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Todos los das la escuela se abra para dejar entrar la bandada de pibes, lodos los das los
Maestros estaban all, esperndolos.
Por eso, cuando los chicos se enteraron de que estaban invitados a una fiesta, que la, fies -
ta durara todo el da y que habra una enorme torta y sorpresas que no se podan decir, se
pusieron a saltar como si tuvieran resort es.
Otro momento emocionante fue a la tardecita cuando anunciaron la entrada de la torta con
sonido de trompetas. Porque quienes la traan, quienes la sostenan avanzando despacito:
eran los chicos de primero.
Cien velitas encendidas! El papa de Antonio no paraba de sacar fotos. Hubo mucha fuerza para apagarlas,
para cantar y para aplaudir.
Al f i n a l , Li gente de la cooperadora mostro los regalos: una computadora, una red nueva
de voleibol y cien libros para la biblioteca.
Con las primeras estrellas termin la f i e s t a , y la escuela, suspirando, cerr sus ojos. O
habr sido que la fiesta subi hasta las estrellas? quin sabe... I
LAURITA
Haba una vez una cocinera muy glotona que se llamaba Laura. Un da, el
dueo de casa le dijo:
-Hoy viene a cenar mi amigo Diego. Prepara unos pollitos al horno.
Laura encendi el fuego y cocin dos pollos con ajo, pimienta,
organo y papas bien doradas.
-Qu delicia! -pens-. Me los comera yo sola.
Como era la hora de la cena y Diego no llegaba, Laura
miraba los pollos y deca:
-Qu bien huelen! -Y picoteaba un alita con un trocito de
papa.
A Laura se le haca agua la boca mientras
contemplaba la comida.
-Qu bien se ven! Me los comera -pensaba Laura.
Y una patita de aqu, y una pechuguita de all... los pollos
empezaron a desaparecer por la boca de la hambrienta
cocinera.
Apenas haba terminado de tragar el ltimo bocado cuando toc-toc
llamaron a la puerta. Era el invitado.
Laura se puso nerviosa: la cena se haba terminado y no saba
qu hacer. Abri la puerta y le dijo al invitado:
-Vayase enseguida. El seor Luis se volvi loco y quiere cortarle
las orejas.
Como en ese momento el dueo de casa estaba afilando unos cuchillos
para la cena, el invitado oy el ruido y, muy asustado, se fue corriendo.
Entonces, Laura aprovech para ir a ver al dueo de casa, gritando:
-Seor, su invitado se volvi loco! Me rob los pollos y sali corriendo!
-Mi cena! -exclam el amo, y sali corriendo detrs de su amigo,
mientras gritaba:
-Dame uno! Slo uno!
Pero Diego corra y corra, porque quera conservar sus dos orejas...