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Antonio Gramsci Sobre el fascismo Prologo y seleccion de Enzo Santarelli —@ Ediciones Era wera edivibu ISBN: 6 A1LO189, Derechos reservadoe, en lengua espafiola © 1079, Ediciones Era, S.A. Avene 102, México 18,'D. F. Impreso y Hecho en México Printed and Made in Mexico fNDICE Introduceién, por Enzo Santarelli, 11 Advertencia, 31 SOBRE EL FASCISMO 1916 Lucha de clases y guerra, 35 1917 EL reformismo burgués, 36 1918 Cavour y Mariuetti, 38 EI sindicalismo integral, 39 El régimen de los pachés, 42 1919 Covre, 44 Espafia, 45 Talia, Tas alianzas y las colonias, 48 La unidad nacional, 49 1920 El poder en Italia, 52 Los rompedores de asambleas, 55 La fase actual de la lucha, 56 Giolitti al poder, 58 Previsiones, 60 ZQué es la reaccién?, 68 Ea fuerza del Estado, 65 1921 El pueblo de los monos, 67 Los enterradores de la but Italia y Espafia, 73 Fuerzas elementales, 75, Liberalamo y Beats, esta italiana, 70 16 8 Bonomi, 81 El verdugo y la vietima, 82 1922 1923 1924 1925 1926 Insurreccién popular, 84 Golpe de Estado, 86 Los dos fascismos, 89 Entre realidad y arbitrariedad, 91 Legalidad, 93 La lucha agraria en Italia, 95 Los partidos y les masas, 97 EI sostén del Fstado, 100 Un afto, 102 Le mano del extranjero, 105 La experiencia de los metalirgicos a favor de la accién general, 107 Los orfgenes del gabinete Mussolini, 109 Nuestra orientacién sindieal, 112 2Qué hacer?, 116 Parlamentarismo y fascismo en Italia, 119 El fracaso del sindicalismo fascista, 122 Ttalia y Yugoslavia, 125 El problema de Milin, 127 El partido popular, 129 Gioda 0 el romanticismo, 131 “Jefe”, 133 Las eleeciones, 137 Fasciamo y fuerzas burguesas tradicfonales, 139 El Vaticano, 140 Bonomi y sns amigos, 143 El mediodia y el fascismo, 145 Las elecciones cn Italia, 148 Ia erisis de la pequefia burguesia, 151 El destino de Matteotti, 153 La crisis italiana, 157 Demoeracia y faseismo, 167 La cafda del fascismo, 172 Después del discurso dol 3 de enero, 174 La ley sobre las asociaciones seeretas 183 La nueva situaciéa, 192 El fascismo y su politica, 199 La cuestién carda y el iescismo, 203 Un examen de la situacién italiana, 205 DE Los Cuadernos de la carcel Subversivo, 215 La cuestion del arditismo, 217 Giolitti y Croce, 219 La fabula del castor, 220 Concordatos y tratados internac Ugo Ojetti y los jesuitas, 229 Curzio Malaparte, 231 Giovanni Cena, 233 G. A. Fanelli, 235 Avtarquia financiera de la industria, 237 sposicién demografica europea, 241 Popnlaridad politien de D’Annunzio, 246 El cesarismo, 248 La cnestién italiana, 252 EI miedo al kerenskisino, 254 Paradigmas de historia ético-politics, 255 Sobre la estructura econdmica nacional, 256 Peculiaridades italianas, 260 Apoliticismo, 261, Origen popular del “superhombre”, 268 Las ideas de Agnelli, 265 Sindicato y corporacién, 268 Gentile y Ia filosofia de la politica, 271 ‘Taylor y el americanismo, 271 Acciones y titulos del Estado, 272 Apéndice 1 Dedaraciones al Tribunal especial, 277 Discusiones en a careel de Turi, 277 Apéndice IT Discutamos si gnstais, 281, Cronologia de Antonio Gramsci, 286 INTRODUCCION POR ENZO SANTARELLL Es sabido que el conocimiento exitico de Gramsci, y en particular del “Grams- i politico”, ha venido precisindose con el tiempo, a través de una corres: pondeneia més veridica entre la biografia y el contexto historieo real, a re sultas de un profundo debate politico-cultural. Con método gramsciano —sin quitar nada a Ia incidencia del elemento politico-— seria cosa de ver hasta qué punto, en lineas generales, lo ocurrido en este caso no sea también atri- buible a un fenémeno que parece repetirse cada ver que se verifica una rup- ture de cultura y generacidn, y se hace necesaria ima “recuperacién” labo: riosa y lente, tanto en a ersend ideoligico como en el terreno téenico 0 filolégico. De cualquier forma, sélo luego te !e publicacion de los escritos del semanario Ordine Nuovo (1954) —después de la revelacién. posbélica de las Cartas de la céreel y los seis volimenes de los Cuadernos corvenz’ # aflorar un primer e incictto elemento de reconstruccién cronoldgica ¥ textual de toda In obra gramsciana. Sin embargo, para tener un Gramsci no solamente antagonista del régimen y profeta de su caida ante el tribunal especial, sino también intérprete del fascismo, era preciso aguar- dar ain durante largo tiempo. Era preciso reconstruir —-y la tarea ain no ha concluido— nota por nota, frase por frase, ln serie de los escrites, de todos los escrites y lis intervenciones en el dehate cotidiano inchiso dentro de su partido, y la biografia intima e ideal, y era preciso hacerlo, fuera de todo mito, con’ la necesaria participaciéu. pero también con el justo, enten- dimiento y con eseripulo cientifico EL progreso mayor —annque siempre relativo— ex este sentido, ha ven do delinedndose en el curso de los aos sesenta, y sus iltimas ctapas pueden indicarse sumariamente en ta publicacién de los osoritos del diario Ordine Nuovo, presentados bajo el titulo Socialismo y fascisme (1966). y luego en el volumen conclusive de las obras: La construceisin del partido comunista (1971). Con la década mencionada se abre, por otra pate, un nuevo perio- do de estudios, que al fin ha empezado a enfrentar ex profeso la cuestién del fascismo. La década indieada se abre con la obra de Togliatti sobre la Formacién del grupo dirigente del partido comunistu: (1960), que publica importantes documentos inéditos y problematiza Ja histoviografia del par guen_la edicién revicada segtin los autégrafos y aunientada con las Cartas (1965), las integraciones y los descubrimientos de Sergio Caprioglio, dados en Fseritos 1915-1927 (1969), qne en conjunio representan también una aportacidn, ulterior de precisiones nada secundarias para nuestro estu- dio, Asi puce, éste puede ser considerado —-a grandes rasgos— el euadro n dentro del cual es posible emprender hoy en forma més amplia y dara, aun- que siempre condicionada por las circunstancies ya mencionadas y por [0 tanto en cicrtos aspectos dialogal, un reconocimiento de los textos no sélo del pensador y critico que actué predominantemente en prisién, sino del nilitante y dirigente antifascista que se distinguié de todos los demas por su personal concepeién del fascismo, Los estudios y apuntes de Ta edrcel, por un lado, los avticulos ¢ interven: ciones de las que ha quedado constancia, por el otto, se nos presentan hoy, bisicamente por primera vez, ordenados en una serie aproximadamente con. nua y completa, por mas que el orden de los Cuadernos no haya sido restablecido. La fusién entre ambos periodos (por ejemplo, en orden a la prohirmitien Zaucigmo:Rsorgimenta) mo cota quid totukmente. resaces sin embargo el “Gramsci politico” © intérprete del fascismo ha venido ad- iendo dimensiones mis especificas y veraces: a procisar mejor su figu- ta ban eontribuide, poco a poco y también en el iltimo periodo, el volumen a cargo de Giausiro Ferrata y Niccold Gallo, Nel tempo'della lotta (1904), y, la reciente antologia de los Scritti politici, ordenada por Paolo Spriand (1973). Pero asi s¢ han sefialado tinicamente algunas de las mas impor tantes clapay de una adquisicién que deberia. ser procisada mis minuciosa- mente, ¥ que parece ain en curso, tanto por lo que respecta a otras contri Buciones de inéditos o eseritos todavia desconocides, como por lo que res- pects a una valoracién més prudente on Ins atribuciones de azticulos no firmados No esté proximo ni es facil el logro de una edicién completa y al mismo tierapo puntual de las obras —-que pueda considerarse definitiva- mente establecida— que seguimos esperando. Entre tanto, la fusién entre el Ordine Nuovo y los Cuadernos sc ha realizado, y se ha aclarado la relaci entre el joven Gramsci y el Gramsci maduro, y en este fatigoso y progre- sivo pero no siempre lineal camino ha sido posible sacar a la luz y abarcar el conjunto de la empresa cultural y polémica, en el sentido mis elevado de estas palabras, del hombre y del combatiente, del pensador con respecto al foscismo. La posicién de Gramsci ante ef fascismo puede consideratse ac- tualmente restituida y docuimentada en toda su extensién y en los diversos aspectos de su trayectoria, lo de casi veinte afios se ha pasado de la conocida conferencia de Togliatti sobre el Ancifascismo de Gramsci (1952), stil para la lucha politica pero encaminada ya en la via de una sustancial precisién’ metodoldgica, hasta cl intento mis orginico y complejo de intexpretacién aparecido hasta ahora, el de Leonardo Paggi, en Antonio Cramei ¢ it moderno principe (1970), afin inconcluso. Abora bien, gracias a esto labor cada vez més amplia y en cierta forma 2 Es necesaig sles Ja asdcién « Gramsci de nn artculo no firmdo (Fi partido del proletriado) spareldo eh Io. de noviomve de 1924 ta Online Maeve. BM eal ‘ta oe texto repie terelmente wn Pose cet conitale Yn (HM purtda') de ts Prin ‘ipton det leninismo de Stalin, pera he éa ‘pelo en ok yolanenweamsctene La fsirisione del party romaiste. 1023-1025 Tati IT pp. EID 12 colectiva, la atencién se ha ceutrado, reiteradamente y en varias partes en el anélisis e interpretacién que Gramsci, en etapas.sticesivas, dio. del fas- cismo. Anélisis que madura “en el tiempo de la lucha”, en un sentido mas especifico entre 1921 y 1925, y que luego reaparece en gran parte en las Tesis del Congreso de Lyon (enero de 1929), redactadas por Togliatti pero con la colaboracién y hajo la inspiracién de Gramsci; anilisis que se desa- rrolla en formas casi siempre indirectas (de reflexién tedtiea y con notes as”) en ol petiodo de Ia cércel, en cierto sentido complicado y ido, en algunos aspectos acrecentado de cara al régimen y luego parcialmente rectificado en el euaderno Americanismo y fordismo. EI pro- ces de recuperacién de los textos ha resultado pues concomitante con la recanstmecién ignalmente progresiva de la biografia gramsciana, mientras que cl desarrollo de los estudios de historia del Partido Comunista Italiano se ha venido entzelazando, en estos iiltimos tiempos, con In investigarion historiografica sobre ol fascismo, con la discusiOn de sus interpretaciones. En medio de este trabajo sc sitia la iiltima adquisicién, en nn terreno paralelo al nuestro, de las Leceiones sobre el fascismo, elaboradas por Togliatti en Mosca en 1935, fruto de una experiencia humana y politica difercute, que x cierta forma representan un regreso a las tesis y al espirita de Gramsci. Por ello es posible hoy ir mucho mis alla de lo que se ha repetido —con razén— después del 25 do abril:* que los fascistas con le persecucién y Ia céred pretendian aniquiler en el dirigente politico y moral del partido co- munista una instancia de vida y de pensamiento que la misma victima supo por el contrario organizar y multiplicar en una forma y nna perspectiva “antifascista” totalmente inusitada, que superaba en tucho los limites cow: tingontes de ln oposicién y de los andlisis precedentes, para tender, en cuatro mucho mis amplio, a una hegemonia mucho mas sélida © indestrue- tible que fundar y extender sobre toda la sociedad italiana. No obstante os progresos realizadas en Ja reconstruccién del cuadro his- térieo y-tedricd total, no puede decirse que Ia tarea realizada hasta ahora —y que hemos tratado de indicar— haya perdido algo de su actualidsd, en el sentido de que los problemas objetivos ¢ interpretativos siguen muy vivos y abiertos en uuestra época. Seguramente la situacién actual puede elinearse de esta manera: la tarea realizada se ha aprovechado de un reco- nocimiento fundamental de los materiales gramecianos mis espectficamente dedicados al fascismo: pero simultineamente la problemética gramsciana ha venido adquiriendo también una mayor profundidad. Ahora bien, casi toda, por no decir toda, la obra de Gramsci —Ia politica y la “literaria”— ataca al fascismo en sus diversas etapas y aspectos, desde sus raices y origenes hasta sus manifestaciones més maduras, situadas entre la crisis econémica * ED 25 de abril de 1945, el Comité de Liberacién: Nacional, onganiracién de foente aque dirigia la resistencia ialiana, lena wna instrreccién naclonal nates Tos nazis ¥ {hscistas en todo el norte de Talia. (1 B y la vispera de la guerra. Si se reles y se reflexiona sobre el conjunto de Ja obra gramsciana mas ecpecificamente dedicada al fascismo, se revela cla: Tamente un curso ideal, que amplis el interés hist6rico, pasando del primer compromiso politico, antagénico, que sin embargo provenia ya de una inter- pretacién del mundo contemporaneo propia del joven Gramsci, a una: revisién e interpretacién nuova de toda la historia de la sociedad, de Ix economia ¥-de la cultura de los italionos, més alla de una petiodizacién Limitada. De ahi una primera dificultad para seguir en una forma coberente, pero tam- bin fiel, una serie tan amplia de documentos y de bechos, como son los que resultan'de toda Ix obra y la lucha del comunista sardo. Y, sin embargo, precisamente por estas razones, nos parece justo y necesario en la fase actual del debate interpretative y de la lucha politica, aunque. corramos cl riesgo de alguna inevitable simplificacién, recoger y exponer en forma popular aque- lla parte de la obra gramsciana que mas propiamente fue dedicada por el autor a una “lectura” —global y activa— del fascisino. En cierto sentido —dentro de estos limites—, se trata de Tlevar a cabo uma Tabor de acercamiento elemental a cierto namero de textos, tomando en cuenta Tas advertencias que se han dado hasta ahora. Pero es necesario decir, preliminarmente, que Gramsci no se planted nunea ex profes una investigacién temética del fascismo que estuviese, por asi decirlo, desligads de las finalidades mas generales —tedricas y practicas— que sucesivamen- te se propuso. De abi las diferencias cualitativas no pequeiias en lor diver- sos materiales confiados a nuestra comprensién. Ademés, el estudio .critico de estos materiales ba presentado y presenta niveles desiguales, precisamen- te con respecta al tema y al titulo del fascismo, segtin nos movamios: 4] en al terreno de los escritos anteriores a 1919-20, que podriamos llamar “pre- fascistas"; 6] en del fendmeno fascista convertido en “Estado”; e] en el terreno de la in- tegracin tedrica en la época de la creel. La literatura sobre el tema, es, de hecho, mucho mas detallada y exhaustiva sobre el segundo aspecto, por otra parte central desde cualquier punto de vista, mientras quc la exégesis de partes enteras de los Cuadernos —y en primer Iugar el grupo de notas so- bre Americanismo y fordismo— est dando sus primeros pasos? El anélisis que Gramsci nos ha dejado del fasciemo no es Sruto de-un_ pro- yeeto conducida sistematicamente, sino que macié en Io més vivo de la uch politica 'y de clase, en ol debate socialista y comsnista, y crece y so despliega por grados: desde las articulaciones del -Ordine Nuovo semanal y cotidiano hasta Ias Tesis de Lyon; desde el ensayo sobre la cuestién me- Tidional (Algunos temas de la cuestién meridional, 1926) hasta un ciclo 2 Cf. por ejempla: Massimo Massara, “Geamset ¢ il fascisma", an'el Calendario del popolo; diciembre de 1971, uno de los primeros ensayes dedicades’ especialmente al tena fpenas se complet, con cl tomo xit, fy primera ediciga do las Obras. “ terreno de Ia polémica abierta y de Ia interpretacién, dlstinto de-trabajo y mi jn que de la experiencia del fascismo dese boca en la problematica del Risorgimento y de la revolucién en Italie. To- talmente inmerso en aqnella lucha y aquella polémica, Gramsci fue reco: siend, casi dia por dia; las caracteristicas y cl papel hist aquellas escuadras de combate, dé aquellas escuadras de accidn, que en Ia escena italiana y eiropen de le posguerra constituian para el movimiento obrero un hecho totalmente nuevo. Y en la interpretacién de lo nuevo Grams- ci acudi6, entre los primeros: de ‘Emropa, al método de: Marx. Como combiitiente y como tedrico divia quel fascisio, el verdadero, el que_importaba, el que contabs, nacié realmente en 1920-21, del impacto con Tas formaciones agrarias y con la burguesia capitalista; pero nunca le pasé inadvertida la importancia de la funci6n desempeitada por In peqnefia burguesfay sus cuadros. Los escritos de 1920 en los que Grameci comien- za q examinar mas de cerca el eutrelazamiento nacional entre redccin y fascismo, los vinculos entre peque'ia burguesia y fueraas capitalistae —to- dos ellos motivos retomados ea 1921 y 1022— asientan sne xaioes en ana isién general de Ia crisis revolucionaria europea ¢ internacional que sigue siendo de gran interés. Su articulo Una descomposicién y una génesis, pu- Blicado et Lo. de mayo de 1919, constituye el preludio e inicio de muckss otras observacioues, que conducirén inds tarde a una visién articulada sin embargo plenamente rigurose del fascismo: el capitalismo italiano, ante Jos nuevos partidos navionales del pueblo, de la clase obrera, de los campesi- nos, frente a la pérdida misma de la independencia de Italia 2 consecuencia de tz guerra y a manos de las otras potencias europeas capitalistas mas fuories y agresivas, frente a la “marea revolucionatia” (el octubre ruso, pero también la “guetta de las colonias”), siente fuertemente Ia necesidad de aprisionar a las masas, do recurrir a la dictadura de clase. Es la primera vez que un comnnista toma este camino, hacia una defi cién del fascismo sobre el cual mas tarde, a escala europea ¥ en al & de la Tercera Internacional, florecerén debates y_ se establecerdn posi muy diversas entre sf. Ast pues, ya desde 1919.20, Gramsci se lanza a un anilisis totalmente autnomo y original, y también por eso comienza a narse cl titalo que se le atribuiré en lo sivesivo de “el tedrice enropeo mar- xista mis importante después de Lenin”.* Asi, Gramsci no se plegé a gusto co- iin en st época en todos los campos y escueles, de uria formula univoca y definitoria, sino que bused y siguié las diversas actitudes y modificaciones del fascismo, en cl curso de su evolucién. En osto estriba Is diferencia de su'método, tanto respecto al de Bordiga, quien llega al limite de.negar la especificidad del fascismo, como respecto a todas las demés definiciones més 0 menos unilaterales y simplistas (optimistas 0 pesimistas) que surgen en el fmbito-de la cultura liberal o radical o socialdemdcrata. Nada semejante, por ejemplo, a la imagen de la “contrarrevolucién preventiva” (Luigi Fab: rico-social de 5 Gf, Hughes Portelli, Gramsci yet Bloque histérico. Ed. Siglo XI, México. 1973. 15 bri) 0 a Ia idea del “nacionalfascismo” (Selvatorelli) o al sentimiento de una “revelacién” en Ja historia nacional de Italia (Fortunato) y mucho me- nos a la réplica de Benedetto Croce contra los intelectuales gentilianos (dl “antirisorgimento”). Desde este punto de vista podria decirse que Gramsci, sin ser un empirico —jtode lo contrario!— prefiere observar los hechos, comprenderlos en sus movimientos y mudanzas, y mas arn en su significado real, y contraatacarlos en st ideologia, sobre el terreno de un aualisis que se presenta ya —mis alld de las tomas de posicién més inmediatas que pasar del acicate de le ironia hasta las consignas de luchs--- embrionariamente complejo. No es que en Gramsci falten unas u otras definiciones, sino que siempre aparecen, y en medida mucho mayor que en cualquier otro intér- prete y advereario del fazciemo, comprensible adlo en un context. mas amplio y dinamieo. Si acaso, estos sus intentos de aproximac ex el momento incluso inactualess pero esto depende del hee durante cierto lapso su posicién fue, por asi decirlo, doblement ria, como eoncepcién y coma métode general, por ‘su perspectiva revolt cionaria y por ol lugar que ocupé durante largo tiempo en el propio partido comunista. La apertura intelectual on Ia investigacién va de la mano con la firmeza en Ia accién. El 31 de enero de 1921, diez dias después de Livorno, aparece el articulo La guerra es fa guerra: frente al ataque fascista se trata de orga- nizar el contraataque. Por lo demas, ya desde le famosa relacion de mayo de 1920, presentada en nombre de las organizaciones turinesas, Por una renovacién del partido socialisia, Gramsci habia visto con gran realismo y con excepcional capacidad de previsién el peligro de un desenlace reaccio- nario y dictatorial. Realismo: “La fase actual de la lucha de clase en Italia es a faze que precede: bien a In conquist del pater politico por parte del proletariado revolucionario para el paso a xuevos modos de produccién y distribucién que permitau une recuperacién de la productividad; o bicn a tuna tremenda reaccién por parte de la clase propietaria y de la casta gober- nante”. Capacidad de previsién (que falt6 a los socielistas como a los bor- dighianos) : “No se ahorraré ninguna violencia para someter al proletariado industrial y agricola a un trabajo servil: se buscar destruir inexorabl mente los organismos de lucha politica dela clase obrera (partido socialis: ta). y de incorporar los organismos de resistencia econdmica (los sindicatos y las cooperativas) a los engranajes del Estado”. Cosa que se realizé, a con- secuencia de la derrota del movimiento obrero, del hundimiento del Partido Popular Italiano y de la involucién de la mayor parte de la clase dirigente. Y aqui hay que sefialar no s6lo el que subrayase el enfrentamiento de clases em proceso, sino la justeza de una hipétesis de tipo autoritario-corporativo que el nacieate fascismo apenas habia expresado, hipétesis atin oculta entre Jos velos de su demagogia o, para la mayoria de los observadores, oculta ineluso mas tarde bajo la brutalidad escuadrista. En 1921-22 Gramsei condujo una doble polémica: contra el oportunismo 16 socialista y contra el fascismo (que seguia analizando). En cuanto al fas- sismo se trata do la fase que hey Uemariamos una criss de enechuiente transformacién del movimiento en partido, crisis tan aguda, pero también tan répidamente resuelta, que provoce un rompimiento entre Ia linea de las “fueras clomentales” bratalmente antilasisias y predominentemente agri las y la Tinea mussoliniana, con su rostro “urbano”, predominantemente: po- Hitica. Con el afio 1921 se inicia um periodo de auge de la “guerra de movi miento”: los fasci se introducen en los bloques nacionales giolittianos, pactan con Tos socialistas y con la Confederacién del Trabajo, pero luego se fusionan sim residuos con las escuadras, y reanudan su “marcha”, rompiendo el pacto de pacificacién y pasando por encima de loe acuerdos de “tregua” estable. cidos a In sombra dol debilitado xégimen parlamentario y bajo el patrocinio del presidente de fe Camara de Dipotados. En este tormentoso periodo, como en Ia crisis que seguir al caso Matteotti, si siguiéramos el rastro de todos los articulos, declaraciones y juicios més’ inmediatos firmados por Gramsci © atribuidos a él podrfa observarse, entre un documento y otro, mas de une escilacién o disonancia. Pero asi como de aquella crisis, por toda una serie de circunstancias objetivas y subjetivas, el fascismo salié transformado y fortalecido —elevandose primero al gobierno del pais y consolidando luego su dictadura~, asi también el andlisis gramsciano descabre puntos de apoyo ‘mis precisos, definidos y estables. El anélisis de Gramsci es, ante todo, un andlisis de las fuerzas sociales en pugnas y el suyo es, en primer término, un intento de dividir al adversario, de procurar nuevas alianzas y una nueva direccién a la clase obrera, segtin Ja experiencia del octubre ruso, en Ia realidad italiana. Fs une linea en la que se mantendré incluso después del advenimiento fascista: alianzas con la Tucrea_catélica democratica, eon Ios partidos y sectores autonomistas de a pequetia burguesta y de los campesinos del mediodia, pero bajo la guia del rinevo partido. Date de abril de 1921 su importante intento de recuperar, en el sentido de una accién antifascista y popular, el elemento dannmziano que controlaba a wna parte notable de Tos ex-combatientes y que habia ex. trado en conflicto, sobre todo en el vértice, con Ia propagacion del “escla- io”.* Y de 1921-22 data el ataque a Giolitti y a los jefes de los iberales”, que-abandonan el terreno de la “legalidad” y no im. sino que incluso fomentan (primero y sobrc todo, a través de Bonomi como ministro de la guerra), el armamento y la avanzada de los fasct en ol pais y en los centros decisivos del Estado. No menos interesante, como re- vel6 ni primer lugar Alfonéo Leonetti, es la apelacién a la Constitucién, le- vantindose.Gramsci en defensa de las Tihertades colectivas que pisotea la Turguesia!® 4 CE Sergio Caprioglio, “Un mancato incontro Gramsct-D'Anuunzio a Gardone nel? aprile 1921", en Rivista dtoriea det socialismo, enevo-agasto de 1962. 5 Allene Leonent, Note gu Gramsci Urbino, 1970, exp, titlados “Lanaist del 10” ¥ “Proceso a'Giolit". asi i ‘Asi pues, el periodo del Ordine Nuovo semanal y, sobre todo, del Ordine Nuovo cotidiano, es el mas rico de documentos, pero es tambien un periods ie presenta no pocas dificultades interprelativas y que exige, de parte del tadiceo y del ‘etors una especial cautela cientifica. Se trata, en efecto, de fun momento clave para la evolucién del fascismo y_pora la contextual inter- Dretacién gramsciana; asi, por ejemplo, Ia distincién entre “fascismo tba no” y “fascismo rural”, que es una distinc ialéetica fecunda de mayores resultados y ya sintomatica de toda una orientacién ideal, nace precisamente qe to2l y) a fin de cuentas, qued6 como un punto de referencia de gran Smmpontane precisamente por hellarse vinculada a todo el método y onieu- tacién polities mas personales de Gramsci. En los textos de mayor enver- gadura, que nacen de esta experiencia ¥ que han sido adoptados como docu- Glentostbase del partido comunista, el fascismo que se esté organizando en instituciones de. tiy jictatorial es visto como una “continuacion” y coro seeeformaciOa fe la politica tradicional de las clases divigentes y del a- ppitalismo en In lucha permanente contra la clase obrera. En este cuadro eMfeaputs de au estancse en Moses y_ Viena resalta la relacién al comité contral de agosto de 1924 (Za esis italiana)» Las Tesi, de Lyon, por a vax en cl papel de coutinuacién-transformacién asumido por ¢ Peer “Mieded italiana el momento de la novedad: “En sutancia at festismo modifica el programa de conservacién y de reaccién que siempre te ortunda es flaana solamente por un modo diatinto ae om tal mmsceso He unificaciin de las fuerzas renocionarias”. Tl fascismo ‘como instrumento nuevo del dominio de clase— tendia en efecto a “reas senna anidad orgdnica de todas las fuerzas de la burguesia on wn: solo nganistmo politico bajo ol control de una central Gnica que deberia dirigir Suatamente: al partido, el gobiemo y el Fstado” (y esto ex lo novedoso AMe™Iinea ‘politica y en la organizacién soelal del capitalismo ‘italiano, gue word retomado por Togliatt en las Leccéones de 1985). El fssclsmoy ye ee rantre ae phmera “hase” en Ja poquefia burguesia urbana y en a ova bergueria agraria, se estaba convirtiende en un régimen de go- bi en la forma de organizacién de la “parte mas decididamente reae- cionarja de la burguesta industrial y de los agrarios”. : De. esta forma, adelantandose a los acontecimientos y eombatiendo jmplismo aczitico, Gramsci y su grupo anticipaban algunas de las posi nee oriadon ieee {a Lalernacional en el VIE Congreso. Sobre las vineu- Taclonee entre el eotaponente pequeficbargués y la base capitalista, que es ma caracteristica de esta interpretaciéu, disculir y txebajara Toghatti en aL atticulo A propdsito del fascismo, publicado en 1928 en el drgano de la Gntermacionale Pero entre 1928 y 1935, como es sabido, estas pasiciones, tan articuladas y cortectas como politicamente fecundas y riguroses, fueron ven_gran parte oscurecidas o abandonadas o silenciadas, bajo el impacto de © Ch Palmito Togliatti, Opere, 1926.1929, Homa, 1972, pp. 54259. 38. Ja doctrine del “socialfascismo”. La linea de esta tradicién e interpretacién gramsciana ¢ italiana (cl fascismo comprendide y visto como reaccién de tipo nuevo), tendiente a modificar o limitar ciertos esquematismos economi- istas prevalecientes en muchos aspectos al comienzo de los afios veinte entre socialistas y comunistas, habfa quedado de todas formas establecida y debia rendir sus frutos. En la cftcel (desde fines de 1926), Gramsci discutira. y eseribird afin sobre cesarismo y fascismo, sobre las ideologias reaccionarias y sobre la Contrarreforma, sobre el corporativisino y la erisis econémica, s0- bre el fordismo y los nueves métodos de organizecién del trabajo y de la produccién y, en sus proyectos de estudios sobre el Risorgimento, ast como sobre el papel de los intelectuales en la sociedad 'y en Ia historia italiana, la experiencia del fascismo y la exigencia de superarlo seguirin estando pre- sentes, en otra forma, pero sin solucién de continuidad. Con ello, el prisionero del régimen “ponfa al dia” su anterior aniiisie a 3a hue de los hechos la derrota del movimionto de clase, cl eclipec del Es- tado liberal, 1a consteuceitin del bloque de dominio fascista—o de aquellas informaciones més precisas y sintoraaticas que le era dado captar en su con- dicién. Manteniendo intacto su niicleo interpretative original, daba una nue- va prueba de saber valorar —més alli de cualquier esquema— las més in- timas y precisus coyunturas entre el momento estructural y los momentos institucionales ¢ ideolégicos del sistema fascista. A este propésito se ha dicho acertadamente que debe revalorizarse, para la comprensién del més maduro anilisis_gramsclang del fascismo, “aquel conjunto de notas, apareutemente nds Fragmeritario que otras”, ile aparecen en los Cuadernos bajo el titulo Americenisman x jordismo. Pero ya en este grupo de notas la referencia al fascismo,.o a los problemas que de él se derivan, incluso preliminares y petodoldgicas, no es siempre expresa; y serfa necéserio, anélogamente, un Foconocimionto bastante extenso y atento de todo’ el material de los Cuader- 13, lo cual no es posible aqui En el andlisis gramsciano del fascismo, tal como se desarrolléhistéricamen- te, pueden e incluso deben distinguirse los diversos momentos que estin en lo de una misma interpretacién. En general, ha sido subestimeda aque- Tia visién de la lucha politica y de clase a nivel internacional que en Grams- cies anterior a 1919, estando muy viva incluso antes de 1917. De esta fase —aue se expresa en el Crido det Popolo y en el Avanti! tarinés— rota un juicio sobre Ia crisis de la hegemonia burguesa que sapera en mucho el ho- rizonte nacional. Lo mas importante, a nuestro juicio, es sin embargo el nexo entre la visién de la erisis del dominio burgués ¢ imperialista tradieio- nal_y el juicio que Gramsci formula entre 1917 y 1918 sobre Ins caracte- isticas del sistema de poder existente en Italia, El orden autoritario tipico ¥ Ct, Franco Do Felice, “Ung chiave di Jottura in ‘Americanisna e fordismo’", ex Rinascita, 27 de octabre de 1972, 19 del esfuerzo de guerra impula a Gramsei 2 insistir, con acentos que escar- necen al adversario, sobre el “régimen de los pachas”, que se oculta tras la fachada parlamentaria del Estado liberal y tras una divisién de poderes particularmente falsa en Italia, e incuso sobre el hecho de que la burguesia italiana apenas ha Hegado en su desarrollo « nna “etspa corporativista”.* Entre estos escritos —aunque podrian citarse otros— y' Jos de Ia posguerra hay un nexo evidente. Sin embargo, surge un aspecto iuevo, el de la rebe: lin pequefioburguesa, el del intento de la pequefia burguesfa por actuar como clase independiente. El cuadro se presenta en aquellos “Estados lihe- rales metropolitanos que se deshacen en el interior, al mismo tiempo que el sistema de las colonias y de las esferas de influencia se resquebraja” a es cala mundial.” De estas contradicciones, que afectan 2 la politica interior y exterior y fincan sus rafces en las relaciones entre las fucrzas sociales, nace fl fascismo como fendmeno secundario, rival respecto a In génesis de un nuevo orden socialista, complementaria ¢ incso continuador de la reacetén burgnesa clisica. Entre 1920 y 1921 Gramsci tiende a subrayar, y lo hace en més de un articulo, casi como motivo recurrente, la relacién dialée entre fascismo y reaccién del Estado. De ahi la tesis, principal en cierto sentido, de Ia continuidad entre prefascisino y fascismo, qe legard hasta los Cuadernos de la cércel, continuidad que es particularmente notable y totalmente consciente por lo que concicme a la posicién del Estado y al com- portamiento de las clases dominantes2° Esto es el punto distintivo respecto a las interpretaciones centradas, en forma casi exclusiva, en el momento pequefioburgués y en la “guerra subversive” de un Sslvatorelli o de un For- tunato En esta fase, caracterizada por el nacimiento del Partido Comunista de Italia tanto como por la crisis del primer fascismo, la relacién entre agita- ciéu_de la pequefia burguesia y la revancha reacctonaria de la gran bur- guesia, en cuanto al andlisis social, no aparece ain en primer plano; per- manece més bien en el fondo. Por lo demas, a Gramsci no le intercsaba tanto un andlisis particular de] movimiento fascista —-tal como el que luego entré en Ja literatura polities ¢ historiogrifica—- como la relacién de conjunto (aunque no completamente aclarada) entre el fascismo y Ia crisis del Estado Inurgués. Con los articulos “El pueblo de los monos” (2 de enero de 1922) y “Los dos fascismos” (25 de agosto de 1921) lo qne se revela es el mo- inento complejo, de disgregacién y revuelta, el aspecto sociolégicamente pe queioburgués del fascismo. Pero también seria equivocado permanecer en la superficie de estos textos, por més brillantes y agudos que sean en cuanto © Ch. “M1 siformiemo borghess” (no flomado), en Avonti!, Ed, Piamontese, 5 de bre de 1917, ell regiine dei patel”, ibid, 28 de jullo de. To1s, roc: “Une sacelo etna gees (no fmads), e2 Ordiag Nasr, Yo, de mayo de 1 CF, tae ebservaciones de Valentino Gee: f rivoiuvione passiva", on Riwscita, 27 de getmbee de 2972, 20 a la caracterizacién del fendmeno —por lo que muy pronto se volvieron to: talmente ejemplares— y pasar por alto el lazo que los une por un lado a le tis yasta vision de la erisis que los precedié, y por el otro a los resuk tados a los que llegé Gramsci poco tiempo después. Es preciso insistir ademés en. otro agpecte, decisive. Ya ha sido subrayada —en particular por Spriano-- la “fasién, o al menos el nexo estrechisimo, entre la produccién tebrico-politica y una actividad editorial de organtrador, de propagandista, de creador de cultura proletaria” que caracteriza la per- sonalidad politica de Gramsci pero lo mismo vale, sin duda con mayor razén, para el intérprete del fascismo. Ciertamente, no se puede descuidar el hecho peculiar de que la idea del fascismo en Gramsci nace de toda una serie de andlisis concatenados, que sin duda escapan a una definicién glo- bal, pero que al mismo tiempo Megan a conclusioues eontingentes dictadas por Ia urgencia de le lucha, como sucode cuando el articulo “Los dos fas- Gismos” pasa 2 indicar la “misién de los obreros y de los campesinos revo- Tucionarios? frente a Ia “altanera reaccién capi ‘La tercera fase de pensamiento gramsciano sobre el fascismo, después de Ja subida de Mussolini al poder corresponde @ um proceso de’ maduracién cn el que se organizan los elementos parciales ya anticipados por Ia anterior experiencia politica. Proceso de maduracién que corresponds, a su vee, a Ta conquista por parte de Gramsci de la hegemonia en el Partido Comunista de Italia, a una ampliacién de horizontes y a una profundizacién teérica en Contacte’ con la tealided.soviétie.y la Internacional, Fn esta fase, en la que empiezan a aparecer Jas elaboracioes més orginicas y articuladas ya mencionadas, adquirira relieve el problema de la relacién entre estructura ¥ superestructura en el fascismo y en el sistema politico fundado por éste. De sta Tase, en la que Gramsci mantiene sus posiciones, las hace mis auténo- mas y claras y trata de afirmarlas en el curso de la “construccién del par- tido™, se pasa bastante bruscamente, al menos desde el punto de vista formal, al illimo.periode, el periodo de la efrcel: aqui la relacién entre anélisis polémico e investigacion tedrica cambia naturalmente de signo, y el intelec- tual parece predominar sobre el politico. : Eseribiendo y hablando rucho menos del fascismo, en realidad Gramsci recorre ahara con ta mirada todos sus aspectos, sus motivos y caracteristicas fundamentales, como una gran multiplicidad de elementos y problemas par- ticulares y reconducibles a cuestiones més complejas. Siempre exquematizan- do, puede decirse que el joven Gramsci presintié en los afios de guerra la amplitud y sobre todo la profundidad del couflicto que se estaba desarrollan- do on la trama social de la época: sin lo cual hubieran resultado incompren: sibles también el andlisis, la previsiéa, las advertencias de Ja primavera de 1920; mientras que a continuacién el desarrollo intimo de In reflexiéu te5- 1 Cf, Paolo Spriano, “Inerodusioue” a Antonio Gramsci, Scritt? politic. Rema, 1973, nad aL rica past 2 coucentrarse en la dinémiea del moyizaiento social del feseismo, en la formacién de un nuevo bloque y sistema de poder. En todo el periodo de Ja edreel, sin embargo, Gramsci se mantiene firme en el priveipio euun: ciedo en el primer niimero de Ordine Nuovo: “La historia es pereuvidad; el rmal_no pucile prevalecer, el desorden y la barbarie no pueden prevalecer, el abismo no devoraré a Tos hombres”. Desmentido por los kechos en la previsidn de un nuevo orden revolucionatio a corto plazo, este principio tien- de a traskadarse al terreno de um proceso histérico més large: de ahi In no cesidad de nuevas categorias interpretativas, el nuevo nivel tebriea alean: zado por Gramsci después de 1926. El fascismo, que ya en a sintomatico 1921 Gramsci vio como “na téetica coordinada de la hucha capitalista”,?= sera asumido dentro de sus limites como un “paréntesis” (la expresién es empleada en un parrafo @ propésito de Rossoni y del sindicalismo fascista) © una nueva prueba de las leyes sociales ¢ historicas, y es estudiado cada vez mis desde un ngulo cientifico; pero precisamente porque la investiga- ci6n es en cierto wodo comparada, east interdisciplinaria, auugue esta pi- labra no sea la més justa, mientras Ie cusiosidad en la investigaciGn, el esti rmulo para la lectura, Ta uecesidad de actualizacién parecen inagotables. La naturaleza del fascismo, sus formas peculiares, su legada y su probable desenlace son reexaminades la luz de un pensamiento que, no obetante la aparente fragmentariedad de la forma, resulta mas cohesionado y maduro; y a veces, precisamente sobre In problemética fascsta-antifascista, so pruehan los instrumentos de auilisis e interpretacién propios de Gramsci: la sociedad I, cl logue histérico, la guerra de posivién o de movimiento, la revolu- ‘in pasiva, el coneepto de hegemonia, Subsiste, con ello, un nicleo de inte reses mis particulares, basicos desde el punto de vista de la informacién, los relativos a la pokitica ceonémica, sindical, cultural ¢ inclnso exterior del gobierno y del régimen, puntualizadas en cierto niimero de notes 0 apun- tes} poro en este caso ce corre cl riesgo de aislar el contenido del contexto general y de redutir a un fro ctilogo casi nominaisa Ta unided do une investigacién que tiende —mas alla de todos los rssgos de precisién, de agu- dora, de pasion que fueron. propios de: Gramsci ante el fendmeno face, sus inctituciones y su dialéctica— a la exigencia de superarlo y de resolverio en una mueva historia, En cuanto a la relacién entre uno y otro periodo —antes y después de 1926 —"oeten suas poptoas de Tee Caadefnas Tas euales, bape el tulo “Lucha politica y guetta militar”. Gramsci reexamina la experiencia del “ardiioma”. Son piginas tan, roveladras como importants; ol pisonero je Mussolini nos entrega un elemento de verdad, en el que se refleja toda la Shgestiga del peesdos. pero advertimas tambien ah un descubsimiente as 52 CE, “Uno sfacalo e una 28 Cf “Il varnefice la. yittima” al, Tirmado), en Ordine Nuovo, YT de julio de 22, imprevisto— de inétodo: “el verdadero arditismo, 0 sea eh arditismo moder- no, es propio de la guerra de posicién, tal como se reveld en 191418", Esto fs, se remonta al trasfondo del fascismo, de su ideologia, de su téctica (at ‘complejo cuadro estratégico social del que es expresién) ; directa es la lec- tién que de ahi se deriva para el partido y el movimiento obrero: “en la lucha politica es preciso no imitar Jos métodos de lucha de Jas efases domi. nantes, para 0 caer on faciles emboscadas”. Y también: “fijarse en un modelo militar es una tonteria: la politica debe ser también aqui, superior tla parte militar. Sélo Ja politica evea la posthilidad de Ja maniobra y de tnovimiento” Ahora bien, este tipo de reflexién —que se encuentra por primera vez en los Cuadernos— no contradice la experiencia de las Tuchas Be clase de 1920-22; como linea general nos hallamos més bien frente “da principio a una nueva ciencia de nuestra his- una interpretacién toria y de nuestra polit En este caso particular, el sustrato del que parte Gramsci para reexami- nar tedrieamente Ja relacién entre lucha politica y guerra militar es aquel iniamo de los “arditi del pueblo”, o sea un problema de orientacién acerca del enal el Ider ordinovista habia polemizado con su propio partido (Bor- align), contra las coneepciones elitistas de derecha y de izquierda que allo yarn en el curso del enfrentamiento. Desde este punto de vista puede deci fe incluso que la cuestién de los “arditi del pueblo” constitnye el embxién de una praxis uuitaria antifascista, en la que el meollo do Ja interpretacién {lo clase y proletaria del movimiento adversario no se pierde en absolute, y fen la cual se subrayan vigerosamente Ja distincién, le autonomia, Ia funcién Uirectiva del partido comunista. ‘ties un punto importante para comprender la particularidad del antifas- cismo grameciano, para llegar a Ia coneepeién del fascismo que Gramsci re Coufirma, dilyeida y desaryolla en los aiios de la eércel. En la recordads eon- ferencia de Topliatti (1952) hay un pasaje que ayuda a comprender el anode y las dificultades (Jas “diez censuras”) que el prisionero tuvo que experi~ Inentar en su aproximacién a las cuestiones del fascismo: “En los Cuader~ has de la cércel, pensados y escritos ene) curso de este camino, el término fascismo apenas se encuentra en algunas observaciones inspiradas en temas actales de organizacién de la vida piblica. Pero estas observaciones son seasas, Sin embargo, es precisamente a Jas reflexiones de los Cuadernos, nis sexenae, profundas, que enfrentan con aparente desapego los temas de Ja deetrina y de la historia, a las gue recurrimos para, tener una visién, co hhetente de.esta ideologia de combate por Ja libertad que para Gramsci es el autifascismo. Una. pregunta no formulada nos acompafia, si sabemos leer, 14 CL, Antonio Gramsck Notas sobre Maguiacela, sobre polttiea y sobre el Estade mo- dderno, Ba. Tuaw Pablos, México, 1915, p. 91 ie Palmivo Togliati, Cramsct, Roma, 1972, p. 101 euaderno por cuaderno, pigina por pigina: emo ha side posible esto? {Cémo eso podeé terminage™ Pv MENS? este he side posible eta diseurso de teoria politica de los Cuadernos presenta, pues, este doble ¥ constante cuadro de referencia. El primer impulzo deriva de la exigencia de severidad revolucionaria, de revisién politico-cultural que Gramsci ex- presa ya en 1923, a un aio del triunfo fascista: “Hay que hacer uma dee. Piadada autocritica de nuestras debilidades, es preciso empezar por pre tarnes por qué hemos perdido, quiénes éramos, qué cosa queriamos, a dande qqueriamos llegar [...). Por qué los partidos proletarios italianos han sido siempre débiles desde el punto de vista revoluciouario? 2Por qué han falla. dio cuando debian pasar de las palabras a Ia accion? Fllos np conocien le situacién en la que debian actuar, no conocian el terreno en el que tendian aque dar la batalla" Do estas Tnstuclas autociticns eugioestivan: see no por casualidad fueron dirigidas a la Voce della gioventié (Voz de ia ju- ventrd), nacen los estudios que Gramsci emprende en la prisién. Aqui la referencia al fascismo vuelve a ser divecta y explicita, urgent, cuando al prone so Te ofteee Ia oeasin —a fines de 1930 no de escribir sino lar con un grupo dc oompatieros sobre las perspectivas del régimeu, desde el punto de vista de lac relacones sociales y politicas, De esto ane he dejado su icstimonio Athos Lisa, en el informe de marzo de 1933 al comi central del partido.* é&te os —a grat ist6rico del pensamiento gram: sciano 2 propésito del fascismo, falta identificar ol seutido de algumes ree Fieaciones que brotan poco a poco de una inisma evolucién. Hemos sef lado ya eémo el anilisis de la madurez —el estudio del “terreno”, o sea de Ja historia y de la sociedad italiana— tiene su origen ca un planteamiento anterior incluso a la manifestacién del movimiento y del partido faseista se que aquel anilisis se articula y organiza en la medida en que, tuna yer conquistado el poder, el fascisme tiende « convertirse en sistema de dominio, saturando la sociedad civil y el Fstada. En torno #1921 e inme. diatamente después, Gramsci toma cada. vex mds en consideracion el papel y el cambio de posiciin de la pequefia burguesia, hasta Negar a considerarla Tahase dé masas de la contraofensiva reaccionaria contra el movimiento obte ro y socialista. ¥ en efecto, en los Cuadernos se unen a este motivo de fondo Jas notas sobre Ja literatura nacional-popular, sobre el brescianismo, sobre el ‘oriaismo y, general, tods In inestizcion sobre Tos inelectuales y Ta organizacion’ de la cultur Pero Gramsci partié —en una porspectiva revolucionaria amarga y pre- cox— de una definicién dristicamente negative (reaccionaria) del Estado 6 Ibid, yp. 200-102. ¥ Ch Remo Mantinehi, “I ‘Che fare?” di Gramset nel 1925", en Studi etoriei, aetue brediciombre de 1972, 18 Ch. "Diseustone ps Rinascita, 2 de Gielembs itica cow Gramect in earcere”, a cargo de Franco Versi, eo de 1964, By liberal tradicional, y bajo la urgencia de Ja crisis revolucionaria habia aven- turado en una {6rmula la “auseacia del Estado, del viejo Estado burgués- tepresentativo”, y To hizo conduefendo la investigacién paralelamente antes aun sobre Espatia que sobre Italia. En el joven Gramsci, reaceién y fascismo, defensa y autodefeusa de clase del Estado y movimiento reaccionario de masas parcialmente autéuomo_ apa- recen todavia indistintos y confusos, o al menos insuficientemente articula dos. Ya en 192} esta posicién —que tione cierta relacién con las versione de naturaleza economicista comunes tanto a la tradieién socialista como al hordighismo— es o esta a punto de ser superada, Gramsci niega rotunda: ‘mente que en el fascismo exista un niicleo idcoldgico autémomo y original: en el fascismo lo esencial no es Ia posiciOn tictica ocasionalmente enunciada que es posible hallar en su interior, sino la relacién con las fuerzes sociales fundamentales. Por el contrario, lo que resulta un dato constitutivo del fascismo es el hecho de que, por primera vez, viene a representar una orga nizacién de masas nacional de las capas medias que pretenden progromét mente la direceién del pai En el curso de la lucha —y por lo tanto de un anélisis aim parcial y pragmatico— Gramsci, aunque abriéndose a un horizonte nacional, insiste inicialmente en los datos que se le ofrecen en su observatorio turinés. Segura- mente a esto se debe cierto esquematismo en la relacién entre agratios ¢ industriales en los origenes del fascismo. Pero d todo este petiodo est viva la polémica con Giolitti y La Stampd, a yiropdsito de la posicién adop- taida-frentea: los jasc. La relacidn entre reaccién agraria y capitalismo in dustrial que esta detras de Ia organizacién, la entrada en la palestra y la valorizacién del fascismo como instrumento de lucha de clase (tal conio se yerifiea en un amplio tablexo de juego, con un trasfondo aiiu poco conocido) aparece por tanto en los primeros andlisis gramscianos hasta cierto punto ligado a la erénica, y resultan privilegiados los componéntes agrarios, in- luso_en zelacin a ‘su funcién de. ablandamiento en eiertos periodos ( lencia del escuadzismo) y en cfertas regiones (esbozo de una liner Toscana: Fmilia-Veneto). Pero hay que subsayar también que probablemente para Gramsci seguia siendo valido el otto punto de partida, expresado hacia el fi de Ia guerra y en la primera posguerra, dc la funcién piloto del capita- Jismo industrial (sobre In cuestién de Fume, por ejemplo, y sobre el mo- vimiento danmmziano) cn el Ievantamiento revanchist y en la reaccién antisocialista. Asi, el fenémeno de la integraciéu entre los diversos grupos buraucses cx el capital financicro no es tratado en forma especifiea, pero existen momentos en los que Gramsci sefiala con fuerza la porfia y el papel ineluso dominante de los agrarios en la organizaciin bancaria del pai El fascismo en el poder, la formacién del régimen, luego el intento cor 28 Cf. “Spagna”, en Ordine Nuovo, To. de mayo de 1919, publicado también en Avanci? lel 6 de mayo, eon et titulo “Un passe senza Stato”, 25 porativo, la crisis cconéinica mundial —en unién de todo un nuevo alicuto metodolégico—~ representan para Gramsci el estimulo para un reexamen de Ta cuestiOn entera. En conjunto, es preciso observar que Grensei no se pro- pone el problema restringido de los origenes del fascismo que obsesiona con resultados diversos—~ a la politica y Ia historiografia democratica y Rberal, sino que ve mis lejos y busca mas @ fondo en las estructuras, en tendides en un sentido muy amplio. Hay un elemento de continvidad entre al joven Gramsci que en su poli on Corradini escribe Lucha de clases ¥y guerra (1916) y el hombre maduro que en 1930 dice a sus compaiieros: “Fi faseismo, en Ttalia no puede ser evaluado exactamente sin encuedrarlo en la listoria del pueblo itabano, en la estructura econémica y politica de Italia”, Un primer punto de maduracién en sentido Ieninano —que reper: ‘cite también en la idea del fascismo— se sitia, en la vida de Gramsci, entre T8Z1 y 1924, cuando se superan los Kimites, inchiso politicas, de la expe- riencia de Turin, Por estas particularidades de enfoque y de desarrollo del pensamiento rameciano ante la temética y problematice “foscsta"y ha resultado. dif hasta ahora iusertar Jos resultados en el discurso en buena parte académico y tipolégico sobre los oxigenes y sobre las interpretaciones del faseismo. Esto se he visto, y se ve aiin, también por lo que respecta a la otra academia na- cida o renacida en la “izquicrda” del movimiento gramsciano. De algunas tes, por ejemplo, y también de partes opuestas, con sintométicas coinci- fret ee ha instil exeeivamente (eH hecho de elo vn oso fu mental) cu la relacién entre pequeia burguesia y capitalismo o en la rela re clase agraria y capitalism industrial: Grameci se hubiera convertido en simbolo 0 punto de partida de una interpretacién “atrasada” del fas- cismo, y por lo tanto de una posicién todavia subalterna, de una politica de- fensiva. Desde este 4ugulo se acaba sin embargo, la mayor parte de las veces, por prescindir de le tradiciéu y de la cultura del marxismo, tal como se delined y crecié en Italia (de su lenguaje); 7 permanece el hecho de que Gramsci es_ya en 1021 el Ginico teérico-intérprete-antagonista del fascistno 4 quien no ee le esegpa fa complejidad unitaria del fenémeno. Gramsei es el “piiméro en poner el fascismo en relacién directa con la problemitica impe- Tialista y clasista: y éste e2, a nuestro juicio, el punto que se revaloriza en Ja lectura de sus escritos. a ' i‘ ‘Tomemos sélo dos pnntos, explicitamente vinculados a In Incha: “ZQué es cl fascisino, observado a estela internacional? Es el intento de resolver los problemas de produccién y de cambio eon ametralladoras y revélveres. Las fuorzas productivas hau sido arruinadas y destrozadas en la guerra imperia- lista, ctoétera”;® “[...] el fascismo, ol verdadero, que los campesinos y obreros emilianos, vénetas, toscanos conocen por a doloresa experiencia de Jos iltimos dos aiios de terror blanco, continuard, aunque quiz cambiando 2 Cf, el artfculo “Italia © Spagna” (no firmado) on Ordine Nuovo, W de marza de 1021, 26 de nombre Mis que para cualquier otro “autos” (jGramsci no escribid ‘mca un ensayo dedicado iinicamente al fascistao!) ‘se trata de ir mucho mis allé de las férmulas extrinsecas, de valorar en su contexto teal (que es también un contexto continuamente variable) una vision peculiar de la iucha politica y de clase, centrada en un interés preciso por cl escenario iu- ternacional. En esta lectura més realista de le obra gramsciana, el afio 1924 adquiere articular relieve. Contemporaneamente miadura, 0 casi, ana nueva disloc cién del fascismo en la sociedad italiana y del naciente grupo granisciano en el partido comunista. Es importante, a este respecto, la argumentacién contenida en la carta a Scoccimarro y Togliatti del lo. de marzo, en ia que se euuncia Ia “distincién entre fascismo y fuerzas burguesas tradicionales que rng se dejan ‘ocapar’” (ol Corriere della Sera, Ia Stampa, la banea, el estado shayor, la Coufederacién de la Industria). Pero el texto cétapleto de la carta citeunserihe y especifice esta “distincién”: para Gramsci sigue siendo vilido que “estas fuerzas [...] en el poriodo 1921-22 aseguraron el éxito del fas- cismo para evitar la caida del Estado”; y ademas el Corriere tiene “una con- Gepei6rr ine italiana, més unitaria —més comerclal y' menos industrial” de Ta sitiaeiOn que la’ manifestada por la Stampa Aqui, en este pasaje, los vértiees dé la maniobra del gran capital italiano resultan resumides en la constatacién de In hegemonia del norte industrial-comercial sobre la misme reacciGn agraria del valle paduano; y se trata de una clave interpretativa de notable importancia por cuanto la carta esta destizada a sentar las bases de las tesis del congreso de Lyon. Por Jo demas, éste es también el periodo_« que Gramsci propone e} nombre PUnitd como réplica estratégica y téctiva programatics, dof movimiento obrero de clase hegemonizado por la fuerza comunista.?® Con las Tesis de Lyon se llega, pues, a una sistematizacién orgénica del pansamiento. gramsciano sobre el fascismo y freute al fascismo. Una madu- sacion ulterior so produce en Ja ercel, cuando Grannsti estudia los elementos —los primeros y fundamentales clementos— de la politiea en una continua confrontacién con Ia cultura contempordnea y con la historia nacional-popu lar de Italia, La idea y la tesis de una Conctituyente en funcién revolucio- naria (aliauza de los obreros con los campesinos, separaeién de éstos del loque reaccionario), si politicamente se dirige, ou 1930, contra enalquier residuo maximalista en el partido, se une también « una hipétesis de wovi- miento, vuelta‘a proponer por la crisis econémica. La comprensién historica 1 CL el articulo “I due fascisni” (no firmado) en Ordine Nuovo, 25 de agosto de_1934 = CE “Gramaei « Scoccimarro ¢ Togliatt” en Palmiro Togliati, La formasione del grupo dirigente del Partido Comunista {atiano. Roma, 1962, pp. 223.24 ‘CE. Antonio Crameci“Letera inedita per ia fondasione dal'U bare de 1023), ca Rivista Storica de! Socialismo, encro-abeil de 1963, Mei * (12 de sepriem: cargo de Stefano 27 —en sentido lato— del desarrolio de [a Italia contemporénea (y por lo tanto del mismo fascismo) y la identificacién de la perspectiva posfascista del mo- miento comunista: son étos los dos polos del pensemiento gramsciano en el periodo de la cércel. Y aqui conviene observar que por lo que concierne a las perspectivas politicas posfascistas, Gramsci las identifica y halla a co- ‘mienzos de los afios trointa en a relacién de fuerzas entre un bloque politico- social y otro. “Al partido —escribia Gramsci entre otras cosas— ee le plau- fea el urgente problema de realizar la hegemonia del proletariado, sin lo cual no es posible hablar de conquista del poder. Es preciso que el partido se encuentre preparado pare la mas extrema defensa de la burguesfa, la cual puede llegar en Italia a ceder incluso la tierra a los campesinos. El problema fundamental es y signe siendo el de las relaciones de fuera de clase.”™ Re- conducido al terreno politica, contextualmente a la elaboracién de Ameri canismo y jordismo, es éste ol punto mas alo a que llega la concepcién grams ciana del fascismo. Los dos elementos, retrospective y-de perspectiva, constitnyen pues los dini- cos limites que Gramsci se pone en su exploracién de la realidad del siste- ma. Gramsci es el hombre por excelencia de la lucha contra el fascistmo, & cuya superacién consagra toda su vida y todas sus energfas intelectusles y morales; pero, aun cuando pertenece, y tam plenamente, la circunstancia y a la historia del antifascismo, no sera posible definirlo winea, ex. ningxin momento, como simplemente un “antifascista”, en el sentido que esta pala bra ha venido poco a poco adquiriendo. Su mismo interés. tedrico por el fas- cismo se liga y remite de continuo al interés por Ja historia de las clases subaltérnas y por su emancipacién, a la reflexién sobre el Estado y la soci dad civil italiana, a los problemas de la revolucién, y por lo tanto a Ia es peculacién sobre Ia politica, fos partidos, ef moderno Principe. De abi la diferencia metodolégica de cualquier otra intorpretacién del fascismo, su constante postura desinitifiesdora, sn incesante y largo esfuerzo analitico y tendencialmente cientifico, que se afirma lo més posible en tocar siempre nuevos temas y problemas. En este sentido tenia razén Togliatti cuando de. finfa el antifascismo de Gramsci, i fernacionalista, como “una Goctrina, en sustancia, de Ia renovacién de Ja aacién italiana”.* Hoy que el choque entre democracia, socialismo, neofascismo, parece incluso reavivarse y reproducirse, en una allernativa mas estrecha entre nevas for mas autoritarias y postbles desarrellos de tipo socialista, los escritos y las intervenciones de Gramsci sobre In problemitica histérico-social del fascisino siguen vigentes en toda su capacidad de andlisis. Son paginas que pertene- cen plenamente a la kistoria civil de Talia y de nuestro tiempo, y por si solas constituyen nn instrumento de investigacién siempre valido y precioso. En ellas se refleja —y sigue explivandose— cl drama de medio siglo de 24 CL, “Diseussione politica con Gramset in carcere”, cit, p. 2 2 CE Palmito Togliaul, Grams, cit, p. 10) 26 Vida italiana, Y a ellas, precisamente por la fusiin de espiritu cientifico y de pasion politica, en el sentido mis amplio y también mas noble de ambos términos, deberian acudir, més ain que los antifascistas, que en tan gran me dida las han compartido al menos en sus presupuestos y resultados: mas n0- tables, todos aquellas que evidentemente han permenecido ajones @ un reexa- men facional y social que, sin embargo, no puede dejar de imponérseles también a cllos. Pero aqui enfreutamos —y también en esto la peculiar herencia gramscia- na reconfirma su actualidad— la otra, més grave, cuestién del agnosticism frente a las euestiones historico-socialés y politicas continuamente replantea- das por el fascismo de hoy como por el de ayer, agnosticisme compertido y practicado, hey como ayer, por una parte tan notable de los alineamientos entristas, democraticos y moderades. A Ta.Italia del 25 de abril se ha intentado, y aim se intenta, contrapons® la Italia del 25 de julio,* ae una farisitién o “revoluciém pasiva” de tipo autoritarie, que no logra suprimir, porgue eu el fondo no quiere, el viejo o el nuevo fascismo de la vida politica oiial, remitiéndase en esto a precisas instancias de clase y situacionce internacioiiiles. Pero también en este terreno, qae ha condicionado mas 0 ‘menos conscientemente una parte tan grande de la dase politica postascista € incluso a las no secundarias de la intelectualidad “democritica” ant cista, en el fondo mas cercana a Croce que a Gramsci, porque est ins cor ca del viejo liberalism que del socialismo marxista, los Cuadernos de la céreel ofrecen una perspectiva extracrdinariamente sugestiva y fecunda. Per- mitasenos, pues, concluir eltando extensamente un largo y trascendental pa- donde Gramsci responde con sus categorias a los “paradigmas de hi toria ético-politica” usados por Benedetto Croce Quiz no carezea de significacién el hecho de que en los primeros afios de su desarrollo, el fascismo afirmase su vinculacién con la. vieja derecha 0 derecha histérica. Podria ser una de las tantas manifestaciones paradojales de la historia {una astucia de Ia naturaleza, para decirlo a [a manera de Vico) el que Croce, movido por preocupacionts determinadas, contribu- yese al reforzamiento del fascisinc, proveyéndolo indirectamente de una justificacién mental, Iuego de haber contribuido » depurarlo de algunas caracteristicas seenndarias de orden superficialmente roméntico, pero no por eso menos irritantes para la compostura clisica de Goethe. La hipote- sis ideolégica podria ser presentada en esos términos: existirla une revo. Incién pasiva en ef hecho de que por medio de Ja intervenci6n legislativa del Estado y a través de le organizacién corporativa, fuesen introdl en Ia estructura econdmica del pais modificaciones més @ menos profundas * EL 25 do julio de 1948, Mussolini os dertibado por un golpe de Estado. [E.] 24 Gromsei, KI materialism histérico y la filosofia de Benedetto Croce. Ed. Noove a, Buenos Aines, 1973, pp, 198201 Vi

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