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Naaada!
Bueno, pero levntese de esa cama de pereza y salga a la mitad de la sala ahora mismo, y le
explico el bambuco a la carrera para que lo vaya aprendiendo y en el San Juan lo bailemos juntos.
Voy porque no digas que te desairo, dijo don Demstenes ponindose de pie y amarrando la
hamaca por encima para que no estorbase.
Mire, le dijo Manuela a su husped: despus de dar una vuelta en la mitad de la sala alrededor de
la pareja se va usted bailando por un lado y su pareja por el otro.
Cmo, pues?
Bailaremos strauss o varsoviana, que son los bailes que estn ms en moda en la capital.
Pero como yo no s!
Te los enseo.
Cundo?
Cuando se pueda; comenzando hoy: con medio cuarto de hora de accin ser suficiente.
Otro da.
Y msica?
Ahora te dejas rodear la cintura con uno de mis brazos y me entregas una mano a todo mi albedro,
Don Demstenes rompi el baile por la orilla de la sala, pero la discpula se resista.
Es indispensable.
Eso qu es? dijo el maestro, tan serio como admirado de una defeccin tan a destiempo.
Qu ha de ser? dijo Manuela, que yo soy la madre de las cosquillas, y as no puede ser; y menos
tan de maana. Ave Maria!
Para que lo veas, aadi doa Patrocinio; y al caballero no debemos desairarlo siendo un seor tan
amigo de nuestro bien. Sal a bailar y djate de fulleras, que ya no eres tan chiquita.
No haba palabras con qu resistir unas razones de tanto peso, y Manuela sali a recibir las lecciones
gratuitas de su maestro.
Ya tenemos mucho adelantado, dijo don Demstenes, sobre el paso, los movimientos y el odo,
no queda nada qu desear. Ahora lo que falta es que Manuela salte con propiedad.
Cogi don Demstenes a su discpula como deba: Jos silbaba, doa Patrocinio daba palmaditas,
y la pareja parti como un relmpago recorriendo un costado de la sala.
Vamos a repasar la primera leccin, porque San Juan se acerca, y ser lo nico que bailar contigo.
Una vuelta por toda la sala haban ejecutado los bailadores, cuando Manuela se desprendi otra vez
de las manos de don Demstenes y se fue corriendo a meterse en la alcoba.
Don Demstenes no haba visto al seor cura, que haba asomado a la puerta, y fue la causa de la
carrera de la discpula.
Mil gracias, le contest el cura; y despus de todos los saludos y de tomar asiento en la hamaca
a instancias de don Demstenes, empez la conversacin diciendo:
Yo no s la idea que el seor don Demstenes tendr del baile; pero yo creo que es impropio de
un sacerdote.