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-=sm@riosdetinia ‘hudovesmery Moana per amare ts core eer Forder un sal dots es wicones SA Quiroga, Horio Elloropelado / Horacio Quioga- laedicin para el alum ‘a reimp.- Salta: Ministero de Educa, Clencla y Tecnologia {dela Provlaca de Salta, 2017 Map.:20x20em, 1. Libro de Lec, 1. Title cpp a7 Salta, marzo de 2017 Estimados lectores: a lectura nos convoca nuevamente y es para nosotros una alegria porque sabemos ‘que ustedes, alumnos, padres y docentes, le van a poner voz y cuerpo a las palabras que crean estas historias, Por segundo afio consecutivo, el Ministerio de Educacién Ciencia y Tecnologia entrega tuna serie de importantes textos clasicos para cada uno de los estudiantes del nivel primario. La intenci6n es que juntos, nos involucremos en una activided en la que la literatura sea el escenario donde nuestras voces se encuentren. Durante este afio esperamos volver a compartir en el aula lo que llamamos Tertulias Dialogicas Literarias, un espacio de lectores alrededor de un clisico de la literatura, en el que cada uno podré comentar y relacionar los textos con las propias experiencias, recuerdos y pensamientos. Asi, nos sentaremos en ronda no sélo a compartir nuestras lecturas sino que, al mismo tiempo, nos estaremos adentrando en la cultura universal, ejercitando el pensamiento critica y aprendiendo entre todos. Les deseamos un hermoso viaje por Ia literatura y un feliz encuentro con la palabra. Prof. Analfa Berruezo Sénchez Ministra de Educacién, Ciencia y Tecnoloy Detrés de un nfo que lee, de esos ofos que miran ¥ de esos oidos que escuchan, hay un nifio que piensa, Emilia Ferreiro Esta es una invitacién para la lectura en familia porque sabemos que, los textos tienen un sabor diferente cuando llegan de la mano de nuestros afectos. Si pensamos en la historia de cada uno como lectores, si rememoramos en cémo los textos han ido Hlegando a nuestras vidas, seguramente podremos recordar voces, imagenes, colores y sabores que han ido acompafiando nuestras experiencias en relacién con las palabras. Fueron ‘uestros adultos los que nos permitieron habitar otros mundos posibles, los que abrieron las uertas de nuestra imaginacién. Ellos, ya sean padres, hermanos, tios, maestros, nos acercaron las primeras historias imborrables, que por ser compartidas desde los sentimientos, no se fueron jamas de nosotros. Esperamos que este libro, que llega a todos los estudiantes de primer grado de la provincia, sea compartico con aquellos que forman el entorno mas cercano de estos pequefios lectores. Deseamos que esos primeros y entrafiables vinculos en torno a la literatura, abran la Posibilidad de compartir nuevas lectures en otros espacios: junto a los compafieros de grado y maestros. Abramos entonces las paginas de este libro y que se produzca la magia, que cada palabra, cada gesto, cada sonido y cada mirada nos permitan conformar una comunidad de lectura para construir nuevos horizontes. Ministerio de Educacién, Ciencia y Tecnologia ‘Haba una vez una bandada de loros que vivia en el monte. De mafiana temprano iban a comer choclos a la chaera, y de tarde comfan naranjas, Hacian gran barullo con sus gritos, y tenjan siempre un loro de centinela en los drboles mas altos, para ver si venia alguien, Los loros son tan dafiinos como la langosta, porque abren los choclos para picotearlos, los cuales después se pudren con la lluvia. Y como al mismo tiempo los loros son ricos para comer- los guisados, los peones los cazaban a tiros. E—_— ‘Tanto se daba Pedrito con los chicos, y tantas cosas le decfan Jas criaturas que el loro aprendié a hablar. Decia: «(Buen dia, orito!> «Rica la papal» «Papa para Pedritol..». Decfa otras cosas mds que no se pueden decir, porque los loros, como los chicos, aprenden con gran facilidad malas palabras. Cuando Ilovia, Pedrito se encrespaba y se contabaa si mismo una porcidn de cosas, muy bajito. Cuando el tiempo se compo- nia, volaba entonces gritando como un loco. Era, como se ve, un loro bien feliz, que ademas de ser libre, ‘como lo desean todos los pajaros, tenia también, como las per- sonas ricas, su five o’clock tea. —1Qué seré? —se dijo el loro—. Rica, papal... «Qué seré es0?... ‘Buen dia, Pedrito!... Elloro hablaba siempre asi, como todos los Joros, mezclando las palabras sin ton nison, y a veces costaba entenderlo. Y como era muy curioso, fue bajando de rama en rama, hasta acercarse. Entonces vio que aquellas dos Ices verdes eran Jos ojos de un tigre que estaba agachado, mirdndolo fijamente, Pero Pedrito estaba tan contento con el lindo dia que no tuvo ningtin miedo. (Buen dia, tigre! —Ie dijo—. jLa pata, Pedrito!... Yel tigre, con esa vor terriblemente ronea que tiene, le respondié: Buen dial — Buen dia, tigre! —repitié el loro—. ;Rica, paj papal... ;rica papal... El igre no era sordo; lo que querfa era que Pedrito se acercara mucho para agarrarlo de un zarpazo. Pero el loro no pensaba sino en el gusto que tendrian en la casa cuando él se presen- taraa tomar té con leche con aquel magnifico amigo. ¥ vol6 hasta otra rama mas cerca del suelo. Rica, papa, en casa! —repitié gritando cuanto podia. —{Més cer-ca! ;No oi-go! —respondié el tigre con su voz ronca. Elloro se acercé un poco mas y dijo: —iRico, té con leche! —iMés cer-ca toda-vfa! —repitié el tigre. Elpobre loro se acercé atin mas, y en ese momento el tigre dio un terrible salto, tan alto como una casa, y alcanzé con la pun- tade las ufas a Pedrito, No aleanz6 a matarlo, pero le arraneé todas las plumas del Jomo ya cola entera. No le quedé una sola pluma en la cola. —{Toma! —rugis el tigre—, Anda tomar té con leche... ELloro, gritando de dolory de miedo, se fue volando, pero no podia volar bien, porque le faltaba la cola, que es como el ti- mén de los péjaros. Volaba cayéndose en el aire de un lado para otro, y todos los pijaros que lo encontraban se alejaban asusta- dos de aquel bicho raro. Por fin pudo llegar ala casa, ylo primero que hizo fue mirarse en el espejo de la cocinera. ;Pobre Pedrito! Era el pajaro mas raro y més feo que puede darse, todo pelado, todo rabon y temblando de frfo. ;Cémo iba a presentarse en el comedor con esa figura? Volé entonces hasta el hneco que habfa.en el tronco de un eucalipto y que era como una cneva, y se escondié en el fondo, tiritando de frio y de vergiienza, Pero entretanto, en el comedor todos extrafiaban sn ausencia: —2Dénde estard Pedrito? —decfan. ¥ lamaban—: Pedrito! Rica, papa, Pedrito! ;Té con leche, Pedrito! Pero Pedrito no se movia de su cueva, ni respondia nada, mudo yquieto. Lo busearon por todas partes, pero el loro no apare- ié. Todos creyeron entonces que Pedrito habia muerto, ylos chicos se echaron alllorar. ‘Todas las tardes, ala hora del té, se acordaban siempre delloro, y recordaban también cuzinto le gustaba comer pan mojado en té con leche, Pobre Pedrito! Nunca més lo verfan porque habia muerto. Pero Pedrito no habia muerto, sino que continuaba en su cueva sin dejarse ver por nadie, porque sentfa mucha vergiienza de verse pelado como un ratén. Denoche bajaba a comer y subja en seguida. De madrugada descendia de nuevo, muy ligero, iba a mirarse en el espejo de Ja cocinera, siempre muy triste porque las plumas tardaban mucho en crecer. Hasta que por fin-un dia, o una tarde, la familia sentada ala mesa alla hora del té vio entrar a Pedrito muy tranquilo, ba- Jancedndose como sinada hubiera pasado, Todos se querfan morir, morir de gusto cuando lo vieron bien vivo y con lindisi- mas plumas. —Pedrito, lorito! —le decian—. ;Qué te pas6, Pedrito! ;Qué plumas brillantes que tiene el lorito! Pero no sabjan que eran plumas nuevas, y Pedrito, muy serio, no decia tampoco una palabra. No hacfa sino comer pan moja- doen té con leche. Pero lo que es hablar, niuna sola palabra. Por eso, el duefio de casa se sorprendié mucho cuando ala matiana siguiente el loro fue volando a pararse en su hombro, charlando como un loco. En dos minutos le conté lo que le habia pasado; un paseo al Paraguay, su encuentro con el tigre, ylo demas; y conclufa cada cuento, cantando: —iNiuna pluma en la cola de Pedrito! ;Ni una pluma! ;Ni una plumat Yo invité air a cazar al tigre entre los dos, Elduefio de casa, que precisamente iba en ese momento a com- prar una piel de tigre que le hacfa falta para la estnfa, quedé muy contento de poderla tener gratis. Y volviendo a entrar en la casa para tomar la escopeta, emprendié junto con Pedrito el viaje al Paraguay. Convinicron en que cuando Pedrito viera al tigre, lo distraeria charlando, para que el hombre pudiera acercarse despacito con a escopeta. Y asi pas6. El loro, sentado en una rama del drbol, charlabay charlaba, mirando al mismo tiempo a todos lados, para ver si vefa al tigre. Y por fin sintié un ruido de amas partidas, y vio de repente debajo del Arbol dos luces verdes fijas en él: eran los ojos del tigre. Entonces el loro se puso a gritar: —iLindo dial... jRica, papal... Rico té con lechel... ;Querés té con leche?.. El tigre enojadisimo al reconocer a aquel loro pelado que él creia haber muerto, y que tenfa otra vez lindisimas plumas, juré que esta vez no se le escaparfa, y de sus ojos brotaron dos rayos de ira cuando respondié con su voz ronca: —iAcer-ea-te més! ;Soy sor-dot Elloro volé a otra rama més préxima, siempre charlando: —jRico, pan con leche!... ;ESTA AL PIE DE ESTE ARBOL! Alofr estas tiltimas palabras, el tigre lanz6 un rugido y se le- vanté de un salto. —,Con quién estas hablando? —rugié—. ;A quignle has dicho que estoy al pie de este érbol? ;A nadie, a nadie! —grit6 el loro—. Buen dia, Pedrit. Ysegufa charlando y saltando de rama en rama, y acercdndose, Pero él habia dicho: est al pie de este arbol’, para avisarle al | hombre, que se iba arrimando bien agachado y con la escopeta ‘ alhombro. Yllegé un momento en que el loro no pudo acercarse mas, por- que sino, caia en la boca del tigre, y entonces grité: —Rica, papal... ;ATENCION! ‘Mas cer-ca alin! —rugié el tigre, agachandose para saltar. jCUIDADO, VA A SALTAR! Dio un enorme salto, que el loro evité Ianzéndose al mismo tiempo como una flecha en el aire, Pero también en ese mismo instante el hombre, que tenia el caiiin de la escopeta recostado contra un tronco para hacer bien la punteria, apreté el gatillo, ynueve balines del {amafio de un garbanzo cada uno entraron ‘como un rayo en el coraz6n del tigre, que lanzando un rugido que hizo temblar el monte entero, eayé muerto. Pero el loro, ;qué gritos de alegria daba! jEistaba loco de conten- to, porque se habia vengado —iy bien vengado!— del feisimo animal que le habia sacado las plumas! Elhombre estaba también muy contento, porque matar a un tigre es cosa dificil, y, ademas, tenfa la piel para la estufa del comedor. Cuando Tlegaron a la casa, todos supieron por qué Pedrito ha- ia estado tanto tiempo oculto en el hueco del Arbol, y todos lo felicitaron por lahazana que habia hecho. Vivieron en adelante muy contentos. Pero el loro no se olvidaba de lo que le habia hecho el tigre, y todas las tardes, cuando entraba en el comedor para tomar el t6se acercaba siempre a la piel del tigre, tendida delante de la estufa, ylo invitaba a tomar té con leche. 2Querés té con leche?...jLa papa

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