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PAIDOS ESTADO Y SOCIEDAD Ultimos titulos pubicados: 20. SP Huntington, La tereera ola 21. KR. Popper, En’ fusca de wn muda mejor 32. D. Osborne y T. Gaebler, La reinvencién del gobiero 22. J. Riechmann y E. Feeandez Buey, Redes qe dan libertad 3a E-calderen y MR. Dus Santos, ces sin anes 35, J. M. Guéhenno, Elfin de In demcracia 26. $.G. Payne, La primera democraciaespaiita 27. E, Resta, La certeza y ln esperanza 38. M. Howard Ross, La culture del conflicto 39. S.P. Huntington, El csoque de civilfznciones 20. G. Kepet, Af aste de Ald BIER. Popper La esponsebilitad de vir 32, Rr Regs y E. Resta (comps) Sobran: wn principe jue se ervunba x. Hiner, Condiciones ta libertad BL G. Boselt (eomp,), lzqudenta prety eo 35. CLasch, Le rebel de as elites 36. JP. Fitoussi, El debate prohibido 37. RL, Heillroner, Visiones de fut 38. L. V. Gerstner, Je. y otros, Reineentando la ucacicit 39. B. Barry, La justin evin inpcialided 40. N, Bobbio, La didn y la eleccion 41, W. Kyimlicka, Ciuatanin multicultural 42. J. Ritkin, Elfin del taba 43. C. Castells (comp), Perspections feminists eu learia politien 45. P Van Parijs, Libertad rel para todos 4G. P. Kelly, Por ui futuro alternative 47. P-O. Costa, J. M. Pérez Tornero y F. Tropea, Titus wrlanas 48. M. Randle, Resistencia civil 49. A. Dobson, Pensamiento politica wrde 50. A. Margalit, La sociedad decente 51. D. Held, La democracia y ef orden global . 52. A. Giddens, Politcn,socologiay teria social 5X. D. Miller. Sobre la navionalidad 55. RA. Heifets, Literacy sin eepuesia files 1D. Osborne y P. Plastik, La refuccion dele burucracia R. Cosel Limetamorstde I cuestion i! U. Beck, 2ue es ia glbalizaciin? R.Heilbronee y W. Milberg, Lt crisis de vison en el pesamieto combi modern P Kotler y otros, El marking ee Ins ncinnes R. Jaureguiy otros, El fiempo que vias y ef repart tl trabaje A. Gora, Miserias del presente, rinueza de lo posible Z. Braezinski, El gran tablero Ni Walzer, Tratada sobre la tlerm 5. F. Reinares, Terorisno y antiterrorism A. Etzioni, La ntucen reg de oro NM Naussbaum, Los limites de! patrotismo Ph. Petit, Republicanisine Ch. Moulfe, El etorio de to politico 5. Ni Garcia Canelini, La slobalizacién imaginada RELBRSSSSLS RSBS Néstor Garcia Canclini La globalizacién imaginada ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA UNIDAD CHIHUAHUA BERL OTECK “GUILLERMAO BONFIL BATALLAT wD PAIDOS Mawes -Buanos Mt: Barceona CCubierta de Victor Viano Fotos de cubierta: Yukinori Yanagi, Algjandro Huidobro y Jimmy Fluker I edicién en Buenos Aires, 1999 14 edicidn en México, 1999 Reimpresién, 2000 tin ssn phd sn eta id i pin li a cn ‘St oe fe, ep a pro a cna 0 in cnprend prof ylation dee el sean rete pes D.R. © 1999 de todas las ediciones en castellano, Editorial Paidés, SAICF, Defense 599, Buenos Ales, 5 Ediciones Paid bérica, S.A. Mariano Cubi 92, 08021 Barcelona. DR © deesta edicién, Editorial Paidds Mexicana, S.A Rubén Dario 118, col. Moderna 03510, México, DE “Tel: 5579-5922, Fax: $590-4961 epaidosdpaidos.com.nnx ‘wvew.paidos.com ISBN: 950-12.5476-3 ISBN: 968-853-434-X Impreso en Mésico + Printed in Mexico INDICE Introduecién: Cultura y pol dela globalizacién Globalizaciones circulares y tangenciales Primeras cuestiones de n cen los imaginarios wo I. Nakrarivas, aterAroras ¥ 1EORIAS: - Globalizarnos @ defender la identidac: cémo salir de esta opeién. Integracién de ciudadanos 0 lobby empiesarial Cuando David no sabe ddnde esti Goliat Modos de imaginar fo gtotval Especticulos de la globaliz de la interculturalidad. én y melodramas La globalizacisn: objeto cultural no identificado Internacionalizacién, transnacionalizacion, globalizacién Qué hay entre MeDonald’s y Macondo ... Postales para un bestiario de la globalizacién ...... Hacer trabajo de campo sobre México en Edimburgo De las narrativas a la leoria cultural de la globalizacién Mercado e interculturalidad: Ami entre Europa y Estados Unidos ...... Migraciones de antes y de ahora ... Conflictos de narrativas sobre las identidades a) El binarismo maniqueo .... b) El encuentro intercultural ©) La fascinacién distante 3 4) Las identidades inconmensurables : @) Americanizacién de latinos, latinizacién de Estados Unidos . {) La vecindad amistosa bajo Ia tutela estadounidense espacio cultural latinoamericano y los cisitos nacionales Latina L6nRe 9 0 16 au 22 26 al 34 30 a 7 82 86 87 89 93 95 99. 102 8 6 7. Capitales de la cultuia y ciudades glebales La globalizacién imaginada No sabemos como llamar a los otros cower eet id La multiculturalidad intraducible .....--.-600++ Circuitos interculturales Ww Ciudadanias multiformes.- II. ITenmeDto Desencuenitros entre un antropélogo latinoamericano, tun socidlogo europeo y una especialista estadounidense ” en estudios culturales -..... vos st IIL. POLITICAS PARA LA INTERCULTURALIDAD De Paris a Miami pasando por Nueva York Arles visuates: de las vangtiardias al arte-jel La industria editorial: mundializacidn en pedazos ....- Industrias audiovisuales: voces latinas editadas en inglés Ganancias y pérdidas El renacimiento de lo urbano = 166 La globalizaci6n de las ciudades en la periferia ...--- De fos espacios urbanos a los circuitos medialicos 5 Imaginarios provinciales y globales - uF 179 8 Hacia una agenda cullural de la globalizacién .......++++ 2 Los estudios culturales cuando escasea el asombro =. +--+ 182 La reconstruccién cultural del espacio priblico .....-- p Bstética para gourmets interculturales «=. ..--,0+z-cr+++++ 196 Del gesto interruptor a las politicas de intermediacién Apéndice: [facia una antropologia de lcs malentendidos. 7 (Discusién de método sobre la interculturalidad) bas Estrategias artisticas y cientificas escseeess 207 Historias desconectadas sites 20 Descubrir la multiculturalidad eee als Rituales de un lado y del otro dela ventanilla ... 27 Bibliografia ee Introduccién CULTURA Y POLITICA EN LOS IMAGINARIOS DE LA GLOBALIZACION A veces uno encuentra historias elocuentes en escritores que no son los que se prefiere citat. Lei hace unos meses este relato de Phillippe Sollers: “Dos mas dos son seis, dice el lirano. Dos mas dos son cinco, no moderado. Al individuo heroico que recuerda, con sus ries gros, que dos més dos son cuatro, los polieias le dicen: usted no qui ninguna manera que volvamos 2 la época en que dos mas dos e Ustedes no querrin que regresemos al tiempo de las dictaduras y los guerrillas, dicen los politicos. Ni desean relornar a los aiios de la hiperin- flacién, advierten los economistas. Entre tanto, seguimos sin saber cusnto pueden sumar en el nuevo desorden mundial los paises que buscan inte- Brarse por regiones para protegerse de la globalizacién: Estados Unidos con Europa frente a Japén y China, Estados Unidos con América Latina Para que los europeos no se apropien del mercado iatinoamericano; ‘mientras lanto los latinoamericanos acordamos el libre comercio entre no- sotros, bizqueando hacia fuera de la regién para atracr capitales estadou- nidenses y europeos. A veces, asisticas. Estados Unidos impulsa, con la adhesin de algunos gobiemnos latinoa- mericanos, el Area de Libre Comercio de las Américas (aLCA) para el ao 2005. Los quince paises que conforman la Unién Europea se vienen reu- niendo con los que componen el Mercosur y con México, y en junio de 1999 con los demvis paises iatincamericanos, para ir estudiando si es posi- ble acordar el libre comercio con algunos de ellos antes de esa fecha, qui- zs en el 2001, pese a las resistencias de los franceses, que ven amenazan- te la competencia latinoamericana en productos agricolas. Eslados Unidos acusa periddicamente de dumping 0 proteccionismo a México y a paises europeos. En el Mercosur, desacuerdos y desconfianzas hacen peligrar ca~ da aio los pactos firmados. ZLibre comercio, integraci6n? Nuevas formas de subordinacién o de resistencia, o alianzas regionales? Podrfan los cit dadanos encarar alternativas a lo que ahora se impone y decidir qué con- viene mas, sin reconsiderar los vinculos interculturales? Viejas historias de rivalidades y miradas prejuiciadas cargan estas conversaciones sobre un futuro mas imaginado que posible. No es facil aterrizar estos acuerdos en cifras porque vivimos entre cuentas delirantes. En los tiltimos veinte afws las deudas externas de los 10 La global imaginads fon o sextuplicaron. ¢Qué pueden ises latinoamericangs se cuadruplicart st see llones de dota intereses requicren cac mi- er canes OEE el sn vs Snore mse dia sc te encuentra al leer el diario? Pensar e ute bolic 2 ex gue provocet noe mangjables que a menudo tienen el efecto d ra Pec rori oe ce todos, en la que van que- cis im Llama la atencién que a ao ee homogenvizados. com el proceso por el cual lodos acabaremos homoge GLOBALIZACIONES CIRCULARES YTANGENCIA 5 9s dudosos la unitormacisn en un mercado plane- ince consgeada come dnca ado ce pensar y quienes ising gue clued pou movers: desire mado soa desnoscomorentige cos del nationalism St alguien, aun mi sues no slo costs aioe la plobolzacin so qu ia nea fo ee diantela Uberlizacién marcas lo acusaré de ator pe oe tars esos ampos, fo concluye que catalina es el Gio mele Pe Sie paral inerecin etre ls homo globalizacu lapa sible para la interaccién Pe Bret bro queremos avergusr qué podemos tec ante te tr, 3 algunas promisoro, par aos clausurado, quienes nos oe ae Th eultura, © sea, ue pregunta le hace la inter Murslidnd a rcado Y las fronteras ala globalizacién, Se isla de sopansar tinal cane Aura y comunicaci en est elapa, Por demplo, sia mira Ia recompost 6n de las relaciones entre Europa, Estados Unid ea Latina, se podria entender este posse dende a iin, acta c Giatinta a quienes $6 ercambio econémi ‘ nla a quienes sélo lo ven como int SABES anal eke que hay que alarar ex qu la culture noes Snicarmente sapsicén nls que ce Wat de lnmgiar qué se pucde nner con cand ds que no estén dersindo cars cups potence acumulativa verre a ndn eo busen doscubrie Un socio des culture produce cone § : Galuray poles en los imajoaros dea lobzaisn 11 en nombre de los cuales puede afirmai ticos 0 eclesisticos, lo que efectivam que ha hecho posible entender “lo real” ecnologfas de comunicacién globalizad, dustrias culturales y disenar programas mode nasivo y crean consenso social. Otra parte de cultura, desde la modemidad, se desarrallaen Ia medida en quid se sianta insatisfaccién con Fectsorten y a veces con el orden del mundo: lene de conocer y plani- flcar, interesa (ransformar ¢ innovar. Confronlar estas dos maneras de entender la cul cicntificos y teenélogos por un lado, humanistas Suit. Se wuelve una lareadistina en tiempos ylobalinion io Tete conocer v mancjar,o qué tiene sentides mod, car y crear, los cien- Uficos y los artistas no tienen que negociar sdloene mecenas, con politicos de baja c clones, sino también con un poder disemineds que se escon- le bajocl nombre de globalizacign, Sedice que la slobalizacién acti Jee cstructuras institucionales, organismtos de tock escali de bienes materiales y simbsticos mis dilfeles le que cuando las economias, las comunicacione dentro de un horizonte nacional. David ne Pata comprender esta compldjidad, quienes estudiamos la creatividad, {a circulacién y el consumo culturales 15 preocupamos cada vez mas por entender los datos duros, los movimientos icos “objetivos” ‘ive tigen con nuevas reglas les mercados cientifices F attisticos, asi como ce nad inestable vida cotidiana. Sin embargo, dario que la globalizacién see esenta como tn objeto evasivo e inmancjable, quienes la gestionan la ceaan, también, con narraciones y metaforas, Er consecuencia, desde ne herspectiva socioantropolégica de la cultura os preciso analizar tanto [ns estadisticas y los textos conceptvales coma ina relatos ¢ imagenes que infentan nombrar sus designios. Adumis, lag migraciones, las fronteras parc ables y los viajes hablan on sus desgarramiectos oe lo que en la glo- palizacin hay de fracturas y segregacignes También por eso en los rela- ‘os de migrantes y exiliados irrumpen narratives ¥ metiforas. {Una incertidumbre semejante deseslabiliza a ove actores sociales que pabitualmente no se interesaban por la cultucy Después de la euforia glo- balizadora de los aos ochenta, los politicos, que no entienden bien cémo Tiapgetsttueturando su trabajo cuando los aparatos nacionales que ellos disputan controlan-menos espacios de se con certeza, contra poderes polt- te suma dos més dos: es el saber con cierta objetividad, desarrollar las, medir los consumos de las in- mediaticos que amplian el cono- ura, que oponen a ¥ creadores artisticos por ’ara saber qué ida trae lay mereados identificar y controlar sy las artes operaban sélo be dénde esti Goliat. Productiva a una economia de lan interrogantes parecid los. Unos y otros invocan la i, del consumo, de Tas in- 12 La globaleacién imaginada resién de que se acuerdan de informéticos. Al oitlos, se tiene la impre we a Tomar a ls caltrs com recurso de emergencin, como si “reat na nueva autura” padiera ordenae magicamente lo que ala economia 3e le espa tel trabajo y en ls inversiones, aquello que la competercia no os ni en el consumo, : vente. ‘PS gplacén conse une cultura con los movimientosgloblia Mo de ser escuchada también como la necesidad de poner orden en os cones ene magia, Veremos cso vas el contenido del ue ada uno imagina como globalizacién: para algerie a ora empress ‘onal, “giobalizacién” abarca principalmente nau transnacional, “globalizaci6n” al espaesen ques & actividades de las que se ocupa y n bio comere : izaci6n es casi sinénim mercial con ‘os Estados Unidos, globaliza mo de mipaorcanncén’.en el dlseutso del Mercosur la palabra srw “ammericanizacién”; en e 1 a palabra envuelv tan i es curopeas y a veces se icentifica con interaccior {ue one varios miembros trabajando en Estados Unidos, loaliacn Aude a ls vineulos estrechos conto aucun na de spi do viven sus familiares lo cal dif de o que imoginan artistas mesic fos ocolomblanos, digomos Salma Hayek o Calas Vives, ais ecie ‘ wend dense una audiencia diseminada. 1 mercado estadounidense u \ e “fea vigor s6lo una frana de politicos, financistas y aeadémicspionsan en todo el mundo, en una globalizacién circular, y ni siquiera son mayoria en sue campos profesionales-Etrestoimagin gobalizaciones tangents: La ampli oestrecher de os imaginaios sobre lo global musta Is de sigualdades de acceso a lo que suele liamarse aoe ea bal ores i inarios se percl ol esa competencia inequitativa entre imaginarios be quel gba lnacién ey noes lo que promete. Muchos globalizadores andan Pore mundo fingiendo la globalizacién. ee Jobal. Cuando fos axigrantsIstinoarericanos legan al norte de México Saal sur de Estados Unidos descubren que la empresa dor de cosigan bajo es coreanaojaponess. Adems,rruchos de os quesalieron desu pals esos de rabajoen Pert, Colombia o Centroamética 0 sus fests core Binados eon dramas locales- volvieron demasiado insegui ue siempre vivieron. ae toa cinedataestadounidense que ‘abaja en Hollywood, esa “asa sm Delia del suesio amercano”, ya no tiene Ia misma idea dela poscin de pals en el mundo desde que sabe que ls Estudios Universal fueron omprados por capitals japoneses. Luego de iat ree ee as idente era modemno y Oriente tradicional, el avance me tages Unidos y ottasreiones occidentales obliga a preguntars, con D sta : i altura y politica en los imaginarios dels globlizacién 13 pid Morley si ahora “el mundo seré leido de derecha a izquierda, y no de izquierda a derecha” (Morley y Chen, 1996: 328) El énfasis que damos a los procesos migeatorios y las poblaciones ex- Puestas a estos cambios apunta a comprencler tanto los movimicutos de capilales, bienes y comuni fones como la confrontacién entre estilos de vide Y tepresentaciones diferentes, El vértigo y la incertidumbre que Pro- duce tener que pensar a escala global lleva a atrincherarse en alisvoak re, gionales entre paises y a delimitar ~en los mercados, en las sociedades yen Sus imaginarios- territorios y citcuitos que para cada uno serfan la globa- leacién digerible, con la que puedan tratar. Se debate si hay que creer nu vas barreras que pongan orden en las inversiones, o entre las etnias las re. Biones y los grupos que se mezclan demasiado rapido o quedan Smmenazadoramente excluidos. gPodrén hacer algo en este sentido los pro- 508 de integracién supranacional? Aunque apenas desde principios de tos afios noventa se abren estas cuestiones en la Unién Europea, y mis re- Simremente en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Notte (TLC) y en el Mercosur, la articulacién entre globalizacion, integra clones regionales y culturas diversas esté pasando a ser un asunto clave, ‘anto en las agendas de estudio como en las negociaciones conviene caracterizar como los diversos nivele cién en que se reorganizan la economia, ca globalizada. La segunda cuestién, puede revertir a sensacién de impote: experiencia cotidiana de que las decisiones principales son tomadas ec lu. gates inaccesibles y hasta dificles de identifica. En tercer término, explo- Tran reccuencias te6rico-metodol6gicas de estas dificultades para los ext dios transdisciplinarios, que pueden resumirse en los desafite de trabajar Con Tos datos de la economia y la politica de la ciltura a la ver que con las narrativas y metéforas en que se imagina la globalizacién. En el segundo capitulo analizaré qué consecuencias tiene que la globa- lizacién sea un “objeto cultural no identificado”. Algo se aviara Ciotve guiendo entre internacional, transnacional y global. Aun asf, la globaliza- ci6n no es un objeto de estudio claramente delimitado, ni un paradigma clenttfico ni econémico, politico ni cultural, que pueda postularse come aodele nico de desarvollo.Debemos aceptar que existen miliples narre, tivas sobre lo que significa globalizarse, pero en tanto su rasgo central es intensificar las interconexiones entre sociedades no podemos instalarnos en la variedad de relatos sin preocuparnos por su compatibilidad dents, de un saber relativamente universalizable. Esto supone discuti las teorfng ss de abstraccign y concre- la politica y la cultura en una épo- entretejida con la anterior, es si se cia politica en que nos sumerge la 14 Laglobalnaién imaginada sociol6gicas y antropol6gicas, y también ocuparnos de las narrativas y me- téforas que vienen construyéndose para abarcar lo que queda suelto en las grietas e insuficiencias de las teorfas y las politicas. En los relatos e image- nies aparece lo que la globalizacién tiere de utopia y lo que no puede inte- grar, por ejemplo las diferencias entre anglos y latinos, los desgarranuien- tos de la gente que migra o viaja, que no vive donde nacié y se comunica con otfos a los que no sabe cuando volverd a ver. Las metéforas sirven pa- ra imaginar lo diferente y las narraciones ritualizadas para ordenarlo. Luego, los capitulos tercero y cuarto intentan caracterizar la globaliza~ ci6n posible en Occidente mediante interacciones entre Europa, América Latina y Estados Unidos. Trato de ver cémo las migraciones antiguas y las recientes configuran los modos de mirarnos. Las narrativas formadas en los intercambios mercantiles y simb6licos, desde el siglo XVI hasta media- dos del XX, parecen reproducirse en los estereotipos de las iltimas déca- das globalizadoras: discriminacién del norte hacia los latinoamericanos, admiracién y recelo a la inversa. Sin embargo, la lectura puede ser més compleja si pasamos de leer la confrontaci6n entre identidades a examinar Jos procesos culturales que nos vinculan o nos alejan. Las identidades pa- recen incompatibles, pero los negocios y los intercambios medisticos cre- cen. A fin de comprender este desfase entre ideologfas y practicas, analizo cémo las politicas de ciudadanfa trabsjan con los imaginarios sobre lo se- mejante y lo diferente en Europa, Estados Unidos y tres paises latinoame- ricanos: Argentina, Brasil y México. Sigo las criticas hechas en cada caso a las contradicciones de esos modelos, le dificultad de conciliarlos y, ala vez, lanecesidad de lograr acuerdos en un tiempo en que la globalizacién acer- ca a naciones distantes. Me pregunto cémo construir una esfera ptiblica transnacional donde las concepciones culturales, y las politicas consi- guientes, no sean inconmensurables. Cuatro modelos entran en juego: el sistema republicano europeo de derechos universales, el separatismo mul- ticultural:de Estados Unidos, las integraciones multiétnicas bajo el Estado- nacién en los paises latinoamericanos, y ~cruzando a todos- la integracién ‘multicultural auspiciada por los medios de comunicacién. Enel capitulo quinto propongo un intermedio narrativo y semificcional. ‘Asi como en las historias de vida se coastruyen personajes-sintesis, aqui in- tenté imaginar los desencuentros de :in antropélogo latinoamericano, un socidlogo europeo y tuna especialista estadounidense en estudios cultura- les. Dado que no se puede ahora problematizar la relacién de las teorias con sus condiciones sociales de produccién refiriéndolas s6lo a la nacién, la cla- seo la universidad en que son elaboradas, incorporo la vida cotidiana de investigadores que viajan y tienen acceso a experiencias transnacionales y flujos deslocalizados de informacién. Se trata de un relalo construido con algunos datos biogréficos, mios y de otros, pero eso importa poco porque Ja discusién sobre las ciencias sociales y los estudios cullurales que recorre CCalturay politica en los imaginarios dela globalizacién 15 sas péginas est preocupada, més que por lo verdadero 0 lo falso, por dr uma version verosinil de los lemas en que hoy se mucve a invest copy ifrentes maneas de glbalizarse,0 de pasar dela hegemoniaeu- a Ia estadounidense, se aprecian en el sexto capil gue sucede en las artes y las industias elturales La'apiacion de once tos industriales y criterios transnacionales de competencia a las artes vi. suales yl literatura esté modifcando su produccién y valoracin, aunque la mayor pate de ls obras artticas sign expresando tradiciones nacione lesyerule so dentro del propo pfs. La industria editorial até organi ada por editors transnaionales, que agrupan sus catdogos Ia distribu Secjenseioes ingens: Donde seve més fetal globaiacn es iovisual: misica, cine, televisién e informatica estin sien. do reordenades, desde unas poces empress para str dilenteevoaal Planeta. El sistema multimedia que parcialmente integra estos cuatro cam os ofrece posibilidades inéditas de expansién transnacional aun en las culturas periféricas. Pero también crea, en el caso latinoamericano, depen dencias mayores de las que hemos tenido en las artes visuales con Fraccia ¥ ahora con Estados Unidas, y de as que exsten con Espana en el mundo edna. demas de aminardiferenclmente os desafos dea ransna- a globalizacién en ada érea de la cultura, v. f tas tensiones generadas ene la homogenezacin ylas diferencias ca ig ‘elacones asimétricsqxistetes etre paises y regones. En el capitulo séptimo me ocuparé de las chudades, porqu se imagina lo global. Sobre todo en las grandes urbes Feats is fad on lo nacional y con los movimiento globalizadores. Al analizar qué se ccesila para ser una ciudad global ycémo se diferencian las del primero" 1 slerer” mundo, captamos problemas clave de la dualizacién ysegrega- Gign provocades pot os procesos globales, Veremos también ls oportuni dades ambivalentes de renacimiento utbano que brnda la integracin Circuitos de comerco y consumo, de gestin einformacién transnacional. ‘osmopolitismo culttiral en el consumo con pérdida de empleo to de i inseguridad y degradacén ambiental a ropongo en el octavo capitulo una agenda polémi i ser las politica culturales en tempos fabalizaion Conoco espacio pitblico, promover una ciudadania supranacional, comunicar Bienes menos audienciasdiseminaas en michos ates, repensat a cialidad de las culturas nacionales y de las in regi mundials, son algunos de los deafiosanaizados, Diseuto por nat ie uestonesesttica tienen hoy interés central para la politica y qué puede \acerse con esta preocupacién en una economia cultural de mereade, 16 La globaiacin imaginads PRIMERAS CUESTIONES DE METODO varios problemas dificiles de resolver al seleccionar narrativas y net a inergretas intra con dts dros. Lopate do, seg ia oportunidad, en diversosceptuls. Quiero ocuparme aqui de uno bisico. Por qué elegir los hechos, relatos stmbolos que apar ae este libro sobre migrants ¢intrcuturlidad,eobre las Felacones ent Europa, América Latina y a Unidos, cuando existen bat A Es obvio, al ver la cantidad de paginas de este volumen, e eccth ima encilopedia de lo relatos y meléforas acum ulados sobre a les temas. Digo cules fueron as regla para selecioat los que aq ste a) Elegi, después de varios aos de lectures de estudios etnogricos y cronicas, y decenas de entrevistas a dnforanios ntesoerales dear ‘torio que me parecia represent ani 7 Efatando de abaeay mds qu la diversidad de sitacones,extructires tt jones embleméticas. ; ; Sc be cy ery i condensan aspects cenraes de las relecones internacionales y los diver sos modos deimaginarlaglobalizacin-o sus formas equivalentes en me nor escala: confrontaciones y caning wena o regionales~ qi mn crisis las maneras habituales de concel . Peng resents eli pate elas interptelaiones que agus sin en conferencas en Estados Unidos, en América Latina (Buenos Ales México, San Pablo) y en congresos internacionales de latinoameri io europeos (Halle, 1998), canadienses (Vancouver, 1997), de tase (Latin ‘American Studies Association) (Chicago, 1998), de estudios cultorales (Pittsburgh, 1998), y en congresos de antropSlogos de Estados Unidos (1996), del Mercosur (1997), de Colombia (197), a8 como en un simposio sobre onteras de varias regiones (Buenos Aires, 1999). esas reuniones recog{ relatos de otras investigaciones que desafiaban mi slecién,y tam bin ertcas a mis interpretaciones. Quedan en ese libro unos pocos rmentos,rescrits, de aquellas conferencias. = peseaicnt a rian multiplicatse, la seleccién y las i n se otras diferentes. Es claro que la muestra ofrecida en estas piginas con ggura un cirretransitoro para efectuar una “tolaizacién” argumentatia, no enciclopéia, a fin de publicarlay difundila para seguir discutiendo. De todas maneras, hay cierto esfuerzo por pensar en conjunto Ya qi trata de un libro y no de una cocci de articles y ponencias. Como comprenderén por as reunines en es ieball y pact ajo, seria demasiado extensa la lista de reconocimi quienes 9 “olson per pen que tse de Secon Pec nes abundantes en la bibliogratia utilizada a lo largo del texto. Cultura y polis en los imainaros dela globalzacin 17 falar, sin pretensién de ser exhaustivo, conversaciones con Hugo Achugar, Arturo Arias, Lourdes Arizpe, Lluis Bonet, Heloisa Buarque de Holanda, Ramén de la Campa, Eduard Delgado, Anibal Ford, Juan Flores, Jean Fran Co, Alejandro Grimson, Fredric Jameson, Sandra Lorenzano, Mario Margu- lis, Jesiis Martin Barbero, Daniel Mato, Walter Mignolo, Kathleen New- man, Renato Ortiz, Mary Pratt, Nelly Richard, Renato Rosaldo, Beatriz Sarlo, Amalia Signorelli, Satil Sosnoski y George Yiidice. Contribuyeron a la preparacién de este libro las condiciones de inves- tigacién y docencia que me brinds la Universidad Auténoma Metropolita- na de México, especialmente el Departamento de Antropologta, el diélo- 0 con los compaferos del Programa de Estudios sobre Cultura Urbana, cuyos miembros y publicaciones conjuntas aparecen mas adelante. El apo- Yo econdmico de la UaM en el afio sabdtico 1996-1997, junto con el propo: cionado por el Fideicomiso para la Cultura México-Estados Unidos, facil taron buisquedas de campo y entrevistas, en ese perfodo, en estos dos Palses. Para avanzar en cuestiones fronterizas, multinacionales y de politi- 2 cultural fueron significativos los didlogos con Rainer Enrique Hamel, Eduardo Nivén, Ana Rosas Mantecén, Tomés Ybarra Frausto, José Manuel Valenzuela y Pablo Vila. El estudio de las experiencias artisticas de inSITE en la frontera mexicano-estadounidense, que me permitié elaborar buena Parte de lo que expongo sobre imaginarios globales, debe mucho a las con- versaciones con Carmen Cuenca y Michel Krichman, coordinadores de ese Programa. André Dorcé y Luz Marfa Vargas apoyaron con eficiencia la edi- cién de este libro. En tramos posteriores de este libro, y en el apéndice, analizaré otras jus- icaciones de esta seleccién de hechos, relatos y metéforas, y apuntaré mas reconocimientos personales ¢ institucionales. Se verd, entonces, que fo es un dato secundario haber vivido en México los dltimos veintiteés afios, como extranjero mas o menos mexicanizado, que no deja de ser ar- Bentino, y tiene “compatriotas” nacidos en México y en otros paises, cuya cercanfa impulsa a quitar a esa palabra las comillas. Seria contradictorio con las tesis y la metodologia de este libro desco- nocer esta heterogeneidad o pretender hablar desde uno solo de estos hu. ares. Por eso explicitaré en varios momentos, usando una expresin de Tavetan Todorov, lo que yo supongo que significa “este encuentro de cul furas en el interior de uno mismo” (Todorov, 1996: 23). Si es complicado si- tuarse en la interaccién entre diversos patrimonios simbélicos, atin més ar- duo serfa pretender estudiar estos temas desde un tinico observatorio nacional 0 étnicé. “Lo que hace que yo sea yo, y no otro -escribe Amin Maalouf al comienzo desu libro Identidades asesinas-, es ese estar en las lin. des de dos paises, de dos o tres idiomas, de varias tradiciones culturales” (Maalouf, 1999: 19). Como a él y a otros que comparten esta ubicacién ire tercultural, a m{me han preguntado: “en el fondo, zqué es lo que te sien 18. Laglobalizacin imaginada tes?” El autor libano-franeés dice que durante mucho tiempo esa pregun- ta lo hacfa sonreft. Ahora la considera peligrosa por la suposicién de que ‘cada persona o cada grupo tiene una “verdad profunda”, una esencia, de- terminada desde el nacimiento 0 por una conversi6n religiosa, y que uno podria “afirmar esa identidad” como si los compatriotas fueran mas im- portantes que los conciudadanos (que pueden ser de varios paises), como si las determinaciones biolégicas y las lealtades infantiles prevalecieran so- bre las convicciones, preferencias y los gustos que uno fue aprendiendo en varias culturas. Quienes son “personas fronterizas”, dice Maalouf, pueden sentirse mi- noritarias y a menudo marginadas. Pero en un mundo globalizado todos somos minoritarios, incluso los angloparlantes, al menos cuando se acep- tan los muchos componentes de la propia identidad e intentamos enten- demos sin reduccionismos. Aunque algunos son mas minoritarios que otros. En fin, se trata de pensar las paradojas de ser a la vez drabe y cris- tiano, argenmex 0 mexiconorteamericano, brasiguayo (los 500.000 brasile- fios que viven en Paraguay) 0 francoalemén. ¥ también las diferencias en tre estas fusiones-desgarramientos. No se arreglan diciendo que dos més dos es esto 0 lo otto, ni por decisién de un tirano ni por heroismo indivi dual. Esas tensiones interculturales son hoy también uno de los objetos més fecundos de investigacién y una oportunidad para construir sujetos colectivos, politicas abiertas y democraticas. México, D. F, septiembre de 1999 I. NARRATIVAS, METAFORAS Y TEORIAS Capitulo 1 GLOBALIZARNOS O DEFENDER LA IDENTIDAD: COMO SALIR DE ESTA OPCION Cuando escuchamas las distintas voces que hablan de globalizaci6n, se conde ty atadoias”. Al mismo tiempo que'se la concibe como expan. Sidn de los mercados y, por tanto, de la potencialidad economiea de Ine on. ciedades, la globalizacin estrecha la capacidad de accién de los Estados racionale, los partidos, los sindicatos y en general los actores politicos clasicos. Produce mayor intercambio transnacionaly deja tambalesedo Io certezas que daba el pertenecer a una nacién. Se ha escrito profusamente sobre la criss de la politica por la corrup- Sion a Pétdida de credibilidad de los partidos, su reemplazo por los me. dios de comunicacién y por los tecnécratas. Quiero destecar que, ademés, transferirlas instancias de decisién de la politica nacional a un difues ooo, nontt trarsnacional esté contribuyendo a reducir los gobiernios nacionales 2 administradores de decisiones ajenas, lleva a atrofiae 6u imaginacién so- cloecondmica y a olvidar las politcas planificadoras de largo plazo. Este Vaciamiento simbolico y material de los proyectos nacionales desalients el interés por participar en la vida piiblica. Apenas ce logra teactivarlo en pe- *fodos preslectorales mediante técnicas de marketing La cercanfa com el poder en los regimenes democraticos de escala naci ‘ones involucradas en la Unién Europea, el Tra- f2do de Libre Comercio de América del Norte y el Mercosur rorelna que 'a enorme mayorta no entiende cémo funcionan esos organismos, qué dis- Toe ani Por qué adoptan las decisiones. Ni siquiera muchos diputados de {os parlamentos nacionales parecen captar qué esté en juego en delibars, Canes comlejas, euya informacion solo es manejada por elites polices \ransnacionalizadas, 0 por expertos, tinicos poseedores de las competen- sas necesarias para “resolver” los problemas europeos, norteamericenos 6 latinoamericanos, y aun para establecer el orden de las agendas, 22. Laglobalizcién imoginada a INTEGRACION DE CIUDADANOS 0 LOBBY EMPRESARIAI ue en los tilti- i edades latinoamericanas, que er 1 dees otes maron mayor parte desu poblcien del compos eae teste industrial sustitutivo y en espa- andose en el desarrollo ine sus! it desde ntemedinisn modetes al font est sito reorderanint di sé sm \istoria de medio siglo? sin- Siar iticas nacionales se debilitan, ue en una o d d , Gastralizan los pases, las instance democtn rans sdebinn mia la dependencia econémica y cultural re 8 a acGieaiowes Feroa la verias integraciones econémicas os eénvnis Betis comercio regionals generan signos de esperanza, Después dt a {atigada hisoria de promesas sobre “a Pain grande sass de ferencias intergubernamentales, encuentros of miss de eon et, npige on que sn avarcando Mercosur y dem i timula expectativ convenios regionales est 7 ie ptne pos dea ced elon novent pudo pera qu os Etados latinepiner anos estaban reordenando con rapidez las eonomisnaco: ales para atrar inversiones y volverlas més competivasenel meredo a i de 1994 hasta la ocutrida en 199 de la crisis mexicana 8 Sipe en Boel con efectos desesablizedores que resunan entods la, yan on las retrépols, queda ala vista la baja confab ad y el sus J oder de los gobiernos. Los acterdos de gain nergterramenai n fos a la convergencia mon e es em rsa y ances mo concentrade, Las evauacones academies Fp nuestas frépies aptitudes para construi, mediante interacts tnentales, insane ave ikinson 1965; Reson, 1957; Roncoglil, icanas (McAnany y Wilkinson, 1995; 197; Ronagilo, aoa oer i tee -" spicacia de trabajadores y esc in ios empreaio y gobermartesanunrl eva va pra moder See aes intdable forma de “globalizacione integracion rin” Se poerasundeseneuentro entre lo que las ites econsmicas oP ican y lo que opina la mayoria de los Cludadans. ube das en abril de 1998 se desarroll6 en Santiago de Chile la ame ds éricasen la eval Estados Unidos en alianza con varios gobirnos at Sees! imps la creacién de un Area de Libre Co reside “Américas para ir liberalizando los intercambios. Se prop\ bia ine pars aL ano 2005 las economias nacionales de la regidn con el finde favors fas importacionesy exportaciones mejorar a poscin lei cispns slates wisinbre y d Sin Soca ‘una gigantesca encuesta realizada en noviembre y it , ciembre de 1997 en diecisiete paises de la regi6n por la Corporacién Lati- wn diecisiete paises de la tegin por nobarémetro, aplicando 17.500 entrevistas, revelé que los cludadanos no , Glabalizarnos o defender la idenidad: cémo slic de esa opcién 23 comparifan ese optimismo. Los resultados de esta indagaciGn, entregados a los gobemantes en esa Cumbre de Santiago, decian que apenas el 23 por ciento crefa que su pais estaba progresando, y en casi todas las nacioNes esa apreciacion empeoré respecto de 1996. Las instituciones que los mis. ‘mos encuestados consideraban con més poder (gobiemo, grandes empre. as militares, bances y partidos politicos) eran aquellas en las que menos s¢ confiaba. Las crisis de gobemabilidad, las devaluaciones, junto al avr ento del desempleo y la pobreza, fueron algunos de los hechos que con. dujeton a un niimero creciente a dudar de la democracia y pedir mano dis fa: el porcentaje fue menor en los paises que hablan salido pocos afios Fats Ge dictaduras militares (Argentina, Chile y Brasil), pero subia signi- Ficativamente en otros, entre ellos Paraguay y México, con procesos de de. ‘mocratizacién incipiente. De 1996 a 1997 las paraguayos partidarios de una solucién “autoritatia” pasaron del 26 al 42 por ciento, y los mexicanos del23 al 31 por ciento. Salvo Costa Rica y Uruguay, donde la credibilided en el sistema politico seguta siendo alta, en el resto de América Latina el 65 Por ciento se mostraba “poco o nada satisfecho” con el desemperto de la democracia (Moreno, 1998: 4), Como revela Ja misma encuesta, el aumento del autoritarismo en la cul- tura politica de los ciudadanos va asociado a la convicei biernos cada vez disponen de menos poder. De 1996 a de quienes crefan que el gobierno era el actor més poderoso destendié dol $2.21 8 por clento. Aumentaron, en cambio, quienes sostuvieron que las decisiones para decidir el futuro van siendo adoptadas cada veo mie por ‘as empresas transnacionales, con aumento de participacion militar, Al ver que el alejamiento politico y las desigualdades acentuadas no sé- lo engendran descreimiento, sino turbulencias en las cipulas financienee y en las economias, alto abstencionismo electoral y estallidos erraticos de Ie, bases sociales, hay que preguntarse si este modo injusto de globalivar es Gobemable. O simplemente, sila globalizacién, hecha asi, tiene futuro, Se. Bin el Informe sobre Desarrollo Human en Chile, donde supuestamente la apertura econdmica habria sido més exitosa, las expectativas son que au ments a inseguridad por la delincuencia, las crisis de sociabilidad y la inestabilidad econémica. B1 malestar aumenta también, como sefala ese erauesta, por “el temor a sobrar” (eNup, 1998: 115-126). En una interpreta- cién de este informe, Norbert Lechner observa que el erecimiento crond. rmico del 7 por ciento anual y otras buenas cuentas macrosociales van acompafiadas por un difuso malestar que se manifiesta como miedo al otro, a la exclusi6n y al sinsentido. Las estadisticas afirman que la moder- nizacin y la apertura gel pais amplié el acceso a empleos y educacion, y mejor6 los indicadores de salud. “Sin embargo, la gente descontia.. del A. turo”. La globalizacién es “vivida como una invasién extraterrestre” (Lechner, 1999: 187 y 192), 24 Laglobalizacdn imaginads Qué se puede esperar de este debiitamiento de los Estados nacona- les, de la impotencia ciudadana y de la recomposicién globatanda dele der y de la riqueza? :Qué implica este proceso en la cular, obese en su fs dindmica ¢ influyente: las comunicaciones? - jon, que exacerba la competencia internacional y desestructura Ia produc Gidn cultural endégena, avorece la expansi6n de industriasculturales con copecial a la vez de homogeneizar y atender en forma es versidades sectoriales y regionales. ae ° saree oe ae micedea las culturas periféricas la posibil " Pee ecu Pane ocos casos, da a esas culturas Sularse en sus tradiciones locales. En uros pocos c2s0s, n Ie postidad de estliessey difandit st msc, fiestas y gastronomia a .vés de empresas transnacionales. . ie [ es ean en Estados Unidos, oe y a ee i i nes en informacién y iento, cién cientifica, y de las innovaciones en int s nies i i mer Mundo y la produccién raquitica y tia la distancia entre el Primer Mundo y 8 se pecluslizada de loa'naciames perfétcas, Aun respeto de Europa, se 3g va la desventaja de América Latin, como se apreci en elacin con el de rrollo demogrifica: nuestro continenteabarca el 08 por ciento de las = srtaciones mundiales de bienes culturales teniendo el 9 por cient aoe la poblacidn del planeta, en tanto que la Unién Europea, con el 7 porcien todela poblacén mundial, exporta e375 por ciento «import. a3 po ciento de todos los bienes culturales comercializados (Garret6n, ). 2. {Tiene mayor consenso cidade la integracin supranacional las metr6polis? Los estudios sobre la Comunidad Europea ruestan dit cullades para construc una efera publica, con dliveraciones democrt cas debi aque ens acurdos yorganismos supranaconals mds an I i 6 re los m: sn los de cada pats- la negociacion prevalece so ste presentantes, los compromisos entre grupos empresas ob site Feses piblicos mayoritaros,y el cbildeo (0 “lobbysmo”) so as insta ias de gobierno regional o continental. 2En qué se convierte la peli, pregunta Mare Abélts, cuando en Bruselas, ardor de lov orgies més de diez mi re os y experios, itarios, florecen més de diez mil consultores, abogados y ex dgricolas, inancieros o juridicos dispuestos a vender sus serviios aes jacdres, ministeos, sindicatos, period's, empresario, indus a are a la vez? “La politica se identifica cada vez més con una practic , 1996: 102). a ; ar i Union Europea se ha intentado reduc a aca de los acer dos supranacionalsy aercarios ala compresiénciudadana, Al etable cx jut a os apes comers, orogrras eductvosy ela (¢abarcan a los quince paises miembros, se busca inte eee Es. La fomacton de'"an espacio audiovstal europeo” ha sido sustenta ‘Glebslizamnos o defender la identidad: emo salir de esta opeién 25 da con marcos normativos ‘comunes y programas como Media, Euroima- es y Eureka que favorecen las coprodutcciones de las industrias culturales en esa regién y su circulacién en los paises que la componen, o sea mucho més que la defensa retérica de la identidad. En la misma linea, los ciuda- danos de los quince paises comparten un pasaporte eutopeo, se crearon tina bandera y un himno de Europa, se fijaron énfasis anwiales compartides (cl afio europeo del cine, de la seguridad en los caminos) y se efecttian es tudios periddicos pata identificar una “opinidn ptiblica europea” (Mora- 825, 1996). La instalacién’ del euro como moneda tinica a partir de 1999, Proceso que culminard en el 2002 con la desaparicién de las monedas na Cloriales, afianza la unificacién econémica y tiene fuertes consecuencias para la comunidad simbélica identitaria. Estos cambios son ampliamente difundidos y explicados con ilustraciones didécticas para todos los electo- res. in embargo, los periodistas conceden poco espacio a la mayorfa de es- tos acontecimientos y confiesan su dificultad para traducirlos al lenguaje de los diarios. Analistas preocupados por la participacién social se pregun- tan sila complejidad técnica de la europeizacién de la politica “no es con- tradictoria con el ideal de una democracia fundada en la transparencia y en la capacidad de cada uno de acceder sin dificultad a lo que esta en jue- go .en el debate” (Abélés, 1996: 110). De estudios antropolégicos y sociopoliticos sobre la integracién euro- ea surge que los programas destinados a construir proyectos comunes no son suficientes para superar la distancia entre la Europa de los merca- deres o de los gobernantes y la de los ciudadanos. Pese a que en ese con- linente se viene reconociendo el papel de la cultura y de la dimension imaginaria en las integraciones supranacionales més que en otros actter- dos regionales, la formacién de elementos de identificacién compartida no basta para que la mayorfa interiorice esta nueva escala de lo social. Una explicacién posible es que no logran mucho estos programas volun. taristas de integracién si no se sabe qué hacer con la heterogeneidad, o ea, con las diferencias y los conflictos que no son reductibles a una iden- tidad homogénea, Muchos intelectuales y cientificos sociales, por ejemplo quienes se reti- nen en torno de la revista Liber, editada por Pierre Bourdieu en diez len- uias eurropeas, sefialan como clave explicativa del bajo consenso social el Predominio de la integraci6n monetaria, de “la Europa de los banqueros”, sobre Ia integracién social. Cuestionan la capacidad de crear lazos sociales 2 partir de una teoria globalizadora que no toma en cuenta en los célculos econ6micos los costos sociales, los costos en enfermedades y suftimientos, suicidios, aleoholismo y drogadiccién. Aun en sentido estrictamente eco. némico, es una politica ertada, “no necgsariamente econémica”, la que no considera los costos de sus acciones en “inseguridad de las personas y de tos bienes, por tanto en policfa”, la que tiene una definicién abstracta y es- 26 La globalizacin imaginada trecha de eficiencia -Ia rentabilidad financiera de los inversores- y descui- da la atencién de los clientes y usuarios (Bourdieu, 1998: 45-46). Las once lenguas que se hablan en e] Parlamento Europeo correspon- den a diferencias culturales que no se disuelven con los acuerdos econé- sicos de integracion. Algo semejanteocure con la dversidad de idiomas y los antagonismos culturales y politicos entre estadounidenses y toss mericanas(protestates os. catoicos,blancos ts. “hispénicos” indios), ‘Asimismo, con las marcadas diferencias entre latinoamericanos que se ha- cen presente en las negociaciones econémicas y se vuelven mis rotundas en cuanto se quieren aplicar las decisiones tomadas por las ciipulas de ae bemantes y expertos. Los pocos estudios etnogréficos y comunicacionales realizados hasta ahora sobre procesos de libre comercio e integracién, que relomaré en los capftulos siguientes, muestran euétos interes econsmic 0s, étnicos, politicos y culturales se cruzan al construir esferas publicas supranacionales: demasiado a menuds los intentos de construir 4goras de- ‘sembocan en torres de Babel. CUANDO DaviD No SABE DONDE ESTA GOLIAT Un obstéculo clave para que los cidadanos podamos creer en los pro- yectos de integracién supranacional son ls efectos negativos que tienen tales transformaciones en las sociedades nacinalesy Locales Es difclob- tener consenso popular para cambios en la relaciones de produccin inter cambio y consumo que suelen desvelorizar los vinculos de las petson: con su territorio nativo, suprimen puestos de trabajo y rebajan ics precios de lo que se sigue produciendo en el propio lugar Bimaginari de un fu- turo ezondmico préspero que pueden susitar os procesos de globalizaciin ¢ integracin regional es demasiado igi sino toma en cuenta la unida o diversidad de lenguas, comportamientos y bienes eltuales que dan sig nificado ala continuidad de as rlaciones sociales. Pero las procesos de in- tegracién mas avanzados en la ae se realizan entre pafses que jentan con estas coincidencias culturales. OS esto es act por la distancia que un obrero espafol, francés 0 griego sient respecio de Bruselas,o los chlens,argentinoso mexicanos 2 1" cién con lo que se decide en Brasilia o Cartagena, atin mayor es Ia impo- tencia cuando el referente de poder ¢s una transnacional que fabrica par. tes de cada automévil o cada televisor en cuatro paises, las ensambla en otro y tene sus oficinas de direccidn en dos o tres mas, Es equivalents, 2 veces a distancia que experimentamos con los mensajes que nos rae ele levisor, el cine o los discos, desde ugares no identificables. La pregunta que surge es si, ante esos poderes annimos y translocalizados, puede ha. ber sujetos en la produccién y en el consumo. Los trabajos se hacer Globaltanos o defender I identidad:cbmo salir de exe opcién 27 vez més para otros, ni siquiera para patrones ojefes identificables, sino pa- ra empresas transnacionales, fantasméticas sociedades anénimas que dic- tan desde lugares poco conocidos reglas indiscutibles e inapelables. Cada vez esta mas limitado lo que los sindicatos pueden negociar, y a eso las empresas sin rostro, con marca pero sin nombre, le llaman “flexibi- lizar el trabajo”. En verdad, lo que se vuelve -mas que flexible- inestable es la condicién laboral; el trabajo es rigido porque es inseguro, hay que cumplir estrictamente los horarios, los rituales de sometimiento, la adhe- si6n a un orden ajeno que el trabajador acaba interiorizando para no que- darse sin salario. Recuerdo, entre muchos ejemplos recogidos en la litera- tura sobre globalizacién, este que cita Ulrich Beck: “Son las veintuna diez; en el aereopuerto berlinés de Tegel una rutinaria y amable voz comunica 2 los fatigados pasajeros que pueden finalmente embarcarse con destino a Hamburgo. La voz pertenece a Angelika B., que esta sentada ante su table- 0 electrénico de California. Después de las dieciséis, hora local, la mega- fonfa del aereopuerto berlinés es operada desde Califorina, por unos mo- tivos tan sencillos como inteligentes. En primer lugar, allf no hay que agar ningtin suplemento por servicios en horas extracomerciales; en se- gundo lugar, los costes salariales (adicionales) para la misma actividad son considerablemente mucho mas bajos que en Alemania” (Beck, 1998: 38-39). De modo anélogo, los entretenimientos son producidos por otros leja- nos, también sin nombre, como marcas de fabrica CNN, Televisa, MTV-, cuyo titulo completo a menudo la mayorfa desconoce. zEn qué lugar se producen esos thrillers, telenovelas, noticieros y noches de entretenimien- to? En Los Angeles, México, Buenos Aires, Nueva York o quizas en estu- dios disimulados en una bahia de Estados Unidos? {No era Sony japone- ‘sa? gQué hace entonces transmitiendo desde Miami? Que los conductores del programa hablen espafiol o inglés, un espafol argentino 0 mexicano, como hace MTV para sugerir identificacién con paises especificos, signifi- ‘ca poco. Al fin de cuentas, es més verosimil, més coincidente con esta des- territorializacién y esa lejania imprecisa, cuando se nos habla el inglés des- localizado de la CNN, en el espafiol destefiido de los lectores de noticias de Televisa o de las series dobladas. Durante la época del imperialismo se podia experimentar el sindrome de David frente a Goliat, pero se sabia que el Goliat politico estaba en par- te en la capital del propio pats y en parte en Washington o en Londres, el Goliat comunicacional en Hollywood, y asi con los ottos. Hoy cada uno se disemina en treinta escenarios, con gil ductilidad para deslizarse de un Pals a otro, de una cultura a muchas, entre las redes de un mercado poli- morfo. Pocas veces podemos imaginar un lugar preciso desde el cual nos ha- blan. Eso condiciona la sensacién de que es dificil modificar algo, que en vez de ese programa de lelevisién o de ese régimen politico podria haber % 28 Laglobalizacién imaginda otro. Algunos espectadores intervendrén en esos simulacros de participa- cién en radios y en as tlevsoras que son el teléfono abierto ola assien- ‘1 i uesta de rating. Esos ‘o serén entrevistados para una encuesta de rat see chtes excepeionaes al poder, senacion de ser corsultado. no tnodifican para fi ve por ejemplo en las investigaciones ifican para la mayoria, como se ve por ejemplo en la : wens ae Angela Giglia y Rosalia Winocur, la percepcién de que los me- dios hablan desde posiciones inabordables. Sus disefios y sus decisiones se hacen en lugares inaccesibles, por estnucturas organizacionales y no por ersonas. ; ; Pen otro tiempo, algunos pensamos que los estudios sobre hfblins de consumo podrian contribu a conocer lo que efectivamente quieren los 1° ceptores. Aun estas indagaciones pueden servr para democratizat las p Iticas culturales en ciudades, radios o centros culturales independents, ena esfera de lo microp lio, Pero la mayor pate de as encuestas de a diencia no busca conocer los habitos de consumo, sino confirmar 0 descon- firmar las preferencias puntuals, ese diay en ese horaro, No estudian,ne- cesidades de receptores particuares, sino “publicos” o “aucliencias varios paises a la vez. No importa saber algo de su vida cotidiana, de sus gustos desatendidos, sino de amo haverlos sintonizar con lo que se pro grama en escritorios y estudios de grabacién ignotos y estandarizados. Una discusién de fondo sobre el tipo de sociedad al que nos llevan les comunicaciones masivas no puede basase en estadisticas de rating, Nece- sitamos estudiar el consumo como manifstacion de sujetos, donde se fa vorece su emergencia y su iterpelaién se propica ose jabaye afk A la fascinacién de las telenovelas, del cin« raceién con otros sujetos. Quizé la fascin le novelas, del cine melodramtico 0 heroico, y de los noteros de informacion que conver 3s pers 7 ten los acontecimientos esiructurales en drama So falar 88 idaé morbosa, como suele decirse, asiente no sélo en su espectacuilaridac morbosa, com 2 sine en que mantienen la ilusién de que hay sujetos que importan, que sufrer lizan actos extraordinatios. ; . opera la reestructuracin reciente de las relaciones ae Poder ts ped i i sd reduciendo'cada vez m trabajo como en el entretenimiento, esié redu : - siblidad de Ser sujtos a una fceién meditca Es sabido que eto no oct. tre del mismo modo en todas los secleres sociales. Sin nega J, guiro Pr i sr qué los actotes populares Fo eine a poles como los de la economia, etn siendo ine énicos, los de la politica como los de est i oultsados ppor lo que podriamos llamar la atrofia ge la si conflict iberacié i trata s6lo de que las gran: vay de la deliberacién democratica. Nose e Cisiones sobre los conflicts y sobre el futuro no sean romades pot gobernantes u orgaismos elects, sine que mi siquiss son piensa i ”. John Berger t ‘or “los que tienen agarraco al mercado”. John B a Sipresonen ver de “eontrolan® “porque el azar tiene aqut un papel ig nificativo” (Berger, 1995: 13). Globatizarnos o defender la identidad: eémo salir de esta opcién 29) Ningiin siglo tuvo tantos investigadores de economia e historia, antro- pologia de todas las épocas y sociedades, asi como congresos, bibliotecas, revistas y redes informaticas para conectar esos saberes, para poner en re. lacién lo que sucede en otros lugares de entretenimiento y trabajo del mundo. {Qué se puede cambiar, o al menos controlar, gracias a esta proli- feracién multidireccional de informaciones? ;Adénde nos conducen la ex- pansién de las empresas transnacionales, de los mercados y pensamientos tinicos, y, del otro lado, la proliferacién de las disidencias y sus movimien- tos sociales, las solidaridades heterodoxas de las ONG y sus imaginarios al- ternativos? Se duda de que puedan ser en verdad alternativas al compro- bar cuantas veces acaban subordinadas al orden totalizador. Al final del siglo més productivo en innovaciones politicas, teenolégicas y artisticas, todo parece institucionalizarse precariamente bajo reglas de una reproduc- cién a corto plazo, desvalida de proyectos, consagrada a la especulacién ‘econdmica o la acumulacién de poderes inestables. Tal vez podemos explicar este achicamiento del horizonte social salien- do de la oposicién frecuente entre lo global y lo local. Hay que reelaborat entonces, de un modo més complejo, las articulaciones entre lo concreto y lo abstracto, lo inmediato y Jo intercultural. Es necesario trabajar con las ‘metéforas a las que se acude para designar los cambios en las maneras de hacer cultura, comunicarnos con los diferentes o que imaginamos seme- jantes, y construir conceptos que permitan analizar la redistribucién que eneste tiempo globalizado esté ocurriendo entre lo propio y lo ajeno. Como una primera via para organizar esta diversidad de situaciones, y Tepensar la impotencia que induce la lejanfa o la abstraccién de los vincti- Jos, propongo tomar en cuenta el esquema con que Craig Calhoun, y lue- g0 UIf Hannerz (1998), reformulan la antigua oposicién entre Gemeinshaft Y Gesellschaft, entre comunidad y sociedad. La globalizacién ha compleji- 2ado la distincién entre relaciones primarias, donde se establecen vinculos directos entre personas, y relaciones secundarias, que ocurren entre funcio- nes o papeles desempefiados en la vida social. Bl cardcter indirecto de mu- chos intercambios actuales lleva a identificar relaciones terciarias, mediadas por tecnologias y grandes organizaciones: escribimos a una institucién o lamamos a una oficina y obtenemos respuestas despersonalizadas, del mismo modo que cuando escuchamos a un politico o recibimos informa- cin sobre bienes de consumo en radio 0 televisidn. Me interesa, sobre todo, el iltimo tipo diferenciado por Calhoun, las re- laciones cunternarias, én las que una de las partes no es consciente de la exis- tencia de la relacién: acciones de vigilancia, espionaje telefnico, archivos de informacién que saben mucho de los individuos al reunir datos censa- les, de tarjetas de crédito y otros tipos de informacién. A veces se busca “analizar” estas interacciones y se nos trata como “clientelas imaginadas” (Calhoun, 1992; Hannerz, 1998), por ejemplo cuando nos enwvia propagan- 30 Lz globalizacién imaginada én le dio nuestra direccién empresa a la que no sabemos quién le d pvocura ocular era ntromtén en i pevocidad imitando el enguae de ie retclonee primarias: “Querido Néstor: teniendo en cuenta la frecuen- con la que viajas, tu estilo de vida y el de tu familia, hemos decidido proponert..”. Los datos acumulados con cada uso dela tarjeta de crédito onstituyen un superpanéptico, pero con la peculiaridad de que “al pro- xcionar datos para su almacenamiento, el vigilado se convierte en un ctor importante y complacent de la vigiancia” (Bauman, 199% 68). 2Qué podemos hacer con este munco en que pocos observan a mtu chos? {Es posible organizar de otro modo los vinculos mediatizados, ns astucias de simulacién para personalizarlos, despegamos de sus procedi- mientos de seleccién y segregacién, de exclusién y vigilancia, en breve, re- i ? rvertirnos en sujetos del trabajo y el consumo? : oo na reaccion ‘posible es evocar con nostalgia la época en que la pollen se presentaba como el combate militante entre concepciones del seo en- tenidas como antngnias, Ore repli en undade eros. i Jigiosas con la esperanza de que se acorte la distanci nes tomas decisions qunes een ss efectos exaparve or I tangente. Comparto la hipétesis de que ambas: Posture pueden een oduct la calidad de la politica (en tareas productivas para mejorar : lea fen prime css wra mejorar la convivencia en &mbitos restringidos (e . Zola viablidad de esos intentos depende de que trasciendan su caticter reactivo y elaboren proyectos que interacttien con las nuevas condicios je yor la globalizacién. a deci répido: no pienso que la opcién central sea hoy acfenioe la identidad o globalizarnos. Los estudios mas esclarecedores a ae Jobalizador no son los que conducen a evisarcuestionesidentarias ais- fdas, sino a entender las oportunidades de saber ave podemas hacer : 5 dad, la diferencia yla I los otros, cémo encarar la heterogereidad, yk 7 Gad. Un mundo donde las certezas locales pierden su exclusividad y ue: den por eso ser menos mezquinas, donde los estereaips con as qu 2s Janos se descomponen en la medida en qui representabamos a los lejanos se: fe ee los a menudo, presenta la ocasién (sin e Que conven global Sea menos incompensivs con menores male tendides, queen los Hempos dela colonizacin y¢lmperialismo. Para ello es necesatio que la globalizacién se haga cargo de los imaginarios con qi filiza. trabaja y de la interculturalidad que moviliza i 7 ma facts el debate sobre la globalizacién de la cuestin de es tidad a los desencuentros entre poliicas de integracién supranacional y comportamientos ciudadanos, nos negamos areducirlo a la oposicién glo- bal/local, Buscamossituarlo en la recomposicién general de lo abet 5 creto en la vida contemporénea, yen la formacin de nuevas media sous cine atibon extesnol, SE que enfrentar identidades esencializa Globalizrnos o defender la identidad: mo silir de esta opcién 31 das a la globalizacién, se trata de indagar si es posible instituir sujetos en estructuras sociales ampliadas. Es cierto que la mayor parte de la produccién ¥ del consumo actuales son organizados en escenarios que no controla. mos, y a menudo ni siquiera entendemos, pero en medio de lae tendencias Slobalizadoras los actores sociales pueden abrir nuevas interconexiones entre culturas y circuitos que potencien las iniciativas sociales. La pregunta por los sujetos que puedan transformar la actual estructu- racin globalizada nos levara a prestar atencién a los nuevos espacios de inttermediacién cultural y sociopolitica. Ademas de las formas de mediacion indicadas “onganismos transnacionales, consultoras, oficinas financieras y sistemas de vigilancia~ existen circuitos internacionales de agencias noti- ciosas, de galerias y museos, editoriales que actiian en varios continentes, ONG que comunican movimientos locales distantes. Entre los organismos intemacionales y Ios ciudadanos, las empresas y sus clientelas, hay insti- tuciones flexibles que se manejan en varias lenguas, expertos formados en cédigos de diferentes etnias y naciones, funcionarios, promotores cultura. kes y activistas politicos entrenados para desempefiarse en diversos con. textos. Para no fetichizar lo global y, por tanto, polarizar excesivamente ‘sus relaciones con lo local, un principio metodolégico fecundo es conside. tay, entre centro y periferia, norte y sur, la proliferacion de redes dedicadas a Ia “negociacién de la diversidad”. George Ytidice emplea esta expresién pata describir cémo los curadotes de exposiciones y las revistas de arte es. tadounidenses influyen en la imagen del arte latinoamericano en Estados Unidos, en la autopercepcién de los artistas, asf como en los eriterios de los Piiblicos latinoamericanos y estadounidenses, aun en cuestiones que tras- ienden lo artistico (Yiidice, 1996). Daniel Mato muestra de qué modo la accion del Instituto Smithsoniano ha contribuido a reconceptualizar el sig- nificado de los pueblos indfgenas de América Latina, las representaciones e-etnicidad, género y las relaciones transculturales entre las Américas, y también cémo las representaciones de los pafses centrales sobre los grupos Petifericos son reformuladas por organizaciones no gubemamentales que Proyectan las perspectivas periféricas a escala transnacional (Mato, 1998a y 1999). Mobos Dé IMAGINAR LO GLOBAL. Ka globalizacién puede ser vista como un conjunto de estrategias para realizar la hegemonia de macroempresas industriales, corporaciones finan. Cieras, majors del cine, a television, la mésica y la informatica, para apro- Piarse de los recursos naturales y culturales, del trabajo, el ocio y el dinero de los paises pobres, subordinandolos a la explotacién concentrada con que “e50s actores reordenaron el mundo en la segunda mitad del siglo XX. 32 La plobalizacin imaginada Pero la globalizacin es también el horizonte imaginado por sujetosco- lectivos e individuales, 0 sea por gobiernos y empresas de los paises de- endientes, por realizadores de cine y television, artista eintelectuales, a Fin de reincertar sus productos en mercados mas amplics. Las politicas globlzdorelgrn conn, n pat porque xan I naga jos mas dos que hasta ahora de millones de personas al prometer que los 2 stimaban cuatro pueden extonderse hasta cinco 0 sels, Muchos relatos dl Te que es a sucedido a qulenessuparn adapta sis bens ss mens jes y sus operaciones financieras para reubicarse en un territorio expandi Go indican que el realismo de lo local, de quienes se conforman con sumar iiss haba wo une vit mope tar de distinguir en varios procesos eulturales qué ha fal Habed que dlferenciarquignes ce benefician cone ersanchamiento de los mereados,qunes pueden participa en desde ns exnomisy cu turas periféricas, y cudntos quedan descolgados de los circuitos globales. Las nievasfonters de a desigualdad separan cada vez ms 9 quienes son capaces de conectarse a redes supranacionales de quienes quedan arrinconados en sus reductos locales. ae Sihablo de globalizaconesimaginades noes slo porque integrin abarea alguns paises més que a oes. O porque bene a sectors me nortarios dees pate y pra la mayora queda como falas. Tambi r i bre fusiones que en verda , tue el discurso globalizador recubre eden, oma die entre potas naclones. Lo que se arncia como globalizacion es £6 generando, en a mayer de los casos, intenelacones regionals alia za8 de empresaios creates comunicicioralesy consumidores de os pat ses europeos 0 los de América del Norte o los de una zone asic No de todos con tos, Luego de dads en qu aces de Ibe comer 6 ura de cada economia y cultu- muestran hasta dénde puede llegar la aper ye ici las narrativas glo nacional, estamos en condiciones de diferenciar 2s gobali doras de las accionesy polticas de alcance medio en ue eos iagiaros as del sector audi ji se concretan. Un ejemplo: las cifras de ganancia : vial ses i 115 por ciento de lo qui ue los patses iberoamericanos obtienen el que se facturaenel mereado mundial, pero sabemos que si sumamos loshabitan is latinoamercaos os esas Inshipanahblantes de Fxtados Uri dos somos msde £50 millones. Pensar en la glbalzacin significa exp carmos por qué tenemos un poreenaj tan bajo en Ia factracn ya rnismo tempo, imaginar cOmo pod‘amos aprovechar el set uno de fs conjuntos lingifsticos con mayor nivel de alfabetizacién y de c tural sbeue sn No estoy idetificando imaginarioconfalso. Asi comoseestablei eave las construciones imaginaras hacen posible la existecia de ln soci des locales y nacionales, también contribuyen a la arquitectura de la g Globalizamnoso defender I identidad: eSmo sac de esta opcién 33 balizacién. Las sociedades se abren para la importacién y exportacién de bienes materiales que van de un pais a otto, y también para que circulen ‘mensajes coproducidos desde varios pafses, que expresan en lo simbélico Procesos de cooperacién ¢ intercambio, por ejemplo miisicas que fusionan tzadiciones antes aejadas y peliculas filmadas con capitales,actores y es. cenarios multinacionales. Esta transnacionalizacién libera a muchos bie. nes materiales y simbélicos de rigidas adscripciones nacionales (un auto. movil Ford.no expresa sélo la cultura norteamericana, ni un film de Spielberg lo hace tinicamente respecio de Hollywood). Los convierte on emblemas de un imaginario supranacional. Aun lo que persista de la cul. tura brasilefia o mexicana en una telenovela, dela francesa en un perfume, dela japonesa en un televisor, son integrados en relates y practicas que po. demos ver multiplicados en sesenta o cien sociedades. La época globalica. da.es esta en que, ademés de relacionarnos efectivamente con muchas co. ciedades, podemos situar nuestra fantasia en miltiples escenatios a la ver, Ast desplegamos, segtin Arjun Appadurai, “vidas imaginadas” (Appadu. "ai, 1996), Lo imaginado puede ser el campo de lo ilusorio, pero asinniemo es el lugar, dice Etienne Balibar, donde “uno se cuenta historias, lo eual uiere decir que se tiene la potencia de inventar historias”, Con la expansién global de los imaginarios se han incorporado a nues- tro horizonte culturas que sentiamos hasta hace pocas décadas ajenas a ‘nuestra existencia. En Occidente, unos pocos comerciantes, artistas y reli. giosos, investigadores y aventureros se habian interesado hasta mediados del siglo XX por los modos de vida del lejano oriente. Ahora la India, Jo- én, Hong Kong -los ejemplos podrfan multiplicarse- se volvieron desti. nos turisticos, de inversiones y de viajes comerciales para millones de oc. cidentales. Durante los afios ochenta y hasta la crisis de mediados de los Roventa, los tigres asiaticos funcionaron como modelos de desarrollo eco- nOmico y suscitaron curiosidad en las élites del Tercer Mundo occidental por su manera de relacionar innovacién industrial, culturas antiguas y hé- bitos de trabajo. Por no hablar de la expansi6n de religiones orientales on Futopa, Estados Unidos y América Latina, ni de otros intercambios que instalan en nuestra vida cotidiana ~junto con artefactos japoneses o de fai, ‘wan- resonancias culturales de esas sociedades. Hay mucho més que expansién hacia territorios antes ignorados. La in tensificacién de los intercambios, sobre todo con paises de regiones vee! as, replantea los estereotipos que tenfamos acerca de ellos. Entender la slobalizaci6n requiere, decfamos, explorar cémo estén cambiando en América Latina los imaginarios respecto de Europa y Estados Unidos. En verdad estan cambiando? Vamos a ir examinando qué relatos sobre los Clans Detsisten (obstaculizando nuevas oportunidades de integracién) y cuales nuevos se van formando en los intercambios migralorios, comercic. les y turisticos recientes. También habré que ver cémo se modifice la man 34 La plobalisacién imaginada nera de mirar Ia integracién si la narran empresarios, ciudadanos 0 indo- cumentados. _ ; En la medida en que legar a la globalizacién significa para la mayorfa aumentar el intercambio con los otros més o menos cercanos, sirve para re- novar la comprensién que tenfamos de sus vidas. De ahi que las es se vuelvan laboratorios de lo global. Per eso buscaremos comprender ¢6- mo se modula lo global en las fronteras, en la multiculturalidad de las citt- dades y en la segmentaci6n de piiblicos mediaticos. ESPECTACULOS DE LA GLOBALIZACION Y MELODRAMAS DE LA INTERCULTURALIDAD Una de las consecvecias que podemos extra de esta aprosimacn direc combina con ates an heterogtnens ecidad gcuparos aun mismo tempo d a iba ater Quieneshablan de eémo nusto tiempo se globalza scan procesos de intercambios fluidos y homogeneizacién, naciones que a fr 4 pocbloe que ee comunicare Sus arguments se spoyanen sia dl incremento de tansaccionesy la rapide osimultneidad con que shore serealza:volumeny velocidad, Ente tanto ls estudio sobre migraio= nes, transculturacion y otras experiendas inerculturalesestn lenos de relatos de desgarramientos y conflicts, fronteras que se renuerany ane los de restaurar unidades nacionales, émnicas 0 familiares perdidas: sider ant, lam tensione ene slobalzacin e intereulturalidad pueden ser concebidas como una elacén ene ica y melodrama Las essiones ae oy Spaan a as enc sss ose, ean med nis jenes buscan armar relatos épicos con s de l 2 ceottan cats pars ca a eotlogl yl cori cin) y os qu con truyen natraciones melodramas cor ls furs las violencia ls do lores dela intercltralidad (a antopeogi el psicoandisi a est). Cuandolosprimerosadmiten ens mérgens des eat, os dramas in tercuturales, comm a feranrsstonchs 2 la loblizacin, aseguran en seglde qu vance ea Netra pas de ls gna nando. Para los segundos, las tenaces di - Seles epee ailtiar mesreden ol eacfoer patil de os procesos global adores, oa fracas, o os nuevos deslazamientos que engendea sun fcacién apurada de mundo, poco aera lo que distnguey separa. En aftos recientes algunos natradores de in globalzaion y algun defenso- res de as diferencias locales sujeivs empiezana escuchar a los fos és alld de la preocupacién por contar una épica o un drama i tender qué acontece cuando ambos movimientos coexisten. Globalizarnos 0 defender ls identidad: cémo salir de esta opcién 35 La hip6tesis es que las cifras de los censos migratorios, de la circulacién Planetaria de inversiones y las estadisticas del consumo adquiezen mas sentido cuando se cargan con las narrativas de la heterogeneidad. En las estructures, reaparecer los sujetos. la inversa, los relatos enuunciados por actores locales dicen mas si nos preguntamos cémo hablan, a través de los dramas parliculares, los grandes movimientos de la globalizacién y los discursos colectivos que establecen las reglas actuales de la produccién y {as modas del consumo. No es féciljuntar ambas perspectivas en esta épo- ca en que cada vez se cree menos en la capacidad explicativa de un para- digma. Pero al mismo tiempo es imposible entender convivencias tan in. tensas y frecuentes como exige nuestro mundo si compartimentamos a las sociedades, como lo hizo el relativismo cultural que imaginaba a cada cul. {ua separada y autosuficiente. {Qué relatos -ni simplemente épicos, ni melodraméticos~ pueden dar cuenta de las recomposiciones que se van Produciendo entre lo local y lo global? Cuando el 1 de enero de 1994 estall6 una subversién neozapatista en el sur de México, escuché que un economista y un antropdlogo mexicanos se asombraban de distintas maneras ante la noticia. El economista comenté que era dificil que eso tuviera mucha repercusién en la sociedad nacional Porque el estado de Chiapas representaba algo asf como el 1,5 por ciento Ge la economia mexicana, Los tropismos del antropélogo lo llevaron a que éste le contestara que esa regién tenfa aproximadamente un 30 por ciento de poblaciGn indigena, uno de los porcentajes més altos de México, que es importante en la historia y la cultura de este pafs, y como frontera con América Central. Varios meses después se vio que entender lo que en el movimiento zapatista habia de prolongacién de un largo pasado y de in- novacién politico-comunicacional requerfa trascender el paralelistno de la explicacién econémica y la antropol6gica, sus maneras desvinculadas de contar lo que integra y io que distingue o margina. No logramos deshacernos del asombro que generan estos hechos regre- sando a los relatos (econémicos o antropolégicos) que dieron consistencia 2 organizaciones sesgadas de los datos: es necesario mantener la sorpresa y admitir la multiplicidad de narraciones. Pero si no es cuestién de escri. bir una novela un poco més compleja sino de elaborar explicaciones e in- terpretaciones de lo que construimos como real, necesitamos preguntamos sison 0 no compatibles estas distintas narraciones y aspirar a descripcio- Res densas que articulen las estructuras mas 0 menos objetivas y los nive- {es de significacién més o menos subjetivos. Hay que elaborar construccio. nes l6gicamente consistentes, que puedan contrastarse con las maneras en que lo global “se estaciona” en cada cultura y los modos en que lo local se -Teestructura para sobrevivis, y quizés obtener algunas ventajas, en los in. tercambios que se globalizan. 36 Laglobalizacién imaginada Por més que se quiera circunscribir las investigaciones a un barrio o a una ciudad, 0 a los extranjeros radicados en un pats particular, llega un momento en que -si uno trabaja en Occidente— tiene que hacerse pregun- tas sobre cémo estn cambiando las estructuras globalizantes y los proce- sos de integracién supranacional. Por 2jemplo, las relaciones entre Europa, América Latina y Estados Unidos. Es posible responder que tn universo tan extendido es inabarcable y dejar la cuestiGn. Pero las interrogantes si- guen ahi, condicionan lo que uno esté estudiando, y aun cuando decida no hacer generalizaciones sobre el desarrollo de Occidente los viejos supues- tos de la filosofia y la epistemologia occidentales permanecen como hipé- tesis. Lo malo es que esas hipétesis corresponden a una etapa preglobal, cuando las naciones eran unidades en apariencia més cohestonadas, que parecfan contener la mayoria de las relaciones interculturales. O sea, cuan- do era posible distinguir con nitidez.lo local y lo universal. No conozco mejor manera de encarar estos riesgos que trabajando con cifras y otros datos duros, macrosociales, donde se aprecian las grandes tendencias de la globalizacién, y a lavez, con descripciones sociocultura- les que captan procesos especificos, tanto en su estructura objetiva como cen los imaginarios que expresan el modo en que sujetos individuales y co- lectivos se representan su lugar y sus posibilidades de accién en dichos procesos. Se trata de reunir lo que tantas veces fre escindido en las cien- cias sociales: explicacién y comprensién. O sea, articular las observaciones telescépicas de las estructuras sociales y las miradas que hablan de la inti- midad de las relaciones entre culturas. Me parece que en esta tarea tene- ‘mos un recurso clave para que el futuro de la globalizacién lo decidan. dadanos multiculturales, ERNRg | ol se Bl katy 2g fe ae ad Treinta y seis banderas hechas con cajas de plastico llenas de arena coloreada. Las banderas fueron conectadas por tubos dentro de los cuales viajaban hormigas que iban corroyéndolas y confundiéndolas Fotos: Alejandro Hulgob construida con planchas de acero que se usaron para pistas de aterrizaje en el desierto durante la Guerra del Golfo. Migrantes esperando la noche para cruzar la barda que separa a México de Estados Unidos, Foto: Ajando Huidobeo Foto: Aljando Huidbro - De Tijuana a San Diego Capitulo 2 LA GLOBALIZACION: OBJETO CULTURAL NO IDENTIFICADO No es cierto mucho de lo que se dice sobre la globalizacién. Por ejem- plo, que uniforma a todo el mundo. Ni siquiera ha conseguido que exista tuna sola definicién de lo que significa globalizarse, ni que nos pongamos de acuerdo sobre el momento hist6rico en que comenzé, ni sobre su capa- cidad de reorganizar o descomponer el orden social. Acerca de la fecha en que habria comenzado la globalizacién, varios autores la sittian en el siglo XVI, al iniciarse la expansién capitalista y de la modernidad occidental (Chesnaux, 1989; Wallerstein, 1989). Otros colo- can el origen a mediados del siglo XX, cuando las innovaciones tecnolégi- cas y comunicacionales articulan los mercados a escala mundial. Esta con- juncién de cambios tecnol6gicos y mercantiles slo adopta formas globales cuando se establecen mercados planetarios de las comunicaciones y del di- nero, y se consolida al desaparecer la UniGn Soviética y agotarse la divi- sin bipolar del mundo (Albrow, 1997; Giddens, 1997; Ortiz, 1997) Tales discrepancias se relacionan con maneras diversas de defini lo que se entiende por globalizacién. Quienes le atribuyen un origen més re- moto privilegian el aspecto econémico, mientras los que argumentan la aparicién reciente de este proceso conceden més peso a sus dimensiones politicas, culturales y comunicacionales. Por mi parte, entiendo que hay buenas razones para sostener, de acuerdo con la expresin de Giddens, gue “somos la primera generacién que tiene acceso a una era global” (Gid- dens, 1997) INTERNACIONALIZACION, TRANSNACIONALIZACION, GLOBALIZACION Situar la globalizaci6n en la segunda mitad del siglo XX es el resultado de la diferencia que ésta tiene con la internacionalizacién y la transnacio- nalizaci6n. La internacionalizacin de la economia y la cultura se inicia con las navegaciones transocednicas, la apertura comercial de las sociedades europeas hacia el Lejano Oriente y América Latina, y la consiguiente colo- nizacién. Los barcos llevaron a los paises centrales objetos y noticias des- conocidos en Espafia, Portugal, Italia e Inglaterra. Desde las narraciones de Marco Polo y Alexander von Humboldt hasta los relates de los migran-

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