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Carina Rattoro / UNER
El parloteo pedagégico insiste en términos de falta, fracaso, déficit,
carencia, decadencia, deterioro. En los intentos por explicar (0 calmar)
la inquietud que produce una tarea denunciada por sus magros resulta-
dos, los argumentos ensayados son siempre escasos, culpabilizadores:
‘no leen”, "no se interesan”. Se trata de expresiones que refieren al
origen y @ un contexto “pobre, deprivado, carenciado”.
Las falencias de la docencia; las fallas en la formacién; la incapaci
dad didactica, disciplinar, o de experiencia docentes; el déficit del nivel
anterior; la herencia de lo que no se aprendié y tantas otras insistencias pequedid
conforman toda una politica de la verdad, que se consolida en este petite’
modo de nombrar que no deja de producir series: pobres maestros, po-
bres chicos. “Poco, facil, pobrecito”. La fuerza radica en el adverbio que
da la cantidad: poco, muy poco, poquisimo. De aqui la necesidad de ex-
plorar lo que viene diciéndose, demorar en aquello que nosotros mismos
decimos. {Cémo se traducen estas preocupaciones y que hacemos con
ellas? {Qué significados entretejen? {Qué idea de educacién se configu-
ra en esa trama? A esto refiere la poquedad pedagégica. Algo asi como
un decdlogo de la escasez que nos regula“Lo que no se piensa insiste
En estas notas que traigo, resuenan preocu-
paciones que fui agendando en mi experiencia,
tan didlogo con docentes de distintas googra-
fas, en lo que viene diciéndose. Una escucha
atenta, mas allé de las palabras de superficie,
y encuentra, adn en sus marcas diferenciales,
cuestiones que se reiteran. Efectos de sentido
due replican una y otra vez. Estas porfias nos
desatian desde el cerco que dibuja la paquedad
pedagégica.
Entonces se produce un hallazgo. Liegan a
mi estas palabras del flésofo Alain Badiou, que
parecieran estarnos destinadas: “Lo que no
se piensa insiste” (Badiou, 2005). Se trata de
pensar, de rodear una inquietud por la ense-
fianza enlazando entonces un mado de interto-
gar, hurgando esos sentidos compertidos, sus
redes y complicidades, buscando en nuestras
propias insistencias, aquello por pensar.
“Poco pero bueno”!
Hace unos dias tuve oportunidad de compar
tir un seminario de especializacién con profeso-
res de Formacién Docente (IFD)*. De las ricas
discusiones que alli se generaron, surgieron.
preocupaciones en torno de la formacién y de
los conocimientos requeridos para ser maestro
hoy.
Javier, un profesor del norte de la provincia
de Santa Fe, sefialé que en primer lugar era
preciso entender que el alumno que elige ma-
Ler tee, compro tee
inimerreenercraey |