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traduccion de TATIANA SULE DEJARAS ATU PADRE YA TU MADRE por PHILIPPE JULIEN 7] siglo veintiuno editores grupo editorial veintiuno Sigjowi edtows, sa docx smjomsiedions,s.& oh partir biblioteca nueva, sob oa nssr0., 2010 ies roo iia ae esas pea primera edicién en expaiiol, 2002 primera reimpresidn, 2011 © siglo xxi editores, sa. de ex. isbn 978-968-23-2408.6 primera edicién en francés, 2000 © aubier, paris ‘itulo original: tu quittera tn pare esa mire derechos reservados conforme a la ley impreso en impresora publisnex, sa. al, san lorenzo 279-92 col. estrella iztapalapa A los y las que, por medio ee ste vor, dejaron que la verdad habla y me transmatieron une saber sobre ella Este libro nace de la pregunta siguiente: ¢qué debe transmitir wna generacion a la siguiente que le per- mita dejarla? Dicho de otro modo: un hombre ya una mujer fundar una nueva familia? Las respuicstas a estas preguntas no son simples, mucha frecuencia, en efecto, dependen de ta i en que se considere la situaci6n actual de la Para unos es mas sotida que nunca. Con el na miento del anonimato urbane yen auseneia de cual quier comunidad profesional estable, hoy la familia s ha vueko el tinieo punto de referencia y el tinico lugar donde encontrarse, reposar y ser comprendido. Asi, se hablara facilmente de una solidaridad intergencracio- nal cada vez mis fuerte: cuidado de los mas pequeiios por parte de los abuelos mientras la madre trabaja, ayuda financiera sostenida, residencia compartida, apadrinamiento profesional de la generacién siguien- tery; de los pa Jos, vacaciones en comin, sentimiento durable de deuda y gratitud hacia la generacién anterior. Para otros, por el contrario, slo se trata de reac ciones sintomaticas a una crisis profirnda de lat fami« ia moderna. Parejas desuniclas, Familias eon un so- lo padre 0 re de los padres en la eclucacién de sus hijos, decaden- cia de la imagen sacial del padre, celibato prolonga- do de as muj signos de Ia imposibilidad fundamental de las nue vas generaciones para, a su vez, poder fundar verda- deramente una famili ué permite a ompuestas, competencia creciente es por motives profesionales, son 0 rroicee Ante esta divergencia en la interpretacion, nos preguntamos: :de donde viene entonces la transmi- sion de esa ley que impone dejar al padre y a la ma- dre? La antropologia responde que la ley de prohi- bicién del incest no puede constituirse en funda mento de la familia sino a través det discurso ptibli- co de la sociedad. La sociedad, y sélo ella, es la que permite a cada une y cada uma, dejar sus origenes se~ gin la ley del intercambio. Ahora bien, la psicalogi objeta esa posicién: la verdadera transmision a la ge- neracién siguiente mo puede venir mas que de la au- toridad de fos padres, Es de orden privado, porque lo parentall es lo que day presenta el modelo de fa- ia que debe darse. 2Mis alli de estas resputestas contral puede contemplar una tercera posicién? 2No existe una via no coyuntural, que provenga de una estruc- ura fundamental del desco humano como tal? no se EL ENCANTO DE LO PRIVADQ. No se pude hablar de la familia sin tomar en cuenta las profundas diferencias entre las conce En las sociedades tradicionales, hay oposicion en- tre el hogar, oikia, y la ciudad, polis. La esfera fami- liar tiene come funcidn la reproduceion de la vida, su subsistencia y su perpetuacion; en consecuencia, esta sometida a las necesidades de la vida. La esf de la ciudad, por su parte, tiene ia, porque es del orden de la ley que funda los intercambios en y por medio de la palabra. Existe el riesgo de perder la vida en caso de que la palabra fracase, riesgo de en efecto, solo la palabra puede instaurar el y evitar el conflicto © la guerra, con la de que, precisamente, se asuma el riesgo de perder la vida, En su libro Condition de homme moderne,! Hannah Arendt define muy bien estas dos esferas, privada y publica. La primera circunscribe lo que le idion, a cada ciudadano, lo que le pertenece: “mujer, hijos, bienes econdmicos cel oikia", A la inversa, la se~ gunda define lo que es comin, koinon, Io que se comparte, lo que se intereambia por medio de la pa- labra, lo que pertencce a todos y a cada uno, "Hannah Arendt, Condition dé Thomine maderne, 1983, p. 61 ty) 12 PLescastor to Penn Asi, Io comin se vive en lo que justamente se Ha- ma una comunidad: la ciudad, la wibu, el pueblo, la *comuna” de antaho ~asamblea fraternal fundada en la historicidad de una tradicién cultural par lar, Alli, y s6lo alli, se celebraban festivamente le tres acontecimientos esenciales de la existencia que son el nacimiento de un niito, el matrimonio de una pareja, la muerte de un pariente. Por medio de ta fiesta pibliea, se “elevaha” y se “destacaba la que es propio de cacla uno, por y en lo “comin”, Hoy ya no tenemos esta experiencia, Con el mun- do moderno, hemos pasado de la comunidad ( Ge- meinschafl) a la sociedad (Gesellschaft). La esfera pti blica ha cambiado. La lengua alemana lo expresa inejor que la francesa 6 la espafola, por medio de la distincion entre dos palabras =Pudlikeem y Offenttic la primera designa claramente lo pablico en tanto que se encama en tal o cual grupo dado, la otra de- signa la apertura hacia “cualquier” anénimo. La sociedad moderna es el nacimiento de lo so- cial, dado que difiere de lo politico propiamente di- cho, Lo social moderno se ha dado gracias a tres factores: la democracia, el laicismo y la ciencia, con sus consecuencias tecnoldgicas. Asi, la sociedad moderna ha sustituido a la antigua comunidact anonimato urbano, movilidad profesional, desa- rraigo cultural, universalisino de la produccién cientifica y cnica, nacimiento de los medios de co- municacion de masas, oposicin entre la estrecha sectorizacién de la competencia administrativa y el Hamado @ una reflexion global sobre el aconteci- miento dado. Ahora bien, lo social moderno, al invadir to fami- iar privado y la ciudad publica, ha modificade pro- manera? fundamente sus relaciones. 2De qu 1 eNeRN TO Le PREVA. 13 FL. AZAR DEL ENCUENTRO- ionales, denominas En las sociedades tradi pe tiarcales, los padres comparten el poder en la co- munidad civiea, mientras que la ejercen de manera bsoluta en sus propias familias. La jerarquia reina entre el padre y su mujer, entre el padre y sus hijos, Jo que no deja de tener consecuencias en el matri- monio de aquellos al volverse adultos. En efecto, el matrimonio es un acuerdo entre dos padres, uno que entrega a su hija y otro que la recibe para su hi- jo. Esta dispensatio, la promesa reciproca de dos pa- res que deciden el futuro de su hijo 0 de su hija ¥. de hecho, lo que esta en juego es algo de peso: el futuro del patrimonio. Lo que el padre ha recibi- clo de su propio padre debe, a su vez, transmitirseto su hijo. De manera que el padre es el que escoge a la conyuge de éste, en funcin del juramento de file: tidad a tos valores det linaje por perpewar. En to al amor entre los esposos, &ste puede legar antes © después, mas’ menos tarde, pero como atiadidue ra. Lo que importa es el consentimiento reeiproco de los esposos en virtud de su filiacién, Dicho de tre modo, la ley de prohibicién del incesto que la ciudad decreta se realiza efectivamente por medio de la autoridad del pater famifias al cual la ciudad le reconece ese poder, La modemidad, que ha asistido a de esta imagen social de padre, al mismo tiempo ha permitide la modificacién de las razones de la elee- ci@n conyugal. Los antrop6logos tienen la costum- bre de distinguir las alianzas endogamicas, entre dos miembros de ana misma tribu, de las exogamicas, entre dos miembros de tribus diferentes, En esta dis- tincién hay una analogéa con la diferencia introdu- Gida por el paso de la comunidad a ta sociedad, En decadencia 4 1 PyeNTo ME Len NAB Jo sucesivo, debido ala movilidad de las personas, a la oportunidad que ofrece multiples encuentros y a la condicién preconyugal mixta desde ta escolaridad, un hombre y una mujer pueden consentir el matri- monio jindependientemente de su padre o de su ma- dre! Se trata, en primer lugar; de su eleccién que, si €s posible, el padre admitira enseguida; pero ese con- sentimiento ya no és absolutamente necesario. En esto encontramos una ruptura importante. Antaito, las familias velaban por la similitud de idlen- tidad de los espasos: educacion, pertenencia religio- sa, proximidad geogrifica, tradiciones culturales, Ahora, la sexualidad revela peidicamente que hay algo que va mas alli de las identificaciones sociales, una transgresion de las fronteras culturales, una “fami- liar” extrafeza de la relacién, un mestizaje étnico, una subvers sje, en poeas palabras, una altericad mas manifiesta que munca. Pero a esta consecuencia se atiade otra. La mo- dernidad se define por una nueva separaciin entre lo privado y Io pablico, al volverse lo privado el lugar de la conyugalidad y lo piblico el de la parentali dad. Fsta disyuncién se ensancha cada ver mas y plantea problemas que la comunidad tradicional ig- noraba, Pero como nacié? © PRIVADO QUE ES LO CONVUGAL En primer lugar hay una subversion de la antigua definicién de la vida privada. Esta ya no es solamen- te el lugar provisional del nacimiento y del desarro- lo de la vida como enndiciéin del paso definitivo al es pacio piblico de la ciudad, alli donde la humanicael en yerdad se realiza. La vida privada cambia de sen- HLESCANTO DELO raat 15 tido: pierde el sentido negativo de lo que es privado del onten piblico y, por el contrario, adquiere el sen- tido positivo de lo gue en el espacio piiblico debe ser privade. 2De qué entonces? De un arte de vivir a dos en la intimidad: entre un hombre y una mujer, entre Una mujer y un hombre, nace poco a poco un espa: cio reservado, apartado de las miradas piiblicas, Se levantan cortinas, puertas y muros para cerrar el lu gar del nacimiento y del renacimiento incesante de dos deseos, del uno por el otro y del otro por el uno. Francois Mauriac escribia en su novela Génitrix Nada es menos accesible a las miradas ni mds propicio all misterio que es0s dominios cercados por muros y aan e¥: trechamente encertados por frboles, que parece que los seres que alli viven x Hos © con el cielo? Pero, entonces, zquién los mira, mas alli de su pre- sencia? Mauriac responce en Les maisons fugitives No son las piedras que guardan la huella de las manos, el reflejo de los rostros, la forma, la somb recidos, sino esas prolongacioncs de ellos mismos, papel plz, cortinas, tapiceria, revestimientos de maderas. obje- os y colores testigas dle sas gustos, de sus preferencias, y que los han visto pasar de un cu tarse, f ade seres desapa- 10 al otro, sentar Tal es el pudor -no vergitenza sino velo- que pe ite mostrarse y decirse, en la medida en que lo que se muestra y se dice quede oculto de aquellos y aquellas que no son “ni ti ni yo", Esa privacidad, esa propiedad privada de la presencia de en si, nace 2 Francois Naurlac, Génins, Grae, 1925, p. 146, 2 Francois Mauriac, Ls Moons fugitives, Grasse, 1989, ps 2

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