1. Nuestros primeros padres, siendo seducidos por la sutileza y
tentaciones de Satans, pecaron al comer del fruto prohibido [1]. Dios, segn Su sabio y santo consejo, quiso permitirles este pecado, habindose propuesto de antemano el ordenarlo para Su propia gloria [2].
[1] Gnesis 3:13; 2 Corintios 11:3.
[2] Romanos 11:32.
2. Por este pecado, ellos cayeron de su rectitud original y de su
comunin con Dios [3] y, de esta manera, quedaron muertos en el pecado [4] y totalmente corrompidos en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo [5].