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POEMA DEL CID CANTAR PRIMERO DESTIERRO DEL CID @ VI de Castilla y Leon envia al Cid para cobrar las ewilla. Este es atacado por el conde castellano £1 Cid, amparando al moro vasallo del rey wence a Garcia Ordonez en Cabra y le prende nte, El Cid torna a Castilla con las parias, pero sus ges te indisponen con el rey. Este destierva al Cid. enem Envio el rey don Alfonso a Ruy Diaz mio Cid por las parias, que le tenian que dar los reyes de Cordoba y de Sevilla cada afio. Almutamiz, rey de Sevilla, y Almudafar, rey de Granada, eran en aquella saz6n muy enemigos y se odiaban a muerte. Y estaban entonces con Almudafar, rey de Granada, unos ricos hombres que le ayudaban: el conde Garcia Ordéiiez y Fortin Sanchez, el yerno del rey don Garcia de Navarra, y Lope Sanchez, y cada uno de estos ricos hombres con su poder ayudaban a Almudafar, y luego fueron contra Almutamiz, rey de Sevilla. Ruy Diaz el Cid, cuando supo que asi venian contra el rey de Sevilla, que era vasallo y pechero del rey don Alfonso, su sefior, lo tomé muy a mal y le pes mucho; y envid a todos cartas de ruego para que no viniesen contra el rey de Sevilla ni le destruyeran su tierra, por la obligacién que tenian con el rey don Alfonso (y les decia que si, a pesar de todo, querian hacerlo, supiesen que no podria estarse el rey Alfonso sin ayudar a su vasallo, puesto que era pechero suyo). El rey de Granada y los ricos hombres no atendieron en nada a las cartas del Cid, y fueron todos con mucha fuerza y destruyeron al rey de Sevilla toda la tierra hasta el castillo de Cabra. 13 i faz reunid todas las fuerzas que pudo Cuando aque a ge ge fue contra el rey de Granada para a oo ee la oo del rey de Sevilla, Y el rey de Granada y los eT en que estaban con él, cuando supieron que iba con amen le mandaron a decir que no se marcharfan de la = porque él lo quisiera. Ruy Diaz, cuando aquello oyd, _ que no estarta bien el no acometerlos y fue contra ellos y luché con ellos en el campo, y duré la batalla campal desdela hora de tercia hasta la de mediodfa, y fue grande la mortandad que alli hubo de moros y de cristianos en la parte del rey de Granada, y vencidles el Cid y les hizo huir del campo. Y cogié prisionero el Cid en esta batalla al conde Garcia Ordofiez y le arranché un mechén de la barba y a otros muchos caballeros y a innumerables guerre- ros de a pie. Y los tuvo el Cid presos tres dias, y luego los solté a todos. Después de haberlos cogido prisioneros mandé a los suyos recoger los bienes y las riquezas que quedaron en el campo, y luego se volvié con toda su compafia y con todas sus riquezas adonde estaba Almutamiz, rey de Sevilla y dio a él y a todos sus moros todas las riquezas que reconocieron como suyas y aun de las demas que quisieron tomar. Y de alli en adelante llamaron moros y cristianos a este Ruy Diaz de Vivar el Cid Campeador, que quiere decir batallador. Almutamiz le dio entonces muchos buenos regalos y las parias que habia ido a cobrar, Y tornése el Cid con todas sus parias hacia el rey don Alfonso, su sefior; El rey le recibidé muy bien, se = oa emiete y se declaré satisfecho de cuanto el Cid mache dione eat Msi muchos envidia y le buscaron n. con el rey, , EI rey, como eg 4 tab crédito a | blabe id, después que hubo leido Ja car- Bran pesar, no quiso hacer otra cosa, por- le plazo nueve dias de salir de todo el rei- ta real, aunque | = Sélo iain 0, ——— 15 1 El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con é] Adiés del Cid a Vivar. Envio a buscar a todos sus Parientes y vasallos, y les dijo cémo el rey le mandaba salir de todas sus tierras y no le daba de plazo mas que nueve dias ¥ que queria saber quiénes de ellos querian ir con él y quiénes quedarse, A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago; también a los que se queden contentos quiero dejarlos. Hablo entonces Alvar Fiiiez, del Cid era primo hermano: “Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados; No os hemos de faltar mientras que salud tengamos, Y Bastatemos con vos nuestras mulas y caballos y todos nuestros dineros y los vestidos de pajio, siempre querremos serviros como leales vasallos.” Aprobacién dieron todos a lo que ha dicho don Alvaro. ucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron. El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado, i deja sus palacios yermos y desheredados. Los ojos de Mio Cid mucho Ianto van Horando; acia atras vuelve la vista y se quedaba mirandolos, io cémo estaban las puertas abiertas y sin candados, vacias quedan las perchas ni con pieles ni con mantos, sin halcones de cazar y sin azores mudados. habl6, como siempre habla, tan justo y tan mesurado: “;Bendito seas, Dios mio, Padre que estas en lo alto! Ontra mi tramaron esto mis enemigos malvados. 2 Algiieros en el camino de Burgos. 12 E/ Cid monta a caballo y se despide de la catedral de Burgos, prometiendo mit misas al altar de Ja Virgen. anda el Cid alzar su tienda en seguida, os suyos cabalgan a mucha prisa. ballo vuelve hacia Santa Marfa y la cara se santigua; jos, que el cielo y la tierra guias; haceros cantar mil misas.” Esto dicho, m El Cid y todos | La cara de su ca alza la mano derecha “IA tilo agradezco, D ue con vos en deuda quedo de Hoy a Castilla abandono, del rey me arroja Ja ira: jquién sabe si he de volver en los dfas de mi vida! “Que vuestro poder me valga al marcharme de Castilla, y que él me ayude y me acorra de noche como de dia. Si asi lo hacéis, Virgen Santa, y si Ja suerte me auxilia a vuestro altar mandaré muchas cosas y muy ricas, que con Vos en deuda quedo de haceros cantar mil misas.” en que queda la nitiex rar a casarlas honradamente. “Merced os pido, buen Cid, neble barba tan crecida! Aqui ante vos me tencis, Mio Cid, y a vuestras hijas, de muy poca edad tas dos y todavia tan nifias. Conmigo vienen también las damas que nos servian. Bien veo, C ampeador, que prepardis vuestra ida; tenemos que separarnos estando los dos en vida. ;Decidnos lo que hay que hacer, oh Cid, por Santa Maria!” Las dos manos inclino el de la barba crecida, asus dos niflitas coge, en sus brazos las subia, al corazon se las Hega, de tanto que las queria. Llanto le asoma a los ojos y muy fuerte que suspira. “Es verdad, dofia Jimena, esposa honrada y bendita, tanto carifio os tengo como tengo al alma mia. Tenemos que separarnos, ya lo veis, los dos en vida; avos os toca quedaros, a mi me toca Ja ida. ;Quiera Dios y con El quiera la Santa Virgen Maria que con estas manos pueda atin casar a nuestras hijas y que me quede ventura y algunos dias ‘de vida para poderos servir, mujer honrada y bendita!” 26 EI Cid marcha a tierras de Zaragoza, dependientes del rey moro de Valencia. Esto que voy a decir no os dé que pensar mal: por mas tiempo en Castején no nos podemos quedar; esta cerca el rey Alfonso y aqui a buscarnos vendra. Mas no asolaré el castillo, que se lo quiero dejar acien moros y a cien moras a quien daré libertad, yasi por lo que les quito no podran de mi hablar mal. Pagados estais ya todos, nadie queda por pagar, mafiana al romper el dia otra vez a cabalgar, que con mi rey don Alfonso no querria yo luchar.” Aquello que dice el Cid mucho agrada a los demas, del castillo que tomaron todos muy ricos se van y los moros y las moras bendiciéndolos estan. Marchan Henares arriba lo mds que pueden andar, las Alcarrias han pasado y cabalgan més alld, Por esas cuevas de Anguita ahora los veréis pasar,

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