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Escenas de la Comarca del Río Tijuana

Por casi explicables razones, que entiendo pero no comparto,


históricamente hemos desechado nuestro apego a la común cuna que
civilmente nos vio nacer a Tijuana y San Diego, como si hubiéramos
sido solo entenados y no hijos del mismo parto que naciendo juntos
nos insertaron con razón o sin ella en un mundo nuevo y robado a los
nativos californios.

En efecto, Tijuana y San Diego no nacimos divididos, y


sociológicamente aun no lo estamos, por mucho que seamos hoy dos
países; En la historia que debe ser contada, cuenta el origen.

Baste con ver el plano de la cuenca hidrológica del Río Tijuana,


que si bien nace en una gran parte en México, no menos importante
son las aguas que escurren desde los Estados Unidos de Norteamérica,
para venir y descargar también allá en el Océano Pacífico que les
corresponde por azares del destino.

Cuando las historias de las comarcas en todo el mundo deben


ser contadas no cuentan los políticos ni las fronteras, cuentan sólo sus
orígenes y sus determinantes del día a día, que fueron imprimiendo
conductas y preferencias tomadas por placer o por necesidad, pero
que decoraron a los grupos sociales de esas regiones con matices
sociales indelebles a la acción del tiempo, las lenguas y las naciones;
veamos si no:

• Don Manuel Machado, Soldado de Cuera que a su licencia


del Regimiento de Dragones recibió como dotación para
sostener a sus diez hijos once sitios de ganado mayor del
rancho llamado anteriormente “El Rosario”, los domingos
salía a caballo por toda la costa par ir a misa a San
Diego. Al efecto llegaba a los comercios del puerto y
pagaba los víveres que sus hijos habrían llevado, sin que
mediara más que la palabra de ser cargados a las cuentas
de Don Manuel Machado y sin que él, al pago, las
revisara, pues no sabia leer ni escribir, pero entre el
vendedor y el comprador había la certeza del honor en la
operación.
• En 1837 los Apaches de la Alta Pimería al mando tres de
sus jefes: Cartucho, Pablo y Martín, vinieron en ayuda de
los Kumiai a hacer la guerra contra los invasores,
quemaron Tecate y en Jesús María asaltaron la iglesia de
visita y fue gracias a que la Señora Estudillo del Rancho la
Nación, que entendía la lengua de los nativos, quien pudo
entender un mensaje de los planes de la asonada y
previno a los rancheros entre los que estaban los Arguello
y Bandini y se evitó que llegaran a mayores los daños.
• En 1837 que recién habían llegado los colonos que bajo su
patrocinio económico trajo de México Don Juan Bandini
para que poblaran Sonoma y Napa, y estando en descanso
en San Diego, después de seis meses de viaje y siendo el
15 de septiembre, El Gobernador Pico ordeno a Don Juan
Rocha, uno de sus subalternos, que se hicieran los
festejos de las fiestas patrias. El fandango se armó en la
casa del propio Bandini, al efecto, veamos lo que
describe un “Tambor de los ejércitos insurgentes que ya en
licencia se enlisto como colono para venir a California”

Todo era lo mismo, por eso como una sola comunidad, ya fuera
la adversidad y los eventuales saraos o las fiestas de postín, eran
compartidas para bien o para mal. Por ello, si bien hablaremos de
Tijuana, no podemos olvidar nunca que los ambos lados de la línea no
siempre fueron tan divididos como las burocracias lo necesitan ahora y
recordar aquello nos obliga a buscar lo mismo del mañana.

Hablaba renglones arriba, del no compartir la conducta de casi


olvidar que somos una solo región, en efecto, como la parte de la
historia que narra muchas de la vivencias tanto de la Misión de San
Diego de Alcalá así como del presido y que se refieren a lo que hoy es
“el otro lado”, poco lo tocamos, por la sensación histórica de ser ya de
un algo ajeno y los norteamericanos de aquel lado, también sienten los
mismo por tratarse de la época hispana o bien por necesitar traducirse
por estar en el idioma distinto al suyo. De ahí, mi personal impulso en
estas letras, para voltear ahora un poco a aquello que podríamos
perder y que no solo es historia ...es la identidad misma!!!

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