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THOMAS H. GREEN LA CIZANA ENTRE EL TRIGO Discernimiento: Lugar de encuentro de la oracién y la accién NARCEA, S.A. DE EDICIONES Prohibida la reproduccién total o parcial {62 este libro sin expreso permiso del edi- @NARCEA, S. A. DE EDICIONES, 1992 r. Federico Rubio y Gall, 9, 26039 Madiid SAVE MARIA PRESS. Indiana. U.S.A. Titulo orginal: Weeds among the wheat. Dis gemment: Where prayer and action mect, Traductora: Carmen Zabalegut 1S.BN.: 84.277-0979.x Depésito legal: M.5,295-1992 Imprime: Lavel Pol Los Lianos, Nave- Humans. (Madrig) ee nes Indice Prefacio.. Introduccién: El punto de encuentro entre la oracién y la accion : PARTE I*: PREPARANDO EL TERRENO Capitulo 1. Comienzos biblicos: los profetas buenos y los malos ve wee Capitulo 2. Jesis discerniente y discernido Capitulo 3. Elclima de nuestro discernimiento PARTE 2%: SEMBRANDO LA BUENA SEMILLA Capitulo 4. Tiempos para hacer una buena eleccién Capitulo 5. Las técticas de Dios y las del enemigo. Capitulo 6. Los principiantes la desolacion PARTE 3% UNA COSECHA MEZCLADA Capitulo 7. Entrega y consolacién. Capitulo 8. El valor de la cizafia Capitulo 9. El trigo madura: amor discerniente Epilogo: Una comunidad discerniente Apéndice: Bjercicios practicos 2B 25 43 68 95 1 130 Prefacio El pasado, aun cuando se haya modelado con los "acc dentes de Dios", siempre determina la linea de nuestras expectativas para el futuro. Cuando regresé a Rochester, Nueva York en abril de 1983, la mayoria de mis amigos se imaginaron ~y con raz6n- que yo estaba planeando escribir otro libro. La pregunta acostumbrada era: ";Va a ser una continua— ci6n de los otros? {Es un nuevo desarrollo sobre el tema de la oraci6n?" En general mi contestacién era que esta vez el tema era distinto, relacionado con la oracién pero no si- guiendo la secuencia de los otros libros. Esta vez iba a tratar del discemimiento, el lugar de encuentro de la oracién y la accién en la vida del apéstol cristiano. Ya que la gente habia aceptado el curioso fenéme~ no de que un jesuita escribiera sobre Juan de la Cruz y Teresa de Avila, ahora les iba a sorprender escribiendo un libro totalmente "jesuita", un libro basado casi completa mente en las ensefianzas de San Ignacio de Loyola funda- dor de la Compafia. Aunque siempre habfa considerado bastante arriesgado Predecir con demasiada seguridad cémo iban a resultar mis libros’, en este caso el resultado se ha aproximado mucho a lo que yo me esperaba. Es cierto que los capitulos 8 y 9 muestran mas continuidad de la que me habfa propuesto entre este libro y los dos primeros. Y también es un hecho que tras terminar el presente manuscrito veo con una luz ‘nueva lo que escribj en el tercero, No obstante, este libro es €l que menos sorpresas me ha ocasionado. De todos modos me encanta haber escrito un libro completamente "jesuita". San Ignacio es mi padre en el Seftor, creo que tan cercano a mi como lo fue San Francisco Javier. De los dos primeros santos jesuitas, Javier es una figura mucho més romantica; yo me identificaba con él durante mis primeros atios de jesuita, Pero poco a poco me fui dando cuenta de por qué ei mismo Javier cuando estaba en la India se arrodillaba y loraba al leer las cartas que recibfa de San Ignacio desde Roma. Javier comprendia en su corazé6n lo que el Vaticano Il iba a afirmar 400 afios mas tarde: que el carisma de! Fundador es la sangre viva de una Congregacién religiosa, que continiia corriendo por sus miembros mientras siga viva. Ignacio era el "padre de su alma", y poco a poco me fui dando cuenta de que eso era Profundamente verdadero también para mi, Por supuesto que somos humanos. Y por esa razn necesitamos ver encamado el espiritu de San Ignacio en Jesuitas de hoy para que nos lo hagan cercano y vivo, Seguro que cada uno de nosotros tiene sus propias experiencias de esa encarnacién del espiritu ignaciano, Para mi fue el P. Boase, S.J., que murid a principios de 1983, cuando yo comenzaba a trabajar en este libro. Su tratado Oracién de Fe Jug6 un papel crucial en mi propio descubrimiento del (atl Pate Thomas Green es autor de ottos tes libros: Opering to God (cbrimos a Dios en la oracién), When the Well rans dry y Dortress in ine marketplace (sobre la asdez y oscutidad en la oracin y en la vida de secrga respectivamente) verdadero significado de la contemplacién en la secisa. AAungue nunca llegué a conocerlo, fue con toda segurid un instrumento providencial para hacerme viva la figura de Ignacio hoy. También tengo en mente a otro gran jesuita a quien si conoci: el P, Pedro Arrupe, hasta hace poco Superior General de la Compafifa, Fue el primer Superior General vasco después de San Ignacio. Y sé que todos Be compaieros jest opinan que hizo viva a figura de Fandador en esos tiempos. No obstante todas as difculta- des,y confusiones de esa épocade"sgaiomamento", hasido un verdadero gozo el pertenecer a una familia bendecida con un padre ~entusiasta, fuerte, de fe profunda, carifioso, exuberante- como el P. Arrupe. : Sin embargo, a pesar de su gran influencia en mi vida, el P. Boase y el P. Arrupe, eran todavia figuras un tanto lejanas. Ellas encarmaban el espiritu ignaciano, pero a la vez necesitaban ser encamados, para mi, en los jesuitas con los que yo vivia dia adfa y codo a codo. Ha habido muchos, pero me gustarfa dedicar este libro a cuatro de ellos. Durante mi Sltima estancia en U.S.A. he tenido ocasién de ver a los cuatro después de varios afios de separacién. Fuimos semi- narista juntos y desde entonces cada uno hemos seguido diversos rumbos apostélicos. Pertenecemos a esa genera- ci6n de transicién, formada antes del Vaticano Il y llamada a vivir en un mundo postconciliar completamente diferente. Nuestra época era la de gran cantidad de vocaciones (en el Noviciado éramos 130) y la de enorme nimero de pérdidas durante la conmocién postconciliar. Cuando volvia encon- trarme con mis cuatro viejos amigos sacerdotes (Tom Wheeler de Washington D.C., Tom McManus de Nueva York y Emnie Sweeney y Herb Ryan de Los Angeles) me di cuenta de que todos ellos se habjan adaptado bien, aunque no sin esfuerzo, al nuevo mundo en el que vivimos. Y vireflejados en ellos mis propias ilusiones y luchas. Y cai en la cuenta por primera vez del milagro tan grande que es 10 elhaber sobrevivido y crecido en "esta pequefia Compatiia” la cual San Ignacio entreg6 lo mejor de s{ mismo. Cuando éramos jévenes seminaristas, nos resultaba un tanto curioso y extrafio que los padres y hermanos ya mayores y enfermos que vivian con nosotros nos pidieran que rezdramos "por su perseverancia en la Compatifa". A su edad y condicién, solfamos preguntamos, zpor qué se les curria dudar de su perseverancia? En caso de que dejaran {le Orden a dénde se iban a ir? La idea misma nos provocaba ingeniosas respuestas. Ahora, sin embargo, que somos mayores y un poco més sabios vemos que la peticién de aquellos viejos hombres no es tan disparatada. Perseveran— cia “hasta el final" es ciertamente el mayor regalo de Dios a cualquier ser humano, ya sea en su compromiso matrimo nial o en el de celibato. Y aunque Tom Wheeler, Tom McManus, Ernie, Herb y yo quizés todavia estemos a cievta distancia del "final", nuestra perseverancia de estos casi 35 afios de cambios y retos puede verse como verdadera gracia, Como siempre, mucha gente ha tomado parte en la ela boracién de este libro. Ademas de los ya mencionados ea mis libros anteriores y que también han participado en éste, me gustaria dar las gracias a mis primas Rie y Skip Rague quienes me brindaron sus excelentes servicios de mecané- Srafas. Tambien al P. Jim Callan, el parroco carismatico de {a iglesia de Corpus Christi en Rochester que me recibi6 en Su familia parroquial y que me proporcions a Marie van Huben y a Fred y Mary Locke y a Silvia Kostin que tanto me ayudaron a pasar a maquina ei manuscrito, Ellos, junto con otros feligreses fueron las personas con las que més direc. tamente experimentamos las ideas de este libro, Por iiltimo, me parece apropiado dedicar este trabajo sobre discernimiento a mis cuatro amigos y compafieros de peregrinaje de los iiltimos 35 afios: Herb Ryan, Ernie Sweeny, Tom McManus y Tom Wheeler. Nuestra perse~ ul fifa de Jestis, es, por encima de todo, year age deca mor discern] queagut able tue’ Para mi cs una palpable cclebraciOn del esptitu de nd Base y Pedro Arrupe, el cual no es més que el casita viviente de nuesvo padre en el Senor, San Ignacio. Hee gustaria que ellos (y todos mis amigos). encontraran sus eros personales reflejados en estas paginas. 1 de Enero _ Fiesta Titular de la Compaiiia de Jess Introduccién: El punto de en- cuentro de la oracién y la accién Més que en ningtin otro momento de la historia de la Iglesia, los hombres y mujeres de hoy vivimosen una época de discernimiento. Esta palabra se ha hecho muy comin en los circulos espirituales. Personas y comunidades religiosas se sienten lamadas a discernir la voluntad de Dios sobre ellas en las circunstancias concretas de sus vidas. Grupos carisméticos disciernen las fuentes y el significado de las palabras proféticas pronunciadas en sus reuniones de ora- cién. Los j6venes disciernen su vocacién, y los mayores disciernen el sentido de los retos y oportunidades que surgen en el vivir diario de sus vocaciones ya elegidas. Los directores espirituales son ahora codiscernidores, no como antes, cuando los tiempos eran mas sencillos, en que 1o ‘énico que tenfan que hacer era declarar la voluntad de Dios allos dirigidos, sino que estén llamados a ser intérpretes que guian a otros hacia un entendimiento maduro de la llamada del Espiritu hablando desde el interior de los dirigidos. Cuando hablamos de discernimiento en estos contextos 4 diferentes tenemos una cierta idea de lo que més 0 menos queremos. Sabemos que el nuevo énfasis en la subsidarie~ dad y colegialidad de la Iglesia postconciliar llama a cada uno de los cristianos a ejercer una funcién responsable y rofética en el vivir y proclamar la fe. Y nos damos cuenta de que esto implica un planteamiento més participativo y ‘menos autoritario a la hora de descubrir cuél sea la voluntad de Dios. Cada uno de nosotros debe estar en contacto con ¢1Espiritu de Dios obrando en nuestro interior. No podemos simplemente seguir al lider y esperar que la voluntad de Dios nos venga claramente expresada desde lo alto. Por Supuesto, que la autoridad sigue teniendo su lugar apropia— doen el esquema divino; pero la autoridad ya no puede (en realidad nunca lo pudo) poner todos los puntos sobre las fes, nitan siquiera deletrear todas las palabras en lo concernien-, te al plan de Dios sobre nuestras vidas, Puede, y debe, damos las pautas generales para seguir a Cristo. Dentro de este marco de referencia, sin embargo, cada uno de nosotros. tiene una vocacién personal y tinica que debe vivir. No hay dos personas que reciban exactamente la misma llamada del Sefior; no hay dos personas que vivan exactamente la misma vida, Esto resulta bastante claro para quien se ha parado a Considerarlo. Es una hermosa exigencia y uno de los aspec- tos mas atractivos y prometedores de la vida cristiana en este final de siglo XX. Pero plantea un problema. En cierto sentido, era més facil vivir en épocas anteriores, en que la Voluntad de Dios era (0 parecia ser) manifestada de manera lara y precisa en los mandatos de los superiores eclesidsti_ cos. Hemos podido quejamos de las imposiciones del Antiguo Derecho Canénico y del estilo autocrdtico de los obispos y parrocos, pero por lo menos sabfamos exactamen— te cudnta carne comida en viernes constitufa un pecado mortal y cSmo tenfamos que confesarnos si habiamos falta 15 jingo. Tenfamos la seguridad del nifio pero es ae avian de una adolescencia religiosa perpe- ease: estamos llamados a una obediencia a Dios ices y responsable. Y el precio de esta madurez -la ‘oscuridad, la responsabilidad personal de nuestras: decisio— Janecesidad de conocer a Dios y descubrir sus caminos = m{- es muchas veces alarmante. Tal vez nos damos cuenta de que las palabras de San Pablo tras describir a cristiano "espiritual” comoel capazde "juzgarlo os gue aa) pueda juzgarle nadie", van dirigidas a nosotros: 7 ¥9 no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnal s como a nifios en Cristo. Os di a beber leche y no — s6lido, pues todavia xe lefosaae soportar. Ni atin is " ‘or 3, 1-2). Seeyecissnc pictarsdos para ee elalimento s6lido de las etionss maduras en Cristo? Muchos son todavia nifios a el Sefior; y otros incluso: retroceden al seno materno cuant . ven al mundo como algo demasiado amenazador. Pero x estoy convencido de que también hay muchos, algunos los cuales he tenido el gozo de dirigir, que estén dispuestos y deseosos de madurar en Cristo Jestis. Su een el de los primeros discipulos, es que necesitan de Al euien que les guie. Necesitan aprender a discernir, a tomar re ea ponsabilidad sobre sus propias vidas y a leer el rostro efor ch de et Dias buen, toy hy must escrito acerca del arte de disceimiento, y mucho de excelente calidad. El nico problema que yo veo es we hasta ahora la mayoria de esos tratados son muy especiali- écnicos. ioe ie que puedan resultar demasiado profundos para el "laico medio", quiero decir para los que no cuentan con uni : studios formales de teologia o espiritualidad. Por eso, e Teto y la finalidad de este libro es traducir al lenguaje 16 cristiano comprometido (bien sea sacerdote, religioso 0 laico) el significado y los principios basicos del arte del discernimiento cristiano. Es el mismo reto con el que me he encontrado estos tiltimos afios al ensefiar la asignatura sobre discernimiento en el programa de teologia pastoral de la Escuela Teolégica Loyola. La estructura de este libro es basicamente la misma estructura de ese curso. He incorporado un "ejercicio pric tico" al final de cada capitulo. Los estudiantes han. encontra— do que estas preguntas, que van encaminadas a aplicar el contenido de las explicaciones y de los principios funda— mentales de discernimiento a las experiencias de su propia vida, son una de las cosas mas provechosas del curso, Durante la semana, en ratos fuera de clase, tratan de formular sus propias soluciones a las preguntas propuestas, Después, en la primera hora de la clase siguiente se retinen en pequefios grupos de siete u ocho personas para compartir sus soluciones y discutir algunos puntos poco claros. A continuacién recojo sus respuestas escritas para leerlas y comentarlas con detalle a la semana siguiente. Yo también doy mi propia "solucién" a los problemas propuestos antes de comenzar la explicacién que sigue a la discusién de los equefios grupos. Para los que lean este libro en grupo seria posible ~y provechoso- seguir poco mas o menosel mismo plan. Pero incluso el que lo lea a solas, puede encontrar, asi Jo espero, una buena ayuda a las preguntas practicas al final de los capitulos (a tas que he afiadido mis propias respuestas enel Epflogo) como una prueba de compensacién y aplica cidn préctica de lo que ha leido. El discernimiento, como la oraci6n, es un arte: es decir se aprende practicandolo y no simplemente leyendo sobre ello, Puestos a "ensefiar" disceimiento en un libro como éste, pienso que hay que empezar contestando a dos cues— tiones fundamentales: el "qué" y el "cémo". ;Qué es discer— 7 i icon jiscierne eficazmente? En mi expe— simiea oclaveesel"qué™ Es deci siuno ine tea Tiara del significado (y los requisitos) del discernimiento, entonces los mecanismos del discemimiento no serin muy dificiles de aprender. Por esa raz6n, la parte 1* del libro *Preparando el terreno") es un intento de proporcionar un ‘conocimiento claro de lo que realmente es el discernimien— to. Como en toda cuestién de fe, encontramos sus rafces en Ia Sagrada Esritua, De aiquelos captuos 1 y 2exploren elygar que el discerimiento ocupa en el Antiguo y Nucv Testamento, no con idea de dar una exégesis completa y técnica (lo cual se puede encontrar en el tata del Pade Guillet) sino mAs bien con el objeto de colocarnos en perspectiva y significado biblico del discemimiento. En los prmeos eserios del Antiguo Testamento nunca aparece la palabra, incluso la idea de discemimiento carece de importancia, dado el concepto que tenian de Dio y.de la naturaleza humana. Pero en tiempos de Juan y Pablo el discernimiento llega a ser un tema central del menssie apostélico. Es més, el conjunto de los Evangelios pu ne verse como un doble discernimiento por Jest y acerca de Jest. Si supiéramos captar la evolucién de la experiencia yelentendimiento que hizo posible este cambio tendriamos tuna visiGn més clara del lugar que ocupa el discernimiento en la vida cristiana de hoy. El capitulo 3 intenta explicitar esta visién examinando las cualidades y requi 1S de una) auténtica actitud discemidora. {Qué tipo de persona a necesita hoy para que sea competente para discerns le manifestacién de la voluntad de Dios para nosotros? ,Qué nos dice a nosotros eso de tener el mismo coraz6n discer— niente de Jest: 8 Sobre la platforms acerca del “qué” del discemnimiento ‘entramos en la 2* parte ("Sembrando la buena semilla"): al edmo". La fuente clésica que tomamos es la de las reglas 18 Para el discernimiento de espiritus de los Ejercicios Espiri— ‘tales de San Ignacio de Loyola. Adn ahora estas normas escritas hace 450 afios constituyen el eje candnico sobre discernimiento en la Iglesia. Lo que San Agustin hizo explicando el problema del mal, o Santa Teresa y San Juan de la Cruz han hecho explicando la fenomenologia de la oracion, San Ignacio, por la gracia del mismo Dios que se revela, ha hecho explicando el arte del discernimiento, Por tanto los capitulos del 5 al 7 presentardn con detalle, y lo aplicardn a nuestras vidas, el clésico conjunto de reglas para 40s principiantes en la vida espiritual (capitulos 5 y 6) y para losmas avanzados y comprometidos (capitulo 7). Pero antes de entrar en las reglas de los principiantes, los cuales estén “sembrando la buena semilla" en la: 2*parte, el capitulo 4 nos introduce en las bases ignacianas para el discernimiento. Estan tomadas de una famosa secci6n, hacia el final de la 2* semana de los Ejercicios Espirituales, donde San Ignacio explica la relaci6n entre discernimiento y eleccién, y donde ‘NOs presenta tres maneras de hacer una buena elecci6n, de las cuales sdlo una es discernimiento propiamente dicho. La 3* parte se titula "Una cosecha mezclada" y comienza (como acabamos de decir) con las reglas para las almas mas entregadas, En este momento de estabilidad y crecimiento de nuestra relacién con Dios, el espiritu malo tiene que adoptar técticas nuevas y més sutiles en su esfuerzo por impedir nuestro incumplimiento de la voluntad divina, Como ya nos hemos hecho més sensibles al sonido de su diabélica voz, trata de imitar la voz del Seftor y confundimnos tentaéndonos bajo la apariencia de bueno. Ademis, al ir madurando empezamos a damos cuenta de que "el mal es- ifitu” tiene en realidad muchos rostros. Por eso el capitulo 8, baséndose en la parabola de Jest sobre el trigo y lacizafia que crecen juntos hasta la recoleccién (Mt 13, 24~30) trata de detectar y examinar las distintas clases de cizafia (en 19 i icos: el mundo, la came, el demonio) que eet ey mezsadn con el trigo en el campo de questras vidas. En términos de discernimiento y elecci6n a Aine cristiano, la cizaia yeltrigorepresentan ia mezcla de fas diversas inspiraciones y los diversos anegos ~porejem- Joel auténtico amor a Dios entremezclado con el egoismo presente ain en el més generoso y celoso de los apés B cual complica el arte del discemnimiento incluso para Spstcs que estan més avanzados y de verdad comprome- idos en su vida cristiana. oeEsta partbols de Jesiis es la que ha proporcionado el ttlo del libro: La cizaia entre el igo. En thio término, el discernimiento es crucial en la vida apostlicaprecisa~ mente porque vivimos en fey porgue hay -y segin Jess Aeberén seguir exstendo hasta el tiempo de larecolecci6n~ abrojos entremezclados con el buen igo de pera i vemos la dimensién apostélica « Geiate mada col capitulo 2° de mi libro: When oem Runs Dry: aun cuando las aguas de a emai) puas y as, algunas de las flores del ja 2 ai perce ‘que florecen como deberian. Y algunos de los abrojos que el orante més detesta y més desea arrancar, parecen ser resistentes a todos sus esfuerz0s y oraciones. Para el contemplativo en la acein esto le causa una doble tisteza no solo es incapaz de ofrecer al Sefor un jardin interior limpio donde, como dice Sants Teress, I pueda venir a deleitarse sino que su trabajo apostélico -la otr dimensién dela contemplacién- se oscurece y hace menos éficaz por los abrojos que crecen en el campo y que aprisionan al trabajador. El capitulo 8 trata de mostrar la Giza, de poner al descubiero esos abrojos para que arranguemos los que puedan ser arrancados y comprenda- mos el valor divino de aquellos que deben ser dejados has que al Duefio de la cosecha le parezca oportuno quitarlos. 20 Como queda insinuado en el capitulo 8, existe una gran conexién entre el crecimiento de la vida interior y el crecimiento apostélico del contemplativo en la accién. El capitulo 9 intenta explorar esta conexién: descubrir cémo el “flotante”, el que se deja llevar por el Espiritu va adquirien— do la t6nica del amor discerniente, que es la plenitud de la vida apostélica. Creo que aqui es donde la exigencia y el misterio de nuestra aridez en la vida apost6lica encuentra su solucién. Aunque el actual libro se puede leer y entender sin un previo conocimiento de los que escribi sobre la oracién, me doy cuentade que el iltimo (Darkness in the Marketpla- ¢e) trata mucho de discemimiento, no tanto de su teoria como de su prictica, centrandose en el aspecto oscuro y purificador de nuestra vida apostolica, quizas porque ese aspecto estaba fuertemente presente en mi experiencia de aquel momento. El sentido de la noche oscura en la labor apost6lica necesitaba ser clarificado en mi propia vida, tanto personal como de guia de otros. La oscuridad, sin embargo, no es la realidad ultima y definitiva. La noche oscura antecede a la aurora; y el pozo seco nos conduce (de hecho nos empuja) a las escondidas fuentes de agua viva. De ahi que también en nuestra vida de apéstoles, la larga y a veces ardua preparacién sobre la ractica del discernimiento nos lleve a una nueva sensibili— dad que podriamos llamar "el habito de discernir por amo1 © "habito de amor que discierne”. De eso trata el capitulo 9, ¥ pienso que contiene el verdadero sentido de la hermosa expresi6n ignaciana "contemplativo en la accién", A través de todo el libro nos hemos centrado en el discernimiento personal. Hay que reconocer que en este momento muchas de las discusiones y trabajos van encami- nadas al discernimiento comunitario, planteandose c6mo las comunidades (Feligiosas, parroquiales, carisméticas, etc.) pueden discemir la voluntad de Dios sobre ellos como a po. Pero en el Epilogo, explico por qué no he tratado del discernimiento comunitario todavia y como esta exposicién sobre el discernimiento personal puede aplicarse a A comunidades que buscan la voluntad de Dios. Soy de la opinién que una comunidad no encontrara dificil el discer~ imiento corporativo si sus miembros son personas orantes y discernientes, y que tal discernimiento comunitario sera imposible si sus miembros no son personas de oracion y discernimiento. Nuestra breve exposicién sobre discern miento comunitario, por tanto, se concentra en los requisitos especiicos para unasituacién omuntaria,comolo presen ta el ya clasico monograma del Padre John Futrell S.J. Yasea el discemnimiento en cuestidn personal 0 comuni- tario, el tinico objetivo es ese "amor discernidor" que nos conduce a la verdadera libertad espiritual. Por eso, el Epi logo concluye con una breve exposicion de esa libertad de espiritu que es quizés el mayor regalo del Sefior a aquellos {que han avanzado en esta costumbre de discernir por amor. Esuna paradoja que tinicamente los amantes pueden enten— der: S6lo somos verdaderamente libres cuando hemos en- tregado totalmente nuestra voluntad a Aquel a quien ama~ mos. Y esta entrega se hace posible tinicamente cuando nos sabemos totalmente aceptados tal y como somos. Parece que hemos dado la vuelta completa. Empezamos diciendo que nuestra llamada a una libertad madura y responsable en nuestra vida cristiana es la que hace que el discernimiento sea hoy tan importante. Y terminamos con la afirmacién de que tinicamente el amor discernidor es lo que nos hace realmente libres. En nuestro final parece que esta ‘nuestro principio. Asf es que echemos a andar. Parte I Preparando el terreno Capitulo 1 Comienzos biblicos: los profetas buenos y los malos El problema del discenimiento y su importancia No hace mucho que di unas Jornadas sobre "Oracién y Discernimiento” a un grupo grande de religiosas de Ingla- terra, Irlanda y Escocia. El tema lo habian elegido elas y la Teacci6n de todas.al final de nuestros dfas de trabajo fue muy entusiasta. Para mf fue una confirmaci6n de algo de lo que Ya estaba convencido: que el arte del discernimiento es Crucial en la vida cristina de hoy, y a la vez no muy Conocido ni siquiera por personas de oracién y compromiso Cristiano, Crecimiento en la oracién y arte del discernimiento son los dos temas que con més frecuencia me piden que hable ‘en Filipinas y en mis viajes a otras naciones. Mientras que el primer tema hay mucho escrito hoy, el segundo perma-

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