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San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia

Sermn 58 sobre el Cntico de los cnticos

Dar fruto en abundancia

Debo advertir a cada uno de vosotros a propsito de su via: en


efecto quin ha jams suprimido en l mismo todo lo que es
superfluo hasta el punto de poder pensar que no tiene nada ms a
cortar? Creedme, todo lo que se corta, vuelve a crecer, los vicios que
creamos superados vuelven a aparecer y nos encontramos con que
las tendencias adormecidas se desvelan. No es, pues, suficiente
cortar la propia via una sola vez, al contrario, es necesario volver a
menudo sobre ella, y si es posible, sin parar. Porque, si sois sinceros,
es sin parar que encontramos en nosotros mismos alguna cosa que
cortar... La virtud no puede crecer entre los vicios; para que sta
pueda desarrollarse, es preciso impedir a stos de crecer
anchamente. Suprime, pues, lo superfluo, entonces aquello que te es
necesario podr abrirse paso.

Para nosotros, hermanos, la poca es siempre la de cortar, sta es


necesaria siempre. Estoy seguro de ello, pues hemos salido ya del
invierno, de este temor sin amor que nos introduce a todos en la
sabidura pero que no deja que nadie pueda desarrollarse en la
perfeccin. Cuando el amor llega, echa fuera todo temor al igual que
el verano echa fuera el invierno... Que cesen ya las lluvias de
invierno, es decir las lgrimas de angustia suscitadas por el recuerdo
de vuestros pecados y el temor del juicio... Si el invierno ha
pasado, si la lluvia ha cesado (Ct 2,11)..., la dulzura primaveral
de la gracia espiritual nos indica que es llegado ya el momento de
podar nuestra via.. Qu es lo que nos queda por hacer si no
comprometernos enteramente en este trabajo?

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