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Emile DURKHEIM Biblioteca de Obras Maestras del Pensamiento Las reglas del método socioldgico Traduccién: MARGARITA MARTINEZ EDITORIAL LOSADA BUENOS AIRES Durkin, one Ta regia dal método socildpico,- 1 ed - Buenos Aizet owids, 2007 «232 ps 22 x 14 em. (Bibhotecs de Obras Maestoe del Pensaniento) ISBN: 978.950003.99932 1, Sociologa 1, Martinez, Margarita, wach I Tilo cpp sor ‘Tnalo exginal Lecrige dle ibd roving 1 ediinseneso de 2007 © Editorial Lorada, S.A. ‘Moreno 3362, Buenos Aires, 2006 \Composicin: Tall del Sur ISBN: 978.950-03-9493-2 jueda echo el pent que marca la ley 11.723, {bro de edicion argentina Impress en is Argentina Printedin Argontina | | [ Prefacio a la primera edici6n Estamos tan poco habituados a tratar los hechos socia~ les cientificamente que algunas de las proposiciones con- tenidas en esta obra corren el riesgo de sorprender al lector. Sin embargo, si existe una ciencia de las sociedades, es de feaperar que no consista en una simple parsfiasis de los pre juicios eradicionales, sino que nos haga ver las cosas de un modo distinto a como aparecen vulgarmente; el objeto de toda ciencia es hacer descubrimientos, y todo descubsi- miento desconcierta en mayor 0 menor grado las opinio- nes recibidas, Entonces, a menos que en sociclogia se pres- te al sentido comiin una autoridad que en las demés ciencias ya hace mucho tiempo que no tiene ~y no sabe> mos de dénde podsla provenir dicha autoridad-, es pre- ciso que el cientifico tome partido resueltamente por no djatse intimidar frente a los resultados en los gue desem- bocan sus investigaciones, si éstas fueron llevadas adelante ‘met6dicamente. Si buscar la paradoja.es de sofistas, rebuir- las, cuando se imponen através de los hechos, es propiode tun espiritu sin coraje o sin fe en la ciencia. Desgraciadamente, es mas comodo admitir esta regla en, principio y teéricamente que aplicarla con perseverancia Estamos todavia demasiado acostumbrados a zanjar estas 7 Introduccién Hasta hoy, lo: sociblogos se han preocupado poco por cameterizat y definir el método que aplican al estudio de los hechos sociales, De este modo, en tods la obra de Spen- cet, el problema metodolégico no ocupa lugar alguno; porque la Introduesisn a la cencia social, cuyo tieulo podeia itusionarnos, se consagra a demostrar las dificuitades y ia potibilidad de la sociologis, no 2 exponer los procedi- mientos de los que se debe valer. Es cierto que Mill se 0cu- pé ampliamente de la cuestién:! pero no hizo mis que pasar por el tamiz de su dialéctica lo que Comte habia dicho acerca de ella, sin agregar nada verdaderarnente per sonal. Un capitulo del Curso de filosofia positiva, be aqui, ms 0 menos, el nico estudio original e importante que poseemos sobre la materia? its despreocupscién sparente no tiene nada gue debs sorprendernos, por otra parte, En efecto, los grancles tocidlogos cuyos nombres acsbamos de recordar, no te aventursron en lo mAe minimo mis allé de algunas gene- talidades acerca de la natoraleza de las sociedad, de las 1 Stine de Lin bY cies UKE (35) relaciones del reino social y del reino biolbgico, de la mar- cha general del progreso; incluso la voluminosa sociologla de Spencer no tiene ningsin otro objeto que mostrar como Ia ley de la evolucién universal se aplica a las sociedades. Ahora bien, para tratar estas cuestiones filosOficas no son necesarios procedimientos especiales y complejos, Estos sociblogos se contentaban entonces con sopesar Los méri- tos comparados de la deduccién y la inducci6n, y con hacer una investigacién sumaria sobre los recursos mas generales de los que dispone la investigaci6n sociolégica. ero las precauciones a tomar en la observacién de los hhechos, Is manera en la cual se deben plantess los proble- ‘mas principales, el sentido en el cual las investigaciones deben ser dirigidas, las pricticas especiales que pueden per iiticles llegar a término, las reglas que deben presidir la administracién de las pruchas, segufan estando indetermi- rads. ‘Una feliz convergencia de citcunstaneias, en el primer srango de las cuales es justo colocar el acto de iniciativa que cred a favor nuestro tn curso regular de sociologia en la Facultad de Letras de Burdeos, nos permitié consagrarnos tempranamente al etudio dela ciencia social y de hacerde ella incluto la materia de nuestras ocupaciones profesiona- les. Pudimos salir de esas cucstiones demasiado generales ¥ abordar un cierto néimero de problemas particulares. Fair mos llevados, por Ia fuerza misma de las cosas, a forjamnos tun método mas definido, creemos, y adaptado mis exac- tamente a la naturaleza particular de los fenémenos socia- les. Son esos resultados de nuestra prictica los que quer amos exponer aqui en su conjunto y someter a discusiOn. [361 | Sin duda, estén implicitamente contenidas en el libro que hemos publicado recientemente sobre La dieisin del traba jo social. Pero nos parece que existe algiin interés en des- ‘prendeilos, en formularlos aparte acompatidadolos de sus pruebas e ilustrindolos con ejemplos que tomamos pres- tados o bien « esta obra, 0 bien a trabajos todavia inéditos. Se podré juzgar mejor asi la orientacién que querriamos intentar dar alos estudios de sociologi nny Capitulo I éQué es un hecho social? ‘Antes de buscar el método que conviene al estudio de Jos hechos sociales, e+ importante saber cuiles son los hechos denominados de este modo. La cucstin es tanto més nectsaria cuanto que nos ser- vvimos de esta calificacién sin mucha precisién, Se la emplea habitualmente para designar sproximadamente a todos los fenémenos que ocurzen en el interior ce a socie- dad, por poco que presenten, con cierta generalidad, algtin interés social. Pero con este criteri, no existen aconteci- ientos humanos, por decilo de algtin mode, que no pue- dan serllamados sociales. Cada individuo bebe, daerme, come, tazona, la sociedad tiene mucho interés en que estas fnciones se ejerzan regularmente, Si por lo tanto ‘tos hechos fucran sociales la sociologia no tendriaobje- to propio, y su dominio se confundiria con el de la biole- sia y a pricologta Pero, en realidad, en toda sociedad existe un grape determinado de fenémenos que se distinguen por carscte- risicas mareadas de los que estan las otras ciencias dela natualeza, ‘Cuando desempefio mi rol de hermano, ie esposo ode eiudadano, cuando ejecuto Jos compromisus que he con- (39) traldo, cumplo con deberes que estén definidos por fue de miy de mis actos, en el derecho y en las costumbres, Entonces, incluso cuando estén de acuerdo con mis pro- pios sentimientos y cuando sienta en mi interior su reali- ad, ésta no deja de ser objetiva; porque no soy yo quien Ios ha hecho, sino que los he reeibido a través de Is eduvea- cin. iGuantas veces, por otra parte, nos ocurte que igno- ramos el detalle de las obligaciones que nos incumben y que, para conocerlas, tenemos que consultar el Cédigo y= sus intérpretes autorizadas! Del mismo modo, el fiel ha encontrado las creenciasy las pricticas de su vids religiosa ‘completamente constituidas en el momento en que nace; siexistian antes que él, es porque existan fuera de él. El sis- tema de signos del que me sirvo para expresar mi pensa- miento, el sistema de monedas que empleo para pagar mis deudas, los instrumentos de crédito que wilizo en mis re iones comerciales, ae précticas que sigo en mi profesién, cteétera, eteétera, funcionan independientemente de los Uusos que hago de ellos. Si se toma tuno por uno a todos los miembros de los que se compone la sociedad, lo que pre- cede podra repetirse a propésito de cada uno de ellos. He aqui entonces maneras de actuar, de pensar y de sentir que ppresentan esta notable propiedad de existir por fuera de las conciencias individusles. No solamente estos tipos de conducta 0 de pensa- miento son exteriores al individuo, sino que estin dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtad del eual se Ie imponen, lo quiera © no. Sin duda, cuando me confor mo con ellos con pleno acuerdo, esta coercién no se hace sentir, 0 se hace sentir poco, porser instil. Pero ne por ello (401 deja de ser un carécter intrinseco de estos hechos, y la prueba et que se afirma desde el momento en que intento tesistt, Si intenco violar las leyes del derecho, reaccionan contra mi de modo de impedir mi acto, sise esti a tiempo de que ello ocursa,o intentan anularlo y restablecerlo bajo su forma normal, si esté cumplido y es reparable, 0 inten- ta hacérmelo expiar, si no puede ser reparado de oto ‘modo. éSe trata cle maximas puramente morales? La con- ciencia piblica contiene todo acto que las ofenda a través de In vigilancia que eerce sobre la conducta de los ciuda dans y las penas especiales de las que dispone. En otros ‘casos, la coacci6n es menos violenta: no deja de existir. Si ‘no me someto a las convenciones del mundo, si al vestir- ‘me no tengo para nada en cuenta los wos vigentes en mi palsy en mi clase, la risa que provoco, el alejamiento en el ‘que reme mantiene producen, aunque de manera més ate- tnuada, Ios mismos efectos que una pena propiamente dicha. ¥ por otra parte la coaccién no por ser indirecta es menos efictz, No estoy obligado a hablar en francés con mis compatriotas, ni a emplear Ia moneda legals pero es imposible que lo haga de otro modo. Siintento escapar de cesta necesidad, mi tentativa fracasaria miserablemente Como industrial, nada me prohibiria trabajar con proce dimientos y métodos del siglo pasacto; pero silo hago, me arruino con toda seguridad. Incluso cuando de hecho pue- da liberarme de estas reglas y violarlas con éxito, hacen sentir suficientemente su poder coactivo a través de la resistencia que oponen, No hay innovador, incluso feliz, ‘cuyos emprendimientos no terminen golpesindose contra ‘oposiciones de este género. tan He aqui un orden de hechos que presentan carecterl- ticas muy especiales: consisten en maneras de actuar, de pensary de sentir exteriores al individuo, y que estin dota. das de un poder de coercién en vireud del cul se le impo- nen. Por consiguiente, no podrian confundirse con los fenémenos orgénicos, puesto que consisten en represents ciones y acciones, ni con los fenémenos psiquices, que no tienen existencia més que en la conciencia individual y por lla, Constituyen entonces una especie nueva y es @ ellos ‘que se debe dary reservar la calificacién de socials. Bsta les conviene, porque esté claro que, al no tener al individuo ‘como sustrato, no pueden tener otro sustrato mds que la sociedad, seals sociedad polities en su integridad, ca algue rno de los grupos parciales que ella engloba, confesiones religiosas, escuelas politica, lterarias, corpotaciones pro= fFesionales, etcétera. Por otra patte, eita calificacién s6lo convienea estos hechos, porque el término social no tiene sentido definido mas que 2 condicién de designar tnica- mente fenémenos que no entran en ningune de las cate sorfss de hechos ya constituidas y nombradas. Son enton- ces el dominio propio de Ia sociclogia. Es cierto que el ‘témino de coaccién, a través del cual los definimos, core cl riesgo de alarmar a los partidarios celosos de un indi dualismo absoluto. Como profesan que al individu es perfectamente auténomo, les parece que se lo disminuye ccada vez que se le hace sentir que no depende solamente de si mismo, Pero dado que hoy es indiscutible que la mayor parte de nuestras ideas y de nuestras tendenciat no esti elaborada por nosotros, sino que nos viene de afuers, no puede penetrar en nosotros mis que imponiéndose; (a2) “esto es todo lo que tignifics nuestra definicién, Ssbemos, por otra parte, que toda coaccidn social no es necesaria- “mente exclusiva de la personalidad individual.! Sin embargo, como los cjemplos que acabamos de citar (ceplasjusidicas, morales, dogmas rligiosos, sistemas finan- cieros, eteéters), consisten todos en creencias y pricticas ‘constituidas, se podria creet, de acuerdo con lo preceden- te, que no existe hecho social més que alli donde hay orga nnizacién definida. Pero hay otros hechos que, sin presen- tar estas formas cristalizadas, tienen la misma objetividad, yel mismo ascendiente sobre el individuo. Es lo que deno- minamos corrientes sociales. Asi, en una asamblda, los grandes movimientos de entusiasmo, de indignacién, de piedad que te producen, no tienen como lugar de origen ninguna conciencia particular. Llegan a cada uno de noso- ‘ros desde afuera y son susceptibles de arrastramos « pesar de nosotros, Sin duda, puede ocurri que, abandonéndo- ime sin reserva, no sienta la presi6n que ejercen sobre ml Pero ésta se marca ni bien intento luchar contra ellos. Que tua individuo intente oponerse a una de estas manifest ciones colectivas, y esos sentimientos que niega se le val- verin en contra. Ahora bien, si este poder de coereién, externa se afirma con tal niticez en los casos de resistencia, cesporque existe, aunque sea inconsciente, en los casos con trarios. Nos vemos ahors engafiados por uns ilusién que nos hace creer que hemos elaborado nosotros mismas lo ue se nos impuso desde afuera, Pero si la complacencia 4 Noescome pata dede parla des tod coven a nel ol, (a) con la cual nos dejamos atrastrar enmascara el envida sibi- to, no porello lo suprime. De este modo el aire no deja de ser pesado, aunque no sintamos su peso. Incluso cuando hemos colaborado espontineamente, por nuestra parte, con fa emocién comin, la impresi6n que hemos sentido es completamente diferente la que habriamos experimenta- do siubiéramos estado solos. Bs asi como, una vez disuel- ta Taasamblea, cuando esas influencias sociales dejaron de actuar sobre nosottos y nos encontramos a solas con noso~ tos mismos, [os sentimientos que hemos atravesado hacen el efecto de algo ajeno en donde ya no nos reconoceme. Nos damos cuenta entonces de que los habfamos padeci- do mucho mas de lo que los habiamos criginado. Ocurre incluso que nos causan horror por ser tan contrarios a nues- ta naturaleza, De este modo individuos perfectamente inofensivos en st mayor parte pueden dejarse levara actos de atrocidad reunidos en una muchedumbie. Ahora bien, lo que decimos de estas explosiones pasajeras se aplica dénticamente de esos movimientos de opinién, més dura- deros, que se producen sin cesas alredeclor cle nosotros, sea en toda la extensién dela sociedad, sea en los cireulos mis sestringidos, sobre materias religiosas, politcas, iterarias, artsticas, etcétera Por otra parte, podemos confirmar esta definicién del hecho social a eravés de una experiencia caracteristica; et suficiente con observar la forma en gue son educados los niifios. Cuando se contempla a los hechos tal como son y tal como siempre ban sido, salta a la vista que toda educa cién consiste en un esfuerzo continuo para imponer al nfo maneras de ver, de sentir y de actuar a las cuales no (aay | econ cacs apntnseabsenee BLL Tal Bl Boy eee rari cinehich wane fue y Be hcpii alive i container ala inp oer ion «obedience; ls tae lo Cones fee eset tareas acc al Se pate Pee te los usos, las conveniencias, los constrefimos al trabajo, ee eae ee eee eae eet (iidda' a porque lentamente da orgen a hdbitos, a ten- Re 2 sree eaten Reet a repplean mus que porgee dervan de ella Bs ceno que er ee Oa ae aca ates eee (Bes ortcccslentbo 7 cat acer cif on cumple Pec Bae aoa ere eottarga ae he ae Eee tea gana ene San eee oer neces ants aes cee ce ie Ae a eee Re eet ee one eae Ranthe med ary the ack sree oe a eee eee ee de qué mane ese eroc ha consiuido en storia Exe prelén de tode Ios nantes que padtce el nie la re- Mion misma del medio social que ende a fecetario de sepa cares feungens cen clos pores uestoe ng ton ma que epresneniese intemedation Deestesuodo, noe la generalidad lo que pde servi par corstezar lee engmenos soiolegics, Un penas- ett que te cacuentra en tose ls concencas putes: eee etree aye trian odes bxiatiadioy ha Seals hacky sok lee Sl pow orvecleinen con ee ‘Sete pars fits ot poraue ot hemes consundido, [as] exGneamente, con lo que se podiia llamar sus encarnacio- nes individuales, Lo que les constituye son las ereencias, lng tendencias, las practicas del grupo tomado colectiva: mente; en cuanto a las formas que revisten Los estados colectivos al reftactarse en los individuos, son cosas de ota especie. Lo que demuestra categSricamente esta dualidad de naturaleza es que estos dos érdenes de hechos se pre- senean con fiecuencia en estado digociado. En efecto, algus rnas de estas maneras de sctuar o pensar adquieren, como consecuencia de la repeticidn, tuna suerte de consistencia ‘que las precipita, por asf decilo, y que las aisla de los acon Jares que los reflejan, De este modo toman un cuerpo, una forma sensible que les es propia, y constituyen una realidad sui generis, muy distinta de los hechos individuales que la manifiestan, El hibito colecti- vo no existe solamente en estado de inmanencia en los actos sucesivos que determina sino qu, a través de un pris vilegio del que no encontramos ejemplo en el reino biolé- ico, se expresa de una vez por todas en una formula que se repite de boca en boca, que se cransmite por educacién, que s¢ fija inchiso por escrito, Esos son el origen y la natu: raleza de las reglas juridicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los articulos de fe donde las sectas rel giosas 0 politicas condensan gus creencias, de los cédigos del gusto que erigen las escuelas literarias, etcé¢era, Ningu na de ellas se encuentra por completo en las aplicaciones que de ellas se hace por parte de los particulares, puesto que pueden incluso ser sin ser aplicadas realmente, Sin duda, esta disociacién no se presenta siempre con 1a misma nitide2. Pero es suficiente con que exista de mane- tecimientos parti [46] © ra indiscutible en los casos importantes y numerosos que " geabamos de citar para probar que el hecho social es dis- finto de aus repercusiones individuales, Por otra parte, " jneluso cuando no esté dado inmediatamente a la obser- "yacién, con frecuencia se la puede producir con ayuda de Giertos artificios de métodos es incluso indispensable pro- ceder por medio de esta operacién, sise quiere desprender el hecho social de toda aleacién para cbservario en estado, de pureza. Asi, por ejemplo, hay ciertas cortientes de opi- fnidn que nos empujan, con intensidad desigual de acuet- do con las épocas y los palses, hacia el matrimonio, por ejemplo, al suicidio, oa una natalidad mis © menos elevs- dla parecen inseparables de les formas que adquieren en los ceusor particulares, Pero la estadistica nos prover el medio de aislarlos. Se ven, en efecto, representados, y no sin exac~ titud, por la tasa de natalidad, d= matrimonios, de suici- dios, ¢s decir, por el ntimero que se obtiene dividiendo el total anual promedio de matrimonios, de nacimientos, de ‘muertes voluntarias, por el de los hombres en edad de ‘catarse, de procrear, de suicidarse. Porque como cada una estes cifras comprende a todos lot catos pazticulares indis- tintamente, las circunstancias individuales que pueden tener alguna participacién en la produccién del fenémeno se neutralizan alli mutuamente y, en consecuencia, no con- tribuyen a determinarlo. Lo que él expresa, es un cierto estado del alma colectiva, 3 Lossuedioe nose prodacen coma min tenis neulguereda, en soda a edad tay He aqui lo que son los fendmenos sociales, desemba- sazados de todo elemento extrafi. En cuanto a sus mani= festaciones particulares, tienen por cierto algo de secial, puesto que reproducen en parte un modelo colectivo: pera cada una de ellas depende tambien, y en amplia parte, de la constitucién orginico-psiquica del individuo, de las cit- ‘cunstancias particulares en las cuales est ubicado. No son ‘entonces fendmenot propiamente sociol6gicos. Perene- ‘cen ala vez a los dos reinos; se los pod llamar socio-pst- quicos. Interesan al socidlogo sin constituir la materia inmediata de la sociologia. Se encuentran del mismo modo, en el interior del organismo, fenémenos de natura- leza mixta que estucdian las ciencias mixtas, como la bio- quimica. Pero, se dirt, un fenémeno no puede ser colectivo mis ‘que si es comiin a todos los miembros de la sociedad, o al menos a la mayor parte, por consiguiente, si es un fend- ‘meno general. Sin duda, pero si es general es porque es colectivo (es decir, mas © menos obligatorio); muy lejos ‘esti de ser colectivo por ser general. Es un estado del gru- po, que se repite en los individuos porque se les impone. std en cada parte porque esti en el todo; lejos esté de estar en el todo porgue esté ent las partes. Esto et sobre todo evie dente en esas ercencias y pricticas que nos fueron trans- itidas completamente constituidas por las generaciones anteriores; as recibimes y las adoptamos porque, al sera la ‘vez una obra colectiva y una obra secular, estin investidas de wna autoridad particular que In educacién nos ensead = reconocer y respetar. Ahora bien, hay que sefialar que la inmensa mayorla de los fenémenos sociales nos legan a [a8) través de esta via. Pero incluso cuando al hecho social se ideba, en parte, nuestra colaboracién directa, noes de ots paturaleza. Un sentimiento colective que estalla en una asamblea no expresa simplemente lo que habia en comiln entre todos os sentimientos individuales. Es algo comple- tamente distinto, como lo hemos mostraclo, Es una zesul- tante dela vida comin, un producto de las acciones y reac~ ciones que se entablan entre las conciencias individuales; ysiresuena en'eada una dle ellas, es en virtud de la enerei. especial que debe precisamente a su origen colectivo. Si todos los corazones vibran al unisono, no es comp conse ‘cuencia de una concordancia espontinea y preestablecida; ce que una misma fuerza los mueve en el mismo sentido. Gada uno se ve arrastrado por todos. Llegamos entonces a representamos, de manera prec sa, el dominio dela sociologla, Abarca slo un grupo deter- minado de fenémenos. Un hecho sosial se econoce por el poder de coercién externa que ejerce © que es susceptible de ejercer sobre los individuos; y la presencia de ese poder se reconoce a su vez sea por la existencia de alguna sancién determinada, sea por Ia resistencia que el hecho opane 3 todo emprendimiento individual que tienda a violentarlo. Sin embargo, se lo puede definis también por la difusisa gue presenta en el interior del grupo, siempre que, de -edentes, se tenga el cu acuerdo con his observaciones dado de agregar como segunda y etencial caracterftica que ‘exista independientemente de las formas individuales que toma al difundirse. Este tiltimo criterio es incluso, en cies- tos casos, mas facil de aplicar que los precedentes. En efee> to, la coaccion es ficil de constatar cuando se traduce hacia las] fuera por alguns reaccién ditecta de la sociedad, como es cl caso del derecho, la moral, las ercencias, los uses, los ‘modos mismos. Pero cuando es solamente indirecta, como Iaque ejerce una organizacién econémica, no se deja siem- pre percibircon claridad, Puede en ese casa ser més ficil de tesablecer la generalidad combinada con la objetividad, Por cotta parte, eta segunda definicién no es mas que otea for- ‘mia dele primers; porque si tuna manera de condicirse, que existe exterlormente alas concienclas individuales, se gene- ralizs, no puede hacerlo mis que imponiéndese? Sin embargo, nos podriamos preguntar si este defini ‘ion eslcompleta. En efecto, los hechos que nos proveye- ron la base son todos maneras de bacer; son de orden fisiox égico. Ahora bien, hay manoras de ser colectivas, es decir, hechos sociales de orden anatémico 0 morfoldgico. La > Seve cdmo et defincon dl Hecho soci all de aque srve de base angeniovo sstans de Tule Panto, deberion deca que meas Ponders que Tarde aibuye simian om a gate delos eho ele {vow Aden dea dein precedes ue 0 ena ters igo un plsteumen delos dots iemedites des obervacon puree rerio ele Ttnacion, no slamene na expres sempre, sino que ho expreta mney, Lo fushay de een de ctrl ee heeho ton Sip dudatods heh {Sci simada, ne coma snbomoy de estas na tendencies pene ‘lat, pers eporguee soci eres oblignosa. Su poder Ge expand Iechoy socal fuera or dices en produit comer a iar Indviduah por mis que tenga zepercusiones, no deja por ellode ser incivida "Sque es mis not pocemaepepuntr se amino mass olga con vine a dia ine propgnn dis ane fel cert Slo receded deer dings (50) sociologia no se puede desinteresar de lo que concierne al sustiato de la vida colectiva, Sin embargo, el nsimero y Is, aaturaleza de las partes elementales de las que se compone Ja sociedad, la manera en Ja que estin dispuestas, el grado de coalescencia que aleanzaron, Is distribucidn de la pobla- cién sobre la superficie del terrtorio, el nimero y la nat~ raleza de las vias de comunicacién, la forma de las habita~ ciones, etcéiers, no parecen, en un primer examen, poder reducitse a formas de ectuar,o de sentir, o de pensar. Pero, de entrada, estos civersos fendmenos presentan la misma caracteristica que nos sirvi6 para definir a los otros. Estas maneras de ser se imponen el individuo del mismo modo que las manezas de hacer de las que hemos hhablado, En efecto, cuando se quiere conocer la manera en, Ja que une sociedad esté dividida politicamente, la manera cen la que estén compuestas estas divisiones, la fusion més ‘0 menos compleia que existe entre ellas, no podemot Ile- gar con ayuda de una inspeccién material y @ través de observaciones geogrificas; porque eitae divisiones son morales, incluso cuando tienen alguna base en la naturele- za isica. Es solamente a través del derecho piiblico que es posible estudiar evta organizacién, porque es exte derecho el que Ja determina, como determina nucsizas relaciones oméstieas y civicas. No es por ello menos obligatoria, Si la poblacién ce hacina en nucstras ciudades en vez de dis- persarse en cl campo, ¢s porque existe una corriente de opi- nién, un impulso colectivo que impone a los individues festa concentracion, No podemos tampoco elegir la forma de nuestras casas ni de nuestras vestimentas; al menos, una es igualmente obligatoria que le otra. Las vias de comuni- i) ceacién determinan de una manera imperiosa l sentido en cl cual se producen las migraciones interiores y Ios inter ‘cambios, incluso la intensidad de esos intercambios y esas migraciones, eteétera, En contecuencia, habria hugar, a lo ‘sumo, para agregar aa lista de fendmenos que hemos ent- merado como los que presentaban el signo distintivo del hecho social una categoria mas; y como esta enumeradion no tenfa nada de rigurosamente exhaustive, la adicion no seria indispensable Pero ni siquiera es iil; porque estas maneras de ser no son més que maneras de hacer consolidadas. La estructura politica de una sociedad no es mas que la manera.en lacual fos difetentes segmentos que la componen han tamado el habito de vivir unos con otsos. Si sus relaciones son tradi cionalmente estrechas, los segmentos tienden a confundir~ sejen el caso contrario, adistinguiree. Fl tipo de habitacién {que se nos impone no es mas que la manera en la cual todo el mundo alrededor de nosotros y, en parte las generacio- nes anteriores, se acostumbraron a construir sus casas. Las vias de comunicacién no son més que el lecho que se ha uazado a s{ misma, cortiendo en el mismo sentido, la corriente regular de los intercambios y migraciones, etcé- tera. Sin duda, silos fendmenos de orden morfoldgico fue- ran los nicos en pretentar esta fijeza, se podria creer que constituyen una especie aparte. Pero una regia juridica es ‘una disposicién no menos permanente que un tipo de arquitectura y, sin embargo, es un hecho fisiolégico. Una simple méxima moral es, seguramente, mds maleable; pero tiene formas bastante mis rigidas que un simple uso pro- fesional o que un modo. De esta manera hay toda una (521 gama de matices que, sin solucién de continuidad, liga a Ios hechos de estructura mis caracterizados con esas libres, comientes de la vida social que toda das porun modelo definido. Entonces lo que ocurre es que no hay entre ellos més que diferencias en el grado de con- solidacién que presentan, Unos y otros no son mas que vida més o menos cristalizada, Sin duda, alli puede haber interés en reservar el término de morfoldgicos para los hhechos sociales que conciernen al sustrato social, pero a condicién de no perder de vista que son de la misma natu raleza que los otros. Nuestra definicién abarcaré entonces todo lo definido si decimos: «5 ws bec social toda manera de hacer fiada o mo, susciptible de gercer sobre el individuo wna coaccién exterior: o bien, incluso: queesgeneralen laextonsion ro han sido toma ide wna sociedad dada al mismo tempo que tone wna exisencia ‘propia, indapendicnteraente de sus manifistaciones individualess «+ asesehoparentco dele vida ytrictire del zane y dela ‘Sn pune onabisi limenteeasacaoga pore crt eon dea Uninc extemos ete todana re deinnemedneniamedintnente se ‘bles y que muse el vical ents elo, La bslogla no tee el mismo ‘Rowson se os permite tr qu las indoclones de a peers de nar, ‘Sein sete de te tema som apieslay my gom tte a Ho [imos-omo en iarssclednes nosy ent ts do ees delieios i ‘qedirenela de pad. [33]

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