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Yo estaba acostado releyendo un texto elaborado la noche anterior (un ensayo sobre

The Hollow Men de T. S. Eliot). De pronto, oa ruidos en la puerta de entrada. Me


paralizaba por un instante y escuchaba con atencin durante algunos segundos pero
no ocurra nada y yo segua con mi lectura. Encontraba que el prrafo introductorio
estaba demasiado flojo y lo borraba; el siguiente tampoco me gustaba para nada y
tambin lo eliminaba. Conforme avanzaba en mi lectura repeta la misma operacin
una y otra vez. Una vez ms. Y otra. Finalmente decida borrarlo todo, apagar la
computadora y acostarme a dormir pero, antes de apagarla, me arrepenta y entraba a
la papelera para recuperar el texto. Lo encontraba en seguida entre la multitud de
documentos eliminados, haca clic en restaurar y luego en aceptar. Despus revisaba
el escritorio para verificar la recuperacin pero no estaba. Volva en el limbo digital de
la papelera y descubra que el ensayo segua ah. Repeta la operacin anterior pero, al
elegir aceptar, escuchaba un sonido que indicaba error: la computadora dejaba de
responder. Un sonido extrao sobre mi cabeza llamaba mi atencin; entonces yo
diriga mi vista lentamente hacia arriba. Slo poda escuchar el zumbido del
refrigerador que de pronto se detena con gran estruendo del motor. Y ah estaba. Era
la mujer de una revista: unos 25 aos, piel muy blanca, rostro difuso y cabellera
castaa y ondulada; estaba recostada de espaldas al techo. Sus grandes pechos
flcidos, el grueso vientre, las caderas, todo colgaba suavemente del techo.

-Ven, Lnin! me deca con voz de nia precoz, y su carne plida temblaba como
exquisita gelatina- tmame!

Necrofilia.

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