Que la palabra que habis recibido resuene en el fondo de vuestro
corazn y permanezca en vosotros. Procurad que la semilla no caiga al borde del camino, no sea que el espritu maligno venga y aleje la palabra de vuestra memoria. Tened cuidado que la tierra rocosa no deje brotar la semilla y no produzca buenas obras, ya que quedara desprovista de races de perseverancia. Muchos, en efecto, se alegran al escuchar la palabra y se disponen a las buenas obras. Pero, apenas se presentan las pruebas, renuncian a lo que haban comenzado. As, el suelo rocoso, por falta de agua, no deja germinar la semilla y no llega a dar el fruto de la perseverancia.
Pero la buena tierra da el fruto de la paciencia: entendamos que
nuestras buenas obras pueden tener valor si soportamos con paciencia la indiferencia de nuestro prjimo. Porque, cuanto ms progresamos hacia la perfeccin, ms pruebas tendremos que soportar. Cuando el alma ha abandonado el amor del mundo presente, la hostilidad de este mundo aumenta. Por esto vemos a muchos cargados con pesados fardos (cf Mt 11,28) aunque su obras sean buenas... Pero, segn la palabra del Seor: darn fruto por su constancia, soportando con humildad las pruebas, aunque, despus de haber sufrido con constancia, sern invitados a la paz del cielo.