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SEMANAS DE ESTVDIOS ROMANOS INSTITVTO DE HISTORIA VICE-RECTORIA ACADEMICA. VOLVMEN IX 1998 IN MEMORIAM PROF. DR. HECTOR HERRERA CAJAS CREADOR DE LAS SEMANAS DE ESTVDIOS ROMANOS INSTITVTO DE HISTORIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE VALPARAISO Alejandro Bancalari M. Hugo F. Bauza Ragl Buono-Core V. Adolfo Eichegaray C. Giuseppina Grammatico Héctor Herrera C. José de Nordenflycht C. Silvia Panichi Marfa Eugenia Pareti de C. Narciso Santos Y. Maria Laura Testi C. Romolo Trebbi del Trevigiano © Universidad Catslica de Valparaiso, 1998 Instituto de Historia, Pasco Valle 396 Tel. 56-32-664941, Fax 56-32-274450 Villa det Mar, Chile Derechos Reservados Edicién de 300 ejemplares Esta publicaci6n estuvo al cuidado de la ComisiGn Organizadora De las Semanas de Estvdios Romanos Se agradece la colaboracién de Cecilia Inojosa cen la traduecidn de los abstract Edicién y Produccién: EDICIONES UNIVERSITARIAS DE VALPARAISO Doce de Febrero 187, Tel. 56-32-273087, Fax. 56-32-273429 Valparaiso HECHO EN CHILE / PRINTED IN CHILE SEMANAS DE ESTUDIOS ROMANOS - VOL. IX ISSN 0716 - 6214 COMO LEER A FLORO* + Héctor Herrera Cajas Unverstpap CATOLICA DE VALPARAISO Corria el aiio 29 a.C. y en el curso de la guerra contra los mesios, conducida por el procénsul Marco Licinio Crasso, en un momento particularmente dificil, el centurién Comidio, é1 mismo bastante barbaro, inspir6 no poco terror a los barbaros, recurriendo a la siguiente estratagema: puso una tea encendida sobre su yelmo, de Ia cual, con el movimiento del cuerpo, salfan llamas como si la cabeza estuviera encendida * Por otra parte, cuando se produjo, -el 9 d.C.-, el desastre en el cual Publio Quintilio Varo perdié tres legiones, a manos de Arminio y sus germanos, entre los més persegui- dos estuvieron los abogados: «A algunos les arrancaron los ojos, a otros le cortaron las ‘manos, a uno le cosieron la boca, después de haberle cortado la lengua, y teniéndola en la mano un bérbaro vociferaba: ‘Por fin vibora, deja de silbar!»? Ambos episodios dentro del amplisimo panorama que abarca la historia romana, tan rica en todo tipo de coloridos incidentes, con todo, no pueden dejar de llamar la aten- El presente texto corresponde a la transcripci6n de la ponencia que dictara el Prof. Dr. Héctor Herrera Cajas en las XH Semanas de Estudios Romanos el afio 1986, transcripciGn que se ha comple- mentado con un primitivo texto y notas realizadas de manos del propio autor, con las cuales el Prof. Herrera Cajas esperaba redactar un articulo definitivo para una futura publicacién y con un video casette de la conferencia facilitado por la Sra. Poldy Valenzuela, Directora del Centro de Cine y Medios Audiovisuales de la Universidad Catélica de Valparaiso. La transcripcién fue hecha por Amelia Herrera L. y Paola Corti. 1 FLORUS, Epitome Rerum Romanarum, I, 26, 15-16: “Non minimum terroris incussit Barbaris Cornilius centurio, satis barbarae, efficacis amen apud tales homines stoliditatis, qui foculum gerens super cassidem, agitatum motu corporis, flammam, velut ardenti capite, funditabat”, en FLORUS, Histoire Romaine, (texte revu ct traduit par P, Hainsselin et H. Watelet), Librairie Garnier Freres, (Paris, 1932), p. 538. «Uni os obsutum, recisa prius lingua, quam in manu tenens Barbarus: «Tandem, ait, vipera, sibilare desiste», FLORO, II, 30, 32-37 en Garnier, p.542, 15 + HECTOR HERRERA CAIAS. cién. Por lo menos, asf me acontecié cuando - afios atrds - leyendo las fuentes para la 6poca de Augusto, comencé a familiarizarme con el Epitome de Lucius Annaeus Florus*; hoy dia, sé que estas pinceladas en el grandioso fresco de la Edad Augusta son tnicas, y que, sin la preocupacién de Floro por recogerlas en su Manual, algo se nos escaparfa de la recreacién que las fuentes nos permiten. Ya que el Manual pasa por ser una sintesis de Tito Livio - aunque, en verdad, depende de bastantes mas autores* - bien vale la pena compararlos para visualizar el esfuerzo intelectual que hizo Floro al entregar una obra con unidad y literariamente tan lograda y que, en muchas paginas, alcanza una elegan- cia propia de los mejores exponentes de su generacién, Una edicién en castellano de Tito Livio se aproxima a las dos mil paginas’, -sin contar las extensas lagunas de las paginas perdidas, para los cuales sélo disponemos de los breves restimenes, que tradi- cionalmente se atribuyen al mismo Floro®, y una edicién similar de la obra de Floro legarfa apenas a las ciento veinte paginas. Se trata, pues, de un verdadero manual, apto para ser lefdo con facilidad, con interés y con provecho evitando que la extensiOn y diversidad de los asuntos interrumpa la atencién’. En un momento, en que el Imperio Romano habia conquistado su méxima expansi6n territorial, incorporando pueblos de muy distinta indole y de niveles culturales incomparables, se imponia la redaccién de restimenes de la gloriosa historia de quienes se proclamaban orgullosamente, «Romani, gentium domini»*, para que - como el mismo Floro lo subraya- lo conquistado se con- El resumen de la Historia Romana que hace Floro la he trabajado en la antes mencionada edicién bilingUe al francés de Garnier, (vid. supra nota 1), y la espléndida edicién de la editorial Rusconi: FLORO, Epitome di Storia Romana, que aunque cuenta slo con la traduccién al italiano, esté prece- ida de la valiosisima introducci6n de Eleonora Salomone Gaggero, ejemplar que tuvo la bondad de poner en mis manos mi colega Nicolds Cruz. Esta amplia introduccién evita, en gran parte, las refe- rencias en detalle a la vida de Floro, porque todo ello, con la mayor precisién de la investigacion actual, podria consultarse en esta edicién. Nota del Editor: Para citar el texto de Floro, hemos seguido la numeracién tradicional contenida en esta edicién de Rusconi; para la versién latina, s6lo referimos la pagina correspondiente a la edici6n bilinglie de Garnier, sin considerar su numeracién, puesto que difiere de la anterior, + Nota del Editor: No obstante ser esta obra una sintesis de la Historia Romana de Tito Livio, tanto por el estilo como por el contenido, se aprecia la influencia de variados autores que servirian de fuentes para Ia obra de Floro, entre los que se reconoce, de preferencia, a prosistas y poetas latinos, Entre Jos primeros destacan, Julio César , De Bello Gallico, las Historias de Salustio, los Origine de Catén, el De Visa Populi Romani de Varr6n, la Historia Naturale de Plinio el Viejo, y los Annales de Técito; entre los segundos, Virgilio, Horacio y Lucano. Las fuentes griegas, al parecer, no fueron utilizadas por Floro. El andlisis de estas influencias en el Epitome floriano, lo presenta extensamente Salomone Gaggero en su introduccién. Op.cit, pp. 42-58. + TITO LIVIO, Historia Romana, El Ateneo, Buenos Aires, 1955), edicién en dos volimenes (traduccidn de Francisco Navarro y Calvo). ° Vid. SALOMONE GAGGERO, op.cit. pp.16 y ss. 7 FLORO, I, 1, 3 (Proemium) © [Los romanos sefiores de los pueblos»), FLORO, Il, 26, 14, en Garnier, p. 536. 16 COMO LEER A FLORO serve, porque «plus (difficilius) est provinciam retinere, quam facere»®. En efecto, si ingente habfa sido la secular empresa de conquistar territorios que se extendfan por tres continentes, més ardua era la tarea de mantener viva la tradicién y la adhesin a Roma, como requisito indispensable para garantizar la ansiada paz. Sentir a Roma, respetarla, identificarse con ella, hacer propias sus «artes» cantadas por Virgilio, exigia un conocimiento de su historia, de sus dioses, de sus héroes, de sus grandezas y sus fracasos, para apreciar por sobre todos ellos el curso majestuoso del destino de la Urbe; s6lo asf, leyendo su historia se caerd en la cuenta que se est apren- diendo no el destino de un pueblo, sino del género humano, reunido en un Imperio en el cual patecen haber contendido «Virtus et Fortuna», Roma puede envejecer, pero igualmente puede rejuvenecerse, tal como lo afirma Floro en el Proemium: «Desde César Augusto hasta nuestro tiempo hay no mucho me- nos de doscientos afios, durante los cuales, por la indolencia de los Césares, (Roma) casi envejecié y se redujo a nada; a no ser que, bajo el principado de Trajano, movi6 sus miisculos, y contra la esperanza de todos, la senectud del imperio recupera las fuerzas, como si la juventud (le) hubiese sido devuelta". Este parrafo clausura la apretada vision de la historia del pueblo romano, en cuatro etapas que reproducen las de un hombre: «/nfantia», «adolescentia», «iuventas, et quaedam quasi robusta maturitas, «senectus, y que contribuye a hacer mas atractiva la exposicion de sus peripecias"®. Y este parrafo también es una de las pistas mas seguras para los intentos de ubicar a nuestro autor. En la natural imprecisién cronolégica que caracteriza a Floro, como a tantos otros escritores de la Antigtiedad, este dato - los doscientos afios - ha servido para postular a Floro como contempordneo de Adriano (76- 138)", y asf identificarlo con el poeta y retérico del mismo nombre, de quien conserva Elio Spartiano unos versos en su Vida de Adriano", en la Historia Augusta. ® [Yes mucho més dificil conservar provincias que conquistar provincias”), FLORO, I, 33, 8, en Garnier, p. 394; 2b. en II, 30,29: «sed difficilius est provincias obtinere, quam faceren, (Garnier, p.540) " «Sed quanto efficacior est fortuna quam virtus! Et quam verum est quod moriens Brutus efflavit, non in re, sed in verbo tantum esse virtutem!, FLORO, II,17 10-11 en Garnier p.520. "4A Caesare Augusto in seculum nostrum haud multo minus anni ducenti, quibus inertia Caesarum quasi consenuit atque decoxit; nisi quod sub Trajano principe movet lacertos, et praeter spem omnium senectus imperii, quasi reddita juventute, revirescit», FLORO, I, 1,8 en Gamier, p.280. "= FLORO, I, passim; Vid. SALOMONE GAGGERO, op.cit. pp.28 y ss. © Cf Ibidem p.15-16. “De Vita Hadriani Aelii Spartiani, XVI, 3-4: «Floro poetae scribenti ad se: ego nolo Caesar esse, /ambulare per Brittanos, /Scythicas pati pruinas /rescripsit: /ego nolo Florus esse, /ambulare per tabernas, /latitare per popinas, /eulices pati rutundos.» 7 + HECTOR HERRERA CAJAS ig ‘Toda lectura supone una eleccién; eleccién de puntos de vista, desde los cuales se con- templa el panorama que ofrece toda obra; elecci6n de temas dentro de la compleja trama del texto; clecci6n de afinidades y resonancias en la insondable profundidad de la cultu- ra. El mismo escritor realiza su propia lectura; ésta es la primera, la mAs intima, la mds inefable, la mas convincente y auténtica de la obra. Ella abre las posibles lecturas con- tempordneas, de las cuales proponemos las siguientes, ademis, por cierto, de la lectura escolar, lectura que evidentemente en muchos momentos fue tal vez la mds apreciada en cuanto puede considerarse que este Epitome de Historia Romana era un excelente texto para el aprendizaje de la retérica ala vez que de la visién de Roma. Proponemos'*, pues las siguientes lecturas. 1°. Ladel «ignorante» que aprende del texto y usa el conocimiento que allf obtiene ove. 2°. Ladel «conocedor de la materia» pero que precisa de una ayuda-memoria’’. 3°. Ladel aadversario» de Roma, es decir, la de algunos de estos pueblos conquis- tados que quieren conocer la causa de su grandeza, ya que allf pueden encontrar mis de una clave, en este combate entre Virtus y Fortuna, para ver cémo es que Roma ha crecido a tal punto; y 4°. Ladel «admirador del Imperio» que quiere identificarse con sus ideales. Lectu- ra que posiblemente tuvo mas en mente Floro al redactar su manual”. A estas lecturas, que he Hamado las posibles «lecturas contempordneas» se superpo- nen las que podrfamos llamar las «lecturas histéricas», es decir, lecturas que en la actua- lidad pueden hacerse de Floro, sin que por cierto, éstas excluyan las otras, sino que por el contrario tienen que asumir necesariamente algunas de las «lecturas hist6ricas» para que realmente no sean lecturas meramente superpuestas sobre la obra sino lecturas que consigan entrar en la obra misma. Dentro de éstas propongo las siguientes: 1°. La lectura del «testimonio tardio» de los acontecimientos histéricos. Ya que si bien Floro es un contempordineo de Adriano, y por lo cual, en estricto rigor, no podriamos considerarlo una fuente directa para los acontecimientos que él re- sume en su manual, indudablemente constituye un testimonio mucho mas cer- cano de lo que son interpretaciones historiograficas posteriores. 'S Al decir “proponemos” estoy con esto sefialando pistas para posibles investigaciones que hubiese querido, en parte, haber realizado pero que quedan en este momento ofrecidas a algunos de los actua- les o futuros cultores de la Historia Romana. © Lo que queda dicho si comparamos a Tito Livio con Floro, y cémo éste es una excelente ayuda memoria para cualquier persona que conozca de la Historia Romana. °° La obra bajo muchos puntos de vista no es solamente un epitome, un restimen, sino también un enco- mio, una obra en que Roma permanentemente est presentada como tema de admiracién para el mundo. 18 (COMO LEER A FLORO 2°. La de la «sfntesis de la vision del Imperio», en este sentido me permito reco- mendar ampliamente la lectura hist6rica de Floro como una excelente y logradisima sintesis de lo que es el culto al Imperio. 3°. Que constituye, tal vez, la veta mas interesante para la investigacién histérica de Floro: la de Ia «mentalidad», puesto que en é1 se presenta toda una actitud, actitud que est en correspondencia con las circunstancias histéricas que se viven en el momento de Floro (si es que le asignamos la fecha que se propone), ys 4°, La que se transparenta facilmente en muchas de las paginas de Floro y est también casi constituyendo un comin denominador de la historiograffa roma- na: la del «moralista». Aqui se podria estudiar a Floro bajo la perspectiva no de un historiador sino de la persona que aprovecha de contar la historia para hacer una «critica» a la sociedad de su tiempo, y adoptar, por lo tanto, una actitud moral Ya hemos dicho que estas diversas lecturas no se excluyen sino que iluminan distintos niveles de redacci6n recreando la verdadera trama del texto. El seguir una lectura no evita el que uno esté atento a las resonancias que van apareciendo desde esos otros niveles en los cuales se ha ido haciendo la composicién del texto. Muchas veces esos otros niveles han sido incorporados a la trama del texto atin de modo inconsciente por el propio autor’. Floro ha sido lefdo y relefdo a lo largo de los siglos, y gran parte de la admiracién sentida por Roma y su grandeza, procede de estas paginas en que se condensan tan magistralmente los hechos mas notables de su prolongada historia La elaboracién de un manual - consciente o inconscientemente - da cuenta de una seleccin que ha debido hacer el autor en su intento por entregar imagenes verosimiles con el minimo de elementos posibles"”. Si tenemos presente las preguntas formuladas ene] hexdmetro transmitido por Quintiliano, para precisar con la mayor actitud un asun- to: «Quis, quid, ubi, quibus auxilius, cur, quomodo, quando?» -preguntas claves para evar adelante una investigacién histérica-, veremos que, s6lo en lo que toca a la crono- logfa, Floro, a menudo, es incierto, es mas, en algunos casos habria que decir contradic- torio, ya que en momentos resulta imposible de encuadrar con cualquier cronologia, lo que denota que no era su preocupacién preponderante al entrar en la redaccién del ma- nual. En cambio, abundan los sujetos al igual que los top6nimos®, asf como las explica- ciones sobre los motivos de los acontecimientos. ® Esta lectura entrarfa en el campo de la Historia de las Mentalidades, en donde el autor tdcitamente sefiala algo que no estaba, necesariamente, en su voluntad presentar. Gran esfuerzo intelectual jc6mo poder seleccionar para entregar Jos testimonios? » fr. FLORO, UL, 6, II, La edicién de Rusconi tiene unos indices excelentes agrupados en un conjunto de cerca de 40 piiginas (403-444) que retine una extremadamente diversa y densa cantidad de nombres. 19 HECTOR HERRERA CAJAS Et historiador- bien se sabe - trabaja con los testimonios del pasado, que, en algunos casos, se reducen a la anotacién de un acontecimiento en una fuente histérica. Frente a este testimonio literario, la ausencia de otros restos materiales aparentemente mas con- vincentes, pareciera que aminora la garantfa que se le exige a la historia. Floro esté muy consciente de este problema, y es por eso que, al narrar la destruccién de la poderosa Veies, después de prolongado sitio, se pregunta «; Hoy quién recuerda que existi6? ,cudles son los restos? ,cudles sus vestigios? La fe de los anales se esfuerza a fin de que crea- mos que Veies existién?!, Un aspecto de la tarea del historiador es la descripcién de los acontecimientos, con todas las limitaciones que por la naturaleza misma del asunto pueden darse, ademas de las propias de un manual que debe evitar la acumulacién de datos, principio que, por cierto, no siempre respeta Floro, sino que, por el contrario, abandona a menudo, gozndose en una apretada enumeracién de personajes, quienes quedan, gracias a una magistral pincelada, ubicados en su momento”. jC6émo no apreciar la extraordinaria veta que se abre al conocimiento de la mentali- dad romana, gracias a la anotaci6n - entre tantas, que hace Floro como al pasar - acerca del caudillo galo, Vercingetorix «cuyo nombre estaba compuesto casi para inspirar te- ror», Pero, aspecto mucho mis valioso es la interpretacién que el autor propone de la génesis de las distintas series de acontecimientos, que por el tema mismo del manual, corresponden exclusivamente a guerras de conquista 0 guerras intestinas*, Y, en este punto, Floro no trepida en ser categérico: la causa de las guerras intestinas - las que no son justas ni pias - de rodas (omnium), es la ambicién desmedida, el exceso de bienes- tar’, Posiblemente ante su mirada panordmica, esta es la causa principal que visualiza, y por la necesaria economia de la redacci6n, asf lo afirma. Por cierto que Floro es lo suficientemente perspicaz para darse cuenta que general- mente esta causa, la de la ambicién, es edulcorada con pretextos que tienen visos de * «Hoc tune Veii fuere: nunc fuisse quis meminit? Quae reliquiae? Quod vestigium? Laborat annalium fides, ut Veios juisse credamus», FLORO, I, 6, 11 en Garnier pp.306 y 308. * Como por ejemplo al relatar la “Guerra contra los Piratas”, vid. FLORO, 1, 41 (Garnier, p.433) snomine etiam quasi ad terrorem composito, Vercingetorix», FLORO, I, 45,21 en Garnier p.444. En Floro no hay una visién de la literatura romana como en cambio si la hay en el manual de Valleius Paterculus, Historiae Romanae -obra que espero en otra oportunidad trabajar-, uno de cuyos néritos es que se detiene en aspectos culturales, mientras Floro se circunscribe a lo que habitualmen- te seflalamos bajo Historia Politica, Nota del Editor: El autor presenté en las XIII Semana de Estudios Romanos la ponencia Valleius Paterculus, moralista, la cual fue publicada en el vol. VI (1991) de esta coleccién. * «Causa taniae calamitatis eadem, quae omnium, nimia felicitas» FLORO, Il, 13, 8 en Garnier, p.488. 20 ‘COMO LEER A FLORO. honestidad, como en el caso de las sediciones ditigidas por los tribunos de la plebe. «Tribunicia potestas excitavit causas omnium seditionum, quae specie quidem plebis tendae, cujus in auxilium comparata est, re autem dominationem sibi acquirens, studium populi ac favorem agrariis, frumentariis, judiciariis legibus aucupabatury®. El siguiente texto requeriria en si un andlisis més particular «Inerat omnibus species aequitatis»” Semejante es cuando presenta el origen del primer triunvirato «asf ansiosos César de adquirir dignidad, Craso de aumentarla y Pompeyo de retenerla, a la vez que todos vidos de poder, les result6 facil apoderarse de la reptiblica»™. Este texto ilustra también una tipica composicién del estilo de Floro, que podrfamos Hamar «gradacién ternaria», es decir, la ordenacién de tres elementos que tienen un comniin denominador como puede apreciarse doblemente en la descripcién de la batalla de Filipos, cuando a Pompeyo «los soldados increpaban su despreocupacién; los alia- dos, su demora; los jefes, su ambici6n. Asf los destinos se precipitan, Tesalia es escogi- da para la batalla y, en los campos de Filipos, se deciden los destinos de la ciudad, del imperio y del género humano»™ Por cierto que recurrir repetidamente a este esquema puede limitar la complejidad de Ja realidad - la cual no siempre es ternaria, por supuesto -, pero, sin duda, es un buen recurso literario para fijar en la mente del lector las caracteristicas fundamentales de un asunto, y, en cuanto tal, cumple con uno de los requisitos de un buen manual. «EI pueblo romano, desde el rey Rémulo hasta César Augusto, durante setecientos aiios, realiz6 tantas obras en la paz y en la guerra, que, si alguien compara la grandeza del imperio con los aiios (setecientos), estimarfa una edad mayor. Asf condujo amplia- mente las armas por el «orbe de las tierras» (orbis terrarum), de manera que quienes Jen sus hechos aprenden los destinos no de un tinico pueblo sino del «género humano». En tantas labores y peligros fue arrojado, que la «Virtud> y la «Fortuna» parecen haber % [La potestad tribunicia excitd las causas de todas las sediciones bajo el pretexto (specie) que habia una preocupaciGn (twendae,cuidado) por la plebe, pero con el real propdsito de engrandecer su poder, trataron (Ios tribunos) de ganarse el favor popular mediante leyes sobre el reparto de territo- rigs, distribucién de granos y administracién de justicia»]. FLORO, TI, 1 en Garnier, p. 452. 2 [«Todas se iniciaron bajo el pretexto de la equidad»}, FLORO, IL, | en Idem. 2% «sic igitur Caesare dignitatem comparare, Crasso augere, Pempeio retinere cupientibus, omnibusque pariter potentia cupidis, de invadenda republica facile convenit», FLORO, Il, 13, 11 en Garnier, p.490; Gfr. FLORO, Il, 16,2 (Garnier, p.516). » “Miles orium, soci moram, principes ambitum ducis increpabant. Sic praecipitantibus fatis, proelio sumpia est Thessalia, et philipicis campis, Urbis, imperii, generis humani fata comissa sunt.", FLORO, Tl, 3. 43 en Gamier p.498. Con una frase asf, para una persona que lee, y estoy convencido que los antiguos lefan con una mayor lentitud, es posible que con una sola lectura a la persona le quedase impreso para toda Ja vida lo que habfa significado Filipos, allf donde se haba jugado el destino de la humanidad. Cfr. tb. I, 19, 2 (Garnier p.526): «lmmo omnia expertus ambitu et luuria, primum hostes. deinde cives, tandem etiam seculum terrore liberavit» 2 ‘HECTOR HERRERA CAJAS contendido para constituir su imperio. Por lo que si alguna cosa vale que sea conocida €s esta historia; sin embargo, porque la misma «grandeza» (de la historia) es obstaculo, y la adiversidad» de los asuntos interrumpe el esfuerzo de la intencién, haré lo que suelen quienes pintan la disposicién de las tierras: como en una pequefa tablilla abarca- ré toda su imagen, todo contribuird - espero - a la «admiracién» del pueblo principe, si a la vez y en conjunto muestro su grandeza universal»®, «Si alguien considerase al pueblo romano «como a un hombre», y toda su edad midiese, cémo «comenz6» y e6mo «creci6», cémo alcanzé cierto fruto de juventud, como después casi envejeci6, encontrard «cuatro grados» en su proceso. La primera edad fue bajo los reyes, cerca de doscientos cincuenta afios, en los cuales Iuché alrede- dor de la misma ciudad con los vecinos, «est serfa su infancia». La siguiente, desde los cénsules Bruto y Collatino hasta los cénsules Appio Claudio y Quinto Fulvio, se extien- de por doscientos cincuenta afios, en los cuales sometié a Italia, éste fue un tiempo agitadisimo en hombres y en armas: es lo que alguien llamaria «adolescencia». Des- pués, hasta César Augusto doscientos afios, en los cuales pacificé todo el orbe ésta es la exacta «juventud> del imperio, y como su robusta madurez. Desde César Augusto a nuestro tiempo no mucho menos de doscientos afios, en los cuales con Ia inercia de los Césares casi «envejece» y se reduce; a no ser que bajo el principe Trajano movié los miisculos, y contra la esperanza de todos, la vejez del imperio, como si la juventud le hubiese sido devuelta, «rejuvenece»’!, Esta introducci6n anticipa y sintetiza lo que entregara el Manual. En primer lugar, esté la identificacién -que se mantendré a lo largo de toda la obra- entre Roma y el © Populus romanus a rege Romulo in Caesarem Augustum, septingentos per anos, tantum operum pace belloque gessit, ut, si quis magnitudinem imperil cum annis conferat, aetatem ultra putet. Ita late per orbem terrarum arma circumtulit, ut qui res illius legunt, non unius populi, sed generis ‘humani fata condiscant. Tot in laborisbus periculisque jactatus est, ut,ad constituendun ejus imperium, contendisse Virtus et Fortuna videantur. Quare cum si quid aliud, hoc quoque operae pretium sit cognoscere, tamen quia ipsa sibi obstat magnitudo, rerumque diversitas aciem intentionis abrumpit, faciam quod solent qui terrarum situs pingunt: in brevi quasi tabella totam ejus imaginem amplectar, non nihil, ut apero, ad admirationem principis populi collaturus, si pariter atque insemel universam magnitudinem ejus ostendero”. FLORO, Proemium, en Garnier p.278 " «Si quis ergo populum romanum quasi unum hominem consideret, toramque ejus aetatem percenseat, ut coeperit, utque adoleverit, ut quasi ad quamdam juventae fragem pervenerit, ut postea velut consenuerit, quator gradus processusque ejus inveniet. Prima eatas sub regibus fuit, prope ducentos quinquaginta per annos, quibus circum urbem ipsam cum finitimis luctatus est: haee erit ejus infantia, Sequens a Bruta Collatinoque consulibus, in Appium Claudium, Quintum Fulvium consules, ducentos quinquaginta annos patet, quibus Italiam subegit: hoc fuit tempus viris armisque incitatissimum: ideo quis adolescentiam dixerit. Deinceps ad Caesarem Augustum ducenti anni, quibus totum orbem pacavit: haec jam ipsam juventas imperit, et quaedam quasi robusta maturitas. A Caesare Augusto in seculum nostrum haud multo minus anni ducenti, quibus inertia Caesarum quasi consenuit atque decoxit, nisi quod sub Trajano principe movet lacertos, et praeter spem omnium senectus imperii, quasi reddita juventute, revirescit». FLORO, Proemium, en Garnier, p.280. 22 COMO LEER A FLORO género humano. En segundo lugar, la pugna entre la Virtus -virtud militar, guerrera- y la «Fortuna» -e\ destino, el hado- en la generacién de los acontecimientos, lo que presta tal atractivo a esta historia; y por ultimo, un largo pérrafo en que compara esta historia con las etapas de la vida de un hombre, en la perspectiva que el romano tenia de ellas, y sobre lo cual volver al concluir la exposicién de cada etapa. Prima, sin duda, la sintesis que en un golpe de vista presenta todo el panorama de la historia de Roma, pero ella se entrega a través de una imagen en la cual se respeta la «grandeza» y la «diversidad» de esta historia ;Cémo no podrfa resultar altamente atrac- ‘0 para los distintos lectores ofrecerles esta comparaci6n, que tiene la virtud de ofre- cer a cada cual un elemento personal de comparacién! A continuacién presento algunos de los restimenes que hace Floro al final de cada etapa, donde yuelve él a recoger este esquema y en los que uno puede de nuevo apreciar esta caracteristica que he tratado de sefialar en la lectura anterior. «sta es la primera edad del pueblo romano, y como Ia infancia, que tuvo bajo los siete reyes, a fin de que lo que la raz6n y utilidad de la repiiblica exigia, en cierta mani- festacién de los destinos, a la vez que en el ingenio de cada uno, (encontrase su origen). {.Qué, pues, hay mas ardiente que Rémulo? Tal empefio fue necesario para ganar un reino. {Qué mas religioso que Numa? Asf la realidad lo pedia, para que un pueblo feroz fuese mitigado con el miedo de los dioses. {Qué como aquel Tullus artifex del ejército? jqué mas necesario para aquellos hombres belicosos, que fortificarles la virtud con la razén!"? ,Qué mas constructor que Anco?, que extendié la Urbe con una colonia, la junt6 con un puente, la defendié con un muro. Y, en verdad, los ornamentos e insignias de Tarquinio, jcu‘inta dignidad afiadieron al pueblo principe en su mismo aspecto! ,Y el so realizado por Servio, qué produjo sino que la Reptiblica Romana se conociese a sf misma? Por tiltimo, la inoportuna dominacién de aquel soberbio aproveché no poco sino mucho. Asi, pues, en efecto, que agitado el pueblo por las injurias se inflamase por el ansia de libertad.»* cen «ésta es la segunda edad del pueblo romano, y como la adolescencia, en la cual aleanz6 su vigor maximo, y como en la flor de la virtud, inflamada y ardiente. Asf Habriamos esperado la palabra disciplina, sin embargo, aparece la palabra ratio. “Haec est prima aetas populi romani, et quasi infantia, quam habuit sub regibus septem, quadam fatorum industria, tam variis ingenio, tu reipublicae ratio et utilitas postulabat. Nam quid Romulo ardentius ? tali opus fuit, tw invaderet regnum. Quid Numa religiosius? ita res poposcit, tu ferox populus deorum metu mitigaretur. Quid ille militiae artifex Tullus? bellatoribus viris quam necessarits, tu acueret ratione virtutem ! Quid aedificator Ancus ? ut Urbem colonia extenderet, ponte jungeret, muro tueretur, Jam vero Tarquinii ornamenta el insignia quantam principi populo addiderunt ex ipso habitu dignitatem ! Actus a servio census quid effect, nisi m ipsa se nosset Romana respublica ? Postiemo Superbi illius importuna dominatio nonnihil, immo vel plurimum profuit. Sic enim effectum est, tu agitatus injuriis populus cupiditate libertatis incenderetur”, FLORO, I, 2, 17 (“Anacephaleosis de septem regibus”) en Garnier p. 296. B + HECTOR HERRERA CAJAS todavia mantenia una cierta ferocidad propia de los pastores, todavia respiraba algo indémito. Por esto, es que el ejército, habiendo hecho sedicién en los campamentos, lapidé al general Costumio, quien no concedié el bot{n que habfa prometido; por esto que bajo Appio Claudio no quiso vencer al enemigo, cuando pudo hacerlo; por esto que, conducido por Volerén, y rechazando muchos la milicia, rompen las faces del consul. De allf que generales distinguidisimos, que se oponian a su voluntad (Ia del pueblo), son condenados al exilio, como Coriolano, que ordenaba que cultivaran los campos; y no menos feroz que aquel, hubiese vengado la injuria con las armas, si su madre Veturia no lo hubiese desarmado con sus lagrimas, cuando ya avanzaba con los estandartes: 0 como el mismo Camilo, porque parecié que habfa dividido inicuamente el botin de Veies entre la plebe y el ejército. Pero éste, mejor hombre, envejecié en la ciudad capturada, y después vengé del enemigo galo a los suplicantes. Con el senado también se combate con ms vehemencia que equidad y bien, a tal punto, que abandonadas las sedes, ame- naza a su patria de soledad y muerte.» (_..) «En verdad, en estas mismas sediciones, admirards merecidamente al pueblo principe; puesto que vindicé bien la libertad, bien el pudor, ya la dignidad de sus orfgenes, ya el reconocimiento y las insignias de los honores, y entre todas estas cosas de nada fue el custodio mas enérgico que de la liber- tad; y no pudo ser corrompido con ninguna dédiva a cambio de ella, cuando, en un pueblo grande y cada dfa mas numeroso, aparecen en tanto ciudadanos perniciosos.»?> Si tuviéramos que hacer aqui un andlisis como corresponderia, nos estarfamos dando cuenta que van apareciendo estas lecturas que les he propuesto: en primer lugar, la capacidad de sintesis de Floro para entregar la visidn de esta segunda edad; en segundo lugar, se ve claramente cémo hay una intencién moralista porque toma este problema de las sediciones para sefialar que, a pesar de todo lo que éstas significan, siempre se esta defendiendo un valor supremo que es el de la libertad, el que de algtin modo justificaba ™ Este fragmento corresponde al resumen de la segunda etapa: “Haec est secunda aetas populi romani, et quasi adolescentia, qua maxime viruit, et quodam flore virtutis exarsit ac febuit. Itaque inerat quaedam adhuc ex pastoribus feritas, quiddam adhuc spirabat indomitum. Inde est, quod exercitus Postumium imperatorem, infitiantem quas promiserat praedas, facta in castris seditione, lapidavit; quod sub Appio Claudio noluit vincere hostem, cum posset; quod, dulce Volerone, detrectantibus plerisque militiam, fracti consules fasces. Inde, clarissimos principes, quod adversarentur voluntati suae, exsulatione multavit, ut Coriolanum, colere agros jubentem; nec minus ille ferociter injuriam armis vindicasset, nisi quod jam inferentem signa filium mater Veturia lacrymis suis exarmavit; ut ipsum Camillum, quod inique inter plebem et exercitum dividisse veientem praedam videretur. Sed hic melior vir in capta urbe consenuit, et mox supplices de hoste Gallo vindicavit, Cum senatu quoque vehementius aequo bonoque certatum est, adeo ut, relictis sedibus, solitudinem et interitum patriae suae minaretur”, FLORO, I, 17, 1-4, en Garnier, p.330. * “Verum in his ipsis seditionibus principem populum non inmerito suspexeris. Siquidem nunc libertatem, nunc pudicitiam, tum natalium dignitatem, tum honorum decora et insignia vindicavit, interque haec omnia nullius acrior custos, quam libertatis, fuit, nullaque in pretium ejus potuit largitione corrumpi, cum ut in magno, et in dies majore populo, interim perniciosi cives existerent”. FLORO, I, 17, 5-6 en Garnier, p.334. or (COMO LEER A FLORO las sediciones; en tercer lugar, cémo hay que precaverse en todo momento, porque a medida que un pueblo crece cada vez es més dificil su control y es més facil que aparez- ‘can hombres perniciosos. «Italia est4 domada y sometida; el pueblo romano teniendo cerca de quinientos afios, ‘cuando hubo superado la adolescencia con buena fe, si esto es fuerza, si es juventud, entonces verdaderamente estaba robusto y joven, y comenzé a ser par al orbe de las ras (par orhi terrarum esse coepit). Ast -jadmirable e increible de decir!- el que habfa luchado por casi quinientos afios en la patria (a tal punto habfa sido dificil dar cabeza a Italia), en los doscientos afios que siguen, recorrié Africa, Europa, Asia y, en fin, todo el orbe de as tierras con guerras y victorias.»** «Hasta aqui el pueblo romano hermoso, egregio, pio, santo y magnifico. El resto del tiempo, aunque igualmente grandioso, también es mas tormentoso y vergonzoso, ya que Jos vicios crecfan con la misma magnitud del imperio. De manera que, si alguien divide esta tercera edad mundial transmarina, que calculamos en doscientos afios, a los cien primeros, en los cuales domeiié Africa, Macedonia, Sicilia, Espafia, con derecho y mé- rito (esta primera edad) se proclama aureos, como cantan los poetas; y a los cien si- guientes, decididamente férreos y cruentos, y si es posible més crueles: ya que a la guerra contra Yugurta, contra los Cimbrios, contra Mitridates, contra los Partos, contra los Piratas, contra los Galos y los Germanos, en las cuales la gloria ascendié al mismo cielo, se mezclaron las matanzas de los Gracos y de Drusos, ademas de la guerra servil, y, para que no faltase nada a la vergilenza, la (guerra) gladiatoria. Por dltimo, vuelto contra sf mismo por las manos de Mario y de Sylla, y finalmente de Pompeyo y de (César, casi con rabia y furor -»nefasto»- se lacer6 a si mismo. Si bien todas estas cosas son juntas y confundidas entre sf, para que aparezcan mejor, a la vez que para que los crimenes no obscurezcan las virtudes, serdn referidas por separado: y primero, como comenzamos, recordaremos aquellas guerras justas y pias con los pueblos extranjeros, a fin de que aparezca la grandeza del imperio que crece dia a dia; después retornaremos a aquellos crimenes de los ciudadanos, y a las contiendas vergonzosas e impfas.»3” % «Domita subactaque Italia, populus romanus prope quingentesimum annum agens, cum bona fide adolevisset, si quod est robur, i qua juventas, tum ille vere robustus et juvenis, par orbi terrarum ‘esse coepit. Ita, mirum et incredibile dictu! Qui prope quingentis annis domi luctatus est (adeo difficile fuerat dare Iraliae caput), his ducentis annis sequuntur, Africam, Europam, Asiam, totum denique orbem terrarum bellis victoriisque pergravit”, FLORO, I, 18, 1-2, en Garnier, p.338. Hactenus populus romanus pulcher, egregius, pius, sanctus atque magnificus. Reliqua seculi, ut grandia aeque, ita vel magis turbida et foeda, crescentibus, cum ipsa magnitudine imperii, vitis. Adeo ut, si quis hanc tertiam ejus aetatem transmarinam, quam cc annorum fecinus, dividat, centum hos priores, quibus Africam, Macedoniam, Siciliam, Hispaniam domuit, aureos, sicut poetae canunt, jure meritoque fateatur; centum sequentes, ferreos plane et cruentos, et si quid immanius: quuippe gui Jugurthinis, cimbricis, Mithridaticis, parthicis, piraticis bellis, gallicis atque germanicis, quibus coelun ipsum gloria ascendit, Gracchanas Drusianasque caedes, ad hoc servilia bella miscuerint, et, ne quid turpitudini desit, gladatoria. Denique in se ipsa conversus Marianis atque Syllanis, 25 + HECTOR HERRERA CAJAS “Esta es aquella tercera edad transmarina del pueblo romano, en la cual se atrevié a salir de Italia, y rodeé todo el orbe con las armas» (...) «No sé, acaso hubiese sido suficiente para el pueblo romano contentarse con Sicilia y Africa, o atin carecer de estas mismas, dominando en su Italia, que crecer en tal magnitud, que flaquease con sus fuerzas. Pues {qué otra cosa produjo los furores civiles, que las felicidades excesivas? La Siria vencida nos corrompié la primera; después la herencia asiética del rey de Pérgamo. Y la abundancia de aquellas riquezas afligié las costumbres de la época, su- mergié a la repiblica oprimida con sus propios vicios como en una sentina. ;Por qué pues el pueblo romano habrfa exigido a los tribunos campos y alimentos, sino por el hambre que el lujo haba producido? De aquf surgen la primera y segunda sedicidn de los Gracos, y la tercera de Apuleyo. ;De d6nde los caballeros se habrian separado del Senado por las leyes judiciales, a no ser por la avaricia, que tenfan de las rentas de la repiblica, y a los mismos juicios como fuente de provechos? De aqui, Druso y la ciuda- danfa prometida al Lacio, y por esto la guerra (servil) de los aliados. Qué més? ;De dénde la guerra servil, sino por la abundancia de las familias? ;De dénde el ejército de gladiadores contra sus sefiores, a no ser por Ia largueza excesiva para conciliar el favor de la plebe, entregada a los especticulos, que hizo de los suplicios de los enemigos, un arte? Y para tocar vicios mas imponentes, acaso la ambicién de los honores no es incita- da por las mismas riquezas?»™ «Se usa llamar guerra social para disminuir su odiosidad; sin embargo, si queremos lo verdadero, aquella fue una guerra civil. Puesto que como el pueblo romano se habia mezclado con los Etruscos, Latinos y Sabinos, y de todos produce una tinica sangre, un cuerpo hizo de todos estos los miembros, y uno de todos. No con menor crimen se novissime Pompeii et Caesaris manibus, quasi per rabiem et furore -nefas- semet ipse laceravit. Quae tsi juncta inter se sunt omnia atque confusa, tamen quo melius appareant, simul et ne scelera virtutibus obstrepant, separatim referentur; priusque, ut coepimus, justa itla et pia cum exteris gentibus bella ‘memorabimus, ut magnitudo crescentis in dies imperii appareat, tum ad illa civium scelera, turpesque €t impias pugnas revertemur.” FLORO, I, 34, 1-5 (Anacephalaeosis) en Garnier, p.402 y 404. Cfr, con FLORO, I, 47, 1-2, en que refiere toda una relacién de la expansi6n romana. «Hace est illa tertia aetas populi romani transmarina, qua, Italia progredi ausus, orbe toto arma circumtulit (...) Ac nescio, an satius fuerit populo romano Sicilia et Africa contento fuisse, aut his etiam ipsis carere, dominanti in Italia sua, quam eo magnitudinis crescere, ut vribus suis conficeretur. Quae enim res alia furores civiles peperit, quam nimiae felicitates? Syria prima nos vita corrupit, mox asiatica pergameni regis hereditas. Hlae opes atque divitiae afflixere seculi mores, mersamque virtis suis quasi sentina rempublicam pessumdedere. Unde enim populus romanus a tribunis agros et cibaria flagitaret, nisi per famen quam luxus fecerat? Hinc ergo Gracchana prima et secundam, et illa tertia Apuleiana seditio Unde judiciars legbus dvulsus a senatu eques, nisi ex avaritia, ut vectigalia reipublicae, atque ipsa judicia in quaestu haberentur? Hine Drusus et promissa civitas Latio, et per hoc arma sociorum. Quid autem? Bella servilia unde nobis, nisi ex abundantia familiarum? Unde sladiatorii adversus dominos suos exercitus, nisi ad conciliandum plebis favorem effusa largitio, dum spectaculis indulget, supplicia quondam hostium artem faceret? FLORO, I, 47, 1-11 (Anacephalaeosis) en Garnier, pp.448 y 450. 26 COMO LEER A FLORO revelaban los aliados dentro de Italia, que los ciudadanos dentro de la Urbe. (...) y por tiltimo, Ia Italia (y los otros pueblos) se alzaron contra su ciudad madre y nodriza»™, «Primero la lujuria, después la ruina de su patrimonio que de allf se deriva, y al mis- mo tiempo, la ocasién de que en los extremos fines del mundo las armas romanas estu- viesen desplazindose, impulsé a Catilina en el consejo criminal de oprimir la patria. Herir al Senado, matar a los c6nsules, destruir a la Urbe con incendios, saquear el erario, en fin, quitar el fundamento a toda la repuiblica, y lo que ni Anfbal parecia haber deseado, -»nefasto»- superarlo con sus aliados. (...) Habria sido el fin del mas hermoso imperio, si aquella conjuracién no hubiese encontrado a los cénsules Cicerén y Antonio, de los cuales uno descubrié la cosa con su industria, y el otro la sometié por la fuerza.» ‘Termino con este parrafo que aunque corresponde a una situaci6n anterior, bien vale la pena recordar: «jGloria a esta ciudad (Numancia) fortisima, y, a mi juicio, dichosfsima en sus ma- es! Defendié con fe a sus aliados; resistié, con su fuerza, por tan largo tiempo, al pueblo apoyado con las fuerzas del orbe de las tierras. Por tltimo, sometida la ciudad por el maximo general, ningtin motivo de alegria dejé al enemigo (los romanos). No hubo un solo varén numanciano que conducir encadenado. Ningtin botin, como que eran paupé- rrimos; ellos mismos quemaron las armas. El triunfo fue s6lo de nombre.>*" El pérrafo final de la guerra contra Numancia, entrega diferentes lecturas: primero, Ia de los hechos propiamente tal; segundo, la de la posicién personal de Floro frente a dichos acontecimientos, (los romanos enemigos); tercero, la del prestigio de los venci- dos por Roma, y del reconocimiento a su grandeza de énimo. En tiltimo lugar, nueva- mente se puede apreciar la capacidad de sintesis del autor. «Sociale bellum vocetur licet, ut extenuemus invidiam, si verum tamen volumus, illud civile bellum fuuit. Quippe cum populus romanus Etruscos, latinos Sabinosque sibi miscuerit, et unum ex omnibus sanguinem ducat, corpus fectt ex membris, et ex omnibus unus est. Nec minore flagitio socii intra Jtaliam, quam intra Urbem cives, rebellabant (...) postremo Italia contra matrem suam ac parentem urbem consurgerent», FLORO, Il, 6, 1-5 en Garnier, pp.460 y 462. * Catilinam hexuria primum, tum hine conflata egestas rei familiaris, simul occasio, quod in extremis _finibus mundi arma romana peregrinabantur, in nefaria consilia opprimendae patriae suae compulere. Senatum confodere, consules trucidare, distringere inendiis Urbem, diripere aerarium, totam denique rempublicam funditus tollere, et quidquid nec Anibal videretur optasse, quibus, o nefas! sociis aggressus est!(...) Actum erat de pulcherrimo imperio, nisi illa conjuratio in Ciceronem et Antonium consules incidisset, quorum alter industria rem patefecit, alter manu oppresit», FLORO, Il, 12, 1-5 en Garnier, p.484. Aqui esta presente nuevamente la gradaci6n ternaria a la que he hecho menci6n. \ «Macte fortissiman, et, meo judicio, beatissiman in ipsis malis civitatem! Asseruit cum fide so- cios, populum orbis terrarum viribus faltum, sua manu, aetate tam longa sustinuit. Novissime, maximo duce oppresa civitas nullum de se gaudium hasti reliquit. Unus enim vir Numantinus non fut, qui in catenis duceretur Praeda, ut de pauperrimis, nulla; arma ipsi cremaverunt. Triumphus fuit tantum de nomine», FLORO, I, 34, 16 en Garnier, p.402. 27 ‘+ HECTOR HERRERA CAIAS Tal vez es en estas posibles lecturas, més muchas otras que podrian irse realizando, donde podemos encontrar uno de los grandes méritos de este pequefio manual que pare- ciera tan postergado dentro de la historiografia latina y que yo me he atrevido a reivin- dicar con esta presentacién®, HOW TO READ FLORUS The Epitome of the Roman History of Lucius Anneus Florus is an excelent sinthesis of the Livio’s History, but also has many valuable characteristics that make of it a work which richness allows to do different readings - contemporary and historic readings. Also, is admirable the author's capacity to resume the differents processes of the Roman History using a «ternary gradation», With all these virtues the work of Florus won - per se -a worthy place in the Roman historiography. © Nota final del Editor: Existe una traduccién al espafiol de la obra de Floro realizada por J. Eloy Diaz Jiménez en 1904 (Libreria de Perlado, Paez y Cfa., Madrid), publicada bajo el titulo Compendio de las Hazafas Romanas de Lucio Anneo Floro. A continuacién presentamos una seleccion biblio- grdfica extraida de la edicién Rusconi y que esta en relacién con los temas y el andlisis de Floro que propone el Prof. Héctor Herrera Cajas: Alba, V., La concepcién historiogréfica de Lucio Anneo Floro, (Madrid, 1953) ; Archambault, P, “The Ages of Man and the Ages of the World. A Study of two Traditions” en «Revue des Etudes Augustiniennes», XII, (1966), pp. 193-228; Boisard, E., La biographie de Florus, (Montpellier, 187) 1; Costa, G., “Floro e Adriano” en «Bolletino di Filologia Classica», XIII, (1906-1907), pp. 252-255; Galdi, M.. L’epitome nella letteratura latina, (Napoli, 1922); Garzetti, A., “Flore e l'eta adrianea” en «Athenaeum», n.s. XLII, (1964); Hahn, L, “Prooemium und Disposition der Epitome des Florus”, en «Birene», IV, (1965); Jal, P., “Nature et signification politique de l'oeuvre de Florus”, en «REL», XLII, (1965); Mazzarino, S., Il Pensiero Storico Classico, (Bari, 1966); Nordh, A., “Virtus and Fortuna in Florus”, en «Eranos», L, (1952); (Zancan, P., Floro ¢ Livio, (Padova, 1942). 28

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