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"En mi infancia tuve que aprender a reprimir mis emociones espontneas a las afrentas -

reacciones como la rabia, la ira, el dolor o el miedo- por temor a un castigo. Ms tarde, en
mi etapa escolar, me senta incluso orgullosa de mi capacidad de autocontrol y de mi
contencin. Crea que esta capacidad era una virtud, y esperaba verla tambin en mi
primer hijo.
"Slo cuando pude liberarme de esta actitud me fue posible entender el sufrimiento de un
nio al que se le prohibe reaccionar de manera adecuada a las heridas y experimentar su
forma de relacionarse con sus emociones en un entorno favorable, para que ms
adelante, en su vida, en vez de temer sus sentimientos encuentre en ellos una
orientacin.
"Por desgracia, a mucha gente le ha ocurrido y le ocurre lo mismo que a m. De pequeos
no se les permiti mostrar sus emociones, por lo que no las vivieron y ms tarde las
anhelaron. En la terapias algunos han conseguido encontrar sus emociones reprimidas y
vivirlas, con lo que stas se han transformado en sentimientos conscientes que la persona
puede entender desde su propia historia, y ya no necesita temer. Sin embargo, otros han
rechazado este camino porque no han podido o no han querido confiar a nadie sus
trgicas experiencias. Son los que en la actual sociedad de consumo se encuentran
como en casa.
"Es de buen tono no mostrar los sentimientos salvo en un estado excepcional, el
producido tras el consumo de alcohol y drogas; de lo contrario, lo que gusta es ridiculizar
los sentimientos (los ajenos y los propios). El arte de la irona suele estar bien
remunerado en el mundo del espectculo y el periodismo; es decir, que incluso es
posible ganar mucho dinero desde la supresin efectiva de los sentimientos.
"Es ms, cuando uno, al fin, corre el peligro de perder por completo el acceso a s mismo,
de no funcionar ms que con la mscara, con una personalidad falsa, recurre a veces a
las abundantes drogas, alcohol y medicamentos que, precisamente con todo el dinero que
ha ganado ironizando, tiene a su alcance. El alcohol ayuda a estar de buen humor, y las
drogas, an ms fuertes, logran mayor eficacia. Pero como estas emociones no son
autnticas, como no estn ligadas a la verdadera historia del cuerpo, su accin es, a la
fuerza, transitoria. Siempre se necesitan dosis ms altas para llenar el hueco dejado
por la infancia. "

Alice Miller

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