la secuencia de frecuencias relativas, las que salen de dividir el ntimero de veces-que se ha dado el resultado, por el nimero de experimentos hechos. En realidad, el invento consistfa en hacer servir de punto de partida, utilizando como definicién, aquello que los Bernoulli habfan demostrado como teorema que servia para calcular probabilidades subjeti- vas, La discusién sobre silas probabilidades tienen cardcter objetivo o subjetivo todavia continua. q . 7 Los ajios finales del siglo xix y los de comienzos del siglo xx trajeron un gran progreso en una rama de la matemdtica que trabajaba apoydndose en el con- cepto de probabilidad: la estadfstica. La estadfstica tiene, a su vez, dos ramas * claramente diferenciadas: la estadistica descriptiva y la inferencia estadistica..La estadistica descriptiva se ocupa de los procedimientos para encontrar medidas centrales y de dispersi6n correspondientes a un universo o poblacién, La inferen- cia estadfstica se ocupa especialmente de dos cuestiones: la de atribuir medidas centrales y de dispersién a la poblacién, tomando como base las caracteristicas de una muestra (métodos de estintacién), y la de evaluar si es admisible mantener ciertas hipétesis una vez conocidas las caracterfsticas de una muestra (con- trastacién de hipétesis). De hecho, la inferencia estadfstica es la forma instrumen- tal'de la moderna induccién, ya que la induccién consiste en estimar y en contrastar hipstesis. 2. Los métodos* A falta de un instrumento adecuado, el siglo x1x, que vio la revolucién mecdnica, emple6 como procedimiento para hacer ciencia el método aprioristico. Este consistfa en fijar unos principios o’axiomas tan evidentes que no admitieran discusin posible, para combinarlos. después siguiendo las reglas de la légica y deducir teoremas incontestables. La incontestabilidad de los teoremas radicaba en la evidencia de los principios y no tenfa nada que ver con su adecuacién frente al mundo real. Este método, descrito por John Stuart Mill, permitié los avances de la fisica cldsica, considerada por entonces la ciencia por excélencia. Lo mejor que podfan hacer las demas ciencias, pese a que, como la economia, se pudieran tildar de ciencias sociales, era acercarse al patrén cientifico de la fisica. Ricardo y Stuart Mill lo-crefan asf, y aplicaban el método apriorfstico a la hora de construir sus principios de economia. La situacién cambié radicalmente cuando, en los afios veinte de nuestro siglo, las investigaciones de la escuela de Copenhague produjeron una rama hete- 4, El’contenido det presente apartado se basa en los apuntes de Metodologia de la ciencia econéinica de) profesor J. C. Garcfa-Bermejo (Universidad Aut6noma de Madrid), El fexto que més ‘me encaja es el de M. Blaug, La metodologia de la economia, Alianza Universidad. : DE LOS METODOS HABIDOS Y POR HABER EN LA CIENCIA ECONOMICA, 27 rodoxa de la fisica, denominada mecdnica’ cudntica. Veamos si sabré transmitir mis escasos ‘conocimientos sobre el’ téma. En la mecdnica cudntica, a diferencia dé la fisica clasica, los comportamientos microfisicos son imposibles de precisar con cetteza, ya que su observacién introduce elementos de distorsién, y el inves- tigador no puede llegar a un conocimiento determinado de todo lo que pretende: si quiere seguir la:pista de uno de los cuantos, perderd otras posibilidades de medida, La referencia completa de lo que pasa én el mundo microfisico se pled tan sdlo es posible tener una idea de conjunto en términos probabilisticos. Este es el principio de indeterminacién de Heisenberg, aunque pésimaméente explicado porque lo expongo sini haber recurrido. a ninguno de mis amigos fisicos. De otro lado, Einstein, con la teorfa de la relatividad, habfa contribuido también a hundir los patrones deterministas de la fisica clasica. Como consecuencia de todo ello, se confirma la unidad de la ciencia en el sentido de que las ciencias naturales y las ciencias sociales son: Grboles del mismo bosque. Pero a esta conclusién se ha Ile- gado no porque las ciencias sociales se hayan convertido en tan deterministas -como las ciencias naturales, tal como se pretend{a en el siglo pasado, sino porque las ciencias naturales han devenido tan.éstocdsticas come las sociales. Mientras se daban estas revoluciones en. la fisica, también se produjo una revolucién en Ia filosoffa de la ciencia, que naturalmente no podfa contemplar impasible estos cambios de paisaje. La trajo consigo el cfrculo de Viena y recibié el nombre de positivismo légico. En su primera etapa (1910-1930), con H. Hahn, -7 Otto Neurath, M. Schlick y Rudolf Carnap, se enuncié una posicién tan pura que comportaba el derribo de casi toda la ciencia anterior. Esta posicién, para las cien- cias empiticas, consistfa en admitir como cientificas s6lo aquellas proposiciones + que se pudieran percibir con los sentidos. Como santo Toms, para creer habia que tocar. Cualquier término te6rico de una ciencia empirica se consideraba acienti- fico, Dado que la ciencia tradicional estaba repleta de elementos tedricos (4tomo, punto, onda, valencia, etc.), era preciso volver a empezar partiendo de cero. Como, de todas maneras, la ciencia empirica hasta entonces acumulada podia ser muy Util, fue necésario suavizar las posiciones. Eso es lo que hizo Rudolf Carnap al pasar hacia una posicién menos recalcitrante: el neopositivismo légico. Esta posicién consiste en afirmar que, si bien la contrastacién de los teo- remas de las ciencias empfricas es fundamental para conocer su grado de __ adecuacién al mundo real, en cambio, en el proceso de elaboracin'de estos teore~ mas, se pueden utilizar términos teéricos. La justificacién del uso de estos térmi- nos tedricos no radica en su belleza formal o estética, sino en su capacidad instrumental: un conjunto de términos te6ricos sera aceptable si los teoremas que de é1 se desprenden son contrastables con el mundo real 6, en otras palabras, son-—~ reducibles de manera que los resultados permitai Ta contrastacién. El neopositi- vismo considera, pues, fundamental el recurso a la contrastacién, al que Carnap Iamaba «grado de confirmacién> de una teorfa. Afortunadamente para Carnap, el estado de la inferencia estadistica en los afios cuarenta permitié que eso de hablar de «grado de confirmacién» no quedara en papel mojado. 28 EL CURSO DELA ECONOMIA El esquema de Carnap, que se conoce con el nombre de «método hipotético- deductivo», une indisolublemente los procedimientos inductivo y deductivo de la manera que se simboliza en el diagrama siguiente: (> (Re)formulacién de axiomas a Conocimiento Axiomas de datos inmediatos Conceptos teéricos Operaciones logicas Observaciones Teoremas + CARNAP ————. Grado de confirmacién <<" POPPER —_____— Falsabilidad Fic. 2.1. Método hipotético-deductivo. El diagrama pretende sugerir lo siguiente: alrededor de las personas se pro- duce una gran cantidad de fenémenos que pueden observarse y cuantificarse con datos concretos, a veces con dificultades. La contemplacién de estos datos excita la imaginacién de los investigadores cientfficos y de esta excitacién brota, no se sabe bien cémo, un conjunto de principios indemostrables que juegan el papel de axiomas. Estos axiomas establecen unas relaciones precisas entre conceptos te6ri- cos, conceptos que se definen con fines instrumentales. Los axiomas se combinan segiin las operaciones de la légica formal y por Ja via de estas combinaciones se obtienen teoremas. Para que los teoremas tengan algiin sentido conviene que sean contrastables con el mundo empirico que intentan explicar, o dicho con otras palabras, conviene que los conceptos teéricos utilizados sean reducibles a propo- siciones empfricamente contrastables. Luego viene la fase importante desde el punto de vista neopositivista: la contrastacién de los teoremas a través de datos recogidos del mundo empirico mediante el lenguaje observacional. Esto se hace utilizando las técnicas de contrastacién de hipétesis que ensefia la inferencia estadistica y que consisten en coger muestras y, a través de su andlisis, inferir la refutaci6n 0 aceptacién de la hipotesis de partida. Esta fase de contrastaci6n la ve Carnap‘“en un sentido positivo, como grado de confirmacién. Si un teorema queda suficientemente confirmado por los datos recogidos, el teorema se acepta como bueno. Si no, serd preciso volver a empezar el proceso reformulando los axiomas iniciales. Por tanto, aqui ya no se trata de justificar los teoremas a partir de la evidencia de los axiomas de base, tal como se hacfa en el método aprioristico, sino que se funciona al revés: los axiomas quedan justificados por el grado de confirmacién de los teoremas que producen. 5, Un resumen de sus teorfas se encuentra en «Intellectual Autobiography», dentro-de P.A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Rudolf Carnap, Cambridge University Press, 1963. DE LOS METODOS HABIDOS Y POR HABER EN LA CIENCIA BCONOMICA, 29 En cambio, Popper, después de toda una vida dedicada a resolver el pro- blema de Ia induccién, concluye que nunca se puede aceptar definitivamente la confirmacién de una teorfa, ya que el mundo opera con el principio pro reo: el conocimiento es aceptable (inocente) mientras no se demuestre que es falso (culpable). Las teorfas, dice Popper, son vélidas. mientras no resulten falseadas por las evidencias empfricas.‘ Decir que son aceptables o validas no significa que sean verdaderas porque las palabras «verdad», «vero» y «verdadero» son muy fuertes y no se aplican a lo que eventualmente puede resultar falso. Por tanto, Popper se apunta al escepticismo de Hume, aquel que dice que es imposible inducir nada que sea verdadero, nada qué dure por los siglos de los siglos, aunque se conforma con ir tirando con todo lo que todavia no se ha demostrado falso. La cuestidri de cémo se produce el proceso mediante el cual la ciencia va avanzando por la via de esta dindmica de falsaciones la explica Thomas S, Kubn,? quien se sitia en el contexto de descubrimento. s En la investigacién cientifica, dice Kuhn,~pueden. distinguirse las fases siguientes: la fase de investigacién. normal, en la que se van afiadiendo explica- ciones alrededor de un cuerpo teérico dominante que recibe el nombre de para- digma. Cuando el rompecabezas que define el paradigma ya queda bastante completo, Ilega la fase en la que se encuentran piezas que no cuadran dentro del rompecabezas. A estas piezas se las llama anomalias. Con el paso del tiempo, los cientfficos llegan a la conviccién de que estas anomalias significan el descrédito total para el paradigma dominante y que algo hay que hacer para arreglarlo. Es la fase que se conoce con el nombre de crisis, que conduce a plantearse un nuevo paradigma que sustituya al anterior y que sea capaz de explicar no solamente todo cuanto explicaba el paradigma viejo, sino también las anomalfas. Se trata de una huida hacia adelante, tal como hizo Einstein con la teoria de la relatividad, que comprende como caso particular la fisica clisica y es capaz de explicar las ano- malias que presentaba la rbita de no sé qué planeta, creo que Marte. Como estamos en un universo versétil y cambiante, con una ciencia que avanza sin patrones metodolégicos que la frenen demasiado, es natural que este esquema neopositivista, a pesar de que atin puede considerarse el esquema domi- nante, haya levantado criticas. Los principales autores criticos (Toulmin, Hanson, Feyerabend, entre otros) argumentan los puntos débiles siguientes: I. Un concepto teérico depende de todo un conjunto teérico, Cuando se pre- tende comparar dos teorfas mediante el recurso a la contrastaci6n empfrica, se est4 ‘cometiendo un disparate porque términos que Ilevan los mismos nombres significan cosas distintas. No se pueden mezclar manzanas con patatas por el solo hecho de que en Francia a las patatas se las lame «manzanas de tierra» (pommes de terre). 6. KR. Popper, La logica de la investigacién cientifica, Tecnos, 1962. 7, T. 8. Kuhn, La estructura de las revoluciones cientificas (1962), Fondo de Cultura Econdmica, 1986. 30 EL\CURSO DELLA ECONOMIA, 2. La’pretensién de poder tefutar teorfas por la via de observaciones neu- tras es inasequible. No existe.eso que se designa por «una observacién neutra>: desde el momento en que las. observaciones las. hace el cientffico a partir de sus teorfas, se crea un efecto de contextualismo que rompe la neutralidad de cualquier observacién. 3. Se cae’ en el peligro. de convertir el empirismo en una especie de metafisica dogmitica. Imre Lakatos, como Popper, otro de tantos austrohtingaros instalados en Inglaterra, critica la linealidad del esquema de Kuhn. Para Lakatos, -la ciencia représenta la coexistencia de programas de investigacién competitivos entre si sobre los que es imposible decir cual es el mejor. Estos programas de investi- gaci6n se presentan como una sucesién de teorfas que se van afinando progresi- vamente, en el sentido de ir ganando precisién empitica. Pero el avance de un programa no comporta necesariamente la extincidén de otro. En cada momento hist6rico hay, un conjunto de programas de inyestigacién relevantes que es preciso tener en cuenta. Por si acaso no lo habjais notado todavia, he de confesar que este esquema de Lakatos encaja bastante con la concepeién del presente curso. 3. Anilisis positivo versus andlisis normativo De esta simultaneidad de programas de investigacién en la ciencia econémica se deriva que haya partes construidas con el método aprioristico y partes con el método hipotético-deductivo. Una manera de justificar la heteroge- neidad de los productos resultantes consiste en decir que se debe distinguir entre el anilisis positivo y el andlisis normativo. El andlisis positivo pretende explicar Io que pasa en el mundo real. Desde el momento en que la‘economfa-es una ciencia empfrica, su objeto es buscar leyes que expliquen qué pasa dentro de la realidad econémica. Los teoremas de la cien- cia econdmica han de sujetarse a contrastacién. También es valido' dentro del anilisis positivo utilizar leyes de comportamiento, que no tienen otra justificacién que la de haberse constatado que se cumplen en el mundo econémico. Las leyes de comportamiento son relaciones ‘entre variables que se infieren directamente del mundo observacional. La ley de la poblacién de Malthus es una ley de comportamiento que Malthus enuncié porque observé qué pasaba. Eso de que la poblacién crece exponencialmente, en progresién geométrica, y que los ali- mentos crecen linealmente, en progresién aritmética, son hechos que se daban en su época y que él personalmente se preocupaba de constatar en cada viaje que hacia, constataciones que iba afiadiendo como apéndices a las sucesivas edi- 8 I Lakatos y A. Musgrave (eds.), Criticism and the Grouth of Knouwledge, Cambridge Uni- versity Press, 1970. DE LOS METODOS HABIDGS'Y-POR HA BENEN iA CIENCIA ECONOMICA, oa) LBS. BanshsisdeOMaldiob ds ples anuMmdlidspegioive obtenide- dd abxappti- AUIS atin la telore-eh MIE rodlothhsotonosadeluetvi! yo! eacoieni ac) 251 uty La Pune isn de consuttio dé Keynes, due deseribe'e] vorhpsbramidrto-de com- sumo del agente econdmico en funcidni de! sts AMigrebod, We@inital oudl sd tds HigteNbs eonresppide wna Itlay ot proparcion de nent! neivonbuitiidds ts otro -ejerap lb de liey' de cothporturfiiento. poe digii bie bids “0H Cantilo, “eb andHibis: onhattvo:ptetendsihetidirnde nitwslie delque pasa beeehMHGd,-sino Gdbee 1b que idebbeia pasar sbatunuade funcional bajp-anbs delertos' prhicipios especitioades. Bs devin! el! undlisid ndembatl ve 4b dase ion waits hip6tesis de trabajo y saca ahas conchasiones que swiy vilidels: emp frlduments-séo en el caso de que las hipotediv tle Veiazel redles BI método/ulitiztdo| deb aiptiovis- Hobe tivittmieneh de iriteheaBa cisely aa he ld potewre des trabayd Id) oietubatnth de la levidenvial Se Tiaabssegin dbdfanyide peineiphos we isviddutes Yaw das worry Lbionks win tien versalinerte vdlidus porque: los! pfiticipras se: cdaripHanzorempre. Onctunl ante se Plahtelan ebmtd daridieisnaless deitosi que’ se deRprendEl instnnas lgroebilundo puedes Hgar'a cuinplirist advice reanviente [ab coldwiones6tbaps- 2eishe yagi iabIEV se Alucnon sinonoss wi a9 stagmivINeUasit sided 92 Sup El principio «evidente» més.utilizado en la tradigténinorsativa deta pioieia econémica, explicitado especialmente por Ia escuela neoclasica, es el de la racio- nalidad del agerite econémico. aot sox, oitdiliups A+ 14: Eskom -dconondens beet \ 2 es -outy at Ba Ae pte et dia eabto aetab por abit abicaati El agente econémico lo concibe la escuela neoclasica como una espetiedle robot insaciable que funciona accionado por el had de la maxima _satisfac- iS edt de Vind Gribult! QuLpeNe oh Hi at fas Bie tBrencias. Tee crit a adios hager sera Ja tnbep Boia, conser fines razonables, sino que quiere decir ir siempre, y al todo caso, a la conquista de la apcién mas preferida.. tau! tue tind essa abiod ‘Este suppeste, de- Sanpionamignto, presmnta una..eranidiferanaia Roo. AP/ AME ‘asalmente D258 enh amundo,e-ahogal los agantes econimicasmeastiansnpada boMspto mpximizsadale todo, sino que-adonian reayanas.de eprapovATiOnio BHNETIOS IY, -ANBHOS PEGS .cANNS, SigMAN DaYIas de. raBioRAbisad Lmitada. Hardest Simon ana por estos. ssbidins ohtuye.s| premio Nobel de-esonamiasesppaifica an Dit sonsiste, qsta sacipralidad limistadacne te aeerca,a.das-leyes te COMpOHEr apiente,seal:.9i agente, ante gualanjsr sleocidni ants alermativaniaNs.se le.vap mosirando.a lqlargo del tiampo,sin ya esqnema definida de,apaticigavessmgend ila primera que se presents que li garantios conseguir un aincevinelen eloualtiip ehaninime deisas. aspicagiones. El hombre. cuando se enapentra ebligads,aejexcer su racionalidad (cosa que intenta evitar con las pautaside,compertantienta cutit nario), lo hace siguiendo este patron de racionalidad limitada. El principio de racionalidad total que rige el suefte y la vigitia del homo weconamitus cae muy R@ TEL CURSED IDIEILAN ECONO, lejos ce ho qe nemlbmestte yonsin poor sss muda de Dios Por tomato, la mayer ypanttes de Ins comcinsiiomes mocitisiicas didhan comsiitinanse pcos enttellequiins mommatinvass: inos dficem lo qune Inalbafin dke pasar em um imemdto ate: Jkormos cecomorniicuss dtomnimadios por La umnitmizzaciiém dle ling guedienemciins., Ext moximizacim die las pecfimenciins que conilleva ell smppmesito dle nacionn- Hidiad dia Ingar a que, siempre que thay une ganamciin por dette, ell agsemtte. econémriino actu pune caypimmanlat, y ques, por tanto, sine we moWeNd EEN lowe ipo Ins jpumntons dic In firomttexar: sii em cada sitmnciiim se aia Uk firemen taste, In qe puede Ulaygon, duds Is nesiniiociiomes que munca ln excuse dle: necunsoHs gue yuinoe, In waciiomalidlad de quener conseguir siempe ell mniixiima possible tk iampiidie qnediarse em puntos: jinttenizones, anmtess ae keygar ail limite. TEstta amstia diel /hormo axcomomnicrs lo comviente on ell motor de Ta ecomomniin, yon que Gta megiitca um Ihoomiggyneno dle sages iinsatitiecthos qune mo param hasta Wega a consegnir, cada amo por vu Lado, lin opciém die imiixima puedicrencia, Por ello, la cconmmiin no Tlggn a wma posicidm die equilithrio thasta que tiodkos os agentes mo qqedin suttiviecthos., El comoeptio de aquillibiin es, pmes, ato tigpico neoclasico del qe ve Ihuibl feamontemente em lin ecomomin moumuttivn, Walldrd la pena que nos ditengamos em exite comacptio, 5. El equilibrio econémico Una economia esté en equilibrio cuando todos los agentes han legado a la situacién méximo-preferida dadas las limitaciones de recursos. En palabras de Phelps: Se dice que una economia esti en equilibrio si, y sélo si, los resultados que obtienen los participantes al intentar llevar a cabo sus planes son consistentes con las expectativas de dichos participantes.” Las expectativas fijadas normativamente para el homo aeconomicus, el maximo nivel alcanzable dadas las limitaciones, adguieren para el hombre real un caracter mucho més positivo, el nivel de aspiracién en términos de experiencias anteriores. El proceso dindmico que se genera es el siguiente: por parte de ca agente, la contemplacién de sus expectativas conduce a estrategias de decisién que dan lugar a unos ciertos resultados. Si estos resultados encajan con las expec- tativas, el proceso se para, se ha Hegado al equilibrio. Si no encajan, se reconsi- deran © confirman las expectativas y se replantea la esttategia hasta que cada agente acepta los resultados. La definicién de equilibrio de Phelps puede tener, pues, una interpretacién de cardcter positivo alejada del patrén que impone, el homo economicus, ya que éste en ningin caso cambiarfa su intencién de legar a la situacién méximo-preferida. 9. E. S. Phelps, Economia politica, A. Bosch, 1986, p. 60. DE LOS METODOS HABIDOS Y POR HABER EN LA CIENCIA ECONOMICA. 33 Otro tipo de definicién, que abandona la pretensién de explicar c6mo se pro- duce el equilibrio a través de un recurso tan-introspectivo como el de las expecta- tivas, es la que da Machlup: El equilibrio es una constelacién de variables interrelacionadas, ajustadas entre sf de manera que no se afirma tendencia alguna hacia el cambid.'° Esta es una definicién formal que, aparte de decirnos que equilibrio significa «no cambio», nos lo dicé de manera que se pueden concebir equilibrios no nece- sariamente estacionarios. En efecto, el mantenimiento del equilibrio comporta el mantenimiento de la interrelacién entre las variables, que puede someterse cada una de ellas a un proceso dindmico. Es preciso, pues, distinguir entre equilibrios dindémicos y equilibrios estacionarios. Si se considera una economfa que se va reproduciendo siempre a la misma escala, es decir, cuando la economia se halla en una situacién que Marx definfa como reproduccién simple, estamos ante un equilibrio estacionario. En cambio, si la economfa admite reproduccién ampliada y se suponen hipétesis lineales de produccién, se puede llegar a definir, tal como hizo Von Neumann, un sendero o una trayectoria de crecimiento regular que per- mite el crecimiento proporcional de todos los factores de produccién. Este sen- dero de crecimiento regular, al mantener fijas las interrelaciones entre todas las variables de la economia, es un equilibrio dindmico. Con ello acabamos de adelantar que las situaciones dindmicas se pueden aprehender mediante el andlisis dinémico, que nos permite ver los equilibrios y desequilibrios que se producen a lo largo del tiempo. Sin embargo, én los casos en que este s¢guimiento continuo sea’ muy complejo, 'cabe hacet el andlisis en términos de estdtica comparativa: se €xaminan los puntos de equilibrio que sé dan en intervalos discretos de tiempo y se comparan entre si. El andlisis de cada punto de equilibrio es un anilisis estatico: la atencién se centra én las magnitudes alcan- zadas por las variables en el instante de referencia, prescindiendo de las trayecto- rias seguidas para llegar a estos niveles. De otro lado, bajo esta definicién formal podemos distinguir, siguiendo a Samuelson, entre dos tipos de equilibrio: et equilibrio estable (© equilibrio pen- dular), aquel al que las fuerzas dindmicas del sistema nos hacen volver amorti. guadamente cada vez que nos-apartamos uni poco de él, y el equilibrio.inestable (0 equilibrio labil), del cual, si se sale, se’ produce un movimiento explosive de alejamiento que no se frena hasta que no.se va a parar a otta posicién de equi- librio. El movimiento det pénduato y el de ta cafda de un lépiz, desde la posicin en que el lépiz se aguanta verticalmente, son las imagenes’ visudles de cada’ uno de estos equilibrios. En economfa, tal como veremos con detalle mds adelante, hay mercados en los cuales la oferta depende del. precio que se ha obtenido en periodos anteriores. Estos mercados dan lugar a un. didlogo entre’las curvas de 10. _F. Machlup, «Equilibrium and Disequilibrium», The Economic Journal, marzo de 1958, p. 54. i 34 EL CURSO DE LA ECONOMIA. q q Fic. 2.2. Curvas de oferta y demanda de una mercancta. oferta y demanda que genera una secuericia temporal. de precios y cantidades transaccionadas, la cual queda dibujada como una telarafia. En unos casos, el sen- tido de la telarafia va desde fuera hacia adentro (mercados de equilibrio estable), mientras que en otros va al revés (mercadgs de equilibrio inestable). (Véase, en el captiulo, siguiente, ila, figura, 3.4), PAWN). L _ Finalmente ies. presisg aensionar una elasificacig chp, de, sp, plcanges;euando sl,andlisis, se concentra en.up, amsro, HemiAdg 98 variables, (dos 0,.tres; ne demasiadas) porque se trabaja bajo 1a glausula caeteris paribus (que eonsiste.en establecer el supyesto de que todo, aquello que no se. esté examninando.po, cambia), el. equilibrip.que pueda resultas, recibe ¢} nombre ly equilibriounarial Pan conta, Se habla. de equilibria, general cuando s¢, onNpBIas la aposlifigagioa simalsénes. ds foras as variables avenuedan FRM ANANENGIAS en la cuestién analizada..Marshall populariz¢, l9§, andlisis.y. 241 sparsiales,, del mpasnade,con lan famosas tiers, de la oferta.) Ia, denaanela (Figs, Fue) c1 SE OE gxgelengia de esuailibrio general, mensionaremos fly esquemna de, Walras, pata. a detseminagion de,jgs precios ds, waa, gapnomia, ef cyai.todas dasipreias ¥ terlas Jas, eantisades se, detennan, sIDBIaArans maggtiants, 4 planksamiense de, 2a. madelo.consistents. en HP, sistemade S¢HAFIBESs QS PRSAGISPS AAAS AES YN, 9A, Sin, BAR, Ye. que ba salide, oh AGAR.

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