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Era un da gris, opaco como el viejo espejo que proyecta borroneada una imagen.
Don Pedro, cambista de la estacin de trenes de aquel pueblo perdido entre los montes,
caminaba por los andenes con la mirada hundida en la distancia, como si un presagio
Da por medio el tren de pasajeros, como una flecha del progreso pasaba por el pueblo.
Los lugareos ofrecan por las ventanillas de los vagones sabrosas empanadas
regionales.
este medio de transporte porque produca prdidas. Por esta determinacin algunos
vida. Tambin el pueblo perda la alegra de ver pasar el tren y en cada ventanilla
Ese da el astro rey no alumbr, como si la naturaleza se hubiese vestido de tristeza. Por
Poco a poco las vas comenzaron a oxidarse y se perdieron de vista entre los yuyales, las
paredes de la vieja estacin fueron perdiendo su traje de colores y los bancos rados por
la intemperie se desvencijaban.
Don Pedro se jubil. Era un hombre grande y morocho, sin familia conocida; trasladado
no se sabe de donde.
Cierto da don Julio, vecino del lugar, de pelo casi blanco, mirada azul profunda como
la copia del firmamento, con voz tierna y segura, despus de saludarlo le dijo: lo veo
necesita algo no tiene mas que decir, para eso estamos los amigos.
__Gracias por su preocupacin y ofrecimiento. Fsicamente estoy bien, pero hay algo
que me desgarra por dentro. Con la desaparicin de los ferrocarriles, siento como si
hubieran despedazado una parte de mi cuerpo y pienso Cul ser el futuro de toda esta
__ Amigo, fuera una enfermedad lo justificara, pero esto no es nada grave. Si ama la
Don Pedro, con el rostro arrugado, cicatrices profundas que le dej la vida, su mirada
turbia, caminaba todos los das por los andenes solitarios fumando un cigarrillo. La
brasa enrojecida era como un gran incendio donde quemaba con dolor todos sus sueos.
Una maana el cuerpo estaba duro, sin vida. Tena en la mano una flor azul con un
suave perfume, como si hubiese querido palpar el cielo con sus dedos.
camino polvoriento que llegaba hasta all fue convertido en una moderna ruta. Luego
Cada vez que paso por la vieja estacin una profunda tristeza me conmueve y digo:
Que pena que don Pedro apag la luz de su mirada y no pudo ver la etapa de un pueblo
que naca!
Esteban Moyano