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Diccionario Akal de LEI saber oT be 270 PROLOGO ate SERRES [ Brunschwig Geoffrey Lloyd Sy “Se Maqueta: RAG Disefio de Cubierta: Sergio Ramirez Titulo original: Le Savoir Gree sOUVRAGE PUBLIE AVEC LAIDE DU MINISTERE FRANCAIS CHARGE DE LA CULTURED Reservados todas los derechos. De acuerdo a lo dispuesto enel art. 270 del Cédigo Penal, podrin ser eastigados ‘con penas de multa y privacién de libertad quienes ‘eproduzcan a plagien, en todo 0 en parte, una obra literatia, artistica 0 cientifica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizacién. © Flammarion, 1996 © Ediciones Akal, S. A., 2000, para todos los. paises de habla hispana Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - Espafia Tel.: 91 806 19.96 Fax: 91 804 40-28 ISBN: 84-460-1245-6 Depésito legal: M. 167-2000 Impreso en MaterPrint, S, L. Colmenar Viejo (Madrid) FIGURAS DEL FILOSOFO L a filosofia es un fendmeno historico. Emer- ge en cierto contexto, a partir de una nece- sidad sentida por primera vez en ese con- exo: la de estar en posesion de cierto tipo de respuestas a cientas cuestiones, por ejem- de ser considerado como aceptable o comrec- to_en los términos de esta disciplina. Estos dos tipos de _exigencias_o de _necesidades iban a asegurar a la disciplina su desarrollo ‘en el tiempo, Con la evolucian de la cultura, plo cuestiones relativas al origen del mundo tacoma lo conocemos, Evidentemente seria muy intimidante vivir en un mundo en dan- Jas necesidades extemas iban_a cambiar, lo mismo que Ia propia disciplina, en la medida en que ella continuaba respondiendo a ellas. de el comportamiento de las cosas, especial- mente si afecta a toda nuestra vida, nos fue- Pero las exigencias internas iban también a ebligarla_a_evolucionar: nuevs se completamente ininteligible. La tradicion proporcionaba respuestas a estas cuestiones iban a suscilar nuevas cuestiones y respues- tas que se proporcienaban podian obligar a ¥ las diversas tradiciones incluso proporcio- naban mas de una; pero estas respuestas no estaban de acuerdo entre si. Cuando surgi6 la consciencia de la diversidad de las tradli- ciones y de sus conflictos, las respuestas que ofrecian comenzaron a no satisfacer por mis tiempo la necesidad de sentir que se com- prendia de forma conveniente el mundo, la naturaleza, la organizaci6n social y politica en las que se vivia, y las razones por las que las comunidades y los individuos actiian como lo hacen. Entonces fueron necesarias fespuestas de otro tipo, respuestas que se pudieran defender, de las que se pudiese mostrar que eran Superiores a sus competi doras, con las que se podia convencer a otros, de modo que se pudiese restablecer una especie de consenso. Fueron necesarios mucho tiempo y esfuer- zos antes de llegar a una prictica establecida ¥.a.una disciplina destinadas a proporcionar tales respuestas. Pero una vez constituida la disciplina filoséfica, un movimiento natural Ia lleva a responder a dos conjuntos de nece- sidades 0 de exigencias diferentes: las exi- gencias externas que desde el origen la habian hecho nacer, pero también las exi- encias internas concernientes a 10 que puc~ 5 respuestas aportadas a las cuestio- nes anteriores. De este modo la priictica de la filasofia_conocera_una_evoluci6n_compleja, tanto nis cuando los dos conjuntos de exie gencias o de necesidades podian separarse 0 incluso entrar en conflicto, Una vez adquiri- una fuerza y una vida propias, y Una cier ta dosis de autonemia, la filosofia y Tos que la j]an_incluso olvidar _mas_o menos las_necesidades externas que les habian hecho nacer, transformé considerablemente con el paso del tiempo, No sélo cambiaron cuestiones y respuestis, sino también las exigencias a 1as que debian satisfacer las respuestas acepta- bles. De hecho, la concepcién completa de Ia empresa se transformé sutilmente, a medi- da que los filésofos intentaban responder a necesidades externas y a exigencias internas que evolucionaban tanto unas como otras. Este cambio de concepcién afecta natural- mente a su prictica de la filosofia. En [a actualidad, cuando estuciiamos Ia fix Josofia antigua, estamos guiados por nuestra concepeién actual de la empresa filoséfica. De este modo podemos perder de vista con facilidad que los filésofos antiguos a los que 34 EMERGENCIA DE LA FILOSOFIA ¢studiamos tenian una concepcién muy dife- rente de su actividad, También tenemos (in- cluso en las historias de la filosofia antigua) una imagen muy deformada de lo que hacian y decian. Si consultamos, por ejemplo, las exposiciones modernas para informarnos so- bre Eufrates, Apolonio de Tiana o Dién de Prusa, la existencia de estos personajes ape~ nas aparece mencionada, y tal vez tnica- mente para tener In ocasién de preguntarse si verdaderamente eran filésofos. Nada permite darse cuenta de que erin segtin todo lo que abemos los filésofes mas renombrados_y mis respetados de su época, en el paso del siglo 1 al 11. Las afirmaciones que siguen tendrin por objetivo bosquejar, al menos muy sumariamente, la imagen que los pro- pios antigues tenian de la filosofia y de los que la practicaban. El tema es amplio: para tatarlo a fondo seria necesario estudiar como la concepci6n que se tenfa del fil6sofo encontraba su ex- presién en las estatuas y los bustos, levanta- dos a partir del siglo wv en los lugares publi cos y privados por filsofos o no fildsofos, en los rellejos que se encuentran de esta con- cepci6n en 1a literatura a partir del final del siglo V, 0 también en la legislacién imperial de la Antigedad tardia, Una gran pane de esta documentaci6n indica igualmente cémo necesidadles que los pensadores intenta- ban satisfacer eran sentidas como necesida- des sociales. Pero aqui me limitaré a bosque- jar, en términos relativamente abstractos, la jn que los propios filGsofos tenian ividad, y su evolucién, Sin lugar a duds lo mejor es comenzar por la propia palabra philasopbos, y los tér- minos emparentadas con ella, Esta palabra pertenece a una gran familia de adjetivos, también utilizados como nombres, forma- dos con el prefijo -philo-- que precede a un nombre; estas formaciones son especial mente frecuentes en el paso de los siglos v awa, Sirven para caracterizar a un hom- bre en cuya vida la cosa designad: por el nombre desempena un pa ialmen- te grande u suscita un alto interés, Asi, un philotimos es alguien. que se siente motiva- do, hasta un punto destacado y completa- mente fuera de lo comtin por fa preocupa- cién de obtener honeres, Del mismo modo, un filésofo es alguien que, en sus acciones y en su vida, esté influenciado hasta un punto poco frecuente por la preocupacién pel espec ro por la sabiduria, Ciertamente, podemos mostrar esta preocupacién sin ser un filéso- fo, sin pertenecer a un grupo distinto e identificable de personas llamadas +fil6so- fos, comprometidos en una empresa espe- cial que tiene el nombre de -filosofiae, De hecho, en sus empleos mas recientes, la pa- labra philosopbos y los téminos con ella emparentados no parecen referirse a un grupo distinto de personas, nia una empre- sa distinta. Si podemos fiarnos de una eita de Clemente de Alejandria, Heraclito habria dicho que los que aspiran a la sabiduria Aphilosopboi andres) deben ser investigado res (bistores) en muchos dominios. De acuerdo con los fragmentos B 40 y B 129 esta claro que Hericlito no piensa que bas- te con saber muchas cosas (polymathie) para ser Un sabio; piensa, por contra, que no se hace uno sabio si no se somete al es- fuerzo, contrariamente a lo que normalmen- te hacen las personas, de intentar informar- se acerca de un gran ntimero de cosas. Herddoto no tiene a la filosofia en mente cuando hace decir a Creso dirigiéndose a Solén que tuvo que viajar a un pais lejano philosopbeon, por amor a la. sabidurfa Solén no se desplaza como un hombre de negocios, ni como embajador politico; pra tiea la Bistorie en el sentido en que Hericli- to la recomienda a los que aspiran a la sabi- duria, al intentar informarse acerca de las restantes partes del mundo, las otras nacio- nes, sus costumbres y sus instituciones, su forma de comprender las cosas. Tucidides tampoco quiere hacer decir a Pericles en su -Oracin fiinebre- (11, 40), que los atenien- es son filésofos, cuando le hace declarar que se distinguen de entre los griegos por SU preocupacién por la sabiduria (pbtloso- phumen). Es en los didlogos de Platén en donde en- ‘contramos por primera vez la palabra +fil6s0- for en su uso que mas tarde se hara familiar, a referirse a los fildsofos, Aparece con nla frecuencia, asi como tos términos parentados, que nos sentimos tentados a pensar que el témino tuvo que haberse puesto en circulacién al final del siglo ¥; tal vez Sécrates ya lo empleaba. En todo caso desde Sécrates reviste un sentido muy preci= so, que va mucho mas alla de la vaga idea de un hombre preocupado por la sabiduria de un modo destacado, Al menos a partir de este momento los filésofos tienen una con- FIGURAS DEL FILOSOFG 35 cepcién muy determinada de la filosofia que conlleva los siguientes principios: = Ia sabiduria es cierto tipo de saber, que al menos es la condiciGn necesaria clecisiva, sino suficiente, para una vida buena, Ser un filésofo no es por tanto solamente mostrar una preocupaci6n fuera de lo comin por la sabiduria; para un filosofo, la sabiduri se conviene en una preocupacién que prevale- ce y debe prevalecer sobre cualquier otra Séerates, Con Fespecto a esto como con 1es- pecto a otras cosas, se convierte en el para digma del filésofo, En él, como es sabiclo, la preocupacién por la sabiduria prevalece so- bre la preocupacion por su oficio, su familia ¢ incluso finalmente sobre su vida, Dads las dificultades que supone ser sabio, la preocu- pacién dominante por la sabiduria deja poco lugar a preocupaciones altemativas. [deal mente transforma toda la vida, La filosofia no es algo a lo que se podria vincular uno, camo, filésofo, como si fuese una carrera, 0 como un interés entre otros; = para un filosofo la sabiduria no s6lo es una preocupacion que prevalece sobre todas, las demas, sino que hasta la Antigtiedad tardia, cuando los cristianos y otros no acep- taron semejante pretensi6n, un filésofo con- siderard que la tinica forma de preacuparse que permita convertirse en un sabio es la del filosofo, Estos dos principios tomados conjunts te Vienen a pretender implicitamente que para aleanzar la vida buena, para convertirse en un hombre de bien, fil6sofo. A partir de Sécrates los fil6s tarin de acuerdo en este punto, Sus diferen- Gias derivan de sus formas de idemificar la sa biduria, de sus posiciones sobre Ia cuestion de saber si fa sabiduria es una condicion necest- ria, © igualmente suficiente, para la vida bue- na, y Sobre sus modos de concebir como debe uabajar un filésofo para alcanzar la sabiduria En este sentido, sus concepciones de la em: presa filoséfica eran diversas, Pero mas preci- samente, a partir de Sécrates podemos trazar con gran detalle Ia evolucion del concepto de filosofia, al haber llegado los filésofos a des rrollar visiones diferentes sobre la naturaleza de la sabiduria y sobre el modo de alcanzarla Pero antes de abordar este punto tenemos que remontamos, aunque sea brevemente, hasta los presoeriticos. Con alguna vacilaci6n tenemos la tenden- cia a hacer comencar Ia filosofia con Tales y mene los milesios, Asi lo hacia ya Aristételes, lo mismo que la doxografia antigua que de- pende de él. Pero este modo de ver las co sas es en muy buena medida el producto de una historia retrospectivas es a posteriori que podemos ver en Tales el creador de una tradicion que posteriormente contribuird a 1a formaci6n de Ia disciplina designada mas tarde bajo el nombre de filosofia, De hecho, es el punto de vista de Aristoteles, mis bien tendencioso, uniluteral y poco representa- tivo, tal como se expresa por ejemplo en la AMetafisica, ¢l que hace de Tales un candi- dato verosimil al titulo de primer filésofe. Segin este punto de vista, la sabiduria (sophia) es ante todo sabiduria teGrica, que se preocupa principalmente de comprender los principios tltimos de la realidad; Tales y sus sucesores, constreiidas por asi decir por la verdad misma, avanzaban lentamente en la direceién de la postura del propio istételes. Pero es evidente que seria ings nuo creer que Tales se habia fijado como fin el descubrir una disciplina nueva, o identifi- car los principios tiltimos de la realidad, augurando de este modo una disciplina inédita. Aclemas de otras cosas habia inten- tado proporcionar una explicacion nueva, y en cienta medida un nuevo tipo de expli cidn, acerca del origen del mundo tal como Jo conocemos. De hecho hemos de preguntamos, de un modo general, hasta qué punto aquellos a Jos que sefialamos, por costumbre, como los filsofos presoeriticos, se considerarian. a mismos, y se dejarian considerar por sus con= tempordneos, como formando un grupo dis- tinto, lanzados en esta empresa diferente que mas turde adoptari el nombre de -filosof Lo que tiene que hacemos dudar es que an tes del final del siglo v a.C. no existia tan si quiers la palabra para decir filésofos. EL tér- mino sfilGsof» no entra en uso para designar a los filésofos hasta paco antes de Platon. Es cierto que los antiguos, cuando evocaban el origen de los términos -fil6sofo- y -filosofia los atribuian a Pitigoras (Diégenes Laercio, Vidas y opiniones de as filésofos ilustres, |, 12; Cicerén, Tusculanas, V, 8-9). Pero para hacer esto se apoyaban ciertamente en un pasaje de una obra perdida de Hericlides Pontico; este discipulo de Aristételes no podia recurir como autoridad més que a algn telato sobre Pitigoras que derivaba con clarictad de Ja leyenda pitagorica ys flo- 36 EMERGENCIA DE LA FILOSOFIA reciente. Tampoco habia otro término que pudiera utilizarse para designar a los filéso- fos. Didgenes Laercio manifiesta cierta cons- ciencia del problema que se plantea incluso si suponemos, equivocadamente, que Piti- goras habia introducido el término de -liléso- for. Dice que se Hamaba «sabios (sophoi) o -sofistas. a los fil6sofos. Es exacto que algu- nos presocriticos, como Tales, recibfan el apelativo de -sabios-, o incluso estaban inser- tos en [a lista candnica de los Siete Sabios. Pero no a todas se les denominaba asi, y los que lo eran compartian este epiteto honorifi- co con otros, poelas, ripsodos, legisladores u hombres de estado, Los filsofos habrian dudado en considerarse a sf mismos como sabios, En cuanto al término »sofistae, se em= pleaba para designara alguien que, gracias a sus propios esfuerzos, habia adquirido el de- recho a verse reconocido alguna clase de bidurfa. Se tenia la tendencia a considerar la sabiduria como el fruto de una experiencia larga y con frecuencia penosa, como algo que nacia en uno si se era capaz de aprender y de observar: asi el propio temmino de «s0- fistas pocia comportar connotaciones nega vas cuando se aplicaba a alguien que pre- tendia que existia un atajo hacia la sabiduri ¢ incluso que una instruccién apropiada podria conducir a esa sabiduria, Pero en un, primer momento este término tenia una con- sideracion positiva que conserva hasta Platén ¢ incluso mis tarde, Heradoto Hama -sofistas a Pitagoras, Diégenes de Apolonia llama de ese modo a sus predecesores; el 2u- tor de la Meclicina Antigua parece referirse dos veces a los filésofos de la naturaleza con el nombre de -sofistas-. Pero tambi to, como senalaba ya Diégenes Laercio, que cl término de ssofistase no se rescrvaba a los que nosotros Hlamamos filésofos; podia de- signar a poetas (Pindaro, fstmicets, V, 28) oa hombres de estado como Sol6n (Isdcrates, Antidosis, XV, 313). El hecho de que antes del final del siglo va.C. no haya habido una palabra especial para designar a los filasofos sugiere con fuerza que, hasta esi época, ellos no se consideraban a si mismos (ni los demiis los consideraban) como formando un grupo distinto. Esta impresion se refuerza s leemos los fragmentos de los presocriticos para ver a qué grupo de personas se compa: ran y con cual rivalizan, Jendfanes y Herficli- to, én particular, se refieren con frecuencia a otros dle forma nominal; el primero mencio- na a Homero, Hesiodo, Sim6nides, Epiméni- des, Tales y Pitigoras, ¢l segundo a Homero y Hesiodo, pero también a Arquiloco, Hee: eo de Mileto, Bias de Priene, Tales, Pitigoras y Jen6fanes. ‘Todos estos hombres tienen la Teputacién de ser sabios, o al menos tienen o pretenden tener el derecho a que se les es- cuche y atienda; pero se trata indistintamen- te de poctas, hombres de estado y personas a las que nosotros Ilamamos filésofos, Estas referencias sugieren que aquellos a los que llamamos de este mado se conside- raban y erin considerados por otros como hombres preocupados por la sabiduria en un sentido tan vago como amplio que les per- mitia compararse, e incluso rivalizar, con los poetas, los politicos, los legisladares, Pode- mos hacemos una idea de la sabiduria a la que aspiraban y que les valia su reputacion considerindo el caso de Tales, que fue, segin Demetrio de Falero, el primero al que se llama -sabio- (Diégenes Laercio, 1, 22), Herédoto nos cuenta tres historias que nos proporcionan cierta idea de la imagen que se daba de su sabiduria: = Tales consigui6, se dice, predecir el eclipse de sol de mayo del aio 585 a.C., que se produjo precisamente en el momento en que los meclos ¥ los lidios se enfrentaban y que, por tanto, se habria estado tentado a considerar como un mal presagio; = aconsej6 a los jonios que formasen una somunidad politica tinica, teniendo su asam- blea en Teos, debido a su posicién central; este consejo, caso de haberse seguido, habria podido evitar la vuelta a Ia domina- sidn persa; = cuando Creso experiment dificultades para atravesar el rie Halis con su ejércita, T: Jes resolvi6 cl problema con su ingenio des- viando el curso del ric, En este caso la sabiduria parece concebie- se como algo que se manifiesta de modo prictico. Las intuiciones politicas de Tales se subrayan, el logro tedrico que supone la pre- diccién de un eclipse no tiene relieve ape- nas, Si Tales no hubiese tenido Ia reputacion de ser capaz de predecir un eclipse y si este no hubiese coincidido, como un mal presa- gio, con Ia batalla, Herédoto. apenas habria tenido la necesidad cle referirse, aunque solo fuese indirectamente, a los esfuerzos hechos por Tales para adquirir una comprensién te6rica del mundo. Tampoco existen razones para suponer que el propio Tales hu FIGURAS DEL FILOSOFO 37 es — - querido negar que I sabiduria se manifiesta de modo prictico y que habria concebido la sabiduria a la que aspiraba como si fuese por completo un asunte de inteligencia tedrica. Aunque los sucesores de Tales hublesen po- dido tener una concepcién mas compleja de esta sabiduria-y de la preocupacién que tenian por ella (lo que es seguramente el caso de Hericlito, por ejemplo), pareee que todos continuaron a pensar en la sabiduria que perseguian como algo que tenia una im- porancia practica considerable, como se ve en el caso de Empédocles 0 en el de Demo- crito. Un personaje tan tardio como Dem6- crito creia todavia que el papel que habia es- cogido desempenar no implicaba solamente la elaboracién de una teoria atémica, sino también Ia formulacion de un ndmero muy grande de enunciados gnomicos de caricter “Gticor. Pero también ‘es sorprendente ver que Demécrito todavia no tiene una idea precisa de las relaciones entre los aspectos eGricos y los aspectos pricticos de la sabi- duria, ni una concepeién de ta empresa fi loséfica que implicase un esfuerzo por desa- rrollar al mismo tiempo una teoria de la realidad y una (eoria ética. De hecho Demé- crito no presenta una tcoria: se limita a ofre- cer reflexiones de sabiduria moral. Por el contrario, hemos de reconocer tam- bién que los presocriticos, de Tales a Demo- crito, consideraron como una parte de su preocupacién general por la sabiduria el in- tento de proporcionar una explicacin de la realidad, una teoria de la naturaleza, lo que termin6 por concretarse bajo la forma de una activiclad generalmente reconocida a fa que ellos mismos pensaban vincularse. De este modo fueron considerados progresivamente como formando un grupo siparte. El primer uso conservado del término pérlosopbia pa- rece encontrarse en La Medlicina Antigect (capitule XX); se refiere aun tipo de activi- dad que el que estaban comprometidos Empédoeles y otros investigadores de Ia na~ turaleza, Pero, con anterioridad, no habria estado tan claro que esa era la raz6n por la que los fildsofos formaban un grupo diferen- te. Después de todo, Hesiodo y Ferécides de Siro también proponian una explicacién del mundo y de su origen; y filésofos como, Parménices o Empédocles se presentaban a nismos como estimulados por una inspira- cién podtica, Recordemos también que la cla- ridad con la que esta tradicion teorica llegoa escindirse se debe en buena medida a una joria retrospectiva ya la transmisiOn sele tiva de la documentacion. Si esta tradicion: ‘emerge con tanta claridad en el siglo v aC. también parece claro que es una tradi orientada no hacia 1a sabiduria te6rica sino hacia una sabiduria concebida de un modo mucho mas amplio, en el seno de la cual ef esfuerzo para llegar a una comprension te rica del mundo no es mas que una parte, tan crucial como se quiera, Si ponemos el acento en la tradicién orien- tada hacia una comprensién teérica del mu do hasta el punto de no ver que los que s comprometian en esta via se sentian atraidos por una sabiduria entendida de un modo mucho mas amplio, encontrariamos dificil comprender como Socrates pudo verse a st mismo (y ser considerado) como situado en una tradicion que se remontaba a los Mile- sios, De hecho, nos arriesgariamos a consi derar como un accidente hist6rico el que la filosofia haya emergido como una disciplina unica, que conlleva una parte teGrica y una arte prictica, mis que como dos disciplinas independientes, una en la tradicion de Tale orientada hacia una comprensi6n teGrica del mundo, y otra inaugurada por Socrates, vuel- ta hacia una comprensién prictica de la for- ma de vivir bien, Es dificil determinar la verdad historica en lo que se refiere a Sderates, Segiin Jos tes! monios de Platén y de Jenofonte, Sécrates identificaba la sabiduria con el conocimiento de lo que es necesario siber para vivir bie el bien, el mal y los temas anejos. Mas preci samente, Socrates parece haber pensado que estos temas anejos constituian, precisamente a causa de su interrelaci6n, el objeto de un conjunto sistemitico de verdades y por tanto de una disciplina o de un arte, que mas tar- ite de vivie. Lo. que resulta nuevo en esto es que en vez de refle- xiones morales aisladas, como aquellas que encontramos con anterioridad en los pre- socriticos o en los poetas, en fugar también del tipo de «anes que Platén atribuye por i ;oras en el didlogo que lleva su nombre, Socrates sugiere la idea de una sciplina sistematica fundada sobre la inte gencia del bien, de lo bello, de lo piadoso, de lo valeroso y de sus relaciones reciprocas. Es el conocimiento y ka comprensin de es- tos temas lo que constituye la sabiduria, pre- cisamente porque de esta comprensin de- de se llamarit Gtica: o el pende el tipo de vida que desarrollamos. Por contraste, si nos fiamas de lo que Platén es- cribe por ejemplo en el Fedén y en la Apo- Jogia, Socrates vuelve la espalda a la tradi« cin de busqueda de una explicaci6n tebrica de la realidad, que no conuibuye a la sabi- duria, bien porque su elaboracién esti mas alla de nuestras fuerzas, bien, en todo caso, por que no contribuye a la sabiduria tal como Sécrates la entiende, a nuestra com- prensién del bien y de lo que la acompana En este punto crucial de la historia de la fi- losofia, en el momento en que los filésafos terminaron por considerarse con claridad como un grupo distinte, comprometido en una actividad especifica, en el momento que Sécrates propone cierta concepcin de esta actividad que constituiri el punto de partida Jotico del que derivan las eoncepeiones tl- teriores de la filosofia, esta se concibe coma tuna empresa prictica, y esto en un doble sen- tido. En primer lugar el interés de Sdcrates por el conocimiento constitutivo de la sabi- dlurfa no es un interés te6rico sino un interés nacido de la idea de que si existe algo de to que debamos preocupamos es de la propia ¥ que existe todo un conjunto de verda- des.a conocer concemientes a la manera de la que se deberia vivir si se quiere vivir bien. Es en la medida que Sécrates puede estimar que el interés de los presocraticos por la sabiduria ibia sido siempre de tipo prictico que pue- de considerdrsele como el heredero de una iga tradicién, aunque lo fuese de una ma- nera profundamente revisada, En segundo lu- gar, pese a su extremado intelectualismo (es decir, su idea de que nuestra conducta esta totalmente determinada por nuestias ¢ree cias, en particular por nuestras creencias rela- tivas al bien y a los temas anejos), la vida de Sécrates parece haber estado marcacla por un ascetismo excepcional; esto sugiere con fuer- za que segin él las creencias que adoptamos ‘© que rechazamos no dependen de una argu- mentacion puramente racional, sino que, pre- cisamente porque algunas de nuestras creen- cias estin profuncamente encastradas en. nuestra forma de sentir y de actuar, nuestra isponibilidad para aceptarlas o para recha- zarlas racionalmente, nuestra apertura a la ar- gumentacion racional, depende también de nuestro modo de comportamiento y del modo en que lo controlamos, Asi pues, a partir de Sécrates todos los filé- sofos antiguos concibieron Ia filosofia como teniendo un alcance prictico en el sentido que tiene por impulso Ia preocupacién por una vida buena y que implica un interés por la forma efectiva en la que se vive y sobre cGmo se sienten las cosas. Pero su forma de comprender este punto diferia mucho. Aqui lo que importa es sefialar que solamente un Pequeno nimero de Mldsofos, coma el estoi- co Ariston y la mayor parte de los cinicos, aceptaron la concepcién estrecha que Sécra- tes se haefa de la sabiduria, identificandola con cierto tipo de saber ético, El propio Platon ya rechaz6 esta concep- cidn estrecha, y por lo tanto la identificacion de la filosofia con la filosofia moral. Se pue- de ver el por qué con facilidad. rates, parece, se apoyaba en una no- cidn del alma bien especificada, como aque- lo que guia nuestra conducta, aquello cuya salud y bienestar deben por consiguiente ser cl objeto de nuestra primera preocupacién Su extremado intelectualismo parece apo- yarse en una identificacion del alma con el espirity o la raz6n, de mode que nuestros deseos se muestran como ereencias de cier to tipo; = pilanteabm en principio que e v ~ también planteaba en pa te objetivamente algo como el bien, que po- demos ident moclo en que que les hace ir Pero los dos primeros principios, para po- der sostenerse, presuponen una explicaci6n de la realidad, que nos permita comprender a los seres humanos, su constitucion, el pa- pel que desempeiia el alma en la elucidacién de su conduct, y también explicar qué tipo de entidades son fo justo y lo piadoso, En cuanto al tercer principio, podemos pregun- tarnos si el bien no es una caraeteristica global © universal, en el sentido que de una forma muy general, las cosas deben comprenderse por referencia al bien, de modo que el uso de la palabra -bien- en el dominio de los asuntos humanos debe comprenderse como un caso especial en relaci6n a un uso mucho mis amplio del términe. Es por razones de este estilo que Platén llegé a pensar que era necesario insertar la ética en una explicacion te6rica de la realidad, capaz de servirle de apoyo, De este modo obtenemos una con- cepcién mas amplia, pero todavia precisa, de la sabiduria, que implica a Ia vez una com- FIGURAS DEL FILOSOFO 39 — prensiOn te6rica de Ia realidad y un saber prictico de aquello que es importante en la vida, Esta perspectiva hace aparecer la filo- sofia, tal como Ia concibe Platén, como un: latificacion y una determinacién mis preci- sa de la acci6n de los presocriticos que nos permite distinguir claramente al filésofo del poeta y del hombre de estado. De lo que precede se podria pensar que la necesidad de una comprensidn teérica del mundo se debe por completo al hecho de que nuestro saber prictico conceriente al modo en que es necesario vivie debe fundar- se sobre tal teoria. Es asi como veriin las co- sas los epictireos y los estoicos, Pero el orden de prioridad relativa entre la parte teGrica y ka parte prictica de la sabiduria es inverso en Platén y en sus sucesores, debido « su con- cepcién particular del alma, Segtin ellos, el alma preexiste al cuerpo; no se une a él mas que de forma temporal. De este modo tiene dos vidas y dos conjuntos de preocupacio- nes. Su propia preocupacion es la de vivir en la contemplacin de la verdad, Pero en su unién al cuerpo también debe preocuparse por las necesidades de éste. Al hacerlo se ol- vida ficilmente de ella y de sus propias ne- cesidades; se embarulla con facilidad hasta el punto de hacer suyas las necesidades del cuerpo. Saber emo vivir bien es saber como vivir de forma que el alma sea de nuevo libre de ver claramente y de preacuparse por lo que la concieme: la contemplacién de ka ver- dad. De este modo asistimos 4 una inversién extraordinariamente compleja del peso rela- tivo de la comprensién teérica de la realidad y del saber prictico concemiente a ka mane- ra en la que es ne prensién de la realidad, y del papel que en ella desempena el alma, Io que salva nuestra alla proporcionsndol, tanto como se pue- da hacer en esta viela, ber, la comtemplaci6n de la verdad. También la vida buena implica de forma crucial, como una parte de la forma en que se vive, la con- templacion de la verdad. Pero al practicar la forma correcta de vivir tendremos también el medio de permitir al alma liberarse del cuer- po, de ver la verdad y de quedar absorta en. su contemplacién. ArisiGteles no comparte con PlatGn [a con- cepcién dualista del alma. Sin embargo, con- cibe a los seres humanos de tal forma que para él una vida verdaderamente humana es una vida racional; una vida perfectamente humana implica entonces la perfeeci6n de la raz6n. Esta percepcién rodea no solamente la adquisicion de ta sabiduria prictica que gobierna la condueta de la vida, sino también la de la comprensién teérica del mundo, no solamente porque la sabiduria prictica ne quiere semejante comprension, sine también porque la pura contemplacion de la verdad es.un fin en si mismo y constituye por Io tan- to una parte esencial de la vida buena Aristételes incluso se expresa en ocasiones como si [a contemplacién fuese la parte de Ia vida buena que explica que sea buena. Sin ‘embargo, incluso en él, la preocupacién por la sabiduria tedrica del filésofo sigue sienda prictica: es la preocupacién por cienta forma de vivir, por una vida que esta llena y es per- fecta por que est dominada por una com- prensi6n tcérica del mundo. ademas el pro- pio Aristételes reconoce que no existe sabiduria practica; y la adqui cin de esta Ultima exige del filésofo un es- fuerzo totalmente prictico para aprender a actuary a sentir las cosas de un cierto modo. Alablar de la -teoria ética- de Aristételes, ol- vidamos ef hecho de que, segin él, lo esen- cial del saber moral no es un conocimicnto, una comprension de los hechos, sino una conducta de cierto tipo, y que este saber mo- ral no se puede adquirir si no se busca per- sonalmente el aprender a reaccionar de modo fiable ante las diversas situaciones, de una forma apropiada, tanto cn el plano emo- cional como en el de la aecién. En la €poca helenistica la prioridad entre teotia y prictica se invierte de nuevo de for- ma decisiva en benelicio de Ia prictica, Los escépticos ponen en cuestion la mis posi bilidad de una teoria y se preguntan si ver- daderamente ayudaria a vivir sabiamente. Por su parte epictireos y estoicos no dudan. que se pueda seceder al mismo Gempo al si- ber ético y a la comprension del mundo. Pero dicen claramente que si el filésofo se preocupa del saber ético es por su preocu- paci6n por vivir bien y ademis subrayan, tanto unos como otros, que una explicacion exacta del mundo no ¢s mas que un instru mento para fundamentar y para asegurar nuestro saber ético, Hl interés de los epictireos por la teoria de la naturaleza es puramente negativo. Plantean como principio que los seres humanos que viven en tin mundo que no comprenden se sienten inclinades a dé jarse invadir por los temores irracionales que 40 EMERGE! no pueden controlar y que, lejos de limitarse a poner fuera del alcance una vida vercaade- ramente buena, arruinarin ka sya, En parti- ular, se sienten llevados a dejarse hundir por el temor a que los dioses castiguen sus malas obras, sino en esta vida al menos tras su muerte; se sienten tentados a comprender los fendmenos naturales como signos de Ia célera divina, como amenazas 0 como cas gos. Una vida moral es imposible para perso- nas sometidas a semejantes miedos, La fisica epictirea tiene por finalidad liberamos de tos terrores con el fin de abrir el espacio psi- colégico necesario a la ética epiciirea ya. una vida que conforme con ella. Los estoicos tienen una actitud mucho mas positiva hacia la fisica, especialmente hacia su capitulo -teolégico-, incluso si consideran este conocimiento como un medio auxiliar para llegara la sabiduria prictica. La fisica es- toica nos ensefia que cl mundo esta gober- nado por un principio inmanente, racional y divino, que lo ordena hasta el mas fnfimo de. talle, de manera que lo hace perfecto. Esta fi sica nos ensena también que estamos cons- truidos de forma que somos guiados de manera natural por la razén hacia el bien ¥ que como cansecuencia, hemos de adquirir, en el transcurso de nuestro desarrollo, fas creencias apropiadas sobre lo que es bueno, malo o indiferente, Es entonces a Ia luz de esta comprensién del mundo que la ética es- toica nos dir lo que es bueno, malo o indi ferente, lo.que es apropiado que hagamos, si estamos guiados por la preocupacion por el bien y cémo la accién buena consiste preci- samente en hacer lo que es apropiado de cara ala exclusiva preocupaci6n por el bien. Lo que es caracteristico del epicureismo y del estoicismo no es solamente la insistenci en la ética: también lo es, en el marco de la ética, la preocupacién por proporcionar la guias pricticas y la insistencia en la necesi dad de comprometerse uno mismo en el pla- no prictico. Intentemos indicar, aunque sea con brevedad, 1a naturaleza de esta preocu- pacion y de esta insistencia en el estoicos,. Estos vuelven al intelectualismo ex- tremo de Sécrates; niegan que exista una parte irracional en el alma, que para ellos e: un espiritu © una razon, Su contenido esta hecho de impresiones o de pensamientos a los cuales el espiritu da su asentimiento 0 se refiere a ellos para darlo, Al dar nuestro asen- timiento a una impresién, adoptamos una CIA DE LA FILOSOFIA —_ creencia, Los descos no son mas que creen- as de cierto tipo, producidas por el asent miento que damos « lo que se designa como una -impresiGn impulsivar. Puesto que todo Jo que hacemos depende de nuestras creen- ciasy mis especialmente de nuestros deseos todas nuestras acciones dependen en titima instancia de las impresiones a las cuales con- cedemos nuestro asentimicnto. if do para algunos, pero para otros no. Es por ello que no podemos cometer un error o fa ta mas que de un modo: proporcionando nuestro asentimiento sin estar justificados para hacerlo, En este sentido todas las Faltas son iguales. Lo que las hace desastrosas es siempre lo mismo: implican un asentimiento dado a una impresion que podria ser falsa, 0 que incluso lo es, Pero dada Ia relacién légi ca que une a todas las creencias, cualquier creencia falsa, con todo lo insignificante que pudicra parecer, amenaza con destruir las creencias verdaderas, que son incompatibles con las que tenemos y, por lo tanto, arruinar nuestras posibilidades de convertimas en sa bios. Ahora bien, entre las impresiones im- pulsivas a las que las personas se sienten in- clinadas a dar un asentimiento injustificado figuran las que suscitan 1o que famamos las pasiones @ afesciones del alma, como la ¢6- lera, el miedo o el deseo sensual. Las pasio- nes implican todas ellas la falsa creencia de que una cosa es un bien o un mal cuando en realidad no es una cosa ni la otra, puesto que, segtin los estoicos, el tinico bien es la sabiduria © la virtud. Toda pasién implica por tanto una creencia falsa, incompatible con una verdad ética fundamental cuya po- sesion constituye una parte esencial de la sa biduria. La preocupacion filosofica por la sa biduria supone por lo tanto la erradicacion de toda pasién, cosa que no es un simple tema de argumentacién racional, La sabi- duria filosofica implica una indiferencia com- pleta con respecto a todo lo que no sea Ja s1- biduria y la virtud. Pero el corolario de esta idea y de la tesis acerea de la igualdad de las faltas es que todo lo que hacemos requiere la misma atencién extrema con respecto a lo que es apropiado, ya sea comer 0 beber, ca- minar y dormir, nuestras costumbres para vestimos © hablar: todo lo que hablamos debe ser hecho con sabiduria, Un vasto do- minio estrictamente prictico se abre de este modo ante un filsofo que se preocupa de adquirir un conocimienta firme y sélido de lo FIGURAS DEL FILOSOFO. Al que es importante. Est enela pecto prictico de la actividad filoséfica se re forzara todavia mas en el estoicismo tardio. Tendemos a interpretar esta preocupacion, como el rellejo de una actitud poco filoséfi- ca, puesto que es poco tedrica o incluso an- lte6rica, Pero es indispensable comprender que esta preocupacion, dada la concepeién estoica de la filosofia, es eminentemente fi- loséfiea; después de todo es entre otras cosas, una forma de preocuparse del estado cogni- livo del filésofo.. Epicdreos y estoices plantean en principio que nuestra vida depende esencialmente del hecho de que nuestras creencias filosdticas (dogmata) son cortectas, sobre temas como la existencia de Dios, la providencia divina, la naturaleza del alma, el bien, los padeci- mientos del alma. En este sentice la ortodo- xia viene a ser, mucho mas que con anterio= ridad, una preocupacién y una fuente de ansiedad, Como contraste, es necesario des tacarlo brevemente,

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