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Néstor Luis Cordero La invencion de la filosofia 2da EDICION Cariruto 9 La restauraci6n de los valores: Sécrates Introduecién Si las palabras que Platén pone en boca de Séerates en la Apologia co- rresponden a la realidad, el filésofo habria nacido setenta afios antes de su proceso, o sea, alrededor del afio 469 a.C. En ese caso, Sécrates habria sido coetaneo, aunque més joven, de los sofistas mas destaca- dos (la elaboracién de las leyes de Thurioi por parte de Protagoras se ubiea en 444, cuando Séerates tendria veinticineo afios, y cuando Gor- gias llegé a Atenas en 427, cuarenta y dos), y Platén le hace decir que incluso siguié un curso dictado por el sofista Prédico (Cratilo, 384b). Estos datos surgen de uno de los testigos de la actividad de Sécrates, Platén, Otras precisiones biogréifieas se encuentran en Jenofonte, ‘quien habla de-Sécrates en varios trabajos, y en el comediégrafo Aris- t6fanes. En lo que concieme al pensamiento de Sécrates (o sea, a su filosofia) la situacién es un poco més complicada, ya que Séerates no escribié nada, Puede aducirse que aunque no se sabe si Tales escribié, ello no nos impidié consagrarle varias paginas de esta introduccién, pero el caso de Sécrates es mAs delicado, ya que Platén hizo de él el protagonista de casi todos sus diflogos, y si atribuimos al Sdcrates histérico cuanto Platén puso en su boca, poco o nada queda como filo- sofia del propio Platén. Felizmente desde hace varios siglos los histo- riadores de la filosofia (con la excepeién de una tendencia anglosajo- na que cae en el exceso recién mencionado) se han puesto de acuerdo para reconocer como perteneciente al Sécrates hist6rico aquellos da- tos que son concordantes en los testimonios de Platon y de Jenofonte, y que se confirman con lo poco que dice Aristételes, que, si bien no lo (27) 1s Néstor Lis CORDERO conocié, no puede ser acusado de servirse de su persona para exponer ideas propias. a) El interés de Sécrates ‘Una manera provechosa de introducirnos en la filosofia de Séera- tes consiste, precisamente, en analizar el testimonio de Aristételes. “Sécrates no se interesé en absoluto en aquello que coneierne a la na- turaleza (physis/; solamente se interes6 en td ethikd” (Metafisiea, A.6.987b). {Por qué dejamos la formula en griego? Simplemente, por- {quo es dificil de traducir, si bien una traduecién literal podria aceptar- se. En griego, éthos significa “eardcter”, “modo de ser”, “eos- tumbre”. En plural, precedido por un articulo, éd, la traduecién literal seria “las cosas que conciernen a los modos de ser”, pero como hoy Tla- mamos ética a la parte de Ja filosofia que se ocupa de Ia conducta, po- St tehenios 6m Cuenta Tos pasos que la flosofia dio fhnsta entoncos, a partir de Talos, esto podria parecer una novedad, pe- ro no es ant, Quizd la novedad socratica haya consistido en el caréeter exclusivo y evidente de este interés. Todos los filé ores pre- tondieron encontrar una explicacién eoherente de la realidad para po- der vivir en armonia con el universo. ¥ de todos los sistemas preceden- tos pudieron deducwrse repias de conducta a seguir, ya desde Anaxi- mando. OTE Sécrates, en cambio, no puede trazarse una distincién entre su filosot 121 vivir: Sécrates vivid filosofando, Asi lo dijo en su defensa, cuando fue levado ante los tribunales: dice que no puede dejar de filosofar porque él vive filosofando {philosophotinta 2én); lo cual significa: jgpnetiéndome examen smi mimes 3 9t7 (Pla ton, Apologia 286) Tata declaracién de prineipios coincide con la tarea ‘a la cual, segtin Aristételes, Sécrates consagré toda su vida. Pero de mas esta decir que no fue sélo por curiosidad que Sécrates se interes6 en la manera de actuar del ser humano (él y los otros) sino, suponemos ‘en funcién de los testimonios de su tiempo, para mejorar la personali- dad de sus conciudadanos, Esta afirmacisn (y especialmente esta no- cién de “personalidad”) merece una explicacién, lo cual nos obligard a hacer un paréntesis en nuestra exposicién. LA RESTAURACION DE LOS VALORES: SOCRATES 129 b) GHubo un Sécrates “naturalista”? Cuando tiene apenas poco més de cuarenta aos, Serates es ya 6] protagonista de una comedia de Aristofanes, Las nubes (cya premidre se ubica alrededor de 423), lo cual demuestra que era un personaje co- nocido por los atenienses. Pero en esa comedia Sécrates es mostrado como alguien que, contrariamente a lo que dira Aristételes, se intere- sa en la navuraleza y, espocialmonto, es un experto en “lo que ocurre en el ciclo” (#é metedra). Ademés, se lo presenta como director de un instituto en el cual se aprende a razonar de un modo curiosamente si- milar al de los sofistas. Si bien la presentacién de Sécrates es grotes- ca, dificilmente Aristéfanes pudo haber inventado todos estos detalles, que sin duda el piblico de su pieza conocia, y que por eso seguramen- te tomaba a risa a ese extraiio personaje, conocido de todos. {Cuando este Sécrates I se transforms en ese Sécrates II que todos ‘eonocemos? Nunca lo sabremos coneretamente. Debemos recurrir a hi- pétesis, Una pista podria ser la siguiente: si Sécrates (dejando de Jado el detalle del instituto que habria dirigido, que seguramente fue un agre- gado irénico del autor) daba el aspecto de ser un sofista para quienes, como Aristéfanes, no ocultaban sus ideas reaccionarias, era probable que hubiese sido considerado como un sabio por sus seguidores. Quizé por esta razén, uno de éstos, Querefonte, segtin cuenta el mismo Platén (Apologia, 21a) interrogé al oréculo de Apolo para saber si habia algun nteniense aun ms sebio que Séerates,¥ la respuesta fue negativa. Platén refiere que fuc'a partir de ose momento cuando Sécratesco- menzé a interesarse en el modo de ser, especialmente en los conoci- iientos, de personajes destacados, Ahora bien, si Sécrates empezs es- ta busqueda para refutar al ordculo, es porque era consciente de no ser sabio. Este punto podria invalidar nuestra hipétesis, salvo si admiti- ‘mos que, sabiéndose no sabio, a pesar de la estima de sus seguidores, decidié empezar una bisqueda para convencerlos de su error. Sea co- mb fuere, Platén pone en boca de Sécrates que, después de cuestionar ‘a gente pretendidamente sabia (lo cual podria corresponder al Séera- tes platénico que interrogaba a Eutifrén, a Laques, a Hippias, etc), lle- 96 ala conclusién de que detrés de las apariencias, es0s interlocutoFes, {Que creian saber, en xualidad-no aablan cual ora sontido de is “co- Uimientos" mientras quo él, Séerates, por lo menos, sabia que nose- sr oluriadia al conocimiento nos pone on contacto con Ta ori natidad de Séerates. El-saber’, para él, cumple una funcién muy espe cial, Afios antes Heréclito habfa escrito que “la multiplicidad de come @ Neston Luis ConpeRo cimientos no educa la inteligencia” (fr. 40). Platén hubiese suseripto es- fa frase, con un pequefio cambio: él hubiese cambiado “inteligencia” por “alma” (psykhé). Con esta nocién entramos de leno en el pensa- Thiento de Sdcrates, ya que si inieiamos este largo paréntesis fue para cxplicarnos la nocidn de “personalidad”: este término-s-otra.tradue- ‘cién posible del griego “psyche”, tal como Sécrates lo entiende. El yo mis intimo de cada uno, su personalidad, es su psyché, y como la psy- chS-ex]asede del conocimfento (coma veremos a continuacién), éste de- be estar en armonfa con ella, debe enriquecerla, debe mejorarla, ¥ es- tonno es euestion de eantidad, como Sécrates habia comprobado en sus inoflocutores. No basta aprenderse de memoria la Enciclopedia brita: nig@-para ser_un hombre de bien; un sola. jento, extraido con el esfiierzo de la raz6n, en cambio, justifiea la humanidad del ser huma- ‘no, humanidad que no es algo dado, sino una conquista permanente. ‘También Herdclito lo habia escrito: “Para mi, uno solo vale por miles, si es el mejor” (fr. 49). ©) “Hay que preocuparse de la psykhé” En Ia seeci6n consagrada a los primeros pitagéricos hemos visto que la nocién de psykhé ge fue enriqueciendo en manos de los filésofos, De un simple soplo vital en los poemas homéricos pas6 paulatinamen- te a ser sindnimo de la personalidad (pitagéricos) y suerte de puesto de control de las sonsaciones y sintetizadora de imagenes (atomistas). ‘También los poctas utilizaron generosamente la nocién de psykhé. Pin- daro (siglo V a.C.) por ejemplo, habla de un guerrero que conservé su integridad gracias a su valiente psykhé (Pitida 2X, 80). Los autores tré- gicos, que cohabitaron en el siglo V eon los sofistas y con Sécrates, re- currieron muy a menudo a la nocién de psykhé para justificar aquellas factitudes que escapaban al control de la raz6n. En Electra, Séfocles propone una férmula digna de un tratado de filosofia: “la psykhé es la memoria despierta de quien est durmiendo” (verso 902), y, en la mis- ma obra, para explicar por qué Electra tiene el mismo eardcter que su madre Clitemnestra, dice que ambas poseen la misma psykhé (verso 775), Buripides afirma que la pasién inexplicable que Fedra siente res- ecto de Hipolito se origina en su psykhé, Digamos, como resumen, que en el siglo ¥ “philopsykhia”, “amor de la psykhé”, es sinénimo de cobar- dia, “amor a la vida’. 'Praeticamente nada se encuentra en la sofistica a propésito de la psykhé (hay apenas una referencia colateral en Gorgias, quien dice que LA RESTAURAGION DE LOS VALORES: SOCRATES 131 el Jégos, en el sentido de “discurso”, es “psicagégico”, o sea, es capaz de conducir u orientar la psykhé). Sécrates, en cambio, incluso para quie- nos se burlaban de él, era un “experto en la psykhé” (literalmente, hoy seria un “psic6-logo”): Pisandro, en una comedia de Aristéfanes, Las aves, dice estar inquieto porque su psykhé lo abandoné en vida, y se le aconseja que, para encontrarla, pida ayuda a... Sécrates (Aristéfanes, Las aves, 1557). Como en el caso de Las nubes, esta comedia fue eseri- ‘ta cuando Sécrates atin no tenia cincuenta aiios, lo cual demuestra que ya se lo consideraba un experto en la cuestién. Jenofonte dice que la férmula “conécete a ti mismo” significa “conoce la psykhé que hay en ti”. Veamos entonces la significacién de la psyhhé (que, por comodidad, traduciremos por “alma”) en Sécrates. Para Sécrates, el alma es el micleo la personalidad. De més esté decir que esta palabra no existe en griego clasico, y cuando hablamos de “personalidad” hacemos referencia a una unidad que consagra la es- pecificidad de cada uno o, si se prefiere, el “yo” individual, e incluso la conciencia. Por esta razén para ser “mejores” cada dia, Sécrates sostie- ne que hay que mejorar el alma, cuidarla, promocionarla,_pues.consti- tuye el bien supremo del ser humans. Coherente hasta cl fin de su vi- da, Platén pone en boca de Sécrates esta verdadera exhortacién, diri- gida a sus jueces: “Ti, ateniense, que eres sin duda el mejor de los hombres, ciudadano de la pélis més importante, reconocida por su sa- biduria y por su poder, ti, ateniense, zno te averguenzas de preocupar- te slo por acrecentar tus bienes, tu reputacién, tus honores, mientras que no te preocupas en absoluto por mejorar tu alma?” (Platén, Apolo- gla 294), Precisamente para despertar a sus eonciudadanos Sécrates los in- terrogaba para inducirlos a buscar en ellos mis interioridad, ae) aleve suze ar no debe construir y conquistar su propia humanidad. {De qué manera? “Despreocupandose de sus asuntos personales y preocupandose sélo de la manera en que podria mejorarse y Hegar a ser el individuo més sen- sato posible, dejando de lado los asuntos particulares de la ciudad pa- ‘ra preocuparse por la ciudad en si misma’ (Apologia 36c). Esto signifi- ca que, “para todo ser humano, el bien supremo consiste en interrogar- se todos los dias a propésito de su perfeecién [o “virtud”, areté] y de to- do aquello sobre lo cual me escuchasteis siempre discutir, cuando me someto a mi mismo y a los otros a este examen sin el cual la vida no vale la pena de ser vivida” (Apologia 38a). Esto voluntarismo moral de Sécrates se resume en una breve for- mula que Platén pone en su boea en el Critdn, pequefio didlogo que na- 132 Néstor Luis Conpeno rra la estadia de Sécrates en la prisién y expone los argumentos que lo llevan a no intentar fagarse (lo cual hubiese sido posible, pues Jos car- celeros habjan sido sobornados por el rico Critén, su amigo): “Lo impor- tante no es vivir, sino vivir bien; y vivir bien es vivir como se debe” (Critén 48b). {Cireulo vicioso 0, como dicen los sabios, petitio principit? En absoluto. Sécrates prediea con el ejemplo. El siempre vivis segin ciertos valores, esos valores que no se cotizan en la bolsa, pero existen. La ley lo condené, y él debe respetar la ley, como siempre preconiz6. En eso consiste “vivir bien”: vivir de acuerdo con los valores que cada uno asimiléd, aun a riesgo de su propia vida, que, como dice en el Critén, no mereceria ser vivida cuando se reniega de sus ideales. @),La concepeién socratica del saber ‘Hemos utilizado el verbo “asimilar”, y esto merece una explicacién. Ya dijimos que para Séerates “saber” no es sinénimo de poser conoci- mientos enciclopédicos, y dé ahi su desilusién de los “sabios” con los ‘que dislogé. Vimos que para Sécrates el ser humano es el alma, pero 1 alma es la sede del conocimiento. Otras eseuelas del momenté ha- bian STirmado ge pereciper enalcosn te Sicrsias hay una. nove- dad esencial: al alma “produce” el conocimiento; e to surge do la'interioridad humans, que es la paykhé. Va de suyo que hay que inferpretar Ia palabra “eonoeimiento” en un sentido a la vez restringi- do (no se trata de posrer esa montaiia de conocimientos que ya Heré- clito habfa criticado en su fragmento 40) y profundo, como la captacién de algo que, mas que aprenderse, se “aprehende”, una vez producido. Eso que suele Ilamarse “método socriitico” no es sino la estrategia puesta en marcha por Sé ns interlocutores produzean Jos conocimientos que Inego dében hacer suyos, en cl sentido de “apre- hhonasies" Se produce aun eambio en la-personultdad de quien “sa- be”, pues quien conose qué es lo justo, por ejemplo, deviene justo. Bl co- nocimfento deviene una “propiedad” de la psykhé. ‘Sécrates muestra que hay que partir de cero. Una etapa “purgado- ra” de falsas ideas (llamada kdtarsis por los historiadores) precede @ la produccién (maieutiké) de nociones, especialmente de valores (pues contenidos de conocimiento tales como la fecha de la batalla de Sala- mina, que no son producidos por cl individuo, no tienen valor moral) En esa produccién, el individuo debe contar con Ia ayuda de un habil interrogador que lo ayudar a “oxtraer” los valores de su interioridad , como es sabido, Socrates decia ejercer el mismo oficio que su madre, LA RESTAURACION DE LOS VALORES: SOcRATES 133 que era partera), Sélo quien admite que no sabe puede “desear saber”, es decir, filosofar (etimoldgicamente: philo-sophéin), lo cual supone de- sear extraer de si mismo los conocimientos. Platén hace decir a Sécra- tes en la Apologia: “Yo munca fui maestro de nadie, y si alguien dice que aprendié algo de mi, sepan ustedes que no dice la verdad” (33d). Epilogo Suele decirse que Séerates fue un incomprendido en su tiempo y ‘que por esa razén fue enjuiciado y condenado a muerte, Nada més erréneo. Las acusaciones puntuales en su contra fueron exactamente aquellas que en una sociedad humillada después dela derrota frente a Esparta se hacian necesarias para desembarazarse de un filésofo que, por primera ver, llegé a ser escuchado por las “fuerzas vivas” de su so- ciedad (hablar de “pueblo” seria un tanto exagerado, si bien Platén lo hhace dialogar a veces con personajes que no ham dejado trazas en la historia). Toda sociedad detesta a quien se fija ciertos valores y vive de acuerdo con ellos, sin soslayarlos con la excusa de um pretendido prag- ‘matismo, del cambio de situaciones, o, como se dice hoy, de “eoyuntu- ras” de todo tipo. Cuando Sécrates puede evadirse de Ia eareel, no lo hace y aprovecha la “coyuntura” para dar una leceién de filosofia a Cri- ton. Cuando se le propone la absolucién a cambio del abandono de In filosofia, Platén nos transmite sus palabras, pero seguramente en un documental de la época se hubiese pereibide um estentoso corte de manga. $i un filésofo no defiende él mismo sus valores, cquién puede hacerlo en su nombre? Si la filosoffa fue desde sus origenes la biisqueda de determinadas certezas para orientar cierto tipo de vida, asistimos en Sécrates a un fe~ némeno nuevo: la asimilacién de su vida a la filosofia. Ya vimos que é1 “vivia como filosofante”, “filosofando” (philosophoiinta), y seguramente si dlguien le hubiese preguntado eual era su filosofia, sin lugar a dudas {1 hubiese respondido: “mi manera de vivir". ¥ el impacto de este curio- s0 personaje fue tal que todos los sistemas filoséficos que se sucedieron incluso antes de que 61 muriese fueron encabezados por pensadores que lo habfan seguido y respetado, si bien luego cada uno siguié su propio camino, de Euclides a Antistenes, de Aristipo a Platén, para mencionar sélo a los més destacados. El eardcter voluntariamente somero de nues- tra introduceién nos levard a ocuparnos sélo de Platén.

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