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) Un nuevo ue en juegos de rol oe { i a i= f ener mecentce reno Mm srteoKeCe Munchausen ~~ GQ, Craridinaias rentuasdel BARON DE MUNCHAUSEN UN Juco DE Rot Surerativo. enn Nuevo Estilo escrito por el BARON DE MUNCHAUSEN ¢ HOG Fo a) PUBLISH) NC 3 CREDITOS Transcrito y corregido por el caballero James Wallis Con ayuda del Sr. Derek Pearcy yel Sr: Michael Cule lustrado con habilidad porel Sr. Gustave Doré Presentado en un estilo moderno.por el Sr. Derek Pearcy Apoyo mofal ofrecido por Ja’ encantad seitorita Kate Berridge 5. Philip Masters Sr. Steffan *tLepper, al Sr. Marc Agradecimientos: OSullivan, al reverendo G ADVERTENCIA: Las Pronombres gen no pretende sugerir que los miembros del bel ‘sombrosas que sus hom6logos masculinos de'volantes y los los franceses disfrazadas de eglefino, ¥ laadministracion doméstica no labras.“€1", ‘ellos’, ‘suyo! 0 ‘suyos’ ‘08 dea tercera persona. Con este uso el llo:sexo son menos capaces de tener aventuras Pesar de su deli¢adeza, sus caren Y sus grandes aptitudes para reirse tontamente y desma escotes de alabastro hagan que tmpoco qu sino una ventaja a la hora de seducir a la Emperatriz de Miller, al St. Kenneth Walton y al Sr. Christopher Harford por.stsiinestimables consejos. CREDITOS EDICION ESPANOLA Directores editoriales: Juan Carlos Poujacle y Miguel Angel Alvarez Traducci6n: Oscar Diaz Maqueta: Oscar Diaz Portada: Jaime Impresié: Filmaci6n: Autopublish Jonzilez G: Graficino S.A. en este libro como an galanteria, se emplea tutor, un hombre de g is educativas se. El autorno cree quelos miriftaques mujeres sean menos capaces de espiar a sus vastos talentos en las labores de costura Rusia. En, Pocas palabrasyeree que en miichos aspectos las mujeres som igual de valientes, capaces e interesantes que los hombres, ye Sean sus cotazoncitos, algunas circunstancias lo'son ma ain. Benditos eecign dosdedien a3 Publicado por La Factoria de Ideas. C/Pico Mulhacii 24 Poligono Industri! EI Alquitcn, Arganda del Rey. 28500 Madrid Teléfono: 91 870 45 85 ‘www.distrimagen.es e-mail: factoriag Fax. 91 871-72 22 imagen.es Derechos exclusivos de esta edicion: © 2001, La Pactonis de Ideas Mayo de 2001 © 2001 Hogshi id Publishing, Ltd. Todos los derechos reservados. Qued: prohibida la expresament Pe oat Sees Tan con sin el permiso escrto de la edititdlagrompes sree cges intenci6n de eseribir resehas Todos los personajes, mbres, lugares y textos mencionadoé en este libro son Propiedad imelectutl de Hogshead Publishing, Inc Para lectores adultos, ISBN:848421-427.3 Depésito Legal: 'M-22032-2001 INDICE # Defra. En donde se explica el origen del juego. Sntrcduceitn.. é Elbardn se presentaasi mismo yasu juego, y pide Ue de Spuege . 5 Unrelato de a lejana Amazonia, ladescripcién del juego y una anécdota algo sérdida. > Cupp 2 6 Lo, que deberais pedir que o» couslgawiestzo criado si querés jugar Comienge ded Juego. o Reunidn de la compafia, y entrega de una bolsa a cada miembro. —Acerca de los criados poco fi bles. —Una digresin sobre el papel moneda y las cuentas de cristal. Creactén do Bersongpes .. 2 En donde el barén intenta evitar el tener que escri- bireste capitulo, y casi lo consigue. Inicio le ls Dartida oe Eleccién det primer cuentista, —ElecciGn del tema de la historia, —Comienzo del relato. KL Cuentistase Dettene... Un apartado que queda explicado por su titulo CGeciones y Apuestas lini Laparteingeniosa,enla quese incluye un gemplo de partida en la cual la duquesa de Sutheriand se mete en un terrible apuro. eo la Nliga “ Lon cistelfn lrfeestifetnry chapealpene, ieee een ea niare heat Compares. 1s Una divagacién més acerca de la gente que puede acompafiaralosnobles en sus viajes, la diferencia entre ellos y los criados, que incluye muchos co- ™mentarios insultantes acerca de los franceses Chectomes,yCGpuestas feeb) ruth En donde el barén aclara los asuntos que habia dejado sin respuesta antes de comenzar sus digre- siones. Duclos... AS Negativa a denominarlo ‘sistema de combate’. — La naturaleza de los duelos, por los que el barén g ‘muestra un deleite excesivo para el buen gusto. — Cémo encontrar tn padrino alas dos en punto en raga. —Recaudacion de fondos. Dudlespara Cobariter. Ww En donde el barin muestra su falta de respeto por os lectores y se marcha a comer. URisullade deun Dudle uw Reglas y esas cosas. En este apartado no se explica qué es el botin, eabarunaHalora. 0 Acabar un Relate. —Cémo indica alosdemis que el relato se ha, acabado, Como obligar 9 los Pelmazos qua acaben suarralon. El paso del fumo, En esteapartado tampoco se expla qué ese Bouin, Decide el Vencesdor Bf ‘Cémo decidircuil eslamejorhistoria, —Elmétodo. para la votacién. Frnalipac bs Pathe i... 22 Afortunadamente se rata de un apartado breve, ¥ sobre todo se habla de comprar vino. Consgyou Hidtieos 22 Endonde l barén describe por qué se le considera el mejor anecdotsta de toda Europa Ep Concllsion su 28 Una salida en faso Srasfonide 2 En donde el barsn trata de cambiar el titulo del apartado por el de ‘Marco hist6rico’ Meco Hisltrice 28 Lo logra. Una breve descripcién del mundo segtin era en 17. En Conelisiin 2 Las diltimas reflexiones ‘del barn de Mun- chausen. Aptndice Une. 26 Para aquellos con poca imaginacién elbarénofréce aqui mas de doscentas ideas para aventuras que pueden ser contadas entre la compafifa, basadas en sus propias hazafas, ptndice Des. Un resumen de las reglas, para facilitar las consul- tas y para aquellos que no han estado prestando atencién, ‘Su majestad, elRey del Sol PREFACIO Elnombre del barn de Munchausen apenas necesita presentacién en ningtin estrato de la sociedad: en toda Inglaterra —més atin, en todo el mundo— han resonado una y otra vez las istorias de sus aventuras y hazafias de gran herofsmo. Algunos consideran que sus cuentos sonexageraciones 0 jactancias; otros las ven como fabulas o metéforas; pero hay quienes atin creen que no son més que la verdad lisa y Mana, y yo me encuentro entre ellos. ‘Tuve la gran suerte de conocer al barénunos cuantos afios antes de su prematura muerte, en el puerto de Dover. Afirmaba haber venido desde Francia a lomos de un caballito de mar para visitar a lord K___, a quien habia salvado unos afios antes de una muerte repentina en el créter del voleén Etna durante una campafia militar contra los duendes de fuego que en recientemente habian destruido gran parte de Italia. (EI bardn afirmabaque fueron estos duendes,y nolashordas barbaras, las que causaron la caida del Imperio Romano). Profesaba un gran amor por nuestra capital y sufria una desgraciada carencia de fon- dos, y por consiguiente le sugeri que después de que visitara al noble sefior pasara unos cuantos dias enLondres para disfrutar dela hospitalidad || ofrecida por mimismoy pormi hermano, donde podria crear para nosotros un nuevo juego, basa- do en sus famosos viajes y aventuras. El-bardn tenia planeado ir desde la finca de lord K___ en H___shire a Escocia, donde se proponia enjaezar una bandada de éguilas reales ‘aun carro para llevarlas hasta el sol, como regalo para suamigo, el rey de aquel orbe. Sinembargo, accedisahonrarnosconsu presenciaen Londres, y como era de esperar llegé pasadas unas sema- nas, y empezamos a preparar la creaciGn de su juego. Quizas fuera culpa mia por un exceso de celo ante la perspectiva de publicar el disefio de un noble tan augusto: 0 quizas fuera un error dejar- Jo bajo la nica supervisién editorial de mi hijo Edward, que tiltimamente habia estado pasan- do mucho tiempo visitando licorerias y antfos de mala nota en compajifa de disehadores de juegos més jévenes venidos de las Américas. Sea cual fuere el problema, e independientemente dea quien le corresponda la culpa, el manuscrito que tedactaron los dos, como descubri tras la * marcha del bardn, habia plasmado con fidelidad el estilo del bardn come anecdotista y vividor, pero carecia del rigor que debe impregnar los disefios magnificos, como los que Edward puede crear cuando no se encuentra bajo la influencia de extranjeros y otros indeseables. (Recomiendo su juegoUn pasatiempo aritmético, publicado este afio,como un buen ejemplo de suobra. Noes tun mal chico). $¢ que un juego de naturaleza tan radical no tendria éxito en el Londres del siglo XVIII ni, creo, en el del siglo XIX. Por tanto, tengo la intencién de sellar este valioso manuscrito—y caro, debo aftadir;el bardn es un hombre acostumbrado a vivir a lo grande y a los mejores vinos y licores, y vacié de ellos mi bodega— junto con esta carta,en un lugar en donde pueda encontrarioalgunodemis descendien- tes, tras reconocer que la moda en los juegos ha cambiado lo suficiente para que una curiosidad como ésta encuentre por fin su audiencia, pueda publicarlo para recibir los elogios que merece. John Wallis, editor de juegos de calidad Skinner Street 42, Snow Hill, Londres Enel afto de 1798 James Wallis, director de Hogshead Publishing Ltd Junio de 1998 INTRODUCCION Cp comale eh barim egplian las togones desu puage Como soy un hombre al que se conoce tanto por su escrupulosa sinceridad en el relato de sushistorias como por sts asombro- sas aventuras en todo el mundo, y en algunas ocasiones a través de su circunferencia, mis amigos me preguntan constantemente por qué quisiera afiadir mi nombre —un nombre antiguoy derancio abolengo: segiin los archi- vos familiares, un Munchausen viajaba de poliz6n en el arca— a un juego en el que se cuentan relatos extraordinarios y anécdotas improbables. Mi respuesta es sencilla. Mi reputacién, y con ella el relato continuado de varias de mis asombrosas aventuras, se ha propagado por todo el mundo civilizado, a través de los ‘océanos, hasta el Africa profunda y el lejano Jap6n, los mundos gemelos del sol y la luna y las extrafias gentes que alli viven, e incluso hasta Francia. Por tanto, dondequiera que voy me instan continuamente a que cuente estas historias, y al ser un hombre de noble extraccidn, nunca rechazo dichas peticiones: Por consiguiente, no tengo ni un momento de paz por culpa de los mentecatos que qui ren ofr una y otra vez cémo mis compaiieros yyyo fuimos tragados por una ballena,o como, cabalgué sobre una bala de caiién por el cielo de Constantinopla. ;Y a menudo sélo se me recompensacon un vasito del peor brandy, 0 con nada en absoluto! ;Soy un cuentista que debe actuar para divertirlos? jNo! Soy un noble, un soldado y un aventurero, mientras que todos ellos son unos zopencos, y que me aspen si vuelvoa tener algo que ver con ellos. Con la publicacién de este juego (que aqui dedico humildemente a las dos personas més importantes que en él aparecen: a saber, yo mismo y la Emperatriz. de Rusia) pretendo proporcionar a aquellos que me acosan los medios para que se cuenten entre ellos histo- rias asombrosas sin que sea necesaria mi pre- sencia. No sélo es muy provechoso para la civilizaci6n y una fuente de ingresos secunda- ria para mi —algo que, aseguro a mis diligen- tes lectores, era lo tiltimo que tenia en mente a la hora de redactar esta obra—, sino que tam- bién hard que pueda pasar mas tiempo con aquellos para quienes es mas deseable mi presencia y carisma: es decir, las damas. Creo que ésta puede ser la innovacién mas impor- tante en el disefio de juegos desde la baraja de tarot coleccionable, que inventé mientras me encontraba encarcelado en Ia Bastilla bajo la acusacién falsa de importar membrillo en do- mingo. Pero estoy divagando. Enseguida comenzaré a describir el juego, pero antes debo recordar al lector un hecho importante. Este es un juego de contar histo- rias, y cada una de esas historias estard basa- daenlasasombrosasaventurasque he vivido (al menos en su estilo, si no en su contenido). Pero, aunque las historias que contéis son ficciones, mis aventuras son ciertas hasta el tiltimo detalle. Decir lo contrarioes llamarme mentiroso, y pretender quevuestras fantasias me sucedieron a més llamarme charlatan, y sefior, si hacéis una cosa 6 la otra os llevaré fuera y os dejaré tan destumbrado con mi demostracién de maestria con la espada que estaréis cegado mas de un mes. Soy un noble, sefior, y se me tiene que tratar con respeto, Ahora pasad el cofiac. No, en el sentido de las agujas del reloj, pata EU Mede de Gucge Mi juego es’sencillo, y se basa enun ritual que observ: en las tribus de la lejana Amazonia, que practican mientras preparan la comi- da. Pude estudiar con cierto detalle el ritual pues por des- gracia me habfan capturado y de hecho era la comida que estaban preparando. Elritual se usa para purificary agasa- jar la comida, y dedicarla a sus barbaros dioses, y en cuanto hube escapado con- venciéndolos de que en realidad era uno de aquellos dioses... ah, pero de nuevo divago. Eljuego es sencillo. Los jugadores se sien- tan alrededor de una mesa, preferiblemente con una botella de buen licor 0 de vino decen- te para remojar sus gaznates, y por turnos cada uno cuenta una historiade una hazafiao aventura asombrosa. El relato de fa historia comienzaa instancias de unode losotros, y el resto de la compaitia puede interrumpir con preguntas y observaciones, como estimen conveniente, y es labor del narrador refutar- las o evitarlas. Cuando todoshan acabado, el que haya contado Ia mejor historia invita a beber a sus compaieros y, tras fortalecerse adecuadamente de este modo, el juego puede comenzar de nuevo. Me acuerdo bien de una noche en una posta en las afueras de San Petersburgo, a principios de la primavera de 17_. Otros viajeros y yo, muchos de nosotros aventure- ros y soldados de gran fama, nos quedamos atrapados alli por una repentina ventisca y nos vimos obligados a pasar la noche: Sin embargo, la posada tenia una escasez sor- prendente de habitaciones. Tras haber acor= dado en primer lugar que las damas de la compaiifa se retiraran a la cama, los caballe- rosnos pusimos de acuerdoenjugarnos quién ocuparia el resto de las habitaciones vacias, y quién se veria obligado a dormir en las cua- dras 0 —una posibilidad atin peor— con los. criados. Por consiguiente acordamos disputar una competicin oapuesta, y cuandosedescubrié que ninguno tenia cartas, dados, peonza o chaquete, decidimos que fuese un concurso de historias. Cada miembro de la compania pedia por turnos a su vecino que relatara una de sus aventuras més extraordinarias, y los demés poniamos a prueba la veracidad, cre- dibilidad y calidad de! relato. Cuando todos hubimos acabado se hizo una votacién y yo, Por pura astucia, quedé tercero... lo que me exiliéa una diminuta buhardilla, cuya ubica- cién me permitié salir sigilosamente cuando todos dormian y disfrutar de una noche ex- traordinaria abrigado por las caricias de la hija del duque de Normandia, cuya belleza y habitacion habia observado antes de que empezara la partida! Lo cierto es que da igual si se gana 0 se pierde, lo importante es el modo de jugar. Este juego es muy similar, pero sin la pre- sencia de la susodicha hija del noble duque. Una listima. Gyupe Para jugar a mi juego, necesitaréis tres 0 ms: amigos valientes, preferiblemente de origennobleoal menos debuena familia;una mesa; varias sillas; una abundante provision de bebida, preferiblemente con una moza encantadora para servirla; y algunas mone- das para que sievan de apuestes y para pagar lacuentaal acabar.Sitenéis todo esto amano, también es aconsejable disponer de pergami- no, plumas y tinta, una noche fra, un fuego crepitante y un buen surtido de alimentos, y siempre es prudente tener a'uno o dos cria- dos. No necesitaréis nada més, salvo unas cuantas fruslerfas que comentaré a continua- cién, Comienge del fuego Reunid a la compaija y contad sus miem- Bros. Sila noche edt Bien extexh; peice a un criado o lacayo que lo haga por vos. Ase- guraos de que cada jugador tiene una bolsa con un ntimero de monedas igual a la canti- dad total de jugadores; no pidais a un criado que haga esto, pues los sirvientes por natura- leza son gente inuitil y tramposa capaces de robar a un ciego en cuanto lo sacan de una zanja, y lo sé porque me han robado en bastantes zanjas. Silacompaniacuenta con me- nos de cinco miembros, dada cada hombre cinco monedas. Si sois mas de veinte, pensad en cancelar la partida: en vez de jugar, os aconsejo que jun- téis vuestros dineros, contra- téis algunos mercenarios y planeéis la invasion de Bélgi- Da igual el tipo exacto de monedas que utilicéis, aun- queharé algunas observacio- nes destacadas sobre el asun- to, extraidasde mis experien- cias al probar este juego en las cortes de oriente donde, a pesar de queno hablaba nin- guno de sus idiomas y ellos ninguno de los mios, se juga- bapasablemente bien. En pi mer lugar, todas las mone- das deben tener el mismo valor, para evitar discusi nes. En segundo lugar, no tienen que ser monedas; he jugado con baratijas de cris tal coloreado en la Africa negra, que los nativos po- seen en abundancia. Los mi- sioneros se las regalan, y tras devorar a los catectimenos, las cuentas no les sirven de nada. En tercer lugar, todo aquel que pro- ponga jugar con papel moneda —que no sirve mas que para limpiarse el trasero— estd claro que no es un caballero y debe ser expulsado de vuestra compaiiia o de vues- tro club en el acto. Si la compaiiia no esté demasiado borra- cha, cansadao aburrida, deberiais pasar a la Creacidn’ de Personajes. Si no, podéis saltdrosla. O saltérosla directamente. reacidn de Dersonagyer Mi editor afirma que ha consultado a los principales expertos vivosenla materia, yme dice que es necesario que los juegos similares al mio tengan un capitulo de esta clase. Espe- ro que basten estas pocas Iineas, y que mi editor se haya tomado las copas suficientes 1 por la noche como para que reconozca el encabezamiento y no se dé cuenta, sus ojos atin aturdidos por la ginebra barata, que no he incluido més que algunas observaciones a mis lectores acerca de los peligros de relacio- narse con estos editorzuelos pobretones. ay No. Apenas resulta crei- ble que un hombre que ha bebido tanta ginebra pueda formar siquieraunasilaba,y mucho menos el torrente de sucios juramentos que salen de sus ampollados labios, pero parece quemeveréobli- gado a incluir en mi juego unas palabras acerca de la creaci6n de personajes: El turco me dejé escoger a Ia mujer que prefiriera Manos a la obra, pues. Para emprender la labor de la creacién de personajes, necesita~ réis un trozo de pergamino y una pluma; supongo que, tras haber recibido una educa- cién adecuada, sois capaz de leer y escribir, al menosen latin. Sino esasi, sé por experiencia Propia que los sacerdotes de paso con fre- cuencia pueden realizar para vos este servi- cio. Si no tenéis a mano ningtin sacerdote o secretario, llamad a uno. Si no podéis encon- trarlo, o sois incapaz de procuiraros los ser cios de uno por culpa de dificultades pecu- niarias, por ejemplo tras haber perdido vues- tra fortuna en una apuesta imprudente sobre elerecimiento de una esparraguera con el rey de la luna, os aconsejo que os saltéis este apartado sin pensdroslo dos veces. Escribid, 0 pedidle a vuestro compafiero queescriba, vuestro nombreen la parte supe- rior del papel, conel prefijo “Bardn’ (0 ‘Con- de’, ‘Senor’, ‘Duque’ o el honor que corres. ponda). Si vuestra compaiia incluye a perso- nas de origen extranjero, quizé querdis emplear titulos como ‘Graaf, ‘Don’, ‘Sultén’, ‘“Jeque’, ‘Amir’ 0, como creo que est de moda enlas Américas, ‘Director Ejecutivo’. En esta era del sufragio universal, ahora que final- mente se han ganado el derecho que se les ha negado durante generaciones, no debemos olvidarnos del sexo debi desa’ y otros son igualmente permisibles. $i no hay mas remedio. Sino pertenecieseis alanobleza, comoesto noes mas que un juego, podeis escribir lo que ‘osapetezca. Peroosadviertoque simeencon- trara con un hombre que afirma ser de sangre noble y no lo.es —y graciasa mi edad, a mi experiencia y a mi nariz prodigiosa, junto con el arte de la adivinacién mediante los olores queme ensefé un esquimal como recompen- sa por haberlo salvado de una manada de morsas—lodejaré tan mareado con miropera queno podrd recordar su nombre ni dénde se encuentra, ymucho menos el titulo noble que finge ostentar. Subrayad vuestro nombre. Més atin, subrayadlo de nuevo, porque es muy impor- tante. Debajo de vuestro nombre, afiadid el lugar de nacimiento (me atrevo a suponer que for- ma parte de vuestra herencia) y el pais. Sera mejor que en esta fase no se escriban las medallas ni el resto de las condecoraciones. Debajo de esto, escribid lo queseos ocurra. Yo he encontrado este espacio muy titil para escribir las direcciones y el linaje de las jéve- nes damas que llaman mi atencién durante la noche, iMenuda creacién de personajes! Inicio dela Partida En cuanto toda la compafia haya creado personajes, 0 no lo haya hecho —yo reco- miendo esta opcién—, estais listos para co- menvar a jugar una partida, BI primer juga- dor es el miembro de la compaiia de mas alto tango en la sociedad (se aplica el protocolo estdndar:lostitulos religiosossiempre se con- sideran superiores a los tituloshereditarios, y los segundos superiores a los militares; si se tiene un rango similar, se comparan a conti- nuaci6n los titulos secundarios, el nimero de propiedades o los siglos que el titulo lleva en Ta familia; los més jévenes quedan relegados; encasodeduda, lacondecoracisn militar mas alta tiene prioridad; y en cuanto al resto os Temito a las obras de los sefores Debretts 0 Burkes). Sipor alguna desgraciadenacimientoode la mala organizacién de vuestro grupo todos sois plebeyos, el primer jugador sera el que tuvo la prudencia de comprar este juego. Si varios lo habéis hecho, entonces 0s lo agra- dezco; si ninguno lo habéis hecho, me pre- gunto si poseéis cualidades lo suficientemen- te elevadas para jugar a un juego asf, que se basa en la nobleza, la generosidad de espiritu y la bolsa, y no en ser un avaro. Si no estais conformes con este modo de comenzar, el primer jugador debe ser el tiltimo que rellené Jos vasos de la compai Independientemente de cémo lo hagais, en cuanto se haya decidido quién es la perso- na que empieza, debe volverse hacia la perso- a que se encuentra a su mano derecha y pedirle que cuente a la compaiia el relato de una de sus famosas aventuras. Por ejemplo: “Querido barén, entretenednos con vuestros recuerdos de la guerra de 17__, que librasteis en solitario contra los franceses y ganasteis”, 0: “Noble y honorable principe, si pudieseis absteneros un momento de los halagos que estdis dedicando a mi hermana, tal vez po- driais satisfacer nuestra curiosidad sobre ‘cémo huisteis de la prisién de Accra después de haber sido ahorcado alli dos dias antes.” Para aquellos que no sean capaces de pen. sar un tema lo bastante extraordinario y hu- moristico, he incluido en un apéndice el argu- mento de doscientas de mis hazafias, una ‘mera fraccién del total, que el jugador menos agudo puede emplear para inspirarse. Ya eli- jis emplear uno de mis ejemplos o uno que vos ide¢is, recordad en todo momento que el tema de la historia sélo debe revelarse a la persona que ha de contarla unos segundos antes de que comience su narracién. Esta sorpresa puede generar mucha diversién. A continuacién, el jugador asi sorprendi- do debe relatarla historia, quizé baséndolaen una aventura que ha vivido, o creéndola con la imaginacién como tinica herramienta. No cobstante, puede hacer una breve pausa para pensar un momento antes de comenzar su relato exclamando, “;Ah”, y después quiz afiadiendo, “{Si!”. Cualquier otra evasiva es indecorosa. Tirad un panecillo al sujeto para que se dé prisa. Los relatos deben ser cortos, de unos cinco minutos, y se deben contar a buen ritmo, sin dudas © pausas excesivas para pensar. Se pueden usar inflexiones, gestos, mimica, ac- cesorios y voces extrafias, aundue se advierte al narrador que no vaya demasiado lejos: al fin y al cabo, es un miembro de la aristocra- cia....0 fingeserlo. Recuerdo bien una partida que juguécon el Gran Sefior de Turquia mien- trasme teniaretenidoen Constantinopla. Para una historiacontraté a una troupe deactores, aun grupo de acrébatas, hechiceros y bailari- nas, y a seis elefantes. El relato durs tres dias y cuatro noches, y cuando la compaiiia no lo eligié como el mejor, prefiriendo mi anécdota de mi descubtimiento de la uva sin pepitas, ‘nos corts Ja cabeza a todos... pero por ahora basta con eso. Kel Cucntista se Dettene Siun jugador se muestra reacio a contar su historia a la compaiia, o-vacila al relatarla, puede alegar que tiene la garganta demasia- do seca para contarla; los buenos modales exigen que la compafiia le permita retirarse honorablemente. Sin embargo, los buenos modales también exigen que obtenga una bebida para remojar el gaznate, y al hacerlo seria muy descortés que no proporcionara un refrigerio al resto de la compaiiia. En resum das cuentas, un jugador puede negarsea con- tar una historia, pero debe invitar a beber a cada uno de los miembros de la compai lo hace. Tras negarse de este modo, y tras haber pedido las bebidas, el jugador en cuestin debe volverse hacia el jugador que est a su derecha y, siguiendolacostumbre, proponer- le que cuente un relato. Chectones y Apuestas En beneficio de mis lectores més torpes debo indicar que este capitulo dedicado a los desafios y las apuestas es la parte més ingenio- sade mi juego, aunque a causa de laestructura ridiculamente rigida que me impuso mi edi tor, diligente aunque tal vez demasiadoestric- to, debo esperar hasta mas tarde para explicar exactamente por qué es la parte mds ingeniosa. El curso de una narracién nunca carecera de complicaciones, pues los demas jugadores pueden interrumpir al cuentista en cualquier momento con una apuesta 0 una objecién. El jugador hace esto adelantando una de sus monedas (nunca més de una) —que llamare- mos el envite— e interrumpiendo el flujodel relato. Las apuestas se hacen como se indica eos sigertes ejemplos “Barn, apuesto a que al otro lado de la puerta que mencionasteis habia todo un cuer- po de fusileros emboscados” o: “Conde, apuesto a que la Emperatriz no se qued6 muy impresionada con vuestro regalo de las dos jirafas y ordend que salieraisinme- diatamente de su lecho.” Lasobjeciones, por contraste, se planteanasi “Pero conde, todo el mundo sabe que la Emperatriz odia las jirafas después de que tuna se comiera a su perro faldero”; 0: “Pero duquesa, en.la época de la que ha- bidis el Coloso de Rodas llevaba més de cin- cuenta afios derruido, asi que no es posible que lo hubieseis escalado”, u otro millar de millares de posibilidades. Sila apuesta u objecién de!que interrumpe escorrecta—en otras palabras, siel quecuenta la historia decide incorporar este detalle a su anécdota—, debe ponerse de acuerdo con stt compaiiero y puede quedarse con su moneda Sin embargo, obligatoriamente debe explicar c6mo los acontecimientos incluidos en la inte- rrupcidn desu compafiero nolo estorbaron en la aventura que estd describiendo. Sin embargo, si se considera que la inte- rrupci6n es incorrecta —si el narrador de la historia no quiere incorporar Ia apuesta o la objecién a la historia—entonces debe apartar la apuesta de su compafero junto con una de sis monedas, e informar al otro que es. un mastuerzo que no sabe nada de lo que dice y que obtiene su informaci6n de os chismes de viejas en las tabernas. Si el que interrumpié no quiere soportar este insulto a su honor, puede afadir otra moneda al montén y de- volverlo al cuentista, defendiendo con mas fuerza su posicion en la apuesta y devolvien- do el insulto con intereses. El cuentista puede rechazar de nuevo la apuestacon otra mone- da y otro insulto; y asi sucesivamente hasta que una de las partes retire su objecién y acepte el insulto (quedéndose con todo el envite), ono quiera retirarse pero se leacaben los fondos, en cuyo caso se debe librar un duelo. (Véase elapartado“Duelos’, un capitu- lo que creo que disfrutaré escribiendo). Para ofreceros un, ejemplo de esto en el transcurso de una partida, que con esmero he basado en uno de los ejemplos que incluyo anteriormente, imaginad que la duquesa de Sutherland cuenta una historia basada en mi notable proeza en la que, a causa de una mala interpretaci6n del antiguo refrén, Ilevé la ciu- dad de Rodas a Roma*. Aqui tenéis un frag- mento de la historia, tal y como la contaria la duquesa: *Notadel traductor: Juego de palabrasintraducible con el refrin “Todos los caminos llevan a Roma”. En inglés es “All roads lead to Rome”, y el origen de la contusion del bbardines que Rodhes (Roda en inglés)suena exactamente igual que roads (caminos) Duquesa:”... necesitaba observarla ciudad de Rodas desde la posicién més elevada que hubiese, y por tanto ordené que se llevaré mi palanquin alo alto del Coloso que se encuen- tra a horcajadas sobre el puerto.” Lord Hampton (interrumpiendode maneramuy grosera, con su bocallenade pasielitos de maza pan): “Pero duquesa, en la época de la que hablais el Coloso de Rodas llevaba mas de ‘cincuenta afios derruido, asi que noes posible que lo hubieseis escalado. Lo vi personal- mente unos meses antes.” Mientras dice esto, ‘empuja un soberano hacia ella {Qué va a hacer la duquesa? Esté en un dilema. Por el bien de su honor debe conti- nuar, pero para eso necesita invertir una moneda. {Hard esa inversi6n? ;Por supuesto! Duquesa: Mi querido lord Hampton, des- ‘conozco en qué estado se encontraban vues- tros ojos cuando no visteis el Coloso de Rodas, pero sospecho qué estaban nublados por el vinacho de aquel lugar, o tal vez vueltos hacia tuna de las mujeres de mala nota que frecuen- tan la zona portuaria.” Pone un segundo so- berano sobre el del lord, y los empuja hacia él. iUna réplica enérgica! {La tolerard lord Hampton? jNo! Con un gesto teatral engulle su pastelito, afiade otra moneda al envite, lo devuelve a la duquesay contesta de este modo: Lord Hampton: Todo lo contrario, como muchos de nuestros historiadores mas nota- bles han descrito la caida del Coloso unos afios antes de vuestro noble nacimiento, si nos creemos la edad que afirmais tener; me atreveria a sugerir que os quedasteis tan prendada de uno de los fornidos marineros de Rodas que subisteis a su torso pensando que era el del Coloso. jAh! {Una acusacién de infidelidad a la memoria de su difunto esposo, el célebre duque! Todos los ojos se clavan ahora en la duquesa. Un hermoso rubor tifie su rostro, igual que el rocio del alba tifte el color perfec- to de una rosa al despuntar el dfa (hermosa frase, si se me permite decirlo). A toda prisa cuenta su dinero; desgraciadamente esa ma- fiana se ha comprado un nuevo manguito algunos guantes de piel de perro, y su bolsa esté casi vacia. Prudencia es uno de sus nom- bres, literalmente ademas de en sentido figu- rado, y esa prudencia le dicta que debe acep- taresteinsulto, si no quiere arruinarse. Piensa brevemente en pedir al barén Edgington un préstamo o un donativo, pero supone —co- rrectamente—lo que exigirfa como pago el barn, y abandona esa idea. Ademés, ahora hay enjuegotresmonedas; si cede, son suyas. La tentacién es demasiado fuerte para al- guiien del bello sexo y se hace con el envite diciendo lo siguiente: Duquesa: “Nada de eso, quérido lord Hampton. Cuando me referia al colosohabla- ba, por supuesto, de mi compaiero de viaje ‘Thomas Highfellow, el hombre mas alto del mundo. Se encontraba a horcajadas sobre la entrada del puerto, con un pie en cada orilla, y diorden alos porteadores de mi palanguin dequesubieranasuenormecuerpo hasta que pudiésemos ver toda la ciudad. Como iba diciendo, acabébamos de llegar a su rodilla cuando...” Bardn Edginton (poniendo una moneda):*Pero duquesa, sin duda...” Eneste punto debemos dejar a la duquesa yasuazorado relato—si se hubiese ceftido al sendero de mi relato original habria dejado de lado toda objecién y oposicién sin que perturbaran su exquisito ceo 0 su casi vacia mollera— y volver al tedio de describir las reglas. Es una labor latosa, y no es para lo que se hizo un cerebro de origen noble. jMaldita sean las reglas! Me apetece divagar un poco. She la NeMlega Entiendo que hay muchos entre los lecto- res de este juego que no han sido bendecidos con la buena fortuna que me sonrié al nacer. En efecto, en esta época de imprentas en la que incluso los de més baja estofa pueden aprender a leer y escribir un poco, es posible {que este libro haya caido en manos de algu- nos en cuya sangre'no fluyen los signos de la ‘grandeza, y en cuyas mentes y almas carecen de la claridad y seguridad que slo aparece tras generaciones de la mejor crianzay tutela; es decir, en pocas palabras, de los plebeyos. A dicha gente nose la tiene que despreciar, sino tenerla léstima, y este capitulo lesesté dedica- do, pues describo los rudiments de lo que necesita un hombre de baja estofa para alcan- zar la estatura de un perfecto espécimen de la orden nobiliaria, como yo mismo. Los nobles se ajustan a una plantilla dise- fiada por Dios Todopoderoso y descrita por Baldassare Castiglione en su libro El Cortes: no. Sus palabras siguen vigentes hoy, a pesar de que —a causa de una desgracia de naci- miento— era italiano. Me tomaré la libertad de citar a ese augusto caballero sin pedirle permiso, pues lleva muerto casi doscientos afios. Es cierto que en el pasado he conversa- do con Pitégoras, discutido de estrategia mi- litar con Julio César (vi que era un hombre repugnantemente bajo) y flirteado con Cleopatra, varios siglos después de sus res- pectivas muertes, pero aquello fue con la ayuda de un mistico hind que posterior- mente convertiala fe protestant, yapartirde entonces no pudo realizarninguno de sus rituales paganos... pero vuelvo a divagar. Castiglione escribié —en la forma de una divertida conversacién entre un principe y suscompafieros—, “Me gustaria que nuestro cortesano fuiera de constitucién recia, con miembros bien proporcionados, y que de- mostrara fuerza y ligereza y agilidad y fuera bueno en todos los ejercicios fisicos propios de un guerrero. En esto, creo que su primer deber es aprender a manefar expertamente toda clase de armas, ya sea a pie a caballo, entender todas sus peculiaridades, y estar especialmente bien informado acerca de to- das aquellas armas que se usan habitualmen- te entre caballeros. Ademés de su uso en la ‘guerra, cuando quiz puedan descuidarse los aspectos mds sutiles, a menudo surgen dife- rencias entre un caballero y otro que llevan a duelos, y con mucha frecuencia las. armas usadas Son aquellas que se tienen més a ‘mano’ “También creo que resulta de la mayor importancia saber luchar” y aqui me saltaré unas cuantas Ifneas, porque apenas nos ense- fiannada de los caballeros pero mucho de los italianos. Prosigue: “Ojald nuestro cortesano fuera un jinete consumado y polifacético y, ademas de tener conocimientos de los caba- los y de todas aquellas cosas relacionadas conia monta, deberia poner todo su empefio y diligencia en superar al resto un poco'en todo, para que siempre se le pueda reconocer como superior. Y al igual que leemos acerca de Alcibiades, quesuperabaa todos los que lo rodeaban, en todo aquello que los demas afirmaban superarle, nuestro cortesano debe dejar atras a todos los demas, y en todo aque- lo que mejor conocen...” “Me gustaria que el cortesano a veces sé dedicara a pasatiempos mis tranquilos-y relajantes, y evitara la envidia y se hiciera acompafar agradablemente por todos los de- més haciendo lo mismo que ellos hacen; no obstante, nunca debe dejar de comportarse de manera encomiable y debe gobernar todas sus acciones con el buen juicio que le impedira tomar parte-en ninguna necedad. Que ri bromee, esté de guasa, juegue y baile, aunque en un modo que siempre refleje sensatez y discrecién, y que diga y haga todo con gracia.” Acstome gustaria afiadirqueel nobleesla mejor creacién de Dios, levada ala cima de la excelencia por medio de siglosdebuenacrian- za, educacion, cultura y dieta; y nunca debe olvidarlo. La aristocracia de Francia lo olvidé hace poco y a consecuencia de ello se vieron celebrando una breve audienciacon Madame Guillotina—un destino del que pude rescatar a muchos, gracias a varios disfrazes, un dic- cionario portugués-inglés y una manada de vacas falsas— pero de nuevo me desvio del tema, y debo regresaral asuntoen cuestién de inmediato, en cuanto diga queme alegraré de relatar mis recientes experiencias en Francia en beneficio de todo.noble que quiera hacer- me el honor de invitarme a cenar. Elnoble da ejemplo al resto de la humani- dad. Debe ser en todo momento cortés y edu- ado, incluso con los extranjeros y los miem- bros de las clases inferiores (aunque de aqui, como es natural, se excluye a los criados y a los franceses). Su comportamiento es la pie dra angular de toda civilizacién, pues sin nobleza no habria mecenazgo en las ciencias, las artes, la literatura ola mtisica, y sdlo quedarian diversiones vulgares como el tea- tro, los bailes de pueblo, la politica'y los negocios. Porsupuesto, ningtin nobletiene trato con la magia, sobre la base totalmente razonable de que no existe. La ciencia, la l6gica, la filo- sofia y la ilustracién han demostrado que no puede funcionar, un punto de vista al que me adscribo completamente, aunque no consigo explicarme por qué tras insultar a unos gita- nos en Rumania me pasé una semana creyéndome una gallina. Aunque vos, lector mio, tal vez no os pa- rezcdis ni una pizca alos modelos de humani- dad quehe descritoanteriormente, para jugar ami juego debéis fingir ser de noble cuna y, al narrar las historias de las grandes aventuras que afirméis haber corrido, debéis describir ‘vuestrasacciones yavosmismocomonobles, de pensamiento y de obra. Tal vez encontréis laexperiencia inquietante, masesperode todo corazén que sirva de interesante lecci6n, y que pueda ensefar a los lectores mas zoque- tes algo acerca de los buenos modales, Por supuesto, todo noble que se precie ir acompajiado en sus periplos y aventuras por sirvientes y compaferos de viaje: Como correspondeaesto,enel siguiente apar- tado se ineluiré un discurso sobre la naturaleza de los eompafieros, durante el cual aprovecharé de nuevola oportu- nidad para insultar de manera gratuita a los franceses. Companers Mientras dirige sus pasos através de los ajetreos dela vida, un noble debe ir escoltado forzosamente por muchos compafieros, que lo ayuden, acompaien y le animen el es su ingenio y saber. Los compaferos son hombres de raras habilidades, algunos tan raras que sin duda son tinicas. Me acuerdo bien de mi querido amigo Octavus quemeayuds hébilmenteenla captura de toda la flota turcaen Ankara gracias a su prodigioso aliento, con el que solté las amarras de todos los bar- cos y los llevé por la costa hasta atrapar- Jos en una valla de redes de pesca que yo habia extendido a través del océano. ‘© Wolfgang, cuyo tremendo talento en la jardineria le permitié convertir la Selva Negra en el Jardin de Rosas Negro en dos dias, haciéndome ganar la apuesta con el bardn Scourt y permitiéndome convencer a su encantadora hija para que... pero ésa es otra historia y se contard en otra ocasi6n. Enrestimidas cuentas, los compaiieros son hombres y mujeres que pueden ayudaros en. vuestras aventuras. De este modo, si vuestro relato exige que os ayude una:persona de talentos prodigiosos para una aventura en conereto, podéis incluirlo a vuestro gusto. Pero cuidaos de no usar los servicios de més de un compafiero en cada historia, pues se consideraria codicioso. Los nobles, como no tendrfa que recordaros, no son gente avariciosa; bueno, al menos la mayoria, y aqui s6lo nos ocupamos de losmiembros mas distinguidos. Al fin y al cabo, se trata de una ficcién. (Nohacefalta decir quelos compaierosno soncriados. Unnoble tiene criados del mismo ‘modo que un'perro francés tiene pulgas, y si los criados son franceses, servirén a su sefior del mismo modo que las pulgas sirven al perro: a saber, come fuente constante de irri- tacién y molestias. Me acuerdo de un criado francés que me sirvié durante la campafia en la frontera rusa; bebia con ansia, blasfemaba terriblemente, me quemaba las camisas, no distinguia un pafiuelodeun globo aerostitico, yal final revels ser una mujer, la esposade un pescadero de Calais que estaba perdidamen- teenamorada de mi. Estohabria sido causa de mucha vergiienza para ambos si no la hubie~ ran ahorcado oportunamente por traiciGn No negaré que fui yo el que le colocé el mapa del ttinel secreto bajo el Canal de la Mancha, que habia adquirido... ah, de nuevo estoy divagando.) (Lo que me recuerda de manera oportuna que este capitulo en sf mismoino es més que una divagacién ampliada, y que yo deberi aunque solo sea para apaciguar a mi indigna- do editor, cuyas mejillas estén tan sonrojadas porla furia...—comoel trasero sonrosado del Alba, tras haber sido azotado por su padre el Sol por retozar demasiado con su amante, ‘que debo confesar que era yo;y no atender a su obligacién de despuntar el diadurante dos semanas y media—, mi editor, digo, Cuyos ojos refulgen de rabia y su pelo se pone de punta pareciéndose al erizo gigante que en una ocasién vencf en Escocia déndolo lavuel- ta, muriendo apufalado de este modo por sus propias ptias; temo que mi editor muera de una apoplejia a menos que acabe esta divaga- cién, cierre este paréntesis y vuelva al instan- Uno de mis muchos com- paiieros Muchas veces me he enfrentado a regimientos completos en solitario. te al asunto de las Objeciones y las Apuestas. Francamente, estoy encontrando bastante te- dioso este tema de las reglas, especialmente ahora que se acaba esta botella de cofac. Si, era una indirecta, que veo que no ha cogido. {Qué?Oh,que cierreel paréntesis. Muy bien), Chectones ySpucstas [eontinuaci’n) ‘Como saben todos los que son’ realmente de sangre noble, hay unas cuantas apuestas y ‘objeciones que nunca deben hacerse. En pri- mer lugar, ningtin oyente puede plantear la pregunta, “Pero mi querido barén, zno moristeis?” Es palpablemente obvio incluso para un imbécil que el cuentista noha muer- to, pues estd contando la historia, ysi se hace dicha objecién el cuentista puede quedarse con la moneda del objetor y toda la compafiia puede mitar fijamente al torpe con franco desdén. El asunto puede pedir una salva de panecillos, pero se suele considerar vulgar azuzar los perros al tipo. En segundo lugar, en la ronda de insultos, unnoblejamés insultaria el linaje de otro, osu veracidad. Hablando claro, no podéis llamar mentiroso directamente a otro jugador (aun- que, sin temor a equivocaros, podéis cuestio- nar su precisién o recordarle hechos que tal vez haya olvidado), dudar de su noble rango, 0 insultar a-su madre. En realidad miento: podéis hacer todas estas cosas, pero si lo hacéis demostrdis vuestra desver- giienza, y lapersonaa la que habéis insultadoes libre de desafiaros a un duelo al instante. Me extenderé so- bre el asunto de los duelos dentro de poco, un tema en el que estoy especialmente versado desde aquel dia en Viena en que insulté al 47° de Hiisares del Rey’cuando ese regi- miento desfilaba junto a mi ventana y me viobligadoabatirme en duelo |= simultdneo con todos sus soldados. Confieso que espero el capitulo de duelos con deleite, pero como un escolar errante, debo acabarme el bocadillo de queso antes de tomar- me el postre. ;Adelante! Ya no que- da mucho. Puede parecer extrafio que el apostante recupere el envite al per- der su apuesta, o que lo pierda en caso de ganarla. Esto es asi, pero |’ cuando el apostante presenta su re- ‘clamaci6n, en realidad esta dicien- do “Ja, mi buen amigo, apuesto a que no puedes incorporar esto a tu historia.” Por lo tanto queda claro que, como la par- tida se gana o se pierde por el dinero y las apuestas son la vinica manera de mover el dinero que hay sobre la mesa, un apostante debe ensayar para hacer apuestas que pueda ganar (es decir, que el cuentista no pueda incorporar a su relato y deba rechazar). Al mismo tiempo, un gran cuentista elaborara unrelato que invite al mayor ntimero posible de apuestas que'el narrador ya ha previsto con gran astucia. En esto reside el talento en mi juego; es decir, una parte del talento en mi juego, y la otra parte se explicaré en posterio- res capitulos. Los lectores mas torpes no de- ben temer: me esforzaré en seftalar estos as- pectos técticos cuando aparezcan, para que puedan tener la satisfaccidn de saber dénde se encuentran, aunque no dispongan del in- genio para utilizarlos. Duels (Gemeinformade quees costumbre llamar a esta parte de las reglas ‘Sistema de comba- te’). Esa es una frase fea que sale dela lengua a trompicones, y parece un manual prusiano sobre los métodos de esgrima elemental con sable. Lo desprecio. Si el que lo acuié se ofende pormi desdén haciaély haciasu frase, que me desaffe y veremos si sabe algo de ‘sistemas de combate’ reales, mientras hago trizas su indumentaria. Come he indicado anteriormente en este volumen, si en el transcurso de una objecién © una apuesta tn jugador insultara la veraci dad; el titulo 0 el linaje-de-otro, la parte ofendida tiene el deber —no, la obligacién— de desafiar al injuriador a un duelo. Esto causard una desgraciada interrupcién en el flujo normal de las historias del juego, pero que asi sea: en lo que respecta al honor de un noble, todo lo demas debe quedar aun lado cuando se defiende. Luchar por cuestiones de honores un asunto peligroso que puede traer los participantes pobreza, heridas, muerte 0 —elpeor de los horrores— ridiculo, pero es tan necesario como.un bistee para un inglés, eloro para un suizo oevitarlos bafos para un francés, Las reglas_para batirse en duelo son la simplicidad personificada. En cuanto se ha Pronunciado el insulto y la parte ofendidaha presentado el desafio, los dos duelistas deben escoger a amigos ocompafieros para que sean sus padrinos, se tienen que poner de acuerdo acerca del arma—las roperas suelen ser tradi- cionales, y estén a mano en la mayoria de los lugares de reunién de gente distinguida y bien educada, aunque en algunos lugares se han popularizadolas pistolas—, y finalmente deben salir a un patio o columnata adecuada donde luchar. El duelo s6lo tiene que conti- nuar hasta primera sangre o incapacitacién, pues no es més que un desacuerdo amistoso, perohe visto librarse duelos amuerte o hasta la desmembracién por un infinitive mal con- jugado. Como el arte de batirse en duelo esta tan extendido por toda Europa y todas las demas reas civilizadas del globo, y es tan conocida Por toda la gente debuena cuna, no tengo que deseribirlo aqui... Ah, mi editdr me recuerda que este juego estd destinado para las manos sucias y los ojos ignorantes de las clases infe rioresademds de para los de mejor estirpe, asi que me veo obligadoa describirlo después de todo. Todo el que tenga algtin titulo nobilia- tio hereditario 0 que haya servido como ofi- cial en uno de los mejores ejércitos del mundo (el aleman, prusiano, espafol, italiano, o el chino, etfope!o persa.... En realidad, ahora que pienso en ello, en todos salvo el turco, el polaco 0 el irlandés) deben pasar al siguiente apartado. El resto, que siga leyendo. Elarte debatirse en dueloesmuy refinado, Y Se transmite gracias a la mezcla apropiada de buen adiestramiento, educacién excepcio- nal, sangre adecuada y la buena disposicién para derramarla. Hay muchos libros de texto sobre lamateria, y aconsejoatodonovato que los compre, y si pretende tomérselo en serio, que los Jea. La contratacién de un tutor es necesaria para el perfeccionamiento del arte; recomiendoempleara un maestro de esgrima alemn si se prefiere la brutalidad, aun espa- Aol si se opta por el talento, y si se quieren enfrentamientos que duren cinco dias y se suspendan por la Iluvia 0 acaben en tablas, a un inglés. También deberiais reservar tres 0 quizas cuatro aios para el estudio, y una décade para la practica. Por supuesto, el procedimiento de los due- los esta lleno de peligros y dificultades. Mu- chosestados poco ilustradoshan proscrito los duelos, asf que los participantes ‘corren el riesgo de serinterrumpidos por miembros de las Grdenes inferiores esgrimiendo porras y Ordenes de arresto, lo que basta para distraer incluso a los mejores duelistas, He encontra- do pocos remedios para esto, salvo los méto- doshabituales de batirseen dueloen un lugar cerrado, hacer que el combate dure lo menos posible y tener atado un globo aerostético cerca por si hace falta huir a toda prisa. Tenia planeado divagar en este punto so- breel tema de los padrinos, sobresu eleccin correcta, y sobre cémo encontrar uno a las dos de la mafana en punto en Praga, un problema que me tiene perplejo desde mi sexto cumpleafios. A pesar de la falta de erudicion en este asunto, y el indudable be- neficio que un apartado asi supondria para este libro, el mismo editor de ojos legafiosos que tres parrafos atrés me convenci6. para que se incluyera algo asi me ha persuadido —bajo mi mis enérgica protesta, debo afa- dir—de que debia omitirlo. Me temo que su inteligencia esta confusa porla ginebra bara- tay los beneficios de sus tiltimas publicaci nes horteras. Sin embargo creo que a mi publico le gustaria ver un libro asi, embelle- cido con varias anéedotas ¢ historias de mi destreza duelista, e ilustrado por mi amigo, maese Doré. Si estais de acuerdo, amable lector, escribid atentamente al editor, exi- giendo ver esta nueva obra. Su publicacién estaria doblemente asegurada si tuvierais la bondad de suscribiros a ella: bastaria con tres guineas, que deben incluirse —tened cuidado de envolverlas bien y enviarlas por medio.de un mensajero de fiar— junto a ‘vuestra carta. Duclospara Cobardes Si sois cobarde, de sangre débil o carnes fofas, o —si para proporcionaros una excu- ‘sa—tenéis prisa por acabar la partida, o hay damas presentes que se desmayarian al ver sangre, 0 sois incapaces de conservar el rol que estais interpretando ante la perspectiva de un combate noble y os veis de nuevo reducidos a vuestro estado plebeyo, 0 si sois, galés, tal vez querdis evitar el combate fisico de un duelo. En lugar de eso, al igual que estdis fingiendo ser un noble en mi juego, podéis fingir que 0s batis en duelo con un conjunto de reglas que he ideado paraeste fin Digo ‘ideado’, peroen realidad el juego me Jo enseiié un habitante de Sirio, a quien me encontré lejos de su hogar, lavtiltima vez que visité la luna. Creo que el juego lo aprendie- ron estos canes estelares de nada menos que el viajero Vasco de Gama, que en su tiltimo periplo puso rumbo hacia laisladeCeylan se equivocs por varios miles de leguas, y se cayé rel borde del mundo. Yo culpo deesto ala mala calidad de las cartas marinas portugue- sas, aunquesin duda los portugueses le echa- rian laculpaalabrijula, oal viento, oalagua, ‘alos ceilaneses, oala forma del mundo, 0 Ja luna, 0 acualquier cosa que les absolviera de su descuidado trabajo. Da Gama Ilamaba a las reglas “Botella— Cristal—Garganta’ (era portugués, como he comentado), y los habitantes de Sirio las co- nocian como “Hueso—Palo—Pelota”. Yo las Hamaré “Piedra—Papel—Tijera”, y... Ah. Mi editorme dice que el destino seme ha adelan- tado, y que ya'se conoce el juego con ese nombre en todo el mundo, y que deberia tachar el parrafo anterior. No lo haré; dejaré que permanezca como un tratado dela histo- ria del juego, y los eruditos pueden fiarse de mi famoso amor por la verdad si dudan de alguna parte de éI. No obstante, admito estar contrariado poreste giro de los acontecimien- tos, e interrumpiré aqui mi narracién para recuperar el dnimo con una abundante cena. 7 e Vuelvo de mi descanso muy fresco, aun- que debo confesar que he abusado del oporto ‘oscuro de lord Bootlebury y de los ojos Teonados de su hija, tan grandes y profundos como los del venado que cacé en la Selva Negraatiborrdndolodepastel—aunquedebo decir que su sabor no mejoré a pesar de ma- tarle mediante este método— y por consi guiente me he distraido y he perdido et hilo. Noimporta, En su lugar os agasajaré con una historia de mis viajes hasta que me acuerde de lotratado, omieditor sedespierte del ruidoso suefio en que se ha embarcado’en el otro extremo de la mesa,-y-me recuerde dénde estébamos. Recuerdo ‘cierta ocasi6n en el inviemo de 17__, cuando cabalgaba por las regiones inte- riores de Rusia. Vi que viajara caballo no era lo habitual en invierno; por tanto adopté, como siempre, las costumbres del pais, cogi untrineo de un solo caballo, y conduje a paso ligero hacia San Petersburgo. No recuerdo exactamente si fue en Estonia o en Jugeman- landia, pero lo que sé es que en medio de un Iobrego bosque divisé un terrible lobo que me perseguia azuzado por un hambre invernal ‘oraz. Prontomealcanzé.No habiaescapato- ria posible. Autométicamente, me tumbé en el fondo del trineo y dejé que el caballo corrie- ra para ponemos a salvo. Enseguida sucedié lo que me imaginaba, pero no me atrevia a esperar. Sin apercibirse Ge mi presencia, el lobo salté por encima de mi y, cayendo furiosamente sobre el caballo, ‘comenz6 enseguidaa desgarrar y devorar los cuartos traseros del pobre animal, que corria axin mas répido, presadel dolor yel terror. Al ver que mi presencia pasaba inadvertida y estaba a salvo, me atrevi a alzarla cabeza, y con horror contemplé que el lobo se abria paso a dentelladas en el cuerpo del caballo: Pronto estuvo completamente dentro, asfque aproveché la ocasién para descargar sobre él milatigo. Este ataque inesperado por la retaguardia lo asusté tanto que salté hacia delante con todas sus fuerzas; el esqueleto del caballo cay6 al suelo, pero en su lugar qued6 enjaeza- do el lobo, y yo detras, sin dejar de darle latigazos. De este modo, sin haberlo espera~ do, llegamos a todo correr aSan Petersburgo, para asombro de sus... Yame acuerdo;hablabamos de los duelos. Més bien yo estaba hablando, vos aprendiais y mi editor acaparaba el brandy e interrum- pia a gritos. Es un tipo muy irritante, pero ahora se ha ido a la taberna de la esquina, y puedo continuar. El juego es Piedra—Papel—Tijera. Alcon- tar tres, uno debe hacer con la mano la forma de una tijera, de una piedra o de un papel, siendo la regla que la tijera vence al papel (lo. corta), el papel vence a la piedra (la envuel- ve), ¥ la tijera vence a la piedra (se afila en ella... No, no es asf. Preguntad a vuestro criado cémo diantres se juega). Los falsos duelistas timoratos deben jugar tres manos, sin tener én cuenta los empates, y quien gane dos 0 mas es el vencedor. No puedo deci més/salvo queno desperdiciaré mas palabras eneste asunto, apropiado sélo para gallinas 0 Para aquellos que tienen miedo de ver un poco de sangre, o de afiadir otra muerte a su conciencia. Los’auténticos nobles no tienen tantos escripulos, sobre todo cuando tratan con campesinos 0 extranjeros.Osrecomiendo queinterpretéis vuestro papel adecuadamente © no lo hagéis en absoluto. QU Resullade deun Duele Los resultados de un duelo pueden ser mortales, aunque carezcéis del espiritu para librarlo de la manera adecuada. Suponiendo que ambas partes sigan vivas, el desenlace del duelo es el siguiente: el perdedor debe entre- gartoda subolsaal vencedor, yse debe retirar de la partida. Si una de las dos partes ha perdido la vida en el enfrentamiento, su pa- drino debe llevar a cabo estas instrucciones. Sin embargo, no se debe tocar el dinero que forma parte de su botin, si es que lo tiene. Una tiltima reflexién acercade los duelos: seconsidera antideportivo provocar un due- loolanzar un desafio cuandosehanacabado todas las historias y se esté distribuyendo el botin. Recuerdo una partida memorable que jugué con una tripulacién de piratas atezados, mientrasellos y yo estabamosatra~ pados en la panza de una enorme bestia marina que lamentablemente nos habia tra- gado (me enteré por mis conversaciones con aventureros maritimos que no se trata de algo extraito, pero lo peculiar en este caso es que cuando nos tragé nos encontrébamos escalando el Matterhorn). Habiamos llegado al final de la partida y, como era légico, las monedas se apilaban en mibotin, cuandoel capitén pirata, enfurecido por el fracaso de su relato, desenfund6 su machete y, con una imponente palabrota, lo ondeé hacia mi cabeza. Di un paso atrés yla hoja rebané el bazo de la gran bestia, sobre el que me sentaba, que derramé tal cantidad de bilis que.... ah, mi editor, que acaba de volver dela taberna conel olor del grifo ensualiento y el carmin de la camarera en sus labios, me recuerda que se acerca la fecha de entrega, que me estoy quedando sin paginas, y que debo abandonar al instante mi divagacién. Como antes, sialguno de los lectores quisiera escuchar el resto de la historia, me alegraré de contarla mientras cenamos en su club a su costa. Ahora, forzosamente, debo pasar a expo- ner cémo finaliza una historia y cémo se gana una partida, y —no temdis, amable lector, no se me ha olvidado— donde explicaré qué diantres es el ‘botin’. aber une Hsloria Sé por experiencia que un buen relato no debe durar ms de cinco minutos; con mas, los oyentes empiezan a aburrirse, a volverse apaticos, a charlar entre ellos, a tirar paneci- llos, ajugara los dados oa las cartas, a llamar mitisicos y bailar sobre la mesa, a seducir a la camarera, a distribuir panfletos sediciosos 0 revoluicionarios y tramar guerras por tierras asidticas, y a embarcarse en otras distraccio- nes que puedenhacer que el mejor anecdotista pierda el hilo... sobre todo si también tiene planes para la camarera. El cuentista debe poner fin au relatoenel momento adecuado, y de modo que divierta y asombre lo més posible a sus oyentes. En este punto se acaba el relato, y la audiencia debe respondercon unos cuantos vitorescam- pechanos y exclamando “Os juro, barén, que es el relato més extraordinario que jamas he oido, y brindo por él. {Mas vino!”, lo que iempre resulta agradable. Sin embargo, no se le escapaa un soldado como yo que hay muchos cuentistas que no saben cuando acaba su historia, y forzosa- mente siguen charloteando hasta el dia del Juicio o hasta que se acaba el vino, o que son tan torpes en el arte de la anécdota que su audiencia no puede distinguir cuando se aca- ba el relato. He aplicado mi mente militar a ambos problemas, y a continuacién se adjun- tan las soluciones. Si,un cuentista acaba.su rélato y nadie vitorea, porque se han dormido o estén ocu- pados en otras cosas, debe indicar ala compa- fifa que ha acabado poniéndose en pie y pro- clamando en voz alta: “Esa es mi historia, ierta hasta la tiltima palabra, y si alguno lo duda le haré beber un tonel de’brandy de un trago” . Esto sirve de sefial para que la compa- fia, no tanto por sus palabras sino por el volumen con que se pronuncian, se despier- ten del letargo que provoca un relato aburri- do y dediquen al autor algunos vitores de muestra, para indicar al cuentista que han entendido que se ha acabado el relato. Independientemente de cémo acabe el re- lato, en cuanto se han hecho los brindis ade- cuados (porel relato, el cuentista, elanfitrisn, el monarea, la mujer mas atractiva de las presentes, la segunda mujer mas atractiva de las presentes,la mujer més atractiva de la historia, los amigos ausentes, eteétera)el que acaba de terminar su relato debe volverse hacia la persona que tiene a su derecha y ,en tonointeresado (porquehacerlo de otro modo seria considerado un insulto y levaria aun lamentable duelo, 0 a una comedida guerra de panecillos, o a cualquier otra distraccién innecesaria para el asunto que se trata) di “Barén, contadnos la historia de...” ¥ a conti- nuacién, como al comienzo de la partida, describe una aventura apropiada, ya sea una de mis andanzas, de la lista incluida en el apéndice de esta obra, o de su experiencia e imaginacién. La persona a la que se dirige debe proseguir el relato y continuar como se describe anteriormente con los demés juga- dores preparando apuestas, interrupciones, duelos y demés para hacerle perder el hilode su descripcién. Sin embargo, si un cuentista esté tan absorto en su narracién queno consigue ver que la compaiiia ha perdido interés y se dedica a las peleas de gallos oa incordiarse entre si, alguno de sus compaferos puede interrumpirle enun momento adecuadocon Jas palabras, “Eso me recuerda a la historia En muchas 0 que escuché del barén N__ M___(nom- brando al jugador que se encuentra a la derecha del cuentista actual) en la que él...” y menciona una aventura. Al hacerlo debe sacar una moneda. $i otros de la compaiiia estén de acuerdo deben aftadir monedas y si més de la mitad de la compaitia coincide en que debe pasar el turno del cuentista, el barn N__M__comienza el relatode una nueva aventura. El anterior cuentista, abru- mado por la vergiienza y la deshonra, pue- de afadir el dinero de la compafia a su bolsa como tecompensa, Si menos de la mitad de la compaitia aportan monedas ala causa, el total se da al mozo, para que traiga més vino. Veo que hasta ahoranohe explicadolo que es el botin. No temdis. Atin quedan varias paginas, y seguro que lo hago enel siguiente capitulo. G peidlie Denceder Cuando todos hayan acabado con sus his- torias, debe haber un momento de pausa. Sentaos y permitid que la camarera o el moz0 rellenen vuestros vasos. Pensad en las historias que habéis escuchado y decidid cual es la mejor en vuestra opinidn. Sitenéis tendencias eruditas tal vez querdis discutir el asunto con vuestros compaiieros; hacien= do referencia a El Arte de la Poesia de Aristételes 0 alas recientes obras criticas del poeta Dryden. O sinolas tenéis, no lo hagais. No tiene importancia Mientras loestéis debatiendo, con vuestra alma o con vuestros compaiieros, contad las monedas que os quedan en la bolsa. Se con- vierten en as fichas con las que cada miembro de la compaiiia decidiré qué historia es la mejor, la més sobresaliente, memorable, au- téntica y heroica, haciendo quedar lo mejor posible a su narrador. Hablando en plata, votaréis por un vencedor. Empezando por la persona que inicié la partida, en rotacién y por turnos, cadajuga- dor debe coger sus monedas, y con palabras similares a “Caballeros, jamas he escuchado un conjunto de relatos tan sorprendente, pero por mi honor juro que el relato del barén__(aquimencionaal noble cuyaané dota considere la mejor de la noche) es el més asombroso que mé han contado en toda mi vida.” Si sois inglés tal vez querdis aftadir “Lo juro por mi alma”, pero por suerte la mayorfa no lo somos. (Mi editor se queja, pues es inglés. Mi explicacién debe demorarse uninstante obli- gatoriamente mientras locallo rellenando su vaso con lo que queda del cofiac de su pa- dre). Comestas palabras, el jugador pone todas: sus monedas frente al compajiero que acaba de mencionar. Deben ser todas las monedas; no es propio de un caballero que reparta sus apuestas o disemine demasiado sus favores. El receptor no debe afadir las monedas a su bolsa. No os apresuréis; dejadlas donde es- tan. Las denominaremos el “botin’ del juga- dor, por una razén que no voy a explicar porque estoy demasiado aburrido. En cuanto todos los jugadores hayan aca- bado su relato, emitido su voto y distribuido su botin (y debo recordar obligatoriamente a lerdos, plebeyos y pecheros que me leen que a un auténtico noble jams se le ocurriria votarsea si mismo), cada jugador debe contar el ntimero de monedas que se han otorgado a su relato. (Por supuesto, sotto voce; no hay nada tan impropio como un noble que slo sabe contar en voz alta, y si vuestra compren- (én de la numerologia no os permite ir més alld del cinco, debéis abandonardeinmediato cualquier intencién de jugar y debéis encon- trar un pasatiempo més propio de vuestra naturaleza, comocultivarnabos, hostigar 0sos © guerrear contra los turcos.) Ytambién me han ofrecido hospitalidad en su interior Conites Tctoas Debe advertirse —aun- que los lectores mas inte- ligentes y mejor educados ya se habrén dado cuen- ta— que hay dos maneras de jugar a mi juego. En pri- mer lugar, se puede jugar con astucia y estrategia, para hacer que la mayor parte de la compaiia pier- da tanta riqueza como sea estratégicamente posible, conel fin de acumular més dinero. En segundo lugar, uno puede contar la mejor historia que pueda. Por supuesto, todos los juga- dores deben tratar de con tar la mejor historia, pues es el tinico modo de cer. Si jugdis estratégica- mente para obtener masdi nero, puedoaseguraros que es practicamente seguro que perderéis la partida;en parte porque el dinero ter dréis que entregarlo a otro, y en parte porque habré despertado tantas enemi: Sinaliyar la Dalila Se declara vencedor a aquel jugador que tenga el mayor botin, Todos gritan “jhurral” enardecidos y se pide mas vino para beberlo alasalud del vencedor. Se acepta como cues- tidn de etiqueta que el vencedor pague este vino, y también se acepta que el dinero que haya acumulado como botin no pueda bastar —nunea lo hace— para cubrir el precio. Pero eso no importa: Somos nobles y pasamos por alto esas menudencias acerca de los pagos proporcionales, el dinero, etcétera. Ademés, el dulce sabor de la victoria serviré para eli- minar el amargo regusto de la cuenta de toda lanoche cuando la traiga el posadero. En este punto se acaba la partida. Si quisiera la mayoria dela compafia, yno faltara dinero ni bebida para ello, puede ju- garse otra mano del juego. El vencedor de la mano anterior —al ser el ultimo que ha relle- nado los vasos de la compaitia— comenzara la partida. tades en el resto de la com- Paitia que nadie os votard. Sin embargo, con esta téctica podéis concederos el honor de ser quien decidiré qué jugador gana la partida Por supuesto, aunque se sabe que muchos nobles y especialmente sus hijos despilfarran el dinero, no es buena téctica vaciar vuestra bolsa antes de acabar la partida, y peor atin gastar todo antes de que os toquecontar vues- tro relato. Sin monedas no podéis interrum- pir a un.camarada, refutar interrupciones durante vuestro relato 0 votaral vencedor. Y, como no és propio de un noble pedir ni robar, en cuanto os quedéis sin fondos la tinica manera de acumular masescontaruna buena historia que atraiga interrupciones de vues- tros compafieros, y desviarlas con la destreza de vuestra lengua: (Siento la necesidad de hablar acerca de la destreza deciertaslenguas que he conocido, pero evitaré la tentacién.) En la ronda final de la partida, si vuestra compaiiiaha admitido mujeres en el juego, no recomiendo que votéis a vuestra amante, 0 al miembro de la compaiiia con quien os hayais encaprichado. Sé por experiencia que rara ‘vez conduce al éxito; y vuestros compaiieros se daran cuenta de vuestro noble gesto y se reirén durante semanas. En estas péginas he tratado de conseguir tres cosas. En primer lugar, transmitit.. :qué pasa ahora, hombre? Os pido disculpas. Pensaba que habiamos acabado, pero me han susurrado al ofdo que he omitido un apartado que estoy obligado contractualmente a escribir. Estoy deseando acabar con este juego. Esto noes propio de un temperamento noble, lo que explica admira- blemente por qué hay tan pocos editores en- tre las filas de la nobleza. Shasfende Quiero explicar que este apartado me ha sido impuesto: mi editor me dice que en estos dias se espera algo parecidoaesto del creador de un juego. Por mi vida que no puedo enten- der la raz6n o propésito de informarse acerca de mi trasfondo: soy noble y un Munchausen y estos hechos, que sirvieron de pasaporte en todas las fronteras y en las alcobas reales de toda Europa, deberian bastar aqi ‘Ah. Mi sarnoso compafiero me dice que cree que no he captado la idea. Claro que no lo he hecho, aunque tal vez sea culpable de cierta tergiversacién premeditada de su sig- nificado. Sinembargo, sugiero que llamemos al apartado “Marco histérico” y que comen- cemos de nuevo. Marco Hsllriice Mucho mejor. Por supuesto, estamos en el siglo XVIII, pues no ha habido una época mejor en la que ir. Concretamente, estamos en el afio de ior de 17__ . El Renacimiento se acabé, el poder de la Iglesia se desmorona y Europa por fin esta civilizada. Los turcos estén en Constantinopla y por todas partes, los fran- ceses vuelven a dar guerra, Suecia esté en decadencia, losrusosinvaden Crimea concierta regularidad, el rey de Inglaterra es aleman y ‘esta loco —buenas condiciones para gobernar esa isla—y en alguin lugar de la otra orilla del océano Atlantico unos cuantos colonos estan empezando a darse demasiada importancia. nue: La maravilla de la época es, sin duda, el asombroso globo de los hermanos Montgolfier, que puede Mevar por los aires gente y animales con toda seguridad trans- porténdolos por encima de ciudades, rios, bosques y montafias, e incluso —lo sé por experiencia propia—Ilega hasta la luna. Creo que los hermanos crearon su invento sélo para poder marcharse de Francia. Hablando de Francia, esté muy agitada por culpa de hombres bajitos que llevan sombreros altos quienes, tratando de poner- sea la altura de la nobleza, han cortado las cabezas de muchos de los mejores ciudada- nos de aquel pais. Esto ha generado muchas aventuras de jévenzuelos intrépidos que quieren probarse a sf mismos tratando de rescatar de dicho destino a los miembros més bellos y j6venes de la sociedad francesa, y porlos que pierden la cabeza de uno u otro modo. También’ ha provocado un lamenta- ble exceso de aristécratas franceses en los cafés y salones de otras capitales europeas. Sin embargo, tenemos mucha suerte de que e508 revoltosos nohayan estropeado las bue- nas cosechas que salen de las prensasy bode- gas de ese pais. La ciencia, los descubrimientos y la filoso- fia progresan abuen ritmo. Los franceses han creado un método racional para medirlotodo, que llaman Sistema Métrico. No duraré:Aho- ra que se han encontrado las Australias, se van a usar como depositarias de todos los indeseables de Europa. Un joven inglés lla- mado Watt ha creado una tetera gigante que puede poner en marcha una fabrica—supon- 0 que proporcionando suficiente té caliente para mantener contentos a los obreros— y se dice que otro llamado Stephenson ha fabrica- do una que vasobre ruedas, para asustar alos caballos y que atropellen a miembros del Parlamento. Es una iniciativa que debe aplaudirse. Aquellos de las castas inferiores que creen que el dinero es un sustituto aceptable de la nobleza se han dado prisa en aprovecharse de estas innovaciones, y estén ocupados cons- truyendo fabricas y empleando mujeres la- madas Jenny para que hilen algodén. Un imbécil en Norfolk ha arruinado la caza in- vernal arando los campos en barbecho y cul- tivando nabos en ellos. La mayor parte del comercio de Londres parece centrado en tro- zos de papel con promesas escritas, que sue- en venderse en los cafés, y todo tiene que ver con una gran burbuja que aparecié haceunos afos en los mares del Sur*. Confieso que no entiendo nada de esto, pero parece que Ingla- terra puede estar desarrollando una especie de imperio... basado, qué cosas, en el comer- cio, el-dinero y los tubércules. Que Dios nos coja confesados. Cn Conclusion En estas paginas he tratado de conseguir tres cosas. En primer lugar, transmitir parte de la diversién de mi vidaalas vidas de otros, para que puedan apreciar mejor mis asom- brosas aventuras. En'segundo lugar, mostrar un poco a las Castas inferiores cémo viven, se comportan y piensan sus superiores, para que entiendan mejor por qué somos mejores que ellos, y para que asi se eviten, espero, estallidos de actos desagradables como los quehan tenido lugar tiltimamente en Francia. En tercet lugar, ofreciéndoos un informe de mi persona y mis andanzas, espero reav' var la llama de la aventura en el alma de los hombres —y de alguna extrafia mujer; aun que soy de la opinién de que demasiadas ota del traductor: El barén hace referencia a la mania especulativaque arruinéa muchos inversores britsnicosen 1720. La buirbuja, o engafo, se centraba en la suerte de la Compaia de los Mares del Sur, fundada en 1711 para ccomerciat (sobre todo con esclavos) con Hispanoamérica, aventuras no son buenas para una mu- jer—que se ha apagado ulti- mamente por diversiones tan’ vulgares como ir al tea- tro, leer nove- Jas o jugara la brisca. Dejad deusarlosfru- tos de la ima- ginacién de otros;en lugar de eso, usad las visiones de las grandes proezas que mi juego ha puestoen boca vuestra para aguijaros ha- cia grandes pensamientos, acciones y proezas. Toda palabra que he pronunciado es com- pletamentecierta (salvo tres, queson‘Helena’, ‘amontillado’ y “martes’) y no soy de ninguin modoun hombre excepcional. Sdlo he vivido en-una época excepcional; cualquier hombre de espiritu noble, viviendo en tiempos como Jos mios/ podria haber logradolo mismo. Mis Proezas son tan conocidas porque he tenido Jo.que algunos denominarian la descortesia de alardear de ellas tras un tragoodos.¥ digo que vos, noble lector, también tenéis la capa- cidad de experimentar aventuras tan fabulo- ‘as como las mias, inicamente con que ten gais la ambicidn de elevar vuestras miras lo suficiente. Se dice que un hombre puede cambiar el mundo. Yo no lo ke hecho “tal vez lo haya salvado en un par de ocasiones, pero no es lo mismo—pero dentro de vosesté lacapacidad de lograr esa 0 cualquier otra proeza, menos una. Lamentoinformaros quenoestéen vues- tra mano hacer el amor a la Emperatriz de Rusia, porque su honor se encuentra Bajo mi proteccidn y, seftor, si os cojo cerca de ella, os daré una paliza que os magullard tanto los pies yel trasero queno podréisestar de pie ni sentado, y 0s veréis obligado'a pasar todo un mes girando en el aire como una peonza, varias pulgadas por encima del suelo. Que- dais advertido. “Barn, contadnos la historia de cémo se quedé colgado vuestro caballo del chapitel de una iglesia, y cémo lo liberasteis.” APENDICE UNO Larén, contadnes.. Como descubristeis las fuentes de! Nilo por accidente. La historia de vuestro descubrimiento de la eficacia de tragar ranas como cura para la lepra ‘Cémo sobrevivisteis al ataque simultaneo de un leén y un cocodrilo. ‘Cémo vuestra perra de caza Belleza cogié siete liebres a la vez. Como circunnavegasteis el mundo sin salir de casa Como curasteis el hipo de la Emperatriz de Francia desde la otra orilla del Canal de la Mancha. ‘Cémo llevasteis la noticia desde Aix-en-Provence a Gante. Cémo sobrevivisteis cuando os tragé una ballena, y lo que encontrasteis en su enorme panza (Como pudisteis llegar a la luna usando tinicamente veinté pies de cuerda... y cémo volvisteis. La historia de la vez que vuestro abrigo de pieles os atacé de camino a Colonia (Como iniciasteis por accidente la guerra de la independen- cia de Estados Unidos. Cémo escapasteis de las mazmorras del Gran Sefior de Turquia, con la ayuda de una libra de queso holandés. Cémo convencist. tiera en vuestro criado. s al Rey de Cerdefia para que se convir Lalhistoria de la ocasi6n en que disteis @ luz a un elefante. Lahistoria de vuestro encuentro con una isla flotante en el mar de los Sargazos. La historia de la ocasién en que os batisteis en duelo con todos los miembros de un regimiento de hiisares france- ses al mismo tiempo. Cémo conocisteis a Helena de Troya (Cémo salvasteis la vida de un hombre que habia muerto hacia cincuenta aos. La historia de vuestra invencién del globo aerostatico, y cémo se atribuyeron el mérito dos franceses. Cémo os prometisteis con el obispo de Bath y Wells. La historia de la vez que os comisteis el caballo del Rey de Noruega en circunstancias de lo mas pectliares Cémo cantasteis las alabanzas de la barba del rey de Espafia Lahistoria de vuestro descubrimiento dela ciudad perdida de Atlantis, y por qué se hundié diez minutos después Como, por comer unastortas de avena, destruisteis la ciudad de Tobruk Como se quedé colgado vuestro caballo del chapitel de una iglesia, y cémo lo liberasteis. Cémola ciudad de Salisbury insult6al rey delaluna, y cémo persuadisteis al monarca para que no declarara la gu ‘Cémo pudisteis haceros pasar por un nativo entre lapequena gente de Liliput. Lahistoria de la vez que el cuerno de vuestro postilln son6 durante media hora sin que nadie lo soplara. Por qué, durante el sitio de Gibraltar, inven- tastes el telar automatico. cisteis que una oveja era el se- ‘del conde de Bath, largo tiempo desaparecido, Loprodigiosa quees vuestra punteria, y cémo salvé de la ruina la cosecha de champdn del ato pasado. Cémo usasteis la locomotora ‘Rocket’ de Stephenson para curar al principe Augus- to de la gota. Cémo iniciasteis la Revolucién Francesa por una apuesta, y quién gan. Los origenes de la danza que bailasteis sobre lamesaenel banquete de la Emperatriz de Rusia la pasada primavera. Lahistoriade vuestra discusién conel célebre hechicero Dr. Dee y cémo os librasteis finalmente de las orejas de burro que os puso. Como os ganasteis el odio de todos los francmasones de Polonia Por qué, durante las tormentas, insistis en cabalgar desnudo. Como forzasteis la rendicién de los ejérci- tos turcos en Constantinopla con una gallina, Por qué habéis bebido de todas las botellas de cofac del mundo embotelladas en el aio Vv Por qué en Francia se os conoce como el Quinto Mosquetero. La historia de la apuesta que hicisteis con la Reina de las Hadas sobre Maria Antonieta, y eémola ganasteis. Cémo un retrato de Enrique VIII 0s salvé de ser atacado por unos leones. El triste acontecimiento de vuestro funeral, y cémo es que estdis ahora aqui sentado. Por qué ensefasteis los pololos de la Empera- triz de Suecia a la ciudad de Dusseldorf. Por qué os parecéis tanto a la Esfinge del desierto egipcio. ‘Cémo usasteis un cafién para espiarlas lineas turcas en el sitio de Constantinopla. ‘Cémo sobrevivisteis a ser quemado en la hoguera por brujeria en Barcelona Por qué salvasteis al famoso bandolero Jonathan Wild de la horca. ‘Cémo fue que, la noche que pasasteis en Florencia el aio pasado el pelo de todo ciudadano de mas de 20 afios se volvié azul. La historia de vuestra'caceria que provocé la caida de la dinastia Ming en China. Como lograsteis cruzar elefantes y pavos re- ales, y por qué. Cémo son los modales en la mesa de los habitantes del sol, y cémo dichos modales os ayudaron a cartografiar Australia. Cémo os hicisteis con los servicios como cria- do de uno de los habitantes de la luna. ‘Como reventasteis la gran burbuja que apare-

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