CIENCIA COGNITIVA Y EL PROBLEMA CUERPO-MENTE 319
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Aunque el conexionismo es un excitante avance reciente de la ciencia cognitiva, la
teorfa de las redes neuronales tiene algunos inconvenientes. Uno importante se deriva de
su promesa de sustituir las teorfas de la mente de estilo informético, irreales, por otras
de estilo cerebral, reales. Aunque la inspiracién de las unidades conexionistas y las redes
neuronales se encuentra en las neuronas bioldgicas y en los circuitos cerebrales, hay
importantes diferencias entre ellos. Por ejemplo, los cerebros reales funcionan en una
sopa bioquimica cuyos contenidos modifican las operaciones neuronales. Las neuronas
se comunican enviando mensajes quimicos a través de sinapsis quimicamente comple-
jas, procesos que son completamente ajenos a las redes conexionistas. En estas tiltimas,
todas las unidades son iguales, mientras que en los cerebros reales hay muchas clases de
neuronas. Los procedimientos de retropropagacién estandar para cambiar los pesos de
las conexiones suponen que puede recroenviarse informacién de error a lo largo de las
conexiones desde las unidades de respuesta a las unidades sensoriales. Las neuronas rea-
les pueden transmitir informacién sélo en una direccién. En resumen, si bien en lineas
generales las unidades y las redes conexionistas semejan la estructura de los sistemas ner-
viosos biolégicos, su modo de funcionamiento no lo hace. Las unidades neuronales, las
conexiones y los pesos de conexién son ficciones mateméticas, no cosas reales incluso en
el interior de los ordenadores en los que funcionan esos progtamas, con la excepcién de
un pequefio ntimero de mquinas como la Maquina de Conexién.
Otro problema que plantean las redes conexionistas es que, dado que aprenden en
vez de set programadas, el funcionamiento interno de las redes neuronales es tan miste-
tioso como el funcionamiento interno del cerebro y, por consiguiente, el conexionismo no
contribuye a proporcionar una explicacién del comportamiento humano. Las tentativas
de especificar lo que aprenden las redes neuronales son el objeto de gran parte de la inves-
tigacidn actual (Hanson y Burr, 1990). Sustituir un misterio natural por uno artificial no
constituye un avance.
Como las arquitecturas de cognicién de los sistemas simbélicos, las redes conexio-
nistas han suftido importantes reveses empiricos. El més importante se refiere a la interfe-
rencia catastréfica (Norris, 1991). Cuando un ser humano aprende dos tareas suele haber
interferencia entre ellas, de modo que el aprendizaje de una nueva tarea puede verse obs-
taculizada por el aprendizaje anterior, y la maestria en una nueva tarea puede dificultar el
reaprendizaje de la primera. Por ejemplo, haber aprendido a escribir con un procesador de
textos puede dificultar el aprendizaje de cémo usar otro nuevo, y el dominio de uno nuevo
puede dificultar el volver al antiguo. Dicha interferencia nunca es catastréfica, sin embar-
80, como parece ser en las redes conexionistas. Si entrenamos una red a hacer un trabajo,
quizé la prediccién de los ganadores de las carreras de caballos a partir de los datos de los
rendimientos anteriores, y luego la entrenamos a hacer otra, como aprender a construir los
tiempos pasados de los verbos ingleses, descubriremos que la primera capacidad se ha des-
truido (Hintzman, 1990; Norris, 1991). El reentrenamiento de la red neuronal no es dife-
rente del entrenamiento de una nueva red, pero los seres humanos conservan el conoci-
miento de las habilidades aprendidas previamente a pesar del nuevo aprendizaje.
Conclusién: modelos hibridos y el problema mente-cuerpo
AUNQUE el punto de vista del conexionismo y del sistema simbélico del aprendizaje y la
cognicién suelen tratatse como rivales, hay un modus vivendi emergente que puede reu-
nificar el campo de la ciencia cognitiva. Las dos arquitecturas de la cognicién puedenann
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reconciliarse considerando la mente humana como un hibrido de las dos (Bechtel y Abra-
hamsen, 1991; Clark, 1989). Al nivel neuronal, el aprendizaje y la cognicién deben llevarse
a cabo mediante procesos de tipo conexionista, puesto que el cerebro es un conjunto de
tunidades sencillas, pero masivamente interconectadas. Sin embargo, como hemos apren-
dido, sistemas computacionales fisicamente diferentes pueden ejecutar los mismos progra-
mas. Por consiguiente, es posible que, aunque el cerebro sea un ordenador masivamente
paralelo como la maquina de conexién, la mente humana en sus aspectos racionales es un
procesador en serie de representacionés, en especial cuando el pensamiento es consciente.
Los aspectos més autométicos ¢ inconscientes (intuitivos) de la mente humana son de
naturaleza conexionista. Por tanto, las teorfas conexionistas tienen un papel valioso que
desempefiar como ¢] interfaz vital entre los modelos del sistema de simbolos del pensa-
miento racional que sigue unas reglas y el pensamiento intuitivo no lineal ni simbélico.
El modelo de los borradores miltiples de la consciencia de Dennett se basa en la idea
de la mente como un hibrido de procesamiento en serie y en paralelo. Especificamente,
Dennett propone que la consciencia (el procesador consciente de Smolensky) es una
méquina virtual en serie implementada en la arquitectura en paralelo del cerebro (el pro-
cesador intuitivo de Smolensky).
‘Muchos entornos informéticos, como Windows, contienen calculadoras virtuales. Si
usted activa una calculadora, aparece una imagen en la pantalla del ordenador de una cal-
culadora real. En la imagen, se puede colocar el cursor del ratén sobre una tecla, apretar
el botdn izquierdo del ratén y la calculadora virtual Ilevar4 a cabo la operacién exacta-
mente igual que la calculadora real.
Las calculadoras reales llevan a cabo sus funciones en virtud de como han sido fabri-
cadas. Las calculadoras de Windows llevan a cabo sus funciones en virtud de los progra-
mas escritos para imitar calculadoras reales. Los ordenadores son dispositivos de propési
to general que pueden ser programados para imitar cualquier dispositive de propésito
especial. Las calculadoras virtuales parecen funcionar exactamente igual que las calcula-
doras reales a las que imitan, pero el trabajo electrénico hecho detrés del escenario es com-
pletamente diferente. Hablando en términos generales, cada programa que ejecuta un
ordenador pone en accién una mdquina virtual diferente. Los programas calculadores
crean una calculadora virtual; los simuladores de vuelo crean un avién virtual, un progra-
ma de ajedrez crea un tablero virtual y un contrincante virtual.
Dennett sostiene que la consciencia es una maquina virtual instalada por socializa-
cién en el procesador en paralelo del cerebro. Mas importante, la socializacién nos da el
lenguaje, y en el lenguaje pensamos y hablamos un pensamiento cada vez, creando nues-
tos procesadores de procesamiento en serie de la consciencia. Los seres humanos son cria-
turas notablemente flexibles, capaces de adaptarse a cada ambiente de la Tierra y aspiran-
do a vivir en el espacio y en planetas distantes. Los animales son como calculadoras reales,
que poseen respuestas creadas en un armazén de conexiones de alambres que encajan cada
tuna en los ambientes concretos en los cuales su especie evolucioné. La personas son como
los ordenadores de propésito general, se adaptan al mundo, no cambiando sus naturale-
zas fisicas, sino cambiando sus programas. Los programas son culturas que se adaptan a
los lugares cambiantes y a los tiempos cambiantes. Aprender una cultura crea consciencia,
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y la consciencia es adaptativa porque otorga la capacidad de pensar sobre las propias accio- 3
nes, de reflexionar sobre alternativas, de planificar por adelantado, de adquirir conoci-
miento general y de ser miembro de la sociedad a la que se pertenece. Es a través de la .
interaccién social (no a través de la caza solitaria, del forrajeo y de la reproduccién) que 4
los seres humanos individuales y las culeuras sobreviven y florecen.
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gPodemos resolver de esta forma el problema mente-cuerpo? ;Puede considerarse la
mente como un sistema cognitivo de dos niveles (uuno en serie y que sigue reglas, y el otro
en paralelo y matemético) implementado en un ordenador de procesamiento neuronal en
patalelo? La cuestidn es dificil y controvertida (Churchland y Churchland, 1990; Searle,
1990). Mi punto de vista (THI) es escéptico. Brentano dijo que el hito de lo mental es la
intencionalidad y nosotros podemos preguntar si los sistemas informéticos de cualquier
tipo poseen intencionalidad. John Searle cree que no. Dado que los ordenadores no estén
conectados activamente al mundo exterior, sus representaciones, ya estén codificadas
como simbolos o mediante conexiones, son arbitrarias y, para el ordenador, sin sentido.
Por ejemplo, cuando consulto el diccionario de mi procesador de textos, me da un grupo
de palabras que significan aproximadamente lo mismo que la palabra objetivo. Probemos
ahora con la palabra artificial. Las cinco primeras alternativas que enumeré fueron falso,
postizo, sustituto, imitacién y fingido. Superficialmente mi ordenador puede hacer lo que
un ser humano puede hacer, encontrar palabras de significado similar. Sin embargo,
ordenador no entiende claramente el significado de la palabra artificial. Para él, artificial
es simplemente un pattén de 0s y Is en su memoria de acceso aleatoria y cuando subrayo
artificial en mi pantalla y recurro al diccionario el programa simplemente compara el
patrén RAM destacado con los patrones encontrados en un area concreta del disco duro
de mi ordenador, recupera los patrones asociados de 0s y Is, y los muestra en mi pantalla
como un patrén de puntos que yo interpreto como palabras de significado similar.
Por tanto, aunque yo tengo intencionalidad (y sé los significados de artificial, falso, pos-
tizo, sustituto, imitaci6n y fingido) mi ordenador y mi procesador de texto no la tienen, Por
consiguiente, sila intencionalidad es el criterio de lo mental, mi ordenador no tiene mente.
En la actualidad, la validez. de este argumento es controvertida. Quiz la intencionalidad no
es el criterio para la posesién de una mente (Dennett, 1992). Quizé la falta de intencionali-
dad de los ordenadores actuales es meramente un limite impuesto por la tecnologia actual, y
los ordenadores del futuro tendran mentes (Searle, 1991), Quizé, aunque los ordenadores de
procesamiento simbélico secuencial no tienen intencionalidad, y no pueden tenerla, las
méquinas en paralelo del futuro poseerén intencionalidad porque interaccionardn con el
ambiente y se autoorganizardn esponténeamente en ver. de ser programadas (Dreyfus y Drey-
fus, 1990). Estas consideraciones nos llevan a campos filos6ficos muy alejados del aprendi-
zaje y la cognicién (Lehey, 1992). En el campo de la inteligencia artificial, los cientificos cog-
nitivos estén construyendo algo mentaloide con manipulacién de simbolos y arquitecturas
conexionistas. Queda por ver si ementaloide» se convierte en «idéntico a la mente».
LECTURAS SUGERIDAS
No hay escasez de buenos libros sobre ciencia cognitiva e inteligencia artifical, ya se trate del siste-
ma simbélico o del conexionismo. Una ingeniosa introduccién a la IA y a la ciencia cognitiva la
proporciona Haugeland (1985) y su compariero anterior (menos ingenioso), Haugeland (1981).
Dos interesantes estudios sobre ciencia cognitiva desde el punto de vista del sistema simbélico son
Gilhooly (1989) y Stillings y cols. (1987), de los cuales obtuve mis explicaciones de los enfoques de
representacién y biisqueda de la IA. Para un lector orientado més hacia la técnica, hay un manual
de IA Barr, Feigenbaum y Cohen (1982-1989). En el campo del conexionismo, en algunos aspec-
tos la Biblia del movimiento sigue siendo Rumelhart y cols. (1986). Una introduccién excepcional
al conexionismo es la de Bechtel y Abrahamsen (1991) quien combina la psicologfa, el IA y la filo-
sofia en un solo volumen. Més orientado a Ia filosofia e idiosincrético es Clark (1990). Boden
(1990) es en ciertos aspectos una versién actualizada del libro de Haugeland, que cubre la IA clési-322
APRENDIZAJE Y COGNICION
ca, el conexionismo y la controversia entre ellas. Por iiltimo, dos periodistas cientificos han escrito
sobre la revolucién conexionista, William F. Allman, Apprentices of Wonder: Inside the Neural Net-
work Revolution (New York: Bantam Books, 1989) y Jeremy Cambell, The Improbable Machine:
What New Discoveries in Artificial Intelligence Reveal about the Mind (Ney York; Touchstone, 1989),
cuya cobertura es amplia. Siguen apareciendo trabajos sobre la consciencia. Consciousness Explained
de Daniel Dennett (1991) (Boston: Little, Brown) fue calificado como uno de los 10 mejores libros
del afio por New York Times. Consciousness Reconsidered de Owen Flanagan (1993) (Cambridge,
MA: MIT Press / A Bradford Book) revisa imparcialmente varias teorfas de la consciencia. Aunque
John Searle suele ser atacado por los filésofos de la consciencia como Dennett, su The Rediscovery
of the Mind (Cambridge, MA: MIT Press / A Bradford Book, 1993) es un punto de vista molesto,
pero itil, de por qué la consciencia molesta tanto a la ciencia moderna. Para una revisin de las ideas
nacientes sobre la neuropsicologia de la consciencia véase la seccién sobre consciencia de M. Gaz-
zaniga (Ed.) The Cognitive Neurosciences (Cambridge, MA: MIT Press, 1995).